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Sangre y poder en la nobleza

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Miguel Aguiar, «PÉREZ GARCÍA, Manuel – Blood, land and power: the rise and fall of the Spanish nobility and lineages in the early modern period. Cardiff: University of Wales Press, 2021, 352 pp.
Sangre y poder en la nobleza
El libro objeto de análisis se presenta como una obra diseñada en una cronología ampliada, que permite centrar la atención en la evolución y permanencia de las estructuras sociales del reino de Murcia, desde la conquista cristiana hasta el siglo XIX. Desde un punto de vista metodológico, se trata de un estudio centrado en dos familias (Riquelme y Fontes y Paz), manifestando la intención de, a través de un enfoque similar al “microhistórico” y con base local, conectar las principales observaciones, hipótesis y conclusiones que se desprenden de estos casos en los grandes problemas y estructuras sociales de la historia hispánica, desde la Edad Media hasta el final del Antiguo Régimen. 
La “familia” es el ancla principal de la obra, enfrentándola como estructura básica para el funcionamiento de la sociedad, incrustando en ella un conjunto más amplio de relaciones más allá de los componentes que, según las concepciones contemporáneas, clasificaríamos como “privados”. En este sentido, la obra se inscribe sobre todo en la práctica historiográfica de los modernistas, y quizás especialmente de los modernistas españoles, que han elaborado un conjunto sustancial de estudios que abarcan esta partición cronológica (en términos generales, entre los siglos XV y XVIII).
El libro consta de cuatro capítulos. Antes de eso, la introducción proporciona el marco general del trabajo, especificando la metodología y explicando conceptos. En este punto, adquiere particular relevancia la determinación esencial del concepto de “familia”, teniendo en cuenta las imágenes que evoca para un lector contemporáneo, así como el concepto de “reproducción social”, concebido aquí fundamentalmente en una perspectiva de mantenimiento, por parte de las familias dominantes y mediante un amplio conjunto de estrategias, de una posición social destacada. En cualquier caso, nos parece que esta concepción de la “reproducción social” puede estar excesivamente centrada en los intereses específicos de los grupos bajo análisis, y no tan integrada a las estructuras sociales en las que se movían. En otras palabras, parece haber una equivalencia conceptual entre ascensión social y reproducción: si la historiografía se ha centrado mucho en los mecanismos de ascensión, sería importante observar otras dinámicas que permitieron el mantenimiento del estatus y el poder. 
Sin embargo, estas dinámicas no estuvieron desvinculadas de un conjunto más amplio de procesos; en otras palabras, la reproducción del poder aristocrático encaja necesariamente en la estructura de poderes locales y de otra escala, siendo una dinámica que se materializa más allá de los grupos familiares que circunstancialmente ocuparon estos cargos. Así, más que un conjunto de estrategias empleadas por agentes sociales concretos para sobrevivir y prosperar dentro del sistema de poderes, la “reproducción social” también puede entenderse como la reproducción del sistema mismo –con su dinámica evolutiva–, dentro del cual encajan los poderes aristocráticos5. En definitiva, más allá de las estrategias concretas y específicas emprendidas por los actores sociales, el “baile” de familias en posiciones dominantes –más o menos frecuente según los contextos– no modifica la dinámica de fondo, que es la existencia y el papel central del poder aristocrático, independientemente de su configuración o representación propia y heterosexual (“nobles”, “fidalgos”, “burgueses”, “oligarcas”, etc.).
En esta introducción también sería bienvenida una caracterización del paisaje documental para la investigación de este espacio y las unidades sociales consideradas en el libro, así como una caracterización global de las fuentes utilizadas. Creemos que tal operación permitiría (antes de las referencias proporcionadas a lo largo del trabajo) situar mejor las “fortalezas” y “debilidades” de la muestra documental posible de construir, en qué medida condiciona el análisis, e incluso brindar información que permitiría comparaciones más seguras con estudios enfocados en otros casos y regiones.
El primer capítulo, titulado “Linaje, gloria y honor al final de la Edad Media”, describe la evolución de las familias objeto de análisis, configurando un caso típico de guerreros forasteros que se asentaron tras la conquista del territorio, beneficiándose de las divisiones llevadas a cabo por los monarcas castellanos. 
El autor considera los siglos XIII-XIV como el período decisivo para la estructuración de estos grupos en linajes, en un proceso relacionado con la señorialización del territorio y la expansión del apego, descritos como dos fenómenos concomitantes para la organización estirpe de la aristocracia y para sustentar su dominio social a lo largo de la época moderna. A partir de la época de Trastâmara, este dominio social se consolidará a través del control de los cargos municipales y el establecimiento de relaciones con la corte real. En este punto, el estudio es también tributario de la fértil historiografía española en torno a las “oligarquías urbanas”.

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