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ISSN 1870-3186 México $25.00 EUA $5.00 Europa €3.75 Historia del piano La primera célula viva artificial Biología sintética Ecosistemas Protección y restauración La realidad que no vemos Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. Año 12 • Julio 2010 Artículos Secciones www.comoves.unam.mx Ilustración: Raúl Cruz 3 De entrada Estrella Burgos 4 De ida y vuelta Cartas de nuestros lectores 5 Ráfagas Noticias de ciencia y tecnología Martha Duhne 7 Ojo de mosca ¿Vida artificial? Martín Bonfil Olivera 8 Investigaciones insólitas Sociología de las agujetas desatadas Marc Abrahams 9 Al grano Mónica Genis Chimal 15 ¿Quién es? Víctor Manuel Cruz Atienza Concepción Salcedo Meza 34 Aquí estamos Transgénicos. ¿Sí o no? Leonardo Céspedes 35 Diario de un museo ¿Cómo anda tu olfato? Norma Corado, Marco Guarneros y Claudia Hernández 36 Retos Amor en equilibrio Antonio Ortiz 37 ¿Qué hacer? ¿Adónde ir? Mónica Genis Chimal 38 ¿Qué leer? Juan Tonda y Lourdes Torres Camargo 39 Mira bien Hombres de cámara y montaje José Manuel García Ortega 40 En broma Sidney Harris 10 Biología sintética: la primera célula viva artificial Un hito en lo que se conocerá como la era de la biología molecular y que podría tener un impacto mayor o equivalente al descubrimiento y desarrollo de la energía atómica. Miguel Ángel Cevallos 16 El piano: tecnología al servicio de la música Una historia que va del clavecín de salterio y el harpsicordio al complejo instrumento que conocemos hoy. José de la Herrán 20 Diseños naturales Erica Torrens 22 Lo que el ojo no vio Es mucho lo que se oculta a nuestra mirada, pero hemos logrado detectarlo con sofisticados instrumentos. Beata Kucienska 26 Así fue… En busca del metro La saga de dos científicos y expedicionarios que se dieron a la tarea de medir la distancia entre dos ciudades para proporcionarnos lo que hoy llamamos metro. Daniel Martín Reina 30 Ecosistemas: protección y restauración Las dificultades de preservar nuestro entorno ambiental, no sólo para sobrevivir sino para tener una mejor calidad de vida. Patricia Manzano Fischer y Rurik List Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. Los artículos firmados son responsabilidad del autor por lo que el contenido de los mismos no refleja necesariamente el punto de vista de la UNAM. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa de los editores. ¿Cómo ves?, Publicaciones UNAM, es una publicación men- sual numerada de la Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la UNAM. Editora responsable: Estrella Burgos Ruiz. Reserva de derechos al uso exclusivo del título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor de la Secretaría de Educación Pública 04-2002-073119042700-102. Certi- ficado de licitud de título 10596, Certificado de licitud de contenido 8048, expedidos por la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. ISSN 1870-3186. Impreso en: Roma Color, S.A de C.V. Pascual Orozco # 70, Barrio San Miguel, Delegación Iztacalco, C.P. 08650, RFC RCO000614 GI2, tel: 30675800. Distribución en el D.F.: Unión de Voceadores y Expen dedores del D.F., Despacho Enrique Gómez Corchado, Humboldt 47, Col. Centro, México D.F. C.P 06040, tel: 55 10 49 54. Tiraje: 20 000 ejemplares. Toda correspondencia debe dirigirse a: Dirección General de Divulgación de la Ciencia, Subdirección de Medios de Comunicación, Circuito Mario de la Cueva s/n, Ciudad Uni- versitaria, Delegación Coyoacán, C.P. 04510, México, D.F., Tel.: 56 22 72 97 Fax: 56 65 22 07 comoves@universum.unam.mx Rector José Narro Robles Secretario General Sergio Alcocer Martínez de Castro Secretario Administrativo Juan José Pérez Castañeda Coordinador de la Investigación Científica Carlos Arámburo de la Hoz Director General de Divulgación de la Ciencia René Drucker Colín Coordinador de Medios Ángel Figueroa Perea Subdirector de Medios Escritos Juan Tonda Mazón Editora Estrella Burgos Asistente Editorial Isabelle Marmasse Jefa de Redacción Gloria Valek Coordinador Científico Sergio de Régules Diseño Atenayhs Castro Asistente de diseño Abel Rodríguez Asesoría Alicia García Bergua, Martín Bonfil Contenidos digitales Mónica Genis Colaboración especial Jesica Ibarra, Sandra Barrón Comercialización María Gabriela García Cisneros Suscripciones Guadalupe Fragoso Consejo Editorial Rosa María Catalá, José Antonio Chamizo, Luis Estrada, Julieta Fierro, José de la Herrán, Agustín López Munguía, Luis Alberto Vargas Año 12, número 140, julio 2010 3¿cómoves? Cuesta seguirle el paso a la ciencia: todos los días hay avances que se dan a conocer en miles de revistas especializadas. Pero no es tan frecuente que podamos atestiguar un logro asombroso, un partea- guas en la historia de una disciplina científica. Eso fue lo que ocurrió el pasado 20 de mayo, cuando un equipo de investigadores anunció en la revista Science, una de las más importantes del mundo, que había conseguido construir un genoma sintético y trasplantarlo con éxito a una célula bacteriana. En el artículo de portada, Miguel Ángel Cevallos, experto en genómica, refiere los detalles de la investigación que hizo posible tal hazaña y explora sus posibles consecuencias. ¿Estamos a las puertas de conseguir un sueño tan anhelado como temido: la creación de organismos artificiales? De ser así, ¿qué podríamos hacer con estos organismos? Y no menos importante: ¿cuáles son las implicaciones éticas que la sociedad en su conjunto debe considerar? Además de destacadísimo ingeniero y divulgador de la ciencia, José de la Herrán es muy buen pianista. Aquí conjuga las tres cosas para con- tarnos cómo llegó el piano a ser el instrumento que conocemos hoy, en una narración que es, sobre todo, la de la tecnología al servicio de la música. En la sección “Así fue”, Daniel Martín Reina desempolva una historia con tan- tas peripecias que se antoja increíble si no fuera porque está muy bien documen- tada: la de la medición de un pedazo de meridiano con el fin de establecer un patrón de medida universal, el metro. En medio de una revolución, dos intrépidos franceses se lanzaron a los caminos con sus instrumentos topográficos y a lo lar- go de varios años hubieron de enfrentar no sólo las inclemencias del tiempo, tam- bién la furia de turbas enardecidas, problemas de salud y rivalidades. Beata Kucieńska escribe sobre las cosas que el ojo humano no puede ver: las ondas electromagnéticas que no caen en el rango de la luz visible y forman parte de una realidad amplísima. Nos dice también cómo he- mos llegado a detectarlas y el tipo de informa- ción que proporcionan. Patricia Manzano Fischer y Rurik List rea- lizan un trabajo muy arduo, que toma años. Ellos se dedican a restaurar ecosistemas. Como parte de las celebraciones del Año In- ternacional de la Diversidad Biológica, nos presentan un artículo que aborda tanto las amenazas a los ecosistemas como las mane- ras de protegerlos. También cuentan su expe- riencia en la Reserva de la Biosfera de Janos, en el norte deChihuahua —a la que han traído hurones y bisontes para reemplazar a los que desaparecieron de la zona hace décadas—, y nos recuerdan que, en materia de ecosistemas, más vale conservar que restaurar. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?4 comoves@universum.unam.mx ¿Tienes comentarios o sugerencias sobre la revista? Escríbenos a comoves@universum. unam.mx. Aquí publicaremos tus cartas. También puedes enviar preguntas sobre cuestiones científicas. localizará un experto científico universitario que te dará la respuesta. Material perfecto Recibí hace algunos años un ejemplar de ¿Cómo ves? y desde entonces los sigo en línea, pero siempre me quedo con ganas de leer artículos que no están disponibles. Pienso que el len- guaje sencillo y coloquial que utilizan anima mucho más a los jóvenes a leer, ya que los libros que se utilizan en pro- gramas oficiales no les interesan, no los entienden y no tienen “dibujitos,” como dicen ellos. Creo que éste es el mate- rial perfecto para que dejen de hojear los diccionarios visuales y, de hecho, lean. Además, resulta muy útil para las materias de tecnologías y talleres; tam- bién para física, matemáticas, química y biología. Gracias y sigan así. Profesora Dinnorah Díaz Andrade Secundaria Técnica Octavio Paz Querétaro, Qro. ¿Carne o no carne…? ¿Por qué tanta inquina contra el con- sumo de carne? (¿Cómo ves?, No. 136). Me parece que para evitar el calenta- miento global sería más útil, entre otras muchas actividades, fomentar inten- samente la reforestación en nuestras selvas, bosques y ciudades (y luego cuidarlos, protegerlos) o desincentivar el uso del automóvil. Como refuerzo a mi comentario diré que en uno de sus “Diarios de un museo”, se asienta que algunos científicos aseguran que nuestro cerebro se desarrolló desde que somos carnívoros pero, además, ¿quién puede resistirse a un sirloin a las brasas o a una arrachera asada con leña de encino? En otro árticulo, “¡Corre, homo, corre!” de Gertrudis Ururchurtu, se habla de los Tarahumaras y de que su dieta prácticamente no contiene carne. Sobre la increíble etnia tarahumara, lo correcto es llamarlos rarámuris. Además de ser asombrosos atletas, los rarámuris tienen una filosofía de vida que deberíamos aplicar nosotros, los “civilizados”. No todos viven en cuevas; algunos construyen cabañas y albergues. Lo de cazar conejos, linces y liebres hasta cansarlos es leyenda urbana (o rural en este caso), pero es un hecho que son muy resistentes y fuertes. Su dieta en la última carrera, el Ultramaratón, consistió en plátano y pinole y por supuesto obtuvieron los primeros lugares. Jesús Antonio Clavé (Carta resumida) El doctor Agustín López Munguía, autor del artículo “Un día sin carne”, res- ponde: Al Sr. Clavé le parece inquina la muy moderada propuesta de dejar de comer carne un día a la semana y propone lo que le parecen medidas más útiles. La gran diferencia es que dudo mucho que él o yo o muchos de los lectores de ¿Cómo ves? podamos dedi- carnos a reforestar el país; en cambio, sí podemos dejar de comer carne uno, varios, o muchos días de la semana. También podemos dejar de usar el auto como propone, pero es más fácil dejar de comer carne. Si podemos llevar a cabo ambas acciones sería maravilloso. Pero el centro del artículo es que contribuyen más al calentamiento global las vacas que los coches. El Dr. Pat Brown, del Howard Hughes Medical Institute, leyendo el mismo docu- mento de la FAO en que se basa el artí- culo de ¿Cómo ves? intuye: “Si me dirijo a alguien que está haciendo cola en un McDonald’s y le digo que no compre una hamburguesa porque es equivalente a viajar 120 millas en coche, lo más seguro es que me mande a volar”. Por lo mismo el Dr. Brown propone cobrar un impuesto ambiental a la carne: “Si el precio de una hamburguesa subiera de un dólar a $2.50, quizá tendríamos un mayor impacto benéfico en el medio ambiente” (www.hhmi.org/bulletin/may2010/pers- pectives/meatless.html). Él piensa que es más fácil cambiar a la industria y al sistema económico que al público. El asunto es que si no aprendemos a resistir el sirloin a las brasas, ya no habrá sirloin para nuestros hijos. Enciclopedia de las ciencias y la tecnología En la sección “¿Qué leer?” del No. 139, Alejandra Alvarado Zink comentó que la Enciclopedia de las ciencias y la tecnolo- gía en México constará de nueve tomos pero sólo hace referencia al primero. Estoy muy interesada en conocer los títulos de los otros tomos y cuál será su periodicidad, así como dónde pueden adquirirse. Gracias por su atención y mi reconocimiento y felicitación a todos ustedes por esta revista tan deleitosa. Rosa Angélica Lucio Profesora-investigadora Universidad Autónoma de Tlaxcala Alejandra Alvarado, autora de la reseña, responde: COSMOS, Enciclopedia de las ciencias y la tecnología en México consta de nueve tomos que abarcan diversas disciplinas: biología, química, ingeniería, física, matemáticas, medicina, ciencias de la Tierra, geografía, ciencias sociales y humanidades. Los tomos I Biología, II Química y III Matemáticas pueden adquirirse en las librerías de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), principalmente en la de la UAM Iztapalapa, y tienen un costo aproximado de $400.00 pesos. Los primeros dos tomos se pueden consultar en la página www.izt.uam.mx/cosmosecm. Número especial Quisiera solicitarles un número especial de la revista con motivo del Año Inter- nacional de la Química a celebrarse en 2011. Espero tomen en cuenta mi solicitud. Muchas gracias. Moisés Córdova Gómez Agradecemos su carta y le informamos que tenemos contemplados varios artícu- los que se incluirán como parte del Año Internacional de la Química. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 5¿cómoves? Martha Duhne Backhauss Emiliano Gallaga, del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Bruce Ba- chand, de la Universidad Brigham Young de Utah, y Lynette Lowe, de la Universidad Nacional Autónoma de México, descubrie- ron dentro de una pirámide una tumba que podría ser la más antigua de Mesoaméri- ca, en la zona arqueológi- ca de Chiapa de Corzo, en el estado de Chiapas. Los estudios preliminares de la excavación revelan que los entierros tienen una antigüedad aproximada de 2 700 años. El entierro per- tenece al grupo cultural zo- que, cultura poco conocida que en la época prehispá- nica ocupó un extenso te- rritorio. “De esa época hay poca evidencia de ocupa- ción en otros sitios. El más importante es La Venta, en Tabasco. Sabemos que los entierros dentro de pirámides eran comu- nes en las ciudades del clásico maya, pero este hallazgo revela que ya ocurrían entre 1 000 y 1 500 años atrás, un milenio antes de lo que se creía”, destacó Lowe. El hallazgo consiste en una cámara fune- raria de 4 x 3 metros, con un anexo, ubica- da dentro de una pirámide que debió tener entre seis y siete metros de altura. En el inte- rior se encontraron los restos óseos de dos individuos, un hombre y una mujer, cubiertos de pies a cabeza con un pig- mento rojo, rodeados de miles de cuentas de jade talladas en forma de monos, cocodrilos y calabazas, así como perlas, conchas y caracoles prove- nientes del Golfo de México y del Océano Pacífico. En el in- terior de la boca, cubierta con piezas de obsidiana del centro de México, los cuerpos tenían adornos de jade y pirita. Estaban rodeados de ofrendas a los dioses: piezas de cerá- mica, hachas rituales, espejos de pirita y una máscara de estuco pintada de rojo. De acuerdo con losinvestigadores, sin duda se trata de personas de la nobleza. En la misma tumba se encontraron los huesos de un niño pequeño y un adulto, probable- mente sacrificados. Algunos de los artículos, como la cerámi- ca, son idénticos a los que se han localiza- do en La Venta, de origen olmeca, una de las civilizaciones más antiguas de América. Pero los esqueletos no tenían los adornos que generalmente se utilizaban en entie- rros de esa cultura y las paredes de piedra y arcilla, así como el techo de madera, son de estilo zoque. Esta tumba es una ventana que nos ayudará a entender cómo y cuán- do esta cultura emergió de la olmeca. Esta investigación se llevó a cabo con respaldo financiero del INAH, la National Geographic Society, el Programa Fulbright-García Robles y donadores privados. Encuentran la tumba más antigua de Mesoamérica La creciente demanda de animales exóti- cos, principalmente en Estados Unidos y Europa, provoca en Guatemala un aumen- to del tráfico ilegal de estas especies, al- gunas en peligro de extinción. El lugar más afectado es el Petén, en la frontera con México, área protegida con una superficie de 2.1 millones de hectá- reas. Por la falta de recursos para ejercer un control eficaz y la demanda que tienen ciertas especies, la zona se ha converti- do en un paraíso de los contrabandistas. El Petén alberga uno de los bosques tro- picales más grandes de América, con una gran cantidad de sitios arqueológicos de la cultura maya. A finales del mes de marzo del presente año, el gobierno guatemalteco canceló la licencia de exportación a la compañía Zoo- servicios, tras seguir una investigación que tomó varios meses. En diciembre de 2009, el Servicio de Pesca y Vida Silvestre esta- dounidense avisó al Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CNAP) de Guatemala de un cargamento dirigido a la empresa Bruce Edelman Reptiles Imports and Exports, con sede en Miami. Al revisar el envío, se des- cubrió que se trataba de 300 iguanas ver- des, tortugas, ranas y tarántulas, todas en peligro de extinción. Las iguanas verdes ha- bían nacido en cautiverio y su exportación es legal, pero la del resto de los animales no. La investigación realizada por el CNAP reveló que entre noviembre de 2008 y abril de 2009 la empresa Zooservicios había importado a Miami 5 112 animales, todos de forma ilegal. Actualmente en Guatemala se encuentran en riesgo de extinción 1 600 especies de flora y 740 de fauna. En este país centroamericano, las espe- cies más solicitadas son las iguanas ver- des y las del desierto, las ranas de ojos rojos y verdes, además de serpientes, ta- rántulas y tortugas. A nivel mundial, el trá- fico de especies silvestres constituye el tercero en importancia, después del de drogas y el de armas. Las personas que compran animales sil- vestres no son conscientes del daño al am- biente que implica su captura y transporte desde sus lugares de origen, el maltrato de que son objeto y los altos índices de mortalidad (por ejemplo, la única manera de atrapar a una cría de mono es matando a su madre) en cada cargamento. Animales en peligro: productos de exportación Osamenta de una mujer, hallada en Chiapa de Corzo, Chiapas. Fo to : © B ru ce B ac ha nd B YU -IN AH Fo to : An th on y B ro w n Iguana iguana. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?6 El Consejo Internacional de Coordinación del Programa del Hombre y la Biosfera de la UNESCO añadió 13 nuevos sitios y cinco extensiones en 15 países a la Red Mundial de Reservas de la Biosfera, que ahora su- man 564 sitios en 109 países. De éstos, tres son mexicanos: Nahá-Metzabok, en Chiapas, Islas Marías, frente a las costas de Nayarit, y Los Volcanes, que comparten los estados de México, Puebla, Tlaxcala y Morelos. Nahá-Metzabok se ubica en la Selva La- candona, considerada la región de mayor importancia biológica de toda Norteaméri- ca. Esta reserva alberga ecosistemas muy diversos, que van de bosques de pino y pantanos, hasta selvas altas perennifolias. Se estima que en esta región, que repre- senta sólo el 0.4% del territorio nacional, habita el 48% de las especies de aves, el 33% de murciélagos, el 11% de reptiles y el 25% de los mamíferos con los que cuen- ta el país. Nahá-Metzabok se considera de importancia internacional porque es hogar de especies vulnerables, en peligro o en peligro crítico, entre otros el mono aulla- dor y el mono araña, el oso hormiguero, Tres nuevas reservas de la biosfera en México felinos como el ocelote, el jaguar y el tigri- llo, la iguana común, la boa y el cocodrilo, así como varias especies de aves. Preser- var el lugar es importante también porque las etnias lacandonas que ahí habitan es- tán catalogadas entre las más amenaza- das del país. Las Islas Marías, el segundo sitio apro- bado como reserva de la biosfera, es un archipiélago de cuatro islas: María Madre, María Magdalena, María Cleofas y el Islote San Juanito. En ellas se encuentran nume- rosas especies endémicas de flora y fauna y ecosistemas terrestres y marinos con una elevada riqueza biológica y en buen estado de conservación. Ahí se han identificado 430 especies vegetales y tres de anfibios, tres de tortugas (dos marinas y una terres- tre), cinco de lagartijas, 14 serpientes, 15 de mamíferos y 169 de aves. La reserva de Los Volcanes incluye dos de las montañas más altas y conocidas de México, el Iztaccíhuatl (de 5 280 metros de altitud) y el Popocatépetl (de 5 542 metros). La zona es área natural protegida desde 1935, una de las primeras de México. La vegetación de sus bosques se compone de pinos, oyameles, zacatones y flores diver- sas. La fauna la integran conejos, el zaca- tuche o teporingo (endémico de la zona), zorrillos, ardillas, tuzas, la zorra gris, el gato montés, coyotes, el venado de cola blanca y 29 especies de aves. Además, esta zona provee importantes servicios ambientales, como suministrar agua a la región más po- blada del país. Las reservas de la biosfera son áreas que funcionan como laboratorios para la conservación de la biodiversidad y el desa- rrollo sustentable. Con las nuevas incorpo- raciones, México cuenta ya con 40 reservas en esta red mundial, lo que coloca al país en el tercer lugar, junto con España. En un estudio que tomó más de 10 años, Kongming Wu, de la Academia de Ciencias Agronómicas de China, demostró que los cultivos de algodón modificados genética- mente para envenenar a su plaga principal pueden inducir la proliferación de otras. A principio de los años 90, los brotes de oruga de la col, o gusano cogollero (Heli- coverpa armigera), plaga que ataca al al- godón, causaron pérdidas millonarias. Los plaguicidas que se usaron para controlar la plaga provocaron graves problemas am- bientales y muertes por envenenamiento. En 1997 el gobierno chino aprobó el cul- tivo de algodón modificado genéticamente para producir una toxina de la bacteria Ba- cillus thuringiensis, que ataca a la oruga. En China se cultivan más de 4 000 000 de hectáreas de algodón transgénico. Desde entonces, un equipo de científicos dirigidos por Wu han estudiado las poblaciones de plagas en 38 zonas del norte de China, realizando muestras en 3 000 000 de hec- táreas de algodón y 26 000 000 de hectá- reas de otros cultivos. El equipo descubrió que las poblaciones de varias especies de la familia Miridae, pequeñas chinches de menos de un centímetro que se alimentan principalmente de la savia de las plantas —y que antes de la introducción de los trans- génicos no representaban un peligro grave para los cultivos de esta región— han au- mentado 12 veces desde 1997. Hoy en día son la plaga más importante de la región. Según Wu, su proliferación está asociada directamente con el aumento de los culti- vostransgénicos. En efecto, éstos reducen la cantidad de plaguicida que se requiere para controlar la plaga, pero la toxina que producen no afecta a los míridos. Esta plaga ataca también al frijol, a los cereales y algunos frutos. Esto ha orillado a los campesinos a volver a usar plaguici- das en proporción de cerca del 70% de lo que se usaba antes de los transgénicos. Wu supone que la proporción no tardará en volver al 100%, lo que ocurrirá cuando los míridos desarrollen resistencia a los plaguicidas. Los resultados de esta investigación fue- ron publicados en la revista Science en el mes de mayo y “son un recordatorio de que los transgénicos no son una varita mágica para eliminar las plagas”, de acuerdo con David Andow, de la Universidad de Minneso- ta. Cuando se ataca una sola plaga, otras tomarán su lugar. Cultivos transgénicos producen plagas nuevas Nahá-Metzabok, Chiapas. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 7¿cómoves? Martín Bonfil Olivera Una nueva hipótesis intenta explicar uno de los grandes miste- rios del Sistema Solar: por qué la capa exterior de la atmósfera de Venus gira a una velocidad mucho mayor que la superficie del planeta. Venus es el planeta más cercano a la Tierra y el más parecido por su tamaño, masa, densidad y volumen. Pero es di- ferente por su densa atmósfera que provoca un efecto inverna- dero que eleva la temperatura hasta los 480 ºC. Venus completa una órbita alrededor del Sol en 224.7 días terrestres, y el perio- do de rotación sobre su eje es de 243 días, lo que significa que el día venusino es más largo que su año. La atmósfera de Venus está compuesta básicamente de dióxido de carbono y tiene un espesor de unos 80 kilómetros desde la superficie del planeta. En esta envoltura nebulosa se distinguen tres capas: las dos pri- meras se mueven lentamente y giran con la rotación del plane- ta, pero en la más externa se encuentra una zona de nubes que dan la vuelta a Venus cada cuatro días terrestres, a una velocidad cercana a los 200 metros por segundo, fenó- meno conocido como superrotación. Hasta hoy se especulaba que la dife- rencia de temperaturas entre el lado oscuro y el lado iluminado del planeta era lo que impulsaba estos vientos. Pero hay un problema con esta hipótesis: la atmósfera de Venus tie- ne cierta viscosidad y por sí misma debería disipar la energía y frenar las nubes. Algo más debe estar inyectando energía en el sistema. ¿Qué será? Héctor Javier Durand-Manterola y sus colegas de la Universidad Nacional Autónoma de México piensan que pueden haber resuel- to el misterio. Señalan que además de los vientos atmosféricos comunes, hay otro flujo mucho más rápido encima del planeta. Se trata de los vientos de la ionosfera, que se localizan entre 150 y 800 km sobre la superficie, y que detectó por primera vez la son- da Pioneer Venus a principios de la década de 1980. Conocidos como flujo transterminador, estos vientos viajan a velocidades de varios kilómetros por segundo, probablemente impulsados por la interacción del planeta con el viento solar. Los investigadores pro- ponen que cuando los vientos supersónicos interactúan con la atmósfera de Venus, se generan turbulencias, y que la disipación de esta turbulencia crea ondas de sonido con las que se inyecta una cantidad importante de energía en la atmósfera. Esta energía debe rebasar con mucho la energía perdida por fricción. De he- cho, los investigadores predicen que las ondas sonoras creadas por el proceso de inyección de energía tienen una intensidad tal, que debería poder medirse en el futuro. El satélite Akatsuki, lanzado a fines de mayo desde el Centro Espacial Tanegashima, en Japón, llegará a Venus en diciembre y comenzará a enviar datos meteorológicos que ayudarán a poner a prueba esta hipótesis. Venus: importante descubrimiento Fo to : c or te sí a E S A Entender la vida siempre ha sido complicado. Es claro que hay cosas que están vivas (plantas, animales) y otras que no lo están (una piedra). ¿En qué consiste la diferencia? También es claro que algo que está vivo puede dejar de estarlo. ¿Qué pierde un ser vivo al morir? La respuesta más obvia tiene que ver con el aire: cuando un animal muere, deja de respirar. La palabra “alma” viene del latín anima, que a su vez deriva del griego anemos, “soplo”. Por eso en muchas religiones, la divinidad otorga la vida a sus creaciones insuflándoles el “soplo divino”; el alma. Esta idea se desarrolló para convertirse en el vitalismo: la su- posición de que un ser vivo lo está gracias a que tiene algún tipo de “fuerza vital”. Fue la explicación más aceptada sobre la vida durante prácticamente toda la historia de la humanidad. En el siglo XIX la joven ciencia de la química comenzó a cambiar las cosas. Durante mucho tiempo, las sustancias se clasi- ficaban en dos grandes clases: las orgánicas, que se suponía sólo los seres vivos podían producir, y las inorgánicas, que podían fa- bricarse sin necesidad de la fuerza vital. Pero en 1828 el químico alemán Friedrich Wöhler logró fabricar en el laboratorio, a partir de compuestos inorgánicos, una sustancia orgánica: la urea, un componente de la orina. A partir de ese momento, la distinción orgánico/inorgánico comenzó a resquebrajarse: quedaba abierta la posibilidad de que cualquier componente de un ser vivo pudiera producirse en el laboratorio. (Hoy el término “química orgánica” se refiere, simplemente, a la química del carbono). Desde entonces, el aislamiento, purificación y análisis de las moléculas que forman a los seres vivos han permitido conocer cada vez con mayor detalle su composición molecular. Y la tecnología de síntesis química ha avanzado al grado de que hoy hasta los componentes más complejos de una célula, como áci- dos nucleicos, proteínas y carbohidratos, pueden fabricarse bajo pedido, automáticamente. El siguiente paso en la caída del vitalismo sería, por supuesto, producir una célula viva a partir de sus componentes químicos. El reciente anuncio, por el Instituto Craig Venter, en Estados Unidos, de la creación de la primera “célula sintética” es un paso más en este camino. No es que se creara una célula completa, pero sí se logró “reprogramar” una ya existente, al trasplantarle un genoma construido artificialmente (ver “Biología sintetica” en este número). Un gran avance, sin duda, que refuerza la idea de que la vida es sólo una serie de procesos químicos de enorme complejidad. Pero el sueño de construir una célula viva completa a partir de sus componentes sigue pendiente… aunque quizá ya no por mucho tiempo. ¿Vida artificial? comentarios: mbonfil@unam.mx Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?8 Marc Abrahams es editor de la revista bimestral An- nals of Improbable Research y organizador del Premio Ig Nobel. Ilu st ra ci on es : J os é Q ui nt er o investigaci nesinsólitas www.improbable.com Marc Abrahams No fue fácil dar con detalles acerca de los experimentos de las agujetas sueltas del finado Norbert Elias, pero Ingo Mörth lo consiguió. Mörth, profesor de la Univer- sidad Johannes Kepler de Linz, Austria, anunció la buena nueva en un artículo titulado “El experimento de trangresión de las agujetas”, que se publicó en el número de junio de 2007 de la revista de la Fun- dación Norbert Elias. “Norbert Elias acometió una serie de experimentos de transgresión en España, Francia, Inglaterra, Alemania y Suiza. El investigador se paseó por ciudades de estos países con las agujetas sueltas a propósito”. Elias fue un eminente sociólogo que se inició en su profesión en Alemania,en los años 30. Luego de jubilarse como profesor de la Universidad de Leicester en 1964, se dedicó a viajar y a llevar a cabo investigaciones sociológicas como subproducto de sus andanzas. En 1965, en la villa pesquera de To- rremolinos, España, unas muchachas le indicaron con risitas tontas que llevaba las agujetas sueltas. Mörth describe la magia del momento. “Al atarse las agujetas, Elias se sintió parte de la comunidad, al menos por un momento. Los habitantes del poblado se fijaron en él y le manifestaron su aprobación por corregir una situación perturbadora”. Eso inspiró a Elias a emprender sus experimentos, para lo cual se paseó por toda Europa con las agujetas desatadas para ver qué pasaba. En Inglaterra “sobre to- do los varones de edad avanzada reaccio- naban in- formándo- me acerca de los pe- ligros de tropezarse e irse de bru- ces”. En Alema- nia “los ancianos me miraban con cierto desdén, mient ras que las mujeres re- accionaban di- rectamente para corregir el evidente trastorno, Sociología de las agujetas desatadas tanto en tranvías como en otras situaciones”. Así, Elias y sus agujetas in- auguraron lo que hoy se conoce como “experimentos de transgresión”, aunque el mundo académico no se dio por enterado. Fue el sociólogo estadounidense Harold Garfinkel quien inventó el término y luego se hizo célebre realizando experimentos de esta clase. Como explica Mörth, estos experimentos “transgredían las suposicio- nes bien establecidas de la vida cotidiana, generando consternación y azoro entre los circunstantes”. Los admiradores de Elias en la Fun- dación Norbert Elias y en otros lugares sabían que el personaje había hecho algo relacionado con agujetas sueltas, pero como Elias no publicó sus resultados for- malmente, la mayoría ignoraba que había un texto en que el autor relataba el cómo, dónde y cuándo del asunto. Gracias a Mörth, hoy los académicos saben que el histórico informe de Elias se publicó en el semanario alemán Die Zeit en noviembre de 1997, en la sección de viajes, con el título “La historia de las agujetas”. Al dar a conocer la existencia del texto original de Elias, Mörth desató la investigación sobre un tema del que, por espacio de 40 años, los científicos se ha- bían sentido excluidos. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 9¿cómoves? Selección: Mónica Genis La capa de hielo que cubre Groenlan dia disminuye 200 km 3 por año debido al cambio climático. Actualmente se conocen alrededor de 600 volcanes activos en el mundo. El lago salado más grande del mundo se ubica en Uyuni, Bolivia, y mide 10 500 km2. Andrómeda es la galaxia más lejana que se puede ver a simple vista. Está a una distancia de 2 500 000 años luz. Los seres humanos tenemos más de 200 tipos de células en el cuerpo. Los glóbulos rojos tienen una vida aproximada de 120 días. El cuerpo humano tiene cerca de 3 000 000 de glándulas sudoríparas. El halcón pe regrino alcanza una v elocidad de 350 km/h cuando vuela en pica da. Hasta hoy se han clasifi cado más de 100 0 00 especies de h ongos. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?10 El pasado 20 de mayo se dio a conocer una noticia que ha causado demostraciones tanto de júbilo como de completa consternación: la creación de una célula bacteriana controlada por un genoma sintético. ¿Cuáles son los antecedentes de esta investigación y sus posibles consecuencias? Puedo afirmar —y no dudo en meter mi mano en el fuego por ello— que estamos viviendo los inicios de lo que se conocerá como la era de la biología molecular, la cual tendrá un impacto quizá mayor o por lo menos equivalente al descubrimiento y desarrollo de la energía atómica que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XX. Durante las últimas décadas hemos acu- mulado una enorme e invaluable cantidad de datos sobre la naturaleza de la infor- mación genética. Nuestro conocimiento es especialmente sólido en las bacterias, que son los organismos celulares más simples y más abundantes en la Tierra. Tenemos una idea bastante clara acerca de cómo funcionan los genes bacteria- nos, en qué forma interactúan unos con otros, con cuáles patrones —dependiendo de las condiciones ambientales— se encienden y se apagan, y cómo adquie- ren nueva información genética estos microorganismos. A este entramado de conocimientos tenemos que sumarle el inmenso arsenal de nociones que hemos obtenido mediante el análisis de los más de 1 000 genomas bacterianos que se han secuenciado hasta la fecha. Este arsenal es especialmente relevante, ya que nos permite analizar, a semejanza de lo que hace un ingeniero cuando revisa los planos de un edificio complejo, el plano de vida de un organismo. Un grupo creciente de investigadores afirma que ya poseemos un cuerpo de conocimientos de tal magnitud que podemos realizar nuestros propios BioLoGíA SiNTéTiCa Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 11¿cómoves? diseños basados o inspirados en lo que ocurre en la naturaleza, y en consecuencia aseguran que estamos ante las puertas de lo que hoy en día, de manera tal vez un tanto presuntuosa, pero desde luego no infundadamente visionaria, empieza a ser denominado biología sintética. Diseño genético El término biología sintética no es nuevo en el lenguaje científico: surgió en los años 80 para referirse a la tecnología reque- rida para la producción de las primeras bacterias modificadas genéticamente que poseían uno o pocos genes ajenos a su patrimonio genético original; sin embargo, hoy por hoy el término tiene una connota- ción mucho más amplia, ya que se refiere a la ciencia y a las técnicas utilizadas para diseñar y construir bloques de genes que confieran a los organismos características y funciones nuevas, que no existen en la naturaleza. Y con ello me refiero no sólo a la modificación de microbios para que tengan, digamos, la capacidad de degradar compuestos sintéticos o producir bio- combustibles, sino también, en última instancia, a la creación de nuevos orga- nismos vivos, diseñados en el escritorio, y luego generados a partir de ingredientes químicos obtenidos en el laboratorio. Dicho lo anterior, parece muy probable que surjan juicios encontrados: así, algu- nos opinarán que estamos frente al nuevo Frankenstein; para otros será el fin del vitalismo, posición filosófica que sostiene que la vida no se crea, se transmite, y, por lo tanto, asegura que el principio vital de algún modo es independiente de la estruc- tura de la célula. En general, los biólogos están de acuerdo en que todos los seres vivos deben cumplir con tres requisitos para que pueda considerarse que realmente están vivos: primero, ser capaces de au- tomantenerse, es decir, tener un metabolismo; segundo, poder reproducirse; y terce- ro, poseer la capacidad de evolucionar. Esto es muy fácil de decir, pero establecer exactamente qué compuestos, qué genes y qué proteínas se requieren para cumplir esos tres requisitos, es algo muy diferente. Uno de los puntos de vis- ta más controversiales que sostienen los científicos invo- lucrados en la biología sinté- tica es que aseguran tener un acercamiento experimental para resolver el dilema más importante de la biología: entender los principios funda- mentales del fenómeno al que llamamos vida. Su propuesta es que siqueremos saber qué es la vida, la tenemos que sin- tetizar en el laboratorio, bajo condiciones experimentales estrictas. El primer paso firme ya se ha dado. Organismos artificiales El día 20 de mayo de este año recibimos una noticia extraordinaria, que segura- mente cambiará el curso de la biología como ciencia y tendrá, en un futuro no muy lejano, repercusiones enormes en nuestra vida cotidiana. Ese día, Daniel Gibson, Craig Venter y otros 22 científicos del Instituto J. Craig Venter de Estados Unidos publicaron, en la influyente revista Science, un artículo cuyo titulo lo resume todo: “Creación de una célula bacteriana controlada por un genoma sintetizado químicamente”. Y lo resume todo porque, en otras palabras, la lectura del artículo revela varias primicias trascendentales: que, por primera ocasión, el material genético de un organismo (genoma) se diseña por métodos bioinformáticos (com- putacionales); que ese material genético se sintetiza químicamente y se trasplanta a una célula huésped, para dar origen a un organismo nuevo cuyas funciones depen- den exclusivamente de las instrucciones que se le introdujeron. Los científicos más entusiastas opinan que se trata de la primera vez que se genera vida en el laboratorio; los más conservadores incluso están de acuerdo en que éste es un paso Miguel Ángel Cevallos Células en división de M. mycoides artificial. Im ag en : T. D ee rin ck y M . El lis m an / U C S D BioLoGíA SiNTéTiCa Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?12 inicial, pero firme, para crear una célula viva completamente artificial. Los inicios El artículo aparecido en Science es el resul- tado de muchísimos años de arduo trabajo, durante el cual se tuvieron que sortear innu- merables obstáculos. Muy probablemente, la génesis de este proyecto ocurrió cuando Craig Venter (ver recuadro) se propuso, hace 15 años, determinar la secuencia del material genético de la bacteria patógena Haemophilus influenzae. Con las técnicas actuales, esta meta se pudo haber alcan- zado, literalmente, en unos cuantos días; sin embargo, hace década y media obtener la secuencia completa del ADN de una bacte- ria era un proyecto visionario, complicado y de alto riesgo, puesto que en ese entonces apenas surgían los prime- ros secuenciadores automá- ticos de ADN, y se carecía de herramientas compu- tacionales para enfrentar ágilmente el problema. Muchos consideran que en realidad el nacimiento de las ciencias genómicas tuvo lugar mucho antes, el 28 de julio de 1995, fecha en que se publicó el artículo que daba cuenta de este proyecto. Haber elegido Haemo- philus influenzae como objeto de estudio fue una decisión muy inteligente, puesto que se trata una bacteria que puede crecer en condiciones de laboratorio, cuyo geno- ma se sabía pequeño y, por lo tanto, más fácil de secuenciar. Pocos meses después, el Dr. Venter y su equipo determinaron la secuencia del genoma de otra bacteria, Mycoplasma genitalium, que también crece en el laboratorio, pero en condi- ciones mucho más estrictas que las que requiere Haemophilus, pese a que tiene un genoma mucho más pequeño que el que posee esta última. La idea subya- cente en estos proyectos era determinar cuál es el número mínimo de genes requerido para que una célula pueda ser considerada como viva. En 1996, y luego de sesudos análisis comparativos entre los genomas de Mycoplasma y Hae- mophilus realizados con herramientas bioinformáticas, los doctores Koonin y Mushegian, de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de Estados Unidos, estimaron que ese número mínimo es de 256 genes. Diez años después, Craig Venter y sus colaboradores decidieron cotejar experi- mentalmente esta aproximación. Con ese fin, se empeñaron en destruir uno a uno los genes de Mycoplasma genitalium para determinar cuáles genes son esenciales para la vida y cuáles no. Así establecieron que 100 genes de esta bacteria son com- pletamente prescindibles, y llegaron a la conclusión de que solamente se necesitan 425 genes para generar un organismo con vida independiente, más de los predichos por Koonin y Mushegian, pero aún así un número de genes ridículamente bajo para un fenómeno que se consideraba intrín- secamente complejo. Con estos números en mente, Venter percibió que era conce- bible sintetizar químicamente un genoma pequeño y “darle vida”, transplantándolo a una célula huésped. Desde ese entonces, esto es, desde 2006, Venter y su equipo Lo menos que se puede decir del cientí- fico estadounidense Craig Venter, nacido en 1946, es que es un personaje contro- vertido; algunos lo califican de pedante e incluso de mercachifle, otros aseguran que es el científico más influyente del siglo y que su visión está cambiando la forma en la que se hace ciencia. Su perspectiva de la relación entre la ciencia y la industria también es radical y por ello se ha ganado más de un enemigo. Venter, bioquímico de formación, reci- bió un doctorado en fisiología y farma- cología de la Universidad de California, en 1975. Trabajó, inicialmente, en la Universidad Estatal de Nueva York y luego en los Institutos de Salud de los Estados Unidos, donde planteó la importancia de identificar los genes que desempeñan un papel fundamental en la fisiología del cerebro. Con este fin, Venter deter- minó la secuencia parcial de un número enorme de los mensajes genéticos (ARN mensajeros) que se sintetizan en ese órgano. Venter, en una acción muy pu- blicitada, intentó patentar estos genes, pero afortunadamente los tribunales no se lo permitieron. Pocos años después cofundó la com- pañía Celera Genomics, y ahí se convirtió en el primer científico que obtuvo la secuencia genómica completa de un organismo vivo: Haemophilus influenzae. Lo consiguió a través de una estrategia novedosa llamada shotgun sequencing, que combinaba el poderío de los se- cuenciadores automáticos con los de la bioinformática. Con esta experiencia en mano, Venter retó al consorcio internacio- nal que estaba a cargo de secuenciar el genoma humano afirmando que él cum- pliría esta meta en mucho menos tiempo y a menor costo. Y así fue: él secuenció el genoma humano, el suyo propio, en tiempo récord. Esta compañía también secuenció los genomas de la mosca de la fruta, del ratón, de la rata y del perro (el poodle de Venter). A Venter lo obligaron a abandonar Celera Genomics cuando se concluyó que no se podía fácilmente sacar provecho económico de este tipo de información. En otra contribución, Venter se propuso explorar la diversidad microbiana de los océanos a través de la secuencia masiva de los genomas de los microorganismos que ahí habitan. Esta estrategia novedo- sa para describir los componentes bacte- rianos de un ecosistema se conoce ahora como metagenómica (ver ¿Cómo ves?, No. 73) y ahora se utiliza ampliamente para explorar, por ejemplo, las bacterias que habitan nuestra piel y nuestro intestino, en distintas condiciones de salud y de dieta. Desde mi punto de vista, el diseño y la construcción de la primera célula sintética, que esbozo en este artículo, será un parteaguas en la historia de la ciencia. Además del Instituto que lleva su nom- bre y que cobijó el proyecto de la primera célula artificial, Venter ha fundado otras compañías como Synthetic Genomics, cuya meta es generar microorganismos modificados genéticamente para la pro- ducción de energías alternativas como el etanol y el hidrógeno. Venter está más activo que nunca y estoy seguro que nos sorprenderá nuevamente con sus propuestas y sus descubrimientos. ¿Quién es John Craig Venter? Mycoplasma mycoides artificial. Im ag en : J. C ra ig V en te r In st itu te Prohibida la reproducción parcial o total del contenido,por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 13¿cómoves? se dedicaron a establecer los protocolos científicos para hacer que este sueño se concretara, lo cual ocurrió cuatro años después. Desde un inicio, a este grupo de científicos le quedó perfectamente claro que había que resolver dos problemas clave que, además, podían solucionarse inde- pendientemente uno del otro. El primero era establecer cómo se podría trasplantar un genoma a una célula huésped y lograr que éste sustituyera al original y así “to- mara” el control de las funciones celulares. El segundo se centraba en cómo sintetizar químicamente un genoma. Los primeros éxitos Contra todos los pronósticos, estas metas se resolvieron rápidamente: en 2007, Venter y colaboradores publicaron en Science un artículo intitulado “Trasplantes de genomas en bacterias: cambiando una especie en otra”, en el cual daban cuenta de cómo resolvieron el primer problema. Meses después, en la misma revista salió publicado otro artículo de dichos autores, cuyo título era “Síntesis química com- pleta, ensamblaje y clonación del genoma de Mycoplasma genitalium”, con el que anunciaban que habían resuelto el segundo problema. Es decir, en 2008 ya tenían establecida una metodología para crear, por vez primera en la historia, un célula sintética viva. Durante los dos años siguientes, los investigadores del Instituto J. Craig Venter pulieron sus estrategias experimentales y replantearon sus metas: la primera de ellas fue establecer que el genoma ideal para trabajar no era el de Mycoplasma genitalium, sino el de su primo hermano Mycoplasma mycoides, un organismo de genoma más grande, pero mucho más fácil de manejar en el laborato- rio; la segunda meta fue utilizar como célula hués- ped a otro primo hermano: Mycoplasma capricolum, parecido en muchos sen- tidos al anterior, pero con características distintivas tanto genéticas como fi- siológicas que permiten diferenciar perfectamente las dos especies de Myco- plasma. Célula artificial Para asegurar el éxito de estos experimentos, Venter y sus com- pañeros decidieron que en un inicio era más prudente imitar a la naturaleza, así es que se impusieron la tarea de diseñar un genoma muy parecido al de Mycoplasma mycoides, pero incluyendo en él ciertas diferencias genéticas —a las cuales llama- ron, como si fueran papel moneda, marcas de agua— con el único propósito de hacer que el genoma artificial fuera fácilmente distinguible del nativo, y descartar cual- quier tipo de contaminación. El equipo de los doctores Gibson y Venter construyó el genoma artificial empleando un método similar al que se utiliza para diseñar y fabricar un rom- pecabezas, y luego para armarlo. Ante todo, para crear un rompecabezas es indispensable tener bien clara la imagen que se quiere plasmar; una vez delineada esa imagen, es preciso elaborar las piezas del rompecabezas pensando en que sean del mismo tamaño, y desde luego, en que no se repitan. Cuando ya se procede a armar el rompecabezas, el procedi- miento usual consiste en unir las piezas por grupitos, y al final, ensamblar todos estos grupitos para reconstruir la imagen diseñada. Del mismo modo, el equipo de Gibson y Venter sintetizó químicamente 1 078 fragmentos de ADN, cada uno de ellos con una longitud de poco más de 1 000 pares de bases (pb), que abarcaban la totalidad del genoma diseñado. Luego ensamblaron los fragmentos de 10 en 10, para acabar con una colección de 109 frag- A) Se diseña en la computadora un genoma similar al de Mycoplasma mycoides y se incluyen en el diseño secuencias de ADN específicas para reconocer el genoma artificial (marcas de agua) y poderlo trasplantar. B) Siguiendo las pautas del diseño, se sintetizan químicamente fragmentos de 1 000 pares de bases (=1Kb). C) Estos fragmentos se unen usando manipulaciones genéticas dentro de la levadura, en el orden requerido, de 10 en 10, para producir casetes de 10 Kb. D) Los casetes de 10 Kb se unen, nuevamente dentro de la levadura, en el orden predeterminado para generar 11 casetes de 100 Kb cada uno. E) Del mismo modo, se unen los casetes de 100 Kb para finalizar con el genoma artificial completamente armado. F) Se trasplanta el genoma artificial en las células de Mycoplasma capricolum. El genoma artificial desplaza al nativo de Mycoplasma capricolum. G) En poco tiempo, la célula trasplantada “obedece” las instrucciones del genoma artificial y se convierte en la versión artificial de Mycoplasma mycoides. Im ag en : J. C ra ig V en te r In st itu te Colonias de la bacteria Mycoplasma mycoides artificial. Ilu st ra ci ón : R aú l C ru z Fi gu er oa Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?14 mentos más grandes a los que llamaremos casetes de cerca de 10 000 pb cada uno. Es muy importante subrayar que este primer ensamblaje se hizo, aunque parezca una locura, dentro de la levadura de la cerveza (Saccharomyces cerevisiae). Esto se debe a que se han desarrollado manipulaciones genéticas que permiten “pegar” pedacitos de ADN en un orden preestablecido, de una manera ágil y barata, dentro de este microorganismo. Este procedimiento puede hacerse perfectamente en el tubo de ensayo, según estos mismos autores han demostrado, pero en esa forma resulta más lento y más costoso. La tercera etapa del proyecto consistió en purificar los 109 casetes y “pegarlos”, nuevamente en grupitos de 10, en un orden establecido, para así lograr 11 segmentos ensamblados de alrededor de 100 000 pb cada uno, utilizando asimismo la levadura como vehículo para hacer esta manipulación genética. En la siguiente etapa se procedió de manera similar: se purificaron los 11 segmentos de 100 000 pb y se pegaron, con la misma estrategia, en el orden requerido y de esta manera llegar finalmente a una sola molécula de aproximadamente 1.1 millones de pb, que corresponde precisamente al genoma completo artificial previamente diseñado. Posteriormente, el genoma artificial se extrajo de la levadura. Gibson y Venter tenían bien claro que si querían trasplantar exitosamente su genoma artificial ante todo debían evadir el sistema de defensa de la célula huésped, pues las bacterias poseen enzimas, cono- cidas como enzimas de restricción, que destruyen cualquier ADN que provenga de fuera. Este mecanismo, obviamente no surgió para hacerles la vida difícil a los investigadores, sino para destruir el mate- rial genético de los virus que las infectan. Las bacterias han desarrollado, al mismo tiempo, enzimas que modifican su propio ADN (metilasas), a fin de evitar que las enzimas de defensa confundan lo propio con lo ajeno y lo destruyan. Por ello, estos investigadores purificaron las enzimas de protección de ADN de Mycoplasma capricolum, y las usaron para proteger su genoma artificial. Para poder lograr el trasplante, se incubó el ADN protegido del genoma sintético con las células de Mycoplasma capricolum, en presencia de un sustancia (polietilenglicol) que promueve la entrada del ADN a las células. Por un mecanismo que todavía no se entiende a cabalidad, las células que reciben el genoma sintético eliminan el propio. Otro reto importante al que tuvieron que enfrentarse estos investigadores fue el de buscar una manera eficiente de reconocer a las pocas células en las cuales ocurrió el trasplante, distinguién- dolas de aquellas células huésped que permanecieron sin cambio. Con este fin, mañosamente introdujeron en el genoma sintético, además de las marcas de agua, que ya mencioné, dos propiedades que están ausentes en el genoma de las células huésped: un genque confiere resistencia al antibiótico Tetraciclina y otro gen que provoca que las células se vuelvan azules en presencia de un reactivo químico especial. Comprobaron así que las células en las que ocurrió el trasplante se volvieron azules en presencia de este reactivo y crecieron en medio de cultivo con Tetraciclina. Para que nadie tuviera dudas acerca de su trabajo, los científicos purificaron el genoma de las células trasplantadas, lo secuenciaron y cer- tificaron que todas las marcas de agua que introdujeron en el diseño original estaban realmente ahí presentes. Las células con el genoma sintético fabricaron poco a poco nuevos componen- tes celulares, siguiendo las instrucciones presentes en el nuevo genoma, hasta sus- tituir por completo todos los componentes de la célula original, como posteriormente demostró el equipo de Gibson y Venter. Hasta ese momento, se obtuvo, por fin, una célula cuya estructura y fisiología depende exclusivamente del genoma artificial. Perspectivas El anuncio de la construcción de la pri- mera célula artificial ha causado demos- traciones tanto de júbilo como de completa consternación. Muchos investigadores están convencidos que ésta es una nueva avenida para construir, de manera fácil y económicamente rentable, bacterias que fabriquen, por ejemplo, medicamentos novedosos o biocombustibles; también existen otros para los que estas innova- doras tecnologías hacen factible producir organismos que sirvan de biosensores para vigilar el medio ambiente o mejor aún, para estudiar las bases de la vida misma. Pero también hay muchos científicos que temen que esta tecnología recién nacida constituya el camino para crear inauditas y más potentes armas biológicas. Otros temen que no podamos evaluar todavía las consecuencias ecológicas del “escape” al medio ambiente de alguno de los futuros organismos artificiales. Ante la noticia, el Vaticano expresó que la nueva tecnología puede ser un desarrollo positivo si se usa correctamente, no sin dejar clara su firme creencia en que sólo Dios es capaz de crear la vida. Bajo este abanico de opiniones y de confusas perspectivas, Estados Uni- dos y los países que conforman la Unión Europea —y espero que México no se quede atrás— están organizando foros de bioética que sopesen la situación, analicen las consecuencias de esta nueva ciencia y establezcan códigos de ética, evidente- mente muy necesarios. Para concluir, me gustaría recalcar que las tecnologías no son buenas ni malas, todo depende de cómo se usen. Por ejemplo, la pólvora puede usarse en los festivos fuegos artificiales o en una bomba. La morfina puede usarse como un analgésico maravilloso o como una droga terriblemente adictiva. La energía atómica se puede usar para borrar de un solo golpe a una ciudad entera, o proveerla de toda la energía eléctrica que necesita. Así es que informar y reflexionar cuidadosamente sobre las nuevas tecnologías es esencial para promover su uso adecuado. Miguel Ángel Cevallos, frecuente colaborador de ¿Cómo ves?, es doctor en investigación biomédica básica y especialista en genética molecular bacteriana. Trabaja en el Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM y está dispuesto a recibir estudiantes interesados en realizar un posgrado. Mycoplasma capricolum. Mas inforMaCión www.gen-es.org/12_publicaciones/• docs/pub_75_d.pdf www.biologia-sintetica.org/• biosistemas Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 15¿cómoves? Personalmente Concepción Salcedo Meza Fo to s: E rn es to N av ar re te “Cuando ocurre un terremoto, se despierta en mí algo instintivo, algo animal. Me enfrento a la disyuntiva de no moverme para experimentar el fenómeno y la necesidad de despla- zarme para ponerme a salvo. Quiero entender cómo y por qué ocurren los terremotos, por medio de modelos matemáticos. Estos modelos permiten generar escenarios sísmicos verosí- miles para evaluar el peligro en zonas urbanas vulnerables”. Víctor Manuel Cruz Atienza, que a sus 35 años es especialista en física de sismos, nos recibe en el Instituto de Geofísica de la UNAM, donde desde 2007 es investigador del Departamen- to de Sismología. Se autodefine como un bicho raro afectuoso, independiente, contesta- tario, que disfruta bailar. Sus cuatro abuelos fueron exiliados de la guerra civil española. “Mi padre, Aurelio Cruz Valverde, es ingeniero de la UNAM y mi abuelo materno fue comisario de Ma- drid durante la guerra. Mi bisabuela, Rocío González, fue una de las prime- ras toreras españolas. Por cierto, mi apellido Cruz es prestado, ya que al llegar a México mis abuelos cambiaron de apellido en honor al padrastro de mi abuelo, Litri Cruz, también torero”. Han pasado 17 años desde que realizaba experimentos en la Feria de Ciencias y Humanidades de la pre- paratoria. “Cuando exponía mis ex- perimentos, ya fuera sobre el equilibrio es- tático o la tra- yectoria curva de un balón en vuelo, tra- taba de develar las leyes ocultas del compor- tamiento Un bicho raro ante “animales diferentes” de la materia”. Hoy sus preguntas científicas atienden a la física de los terremotos: las leyes que determinan su dimensión y sus efectos, así como el efecto de las propiedades del suelo en la propagación de las ondas sís- micas. “Cada terremoto es un animal diferente”, dice Víctor Manuel. Para responder a estas incógnitas se ha preparado teórica, intelectual y emocionalmente. “Se necesita una gran serenidad para hacer ciencia”, considera Cruz Atienza. En 2000 el in- vestigador terminó la carrera de geofí- sica en la UNAM y obtuvo la Medalla Gabino Barrera. Después de entrar al Centro de Investigación Sísmica, hizo la maestría en el Instituto de Geofí- sica de la UNAM, donde continuó su acercamiento a la sismología con los doctores Javier Pacheco Alvarado y Shri Krishna Singh. Posteriormente hizo el doctorado en geofísica y cien- cias del Universo en la Universidad de Niza-Sophia Antipolis. “En Francia, mi guía fue el doctor Jean Virieux, quien me enseñó el rigor y la paciencia, pero sobre todo a soñar y aspirar en la cien- cia a lo que parece inalcanzable”. A Cruz Atienza le ha tocado vivir, en el ámbito de la sismología, una revo- lución científica iniciada por el grupo de investigación francés con el que actualmente colabora. Durante mu- cho tiempo el ruido sísmico ambiental se consideró inútil. Hoy, éste resulta esencial para determinar la estructura interna del planeta y cuantificar las variaciones de las propiedades mecá- nicas de la corteza terrestre después de un terremoto o en el interior de un volcán. En su corta pero fructífera trayec- toria de investigación, Víctor Manuel ha realizado aportaciones significati- vas: ha establecido técnicas sismo- lógicas para cuantificar la fricción en las fallas geológicas y, en California, escenarios sísmicos para evaluar el peligro en caso de que ocurra un sis- mo importante en la Falla de San An- drés. Construir escenarios sísmicos es uno de los avances más significativos de los últimos años en la sismología mundial, y Víctor Manuel considera que podrán aplicarse al Valle de Méxi- co este año. Otro avance logrado por el joven investigador es explorar la estructura interna de la Tierra en varias regiones del país. Esto ha permitido hacer esti- maciones más confiables de la forma en que se propagan las ondas sísmi- cas en México. “Una de las mayores virtudes de la sismología es su capaci- dad de revelarnos la estructura interna del planeta”, observa. Recientemente, Víctor Manuel ha podido determinar la geometría de la transición entre la corteza terrestre y el manto superior (la región del interior de la Tierra que se encuentra bajo la corteza) a unos 42 kilómetros de profundidad bajo la Ciudad deMéxico. El investigador de- terminó, junto con colegas, que esta interfaz tiene una inclinación hacia el este en dirección al volcán Popocaté- petl, donde la corteza es más profunda. Paralelamente ha propuesto, a partir del análisis de las ondas sísmicas generadas por las explosiones de ese volcán, una escala universal de magni- tud para erupciones volcánicas de ese tipo, análoga a la de Richter, que se usa para clasificar terremotos. “Hoy mi ilusión es ejercer libertad de pensamiento y realizar trabajos de calidad, entendiendo los fenóme- nos”, concluye este investigador que representa a la nueva generación de sismólogos. Me gusta: Tocar guitarra clásica, leer y bailar salsa y música electrónica. Odio: La hipocresía y la violación del sen- tido común. Víctor Manuel Cruz Atienza Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?16 El piano moderno proviene de antepa- sados ilustres. Éstos son el clavecín (o clavicordio) y el harpsicordio, instru- mentos de los siglos XVI y XVII con teclados similares al del piano, pero de sólo tres o cuatro octavas (el piano tiene siete). El clavecín y el harpsicordio evolucionaron a su vez a partir de otros instrumentos: el clavecín del salterio, o psalterium romano, que se toca actualmente en nuestras bandas, y el harpsicordio de la lira griega, por cierto de origen egipcio, instrumento de siete cuerdas que ya es pieza de museo. El sonido de los ancestros del piano era débil en intensidad y de timbre algo ríspido, pese a lo cual fue en estos instru- mentos en los que Johann Sebastian Bach compuso gran parte de su obra. En respuesta a un problema El mecanismo del piano fue la respuesta a un problema práctico de los músicos del siglo XVII. El harpsicordio daba un De los instrumentos musicales, el gran órgano tubular de concierto es sin duda el rey, y la guitarra, por popular, es la princesa. En este elenco de la nobleza musical, el piano moderno de cola viene a ser el príncipe. El piano: José de la Herrán Fo to s: E rn es to N av ar re te tecnología al servicio de la música ¿cómoves?16 Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 17¿cómoves? sonido robusto que podía llenar salas grandes, pero no permitía variaciones de intensidad sonora; en el clavecín, en cam- bio, el ejecutante tenía más control sobre la intensidad de cada nota, pero el sonido total era apagado. Había que construir un instrumento que combinara las ventajas del clavecín y el harpsicordio, sin sus desventajas. A principios del siglo XVIII, Bar- tolomeo Cristofori en Florencia, Italia, construyó un instrumento en el que las cuerdas son golpeadas por unos martillos pequeños (llamados martinetes) en vez de pulsadas por uñas. Simultáneamente, a Jean Marius en Francia se le ocurre la misma idea, así que los franceses dicen que el pianoforte fue inventado por Marius y los italianos dicen que fue inventado por Cristofori. La aportación más importante de Cristofori es el mecanismo que transmite el movimiento de la tecla al martinete, mecanismo que se conoce como acción. Si se transmitiera directamente el movi- miento de las teclas a los martinetes, éstos se quedarían pegados a la cuerda mientras la tecla estuviera oprimida, con lo que apagarían el sonido. Hacía falta un meca- nismo que lanzara el martinete contra la cuerda y luego lo dejara retirarse para que ésta pudiera vibrar libremente mientras la tecla seguía en posición oprimida. Al mismo tiempo, para obtener el anhelado control sobre la sonoridad de cada nota, la fuerza de golpe del martinete tenía que ser proporcional a la fuerza con que el ejecutante golpea la tecla: golpes ligeros para obtener una nota piano (débil) y golpes fuertes para obtener una nota forte (sonora). El mecanismo que cumplía estos objetivos era un problema tecnológico de alta complejidad, que Cristofori resolvió entre fines del siglo XVII y principios del XVIII. La acción de los pianos modernos es descendiente directa de la que inventó Cristofori hace 300 años, pero con mejoras que fueron surgiendo poco a poco. El piano se internacionaliza El fabricante de órganos alemán Gottfried Silbermann tomó las ideas de Cristofori y Marius, las mejoró y construyó un par de instrumentos. Luego le mostró uno de éstos a Johann Sebastian Bach. El piano no resultó del agrado de Bach. Las notas del registro agudo le parecieron dema- siado débiles y la acción del teclado demasiado dura. Silbermann, que tenía su carácter, se enemistó con Bach por aquella crítica, pero evidentemente ésta le hizo mella, pues se dedicó a corregir los defectos señalados por el gran organista y compositor. Así, años después, los pianos de Silbermann, ya corregidos, fueron un éxito en Alemania. Uno de éstos, pertene- ciente al rey de Prusia Federico el Grande, que era músico y compositor, fue tocado por Bach en 1747. En aquella memorable ocasión Bach, don Federico y todos los presentes quedaron encantados con el nuevo instrumento. El siguiente innovador importante en la historia del piano fue un constructor llamado Johann Andreas Stein, aprendiz del taller de Silbermann. Stein mejoró la acción del piano. Sus innovaciones per- mitían más control sobre las notas suaves. Esta característica impresionó mucho a Wolfgang Amadeus Mozart, que visitó a Stein en 1777. El constructor austriaco también dio mayor solidez a la estructura del instrumento, evitando así que se desa- finara frecuentemente y aumentando nota- blemente su sonoridad. En el mismo año, los escoceses John Broadwood y Robert Stodart, junto con el holandés Americus Backers, construyeron un piano en la caja de un harpsicordio y luego se dedicaron a construir pianos cada vez más grandes, sonoros y resistentes: los antepasados directos del piano de cola de hoy. Esa gran sonoridad de los pianos construidos a partir de entonces, mucho mayor que la de los clavecines, permitió organizar orquestas con mayor número de ejecutantes, logrando que los conciertos y recitales de piano se escucharan bien en las grandes salas. La superioridad de aquellos pianos influyó grandemente en compositores como Ludwig van Beetho- ven y Joseph Haydn, quienes recibieron pianos como obsequio de la compañía Broadwood. A esta compañía se debe también el incremento del número de teclas hasta cinco octavas y más. Pianos más grandes y sonoros Es natural que el impacto producido en la corte de Federico el Grande por la interpre- tación de Bach y por la sonoridad del nuevo instrumento se propagara a las cortes de Francia, Austria e Inglaterra. El pianoforte iniciaba su carrera de príncipe. Los constructores de aquellos países comenzaron a trabajar ideando y reali- zando mejoras al nuevo instrumento, que tomó dos formas: el piano de cola, llama- do grand en inglés y más poéticamente Flügel (o sea, piano “de alas”) en alemán, y el piano vertical, más adaptable a las salas de estar de las casas por su tamaño. De todas maneras, el pianoforte era un instrumento para gente adinerada por su elevado precio. Tendrían que pasar poco más de 100 años para que la casa Steinway produjera en Estados Unidos pianos verti- cales a precios accesibles para las familias de aquel país. En ese lapso el teclado del piano fue creciendo en longitud y la sonoridad del instrumento fue aumentando: aquellos teclados en los primeros pianofortes tenían sólo cuatro octavas, como en los clavecines. La nueva calidad de timbre tan agradable, así como la mayor capacidad dinámica de expresión provocó una fuerte Si el piano no es el rey de los instrumen- tos musicales(este honor corresponde al gran órgano tubular de concierto), sí es el más importante, porque ha sido el instrumento que más ha aportado al acervo de la música clásica occidental. ¿Por qué tanta popularidad entre los compositores? La respuesta está en sus múltiples cualidades. He aquí las principales: Una amplia gama de frecuencias, • esto es, desde la nota más grave, el La de la extrema izquierda, hasta la más aguda, el Do de la extrema derecha; en total, 88 teclas. La posibilidad de tocar simultánea-• mente muchas notas; es decir, su capacidad polifónica. Su amplia gama de sonoridad, que • va desde las notas fuertes y bri- llantes (forte), hasta las suaves y melodiosas (piano), sonoridades que se consiguen variando la fuerza con que se pulsa el teclado, y en el caso de las notas más suaves, aplicando el pedal izquierdo, o sordina. De ahí el nombre completo del instrumento: pianoforte. Se puede usar solo, o para acompa-• ñar otros instrumentos, como la voz o la orquesta completa. Su construcción y solidez garantiza • siglos de servicio: hay pianos de más de 200 años de antigüedad que es- tán siempre listos, previa afinación, para ser tocados. Un instrUmento popUlar El piano: tecnología al servicio de la música Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. ¿cómoves?18 Martinete Silenciador Brazo del martinete Palanca del silenciador Palanca de escape Puente Regulador EmpujadorPalanca de repetición Rodillo Palanca de la tecla Pivote Tecla Cuerda interacción entre músicos y constructores. Los primeros solicitaban más amplitud de teclado y mejor acción mecánica y los últimos perfeccionaban dicha acción e in- crementaban la sonoridad del instrumento. En 1846 el compositor polaco Frederic Chopin recibió de Inglaterra un piano de cola de la compañía Broadwood que, además de su mayor sonoridad y acción mejorada, contaba con un teclado de seis y media octavas: un total de 80 teclas. Los pianos actuales tienen 88 teclas, que abarcan las frecuencias desde el La bajo de 27.5 hertz hasta el Do de 4186 hertz. Los constructores luchaban por au- mentar la sonoridad y para lograrlo había dos caminos: hacer las cuerdas más grue- sas o poner más de una cuerda para cada nota. Ambos caminos requerían que el arpa, como se llama el marco rígido que mantiene tensas las cuerdas, resistiera una tensión cada vez mayor. El arpa se hacía de madera. Para darle la resistencia reque- rida hubo que hacerla de hierro. El primer piano con arpa de hierro fue presentado en Boston por el fabricante Alpheus Babcock. Esta mejora en el arpa permitió además que la afinación del instrumento fuera mucho más duradera, ya que el arpa de hierro no se vence ni se deforma con el tiempo, como pasaba con las de madera, por rígidas que fueran. Los pianos actuales tienen una cuerda por nota en el registro grave (cuerda que se fabrica envolviendo en una espiral de cobre un núcleo de acero), dos cuerdas por nota para los medios y tres para las notas agudas, con tensiones de entre 70 y 90 kilogramos por cuerda. Estas tensiones sumadas someten el arpa a una carga de hasta 20 toneladas. La casa Steinway Según una tradición familiar, Heinrich Engelhard Steinweg construyó su primer piano de cola en la cocina de su casa en la pequeña ciu- dad de Seesen, Alema- nia. Era claro que un posible negocio como el que podía surgir de aquel primer piano no era para aquella ciudad. En 1849, Charles Steinweg, hijo de Heinrich, optó por emigrar a Esta- dos Unidos, como muchos alemanes de ideología liberal de la época. No tardó en conseguir empleo como fabricante de muebles, y ya establecido, mandó llamar a su familia, que llegó a Nueva York el 29 de junio de 1850. Luego de modificar su apellido a Steinway para que sonara mejor en inglés, Heinrich (ahora Henry) fundó la firma Steinway & Sons. Charles Steinway y su hermano Theo- dor Steinweg (que había permanecido en Alemania para hacerse cargo del negocio familiar allí) intercambiaban información acerca de sus respectivos experimentos con el piano, los cuales llevarían a la casa a obtener 18 patentes en el lapso de 20 años. El primer invento de la casa Steinway fue el piano de cola con encordado cruzado. Esta forma de distribuir las cuerdas en diagonal en el interior del instrumento ya se usaba en pianos rectangulares y tenía la ventaja de ahorrar espacio. Charles la aplicó al piano de cola, con lo que pudo hacer más largas las cuerdas graves en vez de tener que hacerlas más gruesas, lo que mejora sus cualidades acústicas y su sonoridad. Charles era también un avezado ven- dedor. Esta combinación de habilidades técnicas y de mercadeo contribuyó a la innovación más importante que aportó Steinway: diseñar y producir en masa pianos verticales que, por su precio y su tamaño, pronto invadieron los hogares estadounidenses. Otra innovación importante de la casa Steinway fue el tercer pedal, el del centro, que deja sonando las notas que estén opri- midas al aplicar el pedal, dejando las de- más notas apagadas por los silenciadores. Esto permite sostener esas notas mientras el pianista usa las dos manos para tocar otras. A fines del siglo XIX el pianista y compositor húngaro Franz Liszt compuso piezas que hacían uso de esta innovación tecnológica, que hoy es estándar en los pianos de cola. La fama de la casa Steinway llegó a Europa, principalmen- te con la apertura de la primera de muchas Sa- las Steinway, en el bajo Manhattan, adonde eran invitados los pianistas europeos más famosos La acción en un piano vertical. Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor.Prohibida la reproducción parcial o total del contenido, por cualquier medio, sin la autorización expresa del editor. 19¿cómoves? a tocar en pianos de esa marca. Esto impulsó la demanda de instrumentos y el consiguiente establecimiento de la fá- brica Steinway en Hamburgo, Alemania, con sus representantes para toda Europa situados en Londres. Es común pensar que la Steinway, como empresa, surgió en Alemania y después vino a América, pero en realidad fue al revés. La era de la electrónica Para comienzos del siglo pasado ya había en Europa una veintena de marcas, entre pianos rusos, franceses, italianos, austria- cos, ingleses y de otros países. En Estados Unidos había otras tantas, pero casi siem- pre los Steinway de cola dominaban en los auditorios más famosos (como hasta hoy). El piano se había coronado como el príncipe de los instrumentos musicales. También a principios de aquel siglo comenzaba la electrónica, con la invención del bulbo, y como era de esperarse, surgió la pregunta: ¿Qué posibilidad habría de construir instrumentos musicales basados en aquella nueva ciencia? En 1935 Laurens Hammond puso a la venta en Chicago el primer teclado electrónico, al que llamó Solovox. Este instrumento tenía solamen- te dos octavas y varios “registros” que imitaban el sonido de otros instrumentos y se adaptaba al piano, atornillando el pequeño teclado a la derecha del pianista. El Solovox fue el precursor de los teclados electrónicos, que se hicieron populares después de la Segunda Guerra Mundial, especialmente con los aparatos de Bob Moog, quien construyó el primer sintetiza- dor, teclado en el que el ejecutante puede generar toda clase de sonidos y efectos musicales ajustando una serie de perillas e interruptores que accionaban oscilado- res, amplificadores, filtros y otras formas electrónicas de manipular el sonido. El sintetizador brindó a los compositores sonidos nunca antes escuchados (ver “A la conquista del espacio de los sonidos”, ¿Cómo ves? No. 27). Después de la Segunda Guerra Mun- dial, el balance industrial, económico
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