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Nutrición El rendimiento deportivo y los resultados deseados son objetivos clave para los deportistas. Para lograr estos objetivos, utilizan diversas tácticas durante el entrenamiento, técnicas de recuperación y apoyo nutricional. Sin embargo, durante la actividad física, se producen cambios en la masa corporal debido a la pérdida de agua a través de la respiración y el sudor, lo que puede afectar la homeostasis del volumen intra y extracelular del organismo. Por lo tanto, es importante tener en cuenta la nutrición adecuada para optimizar el rendimiento deportivo. La dieta de un deportista tiene un impacto significativo en su salud, peso corporal y composición corporal, así como en la disponibilidad de sustratos, el tiempo de recuperación después del esfuerzo y el rendimiento en general. Una ingesta energética adecuada permite al deportista mantener un peso corporal apropiado para un rendimiento físico óptimo y maximizar los efectos del entrenamiento. Además, la alimentación juega un papel esencial en todas las etapas del deporte, como la competición, la recuperación y el descanso. La deshidratación es otro factor que puede afectar negativamente el rendimiento deportivo. El consumo de líquidos antes, durante y después de la competición es fundamental para hacer frente a la deshidratación y mantener el volumen sanguíneo, así como los sistemas cardiovascular y termorregulador en óptimas condiciones. Además, suministrar carbohidratos después del ejercicio físico promueve un aumento en los niveles de glucosa e insulina, lo que asegura la reposición del glucógeno en los músculos y el hígado. Alimentación La nutrición en el deportista debe tener en cuenta las necesidades energéticas, que se calculan considerando diversos componentes y factores como la composición corporal, el crecimiento, la tasa metabólica basal, el efecto térmico de los alimentos, el ejercicio y la actividad física voluntaria y espontánea. La ingesta calórica diaria recomendada para un deportista debe mantener el peso óptimo para un rendimiento adecuado y maximizar los efectos del entrenamiento. Para los deportistas que entrenan durante más de 75-90 minutos al día, se recomienda una ingesta de 45-50 kcal/kg de peso corporal al día. En cuanto a los macronutrientes, los hidratos de carbono son la principal fuente de energía para el cuerpo, especialmente durante ejercicios de mediana y alta intensidad. El consumo recomendado de hidratos de carbono para un deportista es del 55-65% de la ingesta calórica total, ajustado a 5-7 g/kg de peso corporal al día para reemplazar la pérdida causada por el entrenamiento diario. En casos de entrenamientos de resistencia extremos o múltiples sesiones en un corto período de tiempo, se requiere una ingesta de 7-10 g/kg de peso corporal al día para la reposición del glucógeno muscular y hepático. En cuanto a las proteínas, los deportistas suelen requerir un mayor consumo en comparación con las personas sedentarias (0.8-1-2 g/kg de peso corporal). La ingesta recomendada de proteínas para un atleta es de 1.2-2 g/kg de peso corporal al día. Durante periodos de entrenamiento intenso o restricción de energía, puede ser ventajoso aumentar el consumo de proteínas para prevenir la pérdida de masa magra. En cuanto a los lípidos, se recomienda que representen del 20 al 30% de la ingesta energética total. Durante el entrenamiento, se produce una mayor oxidación de grasas, pero es importante evitar un consumo excesivo de ácidos grasos poliinsaturados, ya que pueden ser más susceptibles a la peroxidación lipídica. Los ácidos grasos monoinsaturados son ideales, ya que proporcionan energía rápida y son cardiosaludables. En cuanto a los micronutrientes, las vitaminas y los minerales desempeñan un papel fundamental en diversas funciones orgánicas y rutas metabólicas. El entrenamiento aumenta los requerimientos de micronutrientes debido a su pérdida. Los deportistas que restringen la ingesta de energía o siguen prácticas dietéticas extremas corren un mayor riesgo de deficiencias de micronutrientes. La nutrición desempeña un papel crucial en el rendimiento deportivo. Los deportistas deben asegurarse de cubrir sus necesidades energéticas, consumir los macronutrientes adecuados (hidratos de carbono, proteínas y lípidos) en las proporciones recomendadas, y garantizar una ingesta adecuada de vitaminas y minerales para satisfacer las demandas del entrenamiento y promover una óptima recuperación y rendimiento. Hidratación El cuerpo humano está compuesto aproximadamente por un 60% de agua, aunque este porcentaje puede variar según el porcentaje de grasa corporal. Una persona promedio de 70 kg tiene alrededor de 42 litros de agua en su cuerpo. Los deportistas masculinos, que tienen más masa muscular, suelen tener mayor contenido de agua debido a que el músculo es rico en agua en comparación con el tejido adiposo. El volumen de líquido en el cuerpo se renueva constantemente a través de diversos mecanismos para mantener un equilibrio entre la ingesta y la eliminación de agua. La ingesta diaria total de agua proviene de diferentes fuentes, como los fluidos (60%), los alimentos (30%) y el metabolismo del cuerpo (10%). En un adulto sedentario, el consumo de agua normal es de 1 a 3 litros al día, que se pierden a través de la evaporación del sudor y otras formas de pérdida de agua insensible. La hidratación adecuada es esencial para optimizar el rendimiento deportivo. Durante la actividad física, el cuerpo pierde agua y electrolitos a través del sudor, lo que afecta el equilibrio del organismo. Las bebidas hidratantes, como las bebidas isotónicas y las bebidas de recuperación, son importantes para restablecer la homeostasis del cuerpo y reponer el agua y los electrolitos perdidos. La sudoración es un mecanismo importante para regular la temperatura corporal. Durante el ejercicio, la tasa de sudoración puede variar según el tipo de deporte y las condiciones ambientales. En algunos deportes, como el tenis o el fútbol en verano, la tasa de sudoración puede ser superior a 2 litros por hora. Cuando la tasa de sudoración supera el 2% del peso corporal, puede afectar el rendimiento deportivo y aumentar el riesgo de lesiones. La deshidratación ocurre cuando no se repone adecuadamente el líquido perdido. Los síntomas iniciales de la deshidratación incluyen sudoración excesiva, dolor de cabeza, náuseas e inestabilidad. A medida que la deshidratación empeora, pueden aparecer calambres musculares, apatía, debilidad, desorientación y disminución del rendimiento físico. La deshidratación severa puede llevar al agotamiento y al golpe de calor, lo que se manifiesta con un aumento de la temperatura corporal, falta de sudoración e inconsciencia. La reposición de líquidos debe comenzar al finalizar el ejercicio, y el objetivo es restablecer la función cardiovascular, muscular y metabólica mediante la corrección de la pérdida de líquidos y solutos acumulados durante el ejercicio. Si la pérdida de peso durante el entrenamiento o competición ha sido superior al 2% del peso corporal, se recomienda beber aunque no se tenga sed y aumentar la ingesta de alimentos salados. Para cubrir el líquido eliminado por el sudor y la orina, se recomienda ingerir entre el 110% y el 150% de la pérdida de peso en las primeras seis horas después del ejercicio. Las bebidas hidratantes tienen una composición específica para facilitar la absorción rápida de agua y electrolitos. Suelen contener una combinación de carbohidratos (como glucosa y fructosa) para proporcionar energía, sales minerales (como sodio, potasio y magnesio) para reponer los electrolitos perdidos y mejorar la función muscular, y agua para restablecer los niveles de hidratación. Además, algunas bebidas también contienen pequeñas cantidades de proteínas y antioxidantes para ayudar en la recuperación muscular y combatir el estrésoxidativo. Es importante tener en cuenta que no todas las bebidas son igualmente efectivas para la hidratación. Al elegir una bebida hidratante, es recomendable buscar aquellas que sean isotónicas, lo que significa que tienen una concentración de solutos similar a la del plasma sanguíneo. Esto favorece una absorción más rápida y una rehidratación eficiente. Además de las bebidas hidratantes, es esencial mantener una ingesta adecuada de agua durante todo el día. Incluso en situaciones de reposo, el cuerpo continúa perdiendo agua a través de la respiración, la transpiración insensible y la eliminación de líquidos corporales. Por lo tanto, es recomendable beber agua regularmente, incluso cuando no se sienta sed, para mantener un estado de hidratación óptimo. Es importante tener en cuenta que las necesidades de hidratación pueden variar según el individuo, el nivel de actividad física, la temperatura ambiente y otros factores. Algunas personas pueden requerir más líquidos que otras para mantenerse adecuadamente hidratadas. Además, es fundamental escuchar las señales del cuerpo y beber líquidos antes, durante y después del ejercicio para asegurar una hidratación adecuada.
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