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ENSAYO MEDICINA ALÓPATA

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MATERIA:
CIENCIAS DE LA SALUD
ENSAYO:
“MEDICINA ALÓPATA”
INTRODUCCIÓN
El origen de la medicina se remonta prácticamente a la propia aparición del ser humano, y hay muestras evidentes de que ya en esta época se realizaban trepanaciones. Sin embargo los principales avances de la medicina y la historia de la medicina inician desde la antigua Mesopotamia. Aunque en México, con el inicio de los indígenas y hasta la actualidad se ha utilizado la medicina tradicional que se basa en la herbolaria, pero con la evolución humana que con ello conlleva al conocimiento de ser humano y de ahí dan parte de la evolución de la medicina, donde en México, ha sido una transición en el cual la medicina transciende como una ayuda más a la curación de la salud
MEDICINA ALÓPATA
Dentro de México, la evolución de historia de la medicina, es originada con los indígenas, quienes la concepción médica de los antiguos mexicanos estaba inmersa dentro de su cosmovisión, los titicih (plural de médicos entre los aztecas) veían a la enfermedad como un desequilibrio de la dinámica de las funciones del cuerpo y de su relación con el cosmos, es decir su concepción era mágico-religiosa
En este contexto, la Medicina Tradicional Mexicana es un conjunto de recursos terapéuticos alternativos y que se siguen usando hasta la fecha por la mayoría de los mexicanos (para un tercio de ellos es su principal cura). Esta medicina es practicada tanto en la esfera familiar como por curanderos profesionales en sus respectivas comunidades, en el campo como en las ciudades. Los tratamientos incluyen desde hierbas, limpias, ventosas, temazcal y emplastos. La medicina tradicional es reconocida hoy como un recurso fundamental para la salud de millones de seres humanos, un componente esencial del patrimonio tangible e intangible de las culturas del mundo, un acervo de información, recursos y prácticas para el desarrollo y el bienestar, y un factor de identidad. Aunque como toda medicina alternativa, es poco confiable.
El final del siglo XIX y el inicio del siglo XX fueron un parteaguas en la medicina, que se puede agrupar en dos áreas: la práctica médica y la salud pública.
Con la revolución industrial surgió la revolución médica, que siguió el mismo patrón: la creación de aparatos e instrumentos. Esto inició la transformación de la medicina como ciencia y el establecimiento de las especialidades médicas. Los médicos, con aparatos como el oftalmoscopio, el espejo de cabeza, el cistoscopio y los rayos X, podían “ver” dentro del ser humano. Esto hizo que la anatomía sustituyera los antiguos sistemas y se abandonara el concepto humoral de las funciones y las enfermedades. Para entonces, el clínico pensaba y hablaba en términos anatómicos. El mérito de los médicos mexicanos fue adaptarse rápidamente al pensamiento imperante. Ejemplos de ello fueron los doctores Rafael Lucio, Ladislao de la Pascua, Ignacio Alvarado y Miguel Jiménez, quienes realizaron numerosas necropsias.
Concluyó el siglo XIX con la introducción de la antisepsia y las prácticas asépticas como acontecimientos notables para la salud y bienestar del hombre; los líderes en México fueron los doctores Eduardo Liceaga y Ricardo Vértiz, este último introdujo el concepto de asepsia al Hospital Juárez en 1880.
Con el inicio del siglo XX, en el medio internacional la historia de la medicina avanza hacia su institucionalización; gracias a la iniciativa del pionero en la historia de la medicina Theodor Puschmann, surge el primer Departamento de Historia de la Medicina fundado en la Universidad de Leipzig en 1905. . En el ámbito de América Latina, dicho proceso de institucionalización trasciende con los primeros esfuerzos que se concretan en:
1) Creación de cátedras formales de historia de la medicina
2) Fundación de instituciones y sociedades académicas dedicadas a la historia médica
3) Edición de publicaciones periódicas especializadas en el tema
Al mismo tiempo, empieza a estudiarse la historia de la medicina de la región a través de la investigación en acervos documentales poco conocidos y explorados hasta entonces, así como la publicación de bibliografías, y trabajos de carácter biográfico fundamentalmente. Considerando estos antecedentes, a partir de la tercera década del citado siglo, en el medio mexicano se observa que la actividad de los médicos historiadores –es decir aquéllos interesados por la historia de su profesión– empieza a tener mayor desarrollo, sentando las bases para que la historia de la medicina se constituyera en una disciplina independiente, lo que tendrá lugar a fines de los años cincuenta.
Esta experiencia alimentó la tradición que nuestro país tenía respecto a los estudios sobre el pasado de la medicina –realizados principalmente por los médicos– con lo que a partir de la tercera década del siglo se observa un paulatino incremento de las publicaciones en este campo. Seguramente, dicha interacción con el extranjero, incidió con el ejemplo, para que en México se concretara la creación de un Departamento dedicado a la enseñanza de la historia de la medicina, incorporada al plan de estudios vigente de la carrera de médico cirujano, así como la integración de la Sociedad de Historia de la Medicina, ámbitos en los que se promueve el estudio y difusión de la materia. Los espacios de organización gremial, tanto la Academia Nacional de Medicina como la Mexicana de Cirugía también habían abierto sitiales dedicados a la historia de la medicina y de la cirugía respectivamente.
CONCLUSIÓN
La salud pública mexicana se modernizó en el siglo XIX y se incorporó al concierto mundial en el siglo XX. Durante la primera mitad del siglo pasado la caridad, como función de la iglesia en materia de salud, fue sustituida por el principio juarista de beneficencia pública como obligación del estado hacia la sociedad. A partir de la Revolución nació el precepto de asistencia pública. En nuestros días la salubridad, la asistencia y la seguridad social se conjugan en el concepto de medicina institucional. La historia de la salud pública mexicana corre paralela a la historia del país dependiendo de las circunstancias políticas, económicas, sociales e incluso culturales. Actualmente los medios de información y el mayor nivel de escolaridad empujan a la población mexicana a exigir mejores y más servicios de salud. Se valora la posibilidad de perder la salud y no se admite con naturalidad la enfermedad ni el dolor. Aunque se acepta que el cuidado a la salud es un derecho universal no se puede ignorar que la atención, el tratamiento e incluso el pronóstico están socialmente condicionados.

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