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Integración de actividad física La integración de la actividad física en programas de manejo del estrés ofrece numerosas implicaciones prácticas que pueden beneficiar tanto a nivel individual como en entornos laborales y comunitarios. El ejercicio físico no solo promueve la salud física, sino que también desempeña un papel crucial en la gestión de la tensión y el estrés. A nivel individual, la actividad física regular puede convertirse en una herramienta poderosa para hacer frente al estrés. Integrar la actividad física en la rutina diaria puede ayudar a las personas a canalizar su energía y emociones de manera positiva, proporcionando un alivio natural al estrés acumulado. Esto se aplica tanto a actividades aeróbicas como correr, nadar o andar en bicicleta, como a ejercicios de fuerza, como el levantamiento de pesas o las clases de yoga. Las directrices y recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) son fundamentales para promover un estilo de vida saludable a través de la actividad física en diferentes grupos de edad y poblaciones específicas. A continuación se presentan resúmenes de las recomendaciones de la OMS para cada grupo: Para los menores de 5 años: Los lactantes deben realizar actividades físicas varias veces al día, incluyendo juegos interactivos en el suelo y tiempo boca abajo. Se debe evitar retener a los lactantes por períodos prolongados y limitar el tiempo frente a una pantalla. La lectura y narración de cuentos son beneficiosas durante los momentos sedentarios. Los lactantes necesitan de 14 a 17 horas de sueño reparador diario. Para niños de 1 a 2 años: Deben participar en diferentes tipos de actividades físicas durante al menos 180 minutos al día, incluyendo actividades moderadas a intensas. Se recomienda limitar el tiempo frente a una pantalla y evitar estar sentados por períodos prolongados. La lectura y narración de cuentos son beneficiosas durante los momentos sedentarios. Necesitan de 11 a 14 horas de sueño reparador diario. Para niños de 3 a 4 años: Deben realizar actividades físicas durante al menos 180 minutos al día, incluyendo al menos 60 minutos de actividad física moderada a intensa. Es importante evitar estar retenidos por períodos prolongados y limitar el tiempo frente a una pantalla. La lectura y narración de cuentos son beneficiosas durante los momentos sedentarios. Necesitan de 10 a 13 horas de sueño reparador diario. Para niños y adolescentes de 5 a 17 años: Deben dedicar al menos 60 minutos al día a actividades físicas moderadas a intensas, principalmente aeróbicas. Se deben incluir actividades que fortalezcan los músculos y huesos al menos tres veces por semana. Se recomienda limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias y el tiempo frente a una pantalla. Para adultos de 18 a 64 años: Deben realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 a 300 minutos por semana, o actividades físicas aeróbicas intensas durante al menos 75 a 150 minutos por semana. Se deben realizar actividades de fortalecimiento muscular moderadas o intensas que ejerciten todos los grupos musculares principales al menos dos días por semana. Se recomienda limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias. Para adultos de 65 años en adelante: Se aplican las mismas recomendaciones que para los adultos. Se recomienda enfocarse en actividades que mejoren el equilibrio funcional y el entrenamiento de la fuerza muscular para mejorar la capacidad funcional y prevenir caídas. Para mujeres durante el embarazo y el puerperio: Se recomienda realizar actividades físicas aeróbicas moderadas durante al menos 150 minutos por semana, incorporando variedad de actividades aeróbicas y de fortalecimiento muscular. Se debe limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias. En entornos laborales, la implementación de programas que fomenten la actividad física puede ser beneficiosa tanto para los empleados como para las organizaciones en general. La realización de pausas activas durante la jornada laboral, que incluyan ejercicios de estiramiento o breves caminatas, puede ayudar a reducir la tensión acumulada y mejorar el enfoque y la productividad. Además, la promoción de actividades físicas grupales, como clases de ejercicio o competiciones deportivas, puede fortalecer el sentido de comunidad y el trabajo en equipo, creando un entorno laboral más saludable y cohesionado. A nivel comunitario, integrar la actividad física en programas de manejo del estrés puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de la población. La creación de espacios públicos seguros y accesibles para la práctica de deportes y actividades físicas fomenta la participación activa de la comunidad. Organizar eventos deportivos, caminatas grupales o programas de ejercicio al aire libre puede fortalecer los lazos sociales y brindar a las personas la oportunidad de compartir experiencias positivas mientras mejoran su bienestar físico y mental. Es importante destacar que la integración efectiva de la actividad física en programas de manejo del estrés requiere de un enfoque multidimensional. Además de la promoción del ejercicio físico, es fundamental abordar otros aspectos relacionados con la gestión del estrés, como la educación en técnicas de relajación, la conciencia plena y la promoción de estilos de vida saludables en general. La combinación de estas estrategias puede potenciar los beneficios y proporcionar un enfoque holístico para el manejo del estrés. La integración de la actividad física en programas de manejo del estrés a nivel individual, laboral y comunitario puede tener implicaciones prácticas significativas. Desde el alivio del estrés a nivel individual, pasando por la mejora del clima laboral y la promoción de la cohesión comunitaria, el ejercicio físico ofrece una herramienta efectiva y accesible para mejorar el bienestar mental y emocional. Al combinar la actividad física con otras estrategias de manejo del estrés, se puede lograr un enfoque integral que beneficie a las personas en todos los aspectos de sus vidas.
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