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EL IMPERIO MACEDONIO

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EL IMPERIO MACEDONIO
La conquista de Grecia
 Filipo II es un nombre que seguro que no le suena a nadie que no conozca bien la historia de Grecia o del Imperio Macedónico, aunque en realidad fue uno de los estrategas con más talento de la historia.
Nos situamos en el año 338 a.C., Filipo II, rey de Macedonia, ha aprovechado la debilidad de las ciudades estado griegas tras las guerras médicas y la guerra del Peloponeso para invadir Grecia desde el norte con una poderosa táctica capaz de vencer a las falanges de hoplitas griegos, la falange macedonia, que consistía en unos soldados veteranos que, armados con largas picas que medían varios metros, formaban una formación casi imposible de penetrar y que avanzaba como una apisonadora.
Filipo fue venciendo a los griegos hasta llegar a Queronea, donde le esperaba una resistencia griega de las ciudades-estado que aún no habían caído encabezada por los tebanos y los atenienses. Allí fue donde Filipo puso a prueba el ingenio de su hijo, Alejandro Magno, a quien dio el mando de la caballería de compañeros de Macedonia. Gracias al genio militar de padre e hijo la batalla se decidió a favor de los macedonios y Filipo pudo terminar casi sin resistencia la conquista de Grecia.
Pero en el año 336 a.C. Filipo fue asesinado por una conspiración. Algunos historiadores dicen que quien la organizó fue su mujer, en cambio otros dicen que fue el propio Alejandro. Tras la muerte de Filipo, Alejandro era el heredero al trono macedonio, que ahora incluía toda Grecia. Al conocer esta noticia, las polis griegas se pusieron de acuerdo para armar una revolución contra Macedonia, ahora que acababa de subir al trono un joven que aparentemente no tenía mucha experiencia para estos casos, grave error. Alejandro aplastó las rebeliones y se preparó para realizar el hecho histórico que haría que su padre quedará como un don nadie en la historia, a pesar de ser el primer hombre en unir toda Grecia.
La conquista de Persia
Definitivamente, en el 334 a.C., Alejandro marchó al Imperio Persa con un ejército de unos 30.000 hombres. El entonces Emperador persa, Darío III Codomano, se enteró de la noticia y mandó a Menón de Rodas, un general mercenario griego, que fuera a detener a Alejandro en el río Gránico. Cuando Alejandro llegó al lugar se encontró con un ejército de 50.000 mercenarios griegos y más de 30.000 persas, sin contar a la guardia personal del Emperador, los Diez Mil Inmortales, en la otra orilla del río, esperando a que su ejército de 30.000 hombres intentara cruzar. Aun con todas estas dificultades, Alejandro salió victorioso de este enfrentamiento gracias a su asombroso genio militar. Tras esta batalla, Darío no subestimaría más a Alejandro…
Tras la batalla del Gránico, Alejandro se dio cuenta de que su flota macedonia no podía hacer nada contra la gran flota persa, así que dejó de enviar dinero a la flota para poder mantener al ejército y continuó con la conquista de las ciudades persas de Asia Menor. En el 333 a.C., Darío volvió a intentar frenar a Alejandro en la batalla de Isos, donde esta vez sí era el propio Darío el que dirigía a los persas en batalla. Alejandro sabía que los persas dependían únicamente de Darío, si él caía, el ejército persa se desmoronaría. Por lo tanto no dudó en cómo actuar en esta batalla, mientras mandó avanzar a la falange para entretener al grueso del ejército persa, cogió a la caballería de compañeros y cargó en dirección a Darío quien, al ver a Alejandro tan cerca, huyó en su carro. Tal y como preveía Alejandro el ejército persa huyó al ver que lo hacía su líder y con esta victoria Alejandro siguió tranquilamente su campaña.
Pero su tranquilidad no duraría mucho, ya que al llegar a la ciudad fenicia de Tiro, se encontró con una fiera resistencia que aguantó ni más ni menos que nueve meses. Después de tomar la ciudad, la mayoría de las siguientes se rindieron sin luchar al ejército macedonio e incluso adoraron a Alejandro como un Dios, cuando llegó a Egipto.
A todo esto, Darío estaba reuniendo un ejército persa monstruosamente grande equipado con una nueva arma para romper las tan potentes falanges macedonias, los carros con pinchos en las ruedas. Cuando Alejandro cogió el camino a Babilonia, capital persa, se encontró con el grandioso ejército persa esperándole en Gaugamela, una meseta que el propio ejército de Darío había preparado limpiándola de todo tipo de piedras para que los carros no resbalaran. Llego el día decisivo de si el imperio persa seguiría existiendo, o Alejandro Magno se convertiría posiblemente en el militar con más talento de la historia. Las fuerzas de Alejandro sumaban 45.000 soldados, mientras que las persas según unas fuentes, 91.000, y según otras, 200.000. En cualquier caso los persas eran inmensamente más numerosos que los macedonios y Alejandro lo sabía, así que tomó una estrategia parecida a la de Isos, en la que llegó a lanzarle una jabalina a Darío, pero le dio al conductor de su carro, escena tras la cual Darío salió huyendo, y su ejército también.
Alejandro llegó a Babilonia y siguió avanzando en busca de Darío y, por supuesto, de más conquistas. Pero llegó un momento en el que Alejandro se encontró a Darío muerto, ya que había sido asesinado por sus propios oficiales, quienes habían perdido la fe en él. Durante los próximos años, Alejandro se dedicaría a seguir conquistando hasta llegar al valle del Indo, al oeste de la India, donde el rey poro le plantó cara en Hydaspes con un ejército que se apoyó en los elefantes, que impresionó a la falange macedonia. Aun así Alejandro ganó la batalla, pero sufrió grandes pérdidas y se vio obligado a volver a Grecia. Pero Alejandro cometió un grave error en este momento. Ya que su ejército estaba en el sur, el decidió volver por el sur, pero se encontró con un obstáculo mayor que cualquier ejército, el desierto de Gedrosia, donde murió gran parte de su ejército. Al llegar a Babilonia, Alejandro decidió ir planeando las futuras conquistas de Italia y Cartago (fíjate que con Egipto, Grecia y media Asia a sus pies, aun quería más), pero a sus 33 años, en el 321 a.C., murió de fiebre, posiblemente envenenado, posiblemente por una dolorosa herida que se hizo en una batalla en el Indo, posiblemente por naturaleza…
Tras su inesperada muerte, Alejandro solo tenía un heredero, pero de muy corta edad, así que los generales del ejército macedonio decidieron repartirse el Imperio entre ellos, formando los reinos helenísticos, que poco a poco serían absorbidos por Roma.
http://www.grandeshechos.net16.net/EL%20IMPERIO%20MACEDONIO.htm

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