La fe personal en la época de Wyclif

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The people's faith in the time of Wyclif. The Harvard Theological Review, pp. 301-304
La fe en la época de Wycliff
La iglesia medieval era una organización cuyos objetivos, su doctrina y su práctica, tuvo mucha influencia sobre toda la población de la cristiandad occidental; hombres, mujeres, sintieron su poder en cada fase de la vida humana. La dificultad de hoy en día está en que es una época tan alejada de nosotros que no se ve con una mirada imparcial. 
Comparar los méritos de nuestra época con los defectos de una superstición es igualmente fácil considerar los días en que el cristianismo sus sacerdotes como un período feliz en el que la religión triunfó y el mundo se alegró. La dificultad es entrar en la verdad para estudiar la evidencia imparcialmente y esforzarse por ayudarla como un viajero inteligente hace un país extraño. Manning puede lograr esta difícil hazaña. La religión medieval, como él mismo señala, no era ni el libro ni la de la influencia familiar. El cristianismo enseñado de boca en boca y apelando a los sentidos estaba ante los ojos del sacerdote o fraile. 
La Misa, por ejemplo, apelaba a la emoción, el adorador entendido fue enseñado a sentir mucho, se le dieron oraciones para el servicio, nadie podía dejar de entender la religión que representaban, que era ininteligible hasta para aquellos que profesaban. 
Las misas medievales eran muy diferentes a las misas que se celebran hoy en día. En la Edad Media, la misa era celebrada en latín, que era el idioma de la Iglesia Católica y no era entendido por la mayoría de la población, era el centro de la vida religiosa y social de la época, y su celebración era muy elaborada y ceremonial. Constaba de varias partes, cada una con su propio simbolismo y significado. La primera parte de la misa era la procesión, en la que el sacerdote y los acólitos entraban en la iglesia con velas y vestiduras especiales, luego, se hacía una lectura del Evangelio y se cantaban varios himnos y salmos.
La parte central de la misa era la consagración del pan y el vino, que se creía que se convertían en el cuerpo y la sangre de Cristo, el sacerdote elevaba el pan y el vino sobre el altar y decía una serie de oraciones, mientras que los fieles se arrodillaban y rezaban. Después de la consagración, se distribuía la comunión a los fieles, en la Edad Media, la comunión se tomaba en la boca, y no en la mano como se hace actualmente, también se creía que la comunión tenía un gran poder curativo y espiritual.
La misa medieval era una experiencia muy sensorial y emocional, se utilizaba incienso para purificar el aire, y se encendían velas y lámparas para crear una atmósfera sagrada y mística. Además, se usaba música y canto para aumentar el poder emocional de la ceremonia.
Desde el arte, el simbolismo había sido toda facultad del hombre, toda propiedad y sometido para ese drama supremo, a los devotos se les decía que un aumento de un centavo de la riqueza mundana, la idea de que la observancia del domingo es una innovación puritana se disipa por completo.