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Fuente: …………………………………………………………………………...
(1962). Preaching in Medieval England, an Introduction to Sermion Manuscripts 
of the Period, I350-1450. Cambridge: the University Press. 1926, pp. 381.
Sermones
Este libro es el fruto de cuatro años de estudio continuo de las fuentes, es una adición adecuada a la serie de Estudios sobre la Vida y el Pensamiento Medieval, no se encontrará acuerdo universal sobre la sugerencia de que este período pueda ser correctamente clasificado como "Edad Oscura" (pp. 7,129); pero esos son asuntos menores. Los primeros tres capítulos están dedicados a los predicadores: obispos y párrocos, monjes y frailes, y "estrellas errantes" -grandes prelados, doctores sabios en su propia concepción y sacerdotes rurales de tipo humilde y sin sofisticación, benedictinos que emergen del claustro para servir como predicadores especiales en visitas y sínodos o hablando en sus grandes iglesias, y mendicantes que toman el mundo como su parroquia y predican dondequiera que encuentren u obtengan la oportunidad, indulgences, cuyas actividades como vendedores de indulgencias y explotadores de reliquias han opacado su papel como revivalistas 'con muchas palabras sutiles y falsas promesas', solitarios y reclusos cuyos discursos místicos tenían poco en común con el sermón habitual, e herejes poderos en la denuncia.
Dos capítulos están dedicados a la escena de la predicación, capítulos llenos de una descripción vívida de la multitud destacada que se enfrentaba a aquel que se encontraba en el púlpito medieval, ya sea para el breve sermón durante la misa, o los discursos más largos impartidos en la iglesia los domingos por la tarde, o al aire libre desde la cruz de predicación, o en procesiones.* El Dr. Owst hace buen uso de su conocimiento arqueológico en estos capítulos y posiblemente también de su imaginación; su afirmación sobre el origen de los bancos (p. 167) requiere más evidencia de la que proporciona.
Los últimos tres capítulos están dedicados a los sermones. Se discuten y se ilustran varios tipos: sermones los domingos y días sagrados y sermones en ocasiones especiales, como visitas pastorales, sínodos, funerales; sermones pronunciados ante universidades, ante reuniones de prelados, del clero inferior, de religiosos. A continuación, se presenta un relato de manuales y tratados, y finalmente, un capítulo sobre el arte de hacer sermones. Se describen tres estilos de predicación: la exposición simple y directa de las Escrituras, el discurso formal y lógico que se originó en las escuelas, y el sermón popular lleno de ejemplos y anécdotas picantes.
Es cuestionable en qué medida este libro contribuye a nuestro conocimiento de la vida social y del pensamiento de la época, o del estado de la iglesia; el autor, en lugar de presentar nueva evidencia, parece agregar más testigos a su causa. Si bien es cierto que ideas valiosas pueden surgir del debate, es cuestionable si la controversia es el mejor método para la investigación histórica y aquellos de nosotros que deseamos estudiar la Edad Media podríamos lamentar que un trabajo tan bueno como este esté marcado por un sesgo tan fuerte.

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