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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA GENERALIDADES Y FISIOPATOLOGIA DE LA FIMOSIS Se describe como fimosis la imposibilidad para la retracción de la piel prepucial sin que sea posible la exposición completa del glande. Como se expondrá más adelante la fimosis puede ser considerada la gran mayoría de veces en el lactante y en el preescolar como una condición fisiológica que no requiere manejo mientras que con muy baja frecuencia, sin importar el grupo etario puede corresponder a una condición patológica que podría ameritar manejo quirúrgico. El objetivo de este subcapítulo es brindarles el marco teórico y mostrarles los hallazgos al examen físico que les permitan hacer la diferencia. Historia natural de la piel prepucial Desde hace más de 60 años hay múltiples publicaciones en la literatura médica en las que se demuestra que la fimosis al momento del nacimiento la presentan más del 95% de los varones y en el seguimiento para la edad de 3-5 años sólo el 10% y en la adolescencia menos del 5% persisten con este hallazgo a la evaluación del pene(1). Queda claro entonces que la fimosis es esencialmente una condición fisiológica que el tiempo la mayoría de veces resuelve. Se cree que la resolución de la fimosis está basada en 2 mecanismos; el primero en relación al acúmulo de la descamación del epitelio de la piel prepucial y del glande (esmegma) que va haciendo que estos 2 epitelios se separen de manera gradual y el segundo las erecciones que por un efecto mecánico van logrando el mismo objetivo. En algunas oportunidades el acúmulo de esmegma genera preocupación a los padres ya que tiene el aspecto de “masas” blanquecinas en el pene que son interpretadas por los médicos sin experiencia como tumores o cuando este material de aspecto blanquecino es expulsado al liberarse las adherencias se considera como proceso inflamatorio y se ordenan tratamientos antibióticos sin haber indicación. Estos quistes de esmegma no requieren ningún tratamiento ni se debe forzar la piel para lograr su liberación y hacen parte del proceso normal de liberación de las adherencias. Así mismo son fisiológicas las adherencias balano prepuciales que se hacen más evidentes en la medida que el paciente crece dado que la piel prepucial progresivamente va mejorando su retracción siendo evidente entonces que la limitante para la retracción no es la fimosis sino estas adherencias. (Ver Gráfica No 1). Gráfica No 1. a y b. Adherencias balano prepuciales. c. Detalle del aspecto de quiste de esmegma por debajo de las adherencias balano prepuciales. d. Aspecto del quiste de esmegma al liberarse parcialmente las adherencias. e. Acúmulo de esmegma evidente al liberar las adherencias sin hallazgos de proceso inflamatorio local. Para la edad de 6-7 años el 60-70% de los varones tiene estas adherencias que se liberarán progresivamente estando presentes en menos del 5% de los mayores de 16 años(1). Cuando estas adherencias se liberan retrayendo la piel prepucial de manera forzada se pueden generar cambios inflamatorios y nuevas adherencias de más difícil liberación que las fisiológicas. Es una recomendación frecuente de médicos y algunos pediatras la retracción de la piel prepucial como parte del cuidado diario del pene. A nuestro juicio esta recomendación no tiene soporte en la literatura y lo que ocasiona con más frecuencia de lo deseado es la presentación de escoriaciones y dolor prepucial (Ver Gráfica No 2) y adicionalmente postitis (proceso inflamatorio de la piel prepucial) y en algunas oportunidades la presencia de parafimosis (atrapamiento de la base del glande por el anillo fimótico) que puede requerir reducción bajo anestesia, como se describirá más adelante. Gráfica No 2. En las 3 imágenes son evidentes cambios relacionados con la retracción forzada de la piel prepucial (fisuras, escoriaciones, eritema) Aspectos clínicos Como se ha mencionado previamente la fimosis fisiológica es el escenario clínico más frecuente. Se trata usualmente de pacientes asintomáticos menores de 4-5 años en quienes a pesar que la piel prepucial no retrae completamente es evidente que esta no presenta cambios inflamatorios y que luce de aspecto elástico. . Para establecer la evolución clínica de la fimosis hay reportadas en la literatura clasificaciones de su severidad. Nosotros utilizamos una clasificación sencilla en la que el Grado 1 corresponde a una fimosis que permite la retracción del prepucio dejando expuesto el glande pero generándose un anillo constrictivo leve en la base del glande, Grado 2 en la que con la retracción se expone parcialmente el glande y el meato uretral externo, Grado 3 en la que solo es visible el meato uretral externo y Grado 4 en la que la retracción de la piel prepucial no permite la visualización del glande ni del meato uretral externo(2). (Ver Gráfica No 3) Gráfica No 3. Clasificación de la severidad de la fimosis. a. Grado 1 b. Grado 2 c. Grado 3 d. Grado 4 Cuando la fimosis es importante (Grado 4) puede haber abombamiento del prepucio durante la micción pero esto no constituye un fenómeno obstructivo y usualmente es transitorio. Vale la pena anotar que la fimosis, inclusive Grado 3 y Grado 4, es una causa inusual de obstrucción urinaria baja y que cuando un paciente presenta síntomas como pujo miccional, chorro disminuido de calibre e intermitencia del chorro urinario requiere evaluación de su tracto urinario para establecer la etiología desencadenante de esta sintomatología, debiéndose descartar la presencia de la causa más frecuente de obstrucción urinaria baja en la infancia, las válvulas de la uretra posterior. La fimosis patológica corresponde a un escenario clínico completamente diferente. Aunque es más frecuente en mayores de 5 años, la edad del paciente no excluye el diagnóstico. El aspecto clínico es típico con un anillo fimótico fibrótico y blanquecino, con evidencia de cambios inflamatorios. Puede explicar la presencia de fimosis adquirida, circunstancia en la que a un paciente al que previamente la piel prepucial le retrae, presenta procesos inflamatorios de la piel prepucial, siendo imposible después de dichos procesos la retracción del prepucio. En la literatura urológica se ha descrito esta condición como Balanitis Xerótica Obliterante (BXO), pero desde el punto de vista dermatológico corresponde a una entidad específica que es el líquen escleroso y en algunas ocasiones atrófico de la piel prepucial. En general en los casos que está presente el líquen escleroso consideramos que el manejo es quirúrgico requiriendo seguimiento por el dermatólogo pediátrico posterior a la cirugía porque en algunas oportunidades hay compromiso del glande y del meato ureteral externo que requiere tratamiento tópico complementario. Los hallazgos histológicos típicos del liquen en la piel prepucial dependen de la fase de la enfermedad al momento de la circuncisión y los más frecuentes son: hiperqueratosis o atrofia del epitelio, degeneración hidrópica de la capa basal, con colágeno esclerótico sub epitelial e infiltrado linfocitario en la dermis. Aunque se cree que el líquen escleroso es una patología de los púberes los hallazgos clínicos descritos deben hacer sospechar la entidad ya que hay reportes en la literatura de evidencia de líquen hasta en el 15% de los pacientes llevados a circuncisión sin sospecha clínica de esta entidad(3). (Ver Gráfica No 4) Gráfica No 4. a y b. Aspecto usual de la fimosis fisiológica. c, d y e. Aspecto clínico de la fimosis patológica (anillo fimótico blanquecino y fibrótico con cambios inflamatorios) Hay 3 entidades de las que hay que hacer referencia específica, a saber: postitis, balanopostitis y parafimosis(4).Las dos primeros están relacionadas; el término postitis hace referencia al proceso inflamatorio de la piel prepucial y el de balanopostitis al proceso inflamatorio que involucra tanto la piel prepucial como el glande. Esta descrito que estos procesos inflamatorios pueden tener relación con infección bacteriana, irritación mecánica, dermatitis de contacto o dermatitis alérgica. Usualmente encontraremos el prepucio y en ocasiones la piel peneana con evidentes signos inflamatorios; eritema, edema, calor local y dolor. Frecuentemente se acompaña de síntomas como dolor y ardor para la micción que no son correctamente interpretados en el contexto clínico asumiéndose se trata de una infección urinaria por la presencia de parciales de orina anormales. Es claro que en estos casos los síntomas tiene origen en el proceso inflamatorio del pene y que las muestra de orina anormales corresponden a la contaminación de la muestra de orina por el proceso inflamatorio local. Estos procesos inflamatorios los vemos en nuestra práctica clínica con mucha frecuencia relacionados con la retracción forzada de la piel prepucial que lleva a fisuras que permiten el inicio de un evento infeccioso de la piel local, razón por la cual insistimos en la inconveniencia de este tipo de retracciones. Generalmente hay buena respuesta al manejo médico consistente en baño en tina, analgesia y si hay sospecha de un proceso bacteriano está descrito el uso de antibióticos tópicos y/o orales como cefalosporinas orales de primera generación (cefalexina). Es inusual la presencia de procesos inflamatorios severos tipo celulitis que pudiesen requerir manejo antibiótico parenteral. (Ver Gráfica No 5) La parafimosis es un evento clínico en el que el prepucio queda retraído proximal a la base del glande, usualmente en pacientes con fimosis grado 1 ó grado 2, generándose un fenómeno constrictivo con congestión venosa y linfática con edema progresivo y dolor que hacen que haya imposibilidad para que la piel prepucial pueda volver a su posición normal dándole cobertura al glande. No se debe olvidar nunca que cuando veamos un paciente con edema del pene y con el glande expuesto, casi sin excepción presenta un cuadro de parafimosis y no una postitis o balanopostitis en las que normalmente el glande no está expuesto. (Ver Gráfica No 4). Gráfica No 5. a y b. Hallazgos clínicos de postitis (Glande no expuesto). c, d y e. Aspecto clínico de la parafimosis (glande expuesto) siendo evidente el anillo fimótico que genera el edema. Usualmente cuando el paciente ingresa al servicio de Urgencias, no permite la manipulación del pene por dolor, por lo cual la mayoría de veces se hace necesario interconsultar con el urólogo o el cirujano pediátrico. Está descrito en la literatura que si el paciente es colaborador se puede intentar una compresión gentil pero sostenida del prepucio inflamado al menos por 5-10 minutos para luego intentar la reducción de la parafimosis. Si el paciente no lo permite o esta maniobra no da resultado será necesario que el especialista lo lleve bajo anestesia general o sedación controlada por el anestesiólogo a la reducción de la parafimosis. La gran mayoría de veces se logra la reducción con compresión y tracción mecánica , pero en ocasiones es necesario recurrir a la realización de una incisión dorsal en el anillo fimótico para aumentar su diámetro y lograr el objetivo. Posterior a un evento de parafimosis queda a discreción del especialista la indicación de la circuncisión. Como en los casos de postitis y balanopostitis es muy frecuente en las parafimosis el antecedente de retracción forzada de la piel prepucial por los padres, el paciente o en algunos casos el médico durante la evaluación de la piel prepucial en el examen físico . Alternativas de manejo Para el manejo de la fimosis existen varias alternativas incluyendo: el manejo con corticoides tópicos, la prepucioplastia y la circuncisión. Lo más importante es intentar definir quienes son los pacientes que requieren algún tipo de manejo de su fimosis para después hacer algunos comentarios sobre las alternativas terapéuticas. Con la información presentada hasta el momento es evidente que la fimosis es en principio una condición fisiológica en los primeros años de vida por lo cual no requiere manejo. El aseo externo sin la retracción forzada de la piel prepucial es el único cuidado que requiere el pene no circuncidado. También es claro que hay algunas ocasiones en que los hallazgos clínicos sin importar la edad nos hacen sospechar una fimosis patológica en relación a la presencia de liquen escleroso de la piel prepucial, circunstancia en la que hay indicación de manejo quirúrgico con circuncisión completa sin preservación de la piel prepucial para evitar la presencia de nuevos episodios inflamatorios de la piel prepucial residual. Conociendo la historia natural de la piel prepucial mencionada al inicio del subcapítulo es evidente que antes de los 5 años no habría indicación médica de ofrecer ningún tipo de manejo para la fimosis. En algunas oportunidades encuentro pacientes con fimosis de aspecto fisiológico pero sintomáticos, con dolor en el pene y antecedente de procesos inflamatorios locales, a los que en la mayoría de los casos les están siendo realizando sus padres o sus cuidadores la retracción forzada de la piel prepucial. Usualmente estos síntomas desaparecen al suspender la retracción de la piel. Al respecto del manejo tópico con corticoides vale la pena mencionar que hay numerosas publicaciones en la literatura que demuestran buenos resultados con el uso de medicamentos tópicos como la betametasona, el propionato de clobetasol, el furoato de mometasona y la hidrocortisona entre otros (4). Se describe que el resultado se logra por el efecto anti inflamatorio e inmunosupresor de los corticoides y por el adelgazamiento leve de la piel prepucial producido por la aplicación de los mismos. Desde este punto de vista creo que esta alternativa terapéutica podría ser considerada como una opción en aquel paciente que requiere manejo quirúrgico para intentar evitar la cirugía y por lo tanto el manejo con corticoides no debería ser suministrado por el médico general sino idealmente por el especialista que establece la evolución y evalúa la respuesta para definir el manejo a seguir. Desde el punto de vista quirúrgico se denomina circuncisión al procedimiento quirúrgico que tiene como objetivo la resección de la piel prepucial para permitir la adecuada exposición del glande. Esta cirugía puede ser realizada con preservación parcial de piel prepucial en la que el pene luce como un pene normal con piel que cubre parcialmente el glande y retrae con facilidad para exponer la totalidad del glande o puede ser completa en la que el glande queda completamente expuesto sin preservar piel prepucial. Esté último tipo de circuncisión es el que se realiza cuando hay presencia de fimosis patológica por líquen escleroso del prepucio. Al respecto de la circuncisión hay que decir que la gran mayoría de circuncisiones en el mundo se hacen no por indicación médica sino por razones religiosas básicamente en judíos y musulmanes y por razones socioculturales como en Norteamérica (circuncisión no terapéutica). En un cálculo que hace la Organización Mundial de la Salud en el 2007, se establece que aproximadamente el 30% de los varones mayores de 15 años en el mundo son circuncidados, correspondiendo el 69% de ellos a musulmanes, el 0.8% a judíos y un 13% a hombres no judíos ni musulmanes que viven en los EEUU(5). Es evidente que hay en la literatura muchas publicaciones acerca de las ventajas de la circuncisión sin que el nivel de evidencia sea adecuado en todos los escenarios que describiré brevemente: -. Prevención de la infección urinaria: Es evidente que es másalta la tasa de infección urinaria en los no circuncidados que en los circuncidados en los primeros 6 meses de la vida, pero también es claro que la tasa de infección acumulada de los varones en la infancia es muy baja por lo cual el si se considera la circuncisión como un factor protector, el número necesario a tratar en este escenario sería excesivamente alto(6). Se puede realizar la circuncisión en lactantes menores de 6 meses cuando tienen patologías serias de su tracto urinario como reflujo vésico ureteral severo y válvulas de la uretra posterior entre otras intentando disminuir el riesgo de infección urinaria febril. -. Prevención de enfermedades de transmisión sexual: La literatura disponible no es definitivamente consistente para demostrar el factor protector de la circuncisión. Evidencia reciente demuestra la disminución del riesgo de infección por virus del papiloma humano (HPV) en los individuos circuncidados por lo cual se podría considerar la circuncisión como una medida preventiva para reducir la enfermedad por HPV tanto en hombres como en mujeres, sobre todo en aquellos países donde la vacunación contra el HPV y la tamización cervical no estén disponibles(7). -. Prevención de la transmisión del virus de la inmunodeficiencia human(VIH): A juicio de la Organización Mundial de la Salud hay suficiente evidencia que demuestra que la circuncisión disminuye hasta en un 60% el riesgo de infección por VIH adquirida heterosexualmente aclarando que la protección es parcial y que se debe considerar la circuncisión como uno de los elementos de prevención sin dejar de lado otras medidas como el uso de preservativo, la promoción de prácticas sexuales seguras, la realización de evaluación serológica a la población en riesgo, etc.(8). Esta definitivamente es una medida válida en los países o regiones que tengan un comportamiento epidémico del VIH en la población heterosexual, pero en nuestro medio no hace parte aún de las políticas de salud pública. -. Disminución de la incidencia de cáncer de pene: Se ha relacionado el cáncer de pene con el proceso inflamatorio crónico relacionado con las pobres condiciones de aseo del pene, agravado en aquellos pacientes que persisten con fimosis después de la pubertad. Dado que la incidencia de cáncer de pene es muy baja en los países desarrollados (menor de 1:100.000) y la carencia de evidencia sólida, no tiene soporte realizar la circuncisión con el objetivo de minimizar el riesgo de cáncer de pene(4). En definitiva en nuestra práctica procuramos hacer las circuncisiones que tienen una indicación médica y no en las que la preferencia parental está presente sin ninguna indicación terapéutica. Con poca frecuencia realizamos la circuncisión en menores de 5 años con las excepciones mencionadas de la presencia de fimosis patológica o en aquellos pacientes con anomalías importantes de su tracto urinario para minimizar el riesgo de infección urinaria. Es claro también que un paciente no debe llegar fimótico a la pubertad para evitar problemas con el aseo del pene y presencia de erecciones dolorosas por lo cual así el paciente esté asintomático si persiste fimótico hacia la edad de 10-11 años debería ser circuncidado. La decisión de cirugía entre los 5 y los 10 años dependerá de la severidad de la fimosis y de la presencia o no de síntomas asociados. Hay contraindicación de realizar la circuncisión cuando hay patologías concomitantes del pene porque limitan el manejo quirúrgico del problema subyacente basado en el uso de la piel prepucial para la reconstrucción (p.e. hipospadias, epispadias, curvatura ventral sin hipospadias, megaprepucio) o por el riesgo de dejar un mal resultado estético como en el caso del pene parcialmente oculto en la grasa prepúbica frecuente en los lactantes en quienes la circuncisión puede dejar un pene completamente sepultado y no visible. La incidencia de complicaciones de la circuncisión es variable pero puede oscilar entre el 0 y el 16% dependiendo sobre todo de la experiencia y la formación de quien la realiza, encontrando las tasa más altas en países del África subsahariana donde el procedimiento es algunas veces realizado en pobres condiciones de higiene y por personal no médico. Cuando se realiza en las condiciones adecuadas la tasa de complicaciones no supera el 2%(9). En general la circuncisión es un procedimiento seguro, que en nuestro medio se realiza bajo anestesia general en la población pediátrica. No realizamos de rutina la circuncisión neonatal, que en los EEUU se lleva a cabo en el consultorio médico y con anestesia local. Las complicaciones más frecuentemente descritas son el sangrado o la presencia de hematoma que pueden requerir reintervención, infección que en ocasiones puede ocasionar compromiso sistémico, meatitis y estrechez del meato uretral externo, mal resultado estético, formación de puentes de piel, quistes de inclusión epidérmica y la presencia de fimosis post circuncisión. (Ver Gráfica No 6). Gráfica No 6. a. Mal resultado estético b. Quiste de inclusión epidérmica c. Estenosis del meato uretral externo. d. Puentes de piel. e. Celulitis severa f. Pene completamente oculto Con poca frecuencia suceden pero están descritas en la literatura la gangrena de Fournier, la pérdida isquémica parcial o total del pene, a amputación del glande y la presencia de fístulas uretrocutáneas. Como alternativa quirúrgica a la circuncisión está descrita la prepucioplastia en la que se realiza un corte dorsal al anillo fimótico, el que es cerrado transversalmente para permitir que aumente su diámetro permitiendo la retracción de la piel prepucial. BIBLIOGRAFIA 1. Rickwood AM. Medical indications for circumcision. BJU International. Enero, 1999, vol. 83, no. S1, p. 45-51 2. Meuli M, Brinner J, Hanimann B, Sacher P. Lichen Sclerosus at atrophicus causing phimosis in boys: a prospective study with 5-year followup after complete circumcision. Septiembre, 1994, vol. 152, no. 3, p. 987-989 3. Murphy R. Lichen Sclerosus. Dermatologic Clinics. Octubre, 2010 , vol. 28, no. 4, p. 707-715 4. Prepuce: Phimosis, parphimosis, and Circumcision. Hayashi Y, Kojima Y, Mizuno K, Kohri K. The Sicentific World Journal. Febrero, 2011, vol. 11, p. 289-301 5. Male circumcision. Global trends and determinants of prevalence, safety and acceptability. World Health Organization and United Nations Programme on HIV/AIDS, 2007. 6. Circumcision for the prevention of urinary tract infection in boys: a systematic review of randomised trials and observational studies. Singh-Grewal D, Macdessi J, Craig J. Archives of Disease in Childhood. Agosto, 2005, vol. 90, no. 8, p. 853-858 7. Male circumcision and genital human papillomavirus: a systematic review and meta- analysis. Albero G, Castellsagué X, Giuliano AR, Bosch FX. Sexual Transmitted Diseases. Febrero, 2012, vol. 39, no. 2, p. 104-113 8. Sigfried N, Muller M, Volmink J, Deeks J et al. Male circumcision for prevention of heterosexual acquisition of HIV in men (Review). Cochrane Database Systematic Reviews. Abril, 2009, vol. 15, no.2. CD003362 9. Weiss HA, Larke N, Halperin D, Schenker I. Complications of circumcision in male neonates, infants and children: a systematic review. BMC Urology. Febrero, 2010, vol. 10, no. 2, p. 1- 10.
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