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LAS C É L U L A S B A JO EL M IC R O S C O P IO

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LAS C É L U L A S B A JO EL M IC R O S C O P IO
En la actualidad, se dispone de ia tecnología para descifrar los principios básicos
que rigen la estructura y la actividad de la célula. Pero la biología celular comenzó
sin estos recursos. Los primeros biólogos celulares comenzaron observando
simplemente tejidos y células, después los abrieron o los cortaron para intentar ver
su contenido. Lo que vieron fue para ellos profundamente desconcertante: un conjunto
de objetos diminutos y apenas visibles cuya relación con las propiedades de
la materia viva parecía un misterio inescrutable. No obstante, este tipo de investigación
visual fue el primer paso hacia el conocimiento y sigue siendo esencial en
el estudio de la biología celular.
Por lo general, las células son muy pequeñas, demasiado pequeñas para observarlas
á simple vista. No se las visualizó hasta el siglo XVII, cuando se inventó el
microscopio. A partir de ese momento y durante cientos de años, todo lo que se
supo sobre las células se descubiió con este instrumento. Los m icroscopios ópticos,
que utilizan la luz visible para iluminar las muestras, todavía son piezas vitales
del equipo del laboratorio de biología celular.
Si bien estos instrumentos, en la actualidad, incorporan muchas mejoras complejas,
las propiedades de la luz en sí misma fijan un límite a la precisión del detalle
que puedan revelar. Los microscopios electrónicos, inventados en la década de los
treinta, sobrepasan este límite mediante el empleo de haces de electrones en lugar
de haces de luz como fuente lumínica, lo que amplía mucho la capacidad para
visualizar los detalles sutiles de las células e incluso posibilita la visualización
individual de algunas moléculas de mayor tamaño. 
La invención del microscopio óptico condujo al descubrimiento de las células
La invención del microscopio óptico dependió de los avances en la producción de
las lentes de cristal. En el siglo xvn, se perfeccionaron las lentes hasta el punto que
se pudieron usar para fabricar microscopios simples. Con el empleo de un instrumento
de este tipo, Robert Hooke examinó un trozo de corcho y en 1665 le informó
a la Royal Society of London (Sociedad Real de Londres) que el corcho estaba compuesto por un conjunto de cámaras diminutas, que denominó “células”. El nombre de-“ célula" se mantuvo, aunque las estructuras que Hooke describió eran sólo las paredes celulares que quedaron después de que murieran las células vegetales vivas que se encontraban en su interior. Más adelante, Hooke y su contemporáneo holandés Antoni van Leeuwenhoek pudieron observar células vivas, lo que reveló un mundo oculto lleno de organismos microscópicos móviles.
Casi durante 200 años, el microscopio óptico sería un instrumento exótico, accesible
sólo para pocas personas con recursos económicos. Recién en el siglo xix comenzó a
ser ampliamente utilizado para la observación de las células. La aparición de la biología
celular como una ciencia independiente fue un proceso gradual al que contribuyeron
muchas personas, aunque en general se considera que su nacimiento oficial está marcado por dos publicaciones: la del botánico Matthias Scl.ieiden en 1838 y la
del zoólogo Theodor Schwann en' 1839. En estos artículo, Schleiden y Schwann
documentaron los resultados de una investigación sistemática de los tejidos de plantas
y animales con el microscopio óptico y mostraron que las células eran los componentes
básicos de todos los tejidos vivos. Sus trabajos y los de otros microscopistas
del siglo xix, condujeron lentamente a la idea de que todas las células vivas se
forman por la división de células preexistentes, un principio denominado a veces teoría
celular. La idea de que los organismos vivos no se generan en forma
espontánea, sino que pueden ser generados sólo por organismos preexistentes fue
combatida con vehemencia, pero finalmente se confirmó mediante los experimentos
realizados en la década de 1880 por Louis Pasteur.
El principio de que las células se generan sólo a partir de células preexistentes y
que heredan de éstas sus características es la base de la biología y le da al tema
una cualidad particular: en biología, las preguntas sobre el presente están ineludiblemente
vinculadas con preguntas sobre el pasado. Para comprender por qué
las células y los organismos actuales se comportan como lo hacen, necesitamos
conocer su historia desde los orígenes imprecisos de las primeras células en la
Tierra. La teoría de la evolución de Darwin, publicada en 1859, aportó la clave
para comprender esta historia, al demostrar cómo la variación aleatoria y la selección
natural pueden determinar la producción de organismos con características
nuevas, adaptados a nuevas formas de vida. La teoría de la evolución explica
Tómo surgió la diversidad entre los organismos que comparten un antepasado
común. Al combinarla con la teoría celular, nos ofrece una visión global de la vida,
desde sus inicios hasta la actualidad, como un gran árbol genealógico de células
individuales. Si bien este libro trata fundamentalmente sobre el funcionamiento
celular actual, el tema de la evolución aparecerá una y otra vez.

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