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maquinaria para aplicacion de fitosanitarios

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1 
APLICACIÓN DE PRODUCTOS FITOSANITARIOS 
 
 
 
4.1.- Introducción 
 
El término producto fitosanitario engloba 
todas las sustancias destinadas a la protección de 
los cultivos y, según la finalidad que persigan, se 
agrupan en: insecticidas, acaricidas, herbicidas, 
fungicidas, bactericidas, nematicidas, 
rodenticidas y molusquicidas. 
 
Desde el punto de vista del usuario, las 
características más importantes de los productos 
fitosanitarios deben ser: 
 
- Eficacia, que, además de la propia 
naturaleza del producto, depende del 
tipo de parásito, de su estado de 
desarrollo, de la dosis aplicada, del 
momento de la aplicación y del correcto 
funcionamiento de las máquinas. 
- Persistencia o tenacidad, que 
determina el tiempo de protección 
después del tratamiento y la necesidad 
de su repetición. Depende, también de 
las características del producto, así 
como, de la naturaleza de la superficie 
vegetal y de las condiciones climáticas. 
- Toxicidad, que limita las posibilidades, 
y la época del tratamiento. Depende del 
tipo de producto. 
- Fitotoxicidad, que determina los 
cultivos en los que se puede aplicar y 
las fechas de aplicación del 
tratamiento. Depende de la formulación 
química del producto, y del cultivo al 
que se aplique, siendo necesario 
considerar incluso la variedad y su 
estado de desarrollo. 
- Compatibilidad con otros productos 
en el caso de utilización de mezclas de 
materias activas. Depende de sus 
características químicas 
 
Para aumentar la eficacia y/o la persistencia de 
los productos fitosanitarios, es posible aportar al 
líquido de tratamiento sustancias que mejoran sus 
cualidades, y que pueden ser: 
 
- Mojantes, que incrementan la 
superficie vegetal cubierta para un 
mismo volumen de caldo fitosanitario. 
- Adherentes, que hacen que las gotas 
queden retenidas sobre la planta. 
- Antiespumantes, que evitan la 
formación de espumas. 
- Antievaporantes, que reducen la 
evaporación del líquido, sobre todo en 
el caso de tratamientos con gotas muy 
finas. 
- Anticongelantes, que evitan la 
solidificación al bajar la temperatura del 
caldo de tratamiento. 
 
Son muchos los sistemas y métodos que se 
han desarrollado para realizar la aplicación de 
productos fitosanitarios, siendo la aplicación en 
forma de pulverización el método más frecuente, 
ya que la mayoría de los productos fitosanitarios 
son formulados para su dispersión en agua. 
 
La pulverización tiene como objetivo depositar 
las gotas con el producto fitosanitario de forma 
que cubran estratégicamente los puntos de 
infección, potenciales o establecidos, de manera 
que puedan ejercer su acción protectora o 
curativa. Tradicionalmente esto se conseguía 
utilizando grandes dosis de caldo por hectárea, 
pero, por criterios tanto económicos, como 
ecológicos, la tendencia actual es reducir el 
volumen. 
 
 
Figura 1.- Antigua técnica de aplicación de productos 
fitosanitarios 
 
La preparación del líquido fitosanitario 
consiste en añadir al agua la cantidad de producto 
fitosanitario necesario para cubrir una superficie 
dada con la dosis necesaria. Este líquido de 
tratamiento ha de reunir una serie de cualidades 
que permitan realizar una pulverización fácil y sin 
problemas para el funcionamiento de las 
máquinas, tales como: 
 
- Homogeneidad. 
- Fluidez. 
- Ausencia de grumos. 
- No producir espuma. 
- No formar depósitos. 
- No taponar filtros ni boquillas. 
 
Si se toman las debidas precauciones en la 
preparación del líquido fitosanitario, las incidencias 
negativas durante el trabajo serán mínimas y los 
atascos y cuidados de las máquinas serán 
reducidos. 
 
2 
Cuando se trata de polvos para su dispersión 
en agua, la preparación consiste en mezclar el 
producto con una reducida cantidad de agua, 
agitando hasta la total desaparición de los grumos 
y consecución de una gran homogeneidad. Ésta, 
antes de su introducción en la máquina, se 
someterá a un filtrado para eliminar los posibles 
agregados que podrían ocasionar problemas de 
funcionamiento. 
 
Si se trata de productos solubles en agua, se 
llena el depósito de la máquina hasta 
aproximadamente un tercio de su capacidad; a 
continuación se añade el producto fitosanitario y, 
con el sistema de agitación en funcionamiento, se 
completará el llenado del depósito, tratando de 
evitar la formación de espumas. 
 
En el caso de productos líquidos, basta, 
simplemente, con verter la cantidad necesaria en 
el depósito lleno de agua de la máquina de 
tratamiento y agitar antes de comenzar la 
aplicación. 
 
Evidentemente, si se trata de aplicar productos 
fitosanitarios diferentes se procederá de 
formulaciones según las normas indicadas. En 
todo caso, y siempre que se usen 
simultáneamente varios tipos de materia activa, es 
necesario hacer ensayos previos de 
compatibilidad o buscar información en la industria 
fitosanitaria. 
 
La preparación del líquido fitosanitario es tan 
importante que se puede asegurar que el éxito de 
un tratamiento depende, además de las 
características específicas del producto y de la 
oportunidad y calidad de su ejecución, de su 
elaboración, pudiendo afirmarse que el tiempo 
empleado en la preparación es recuperado con 
creces durante la aplicación del tratamiento. 
 
4.2.- Características técnicas de la aplicación 
de producto fitosanitario en forma de 
pulverización. 
 
Con los sistemas de pulverización el producto 
fitosanitario es depositado sobre la superficie 
vegetal en forma de gotas. Conocer cuál es el 
tamaño óptimo de dichas gotas mejora las 
posibilidades de éxito. 
 
El tamaño de una gota de pulverización viene 
definido por su diámetro, expresado generalmente 
en micras, el cual, para una boquilla de 
características determinadas, puede obtenerse 
mediante la fórmula. 
 
h•g•2
S•K b
=∅ 
 
Siendo: 
 
 Ø = Diámetro de gota en micras (µm.). 
 K = Constante dimensional. 
 Sb = Sección del orificio de salida de la 
boquilla en mm2. 
 g = Constante de gravitación universal en 
m/s2. 
 h = Presión de trabajo en m.c.a.. 
 
A medida que aumenta el diámetro de las 
gotas, incrementa su tendencia a resbalar sobre la 
superficie foliar, lo que implica pérdida de producto 
y, además, para el mismo volumen de caldo, la 
superficie que cubren es menor. Es decir, interesa 
obtener un diámetro de gota relativamente 
pequeño para conseguir un buena distribución, ya 
que, para una sustancia y volumen dado, la 
reducción del diámetro incrementa la superficie 
cubierta. 
 
Es fácilmente demostrable que con un volumen 
de líquido fitosanitario pulverizado con gotas de 
radio R/2 se obtiene el doble de la superficie 
cubierta por gotas de radio R. Es esta la causa de 
la tendencia actual a disminuir el tamaño de gota 
buscando con ello reducir el volumen de caldo por 
hectárea. 
 
50 m100 m
200 m400 m
µµ
µµ
 
Figura 2.- Influencia del tamaño de gota en el recubrimiento 
foliar. 
 
En un estudio realizado sobre la influencia que 
tiene el diámetro de la gota de pulverización en la 
eficacia de un fungicida de contacto y de un 
fungicida sistémico se concluyó (cuadro 1) que, 
para un mismo volumen de suspensión fungicida 
aplicado sobre la hoja, las gotas de tamaño 
grande tienen una eficacia reducida en el control 
de la enfermedad (5% con el fungicida de contacto 
y 20% con el sistémico) y a medida que se reduce 
el tamaño de gota va incrementándose la eficacia 
del tratamiento. Cuando el fungicida utilizado es 
de contacto se requiere un tamaño de gota menor 
para conseguir un alto grado de eficacia. 
 
Control de la enfermedad 
% Reducción 
 
Tamaño de las gotas 
(∅ mm) Fungicida de 
contacto 
Fungicida 
sistémico 
3 
 
0,8 5 20 
 
0,4 10 40 
 
0,2 20 100 
•••• 
•••• 0,1 55 100 
. . . . 
. . . . 
. . . . 
. . . . 
 
0,05 
 
100 
 
100 
Cuadro 1.- Eficacia de fungicidas 
según el tamaño de gota pulverizado. 
 
No obstante, la utilización de gotas con un 
diámetro muy pequeño no está exenta de 
inconvenientes,entre los que se pueden 
considerar: 
 
• Las gotas pequeñas son muy sensibles a la 
evaporación. 
 
• Las gotas pequeñas tienen una energía 
cinética muy baja, por lo que penetran mal en la 
masa foliar, pudiendo quedar las zonas más 
internas de la planta sin tratar. 
 
• Las gotas pequeñas tienen una velocidad de 
caída muy pequeña, pudiendo dar lugar, en caso 
de que haya viento, a problemas de deriva. Esto 
representa un riesgo pues las gotas pueden ser 
arrastradas no depositándose sobre la planta la 
cual quedará sin proteger, y con posibilidad 
además de dañar cultivos vecinos o contaminar 
zonas sensibles. 
 
 
Figura 3.- Detalle de gotas de pulverización en hojas de olivo. 
 
En el cuadro 2 se presenta la deriva de gotas 
producidas a una altura de 2 m, considerando la 
velocidad del viento de 10 km./h. Se observa que 
la distancia recorrida por las gotas antes de caer 
al suelo va incrementando a medida que 
disminuye el tamaño de la gota. 
 
Φ GOTAS (µm) DISTANCIA A LA DERIVA (m) 
 10 
 25 
 50 
 75 
100 
125 
17369 
 2779 
 694 
 308 
 173 
 111 
Φ GOTAS (µm) DISTANCIA A LA DERIVA (m) 
150 
175 
200 
225 
250 
275 
300 
325 
350 
375 
400 
425 
450 
475 
500 
 77 
 56 
 43 
 34 
 27 
 22 
 19 
 16 
 14 
 12 
 10 
 9 
 8 
 7 
 6 
Cuadro 2.- Influencia del tamaño de gota en la deriva. 
 
La experiencia aconseja utilizar un tamaño de 
gota que, además de producir una buena 
cobertura de la superficie vegetal, reduzca el 
volumen de suspensión por hectárea y minimice 
los riesgos de deriva. En general se puede decir 
que dicho tamaño es de un diámetro próximo a 
200 micras. Evidentemente, esto es una 
recomendación general que depende de muchos 
factores, entre los cuales son importantes: 
 
- El tipo de producto fitosanitario. 
- Las características del líquido 
fitosanitario (tensión superficial, 
viscosidad, adherencia, etc.). 
- Las características de la superficie 
vegetal. 
- Las condiciones climáticas durante el 
tratamiento. 
- Las características de la máquina de 
aplicación. 
 
Una buena distribución de un producto 
fitosanitario sobre la superficie vegetal requiere 
además una elevada homogeneidad en los 
diámetros de la población de gotas producidas en 
la pulverización, pues las gotas de radios grandes, 
mayores que el previsto, representan un elevado 
porcentaje de volumen del producto utilizado, y las 
gotas de radio menor, aunque representan un bajo 
volumen de caldo, ofrecen riesgos debidos a la 
deriva. Es por ello que la homogeneidad en el 
tamaño de gota también influye en la distribución 
del caldo y en la eficacia del tratamiento. 
 
El parámetro característico de cada tipo de 
boquilla que determina el mayor o menor grado de 
homogeneidad de la población de gotas 
producidas se denomina coeficiente de 
homogeneidad, el cual se define como el 
cociente entre un diámetro d1, tal que el 50% del 
volumen del caldo es pulverizado con gotas que 
tienen un diámetro inferior a él, y el otro 50% las 
gotas tienen un diámetro superior a él, y otro 
diámetro d2, tal que el 50% de las gotas tienen un 
diámetro inferior a él y el 50% de las gotas tienen 
un diámetro superior. 
4 
 
El coeficiente de homogeneidad así definido 
siempre tiene un valor positivo y cuanto más se 
aproxime a la unidad más homogénea es la 
pulverización. 
 
Además de lo expuesto, hay que tener en 
cuenta el desgaste de los orificios de salida de 
líquido fitosanitario, y a la hora de elegir boquillas 
éste es un detalle que hay que considerar, pues 
implica modificaciones importantes además de en 
la uniformidad de las gotas, en sus características 
de distribución y caudal. El desgaste está 
relacionado con el material utilizado para 
fabricación. 
 
Para escoger el tipo más adecuado de 
boquillas a usar para una determinada aplicación, 
es usual considerar el cuadro 3 en el que se 
presentan las prestaciones más normales de los 
distintos modelos comerciales. 
 
BOQUILLAS 
Trabajo Hen. 
110º 
Hen. 
80º Hélice Espejo Filar 
Reparto sobre 
suelo desnudo *** ** • ** ** 
Penetración en la 
vegetación ** ** *** * • 
Arrastre por el 
viento ** ** • *** *** 
Sensibilidad a las 
variaciones de 
altura de la barra 
soporte 
*** * • *** *** 
Sensibilidad 
atascos * * ** *** *** 
Herbicidas en 
post-emergencia *** *** * • * 
Herbicidas en 
preemergencia *** *** • ** * 
Fungicidas ** ** *** • • 
Abonos fluidos 
sobre suelo 
desnudo 
*** *** • ** * 
Abonos fluidos 
para plantas * * • * *** 
Abonos líquidos 
en suspensión • • • *** • 
Binas químicas y 
Herbicidas no 
selectivos 
*** *** • ** • 
• : No utilizable, * : Empleo aconsejado sólo en ciertos casos, * 
* : Empleo aceptable, * * * : Empleo óptimo 
Cuadro 3.- Análisis comparativo de boquillas. 
Las características que definen un tratamiento 
por pulverización son la calidad de distribución, 
siendo preciso para determinarla cuantificar la 
superficie de planta recubierta de producto,tanto 
por el haz como por el envés de la masa foliar, y la 
persistencia o capacidad que tiene un producto 
fitosanitario depositado sobre la superficie vegetal 
de resistir las inclemencias ambientales. 
 
Dichas características varían en cada cultivo 
según la naturaleza del producto, según su forma 
de actuación y según el tipo de enemigo a 
combatir. 
 
• Según la forma de actuación en la planta, 
los productos fitosanitarios se clasifican en: 
 
- De contacto, que complementan las 
defensas del huésped al constituir una 
barrera química superficial. 
- Penetrantes, capaces de penetrar en 
los tejidos vegetales. 
- Sistémicos, capaces de penetrar en 
los tejidos de la planta, ser 
translocados, e integrarse a los 
mecanismos internos de defensa de la 
planta. 
 
• Según el tipo de enemigo a combatir es 
necesario considerar que las pulverizaciones con 
insecticidas no precisan en general más que de 
la dosis adecuada y una cierta persistencia del 
producto, necesitando sólo pulverizaciones con 
gotas de tamaño medio y bien repartidas. 
 
Las pulverizaciones con herbicidas de 
preemergencia requieren una distribución 
uniforme y, en general, un no muy elevado número 
de impactos/cm2. Si se trata de herbicidas 
selectivos de post-emergencia es preciso un 
reparto uniforme y un mayor número de 
impactos/cm2; en cambio, si el herbicida es 
sistémico, son suficientes algunas gotas de 
producto sobre la planta a destruir. 
 
Mucho más exigentes son los tratamientos 
anticriptogámicos, especialmente cuando se 
utilizan fungicidas de contacto pues requieren la 
formación de una fina película continua de 
producto, debido a la gran variabilidad de 
mecanismos de infección que pueden presentar 
estos patógenos vegetales. 
 
En efecto, los hongos son capaces de penetrar 
en la planta atravesando directamente la cutícula y 
pared celular de las células epidérmicas para 
poder nutrirse. En unos casos, inician la 
penetración a través de las paredes periclinales de 
las células epidérmicas; en otros, buscan las 
uniones anticlinales de dichas células. Algunas 
especies eligen los pelos o tricomas localizados 
en la superficie de las hojas y tallos. Hay casos en 
los que utilizan vías de entrada en la planta que 
requieren un menor esfuerzo, penetrando a través 
de aberturas naturales de la superficie vegetal, 
como son, principalmente, estomas, lenticelas, 
hidatodos, o a través de heridas que pueden estar 
provocadas por otros parásitos, por condiciones 
ambientales adversas, por el hombre al realizar 
5 
ciertas prácticas agrícolas o, incluso, a través de 
las microheridas producidas durante el desarrollo 
vegetativo de plantas sanas, como pueden ser las 
heridas debidas a la abscisión foliar. De todo ello 
se deduce la necesidad de conseguir alcanzar con 
las gotas de pulverización todos los posibles 
puntos de infección. 
 
 
Figura 3.- Hongo penetrando por un tricoma. 
 
El Cuadro 4 representa algunos de los valoresdel diámetro medio de gota preconizado por 
diversos autores en función del tipo de 
tratamiento. 
 
PRODUCTO TAMAÑO DE GOTA 
(µm) 
COBERTURA 
(impactos/cm2) 
Fungicida 
Insecticida 
Herbicida 
150-250 
200-350 
200-600 
50-70 
20-30 
20-40 
Cuadro 4.- Tamaño de gota y cobertura 
recomendada según el tratamiento 
 
En todo caso, la correcta aplicación de los 
productos fitosanitarios exige, además de tener un 
amplio conocimiento de las características 
técnicas y de regulación de las máquinas 
utilizadas, conocer las particularidades biológicas 
de los enemigos naturales del cultivo. 
 
4.3.- Tipos de máquinas pulverizadoras 
 
El conocimiento de los principios y 
características de funcionamiento de estas 
máquinas es necesario para poder alcanzar los 
objetivos de calidad propuestos. 
 
Según su principio de trabajo, las máquinas 
pulverizadoras existentes en el mercado actual se 
pueden clasificar en: 
 
• Pulverizadores. 
• Atomizadores. 
• Nebulizadores. 
 
• Los pulverizadores, que se definen como 
“aparatos de tratamiento que realiza la 
pulverización a presión del líquido por una o varias 
boquillas y efectúa el transporte de las gotas sin 
fluido auxiliar”, son las máquinas más utilizadas en 
la actualidad sin que realmente sea justificable su 
uso. 
 
Según sus características se clasifican en: 
 
- Manuales o del tipo mochila 
- Semisuspendidos al tractor 
- Suspendidos al tractor 
- Autopropulsados. 
 
 
Figura 5.- Esquema de pulverizador semisuspendido. 
 
Cualquiera que sea la marca y el tipo de 
aparato, las partes que lo componen vienen 
representadas en las figuras 6 y 7, en las cuales 
se adjuntan esquemas realizados según la 
nomenclatura I.S.O. 
 
6
8
5
2
4
3
1
7
 
1.- Depósito hermético 5.- Acumulador 
2.- Filtro con tapón 6.- Regulador de presión 
3.- Filtro 7.- Distribuidor manual 
4.- Bomba manual 8.- Boquilla pulverizadora 
 aspirante-impelente 
Figura 6 .- Pulverizador con depósito presurizado. 
 
1
2
3
4
5 6 7
8
 
 1.- Depósito 5.- Manómetro 
 2.- Filtro 6.- Acumulador 
 3.- Bomba 7.- Distribuidor 
 4.- Motor 8.- Barra pulverizadora 
Figura 7 .- Pulverizador con depósito no presurizado. 
 
Un análisis de los elementos, permitirá un 
mejor conocimiento de estas máquinas y de las 
características de su funcionamiento. 
 
El depósito de caldo sirve para la 
preparación, almacenamiento y transporte del 
caldo fitosanitario. 
Sus formas son muy variadas y han 
evolucionado desde los antiguos modelos 
cilíndricos hasta los modernos depósitos que, con 
mayor funcionalidad y estética, se construyen en 
la actualidad. 
 
6 
 
Figura 8.- Moderno depósito de pulverizador suspendido al 
tractor. 
 
Los materiales de fabricación que se han 
venido utilizando han evolucionado desde la 
madera, al acero inoxidable y al plástico. La 
madera fue utilizada durante mucho tiempo, 
aunque hoy está prácticamente en desuso, ya que 
presenta los inconvenientes de que al secarse 
aparecen fugas y se impregna de materia activa 
que resulta difícil eliminar, siendo a veces 
incompatible con ulteriores productos. 
Posteriormente, se impusieron los depósitos de 
chapa galvanizada, material que se ha usado 
mucho, pues presenta como características su 
fácil elaboración y su gran resistencia a los 
productos cúpricos. Debido a su alteración con los 
productos nitrogenados, dio paso a la utilización 
del acero inoxidable, que presenta extraordinarias 
cualidades de inalterabilidad y resistencia, pero 
tiene un elevado precio y dificultad de fabricación. 
 
Más modernos son los plásticos, que, tanto por 
peso, como por mantenimiento, y por resistencia 
para soportar los diferentes productos, se han 
convertido en los materiales que más se utilizan 
en la actualidad. Las modernas técnicas de 
fabricación permiten una estética y una 
funcionalidad que interesa tanto a usuarios como a 
constructores. En ocasiones se ha optado por el 
polietileno, que es muy ligero, barato y, además, 
de reparación fácilmente realizable con chorro de 
aire caliente; en otras se ha optado por el poliéster 
estratificado, que, aunque algo más caro que el 
anterior, tiene más resistencia y su reparación en 
el campo es rápida y simple. 
 
Hay que tener en cuenta que la boca de 
llenado del depósito debe ser amplia, con filtro de 
llenado y cierre estanco provisto de tapón, con 
sistema de paso de aire que facilite que el interior 
del depósito esté siempre a la presión atmosférica, 
permitiendo la salida de líquido hacia la bomba sin 
hacerse vacío en su interior, lo que ocasionaría 
graves problemas de cavitación durante el 
funcionamiento de la máquina, agravados por la 
falta de uniformidad en la distribución del líquido 
fitosanitario. 
 
 
Figura 9.- Detalle de la boca de llenado y distribuidor. 
 
Es aconsejable que el diseño del depósito 
permita el apurado total del producto, así como 
una fácil limpieza que evite que queden restos de 
materia activa, y también que disponga de un 
sistema que determine el nivel de líquido y su 
cuantificación. 
 
Entre la gran variedad de productos 
fitosanitarios utilizados, algunos forman 
suspensiones, por lo que es preciso mantener el 
caldo contenido en el depósito en movimiento 
permanente para evitar la deposición de partículas 
en el fondo. Los sistemas de agitación 
comúnmente empleados son de dos tipos: 
mecánicos e hidráulicos. Tanto unos como otros 
han de conseguir una homogeneidad que impida 
sobredosis, quemaduras, falta de eficacia de los 
productos, atascos y averías. 
 
Los sistemas mecánicos casi nunca realizan la 
homogeneización del caldo por sí solos, ya que el 
retorno a la cuba del exceso de caudal producido 
por la bomba es muy frecuente y completa su 
acción. De ellos el sistema más normal consiste 
en un eje provisto de paletas y animado de un 
movimiento rotativo o alternativo. Este sistema de 
agitación es de gran eficacia si bien es más caro y 
problemático 
 
Los sistemas hidráulicos utilizan el exceso de 
caudal producido por la bomba enviándolo al 
interior del depósito. En los pulverizadores con 
depósito presurizado es el propio aire el que se 
encarga de agitar el líquido, haciéndolo entrar por 
la parte baja del depósito. Se estima que para una 
buena agitación hidráulica es preciso del orden del 
10% del caudal producido por la bomba para crear 
suficiente turbulencia y obtener una buena 
homogeneidad del caldo. 
 
 
Figura 10.- Agitadores mecánico e hidráulico. 
 
En los pequeños pulverizadores del tipo de 
mochila es el propio movimiento el encargado de 
agitar el líquido. 
 
7 
• La bomba transforma la energía mecánica en 
presión ejercida sobre el volumen de líquido, que 
es enviado desde el depósito, a través de tuberías, 
válvulas y difusores, hasta la cubierta vegetal, con 
la dosis necesaria para realizar el tratamiento. 
 
También, como ha sido expuesto, la bomba de 
pulverización es utilizada para remover el líquido 
fitosanitario del interior del depósito y 
homogeneizarlo, utilizando para ello el retorno a la 
cuba de una parte del líquido impulsado por ella, lo 
que debe ser tenido en cuenta al determinar su 
cilindrada. 
 
También puede ser utilizada para llenar la 
máquina con la ayuda de un hidroinyector. Se trata 
de un dispositivo que permite, cómodamente, 
llenar el depósito utilizando el arrastre provocado 
por el flujo, a gran velocidad, del agua que, 
procedente de la bomba, llega hasta el centro de 
un conducto de amplia sección y crea una 
depresión suficiente para producir una aspiración 
de gran caudal de agua. Por efecto de la tensión 
superficial, la máxima altura de aspiración está 
limitada a unos 5-6 m, lo que debe ser tenido en 
cuenta en el momento de colocar el hidroinyector 
en la fuente de alimentación. 
 
La elección de una bomba tiene que hacerse 
de forma que cumpla los siguientes requisitos: 
 
- Ofrecer el caudal del pulverizador a la 
presión de utilización requerida por el 
tratamiento. 
- Asegurar la agitacióndel caldo de 
tratamiento. 
- Tener una buena resistencia a la 
abrasión. 
- Soportar líquidos corrosivos. 
- Estar construida con elevada robustez. 
- Garantizar altos rendimientos mecánico 
e hidráulico. 
- Permitir facilidad de reparación y 
ajuste. 
 
Según su principio de funcionamiento, las 
bombas usadas en las máquinas de pulverización 
responden a los siguientes tipos: 
 
• Bombas de pistones. 
• Bombas de membranas. 
• Bombas centrífugas. 
• Bombas de rodillos. 
• Bombas aspirantes-impelentes. 
Las bombas de pistones son, junto a las de 
membrana, las más utilizadas. Técnicamente se 
consideran del tipo hidrostático o volumétrico, es 
decir, que a un determinado régimen de 
funcionamiento, el caudal producido es 
prácticamente constante e independiente de la 
presión de trabajo, lo que tiene grandes ventajas 
para su manejo. 
 
Estas bombas se denominan “de simple efecto” 
cuando realizan la aspiración del líquido en un 
sentido del movimiento del pistón y la impulsión 
del mismo en el sentido contrario; y son de “doble 
efecto” cuando el propio pistón provoca 
simultáneamente la aspiración en una cara y la 
impulsión en la opuesta, al moverse en un sentido 
y, a la inversa, cuando se mueve en sentido 
contrario. 
 
 
Figura 11.- Bomba de tres pistones con detalle de sección. 
 
Las bombas de membrana realizan la 
aspiración y la impulsión por flexión de una 
membrana sometida a un movimiento alternativo 
de pequeña amplitud. Este tipo de bombas no 
responde exactamente al tipo hidrostático ya que, 
debido a la elasticidad de la membrana, para un 
determinado régimen de funcionamiento, su 
caudal tiende a disminuir cuando la presión 
aumenta. Como se trata de pequeñas variaciones, 
se les llama también semi-hidrostáticas o semi-
volumétricas. Además de ofrecer unas buenas 
características, su relación calidad/precio es 
adecuada y pueden satisfacer todas las 
necesidades de presión requeridas en los 
tratamientos fitosanitarios. Las bombas de 
membrana, además de una gran robustez, son 
muy resistentes a la abrasión y a la corrosión 
química. 
 
ImpulsiónAspiración
 
Figura 12.- Esquema y sección de bomba de membrana. 
 
Las bombas centrífugas elevan la presión del 
caldo de tratamiento gracias a un rotor que gira a 
un elevado régimen. Son del tipo hidrodinámico, 
es decir, que a un determinado régimen de 
funcionamiento, el caudal producido es función de 
la presión de trabajo, de forma que a más presión 
menor es su caudal. Se usan como bombas 
8 
auxiliares y, sobre todo, para mover grandes 
volúmenes de líquido a baja presión. Algunos 
constructores las utilizan para pulverizar líquidos 
muy cargados de impurezas o líquidos muy 
viscosos. 
 
 
Figura 13.- Bomba centrífuga. 
 
Las bombas de rodillos, antes muy utilizadas, 
están ahora prácticamente abandonadas; poseen 
un estátor que presenta dos aberturas opuestas, 
la de aspiración y la de impulsión, y un rotor 
cilíndrico montado excéntricamente que posee en 
su superficie lateral alojamientos para los rodillos. 
Al hacer girar el rotor, cada rodillo, por la acción de 
la fuerza centrífuga, sale de su alojamiento hasta 
rozar la pared interna del estátor. Los espacios 
existentes entre dos rodillos consecutivos 
aumentan de volumen al pasar delante de la 
aspiración y se reducen delante de la impulsión, 
comprimiendo y dando presión al líquido. 
 
Son bombas resistentes, baratas, fácilmente 
reparables, de caudal elevado y reducido tamaño, 
pero son muy sensibles al desgaste por abrasión, 
sobre todo si se usan con líquidos fitosanitarios 
cargados de partículas en suspensión. 
 
 
Figura 14.- Bomba de rodillos. 
 
Las bombas aspirantes-impelentes, 
utilizadas en los pulverizadores con depósito 
presurizado, tienen un principio de funcionamiento 
que consiste en desplazar un pistón en el interior 
de un cilindro. Éste tiene en la culata dos válvulas 
unidireccionales que actúan de forma que, al 
desplazarse el pistón desde el punto muerto 
superior al punto muerto inferior, el aire pasa a 
través de la válvula de aspiración al interior del 
cilindro, debido a la succión provocada. La válvula 
de impulsión permanece cerrada. Después, al 
desplazarse el pistón desde el punto muerto 
inferior al superior, la válvula de aspiración 
automáticamente se cierra y la válvula de 
impulsión se abre, permitiendo que el aire penetre 
en el interior del depósito, que, evidentemente, ha 
de ser completamente estanco. 
 
10
6
9
8
7
3
1
2
5 4
 
1.- Leva de accionamiento. 6.- Recámara. 
2.- Muelle de recuperación 7.- Depósito. 
de la palanca. 8.- Filtro de aspiración. 
3.- Palanca articulada. 9.- Válvula antirretorno de 
4.- Membrana. admisión. 
5.- Muelle de compresión. 10.- Válvula antirretorno de 
impulsión. 
Figura 15.- Bomba aspirante-impelente. 
 
El acumulador hidroneumático es necesario 
ya que en las bombas de pistones y de membrana 
el giro del cigüeñal se transforma en un 
movimiento alternativo cuya velocidad no es 
uniforme, por lo que el caudal suministrado por la 
bomba no es constante y produce pulsaciones en 
la salida del líquido que de no corregirse 
ocasionarían irregularidades en el reparto. Las 
pulsaciones del caudal producido por la bomba 
varían de igual modo que lo hace la velocidad del 
pistón en su desplazamiento. 
 
En bombas con varios pistones o membranas, 
las variaciones de caudal se compensan 
notablemente, sin llegar a eliminar totalmente el 
problema. Para uniformar el caudal en la tubería 
de impulsión se colocan los denominados 
acumuladores hidroneumáticos. Estos accesorios 
están constituidos, en esencia, por un depósito 
que contiene un volumen de aire que es función 
de la eficacia requerida y que, en la práctica, es 
del orden de unas 5-10 veces la cilindrada de la 
bomba. 
 
 
Figura 16.- Antiguo acumulador hidroneumático. 
 
En su funcionamiento, el líquido enviado por la 
bomba llena el volumen del acumulador y 
comprime el aire que contiene en su interior hasta 
que se establece el equilibrio entre el gas y la 
presión requerida para la pulverización. En el 
instante que la bomba deja de enviar caudal, la 
válvula de impulsión se cierra, y es entonces 
cuando el líquido comprimido en el acumulador 
fluye hacia las boquillas pulverizadoras 
9 
compensando la falta o la disminución de caudal 
de la bomba, amortiguando los cambios de 
presión y uniformando la pulverización. 
 
El volumen de aire a presión atmosférica 
necesario para almacenar la energía que restituye 
el acumulador hidroneumático al caldo de 
tratamiento es elevado por lo que para conseguir 
una buena amortiguación se requieren depósitos 
de gran volumen. Para evitarlo se usan 
acumuladores provistos de una membrana de 
caucho sintético que separa el aire del líquido. El 
aire, previamente comprimido, absorbe la presión 
producida por la bomba y amortigua las 
variaciones de caudal. 
 
En los pulverizadores presurizados el propio 
depósito actúa como acumulador. 
 
 
Figura 17.- Moderno acumulador de membrana. 
 
El manómetro es un instrumento que se usa 
para medir la presión en el circuito hidráulico de 
las máquinas pulverizadoras. 
 
El tipo de manómetro comúnmente utilizado en 
agricultura es el de resorte tubular de sección 
elíptica, deformable con la presión del líquido. Las 
deformaciones del resorte son transformadas, por 
una serie de mecanismos de precisión, en el giro 
de una aguja cuyos desplazamientos angulares 
son medidos sobre un círculo graduado y en 
cuyas divisiones se marcan presiones. Para 
conseguir una elevada longevidad del manómetro 
se intercalará un pulsador que lo aisle y evite su 
funcionamiento continuo. 
 
Generalmente se construyen estancos, y 
trabajan con inmersión de sus mecanismos en 
glicerina, lo que además de amortiguar las 
oscilaciones de la aguja, alarga la vida del 
instrumento. 
 
0 12
11
10
9
8
7
6
5
4
3
2
1
 
Figura 18.- Esquema de manómetro. 
 
Los reguladores de caudal permiten controlar 
el caudal delas boquillas difusoras, y determinar 
la dosis por hectárea de producto fitosanitario. 
 
El regulador de presión más simple consiste en 
una válvula que se aprieta de forma regulable 
sobre su asiento, por acción de un muelle que se 
comprime según las necesidades de presión del 
tratamiento. 
 
A boquillas
 
Figura 19.- Regulador de presión 
 
El principio de funcionamiento es el siguiente: 
el líquido proveniente de la bomba, a la presión 
requerida en las boquillas presiona sobre un 
orificio cerrado por la acción de un muelle sobre el 
que actúa un vástago roscado. Si el producto de la 
presión por la superficie de cierre es mayor que la 
fuerza ejercida por el resorte, la válvula se abre y 
deja pasar el líquido que sale hacia el depósito. 
Dicho líquido se usa para agitar el caldo en el 
interior de la cuba. Este sistema básico de 
regulador de presión tiene una sensibilidad muy 
baja, sobre todo cuando la misma máquina se usa 
para altas y bajas presiones de trabajo. 
 
Es evidente, que el sistema de regulación 
expuesto asegura un caudal de pulverización 
constante, pero una disminución del régimen de 
giro del motor del tractor o un deslizamiento de las 
ruedas motrices, ocasionan sobredosis de 
producto fitosanitario. Así mismo, un aumento de 
la velocidad de la máquina pulverizadora, puede 
ocasionar una disminución de la cantidad de 
materia activa distribuida que sería perjudicial para 
la eficacia del tratamiento, por lo que se 
desprende que la regulación de la dosis de 
tratamiento mediante la presión requiere una 
velocidad constante de la marcha del pulverizador. 
 
Para evitar este inconveniente, numerosos 
sistemas han sido desarrollados y puestos a punto 
por investigadores y firmas constructoras de 
maquinaria agrícola. Dichos sistemas, mecánica o 
hidráulicamente, modifican el caudal de la 
pulverización ajustándolo a las variaciones de 
velocidad. 
 
10 
 
Figura 20.- Sistema electrónico de control. 
 
Los distribuidores permiten la creación de un 
circuito capaz de llevar a cabo las funciones 
elementales que requiere un pulverizador. 
Resultaría imposible controlar la pulverización sin 
instalar en él órganos adecuados para el desvío 
del caldo según las exigencias del tratamiento. 
 
El tipo de distribuidor que ha venido siendo 
utilizado en pulverizadores es de corredera 
giratoria. En la actualidad se han impuesto por su 
comodidad de manejo y su fiabilidad los 
denominados distribuidores 2/4 de dos posiciones 
y cuatro vías. 
 
A A
 
Figura 21 .- Distribuidor 2/4 de correa longitudinal. 
 
En las máquinas de tecnología más avanzada 
se usan los distribuidores electromagnéticos o 
electroválvulas. Estos, con simples pulsadores o 
contactores pueden distribuir el caldo con gran 
comodidad para el operario de la máquina y con 
una elevada fiabilidad de funcionamiento. 
 
Las barras portaboquillas o rampas de 
pulverización son las estructuras que soportan 
los difusores o boquillas destinados a la 
pulverización de productos fitosanitarios. En ellas, 
cada boquilla debe estar situada de manera que 
las gotas producidas lleguen al cultivo con la 
máxima efectividad. 
 
Una barra pulverizadora consiste en una 
estructura de soporte provista de canalizaciones 
de conducción del producto hasta las boquillas, 
con un sistema de suspensión, así como de un 
mecanismo de regulación de posicionamiento. 
 
En todos los casos las barras pulverizadoras 
han de ser sólidas y estables tanto en la vertical 
como en la horizontal, pues la ausencia de 
estabilidad provoca vibraciones en los planos 
horizontal y vertical que producen malas 
reparticiones del producto fitosanitario, con los 
consiguientes daños en la planta y reducciones en 
la efectividad del tratamiento. 
 
Es fácil observar que, durante el trabajo, las 
máquinas de tratamientos, debido 
fundamentalmente a las desigualdades del 
terreno, sufren vibraciones que repercuten sobre 
las barras de pulverización, y tanto más cuanto 
mayor es su longitud. 
 
Este problema ha llevado a la búsqueda de 
soluciones que tratan de limitar las reacciones de 
las barras a las acciones provocadas por las 
vibraciones externas a ellas y, además, conseguir 
un paralelismo constante entre la barra 
pulverizadora y el suelo, independientemente de la 
posición de las ruedas del vehículo. 
 
La técnica normalmente empleada para 
rigidizar la estructura soporte ha sido la de 
triangulación mediante tiras metálicas dispuestas a 
modo de celosía a todo lo largo de la barra de 
tratamiento. 
 
El hecho de dividir la barra de pulverización en 
secciones, además de favorecer la rigidez del 
conjunto, es imprescindible para el transporte, ya 
que permite el plegado y desplegado. 
 
En la estructura de las barras de pulverización 
existe siempre el denominado cuadro soporte, que 
fijado al chasis de la máquina, tiene por función 
permitir la regulación de la altura de trabajo de las 
boquillas con respecto al terreno. 
 
El sistema de regulación de altura puede ser 
continuo o discontinuo. En el sistema discontinuo 
el chasis de la máquina y el cuadro soporte de la 
barra están provistos de una serie de agujeros 
equidistantes que, enfrentados convenientemente 
y sujetos con pasadores, determinan la altura de 
trabajo a usar. El sistema continuo utiliza 
mecanismos deslizantes provistos de blocaje 
rápido y para su movimiento se usan tornos, 
poleas con sistema polipasto, pistones, etc. 
 
El sistema de suspensión actúa de forma que, 
una vez regulada la altura de trabajo, unos 
amortiguadores reducen la transmisión a la barra 
de las vibraciones originadas en el sistema de 
rodadura. 
 
Cuando las barras pulverizadoras son de 
grandes dimensiones llevan sistemas de 
estabilización que pueden ser de tipo pendular, o 
bien del tipo de trapecio deformable. 
 
En la suspensión de tipo pendular, el cuadro 
soporte de la barra de tratamiento está sujeto en 
su mitad por un eje sobre el que bascula en 
conjunto, consiguiéndose así que cualquiera que 
sea la posición del vehículo la barra se mantenga 
siempre horizontal. Con este sistema, el trabajo 
11 
sobre un suelo horizontal no presenta problemas 
incluso para grandes inclinaciones del vehículo 
soporte. En cambio, cuando la máquina se 
desplaza por terreno con pendiente transversal, la 
constante horizontalidad de la barra originaría 
irregularidades en el reparto de materia activa, por 
haber distancias diferentes de las boquillas al 
plano de cultivo. Por ello, un sistema de corrección 
de inclinación bien manual o bien automático, es 
necesario, sobre todo si se trabaja en terrenos con 
pendientes. 
 
En la suspensión por trapecio deformable, el 
cuadro soporte de la barra está sujeto a un pórtico 
fijo al chasis por dos cadenas, dos muelles o dos 
barras articuladas en ambos extremos. En terreno 
llano no presenta problemas de falta de 
horizontalidad y la barra no acusa las 
deformaciones del suelo. Pero, dado que en un 
trapecio deformable los límites de movimiento de 
sus articulaciones se alcanzan rápidamente, los 
grandes socavones o las pendientes transversales 
del suelo llevan al sistema a sus límites máximos 
geométricos de deformación y, a partir de ellos, la 
barra deja de mantenerse paralela a la superficie a 
tratar y, aunque reducidos, se presentan 
problemas de falta de uniformidad en el reparto del 
producto. Este sistema es perfeccionable con el 
reemplazamiento de una de las barras por un 
pistón hidráulico, con lo que es posible trabajar en 
terrenos inclinados incluso de gran pendiente 
transversal. 
 
Las barras portaboquillas se construyen de 
formas diversas según los cultivos a los que se 
aplica el tratamiento, y en términos generales, se 
clasifican en: 
 
Barras pulverizadoras para cultivos bajos. 
De longitud variable, desde 2 hasta 36 metros, se 
colocan horizontales o, mejor, paralelas al terreno, 
bien de forma manual o bien automáticamente. 
 
 
Figura 22.- Barra pulverizadora para cultivos bajos.Barras pulverizadoras para viñedo y plantas 
de porte medio, constituidas por una parte 
horizontal colocada a una altura suficiente para 
sobrepasar al cultivo y con elementos verticales 
portaboquillas con los que se trata de rodear 
completamente la planta durante la pulverización. 
 
 
Figura 23.- Barra para plantas de porte medio. 
 
Barras pulverizadoras para árboles frutales, 
para mejor adaptarse a la forma de los árboles se 
construyen curvadas, con lo que se consigue 
dirigir el chorro de forma que se pueda alcanzar la 
mayor parte del volumen de copa. 
 
 
Figura 24.- Barra para frutales arbóreos. 
 
Las pistolas y lanzas, aunque no son 
propiamente barras pulverizadoras, son 
particularmente interesantes en los tratamientos 
en los que es necesario dirigir con precisión el 
producto fitosanitario y en los que su distribución 
en el interior de la masa foliar es difícil con otros 
sistemas de aplicación. 
 
Estos aplicadores, manejados por un operario y 
alimentados por una tubería flexible, tienen un 
distribuidor manual con el que se activa la 
pulverización. Cada máquina pulverizadora va 
provista de uno o más de estos útiles de trabajo, 
según las características de la boquilla difusora 
utilizada, de la bomba de impulsión de líquido y del 
trabajo a realizar. 
 
 
Figura 25.- Aplicador tipo lanza y detalle de la pulverización. 
Las boquillas, cuya misión es realizar la 
división y emisión del caldo de tratamiento 
sometido a presión, dividiéndolo en gotas finas y 
homogéneas, son elementos esenciales en la 
pulverización, pues determina la forma, la 
12 
composición, la trayectoria y el impacto del chorro 
del líquido. 
 
Según las características de trabajo de las 
boquillas, éstas se clasifican en: 
 
• De hélice. 
• De hendidura. 
• De espejo. 
• Filar. 
• Difusor centrífugo. 
Todas las boquillas de pulverización están 
formadas por un cuerpo, normalmente de plástico, 
en el que se montan y desmontan todos los 
elementos precisos para su funcionamiento. 
 
En las boquillas de hélice, el líquido a presión 
es sometido a una rotación que crea una 
turbulencia antes de llegar al orificio de salida, 
produciendo un chorro cónico cuyo interior puede 
estar completamente lleno de gotas o hueco 
pulverizando sólo una corona circular. 
 
Los elementos característicos de este tipo de 
boquillas son: hélice, cámara de turbulencia y 
pastilla. 
 
La hélice es el dispositivo principal en este tipo 
de boquillas y sus dimensiones y características 
determinan la forma del chorro producido. 
 
La cámara de turbulencia es un espacio 
hueco situado entre la hélice y la pastilla, y sirve 
de vía de comunicación entre ambas. 
 
La pastilla, intercambiable, es un disco con un 
orificio central calibrado, construido con gran 
precisión. 
 
El chorro formado es un cono cuyo eje pasa 
por el centro del orificio de la pastilla, con un 
ángulo del cono que varía desde 20 a 80º, e, 
incluso, más, según las características 
geométricas y dimensiones de los elementos que 
componen la boquilla. La presión de trabajo actúa 
sobre el caudal, la forma del chorro y las 
dimensiones de la población de gotas formadas. 
 
Algunos modelos de estas boquillas permiten 
regular el ángulo del cono. Antiguamente fueron 
muy usadas en pulverizadores de tipo manual, 
pero en las máquinas de gran cultivo han dejado 
prácticamente de usarse debido a que son muy 
imprecisas, en lo que a dosis y homogeneidad de 
tamaño de la población de gotas se refiere. 
 
El tamaño de las gotas que produce este tipo 
de boquillas varía en relación inversa con la raíz 
cuadrada de la presión de trabajo y en relación 
directa con el diámetro del orificio de salida del 
líquido. 
 
Su campo de utilización es muy variable, 
pudiendo usarse tanto para insecticidas como 
para tratamientos anticriptogámicos, y tanto en 
cultivos de porte bajo como en árboles frutales. 
 
 
Figura 26.- Boquilla de tipo hélice y detalle de la pulverización. 
 
Las boquillas de hendidura, también llamadas 
de chorro plano, por emitir un chorro plano de 
gotas, denominado pincel. 
 
Son de concepción mucho más simple que las 
anteriores, pues sólo tienen una pieza con la que 
se consigue dar a la vena líquida la forma 
deseada. Poseén una salida con forma de 
hendidura rectangular o elíptica que las 
caracteriza. 
 
Estas boquillas constan de un cuerpo 
roscado, con el que se realiza la fijación del 
conjunto de la boquilla a la tubería portadora del 
caldo, un filtro provisto de una junta de 
estanqueidad y una pastilla con raja de salida 
tamaño y forma variables. 
 
La pastilla es un tubo cilíndrico de pequeña 
longitud con un collarín de sujeción en un extremo, 
cuyo interior es hueco y termina en un casquete 
esférico en el que se practica la hendidura 
rectangular o elíptica por la que sale el chorro de 
líquido de tratamiento, en forma de pincel, con 
ángulos que, según las características 
dimensionales, varían desde 60 a 100º, llegando 
incluso a alcanzar los 150º. 
 
Igual que en las boquillas de hélice, el tamaño 
de las gotas depende de las características 
geométricas y dimensiones de las boquillas así 
como de la presión de trabajo, de forma que el 
diámetro de las gotas disminuye cuando aumenta 
la presión y/o disminuye la sección del orificio de 
salida. 
 
Su campo de utilización es muy variable y 
pueden ser adecuadas para los tratamientos con 
fungicidas, insecticidas y herbicidas. 
 
13 
Figura 27.- Boquilla tipo hendidura y detalle de la pulverización. 
 
Las boquillas de espejo producen la 
pulverización haciendo salir el líquido a gran 
velocidad por un orificio, obligándole a chocar 
contra una superficie plana, perfectamente 
pulimentada, que actúa como deflector, en el que 
incide la vena líquida desplegándose en forma de 
abanico. 
 
Estas boquillas están constituidas por un 
cuerpo, una pastilla, junta de estanqueidad, 
tuerca de fijación y un deflector. 
 
Las gotas que produce forman un abanico de 
bajo espesor, con un ángulo que varía desde los 
70 a 160º, por lo que este tipo de difusores es 
posible separarlos a grandes distancias en las 
barras y reducir la altura de pulverización, lo que 
es una gran ventaja desde el punto de vista de 
reducir los efectos del viento en cuanto a deriva. 
 
El tamaño de la población de gotas que se 
obtiene, igual que en los casos anteriores, 
disminuye cuando aumenta la presión de trabajo y 
cuando se reduce el diámetro del orificio de salida 
del líquido. 
 
Su utilización es adecuada para los 
tratamientos con herbicidas, si bien, su campo de 
aplicación se puede ampliar al de los abonados 
foliares líquidos. Si se utilizan boquillas con 
diámetro del orificio de salida suficientemente 
grande se pueden aplicar, incluso, al 
esparcimiento de abonos en suspensión. 
 
 
Figura 28.- Boquilla tipo espejo y detalle de la pulverización. 
 
Las boquillas filares lanzan una o varias 
venas líquidas finas de producto fitosanitario, sin 
dividirlo en una nube de gotas; se utilizan para 
aplicaciones muy localizadas. 
 
 
Figura 29.- Boquilla de tipo filar. 
Los difusores centrífugos, permiten reducir 
los volúmenes de caldo por hectárea de cultivo 
gracias a su principio de funcionamiento, basado 
en la producción de finas y homogéneas gotas 
merced a la fuerza centrífuga transmitida al líquido 
fitosanitario por un disco que gira a gran velocidad 
angular. El tamaño de las gotas varía en relación 
directa al diámetro del disco y al cuadrado de su 
velocidad angular. 
 
Los difusores centrífugos de tipo manual 
constan de un depósito desde el que con una 
tubería de alimentación, se lleva, por gravedad, el 
líquido fitosanitario hasta un disco pulverizador, 
el cual está accionado por un motor eléctrico que 
le hace girar a gran velocidad. 
 
Motor
eléctrico
Entrada
de
corriente
continua
Entrada de
producto
fitosanitario
Centrifugación 
Figura 30.- Difusor centrífugo. 
 
Al caer el líquido en el disco, debido a la acciónde la fuerza centrífuga se desplaza a la periferia a 
una gran velocidad por lo que al separarse del 
disco choca con el aire rompiéndose en finas 
gotas. 
 
Este tipo de difusor es muy utilizado en la 
denominada técnica de parcheo para la aplicación 
de herbicidas en olivar y otros frutales. 
 
Los sistemas antigoteo impiden, después de 
detener la pulverización, que el caldo contenido en 
las tuberías continúe saliendo por las boquillas, 
pues esto es causa de problemas y, en general, 
de pérdidas de producto. Los sistemas antigoteo 
han sido desarrollados precisamente para evitar 
este problema, manteniendo el líquido en las 
tuberías después de cortar la pulverización. Se 
colocan en el interior del cuerpo de la boquilla o se 
adaptan a su circuito. 
 
 
Figura 31.- Sistemas antigoteo. 
 
• Los atomizadores constituyen las máquinas 
más extendidas en la protección fitosanitaria de la 
mayoría de las plantaciones de árboles frutales. 
Son máquinas que realizan la pulverización por 
presión del líquido de tratamiento mediante una o 
varias boquillas, asegurando el transporte de las 
gotas por medio de una corriente de aire auxiliar. 
 
El circuito hidráulico de estas máquinas 
pulverizadoras es igual al de las de chorro 
14 
proyectado, pero la barra pulverizadora es de 
construcción diferente y poseen, además, un 
ventilador, que en la mayoría de los modelos 
comerciales es de tipo helicoidal, el cual impulsa el 
aire dirigiéndolo con una superficie deflectora. 
 
 
Figura 32 .- Atomizador semisuspendido. 
 
Estas máquinas han sido concebidas para 
repartir los caldos de tratamiento con volúmenes 
por hectárea muy bajos, basándose para ello en 
que la gota que producen es de pequeño 
diámetro. 
 
Las boquillas normalmente utilizadas son de 
tipo de hélice, colocadas sobre una barra en forma 
de arco de círculo situada alrededor del ventilador. 
 
Las barras están compuestas generalmente 
por dos tuberías independientes, alimentadas por 
dos acometidas con su distribuidor, lo que 
posibilita la pulverización sobre una sola hilera de 
plantas. 
 
Las salidas de aire van a veces provistas de 
deflectores de direccionamiento del fluido de 
tratamiento para una mejor adaptación del 
pulverizador a las características del cultivo. 
 
 
 
Figura 33.- Dirección del aire según la orientación de los 
deflectores. 
 
El alcance del chorro está condicionado al 
caudal de aire producido por la turbina, llegando 
en ciertos modelos a alcanzar hasta varias 
decenas de metros. 
 
La turbina, en la mayoría de los modelos está 
provista de embrague, por lo que puede ser 
desactivada y permitir su utilización como 
pulverizadores en los trabajos que así lo 
requieran. 
 
Existen modelos de atomizadores en los que 
se elimina la superficie deflectora. En ellos, el 
ventilador produce un flujo de aire axial. A estos se 
les denomina pulverizadores tipo cañón, y su 
ventaja principal radica en el gran alcance del 
chorro. 
 
En los atomizadores se puede decir que la 
mayor ventaja que tienen es su elevada 
penetración en el follaje, al ser éste agitado por el 
turbulento vendaval producido por el ventilador de 
la máquina, lo que los hace muy adecuados para 
el olivar, por contra, estas máquinas requieren una 
potencia elevada, y tanto más cuanto más elevado 
sea el caudal de aire suministrado por la turbina 
por lo que no es raro encontrar en el mercado 
atomizadores provistos de motor auxiliar para ser 
arrastrados por pequeños tractores. 
 
 
Figura 34 .- Atomizador autopropulsado. 
 
• Los nebulizadores son máquinas que 
realizan la pulverización del líquido por medio de 
una corriente de aire a gran velocidad, la cual sirve 
a la vez para transportar a gran distancia el 
producto fitosanitario. 
 
Un ventilador, generalmente de tipo centrífugo, 
movido a través de un multiplicador accionado por 
la toma de fuerza del tractor, es el órgano que 
abastece de aire requerido por este tipo de 
máquina pulverizadora para su funcionamiento. 
 
El caudal de aire producido es enviado por una 
o varias tuberías de pulverización hacia zonas en 
las que se produce una fuerte reducción de la 
sección de paso, con lo que la velocidad de aire 
crece hasta valores del orden de 100 a 150 m/s. 
Justamente en ella se coloca un tubo acodado 
conectado al depósito de caldo, en él y por efecto 
Venturi se crea una depresión que hace salir el 
líquido fitosanitario a la corriente de aire en la que 
es finamente pulverizado. 
 
Como la depresión provocada no es suficiente 
para hacer salir el líquido del depósito 
uniformemente, ya que las salidas de caldo 
nebulizado se colocan en las máquinas a cotas 
diferentes del nivel del líquido del depósito, 
habiendo, según las necesidades, orificios 
situados más altos y otros más bajos que él, para 
evitar, o al menos reducir este inconveniente se 
dota a estas máquinas de una bomba centrífuga 
que proporciona una cierta presión en la boquilla 
de salida de caldo, suficiente como para hacer 
prácticamente despreciables las variaciones de 
presión originadas por la colocación a diferentes 
alturas de las tuberías de nebulización. 
 
La división del líquido es tanto más regular, y el 
coeficiente de homogeneidad de la población de 
gotas más próximo a la unidad, cuanto mayor sea 
la velocidad del aire en los estrechamientos y 
15 
menor el caudal de las boquillas. Si la nebulización 
se realiza correctamente, el tamaño de las gotas 
será del orden de 80 a 150µm, con lo que los 
volúmenes de caldo por hectárea necesarios para 
realizar una buena cubrición de las plantas serán 
muy reducidos (< 200 l/ha.). 
 
 
Figura 35 .- Nebulizador semisuspendido. 
 
Son las máquinas de tecnología más avanzada 
pero aun no han sido adoptadas de forma 
extensiva por estar poco extendidas 
comercialmente y ser de difícil regulación. 
 
4.4.- Otras técnicas de protección de cultivos 
 
Las avionetas y los helicópteros también 
pueden usarse para la aplicación de productos 
fitosanitarios. En este caso las avionetas se 
caracterizan por necesitar un potente motor capaz 
de elevarlas, en una distancia reducida, con una 
carga de producto que llega a 250-350 Kg y volar 
a velocidades próximas a 200 Km/h. Además 
deben tener una adecuada manejabilidad, una 
buena visibilidad, un depósito de producto 
fitosanitario fácil de cargar, fácil de limpiar y de 
bajo mantenimiento y con posibilidad de descarga 
en vuelo, en caso de emergencia. 
 
 
Figura 36.- Pulverización con avioneta. 
 
Los helicópteros presentan una alternativa 
cuando las oportunidades de aterrizaje y 
despegue son limitadas y cuando se requiere una 
fácil maniobrabilidad y una buena penetración del 
producto fitosanitario en la cubierta foliar. 
 
La deposición del producto fitosanitario en la 
masa foliar se ve incrementada, sobre todo 
cuando el helicóptero se desplaza a menos de 25 
Km/h, gracias a la gran agitación del follaje que 
provoca la hélice del aparato. 
 
 
Figura 37.- Pulverización con helicóptero. 
 
En los helicópteros, los depósitos de líquido 
fitosanitario, construidos generalmente de acero 
inoxidable, se montan a ambos lados, conectados 
para que la máquina esté continuamente 
equilibrada manteniendo en ambos el mismo nivel 
de carga. 
 
La bomba, en las avionetas, normalmente del 
tipo centrífugo, se mueve accionada por una hélice 
montada de forma que el aire la hace girar al 
moverse la avioneta. A veces, si la presión de 
trabajo para la pulverización es necesario que sea 
alta, se usan bombas de pistones. En los 
helicópteros se conecta directamente al motor, lo 
cual permite un mejor control de la pulverización. 
 
Igual que en las máquinas terrestres, la bomba 
debe proporcionar, además del caudal preciso 
para la pulverización, el necesario para agitar el 
caldo contenido en el depósito y evitar la 
decantación de la materia activa. 
 
En las avionetas, la barra de pulverización 
con poca longitud es suficiente como para cubrir 
gran anchura detrabajo y se monta debajo de las 
alas en su borde trasero. En los helicópteros, las 
barras de pulverización son de mayor longitud, 
llegan incluso a medir hasta 15 m y se colocan en 
la parte delantera del aparato, debajo del puesto 
del piloto. 
 
Las boquillas que se utilizan son normalmente 
del tipo de hélice y van dotadas de válvulas 
antigoteo. 
 
Para contrarrestar en las avionetas el efecto de 
la hélice del motor, las boquillas se separan 
irregularmente en la barra, colocándose más a un 
lado que al otro. 
 
Es importante antes de hacer una aplicación 
aérea marcar las parcelas de trabajo y, mediante 
dos o más hombres provistos de banderines de 
colores llamativos para ser fácilmente observados 
por los pilotos, indicar las líneas de vuelo a seguir. 
Las posiciones de los operarios deben marcarse 
previamente para que no haya ni dudas ni errores 
durante la ejecución del tratamiento. Los obreros 
deben estar protegidos con trajes, máscaras y 
filtros para la respiración cuando se apliquen 
productos tóxicos, retirándose tan pronto como 
sea posible de la pulverización, siendo, por esta 
causa, a veces necesario usar una serie de 
marcadores fijos. 
 
También es preciso, para salvaguardar a los 
pilotos, avisar mediante marcadores que indiquen 
cualquier obstáculo que pueda suponer un peligro 
para su trabajo. 
16 
 
En terrenos accidentados o con arboleda la 
señalización se hace más complicada. En estos 
casos pueden usarse globos de colores llenos de 
gas, o bien, si esta señalización es imposible, se 
puede usar la pulverización con tintes coloreados 
o niebla producida en el escape del motor. 
 
Los distribuidores de microgránulos, los 
cuales se comercializan como pequeñas esferas 
que, durante la siembra, son incorporadas al 
terreno, para hacer, en general, una protección 
insecticida, utilizan en ciertos modelos cilindros 
acanalados, semejantes a los de las sembradoras, 
y, en otros, discos de cierto espesor con alvéolos 
o con receptores en su superficie lateral. Se 
caracterizan porque permiten aportar pequeñas 
dosis, que normalmente no superan los diez 
kilogramos por hectárea. 
 
º
 
Figura 38.- Distribuidores de microgránulos. 
 
Hay modelos con un dosificador para cada 
línea de siembra, en cambio en otros se utiliza un 
sistema de distribución neumática que recibe los 
microgránulos dosificados y los envía mediante 
una corriente de aire por tubos hacia las líneas de 
siembra. Para conseguir que los microgránulos 
disminuyan su velocidad y caigan por gravedad 
sobre las líneas de siembra un ciclón los separa 
de la corriente de aire. 
 
Salida de aireSalida de aire
Aire + microgránulos
Salida de microgránulos
 
Figura 39.- Ciclón para separación de sólidos. 
 
Los espolvoreadores hacen la aplicación de 
productos fitosanitarios comercializados como 
polvos. Cada vez menos frecuentes, constan de 
los siguientes elementos: 
 
• Tolva: Para contenido del producto 
fitosanitario dotada de un eficiente 
agitador que impide la formación de 
bóvedas y ayuda la salida del 
producto. 
• Dosificador de ventana: de 
sección variable, situada en el fondo 
de la tolva, que regula la salida de 
producto fitosanitario. 
• Ventilador: que produce una 
corriente de aire en la que por 
efecto Venturi se introduce el polvo 
fitosanitario haciéndolo circular por 
tuberías. 
• Deflectores: que dirigen y esparcen 
el chorro de aire cargado de 
producto fitosanitario lanzándolo 
sobre la planta. 
 
1.- Cámara de distribución
2.- Lengüeta.
3.- Cilindro acanalado.
4.- Ventilador.
5.- Venturi
6.- Distribuidor de cono.
7.- Salida de aire y microgránulos.
4
2
3
5
1 6
7
 
Figura 40.- Dosificador mecánico-neumático. 
 
La aplicación de polvos fitosanitarios también 
se hace mediante avionetas y helicópteros. Ambos 
utilizan la corriente de aire generada por su propio 
desplazamiento, para accionar el sistema de 
distribución. 
 
Los humectadores permiten la aplicación de 
herbicidas impregnando las malas hierbas 
mediante tejidos con alta capacidad de retención 
de líquidos (filtros, lienzos, paños, gamuzas ...) o 
cepillos, a los cuales se hace llegar el herbicida y, 
en su desplazamiento contactan con las plantas a 
eliminar untándolas de producto. 
 
Se trata de un método sencillo, de bajo 
consumo y eficaz que produce poca 
contaminación ambiental por evitar los problemas 
ocasionados por la deriva. 
 
 
Figura 41.- Aplicadores de herbicidas por humectación. 
 
Los lanzallamas, aunque de uso poco 
frecuente, en ocasiones se utilizan para la 
eliminación en postemergencia de malas hierbas. 
 
Figura 42.- Lanzallamas para eliminación de malas hierbas. 
 
17 
4.5.- Sistemas de control de la distribución de 
productos fitosanitarios 
 
Un problema que se plantea al aplicador de 
productos fitosanitarios es el de poder conocer la 
calidad de distribución de las gotas sobre la 
planta, para lo cual dispone de diferentes métodos 
de evaluación, los cuales se pueden agrupar en 
los siguientes tipos: 
 
• Métodos analíticos: han sido durante mucho 
tiempo los métodos más utilizados, pero se han 
ido abandonando por lo laborioso de los análisis, 
por su elevado coste y por la necesidad de 
disponer de material y personal altamente 
cualificado. La evaluación de la deposición se 
realiza utilizando, generalmente, un trazador 
metálico que se incorpora al líquido de 
tratamiento, con el que se pulveriza sobre 
recipientes colocados convenientemente en la 
parcela de ensayo, o sobre la propia planta de la 
cual se extrae, con el disolvente adecuado, para 
ser cuantificado. 
 
• Métodos fluorimétricos: consisten en la 
utilización de sustancias fluorescentes. Este 
método fue utilizado por vez primera en 1959 por 
Liljedahl y Strait, quienes pulverizaron una 
suspensión conteniendo una sustancia 
fluorescente, sobre tiras de papel 
estratégicamente colocadas, las cuales se hacían 
pasar, posteriormente, por una cámara en la que 
medían la cantidad de fluorescencia emitida con 
una fotocélula. 
 
La dificultad de utilizar trazadores fluorescentes 
estriba, fundamentalmente, en que son sustancias 
que se degradan con la luz solar y pierden su 
fluorescencia en estado seco, por ello hay que 
actuar de forma muy rápida, y no se suelen usar 
en campo sino para realizar ensayos en locales 
cerrados. Por otro lado, pueden aparecer 
interferencias provocadas por los pigmentos 
naturales de la planta y hay que tener en cuenta la 
compatibilidad entre el fluorocromo y el producto 
fitosanitario, ya que se han detectado casos en 
que la fluorescencia se ve inhibida por 
determinados ingredientes activos. 
 
• Métodos colorimétricos: consisten en la 
pulverización del producto fitosanitario sobre una 
cartulina previamente preparada, de forma que 
vire de color en los puntos de impacto, o bien, en 
pulverizar un colorante que será recogido sobre 
diversos materiales: porta-objetos, placas de Petri, 
películas de 35 mm, papel, etc. 
 
En el primer caso, el método de la cartulina 
tratada, fue desarrollado por Blinn (1965) quien 
preparaba las cartulinas sumergiéndolas en 
determinadas sustancias capaces de reaccionar 
con la materia activa a utilizar y luego las dejan 
secar, quedando así dispuestas para su uso. 
Actualmente se utilizan las llamadas cartulinas de 
papel hidrosensible, de color amarillo, que vira a 
color azul en los puntos de impacto de las gotas. 
La cuantificación de la distribución se suele hacer 
de forma visual o con un analizador de imágenes. 
 
 
Figura 43.- Papel hidrosensible después de la pulverización. 
 
En el segundo caso, para el método de 
pulverización de un colorante añadido a la cuba de 
tratamiento, se realiza la aplicación sobre 
recipientes cuantificando el colorante recogido con 
un colorímetro, o bien se pulveriza el colorante 
sobre una película fotográfica de 35 mm y se 
cuantifica la deposición estudiando la cantidad de 
luz transmitida a través de ella. 
 
• Método de las improntas: con él se trata deevitar la mayoría de los inconvenientes de los 
métodos descritos, pues permite evaluar la 
distribución del producto fitosanitario sobre la 
propia planta. 
 
Consiste, en esencia, en la utilización de una 
sustancia química adecuada que reaccione con 
alguno de los ingredientes activos que constituyen 
el producto fitosanitario utilizado en el tratamiento, 
formando en dicha reacción un precipitado de 
color oscuro. 
 
Para ello en una prensa de madera, se 
colocan, en el orden que sigue, los siguientes 
elementos: 
 
• Placa de madera. 
• Lámina de goma espuma que 
amortigüe el prensado. 
• Hoja de papel absorbente que será 
pulverizada, o impregnada por 
inmersión, con el reactivo adecuado; 
en nuestro caso, con el que mejores 
resultados obtuvimos, fue con una 
solución de ácido rubeánico. 
• Folio de papel. 
• Hojas del cultivo, convenientemente 
distribuidas sobre el folio. 
• Folio de papel 
• Hoja de papel absorbente pulverizada 
con el reactivo. 
18 
• Lámina de goma-espuma. 
• Placa de madera. 
 
 
Figura 44.- Pulverización con reactivo de hoja de papel 
absorbente. 
 
 
Figura 45.- Distribución de hojas de olivo. 
 
 
Figura 46.- Colocación del folio sobre las hojas de olivo. 
 
 
Figura 47.- Detalle de improntas. 
 
El conjunto se prensa y se mantiene así 
durante el tiempo necesario para que el reactivo 
químico atraviese por difusión el folio de papel, 
reaccionando con la materia depositada sobre las 
hojas, y forme un precipitado de color oscuro que 
queda marcado en el folio de papel a modo de 
huella o impronta, indicadora de la presencia y 
distribución del producto fitosanitario sobre la hoja. 
 
De esta forma, para cada muestra de hojas, se 
obtiene, simultáneamente, la impronta con la 
distribución del fungicida tanto en el haz como en 
el envés. 
 
• Método de la visión artificial: el método de 
las improntas puede ser considerado como 
cualitativo, permitiendo establecer comparaciones 
entre dos estados diferentes de distribución del 
producto fitosanitario sobre la superficie foliar. 
Pero con él no se puede realizar una valoración 
cuantitativa del porcentaje de superficie vegetal 
cubierta de producto fitosanitario. 
 
Una de las modernas aplicaciones de la visión 
artificial es la digitalización de imágenes usando 
un escáner. El escáner capta, por reflexión de luz, 
la imagen y la transmite en forma de señales 
eléctricas. Un interfaz adapta estas señales y las 
carga en la memoria de vídeo del ordenador, 
presentando en el monitor la imagen digitalizada 
constituida por una serie de puntos, a cada uno de 
los cuales se le denomina pixel. 
 
 
Figura 48.- Digitalización de imágenes. 
 
Las imágenes digitalizadas con el escáner es 
posible analizarlas mediante programas 
informáticos y con ellos evaluar la distribución de 
producto sobre la superficie vegetal. 
 
Con el método de las improntas y mediante la 
visión artificial monocromática, se puede estudiar 
la distribución y la persistencia de fungicidas 
cúpricos pulverizados sobre olivo, cuantificando de 
forma muy precisa el porcentaje de superficie foliar 
cubierta de producto fitosanitario. 
 
Los avances informáticos en los últimos años 
han sido tan espectaculares, y la reducción de 
precios tan llamativa, que permite usar las 
diferencias de color como principio básico para el 
análisis cualitativo y cuantitativo de la superficie 
foliar cubierta por producto fitosanitario, 
eliminando la parte más tediosa del método de las 
improntas. Es necesario indicar que este método 
tiene una limitación importante y es que sólo es 
aplicable a productos fitosanitarios cuya presencia 
sobre las hojas se manifieste con un color 
diferente al de la superficie foliar. 
 
 
Figura 49.- Imágenes digitalizadas y detalle de hoja. 
 
Si la deposición de las partículas de producto 
sobre las hojas vegetales se aprecia por un 
cambio de color en la superficie, se puede utilizar 
esta variación para aplicar directamente sobre las 
hojas de olivo las técnicas de visión artificial 
policromática, capaces de detectar el producto 
depositado sobre la superficie foliar.

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