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De: Ignacio Zerimar - Noel J. Ramírez ©. En. La electrocardiografía basada en cuento y poesía. 1ra Ed. Tarixa Libros, Buenos Aires, 2013. 27 años no son nada De: Ignacio Zerimar - Noel J. Ramírez ©. En. La electrocardiografía basada en cuento y poesía. 1ra Ed. Tarixa Libros, Buenos Aires, 2013. CAPÍTULO I El encuentro Sucedió un día, más precisamente una tarde, cuando mirlos y jilgueros vuelan en bandadas mucho más que durante todo el día, como queriendo aprovechar la luz que les queda; el sol como cansado o avergonzado se ocultaba parcialmente entre las nubes y su luz dibujaba sombras largas. Desde nuestro ventanal las copas de los arrayanes se mecían al compás del viento y nos brindan un espectáculo de danza ornamental muy placentero. Estábamos por terminar el pase de guardia cuando ingresa la enfermera y dice: -Una señorita muy hermosa, la Dra. Barrientos espera por Ud. –dice sonriendo-. Sabe que debe esperar unos minutos hasta que terminen. Sin más, volteó y se fue. Pensé… ¿Quién será? probablemente sea una médica que desea ingresar en la residencia, si es así pagará caro por interrumpir un pase de guardia, -sentencié dentro mío-, o la abogada que nos designaron, o… vaya a saber quién; pero, indudablemente era alguien que me importaba y yo no lo sabía. Fingí interesarme por los últimos resultados de la interconsulta con no sé qué especialista, de no recuerdo qué paciente. -Último tema -dije-, quiero mostrarles los ECGs de la señora Carbonelli. Como saben ella ingresó el viernes pasado con signos de falla cardiaca leve, de la cual ya se mejoró. Pero, aún nos falta resolver un problema. Como saben, ella vive sola y tiene un representante legal, y será a él a quien debamos informarle sobre la evolución y demás decisiones terapéuticas. Vamos a revisar algo de su evolución, decidir qué hacer y nos De: Ignacio Zerimar - Noel J. Ramírez ©. En. La electrocardiografía basada en cuento y poesía. 1ra Ed. Tarixa Libros, Buenos Aires, 2013. vamos. Observen las imágenes y hagan sus comentarios. Recuerden la tira de ritmo del ingreso, que es esta: Y esta otra, con la cual está en el momento. Se hicieron comentarios clínicos, planteos diagnósticos y se opinó sobre la mejor terapéutica a largo plazo. Terminamos. Lo deseaba. Quería salir rápido, más por la intriga de saber quién sería la que me esperaba, que por el interés en atender el llamado. Cuando la vi, mejor dicho, cuando volví a verla. Retrocedí en pocos segundos como unos 27 años. Ella, permaneció enhiesta, inmóvil mientras mis ojos recortaban todo la que la rodeaba en la sala de espera: (el afiche de prohibido fumar, otro que anunciaba el XXX Congreso de Cardiología y una ilustración del primer marcapasos cardiaco). ¡Sí, era ella! Ingresamos a la Facultad de Medicina el mismo año, en la década de los ’80 ¡qué década! Fuimos compañeros los primeros meses, luego llegamos a ser novios, hasta que unos señores a quienes les gustan dar y obedecer órdenes, que tienen placer en marchar a redoble de tambores y que suelen vestir trajes verde oliva, esos, queriendo cambiar la historia del país, hicieron que nuestros padres migrasen con urgencia y con lo puesto a otros países. Cada uno se fue con su familia, la mía se radicó en México. Nunca más supe de ella ni de su entorno, poco se podía saber ese tiempo, por más que la busqué muchos años. “Algo habrán hecho”, se decía entre dientes y callaban ¡Vaya consuelo! No obstante, el tiempo hizo poca huella en su rostro, sus ojos iguales de profundos y oscuros, la misma sonrisa tímida, el pelo era más corto pero ondulado, su perfume de jazmines como el de los tiempos de la universidad De: Ignacio Zerimar - Noel J. Ramírez ©. En. La electrocardiografía basada en cuento y poesía. 1ra Ed. Tarixa Libros, Buenos Aires, 2013. –provocador de embeleso-; una elegante cartera de cuero negro reemplazaba a la mochila de color gris, una pollera a media rodilla substituía al otrora indestructible jean Wrangler y, zapatos con taco a cuenta de zapatillas, esos fueron los cambios que atiné a notar entre la Andrea de los ’80 y la que ahora tenía frente a mí. -¡Andrea! –exclamé. -¿Manuel? –dijo ella. Nos sorprendimos de oír nuestros nombres, ya que ahora teníamos otros, esa es otra historia. Nos confundimos en un abrazo fuerte, largo, apacible, sentí su tibio cuello junto al mío y calculé que la suma del pulso de nuestras carótidas era como 300 latidos por minuto, de las cuales algunas eran extrasístoles, otras pausas. Sus manos me abrazaron firmemente. Yo dudaba si eso era real o estaba en un trance. Como otras veces, un pellizco en la que alguna vez fue mi cintura, interrumpió el éxtasis de abrazarla y descansar en sus brazos. Eso no había cambiado. Ese momento o eternidad de embriaguez, mientras recorrí el camino desde sus hombros hasta sus manos, pensé: Jamás olvidé tu sonrisa de bienvenida, te soñé muchas veces, a veces dormías, te imaginé a mi lado, mientras cantaba, estabas en la luna, en mis paseos nocturnos, creí que eras mi sangre, cuando corría, no pasaba un solo día, sin pensarte estudiando, mientras te arreglabas el pelo cien veces. Sabes que guardo hasta ahora nuestro apunte del esfenoides? Respóndeme: ¿Sigues bailando tan mal como antes? ¿Olvidas como siempre las llaves? ¿Juegas aún al teléfono equivocado? ¿Comes como antes aceitunas con queso? ¿Te curaste de la rinitis alérgica? ¿Te has ca-sa…? ¡Ah, que bueno!... De: Ignacio Zerimar - Noel J. Ramírez ©. En. La electrocardiografía basada en cuento y poesía. 1ra Ed. Tarixa Libros, Buenos Aires, 2013. Conservas, ya veo, el anillo, el anillo que mi abuela me regaló para que te lo diera. Quizás hubiese continuado recordando, acariciando nuestros momentos pasados, o tal vez me habría desmayado con el solo pretexto de que me abrazaras. -Soy la abogada de la señora Concepción Carbonelli- dijo ella. De: Ignacio Zerimar - Noel J. Ramírez ©. En. La electrocardiografía basada en cuento y poesía. 1ra Ed. Tarixa Libros, Buenos Aires, 2013.
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