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1920-2004
Nace el 16 de junio de 1920 en la ciudad de México. Hijo de José López Portillo y Wéber, cadete del Colegio Militar que el 9 de febrero de 1913, escoltó al presidente Madero del Castillo de Chapultepec a Palacio Nacional, al darse el cuartelazo de Bernardo Reyes. Nieto de José López Portillo y Rojas, diputado porfirista, gobernador de Jalisco en tiempos de Madero y brevemente, secretario de Relaciones Exteriores de Victoriano Huerta. Y bisnieto de Jesús López Portillo, dos veces gobernador de Jalisco y después al servicio de Maximiliano. Al triunfo de Carranza, su abuelo y su padre tuvieron que refugiarse en Jalisco, hasta que pudieron regresar a la capital sin riesgo de represalias.
Estudia en la UNAM y en la Universidad de Santiago de Chile. Se titula de abogado en 1946 con la tesis “Valoración del Estado” y más tarde, obtiene el doctorado en derecho. Ejerce su profesión en forma privada hasta 1960. De 1947 a 1958 imparte clases en la Facultad de Derecho y en la Escuela Nacional de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, así como en el doctorado en administración del IPN. Escribe ensayos jurídicos y los libros “Quetzalcóatl”, “Don Q” y “Génesis y Teoría General del Estado”. 
Durante su juventud se mantiene alejado de la política por consejo de su padre, para quien “los defectos de un hombre honrado son las cualidades de un político” y “algunas veces la historia de México es la de doce Judas sin ningún Jesucristo”. Pero en 1958 acepta participar en la formulación del plan de gobierno del candidato priísta Adolfo López Mateos, quien por su brillante personalidad, al conocerlo, le inspira la decisión de abandonar sus actividades privadas y participar en el sector público.
Invitado por Luís Echeverría, con quien mantenía una añeja amistad, en 1960 ingresa al servicio público en la Secretaría del Patrimonio Nacional, como asesor del oficial mayor y después, director general de las Juntas Federales de Mejoras Materiales. De 1962 A 1965 coordina el Comité de Desarrollo Urbano. De 1965 a 1970 es director jurídico y subsecretario de la Secretaría de la Presidencia. En 1970 es subsecretario del Patrimonio Nacional, director de la Comisión Federal de Electricidad y Secretario de Hacienda en 1973, puesto en el que realizó adecuaciones fiscales, como el aumento al precio de la gasolina.
Al final de su gobierno, Echeverría tenía en contra a los empresarios, a la izquierda radical y a la clase media y aun el sector obrero le regateaba su apoyo. Los precandidatos más visibles a sucederlo eran, en primer lugar, Mario Moya Palencia, secretario de Gobernación, y secundariamente, Hugo Cervantes del Río, secretario de la Presidencia. Pero de manera inesperada, el 22 de septiembre de 1975, López Portillo es "destapado" por Fidel Velázquez, líder de la CTM, y el 5 de octubre siguiente, protesta como candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional. Además recibe el apoyo del Partido Popular Socialista PPS y del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana PARM. 
Realiza su campaña con el lema “La solución somos todos”. Escribe Germán Pérez Fernández del Castillo (La elección presidencial de 1976; José López Portillo, candidato sin oposición): "La campaña... Fue exitosa porque, pese al desastre económico, político, social e internacional en que terminó la administración de Luis Echeverría Álvarez, López Portillo logró crear bases de confianza en los ámbitos social, económico y político. Esto es, de cara a los empresarios, frente a las clases medias, respecto a los actores políticos dominantes (especialmente el Partido Acción Nacional, PAN, en el sistema de partidos) y también respecto a los principales organismos financieros internacionales; incluso llegó a tener contacto, durante su campaña, con la izquierda radical que, para entonces, hacía poco tiempo había estado alzada en armas". 
Sin oposición prácticamente, sólo tiene como contrincantes a Valentín Campa, candidato del Partido Comunista Mexicano PCM no registrado y a Pablo Emilio Madero, candidato independiente sin registro oficial, quienes sólo realizan unos cuantos actos de campaña. El Partido Acción Nacional PAN, en ese entonces terco opositor al PRI, se encuentra en una pugna interna entre los viejos panistas "doctrinarios", que consideran a la política un instrumento para redimir a la sociedad, y las nuevas corrientes pragmáticas que ven en la política una oportunidad para conquistar el poder; al no llegar a un acuerdo para apoyar a Madero, el PAN no registra candidato presidencial.
Como candidato prácticamente solitario, López Portillo obtiene 16,727,993 votos. Los votos que no se emiten en su favor suman sólo 303,972.
Presidente de la República de 1976 a 1982. Recibe el país en crisis económica, tras la devaluación del peso, cuya paridad con el dólar se había mantenido varias décadas, con el compromiso de un acuerdo firmado con el FMI por su antecesor de reducir el gasto público y restringir los salarios, y tras un enfrentamiento del gobierno anterior con empresarios poderosos. En su discurso de toma de posesión trata de corresponsabilizar a todo el pueblo, se dirige a los marginados para que perdonen el olvido en que han estado sumidos y pide una tregua a todos los intereses en pugna para iniciar un plan de desarrollo económico que comprenderá tres etapas de dos años cada una: recuperación, consolidación y crecimiento acelerado. “Lo primero es calmar el movimiento nervioso,  lleno de pánico. De éste sí hay que temer, rechacémoslo. Hagamos una tregua inteligente para recuperar serenidad y no perder rumbo. Tregua que no sea renuncia o claudicación sino oportunidad de reencuentro y reconciliación". Propone la Alianza para la Producción, para “ofrecer a todos alternativas viables que permitan conciliar los objetivos nacionales de desarrollo y justicia social con las demandas específicas de los diversos factores de la economía. “
Inicia su gobierno con la reforma de la administración pública mediante una nueva Ley Orgánica que suprime la Secretaría de la Presidencia y crea las de Programación y Presupuesto, Patrimonio y Fomento Industrial, Agricultura y Recursos Hidráulicos, Asentamientos Humanos y Obras Públicas y la de Pesca. Apartándose de la tradición nombra como secretario de la Defensa a un militar profesional, ya no más un político militar. En materia hacendaria, se sustituye el impuesto sobre ingresos mercantiles por el impuesto al valor agregado IVA.
El descubrimiento de importantes yacimientos de petróleo en Chiapas, Tabasco y la sonda de Campeche, permite a López Portillo la reactivación de la economía nacional, pero también su endeudamiento para financiar la producción petrolera; sin embargo, dadas las bajas tasas de interés de la época, endeudarse es una opción atractiva pues los recursos petroleros futuros permiten la amortización de los créditos con el exterior. Con gran optimismo, la deuda externa crece rápidamente hasta alcanzar en 1982, los 59 000 millones de dólares.
"Frente a la inestabilidad política de Medio Oriente y con el auge del fanatismo clerical antiamericano en Irán, la nueva riqueza petrolera mexicana despertó el apetito geoestratégico de Estados Unidos". (Estévez Dolia. El Embajador). Lo que origina presiones diplomáticas para que se exploten aceleradamente las reservas mexicanas para vender más petróleo a los estadounidenses y se reduzca su dependencia del Medio Oriente.
Así, se inicia la exploración y explotación petrolera en el mar abierto del Golfo de México y la exportación de crudo pasa de 94 000 barriles diarios al principio del gobierno lopezportillista, a 1.5 millones al final de su periodo y México llega a alcanzar el cuarto lugar mundial como país petrolero, después de la Unión Soviética, Arabia Saudita y Estados Unidos. Para López Portillo: “No aprovechar la coyuntura hubiera sido una cobardía, una estupidez... El petróleo será un poderoso cimiento de nuestra industria, garantizando un grado de independencia económica que el país nunca ha conocido”. Como consecuencia del aumento de la exportaciónde crudo, los ingresos petroleros no previstos, que rebasan los cien mil millones de dólares durante este sexenio, llegan a cubrir una tercera parte del presupuesto de egresos de la Federación.
Además, el embargo de la OPEP impuesto a varios países, eleva el precio del barril de menos de tres dólares en 1970 a más de 35 en 1981, de modo que el aumento de la deuda no resulta preocupante porque parece pagable debido a que se prevé que el precio del barril siga subiendo y se duplique. Los altos ingresos por petróleo y el acceso al crédito internacional hacen decir a López Portillo: “Los mexicanos que han sufrido carencias ancestrales, ahora tendrán que aprender a administrar la abundancia”. Efectivamente, hasta mayo de 1981, México parece encaminarse a una era de bonanza sin igual en su historia. Pero en ese trágico mayo, la gran crisis se precipita cuando J.A De Oteyza, secretario de Patrimonio y Fomento Industrial, sube el precio del barril de petróleo crudo a 32 dólares, tras provocar  la renuncia de  J. Díaz Serrano, director de PEMEX, que había ordenado la baja de 34 a 30 dólares para ajustarse al mercado mundial. La nueva alza no es bien recibida por el mercado y se pierden importantes clientes, bajan las ventas y la necesidad de crédito externo se dispara. Así, México pierde en 1981 más de diez mil millones de dólares.
En el ámbito internacional, en 1977, López Portillo restablece, a la muerte de Franco, relaciones con España y se solidariza con Panamá en la cuestión del canal. En 1979, también influido por su religiosa madre, recibe la visita a México del Papa Juan Pablo II, que llega a reafirmar la autoridad de la jerarquía eclesiástica y a combatir las concepciones que hablaban de una Iglesia Popular. Recibe al presidente norteamericano Carter, pero rompe relaciones con Somoza y apoya a los rebeldes sandinistas para enfrentar indirectamente a los Estados Unidos en la región. Además, propone en las Naciones Unidas el Plan Mundial de Energéticos en 1979; y convoca a la reunión cumbre mundial norte-sur en Cancún en 1981, para buscar soluciones a los problemas sociales originados en el orden económico internacional. Durante su gobierno, López Portillo recibe a 66 mandatarios extranjeros y visita 20 países.
En lo interno, para detener la "guerra sucia", López Portillo libera a los presos políticos mediante una ley de amnistía y abre cauce a una reforma política que culmina en la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales, al amparo de la cual se reconoce personalidad jurídica y se otorga registro a varios partidos, entre ellos a los que representan las dos posiciones opositoras más antiguas de México: el Partido Demócrata Mexicano, expresión de la corriente sinarquista, y el Partido Comunista Mexicano, organización marxista fundada en 1919. La misma ley da cabida a diputados de oposición mediante un procedimiento de proporcionalidad parcial que agrega a los diputados de mayoría relativa, uninominales, diputados plurinominales, o sea, de representación proporcional conforme a los votos obtenidos por cada partido. En 1979, como resultado de la reforma política ingresan al Congreso los primeros diputados comunistas.
El auge petrolero también hace posible intentar planes para reactivar sólidamente la economía nacional y combatir la desigualdad, como la Alianza para la Producción, el Plan Global de Desarrollo, el COPLAMAR para atender a los marginados, y el Plan Nacional de Desarrollo Agropecuario y el Sistema Alimentario Mexicano SAM, para procurar la soberanía alimentaria. Para aprovechar mejor la tecnología y los recursos, así como para generar empleo y reordenar los asentimientos humanos, se formulan los Planes Nacionales de Desarrollo Industrial, el de Desarrollo Urbano, el del Empleo y el de Turismo. La renta petrolera permite reemprender las obras de infraestructura, -como refinerías y plantas de petroquímica-, y al contrario de los gobiernos que vendrán después, (con la mitad de la renta petrolera de que dispondrá el presidente Felipe Calderón, por ejemplo), López Portillo logra mover la economía nacional. Así, se obtienen altas tasas de crecimiento económico, se recuperan los salarios y el índice de desempleo se reduce de 8.1% a 4.5%, con la creación de 4.2 millones de nuevos puestos de trabajo. 
El gasto en educación permite que por primera vez en la historia de México, se cubra totalmente la demanda de educación primaria; se fundan el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica, la Universidad Pedagógica Nacional y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos. 
Se crea la Productora Nacional de Radio y Televisión PRONARTE. La intervención del estado en la televisión se extiende a las entidades federativas: el 16 de enero de 1981, inaugura sus transmisiones la TVProductora de Guanajuato, primera televisora que regionaliza la programación vespertina de Televisión de la República Mexicana TRM, a la que seguirán organismos estatales similares en cada entidad federativa para dotar de televisoras a sus respectivos gobiernos. Pero el manejo desastroso de Margarita López Portillo del Canal 13 y de PRONARTE, cancela las posibilidades de desarrollo de la televisión pública a nivel nacional. 
Las obras de infraestructura vuelven a emprenderse en el Distrito Federal y por todo el país. Se inauguran los museos nacionales de las Intervenciones y de Arte, y se restauran el Templo Mayor y el Centro Histórico de la Ciudad de México. La población atendida por las instituciones de salud y asistencia pasa del 60% en 1976 al 85% en 1982. También se logra que 70 de cada 100 habitantes disfruten del servicio de agua potable. La desigualdad social y regional comienza a recobrar su tendencia a disminuir.
Pero, desafortunadamente, la sobreoferta de los países productores y el ahorro de energía de los países consumidores provocan, a partir de junio de 1981, el desplome de los precios del petróleo que arrastra en su caída a la economía nacional petrolizada. Las importaciones crecen a una tasa del 41.9%, en tanto que las exportaciones disminuyen; empiezan a imponerse severas restricciones crediticias en el exterior y se desequilibran las finanzas nacionales, al grado que en marzo de 1982, el Banco de México se retira del mercado de cambios. Al mismo tiempo, las tasas de interés se disparan y al terminar el sexenio la deuda exterior casi alcanza los cien mil millones de dólares, el tipo de cambio pasa de 26 a 70 pesos por un dólar, la fuga de capitales es imparable y la incontenible inflación llega al 100%. Estimulada por el optimismo gubernamental, la deuda externa de los empresarios privados también se ha disparado.
El 9 de marzo de 1982 se pone en marcha el Programa de Ajuste a la Política Económica que reduce el 3% al gasto público, mayor flexibilidad  a las tasas de interés para promover el ahorro, impedir la dolarización y la fuga de capitales, así como una nueva emisión de petrobonos, entre sus medidas más relevantes.
En medio de los nubarrones del desastre nacional, el 7 de junio de 1982, Día de la Libertad de Prensa, Francisco Martínez de la Vega, cuestiona a López Portillo por su hostilidad hacia los medios masivos, especialmente hacia la revista Proceso, a lo que respondió: “¿Una empresa mercantil, organizada como negocio profesional, tiene el derecho a que el Estado le dé publicidad para que sistemáticamente se le oponga? Esta, señores, es una relación perversa, una relación morbosa, una relación sadomasoquista que se aproxima a muchas perversidades que no menciono aquí por respeto a la audiencia. Te pago para que me pegues. ¡Pues no faltaba más! Frente a las empresas mercantiles que viven de la publicidad y que de ella obtienen anuncios no altruistas, como los partidos políticos, ante cuya responsabilidad rindo respeto, sino que quieren hacer negocio con la publicidad del Estado, hablando sistemáticamente mal del Estado para frustrar los propósitos que el Estado tiene al hacer publicidad, ahí estamos en una relación perversa que debemos vigilar. ¿Debe el Estado,que tantas actividades subsidia, subsidiar también la oposición sistemática fuera de los partidos políticos, gratificando vanidades profesionales que persiguen el lucro?"
Un año antes, en agosto de 1981, López Portillo recibe un magnífico rancho en Tenancingo, Estado de México, obsequio del Dr. Jorge Jiménez Cantú,
en ese entonces gobernador de esa entidad. Pero el periodista Miguel Ángel Granados Chapa pone en duda la moralidad de este acto en su “Plaza Pública” y ante la argumentación esgrimida, el presidente decide rechazar el regalo y además, poner límites a los obsequios que pueden legalmente recibir los servidores públicos.
En octubre siguiente, el presidente López Portillo, "como fiel de la balanza", ordena el destape de Miguel de la Madrid Hurtado para sucederlo en la Presidencia. Sólo Javier García Paniagua, el primer aspirante no secretario de Estado de la época y presidente del PRI, recibe con disgusto la noticia y se retira momentáneamente de la vida pública.
En la contienda electoral se disputan la Presidencia el PRI, el PPS y el PARM cuyo candidato común es De la Madrid, y seis partidos más: PAN, PSUM, PDM, PST, PRT y PSD. Obviamente, la campaña presidencial más importante, la realiza De la Madrid, con el apoyo de toda la estructura gubernamental; su tesis principal y lema es la “Renovación Moral de la Sociedad”, para fiscalizar y perseguir a los administradores públicos corruptos. Trata así de diferenciarse de López Portillo, acusado de corrupción, frivolidad y nepotismo.
A pesar de la crisis general por la que atraviesa el país, De la Madrid gana las elecciones el 4 de julio de 1988 con el 70.99% de los votos, 13 millones más que los sufragados a favor de Pablo Emilio Madero del Partido Acción Nacional PAN.
Las medidas adoptadas por el Presidente Echeverría en sus últimos tres meses de gobierno significaron para muchos el fracaso de una política económica instrumentada a lo largo de seis años. Sin ir más allá de la superficie y sin duda precipitada por la inminente sucesión presidencial y el oportunismo que ello ocasiona, la crítica al Presidente saliente cobró inusitada fuerza a raíz del episodio devaluatorio. Lo que en su momento se consideró como lo adecuado, de repente dejó de serlo; lo que en su oportunidad y tiempo fue aplaudido, empezo a ser severamente criticado.
La crisis económica de 1976 combinada con la sucesión presidencial, condicionaron el análisis que se hizo de la política económica. Por un lado, se acepto sin mayor discusión que la crisis era el resultado lineal de lo que para muchos habían sido los factores que, provocados por políticas del Presidente Echeverría -que consideraban erróneas- habían llevado a la economía del país a una profunda convulsión que culminara en la devaluación: la política salarial, la creciente participación del Estado en la economía, la política de gasto público y su financiamiento, el trato con la iniciativa privada local y extranjera e, inclusive, lo que le dio en llamar “el estilo personal de gobernar”. Por el otro, los problemas económicos que se advertian para el futuro inmediato fueron automáticamente atribuidos a la devaluación del peso monetario frente al dólar estadounidense.(1) Moviéndose en este marco estrecho de análisis (la crisis de 1976 era consecuencia de una política que se consideraba equivocada y los problemas futuros se explicaban a partir del episodio en que culminó esa crisis: la devaluación) muchas de las críticas a la política económica se convirtieron a fuerza de repetirlas, en verdades en si mismas. Puede haber, sin embargo, otra explicación.
3.2 LA SITUACIÓN DE MÉXICO DURANTE EL SEXENIO DE JOSÉ LOPEZ PORTILLO
La sucesión presidencial de 1976 se dio sin dificultades. El candidato del P.R.I. fue José López Portillo y bien se puede decir que no tuvo adversarios. “El P.A.N. no presentó candidato por problemas internos. El P.P.S. y el P.A.R.M. se adhirieron a la
candidatura del P.R.I.. El P.C.M., sin registro, postuló simbólicamente a Valentín Campa.” (Medina,1998, p.336) Cuando López Portillo llegó al poder buscó la unidad de la élite que se había erosionado durante el sexenio de Luis Echeverría. Sin embargo, en 1976, la sociedad política estaba altamente polarizada, por lo cual, López Portillo quiso establecer	consensos entre las fuerzas mayoritarias.	Ciertamente era muy difícil para el gobierno poder equilibrar las demandas; para la izquierda	la violencia en contra del gobierno era la salida a los problemas del país, mientras que para la derecha, el único responsable de la crisis económica era el gobierno.
La élite económica agremiada en el Consejo Coordinador Empresarial continuaba oponiéndose a la retórica populista y a las políticas económicas de la élite gobernante: “La presión contra el gobierno se tradujo en fuga de dólares al extranjero, especulación, inflación, devaluación, contención de la inversión privada, críticas al modelo económico, que con claridad ha expresado el nuevo organismo político del sector privado.” (Campos,1993, p.74) La inconformidad de los empresarios hacia las políticas económicas se reflejo en un comunicado emitido por el Consejo Coordinador Empresarial en el mes de enero de 1977:
En una sociedad la actividad económica debe corresponder fundamentalmente a la inversión privada, ya que la producción de bienes y servicios no es función del Estado. La planeación económica no debe estar centralizada ni debe ser compulsiva, sino indicativa. Es deber del Estado alentar y promover la inversión privada que dé como resultado la creación de nuevas fuentes de trabajo. Se debe evitar las políticas proteccionistas y los incentivos que provocan la proliferación de industrias ineficientes. El futuro del desarrollo de México depende de la expansión del sector comercial privado. Se debe evitar el intervencionismo y la competencia oficial desleales. (Cordera,1989, p.22)
Las diferencias entre los empresarios y el gobierno generó una crisis de confianza. López Portillo trataba de superar el ambiente de incertidumbre y desconfianza que existía tanto en la élite gobernante como en la élite económica. “El nuevo mandatario enfatizó el llamado a la alianza para la producción y propondría una estrategia para atacar de manera simultánea el ámbito económico, la esfera administrativa y la estructura política.” (Medina,1998, p.339) La reforma administrativa tenía por objeto modernizar el aparato burocrático y limitar su expansión, así como tratar de frenar la ineficiencia y la corrupción. La reforma política buscaba frenar el autoritarismo de la élite gobernante y encaminar por la vía institucional las fuerzas y grupos de izquierda.
El descubrimiento de nuevas reservas petroleras le dieron un nuevo margen de maniobra al gobierno de López Portillo. El petróleo como herramienta de desarrollo estimuló la generación de empleos, la ampliación del gasto público y la reactivación de la inversión pública: “...las tasas de crecimiento alcanzaron el 8%. Se crearon 4 millones de empleos.” (Aguirre,1988, p.35) El crecimiento económico y el auge petrolero creó la falsa expectativa de que México se transformaba de manera irreversible en un país próspero. La
seguridad que le otorgaba a al economía mexicana	sus exportaciones	de petróleo duró
muy poco. Sin embargo, López Portillo hizo un llamado a la administración y distribución de la abundancia en un intento por obtener el apoyo de los diferentes sectores políticos. El espejismo petrolero no sólo afectó las expectativas en el ámbito económico sino en el político. Ese espejismo del petróleo puede verse claramente en el rumbo que tomó la política exterior de México durante el sexenio de López Portillo, dicho espejismo lo analizaré más adelante.

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