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1 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Aportes para descolonizar el pensamiento Primera parte Lic. Diana Hamra Contenidos: La realidad social y sus dimensiones. Dimensión temporal de las sociedades. Dimensión espacial de las sociedades. Dimensiones de la realidad social1 La realidad social construida por los sujetos sociales se desarrolla en el entrecruzamiento del tiempo histórico y el espacio geográfico; esto lo vivenciamos en la cotidianeidad, a partir de la acción transformadora que las sociedades realizan sobre su ambiente, en la producción de los recursos que posibilitan su supervivencia. Pero también, en esa construcción vivenciamos una diversidad de vínculos sociales, de modos de organización, de conflictos que, a la hora de analizar cuestiones referidas a las sociedades como un todo complejo, debemos tener en cuenta. En la realidad de la vida social, es imposible fragmentar a los individuos de las estructuras, a la sociedad de la naturaleza, a la tecnología de las creaciones artísticas e intelectuales. Ya sea que en una investigación abordemos a los sujetos, a colectivos sociales, a ambientes naturales, a los procesos de la técnica, la cultura, las representaciones religiosas no podremos dejar de tener en cuenta las interacciones que existen entre estas dimensiones sociales. Ponderar estas cuestiones nos permitirá abordar no sólo los síntomas, los indicios - aquello que, tal vez, es observable a simple vista- de la trama social, sino avanzar en su comprensión, su interpretación y superar las lecturas simplificadas y reduccionistas. Veamos un esquema de las dimensiones de la realidad socio-ambiental: 1 El texto forma parte del Diseño Curricular de la Educación General Básica de Adultos – Hamra, Diana: Ciencias Sociales, La Plata, Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires, 2004. 2 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura 1. La dimensión temporal de las sociedades: La vida de las sociedades se desarrolla en el tiempo, en él se producen los acontecimientos y los modos de pensar que forman la historia del mundo. De ahí que las sociedades, desde su origen, hayan tratado de “manejar el tiempo” a través de calendarios, relojes, periodizaciones. Pero no todas las sociedades piensan el tiempo del mismo modo, tampoco lo miden de la misma forma. Por ejemplo, para los cristianos el tiempo comienza en el momento de la Creación que dios lleva adelante. Ese sería el inicio de los tiempos, luego habría un transcurrir en el que los mortales desenvuelven sus vidas y un final de los tiempos que llegará en el momento del segundo advenimiento de Cristo a la Tierra, la llamada parusía. Desde la creación, la vida realiza un recorrido lineal que se dirige hacia la purificación, hacia la redención que marcará el final de los tiempos. Esta concepción lineal contrasta con la adoptada por pueblos como el egipcio, griego, maya, azteca; para quienes el tiempo se vinculaba a la naturaleza y a las actividades productivas que desarrollaban. Tenían en cuenta las etapas en los que se sembraba, se cuidaba la siembra y se cosechaba; épocas de inundaciones y sequías que se reiteraban cíclicamente. Su concepción del tiempo era circular. Lo mismo acontece con los calendarios. Producto del proceso de conquista y colonización hemos heredado el calendario gregoriano, según el cual, el año 1 coincide con el nacimiento de Cristo. Para los musulmanes el año 1 coincide con el momento en que Mahoma huyó de La Meca en dirección a Medina. Este viaje, la Hégira, se produjo 16 de julio del año 622 de la era cristiana. Además, el año musulmán tiene 12 meses de 29 y 30 días alternos porque, a diferencia del gregoriano, se basa en ciclo lunar. Advertimos cómo en los ejemplos señalados, existe una estrecha relación entre las concepciones religiosas y la idea de tiempo. 3 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Así como las sociedades, los individuos tampoco perciben el tiempo de igual forma. Pensemos un día en la vida de una persona que habita el ámbito rural, trabaja mucho, pero también puede dormir la siesta, participar de actividades sociales, de actividades con su familia. Parece que en ese contexto el tiempo tuviera una duración mayor. Ahora, pensemos en un día en la vida de una persona que habita en una ciudad, viaja hasta su trabajo, trabaja buena parte del día, viaja de regreso a casa, ya es de noche… pareciera que para realizar las actividades que se propone necesitará un día con una duración de más de veinticuatro horas. Otro ejemplo para advertir la percepción subjetiva del tiempo es que cuando estamos a gusto en una actividad parece que “el tiempo pasó volando”. Sin embargo, cuando nos contraría esa actividad decimos que “fue eterna”. “La temporalidad es una dimensión de la existencia humana. Nuestro ser vivo percibe la regulación física de su entorno: el día y la noche, el sol y la luna, el nacimiento y la muerte. Somos los únicos dotados de una percepción consciente —la memoria— que nos permite establecer un continuum entre el pasado, el presente y el futuro así como el espacio finito de nuestras vidas. La conciencia de la finitud del hombre es simultáneamente el reconocimiento del plano temporal en que se desarrolla su existencia”.2 Como hemos visto, cada cultura construye la representación de su finitud, de la trascendencia de los sujetos sociales y su concepción de tiempo. Según las concepciones que hemos analizado, tan sólo Dios puede mover los resortes y el péndulo del reloj que rige la vida de los mortales. Pero Dios no necesita del tiempo porque existe fuera de él y, es más, es quien lo determina. “Nos acercamos así a la relación del tiempo y el poder. En efecto, los sujetos más cercanos a las entidades divinas e inmortales, es decir, los intermediarios entre los habitantes de la Tierra y los moradores de la eternidad son los que por lógica detentan el monopolio del saber sobre el tiempo: son los que deciden cuándo sembrar y cosechar, cuándo ayunar, cuándo festejar y, por lo tanto, subvertir excepcionalmente las reglas sociales; son los que convocan desde lo alto de un minarete o con la campana a toda la comunidad para que se congregue a ciertas horas del día. Los ejemplos referidos dan cuenta del alcance contenido en el monopolio del saber y control del tiempo. Éste significa el poder sobre la sincronización de los individuos para la realización de actividades sociales así como sobre la movilización de las energías sociales. […] Todo poder se legitima mediante la naturalización y ésta consiste en la capacidad de convencer que dicho poder se pierde en la memoria de los tiempos. La inmemorialidad del origen del poder o de las pretensiones a él es una pieza clave de su proyecto legitimador. Por ello, el dominio del tiempo como estrategia del poder implica la confección de una historia oficial y, por consiguiente, de una mitología del poder que remonta su genealogía a un lejano pasado que sólo sus ideólogos conocen puesto que lo inventan. En la diálectica del poder, el tiempo se vuelve uno de los símbolos en 2 Rajchenberg S., Enrique y Héau-Lambert, Catherine: “Tiempo, calendarios y relojes” en México, Estudios sociológicos, V. 20, N° 59, (mayo-ago. 2002), p. 287-303. 4 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura disputa. La polisemia de la palabra significa tanto eventos físico-naturales como duraciones imaginarias”.3 Veamos. Uno de los primeros obstáculos con los que nos topamos cuando nos disponemos a trabajar con la noción de tiempo histórico es que los estudiantes, el público, lo confunde con las condiciones climáticas. Otra representación ligada al tiempo, se vincula al uso de expresiones como: “en 1807 se producela expulsión de los ingleses y después la caída del virrey Liniers y luego el advenimiento de Cisneros”. La expresión y después o y luego, remite a la construcción del tiempo y la historia como una sumatoria de hechos, cada momento constituye un sistema cerrado y se explica en sí mismo, imposibilitando el establecimiento de conexiones entre estos hechos, de establecer las continuidades y discontinuidades en el proceso social en estudio. Volvamos a la afirmación de que el dominio del tiempo como estrategia del poder implica la confección no sólo de una historia oficial, sino también, de periodizaciones que pretenden dar homogeneidad a los acontecimientos socio-históricos, como si éstos se produjeran al mismo tiempo y de la misma manera en todo el mundo. En la diálectica del poder, el tiempo se vuelve uno de los símbolos en disputa, cuestión que los europeos del siglo XV ya tenían en claro. Por eso, los poderosos europeos del siglo XVII, luego de haber alcanzado gran esplendor mediante la expansión ultramarina y el incremento de los intercambios comerciales, instalan a propuesta del historiador alemán Cristóbal Cellarius (1638-1707, profesor de Retórica e Historia en la Universidad de Halle), la división clásica de las Edades de la Historia. Teniendo como parámetros al mundo clásico y al renacimiento como pilares y dejando de lado civilizaciones como las de Oriente, dividieron a la Historia en Antigua, Media y Moderna. Luego de la Revolución Francesa (1789) se agregó la Edad Contemporánea y, el concepto de Prehistoria, apareció recién en el siglo XIX debido a la influencia que mantuvieron las Sagradas Escrituras que afirmaban que las huellas de los primeros hombres se habían destruido con el Diluvio. Podemos bucear en libros de texto de Argentina desde el siglo XIX (desde la puesta en marcha de la Ley 1420 de 1884 que establecía la educación común, gratuita, laica) y en el resto de América Latina y hasta la actualidad y encontraremos con el título “Las edades de la Historia” gráficos como el siguiente: 3 Ibidem. 5 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Resulta claro que los europeos llevaron su concepción de la Historia a cada lugar al que fueron y la mostraron como la periodización de la Historia Universal. Lo mismo hicieron con el calendario gregoriano. La Europa económicamente pujante de la expansión ultramarina, es la que fijó la concepción de tiempo en todas las sociedades en el mundo que fueron conquistadas y colonizadas. Es decir, instalaron como única y universal su concepción de tiempo, pero para lograrlo, debieron destruir primero la memoria histórica de los pueblos conquistados. La concepción eurocéntrica de la Historia continúa imperando como si fuera única. No se trata de descartar esta mirada. Sólo hay que tener presente que no representa a la Historia Universal y que sólo se reduce a la Historia de Europa y de los pueblos de la cuenca mediterránea que mantuvieron contacto con ella (por eso se incorpora a las sociedades del Cercano Oriente y el norte de África). Los procesos históricos no afectan a todos los pueblos y regiones del mundo. El acontecer humano americano no puede subordinarse ni a la periodización de la prehistoria europea ni a sus edades de la historia. La ocupación y colonización europea sólo marcó la finalización del desarrollo independiente de las poblaciones nativas, pero no su desaparición. El contacto entre estas culturas dará como resultado realidades socio-culturales nuevas, adaptadas a medios diferentes, desarrollando sus propias particularidades. Sería interesante no perderlo de vista e incorporar nuevas miradas en torno de la temporalidad, que permitan desnaturalizar la idea de un tiempo lineal y univoco. La concepción del tiempo a partir de la industrialización. Decíamos que, para muchas sociedades, la concepción del tiempo se hallaba estrechamente ligada a los fenómenos de la naturaleza y a los procesos productivos. La utilización de calendarios y relojes sol, permite deducir que, para esas sociedades, no era necesario un alto desarrollo tecnológico vinculado a contar el tiempo, puesto que la manufactura de un bien, se realizaba en el intermedio entre la siembra y la cosecha o viceversa, teniendo en cuenta la conmemoración de tal o cual festividad religiosa, la llegada de mercaderes y la organización de ferias. Había mucho tiempo para la confección de las manufacturas. Sin embargo, “En el mundo moderno, el perfeccionamiento de las tecnologías de medición del tiempo nos inculca un sentimiento de impotencia. El tiempo parecería no solo pasar, sino volar. Cuanto más lo detallamos y desagregamos en millonésimas de segundos, menos lo dominamos y domesticamos. La digitalización de los relojes nos rinde ante la conciencia de su velocidad y de nuestra dificultad en acompasar su movimiento, aparentemente cada vez más autonomizado de la voluntad social. El advenimiento del mundo moderno está acompañado de la obediencia estricta al paso del tiempo”4. Si bien, en la Modernidad la idea de tiempo se basó en el tiempo cristiano rectilíneo e irreversible pero desde una concepción laica a la que se le sustrajo toda idea de un finalidad de salvación. En la época del desarrollo industrial, fueron los hombres de 4 Ibidem. 6 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura ciencia –tomando sobre todo, el modelo de las ciencias naturales- ligados al empresariado, los que estructuraron la concepción de tiempo conforme al antes y después y a la idea de progreso, de desarrollo, de evolución. Hasta la actualidad, es habitual utilizar la formulación antes-ahora como modo de comparar lo acontecido en una misma sociedad en tiempos distintos, para mostrar las mutaciones de costumbres sociales o de ciertos objetos tecnológicos. ¿Qué ideas se conforman en los individuos y sociedades a partir de esta presentación? Conciben que si hay cambios en esas situaciones, costumbres sociales, se explican por la diferencia de tiempos, es decir, que si se observan modificaciones, es sólo porque hay momentos diferentes. A estas formulaciones se asocia la idea de que lo de antes era rudimentario, elemental, primitivo en relación a lo de ahora. Se escuchan afirmaciones que expresan que si no tenés tal o cual teléfono, televisor, etc. “vivís en la prehistoria”. Esta concepción vincula al desarrollo de las sociedades con una mirada evolucionista, la historia como un lento y gradual perfeccionamiento del saber en general que genera la convicción de que la historia consiste en avanzar, mejorar y perfeccionarse tecnológicamente, sin poner el acento en quién/es produce/n las transformaciones y por qué se deciden esas modificaciones. En conversaciones, revistas, libros de texto, muchas veces se presentan imágenes que dicen: antes se utilizaba el calentador a kerosén o la cocina a leña para cocinar, ahora contamos con la cocina a gas natural o el microondas; antes se viajaba en carretas tiradas por caballos o canoas y balsas, ahora tenemos automóviles, colectivos, aviones. Esta idea evolucionista de la historia incluye una fórmula de exclusión social, de selección y jerarquización social, debido a que, en tanto la tecnología es sinónimo de progreso, quienes acceden a ella se ubican en una posición diferenciada, que posiblemente les procure derechos también diferenciados. Cuando planteamos estas ideas nos preguntamos ¿cuántas de los personas que tenemos frente a nosotros continúan viviendo en el antes? ¿Qué producimos en ellos con estas afirmaciones? Robert Nisbet plantea que “La esencia de la idea de progreso imperante en el mundo occidental puede enunciarse de manera sencilla: la humanidad ha avanzado en el pasado, avanza actualmente y puede esperarse que continúe avanzando en el futuro. Pero cuando preguntamos quésignifica "avanzar" las cosas se tornan necesariamente más complejas. Sus significados abarcan todo el espectro que va desde lo espiritualmente sublime hasta lo absolutamente físico o material. En su forma más común, la idea de progreso se ha referido, desde los griegos, al avance del conocimiento y, más especialmente, al tipo de conocimiento práctico contenido en las artes y las ciencias. Pero la idea de progreso se ha aplicado también al logro de lo que los primitivos cristianos llamaban el paraíso terrenal: un estado de tal exaltación espiritual que la liberación del hombre de todas las compulsiones físicas que lo atormentan se torna completa. A nuestro entender, la perspectiva del progreso es usada, especialmente 7 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura en el mundo moderno, para sustentar la esperanza en un futuro caracterizado por la libertad, la igualdad y la justicia individuales. Pero observamos también que la idea de progreso ha servido para afirmar la conveniencia y la necesidad del absolutismo político, la superioridad racial y el estado totalitario. En suma, casi no hay límite para las metas y propósitos que los hombres se han fijado a lo largo de la historia para asegurar el progreso de la humanidad […]”5 Veamos de qué manera se promocionaban las ideas de progreso en el siglo XIX y deduzcamos a quiénes beneficiaban y a quiénes desfavorecían: Pareciera que los seres humanos quedan sometidos al progreso histórico como si fuera inevitable, perdiendo la posibilidad de acceder a la historicidad, al tiempo vivido, en beneficio del conocimiento científico. Pero, tal como planteaba Chamberlain y aunque fuera presentado como la posibilidad de acceder a la civilización, sabemos que el mentado progreso iba a afectar de forma bien distinta a las metrópolis que a las colonias. Retomando y para cerrar la idea del antes y después, diremos que, presentar el tiempo de ese modo, imposibilita la construcción de la idea de proceso, es decir, qué pasó durante, ya que un proceso histórico es más que una secuencia ordenada de acontecimientos, más que una serie de cambios que a su vez generan otros cambios. El instante fugaz se transforma en el tiempo humano en sí mismo, y el antes y después se presenta como el sentido de la historia, el proceso a través del tiempo. Pero dado que este proceso se da en una sucesión de instantes en fuga o en un ahora puntual, que ya no responden a ningún proceso de salvación –como en la mirada cristiana-, al otorgarle un nuevo sentido más racional, se introduce la idea de un progreso infinito y continuo. En las sociedades industriales la necesidad del incremento de la productividad, puso a los científicos a trabajar buscando alternativas para optimizar el tiempo de producción. El dueño de la tecnología, es decir, el propietario de la fábrica, sería el encargado –en forma directa o mediante el desarrollo de jerarquías (gerente, capataz)- de disciplinar y 5 Nisbet, Robert: Historia de la idea de progreso, Buenos Aires, Gedisa, 1981. Es la británica la más grande de las razas dominantes que el mundo ha conocido y, por consiguiente, el poder determinante en la historia de la civilización universal. Y no puede cumplir su misión, que es crear el progreso de la cultura humana, si no es merced a la expansión de la dominación inglesa. El espíritu del país tendrá fuerzas para cumplir esta misión que nos ha impuesto la Historia y nuestro carácter nacional. [...] El Imperio británico, firmemente unido, y los Estados Unidos deben juntos asegurar la paz del mundo y asumir la pesada responsabilidad de educar para la civilización a los pueblos retrasados. Joseph Chamberlain al frente del Ministerio de Colonias Británico, en 1895. Joseph Chamberlain (1836-1914), empresario y político liberal inglés, fue Ministro de Asuntos Exteriores y se destacó como un gran defensor de los intereses imperialistas británicos. 8 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura supervisar a los operarios. Se promueve la división del trabajo, a fin de alcanzar una economía de trabajo; aunque esa división destruye las capacidades de los operarios, la especialización de los mismos en cierta operación en el proceso productivo, genera un aumento en la calidad de los productos terminados. Se desarrolló una nueva cultura del trabajo y, para ello, fue necesario: la asistencia regular al empleo, puntualidad, realización estrictas de las tareas en un tiempo determinado. La producción en serie fue posible en virtud de un plan de mecanización. Cuando hablamos de mecanización no sólo nos referimos a la utilización de maquinaria en la producción, sino a la sistematización del trabajo de los operarios en relación al tiempo: acudir al reloj fichador que controlaba horario de ingreso y egreso del personal6; controlar el tiempo en el que los operarios tenían frente a sí el producto en elaboración que era trasladado por la cinta de montaje. Cada etapa del proceso de trabajo en la fábrica fue analizado y estandarizado, ajustando el trabajo de los obreros a las exigencias de las máquinas y a la ambición de sus dueños. Imagen de la película Tiempos Modernos7 de Charles Chaplin en la que un obrero metalúrgico estresado por el exigente ritmo de la cadena de montaje termina perdiendo la razón. El tiempo comenzó a jugar un papel fundamental en la vida productiva de las personas. Frederick Taylor estudió con detalle los movimientos de los trabajadores, calculó el tiempo que demandaba cada operación y estableció normas que buscaban la máxima eficiencia. Así lo explicaba: “Se adoptó un sistema más perfeccionado de remuneración diaria que consistía en pagar en función de la cantidad y la calidad de lo que se producía. Al cabo de un tiempo relativamente corto el supervisor estimuló la producción de todas las trabajadoras aumentando el sueldo de las que producían más y mejor y 6 En la actualidad, la ciencia ha desarrollado equipos biométricos que miden e identifican alguna característica propia de la persona. Entre las técnicas más empleadas de autenticación biométrica se encuentran el reconocimiento de huella dactilar, facial, escáner de retina y reconocimiento de iris, por ejemplo. Algunos de ellos son utilizados para el control del personal en sus empleos. 7 Recomendamos el visionado de la película. 9 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura reduciéndolo a las que se mostraban inferiores a las otras. Finalmente, despidieron a las obreras cuya lentitud y falta de atención era incorregibles. También se hizo un estudio detallado con un cronómetro del tiempo necesario para hacer cada operación. Se escogió la forma más sencilla de ejecutarlas para eliminar todos los movimientos lentos o inútiles y reunir en una secuencia los más rápidos y los que permitían una mejor utilización de los instrumentos y de los materiales. Este estudio demostró que las trabajadoras perdían charlando una parte considerable del tiempo. Se les impidió hablar durante las horas de trabajo colocándolas a una distancia considerable. Las horas de trabajo fueron reducidas de diez y media a nueve y media y luego a ocho y media [...]. Se introdujo también el trabajo a destajo y cada hora se informaba a las trabajadoras si su ritmo era normal o si iban atrasadas. Los resultados finales de este sistema fueron los siguientes: a. 35 obreras hacían el trabajo que antes realizaban 120. b. Las obreras ganaban 35,5 francos por semana en lugar de los 17,5 anteriores. c. Se trabajaban ocho horas y media en lugar de diez y media. d. La precisión en el trabajo había aumentado un tercio.”8 El operario ya no sería más el artesano que elaboraba todo el producto sino que estaría encargado sólo de una parte, a veces mínima, de todo el proceso. Esta parcelación del trabajo, divididoen actos precisos, simples y repetitivos, fue lo que permitió aumentar la productividad. La producción en serie y el trabajo en cadena, propuesto por Taylor y perfeccionado por Henry Ford, se generalizó en las grandes industrias. “La trillada consigna ´time is money´ expresa el imperativo de una sociedad cuyo motor fundamental gira en función de la reducción incesante del tiempo de trabajo necesario y la ampliación del tiempo de trabajo excedente, tal como fue demostrado por Carlos Marx. Puesto que el capital en sí mismo, vale decir, no enfrentado a la fuerza creadora del trabajo, está muerto, todo tiempo de no-rentabilidad queda penalizado. En efecto, el capital no descansa”9. A partir de la utilización de nuevos sistemas de comunicación, la concepción del tiempo, en especial, aquel aplicado al trabajo ha tenido transformaciones. Si bien, continúa existiendo un horario de trabajo real y efectivo, con un desarrollo aún mayor de los controles de personal; se continúa conectado a las actividades laborales mediante los teléfonos e internet. Nuestra vida gira en torno a la obediencia estricta al paso del tiempo. Si observamos a nuestro alrededor, en las estaciones ferroviarias, en las plazas, en las iglesias, en algún sitio de las casas, en nuestras muñecas encontramos un reloj. El tiempo forma parte de los mecanismos de institucionalización sociales, del establecimiento de conductas que se realizan con regularidad, todo acto humano se vincula a mediciones estrictas. Constantemente necesitamos saber qué hora es; pero 8 Texto tomado de García, Margarita y Gastell, Cristina, "Actual. Historia del Mundo Contemporáneo – Bachillerato Primer Curso." Barcelona, Editorial Vicens Vives, 2000, p. 80. 9 Rajchenberg S., Enrique y Héau-Lambert, Catherine, Op. cit. 10 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura también hay horarios que se encuentran establecidos socialmente como la hora de comer, de dormir, etc. Algo que parece natural como el horario en que necesitamos comer o dormir, forma parte de una construcción social: el llamado reloj biológico. Se trata de un mecanismo de disciplinamiento y autocoacción que hasta parece tan "inevitable y coactivo como la estructura genéticamente determinada de una persona"10. Se nos prepara para ocupar cierto lugar en el aparato productivo, se nos prepara para "no desperdiciar el tiempo"; y quien no respeta esos cánones se encuentra fuera de los parámetros de la normalidad, porque en esta la concepción moderna del tiempo y la producción, no hay espacio para el ocio. El tiempo es tan importante en nuestras vidas que, incluso, quienes manejan la construcción de discursos respecto de él han instalado construcciones tales como: “Con el paso del tiempo, la población americana, las actividades económicas y la competencia de España con otras potencias europeas fueron aumentando”; “Con el tiempo, se modificó el sistema del monopolio comercial”; “Después de un tiempo, los criollos adquirieron poder”. ¿Qué idea generan estas expresiones? Se le asigna al tiempo el rol de transformador de las situaciones sociales. Si las modificaciones se producen es por el paso del tiempo y no por las decisiones de las personas. Es decir que, expresiones como las citadas aluden a un devenir social independiente de las acciones humanas, producido tan sólo por el transcurso del tiempo y como si esa senda estuviera predeterminada. Así, es el tiempo el que se transforma en motor de la historia y no las decisiones humanas. Continuando este razonamiento, se entiende que las transformaciones sociales son una cuestión de maduración, asimilando los fenómenos sociales a los que se producen en la naturaleza. Así, son entendibles frases que se repiten frecuentemente como es cuestión de tiempo; el tiempo cura todos los males; con el tiempo las cosas mejorarán, etc. Estas frases no son sólo construcciones erróneas del lenguaje, sino que tienen una significación simbólica que define conductas sociales, un modo de ser en la sociedad. Si los males de la sociedad se solucionan por el accionar del tiempo y dejando que el tiempo transcurra, ¿qué deben hacer los sujetos sociales? Tan sólo sentarse y esperar, cultivar la paciencia y la tolerancia, ya que no hay nada que puedan hacer, nada que puedan modificar porque la historia seguirá el camino naturalmente preestablecido. Como vemos, esta concepción anima a los sujetos a adquirir comportamientos pasivos ante las distintas situaciones, a aceptar ese natural devenir en el que se hallan inmersos como algo inevitable. Esta concepción acerca del tiempo se convierte en un obstáculo para el desarrollo de una mirada crítica de nuestra propia realidad, porque nos lleva a concebirnos como sujetos sociales viviendo por el tiempo y no, haciendo el tiempo. Este pensamiento no aporta para que las personas conciban al tiempo histórico como una construcción social inherente a los seres humanos organizados en sociedad. 10 Elias, Norbert: Sobre el tiempo, México, Fondo de Cultura Económica, 1989, p. 25. 11 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Es el tiempo histórico el que hace comprensibles las transformaciones que se producen en el interior de una sociedad. “[...] El tiempo es una relación creada para coordinar y dar sentido a los cambios producidos en cada sociedad, en cada cultura, en cada civilización”. No se trata sólo de una cronología de los hechos sociales sino de comprender cuál fue el alcance, la injerencia, los condicionamientos que conformaron el presente tal como es. La construcción del concepto de tiempo histórico requerirá de situaciones de enseñanza que posibiliten el reconocimiento de cambios y de permanencias. A partir de los recortes seleccionados se posibilitará la comparación entre el pasado y el presente (sin perder la idea de proceso), la caracterización de las formas de vida presentadas permitirá a los alumnos ubicar elementos y actividades humanas en distintos momentos, reconocer rupturas, regularidades, ritmos de cambio, duraciones diversas (tiempo corto, medio, largo) y avanzar en la comprensión del devenir histórico. Recordemos, los cambios no se producen por el tiempo sino a través del tiempo por la acción y decisión de los sujetos sociales. Para analizar lo que acontece en la sociedad es imprescindible tener en cuenta la dimensión temporal. Ella nos permite advertir el eje temporal de la intención, el tiempo en el que nos proponemos, planeamos o tratamos de realizar algo; la segunda es el eje temporal de la sucesión. Las ideas de pasado, presente y futuro, transcurso y dirección, flujo y cambio, se asocian exclusivamente con el eje temporal de la intención. Son expresiones de nuestro campo de experiencia en el presente que fluye. En cambio, las ideas de anterior y posterior, antes, durante y después, cambios, discontinuidad, constancia y permanencia, se asocian exclusivamente con el eje temporal de la sucesión. Además, permite encarar el estudio sincrónico de las sociedades identificando sus rasgos económicos, políticos, tecnológicos, culturales, en el contexto de una época determinada. Y, la perspectiva diacrónica que promueve las capacidades de representación y medida del tiempo, identificación de factores de cambio y permanencia y de las repercusiones de los acontecimientos, coyunturas y procesos a corto, mediano y largo plazo. Plaza de Mayo, fines siglo XIX. Plaza de Mayo, 1950. Las fotografías son una herramienta interesante que, en este caso nos permiten realizar un análisis diacrónico del espacio de la Plaza de Mayo, observando con detenimiento las imágenes podemos advertir cambios, permanencias. Pero también podemos poner en juego el eje temporal de la sucesión, incorporando al análisislas ideas de anterior y posterior y las del eje temporal de la intención. Si indagamos un poco más, en el 12 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Mapa griego 700 a.C. contexto histórico en el que fueron tomadas las fotografías podremos explicarnos mejor los motivos de los cambios y permanencias que se advierten a partir de la observación. 2) La dimensión espacial de las sociedades: Todas las sociedades se establecen en un espacio, que se concreta en paisajes algunas veces más naturales, otras más culturales. Es el ámbito donde las poblaciones despliegan su vida, donde se manifiestan las interacciones entre el ámbito físico y la actividad humana y donde quedan al descubierto los efectos de sus decisiones. Estas sociedades modifican, conforme a sus necesidades políticas, sociales, económicas, el marco natural en que se establecen y el contenido humano existente, sirviéndose para ello de la ciencia y la técnica. Así los integrantes de la sociedad, organizan el espacio, cuyos cambios y permanencias pueden ser percibidos a través del tiempo; porque el paisaje, la organización espacial actual no siempre fue como se presenta actualmente, resulta imprescindible reconocerle un pasado y será la indagación del mismo, la que permita explicar la naturaleza de los cambios, las decisiones que se tomaron para estructurarlo de esa forma, los motivos que justifican las decisiones, los mecanismos utilizados y los problemas que sobrevienen a partir de ellas. El espacio como producto social, da cuenta de los procesos, relaciones y decisiones humanas, por lo tanto su conocimiento debe superar la visión empirista que se centra en el análisis del paisaje o la utilitaria que lo coloca como escenario de los acontecimientos, para ser concebido como un producto social de construcción histórica, pasible de ser interpretado y modificado ya que cuando hombres y mujeres ordenan el entorno le otorgan valores y significados propios. Las representaciones son un medio para transmitir ideas y conocimientos sobre el espacio. En estas representaciones no sólo aparecen ilustrados tierras y mares sino también la conexión entre un mundo mental interno y un mundo físico externo y se devela a través de ellas el bagaje cultural que pesa sobre cada uno de nosotros. La geografía tradicional ligaba la enseñanza del espacio en el contexto escolar al manejo de las técnicas cartográficas (conocer la función de las líneas y puntos imaginarios, el sistema de coordenadas, la distancia entre un lugar y otro); y mostraba, a través de los mapas, un espacio absoluto, supuestamente objetivo. Esos mapas, en tanto representaciones gráficas del espacio, contienen implícita o explícitamente una connotación ideológica que se vincula con la visión de quien los dibujó y con la época que le dio origen. Los documentos cartográficos atestiguan la historia de la cultura humana. El material cartográfico permite percatamos de las formas e ideas que las sociedades han tenido sobre su entorno y el planeta. Los mapas son mediadores entre un mundo físico y uno mental, porque cuando se elabora un mapa se lo construye de acuerdo a los valores de vida, símbolos, avances técnicos que pertenecen a cierta época y lugar. 13 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Entre los pueblos antiguos, los mapas se realizaban para decir a otros pueblos los espacios o lugares que les pertenecían y que ellos habían experimentado. En este mapa griego fechado en el año 700 a.C., el océano marca los límites de las tierras conocidas, concebidas como un disco circular con Grecia en su centro, y es también el mar el que baña los contornos de los reinos y ciudades míticas. El mar Mediterráneo queda prácticamente encerrado por las tierras europeas, del norte de África y el Asia Menor. El Nilo en Egipto parece que por entonces era el más importante río conocido. También se detallan las islas ubicadas en el Mar Mediterráneo; islas que los griegos conocían bien debido al desarrollo de actividades marítimas y comerciales. En esas islas, habían fundado puertos y pequeños poblados. Para confeccionarlo, el cartógrafo debió tener acceso a la información generada por distintos viajeros, comerciantes, marinos y aventureros que quizá la recogieron de otros personajes igualmente anónimos e inquietos que recorrieron esas tierras y mares. Pasando al continente americano, antes de la llegada de los europeos, muchos pueblos registraron su historia en libros llamados códices. Guaman Poma de Ayala (Perú, 1530- 1616) fue el primer cronista, que escribió "Nueva crónica y buen gobierno" para enviarla al rey de España informando sobre los abusos de los conquistadores. El mapa muestra el este arriba con Los Andes y más allá Brasil, el oeste abajo con el Océano Pacífico, a la izquierda el norte, hacia la derecha el sur y en el centro el Tahuantinsuyu. Alrededor del mapa hay una leyenda: “Mapamundi del Reino de las Indias Un reino llamado Antisuio hacia el derecho de la Mar del Norte. Otro Reino llamado Collasuio sale so(l). Otro Reino llamado Consesuio hacia la Mar del Sur, llanos. Otro Reino llamado Chincaisuio Puni(en)te sol”. El mapa presenta al Tahuantinsuyu (Imperio de los Incas) como si fuera una gran isla. El territorio posee un área montañosa que lo bordea en la parte superior dejando un área de mar y otra de cielo. El territorio tiene una zona montañosa y boscosa que bordea toda la región superior de la gran isla y desde donde fluyen ríos que bañan todo el espacio. En el cielo pueden observarse a la izquierda una luna en cuarto menguante con su cara y rodeada de estrellas y, a la derecha, el sol también con cara y abundantes rayos. Lo que indicaría que mientras en un sector es de noche en el otro extremo es de día. El mar rodea todo el espacio representado y aparecen en él distintas especies marinas, ballena, 14 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura pez espada, lobo marino, también dos barcos, una barcaza y una sirena. Se pueden observar pequeños dibujos que representan a hombres y mujeres que en parejas simbolizan a los habitantes de la región. A derecha e izquierda del eje central están el escudo papal y el escudo Real de Castilla. Aunque Lima era, por entonces, la capital del Virreinato del Río de la Plata, para Guamán Poma el Cusco seguía siendo el centro del mundo andino, y por tanto, del universo. Como vemos, la concepción de espacio difiere para las distintas sociedades, aunque podemos advertir una coincidencia: la tendencia hacia el etnocentrismo. Etnocentrismo que se ha expresado de muchas maneras y la cartografía ha sido uno de los soportes de esas expresiones. Cuando pensamos en la Tierra la primera idea que nos viene a la mente es la de este mapa: Como venimos desarrollando, los mapas surgieron a partir del surgimiento de la organización social. ¿Por qué este mapa será el que llevamos impreso en nuestras mentes? ¿Estará impregnado de etnocentrismo? ¿Es la representación más fiel a la Tierra? Etnocentrismo Según el Diccionario de la Real Academia Española, es la “tendencia emocional que hace de la cultura propia el criterio exclusivo para interpretar los comportamientos de otros grupos, razas o sociedades”. El etnocentrismo es el acto de ver y analizar al mundo de acuerdo con los parámetros de la cultura propia. El etnocentrismo suele implicar la creencia de que el grupo étnico propio es el más importante, o que algunos o todos los aspectos de su cultura son superiores a los de otras. Dentro de esta ideología, los individuos juzgan a otros grupos en relación a su propia cultura o grupo particular, especialmente en lo referido al lenguaje, las costumbres, comportamientos, religión, creencias; buscando la conservación de un espacio o territorio bien delimitado y de intereses propios.Esos elementos son los que van configurando la identidad cultural. En situaciones donde se presentan conflictos entre culturas, las concepciones etnocéntricas de superioridad se vinculan a sentimientos de desconfianza y temor y con acciones que son diseñadas para limitar el contacto con integrantes de otros grupos para ejercer discriminación. En medio de conflictos culturales, el etnocentrismo es acompañado por xenofobia, discriminación, prejuicios, separación física de los grupos y la construcción de estereotipos negativos hacia el otro. 15 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Gerhard Kremer (1512-1594), alias Mercator, estudió filosofía, matemática y geografía y fue un eminente cartógrafo; realizó trabajos para el emperador Carlos V. En pleno proceso de expansión ultramarina de los países de Europa, los navegantes necesitaban llevar su barco de un lugar a otro y, para eso, tenían que poder calcular fácilmente la distancia más corta entre dos puntos sobre la superficie esférica de la Tierra. La proyección de Mercator creó mapas más exactos y útiles para la navegación que ninguno hasta entonces. Su uso se extendió durante el siglo XVIII e incluso ha llegado hasta nuestros días. Mercator diseñó un mapamundi en el año 1569 como resultado de dibujar el mapa del mundo sobre la superficie de un globo, recortarlo en gajos y luego completar los espacios vacíos. Las zonas cercanas al Ecuador son las que quedarán más fieles a la realidad. Pero hacia el norte y hacia el sur, cuanto más se aleje del Ecuador, las distorsiones aumentarán. Por ese motivo, los polos no serán representables en el mapa. Los meridianos están dibujados como líneas rectas al igual que los paralelos, siendo perpendiculares a los primeros. El mapa quedaba armado por cuadrículas que favorecían la ubicación de la ruta entre un lugar y otro, el marinero podía dibujar una línea recta en el mapa, determinar el rumbo y zarpar hacia su destino. En tiempos en que “descubrían” amplias zonas del mundo en un breve lapso, extendían su comercio, obtenían riquezas metalíferas, dominaban grandes extensiones de tierra y de personas que servían como mano de obra, su autoestima, la valoración que tenían de sí mismos como europeos fue plasmada en la representación del espacio elaborada por Mercator, como una elección política, ideológica, cultural. Como otros pueblos, los europeos, también se colocaron en el centro del mapa. Es decir, mantuvieron la postura etnocentrista característica de las representaciones espaciales de todas las sociedades. Treinta años después de la muerte de Mercator, su mapa se había extendido por Europa y por todos los territorios conquistados como el standard clásico de la percepción geográfica del mundo hasta nuestros días. En el proceso de creación del paradigma de Mercator estaban presentes dos cuestiones: una metodológica y no resoluble del todo y otra de carácter eurocentrista. La primera tiene que ver con el problema de proyectar la superficie de un cuerpo esférico sobre un plano. Al tratar de realizar tal tarea, el cartógrafo determina las propiedades del cuerpo redondo que quiere privilegiar en su representación plana, es decir, escoge entre una serie de criterios de proyección los que considera más importantes, debido a que es imposible mantener todas las propiedades originales del objeto. 16 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Obviamente se privilegió la zona del globo donde se encontraba situada Europa, colocándola como centro del mundo y por ende, también se privilegió el tamaño del mundo ubicado hacia el norte del Ecuador, es decir, la región donde se encuentra ubicada Europa, generando una importante distorsión, del tamaño relativo de las masas continentales, inflando las zonas del norte a costa de las regiones ecuatoriales. En realidad el norte mide 52.000.000 km2 y el sur, lo duplica, tiene una extensión de 100.000.000 km2. Pero eso en el mapa no se ve. Según el mapa, Europa parece más grande que Sudamérica, cuando en realidad tiene poco más de la mitad de su tamaño. Europa tiene una extensión de 9.700.000 km2 y América del Sur 17.819.100 km2. Las deformaciones del mapa Mercator no parecieron sorprender a los europeos en la época de la expansión del imperio colonial europeo y ratificaron su carácter eurocentrista. El mapa Mercator llegó a América al mismo tiempo que los conquistadores. Fue impreso en libros, pasó al sistema escolar, es utilizado como “la” imagen de la Tierra. Lo usamos acríticamente y lo tomamos como si fuera la Tierra misma. Es más, se nos enseñó a mirarlo de una determinada manera, por eso, nos sentimos molestos cuando vemos este mapa que está al costado. Seguramente pensamos que está al revés, patas para arriba. Lo cierto es que no hay un modo correcto de ver el mundo porque en la inmensidad del cosmos no hay arriba o abajo, derecho o revés, norte o sur. Pero, tantos años de escolarización, tantos años de mostrarnos el mapamundi de una forma determinada grabaron en nuestra mente una imagen como la correcta e inhibieron la posibilidad de pensar que se puede concebir el espacio de otros modos. Como pueblo conquistado y colonizado por los europeos, a la herencia colonial del idioma y la religión católica, tenemos que agregar la concepción que los latinoamericanos tenemos del espacio geográfico, y de nosotros en el mundo. La utilización hegemónica del mapa Mercator con una Europa pujante en el centro del mundo continúa estando presente hasta la actualidad. En el siglo XVI y XVII predominaron España y Portugal en usufructo de su expansión; en el siglo XVIII y XIX la Gran Bretaña en desarrollo industrial, a la que se sumaron otras potencias europeas 17 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura que iniciaron -a mediados del siglo XIX- ese proceso, convirtiéndose en competidoras de los británicos e iniciando una nueva etapa de expansión y dominio colonial sobre América, África y grandes sectores del Asia que se manifestó en el curso de la primera mitad del siglo XX. Esta primacía europea continuó reflejándose en la cartografía y también fue justificada a través de discursos orales y escritos y de la transmisión cultural que se realizó, tanto en los países europeos como en sus dependencias. La supremacía europea fue adoptando distintos nombres en el siglo XIX se reconocieron como los civilizadores que debían luchar contra la barbarie. En el siglo XX se denominaron primer mundo en contraposición al tercer mundo y, también países desarrollados en oposición a los subdesarrollados, a los que se estaban llamados a dominar. Analicemos el caso Malvinas a través de la cartografía en uso. Escuchamos comentarios respecto de porqué dos pequeñas islas generan a la Argentina tantos problemas, qué sentido tiene –dicen los comentarios- seguir reclamando unos territorios tan pequeños y sin ninguna importancia para el país. Generalmente, en la escuela y los medios de comunicación, se nos plantea la importancia geoestratégica del archipiélago al ser la vía de comunicación entre el Océano Atlántico y el Pacífico; también se destaca que junto a las islas Shetland y Sandwich del Sur son la continuidad de la plataforma continental submarina argentina y del mar territorial; otra cuestión que se destaca es que son un puente natural que nos une con la reserva de agua potable más importante del mundo: la Antártida y que además, conforman casi un tercio de nuestro territorio nacional. Mire el mapa de la izquierda, que es el que está acostumbrado a ver en libros, revistas, televisión y vea si el mapa le permite verificar los enunciados anteriores. Luego mire el mapa de la derecha y saque sus propias conclusiones. Se entiende cómo la cartografía genera representaciones mentales y su discurso de poder nos lleva a sostener ciertas afirmaciones que sonconvicciones sociales. La Ley N° 26.651, promulgada el 15 de noviembre de 2010, establece la obligatoriedad de utilizar en todos los niveles y modalidades del sistema educativo como así también en su exhibición pública en todos los organismos nacionales y provinciales, el mapa bicontinental de la República Argentina el cual muestra la Antártida Argentina en su real proporción con relación al sector continental e insular. El artículo 4º de la ley 26.651 establece que: “Las editoriales deberán incluir el mapa bicontinental de la República Argentina, referido en la presente, en las nuevas ediciones de los libros de texto. Los textos editados con anterioridad deberán incorporar el mapa bicontinental en caso de reimpresión o reedición”. 18 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Mercator diseccionó a la Tierra para representarla como imagen cognoscible, le quitó su tridimensionalidad para perpetuarla en la bidimensión. En la concepción impuesta, el mundo es bidimensional, no porque la Tierra lo sea, sino porque la representación que perpetuaron los europeos lo es. Hemos sido educados en la idea de que Europa es el centro del mundo y esto ha influido en la consideración de que allí se desarrolla un pensamiento, acción y sociedades a las que es imprescindible imitar. Mediante los mapas se impone un modo de ver y entender el mundo; el mapa estructura, ordena nuestro modo de concebir el espacio, de concebirnos en el espacio y en el mundo. Las sociedades ubican sus territorios en el centro de sus mapas del mundo, y de esa manera demarcan el espacio propio, delimitan el espacio en relación a “los otros”. El ubicarse en el centro contribuye a que los integrantes de la sociedad desarrollen una identidad social positiva y una alta autoestima. Arturo Jauretche en su libro “Los profetas del odio”, planteaba en 1957: “He propuesto una visión del mundo desde aquí, desde nuestro lugar. Ello nos ayudará a ver el mundo desde nuestro propio ángulo y a comprender nuestro papel. El de América Latina es otro planisferio, que arroja a las grandes potencias a los arrabales del planeta. Es preciso incorporar a los hábitos del pensamiento argentino la capacidad de ver el mundo desde nosotros, por nosotros y para 19 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Sala de hospital a comienzos del siglo XX. nosotros. Para pensar como argentinos necesitamos ubicarnos en el centro del mundo y ver el planisferio desarrollado alrededor de ese centro […] nunca seremos nosotros mismos si continuamos colocándonos en el borde del mapa, como un lejano suburbio del verdadero mundo”. Puesto que las coordenadas de nuestro universo son espacio- temporales, el planteamiento sobre el tiempo implica necesariamente la dimensión espacial. Este universo espacio- temporal no es una abstracción, sino un mundo habitado que construye socialmente estas coordenadas. El espacio habitado se vuelve entonces territorio. Éste y el tiempo transforman nuestra simple geometría en complejas relaciones de poder. Tiempo y espacio socialmente construidos devienen el objeto de conflicto cuando los grupos sociales o los Estados nacionales se apoderan de ellos e imponen su unidad de medida. Al igual que con el tiempo histórico, hay una tendencia a la homogeneización de la mirada en relación al espacio: Europa en el centro del mundo, el modo de concebir el aula de clases. Recuerde los contenidos de la clase 3, al trabajar el tema “Escuela y control social”. En la escuela, la disposición espacial de los pupitres, del escritorio del docente, las ventanas internas y puertas vidriadas, tienen la finalidad de promover una capacidad de disciplinamiento y autocontrol que los individuos luego reproduzcan en su accionar cotidiano: generando temor, inhibiendo el hacer fuera de lo estrictamente establecido. La distribución espacial de las máquinas y los trabajadores en la fábrica; de las camas en la sala de un hospital; de las celdas en la cárcel, tienen la misma finalidad. Siempre hay un espacio destinado al capataz, a los enfermeros, a los centinelas que le permiten ver todo, controlar todo. Ese es el espacio al que llamamos panóptico. La utilización del espacio en una casa y la ubicación de la casa en el barrio, brinda elementos interesantes a tener en cuenta para el análisis de la realidad social en la que debemos desarrollar nuestra actividad. Continuando con el ejemplo el proceso de revolución industrial iniciada en Europa a fines del siglo XVIII y comienzos del siglo XIX, diremos que provocó mejoras en la alimentación, el aumento de la población, la aplicación de tecnología industrial en la producción agrícola y, por ende, la desocupación y la emigración masiva de campesinos a la ciudad en busca de trabajo en las industrias. Las familias necesitaban alojamiento y 20 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Vista de un barrio obrero de Londres. comenzaban a instalar sus viviendas en los alrededores de las industrias, con una distribución concentrada y sin planificación previa. Los dueños de las fábricas construyeron casas de alto, con innumerables habitaciones, para arrendarlas a las familias trabajadoras y ejercer el tutelaje de las mismas. Estos barrios no contaban con agua potable, drenaje, alumbrado, calles, ni otros servicios. El hacinamiento y las pésimas condiciones de higiene, provocaron un deterioro creciente del ambiente y de la salud de las personas. “Es indudable que parece existir algo en las grandes ciudades, y hasta en las de mediano tamaño, particularmente desfavorable para la vida humana en sus primeras etapas. La parte de la comunidad sobre la que recae principalmente la mortalidad, parece que se debe a la falta de ventilación y al aire contaminado, que puede suponerse perjudiciales a los tiernos pulmones de los niños, así como el mayor grado de encierro al que tienen que someterse casi por necesidad. Un matrimonio con la mejor salud, que lleva una larga vida regular y tranquila pocas veces halla que sus hijos gocen de la misma salud en las ciudades que en el campo. Según cálculos anteriores, en Londres la mitad de los que nacen, mueren antes de llegar a los 3 años; en Viena y Estocolmo antes de los 2, en Manchester antes de los 5”. Así describía Thomas Robert Malthus las consecuencias que provocaba el hacinamiento en las ciudades surgidas durante el proceso de industrialización en su “Ensayo sobre el principio de población” escrito en 1798. Como vemos, la organización espacial se vincula directamente al desarrollo de la vida de la sociedad, a los sectores sociales que se instalarán en ese espacio – incluso al componente étnico que se establecerá en ellos-, a los problemas que se presentan en cada comunidad, a las decisiones gubernamentales o sociales para solucionar esas problemáticas. El espacio del barrio. “Como asiento de una determinada comunidad, el barrio sirve como marco de vida para el desenvolvimiento de la actividad humana. Su escala permite la interacción y solidaridad entre individuos, el aprendizaje, la expresión política, el desarrollo de una base económica y diversos niveles de privacidad necesarios para la vida familiar y doméstica. 21 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura La supervivencia de las comunidades en especial de las más débiles, se garantiza a partir de las redes de solidaridad y resistencia que se forman en el territorio del barrio que sirve como escenario y facilitador de dichas relaciones. Como estructura física atiende las necesidades de diversos grupos por edad e interés y favorecen el intercambio y la comunicación, la expresión social y política y la formación de esquemas de autogestión y organización. Pero también satisface las necesidades individuales y sus derechos, tales como la privacidady personalización, brindando al individuo un referente y una posición en el mundo”.11 Para analizar los barrios de una ciudad, es importante tener en cuenta la posición relativa que cada uno de ellos ocupa en la estructura urbana, el carácter de la comunidad que lo habita y la base económica que lo sustenta. La escritora francesa Flora Tristán (1803-1844) nos ayuda a entender, a partir de los criterios que expresáramos precedentemente, la distribución espacial de la ciudad de Londres en el siglo XIX. Decía: “Londres tiene tres sectores bastante diferentes: La cité, el west end y los faubourgs. La primera es la antigua ciudad (La cité), que, a pesar del incendio ocurrido bajo el reinado de Carlos II, ha conservado gran número de pequeñas callecitas estrechas, mal alineadas, mal construidas, y los bordes del Támesis obstruídos por casas bañadas en sus cimientos por las aguas del río. […] Se ve una multitud de iglesias y de capillas pertenecientes a todas las religiones, a todas las sectas. Los habitantes de esta división son considerados por aquellos del west end como los John Bull de pura sangre; son, en su mayor parte, excelentes mercaderes que se equivocan raramente acerca de sus intereses y a quienes nada afecta, salvo estos mismos intereses. Las tiendas, donde muchos de ellos han hecho grandes fortunas, son tan sombrías, tan frías y tan húmedas, que la aristocracia del west end desdeñaría semejantes locales para guardar sus caballos. Los hábitos, las costumbres y el lenguaje de la cité se hacen notar por sus formas, sus matices, sus usos, sus locuciones que los elegantes del west end llaman vulgarity. El west end está habitado por la corte, la alta aristocracia, el comercio elegante, los artistas, la nobleza provinciana y extranjeros de todos los países -esta parte de la ciudad es soberbia-; las casas están bien construidas, las calles bien alineadas, pero extremadamente monótonas. Allí se encuentran los brillantes coches, las damas magníficamente engalanadas, los dandys caracoleando sobre caballos magníficamente enjaezados, un mundo de criados cubiertos de ricas libreas y armados de largas varas con empuñadora de oro y de plata. 11 Buraglia, Pedro G.: “El barrio desde una perspectiva socio-espacial. Hacia una redefinición del concepto” en Barrio Taller, Serie Ciudad y Habitat, N°5, Bogotá, 1998. 22 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Los faubourgs, arrabales a causa de los arrendamientos baratos, encierran a los obreros, las mujeres públicas y aquella turba de hombres sin destino que la falta de trabajo y los vicios de toda clase conducen al vagabundaje, o a quienes la miseria y el hambre fuerzan a convertirse en mendigos, en asaltantes, asesinos. El contraste que presentan los tres sectores de esta ciudad es aquel que la civilización ofrece en todas las grandes capitales; pero es más chocante en Londres que en ninguna otra parte. Se pasa de esa activa población de la cité que tiene por el único móvil el deseo de ganar, a aquella aristocracia altanera y despectiva, que viene a Londres cada año para escapar a su tedio y hacer muestra de un lujo desenfrenado, o para gozar del sentimiento de su grandeza a través del espectáculo de la miseria del pueblo. Finalmente, en los arrabales está aquella masa de obreros tan flacos, tan pálidos y cuyos niños tienen un semblante tan lastimoso. Enseguida los enjambres de las prostitutas de andar desvergonzado, de miradas lúbricas; aquellas brigadas de hombres ladrones de profesión que, como aves de presa, salen cada noche de sus guaridas para lanzarse sobre la ciudad, donde roban sin temor y se entregan al crimen, seguros de poder desaparecer de la persecución de la policía, que es insuficiente para alcanzarlos en tan inmensa extensión”12. La descripción de Flora Tristán nos permite adentrarnos en la estructura de una ciudad. La escritora advierte a partir de la existencia de zonas bien diferenciadas en su aspecto morfológico y por las funciones y actividades que se llevan a cabo en ellas. En la actualidad, en las ciudades podemos distinguir: centro, periferia, suburbana, rururbana. El centro: Suele ser la zona más antigua de las ciudades. Las ciudades de larga tradición tienen un casco histórico con edificios emblemáticos combinados con otros nuevos. Mantienen funciones residenciales y se especializan en actividades terciarias (administrativas, financieras, turísticas y de servicios). Sus ensanches del siglo XIX y principios del XX se incorporan al centro histórico. Las ciudades nuevas tienen un distrito central de negocios organizados en plano regular y con fuerte desarrollo en altura de los edificios. Es el centro comercial y financiero. En los últimos años aparecen nuevos distritos centrales de negocios en la periferia perdiendo influencia el distrito central. En ambos modelos la concentración de actividades y población provoca problemas de congestión de tráfico y de contaminación. La periferia urbana: El fuerte desarrollo de los transportes y comunicaciones favorece la expansión de la periferia de la ciudad. Las zonas suburbanas son las periféricas de la ciudad que mantienen la continuidad urbana. En ellas se han creado abundantes barrios de viviendas unifamiliares para la población de nivel económico medio y alto. Este modelo es típico de las ciudades estadounidenses. 12 Tristán, Flora: Paseo por Londres, Lima, Biblioteca Nacional del Perú, s/f edición, p. 15-16. 23 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Para satisfacer las necesidades de esa abundante población han proliferado los centros de ocio y las superficies comerciales. También se han desarrollado junto a polígonos industriales tradicionales parques empresariales, tecnológicos y científicos. Todas estas instalaciones convierten estos barrios dormitorios o fabriles en auténticos “centros alternativos". La zona rururbana: La población de alto nivel económico y elevada cualificación exigen mayores calidades medioambientales para vivir. Huyendo de los centros, crean urbanizaciones de casas unifamiliares espaciadas o barrios cerrados. Con las facilidades para la deslocalización, surgen empresas terciarias o industriales que cumplen con las exigencias de calidad de vida en el trabajo. Hay también parques empresariales, industriales de alto valor añadido y complejos científicos. A la vez perviven explotaciones agrícolas y ganaderas que se ven rodeadas por estas nuevas zonas urbanas por lo que tienden a desaparecer. También, en un barrio se puede distinguir un centro y una periferia, ciertas funciones que desempeña y unos elementos que lo componen. Entre las funciones que desempeña mencionamos: • Albergar de diversos estratos sociales, modos y estilos de vida. • Sostener una determinada actividad económica particular y diversa. • Mantener unos componentes urbanos a determinada escala: cobertura y acceso a los servicios comunitarios construidos por el Estado en el barrio; el valor de la tierra en función de la ubicación del predio y su vinculación con la prestación de servicios, equipamiento, tipo de viviendas existentes en las cercanías. Además, en todo barrio podemos advertir los siguientes componentes: “El territorio: Todo barrio posee unos límites identificables y precisos, que pueden ser encontrados en cambios morfológicos o espaciales o a través de la percepción de sus habitantes; a veces coincidiendo con accidentes físicos, bordes naturales o barreras creadas, definen un territorio específico. La malla de circulación: Dependiendo de su forma y organización espacial, la malla de circulación determina los elementos de la agrupación en manzanas y regula la intensidad y tipo de relaciones físicas que se pueden dar en un determinado espacio urbano ya quepuede favorecer o inhibir la articulación, el intercambio o el desarrollo de ciertas actividades de servicios comerciales o institucionales, la circulación de transportes o favorecer o evitar las posibilidades de encuentro y socialización y el intercambio de información y valores. 24 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura La centralidad: Aún en forma rudimentaria o embrionaria, todo barrio posee al menos un centro de actividad social y comunitaria identificable como tal. Su importancia y necesidad como parte componente de la estructura del barrio se hace evidente por el uso y transformaciones que la comunidad le asigna a una parte del espacio urbano, generalmente un área libre, un cruce vial o un sitio que concentra varias tiendas, etc., donde comienzan a darse reuniones públicas, se asienta el mercado semanal, tienen lugar manifestaciones religiosas o políticas, y se convierte en lugar de encuentro para diversos grupos sociales. La centralidad es uno de los elementos que más impacto ejercen sobre los cambios en el barrio y respecto al crecimiento de la ciudad. Los equipamientos sociales: El barrio se caracteriza igualmente por la presencia de estructuras de apoyo a la actividad residencial, ya sea alojadas en viviendas, ya como edificaciones singulares, sueltas o formando parte de las manzanas. A menudo, son la materialización de diversas reivindicaciones laicas como la escuela, la recreación o el centro de gobierno local. Incluye además, la capacidad de autonomía o autoabastecimiento que posee un barrio para permitirle al usuario encontrar lo que se necesita cuando se necesita. Esto se logra atendiendo la demanda del barrio, primero social y luego económica, para autoabastecerse en las actividades cotidianas y en casos de emergencia y previendo la posibilidad de apoyar otros asentamientos o barrios vecinos. Los referentes o hitos: Estos son […] lugares donde han ocurrido eventos o situaciones históricos de valor o interés local que han quedado registrados en las efemérides de sus habitantes y que le asignan un significado particular al sitio, monumento o edificación los cuales se distinguen por su nombre, localización o forma. El referente sirve de memoria y de articulación entre el presente y el pasado, pero también como punto de localización y orientación al usuario. Este componente se vincula al concepto de arraigo, entendido como la necesidad existencial de poseer “un punto de referencia” espacio-temporal. La vivienda: Todo barrio se caracteriza por […] la existencia de una proporción significativa de espacio urbano destinado a la actividad residencial. Pero también, se presentan en él construcciones […] con funciones específicas distintas a la vivienda, como edificios industriales, comerciales, religiosos o institucionales. Las vinculaciones en el espacio urbano se generan a voluntad del usuario. Se producen diversas relaciones de contacto con sus vecinos sin sacrificar su privacidad, no a la disolución de los niveles de privacidad. Existe una cierta paradoja en este aspecto ya que la sociabilidad depende igualmente de la clara definición entre los dominios público y privado. Se oponen al logro de esta cualidad, los espacios cerrados, los muros ciegos de las urbanizaciones y conjuntos. Ayuda la disposición de equipamientos, espacios libres y sitios de reunión, los espacios mediadores o interfaces de comunicación entre los dominios públicos y privados y la construcción de una malla urbana accesible e intensa en contactos y conexiones. El espacio urbano posee, por lo tanto, características y atributos que favorecen el desenvolvimiento de la vida social, pero es también el medio que permite su regulación y control, a partir de la naturaleza material de sus componentes físicos y de la forma como estos se organizan. 25 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Desde este punto de vista, la forma edificada no es solamente un “envoltorio” de cualidades estéticas, sino una forma sutil de organización espacial, para controlar y perpetuar una organización social y el desarrollo de sus relaciones […]. El punto de partida para entender la relación entre forma urbana y relaciones sociales es el de aceptar que dicha forma, dependiendo de la manera como se organiza, cumple un papel importante tanto en la regulación como en la cualificación de las relaciones sociales de un determinado grupo humano. Es decir, que puede favorecerlas o inhibirlas, sirviendo de soporte para su mantenimiento y reproducción. En cierta medida, a pesar que dichas relaciones no se generan por razón del espacio construido, éste opera como catalizador y en ciertos casos, como regulador de dichas relaciones. […] el espacio construido es en realidad una sofisticada forma de organizar la estructura social. La manera como se distribuyen las paredes, puertas, ventanas, manzanas y calles no es producto del azar ni, a pesar de su importante contribución, de la febril imaginación del proyectista. En realidad responde a una cierta lógica que busca reproducir, regular y controlar las relaciones sociales de un grupo dado y sus manifestaciones simbólicas o culturales, determinando a dónde se puede ir, qué se puede hacer, quién y cuándo y ejerciendo control sobre las representaciones y sus símbolos”.13 13 Buraglia, Pedro G.: Op. Cit. 26 Departamento de Cultura y Arte Historia de la Cultura Vista aérea de Quilmes, 1940. Imagen satelital Barrio Los Tilos, Daireaux Pcia. Buenos Aires. Las imágenes aéreas y las satelitales son recursos a partir de los cuales podemos obtener información acerca de los componentes del barrio. Su observación permite advertir el territorio, la malla de circulación, la vivienda.
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