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CONCEPCIONES TEÓRICAS TRADICIONALES Y CONSTRUCTIVISTAS DE LA ENSEÑANZA DE LA LECTURA Y ESCRITURA
Elaborado por:
Ebelyn Ferrebus 
CI 16.366.007
SAN FRANCISCO, MAYO DE 2023
CONCEPCIONES TEÓRICAS TRADICIONALES Y CONSTRUCTIVISTAS DE LA ENSEÑANZA DE LA LECTURA Y ESCRITURA
LAS CONCEPCIONES
En el campo educativo, las creencias y las concepciones sobre la enseñanza y el aprendizaje, que poseen los docentes han determinado una línea de investigación del pensamiento docente (Wittrock, 1997), la cual ha tenido amplios desarrollos desde diversos enfoques teóricos y metodológicos.
Por lo tanto, se comprenden las concepciones como el conjunto de ideas que han construido las personas sobre un determinado tema o asunto, a partir de sus experiencias y/o teorías revisadas al respecto. Y de acuerdo con Pozo (2008), las creencias se definen como el conjunto de representaciones implícitas que constituyen el conocimiento instintivo. 
Concepción Tradicional
La enseñanza tradicional implica una educación centrada en las acciones y discurso del profesor, en la que el alumno es pasivo y repetidor de discursos escolares. En la corriente activa, los niños son capaces de someter la información recibida a comprobaciones pragmáticas de la realidad. La corriente crítica de la enseñanza concibe al hombre inscrito en un devenir histórico. La visión técnica de la enseñanza se preocupa por elaborar diseños de instrucción muy estructurados y eficaces
La concepción tradicional, plantea que:
· El aprendizaje es un proceso de asociación, una simple relación estímulo respuesta.
· El aprendizaje está subordinado a la enseñanza.
· La maduración es el aporte del sujeto al aprendizaje.
· Los actos de escritura y de lectura son procesos de decodificación.
· El aprendizaje de la lecto-escritura es el resultado del aprendizaje de una serie de habilidades aisladas.
· El aprendizaje de la lectura pasa por dos etapas: la primera implica la decodificación de sonidos y símbolos; la segunda la comprensión.
Por lo tanto, la enseñanza de la lectura desde la concepción tradicional, se centra en la decodificación del código y en el desarrollo de habilidades como la lectura en voz alta. De acuerdo con Jolibert, para leer desde esta perspectiva se debe “aprender primero a identificar letras o sílabas o palabras, para ensamblar en frases u oraciones y finalmente llegar a la comprensión de pequeños textos” (2009; 55). ). En este mismo orden de ideas, Bojacá & Morales, plantean “desde esta concepción, saber leer consiste en descifrar letra por letra el contenido de un escrito, integrar sílabas, juntarlas en palabras y con ellas armar frases para formar finalmente oraciones” (2002; 44). Es decir, se empieza desde las unidades pequeñas “las letras” para llegar a la interpretación de la palabra y posteriormente del texto. El lector es un receptor de la información. En la escuela, la lectura es asumida como un acto individual y silencioso, el docente es quien orienta la lectura para que todos lleguen a la misma interpretación del texto y se da relevancia al sin sentido literal (Rincón, 2003).
En cuanto a la enseñanza de la escritura, la concepción tradicionalista hace referencia a las prácticas pedagógicas que se han diseñado con un esquema mecanicista, en el que prima la repetición, la memorización para su adiestramiento y se desconoce la participación activa del sujeto con el lenguaje antes de llegar a la escuela y el protagonismo en su aprendizaje.
Para conseguir el desarrollo de esta habilidad se plantea la realización de una serie de planas o repeticiones de los mismos trazos, letras y palabras, ya que se estima la ejercitación como proceso esencial para que el sujeto pueda ir mejorando día a día el perfeccionamiento de sus trazos y por tanto la calidad de su escritura. En otras palabras, la escritura es una actividad caligráfica que requiere de un adiestramiento para que el sujeto la vuelva un hábito a partir de su mecanización, hasta que consiga interiorizarla.
Concepción constructivista.
	El modelo constructivista propone una nueva forma de aprender, en la que, el sujeto construye su propio aprendizaje, a través de la asociación de los conocimientos previos con los nuevos, y mediante el dominio de las dimensiones cognitivas, expertos como Piaget, Lev Vigotsky, David Ausubel, exponen la construcción del conocimiento desde el desarrollo natural de los niños, su maduración, e interrelación con el entorno natural, social, personal, que son las que privilegian las competencias personales, pues parten desde los aprendizajes significativos, en donde el estudiante realiza conexiones, asocia sus conocimientos, saberes ya existentes, con los que está adquiriendo, instituyendo así posibilidades para crear y construir sus propios saberes, pasando a ser un constructor y no tan solo un simple receptor, pero siempre con la guía de su profesor, facilitador del proceso enseñanza aprendizaje, en éste, son importantes los puntos de vista de ambos pero lo es más la convergencia de aquellos, en uno solo.
Así el nuevo conocimiento se cimentará en el que aprende, pudiendo aplicarlo a su realidad.
 La capacidad de aprendizaje implica el desarrollo de habilidades cognitivas para resolver problemas y atribuir un significado a aquello que es objeto de estudio, basándose en sus conocimientos e incorporando lo aprendido a sus esquemas conceptuales, readaptando y reorganizando su saber, estableciendo pues, relaciones no arbitrarias entre lo que ya sabe y lo que se desea aprender. Esto conlleva que el alumnado sepa o conozca Qué aprender y Cómo aprenderlo.
La tabla siguiente, muestra tipos de habilidades cognitivas a desarrollar en el proceso Enseñanza/Aprendizaje para que sea verdaderamente significativo, integrando el aprendizaje en las redes memorísticas a partir de la comprensión. 
La concepción constructivista, propone que:
· El sujeto, con sus conocimientos previos, competencia lingüística y experiencias, constituye el centro del proceso de aprendizaje.
· La cooperación entre participantes es un factor fundamental para la construcción del conocimiento.
· Las situaciones de aprendizaje propuestas mantienen una estrecha relación con la función social de la lengua escrita.
· El maestro desempeña el papel de facilitador del aprendizaje.
· El aprendizaje de la lengua escrita ocurre en contextos significativos.
Desde la concepción constructivista, la enseñanza de la lectura es entendida como un proceso cognitivo., “leer es concebido como la construcción de significados a partir de la interacción entre el texto, el contexto y el lector”. Por lo tanto, para leer es necesario tener un objetivo ya que es éste el que guía la forma en que se realizara la lectura, determinará si se lee todo el texto o solo una parte, es un proceso interactivo porque siempre será indispensable la relación que se establezca entre la finalidad de la lectura, los pre-saberes y experiencias del lector y la información que proporciona el texto.
La escritura, desde la concepción constructivista, es considerada un proceso cognitivo. Al respecto, Jolibert (2009) define que “escribir es producir mensajes reales, con intencionalidad y destinatarios reales, es producir textos o mejor dicho, tipos de textos, en función de sus necesidades y proyectos. Por lo tanto, se trata de entrar en lo escrito a través de la vida misma y de los textos en situación, y no a través de ejercicios y de palabras fuera de contexto o de letras aisladas” ( p.57). Es a partir de esta concepción que se empieza a dar otra mirada a la escritura, y por tanto a exigir otras formas de acercamiento al lenguaje escrito en la educación inicial. Solo el comprender cómo funciona el sistema de escritura permitirá a los niños y a las niñas apropiarse de la escritura, al entender que a través de ella representan y trasmiten sus ideas.
Aunquecada niño tiene su propio ritmo de aprendizaje, para poder aprender a leer y escribir deben haber conseguido antes un buen nivel de lenguaje oral y una coordinación de movimientos adecuada. Por esto, se estima que la edad ideal para el aprendizaje de la lectoescritura es en torno a los 6 años. Antes de esta edad, se pueden hacer actividades que faciliten el posterior aprendizaje.
La enseñanza de la lectoescritura (lectura y escritura) debería iniciarse pasada la educación primaria (6 a 12 años) o quizá en el último año de infantil (3, 4, 5 años), pero sólo si vemos que el niño tiene un buen conocimiento de todas las palabras y muestra interés por leer aquello que está escrito.
El problema que se presenta en los colegios es que se intenta llevar al mismo ritmo a todos los alumnos de una clase, lo que resulta frustrante para los niños y causa desánimo en los profesores, ya que el nivel de maduración y desarrollo no es el mismo para todos los niños.

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