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Los colores del amor Vive tus chakras y ten relaciones saludables

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A quienes aman y son amados
A quienes amo y me aman
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Agradecimientos
A mi familia, por su apoyo incondicional en mi camino hacia la conciencia y la luz.
Jessica Iskander, Mariana Ramírez, hermanas adoradas, gracias por estar siempre.
Las amo.
Chris Griscom, apareciste en el momento perfecto para llenarme de tu gran sabiduría
y tu iluminación. Qué bendición tenerte en mi vida como amiga y maestra de luz.
Cristian Bettler, hermanito, gracias por tu apoyo y tu amor.
Desierto, gracias por abrirme a la experiencia de expandir mi amor, has sido un gran
maestro en mi vida. Te llevo en mi corazón. Agradezco tus enseñanzas y la posibilidad
de compartir algunas de ellas en este libro.
Araminta Barbour, hermana querida. Sin duda, vivimos muchas aventuras juntas.
Gracias por tu amor y tu apoyo en todos los momentos que necesité a una amiga. Te
adoro.
Bruce Lyon, qué placer conversar y aprender tanto de ti. Gracias por permitirme
sentir y conocer más de mí en tu presencia.
Russel Feingold, en gratitud por tu presencia y tu corazón. Gracias por apoyarme en
el descubrimiento de mi corazón. Te quiero.
David Avocado Wolfe, qué bendicion tenerte en mi vida. Gracias por tantas
aventuras que me han llenado en la vida. Te quiero.
Graeme Salvatti, gracias por estar presente y por las increíbles conversaciones que
me inspiraron tanto. Te quiero.
Michael Hallock, otro libro más en el que eres parte importante del proceso. Una
amistad que está en mi corazón por siempre.
Lawrence Lanoff, qué placer convivir contigo y aprender de ti a vivir la vida con más
compasión y sin mitos. Gracias por tu valiosa contribución al libro. Te quiero.
Steven Wagner, eres un sol que iluminó mi corazón.
Deborah Anapol, tus libros abrieron mi mente y mi corazón. Gracias por tu apoyo y
tu contribución al mío.
Jaguar y Xhacan, amé estar en su presencia y recibir el regalo de explorar nuevas
tierras con ustedes.
Agradezco infinitamente a Cristóbal Pera y a Fernanda Álvarez, de Penguin Random
House, por permitir expresarme en mi autenticidad y abrir espacio a libros que puedan
crear más amor y conciencia en el mundo.
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A mi querido Gerardo Zardain, por tu apoyo y tu ayuda invaluable en mi carrera.
A todos ustedes, por abrir su corazón y recibir un regalo que espero expanda su
capacidad de amar y ser amados.
 
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Pero veo tus colores verdaderos brillando alrededor.
Veo tus colores verdaderos y es por eso que te amo.
Así que no temas demostrar tus colores verdaderos.
Los colores verdaderos son hermosos como un arcoíris.
Fragmento de Colores verdaderos (True colors)
CINDY LAUPER
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Introducción
Respiro hondo y percibo el aire que me llena de magia. Me siento viva, radiante,
totalmente conmovida por alcanzar el cielo en un instante. Es el momento en que la
lluvia toca el sol y crea el arcoíris más hermoso que he visto en mi vida. Un espectáculo
de colores que se asoman por la montaña y que tocan el agua del lago para reflejar su
belleza. Mi corazón está pleno de amor: me siento agradecida con la vida por la
oportunidad de ser, de estar aquí, de vibrar, de servir, de amar.
El arcoíris no sólo es un fenómeno que se produce con los rayos del sol y con la
lluvia. Es una fusión de las energías del sol, del espíritu y de los cuatro elementos: el
agua, que es la fuerza del movimiento, de las emociones; el fuego, del espíritu; la tierra,
de las raíces; y el éter, del espacio y la mente. Verlo produce una respuesta interna muy
íntima; percibir la gama de colores y las diferentes energías nos permiten recibir la
sabiduría universal de la luz; absorberla provoca un estado de iluminación y gozo que
simplemente queremos compartir con los demás.
La importancia universal de la luz propicia el despertar de la sabiduría, la verdad y la
conciencia, y disuelve la duda y el miedo.
En la Antigüedad, presenciar un arcoíris representaba un símbolo de buena suerte,
abundancia, y era un gran regalo. Todavía hoy en muchas culturas representa la
presencia divina.
Los colores, como sabemos, son siete: rojo, naranja, amarillo, verde, azul, índigo y
violeta, pero en realidad dentro de la luz coexisten entre 280 y 740 matices, sin incluir
las mezclas que se obtienen con el blanco y el negro. Los colores que cada uno capta
tienen estrecha relación con la manera en que percibimos el mundo, de acuerdo con qué
tan conectados estamos con el sentido de la vista y según la cantidad de células que
existen en nuestras retinas. Cuando permanecemos distraídos y no percibimos un arcoíris
dejamos ir la oportunidad de vivir una gran bendición y alcanzar un momento de
iluminación.
Así es la vida. Tras vivirla en el aquí y en el ahora se convierte en una gran aventura,
en un arcoíris lleno de bendiciones que nos iluminan, y de retos que nos permiten crecer
y abrir el corazón para convertirnos en seres de amor.
El amor no es blanco ni negro ni gris; es un arcoíris que con sus múltiples matices
nos invita a experimentar las relaciones y la sexualidad con más posibilidades y en su
máxima expresión.
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Nuestros colores primarios se basan en los valores, la integridad y los gustos.
Cuando entablamos una relación podemos combinarlos de múltiples maneras. Algunas
mezclas nos permiten experimentar nuestras raíces, nuestro lado salvaje y sensual; unas,
el vínculo emocional, la conexión del corazón o nuestro sentido del poder; otras, la
conexión divina. Y si tenemos suerte, todo lo anterior.
Dichas combinaciones también aportan vivencias que facilitan la expansión de
nuestro amor y elevan nuestra conciencia, para integrarnos en la unidad universal.
En las relaciones, el amor es la búsqueda continua de lo que ya mora en nuestro ser y
que simplemente debemos recordar; nosotros ya somos amor. El amor es la energía de la
conexión con el espíritu, del vínculo que entablamos con la tierra, de nuestra energía
vital. Es todo lo que hacemos para ser aceptados, validados y amados. Cada experiencia
que vivimos desde el amor es única; nos da oportunidades para crecer, aprender,
perdonar, dejar ir, servir, sanar y celebrar.
Hemos crecido con ideas muy limitadas en torno al amor, aprendidas en gran medida
desde la relación de nuestros padres; seguimos condiciones y reglas impuestas por la
sociedad, nos dejamos influir por posturas religiosas y de otra índole. Lo que no sabemos
es que nuestra capacidad de amar va más allá de esas vivencias. ¿Pero qué otras formas
de amar existen? ¿Qué capacidad de amar poseemos? ¿Qué otras oportunidades tenemos
para relacionarnos de maneras diferentes? Estas interrogantes me condujeron a una
intensa búsqueda por el mundo, durante la cual descubrí distintos estilos de vida, aprendí
técnicas de tantra, sexualidad sagrada y chamanismo; conocí a personas que
compartieron conmigo sus historias de amor y desamor, que me hicieron entender que
dichas preguntas tienen respuestas; la más importante fue descubrir que el verdadero
amor en mi vida está dentro de mí. Como dice Byron Katie: “¿Quieres conocer al amor
de tu vida? Mírate en un espejo”.
El amor, así como la luz, posee diversas combinaciones cromáticas que te llevan a
vivirlo sin límites, que abren tu corazón y amplían tu capacidad de amar; te provee las
herramientas esenciales para que puedas relacionarte de manera sana y con la conciencia
en diferentes niveles, con múltiples intensidades.
El amor y la sexualidad son un mundo muy diverso, por eso en este libro te
compartiré las enseñanzas que han transformado mi percepción de la vida y del amor.
Encontrar todo lo que queremos en una sola persona es imposible. La perfección es
una ilusión. Nuestras listas infinitas de cualidades únicamente son una proyección de
nuestra cultura y de nuestras creencias. Cuando pensamos en la pareja perfecta elegimos
atributos de diferentes personas para construirla de acuerdo con nuestros sueños, así
creamos una historia imaginaria que nos aleja de la realidad y nos impide amar a quienes
se aparecen en nuestra vida, en la vida real. La verdad y la realidad nunca alcanzarán a la
imaginación, yasí pasamos años o meses esperando a nuestra alma gemela, en lugar de
abrirnos al amor y dar amor desde el corazón, no desde la mente. Proporcionarlo desde
esta instancia permite apreciar a las personas que se presentan en nuestro camino en el
momento perfecto, aprender de ellas y aceptarlas con virtudes y defectos.
La más grande historia de amor comienza en la mente, la imaginación y la fantasía.
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Por años creamos escenarios en los que la perfección, la idea de ser felices para siempre
y el romance es nuestra expectativa de lo que debe ser el amor. Las películas, las
canciones románticas, los matrimonios de nuestros abuelos o de nuestros padres nos han
inspirado a desear lo mismo para nosotros, aunque esas historias no vayan de acuerdo
con nuestro auténtico ser. A veces escapamos de esas preconcepciones si no fueron
sanas, pero evadimos problemáticas de raíz y continuamos recreando esos patrones de
manera inconsciente, atrayendo lo que más resistimos.
Si ya somos conscientes, podemos relacionarnos de otra forma sin repetir los mismos
errores y las mismas dinámicas. No fuimos educados con una visión holística del amor:
el amor es algo que sentías, algo que veías en los demás y absorbías de las revistas, la
televisión y la música. Estos medios sólo hablan del amor en blanco y negro. Me amas o
no me amas. Todo o nada. Amor y desamor. Felicidad y odio. ¿Dónde están los demás
colores, las múltiples tonalidades llenas de magia en que las personas aparecen en
nuestra vida por momentos, días o años, con historias de amor que tal vez no satisfagan
nuestra fantasía pero por las cuales aprendemos, crecemos, evolucionamos y, sobre todo,
nos abren el corazón al amor?
 
¿Qué tienen en común el amor y el desamor? Que siempre estarán en nuestra vida; el
truco es saber cómo transformar este último en algo más evolucionado, para verlo como
un regalo y un aprendizaje, para elevar tu nivel de conciencia, vivir más en el presente y
llenarte de más amor.
El amor es una energía abundante que fluye de manera infinita; el verdadero amor no
emana del ego; es parte de nuestra esencia y de quienes somos. Es la energía más
poderosa. En el amor no hay condiciones; nos permitimos fluir con el momento y no al
recrear planes con la expectativa de que todo será como nuestra imaginación lo pinta.
Pensamos que las relaciones se basan en el me quieres como quiero que me quieras o
no hay nada: blanco y negro. ¿Dónde está nuestra capacidad de amar a los demás como
permiten ser amados? ¿Y nuestra aceptación de que las personas no nos hallarán donde
queremos ser encontrados?
¿Por qué no sólo amamos por amar y abrimos nuestro corazón para entregar amor y
recibir lo que las personas nos pueden dar?
Entender la evolución de estas concepciones en torno al amor ha sido mi aventura en
los últimos tres años. Dejé de esperar al príncipe azul con quien viviría feliz por siempre
y aprendí a abrir mi corazón y recibir al amor como es. Encontré a las personas donde
debía hallarlas y ahora disfruto mis relaciones con lo que me ofrecen en cada momento.
No ha sido un proceso fácil. La chica romántica que habita en mí todavía se asoma a
esa historia que desea hacer realidad, aunque siempre con la fe en que el universo me
envía a las personas perfectas en su momento perfecto, para aprender, transformar y
liberar cualquier bloqueo que me impida amar y aprender a amar, sin nada de por medio,
de quererte porque quiero que me quieras de regreso.
Mi amigo Andrés Portillo dice: “Te amo porque se me da la gana”. Y así debe ser el
amor: amar porque sí.
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Bajo estas reflexiones le he dado un sí a las oportunidades que se me presentan en el
camino: he aprendido a decirle sí al amor y a estar presente para él. El amor me ha
sorprendido en la vida y todos los días le expreso un sí a él y a mí misma.
El amor es como es. Cuando no tienes expectativas, cuando decides que la vida te
sorprenda, se te aparece sin avisar y se aleja cuando menos lo esperas.
Dejar ir a mis amores y saber que mi integridad como ser humano no depende de
ellos ha sido uno de mis más grandes aprendizajes en este momento. Vivo con total
aceptación y gratitud porque cada vez que abro mi corazón recibo regalos invaluables. Y
cuando de nuevo quedo sola acepto que mi corazón se rompe, se restaura y sana con mi
amor propio.
Cuando nos rompen el corazón tendemos a cerrarlo y a protegernos del dolor:
creamos cierto apego. Puede suceder a unos días de conocer a alguien o a años de
relación; es el riesgo que se vive en el amor. Cuando te entregas con totalidad y abres tu
corazón a alguien, las probabilidades de que te dañen siempre están latentes. El dolor es
parte del amor, y cuando ese dolor se torna muy fuerte es mejor dejar ir a la persona.
La belleza del corazón roto radica en que puedes permitirte sentir profundamente esa
infinita capacidad que posees de amar, y usar ese espacio resquebrajado para abrir tus
sentimientos aún más y dejar que el amor siga fluyendo en tu vida. Si te das ese
privilegio atraerás a otras personas que te ayudarán a crecer, te apoyarán y te amarán a su
manera, y aprenderás más acerca de ti.
Recuerda que en tu mente es mucho más difícil dejar ir que en la realidad; lo único
verdadero es el momento presente. Los sentimientos de desamor vienen de las historias
que has creado en tu imaginación y de las memorias de corazones rotos. El amor siempre
está presente; las circunstancias y las personas son las que cambian.
El verdadero amor está lleno de pasión, unión, éxtasis, gozo y armonía, pero también
de pena, dolor y tristeza. El amor lo es todo: es la unidad, no la dualidad del blanco y
negro; el amor se convierte en un arcoíris que nos envuelve en sus múltiples tonalidades
y nos deja experimentar todas las emociones que poseemos como seres humanos.
 
Descubrir nuevas formas de amar y escuchar tantas historias y expresiones de sexualidad
que ni siquiera había imaginado movió muchas cosas en mí. Al principio sentí miedo,
culpa, vergüenza, y por momentos emití juicios. No fue fácil salir de mi zona de confort
y asimilar prácticas desconocidas para mi entorno y para mi sociedad. Pero al final las
emociones de dicho aprendizaje me permitieron entender la manera en la que me
relaciono con el otro y lo que la sexualidad significa para mí.
En la búsqueda de mi verdad, del amor y de la sexualidad decidí abrir mi corazón sin
importar lo que pasara en el futuro. De esta manera fui capaz de percibir sus colores y
experimentar con ellos. Ahora quiero compartirlos contigo y con quienes amo. Esos
colores son más mágicos y hermosos que cualquier momento en blanco o negro.
Hoy pinto mi vida de colores y la transformo en infinitas piezas de arte que me
acercan cada día más al amor y me alejan del miedo.
 
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Te invito a que abras tu mente, expandas tu corazón y dejes que este libro y sus
conceptos se introduzcan sin prejuicios en lo más profundo de tu ser. Conforme leas,
muchas cosas se despertarán en ti. Es una guía con mi percepción de los chakras y el
amor. En lo personal he logrado vivir, experimentar y utilizar estas teorías que me han
abierto puertas a un mundo de infinitas posibilidades, las cuales hoy abrazo como una
mujer consciente y amorosa.
Ésta es una oportunidad para desvelar tus miedos, tus limitaciones, y el rencor, la ira,
los celos, el desconcierto, la pena, la culpa... todos esos aspectos de tu lado de sombra
que se esconden en ti y que son emociones que te bloquean. Analízalos, intégralos en tu
ser. Sólo así serás capaz de dejarlos ir y crearás un contenedor más amplio para la magia,
el amor divino y la energía que vive en ti.
Te llenarás de gozo y armonía, y abrirás tu corazón cada día más para amar desde tu
verdad.
Durante la lectura trata de percibir las emociones que llegan a ti; identifica en qué
momentos sientes contracción o expansión en tu cuerpo, si hay calor o frío, cosquilleo,
mareo, aburrimiento o falta de enfoque. Qué pensamientos observas a la hora de leerlo:
¿criticas, juzgas?, ¿sientes incomodidad?, ¿lo disfrutas?
De maneraparalela, crea un diario en el que plasmes todas las sensaciones que te
produjo la consulta de esta obra, pues las emociones nos dicen algo de nosotros mismos.
Pueden ser lecciones muy valiosas para tu crecimiento personal. Al llegar el momento,
piensa cómo puedes aplicarlas en tu vida. En tus manos tienes la oportunidad de
transformarlas para vivir a plenitud tu amor, tus relaciones y tu sexualidad.
¿Estás listo para el viaje?
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LOS COLORES
DEL AMOR
 
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Los colores del amor se viven en todos sus matices. En algunas corrientes filosóficas y
en diversos estudios sobre la energía se dice que poseemos siete chakras, los cuales
tienen un color, cada uno de cuyos centros encierra, digamos, la responsabilidad de
ciertos atributos en nuestra vida si están balanceados, y de partes de sombra si se
encuentran en desequilibrio.
En algunas investigaciones relacionadas con la energía se ha comprobado que el
color puede armonizar los centros, ya que todos somos seres de luz y la luz tiene un
espectro infinito de colores que pueden ser utilizados para sanar. De acuerdo con el
balance y el desbalance en estos centros, se ha estudiado asimismo que todo lo que
hacemos afecta nuestros chakras: lo que comemos, lo que pensamos, lo que sentimos.
Por esa razón es importante entender nuestros centros para vivir una vida con conciencia.
Todos poseemos colores primarios que, mezclados con los de otras personas, nos
permiten experimentar la luminosidad cromática en todo su esplendor, pero si se hallan
en desbalance proyectan sombra y originan actitudes no sanas que sin embargo nos
aportan importantes lecciones de vida para evolucionar. En la mayoría de las relaciones
sufrimos la mezcla de ambos aspectos.
Algunos chakras están más activos que otros y todos nosotros tenemos la capacidad
de activarlos en su luz. (Este libro te indicará cómo observar los colores en ambas
polaridades. A través de ellos descubrirás la manera como te desenvuelves en el amor y
en tus relaciones.)
La sexualidad y el erotismo son esenciales para la existencia. La primera es la
energía de la vida y de la creación, la cual, a su vez, va de la mano de la energía
espiritual, que constituye nuestra conexión con la divinidad. Nuestra vida íntima nos
permite evolucionar como seres humanos.
Al abrir tu mente al erotismo expresarás tu sexualidad en la forma más auténtica; te
ayudará a relacionarte desde tu integridad y tus valores, sin juzgar y sin temor a admitir
tus deseos y tus fantasías. Si esta parte de nosotros queda reprimida o en la sombra,
surgirán patrones no sanos en nuestra sexualidad. Como dijo alguna vez Dawn
Cartwright, mi maestra de tantra: “Sentir deseos o estar excitado no significa que tengas
que hacer algo al respecto. El simple hecho de percibirlo es algo hermoso”.
El aspecto erótico implica un impacto energético en nuestras vidas que no podemos
negar. Por eso hablar de las diferentes expresiones sexuales puede ser muy sanador.
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Vivir el amor con conciencia, la sexualidad con total presencia, te hará descubrir tus
colores primarios y definirá la manera como deseas mezclarlos con los demás.
Éstos son los colores del amor. Descúbrelos y crea el arcoíris más especial y
hermoso que es el tuyo.
Amor en color
Amor rojo
► Visión del amor: una relación en la que te sientes seguro. Honras un compromiso y creas abundancia.
► Actitud en balance: estás conectado a tus raíces. Activas y honras tu energía de vida. Eres una persona
segura.
► Desbalance: actuas con control, posesividad, abuso, violencia. Bloqueas el placer y la sexualidad.
 
Amor naranja
► Visión del amor: una relación en la que honras valores, deseos y límites. En la que expresas quién eres
sexualmente sin represión y fluyes con el amor y con la vida sin expectativa. Expresas tus emociones
de manera sana.
► Balance: honras tus valores y tu integridad. Expresas y aceptas tu poder erótico. Vives tu sexualidad
sin culpa, vergüenza o miedo. Permites sentir tus emociones.
► Desbalance: juegas a ser la víctima. Interviene la manipulación y el control. Hay una falta de
aceptación y respeto a ti mismo y a los demás. Bloqueas tu sexualidad y evades tus emociones.
 
Amor amarillo
► Visión del amor: una relación en la que compartes el poder y eres interdependiente. El poder se apoya
mutuamente para manifestar los deseos de la otra persona.
► Balance: vives tu poder personal, independencia, poder de manifestación, apoyo, generosidad, respeto
a ti mismo y no guardas rencores ni historias.
► Desbalance: interviene la codependencia, falta de voluntad, negación de amor propio y te sales de tu
poder personal. Juegos de poder.
 
Amor verde
► Visión del amor: una relación sólida en que la conexión del corazón es muy importante. Ser
compasivo, leal y vivir en comunión con la pareja. El corazón es el puente de tu cuerpo y tu espíritu.
► Balance: compasión, lealtad, inocencia, comunión, apertura del corazón.
► Desbalance: miedo a la intimidad, necesidad, celos, desconfianza. Creas caparazones para protegerte.
 
Amor azul
► Visión del amor: una relación con una comunicación auténtica, honesta y verdadera. En ésta se
expresan deseos, límites y miedos. Comunicación para encontrar armonía y transformar las
problemáticas que surjan.
► Balance: comunicación honesta y clara. Libre expresión de tu auténtico ser y de tus talentos.
► Desbalance: juzgar, criticar, falta de comunicación, deshonestidad. No te expresas con autenticidad
por miedo a no ser validado o querido; guardas las cosas que a la larga crean resentimientos.
 
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Amor índigo
► Visión del amor: una relación en la que compartes la visión de la vida y en que la pareja trabaja en
comunión para manifestar sus deseos por el bien de su relación y de la humanidad.
► Balance: comunicación más amplia desde la conciencia y en total presencia. Intuición, trasmutación o
transformación de las problemáticas.
► Desbalance: dependencia de otros para actuar, indecisión, falta de claridad, egoísmo. Ves por ti
mismo.
 
Amor violeta
► Visión del amor: una relación en la que la prioridad es la evolución espiritual y como ser humano. En
la que ambos se apoyan y utilizan la unión con el fin de expandir la conciencia en su relación y en el
mundo.
► Balance: la unión se basa en el crecimiento espiritual. Los retos existen para el despertar mutuo.
Conexión con la divinidad de tu pareja y con todo lo que te rodea.
► Desbalance: usas la espiritualidad para evadir tu sombra; te sientes solo e incomprendido, escéptico.
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Los siete velos de la ilusión
Los siete velos de la ilusión nos alejan del amor, provocan desconcierto y nos apartan
de la verdad. A diario me despojo más de cada uno de ellos para acercarme poco a poco
a mi verdad, a mi esencia, a quien realmente soy, sin máscaras; así tengo claro lo que
quiero y confío en que el universo me proveerá abundancia y dispondrá lo que es mejor
para mí en su momento perfecto.
Pero no es un camino fácil. Entender qué pasa en nuestra vida y por qué suceden
ciertas cosas sólo alimenta nuestras historias. No es necesario saberlo todo, sólo
debemos sentir e integrar nuestro lado luminoso con su contraparte de sombra. Los dos
nos pertenecen, los dos nos sirven para crecer, siempre y cuando seamos conscientes de
que actuamos de acuerdo con nuestros deseos y con nuestro auténtico ser. Al hablar de
autenticidad me refiero a ser integral. Cuando escuché por primera vez esa frase, o me
siento integrado, no lograba entender su significado. Un ser íntegro no está fragmentado
y acepta todas sus partes. Actúa desde lo que quiere su corazón, desde ese verdadero
deseo que viene del amor, sin egoísmo, sin tomar nada de los demás, sin caretas ni
expectativas.
Y para ser íntegros antes requerimos conocer cuáles son dichos velos de la ilusión
que empañan de manera frecuente nuestro modo de actuar.
Velo de Maya
Todos los problemas son ilusiones de la mente.
ECKHART TOLLE
En la mitología hindú, Maya es la diosa de la energía vital y representa la ilusión
maternal y el sueño perpetuo. Mayaes el velo que cubre nuestra naturaleza real y la del
mundo que nos rodea. Es fundamentalmente incomprensible: desconocemos por qué
existe y cuándo comenzó. Lo que sí sabemos es que, como cualquier forma de
ignorancia, deja de existir cuando surge el conocimiento de nuestra naturaleza divina.
En sánscrito Maya significa ilusión. La filosofía vedanta afirma que no
experimentamos el mundo como es, pues éste sólo constituye una proyección de cómo
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somos nosotros. Dentro de esta ilusión existen diferentes velos en nuestro ser que nublan
o distorsionan la realidad y nos alejan de la verdad; nos desconectan del espíritu y de la
auténtica naturaleza que consiste en estar llenos de amor, paz, armonía y gozo. Dichos
velos surgen de acuerdo con la forma en que fuimos formados: por creencias, por
imitación, y por vivir en un mundo superficial donde la vida exterior se experimenta más
que la vida interior.
Desde hace miles de años han sido creadas diferentes técnicas para calmar la mente y
conectarnos con la energía divina; entre ellas se halla la meditación, el yoga y el tantra.
Estas herramientas facilitan la percepción consciente de esos velos de la ilusión que
opacan nuestra manera de actuar. Al dejarlos ir descubrimos nuestra verdad y nuestra
esencia como seres humanos; elevamos nuestro nivel de conciencia y aprendemos a
relacionarnos con los demás de una forma más palpable y madura. Por eso es importante
conocerlos y trabajarlos.
Velo de la inconsciencia
La inconsciencia existe sólo para quienes no se conocen a sí mismos.
RINON HOXHA
La inconsciencia es el estado de la persona que ha perdido conocimiento o que no es
responsable de sus acciones. Es el desconocimiento de quién eres y por qué haces las
cosas. El no conocerte. Es vivir como si manejaras en piloto automático: haces muchas
cosas a la vez; piensas, hablas, escuchas música, y tu atención no se concentra en
conducir. Estás ausente. En todos lados y en ninguno.
Vivir así es como dejar que la vida pase sin darte cuenta. Es hacer las cosas sin
sentido porque así lo han determinado tu mente y tus historias, y no con base en tu
corazón y tu auténtico ser. Cuando actúas desde el inconsciente se activa tu cerebro
reptiliano, que es el que te da el sentido de la supervivencia.
En esa condición te relacionas de manera reactiva, sin estar totalmente alineado con
lo que tu corazón, tu cuerpo, tus emociones, tu energía y tu mente quieren. Te alejas de
tus verdaderos deseos y del amor.
Ser un ser consciente es vivir con total presencia cada momento, tomando acción y
respondiendo ante la vida en sincronía con todo tu ser. La compasión, el saber escuchar
sin juzgar, la aceptación, vivir con toda la capacidad de tus sentidos, hará que tu vida
esté llena de magia y amor y que alcances momentos de éxtasis, transformación e
iluminación.
Ser consciente implica conocerte en tu totalidad, en la luz, en la sombra, en tus
cualidades y tus defectos, de lo cual ya permaneces alerta. Esto te abre un mundo de
posibilidades, por lo que comienzas a actuar en la vida con más armonía y desde el
amor; respondes ante las situaciones y no sólo reaccionas a ellas.
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Velo del miedo
Mientras más motivado estés desde el amor, menos miedo tendrás
y tus acciones serán más libres.
DALAI LAMA
El miedo es el peor enemigo del hombre. No sólo nos cierra a las posibilidades de la
vida, sino que es la raíz de lo que nos aleja del amor.
Crecemos con diferentes miedos que absorbemos de nuestros padres y de la
sociedad; les hemos otorgado poder a través de nuestras experiencias. Todo esto origina
heridas profundas. Cuando te relacionas con los demás, en muchas ocasiones las
personas son el botón necesario para reabrir una herida. Podrá parecer contradictorio,
pero cuando dicha herida se abre una vez más, tienes la posibilidad de sanar y dejar ir
ese temor al abandono, al rechazo, a la soledad, al abuso, a la traición y a ser usado. Son
los miedos que hemos creado de acuerdo con nuestras experiencias y que después
proyectamos en la pareja, a quien culpamos de provocarlo.
Los miedos bloquean nuestra capacidad de amar y nos orillan a crear caparazones
para protegernos; cierran nuestro corazón al verdadero amor. Cuando actuamos desde el
temor surge una separación y se activa nuestro cerebro reptiliano.
El cerebro reptiliano, o primitivo, es el básico o el instintivo en el ser humano. Es el
que ocupamos cuando ejecutamos acciones puntuales como lavar o coser. Es la parte
más antigua del cerebro, el primero que la naturaleza nos proporcionó junto con los
reptiles hace unos 500 millones de años.
Este cerebro es incapaz de pensar y sentir; su función es actuar de manera instintiva
cuando el organismo así lo requiere. El complejo reptiliano engloba algunas conductas
animales, como anidar o aparearse, así como las acciones impulsivas de defensa y
ataque.
Al conocer cómo funciona dicho aspecto cerebral primitivo te vuelves más
consciente de ese comportamiento cuando lo adoptas. Somos criaturas evolucionadas ya
y no necesitamos actuar sólo con base en la sobrevivencia.
Cuando te des cuenta de que tus reacciones provienen del cerebro reptiliano, te invito
a que respires profundamente para regresar al momento presente que te ayudará a
encontrar tu centro. Tómate el tiempo necesario para conseguirlo con un poco de
meditación o yoga; mueve tu energía y actúas de manera consciente y responsable en tus
relaciones y no con base en esos comportamientos reactivos.
Velo de las historias
El mundo es sólo mi percepción.
Veo únicamente a través de mí.
Escucho solamente con el filtro de mi propia historia.
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BYRON KATIE
Tenemos miles de pensamientos al día. Muchos son positivos como nuestros deseos, o
reflejan la expresión en palabras de nuestro amor propio. Otros son negativos como
nuestros miedos, o plasman la dureza con la que nos percibimos. Lo que vemos y
leemos, lo que aprendimos de nuestras experiencias y lo que asumimos, nutre a diario
nuestros pensamientos.
Las historias son la continuidad de un pensamiento que alimentamos con otro que lo
valida; así creamos historias eternas. Otorgamos más poder ya a lo que deseamos, ya a lo
que no queremos. Lo que resiste, persiste. Lo que deseas lo manifiestas, y tus historias
crean la realidad en que vives. Tu vida es una consecuencia de lo que piensas. Los
pensamientos afectan tus emociones, tu cuerpo y tu energía. Si tus historias son
negativas se reflejan con depresión, miedo, rencor, tristeza; en tu cuerpo se somatizan
con malestares o enfermedades y tu energía se torna densa y se bloquea. Por el contrario,
si son positivas, las percibes con sentimientos de paz, amor, diversión y gozo. En el
cuerpo, esas historias, esos pensamientos o esas emociones se reflejan con fortaleza,
vitalidad y salud, y tu energía es ligera y fluye. Así que ten cuidado con lo que piensas y
a qué historia le das poder.
Velo de las expectativas
Nunca vivimos, siempre estamos a la expectativa de vivir.
VOLTAIRE
La expectativa es una creencia centrada en el futuro, que puede ser o no cierta.
La expectativa nos aleja del presente, pues pensamos en el futuro y consideramos
que desde ahí la vida será mejor. Dicen que la vida es lo que sucede mientras te la pasas
haciendo planes.
Esperar a que los demás llenen tus vacíos, te salven y te provean amor es una
manifestación externa de lo que debes crear por ti mismo. Vivir en la expectativa te aleja
de la sorpresa, de la magia y del fluir de la existencia. En el deseo de conocer lo que
sucederá en el futuro subyace el control y la manipulación, ya que pensamos que con ese
conocimiento garantizaremos la certidumbre y la seguridad; creemos que en nuestras
manos estará el control de los acontecimientos cuando en realidad nos alejamos del
momento, de lo que es real.
Considerar que las cosas transcurrirán a tu manera, asumir lo que las otras personas
piensan, o suponer que harán algo por ti, es otra forma de distanciarse del amor. Muchas
veces, cuando expresas tus expectativas hacia alguien, éste se aleja de ellasen lugar de
acercarse más. Pretender cambiar su comportamiento o manifestar de manera
determinante lo que deseas que sea, puede mostrarte como un ser autoritario y
controlador. El amor no se basa en las expectativas. Por otro lado, si externas tus deseos
desde el amor y la compasión podrás entablar una comunicación legítima con el otro,
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pero debes aceptar que si el deseo de este último no está alineado con el tuyo, en
ocasiones es más sano dejar ir a la persona o a la expectativa.
Velo del control
Estira el hilo y te seguirá a donde quieras.
Empújalo y no irá a ningún lado.
D. EISENHOWER
El control es la acción de ejercer una influencia autoritaria o dominante sobre alguien o a
través de alguna conducta.
El control tiene muchos deberes y obligaciones. Pertenece al ego y persigue un ideal
que se instala en tu mente para indicarte cómo debes ser; sirve para manipularte a ti
mismo.
Vivimos tan cómodos con lo que queremos y no queremos, con la manera como
transcurre nuestra vida, con la certidumbre de que mantenemos el control o de que
somos capaces de determinar las acciones de los demás, que no permitimos que las cosas
fluyan y nos cerramos a otros puntos de vista. En las relaciones íntimas tienes la
oportunidad de salir de tu área de confort y vivir situaciones que nunca pensaste
experimentar y que apoyan tu evolución y tu crecimiento espiritual.
Cuando el control invade tus relaciones, cuando intentas cambiar al otro o lo juzgas
por lo que hace o deja de hacer, surgen diferencias que derivarán en una separación, pues
probablemente no te saldrás con la tuya. Y si lo haces, será con base en el miedo que
sólo bloqueará el amor.
Todos somos seres únicos que respondemos de acuerdo con nuestras creencias,
miedos, deseos y límites. Al controlar a alguien buscas satisfacer tu ego y tu historia sin
comprender la realidad, con base en tus deseos que emanan del miedo y de la necesidad
de que las cosas sean como quieres y no como son. Implica no permitir al otro ser
auténtico y honesto.
La comprensión tiene que ver con vivir momento a momento respondiendo a la vida
con sensibilidad y aceptando que la verdad de la otra persona es importante y que de esa
manera manifiesta su ser auténtico, el cual, también, desea simplemente que lo escuches
y honres su honestidad. Cuando entre el control a tu vida, pregúntate: ¿Qué estoy
defendiendo? ¿Por qué me aferro a esa idea? ¿Puedo abrir mi corazón y mi mente para
comprender y ser compasivo con mi pareja? Esto te dará una pauta para que entiendas a
los demás con apertura de mente y de corazón.
Velo de la separación
Si el amor es libre no hay necesidad de separarte de él.
20
OSHO
La separación es el pretexto que empleamos para alejarnos y evadir la conexión del
corazón.
Creamos una separación por diferentes miedos: a la intimidad; a entablar una
relación real; a que nos abandonen, nos lastimen o nos usen; a la falta de confianza; a la
inseguridad. Nos separamos para escondernos de nuestro lado de sombra, por miedo a no
ser aceptados con nuestra autenticidad.
Las situaciones en la vida significan retos, y enfrentarlos es una oportunidad para
sanar, crecer y amar. Si nos alejamos continuamente para evadir sentimientos incómodos
como la ira, la tristeza y el duelo, nos alejamos del amor. No busques pretextos para
distanciarte de estas circunstancias porque puedes propiciar una ruptura con tu familia,
tus amigos y tus relaciones. Si te alejas, la lección aparecerá de nuevo hasta que la
enfrentes y consigas transformarla. Lo que no enfrentes ahora, eventualmente te
alcanzará.
Tus miedos, el desamor y tu sombra son grandes maestros. Si aceptas estas
adversidades en total alineación con tu ser y con conciencia —hacer lo que puedes
manejar—, si las enfrentas, te convertirás en una persona más auténtica, fuerte y
completa. Transitar la vida con sus diferentes emociones te volverá un ser más íntegro
que aprende de las situaciones complejas y se compromete con la vida.
Velo de la evasión
No puedes encontrar la paz evadiendo la vida.
VIRGINA WOOLF
Evadir es evitar una dificultad, un compromiso; es no asumir la responsabilidad de tus
actos.
Somos expertos en evadir lo que nos duele, lo que nos disgusta. Nos escondemos
manteniéndonos ocupados, creando historias, en la inconciencia, con escapismos como
el exceso de comida, el alcohol y las drogas. Eso nos aleja del amor.
En el amor esperamos la perfección y la pareja ideal, lo cual es irreal, pues, como
hemos visto, todos poseemos ambos lados: luz y sombra; cualidades y defectos.
La manera más fácil de escapar de una relación íntima es creando fantasías como el
alma gemela, el príncipe azul, la persona de nuestra vida, con un listado de cualidades
infinitas que sólo representan un modo más de evadir nuestra sombra e incluso —a veces
— nuestra luz, nuestro poder y nuestra magia.
Nos han enseñado a adquirir poder, abundancia y amor, pero no a contenerlos ni a
multiplicarlos. Deja de darle vueltas a lo que te corresponde enfrentar y aprende a vivir
con tu arcoíris de emociones; eso te hará un ser más fuerte para enfrentar cualquier
circunstancia en la vida.
Mientras aceptes y asumas esos momentos, las lecciones serán menos dolorosas,
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pues estarás en pleno contacto con tu auténtico ser.
 
Ahora que conoces estos velos, déjame contarte la siguiente historia.
Descubrir los velos
Una ocasión amanecí con la sensación de que la vida puede cambiar en cualquier
instante. Salté de la cama con mucha energía, fe, gratitud y esperanza de que resultara un
muy buen día. Por un momento dejé de percibir el ligero cosquilleo de la picadura que
me había asestado un aguamala hacía una semana, así como la tristeza de mi corazón.
Esa mañana todo parecía perfecto. Mi respiración fluía como el río más tranquilo; mi
visión se equiparaba a la de un jaguar que se mueve por la espesa selva y percibe con
especial nitidez los más hermosos colores; mi olfato disfrutaba el aroma a albahaca y
limón que emanaba de una vela en mi buró. Acudí al baño y me lavé las manos y la cara;
me dejé acariciar por el agua tibia que me producía suspiros y complementaba el gozo
del instante.
Al salir, en una esquina de la habitación encontré mi tapete de yoga que había
abandonado tiempo atrás. Me coqueteó. Entonces decidí que era momento de volver a
practicar esa disciplina. Emocionada, me enfundé en mi pants favoritos, los lululemons,
y bajé a la cocina a preparar mi superlicuado energético (me encanta nutrirme con
supercomidas; un poco de leche de coco, plátano, moras, cacao, maca, shizandara,
ginseng y espirulina hicieron su trabajo para que me sintiera de maravilla). ¡Yoga, aquí
voy!
La caminata al yoga está flanqueada por una larga hilera de inmensos árboles que
con el viento expanden sus magníficos follajes. Los miro con asombro y agradecida por
vivir en un lugar con esa naturaleza tan poderosa. ¡Qué suerte estar aquí, en Miami! Los
rayos del sol se asomaban entre las ramas, proporcionando calor a mi cuerpo e
inundándome de energía. El aire puro que respiraba profundamente permitió conectarme
con mi corazón, con sentimientos de paz, amor y gratitud.
En total vínculo con mi cuerpo y con la vida, llegué al estudio y coloqué
delicadamente mi tapete de yoga en el suelo. Una amplia sonrisa en mi rostro reflejaba
mi estado de ánimo. Me dispuse a meditar con la intención de hacer vibrar dichas
sensaciones en todas las células de mi organismo.
De pronto, la irrupción estridente de un grupo de mujeres en el estudio cortó de tajo
la sublime concentración e interrumpió mi momento de silencio. En ese instante, la
compasión se esfumó y propició mi enfado. Respiré profundamente para trascender el
mal rato y reanudar mi práctica.
Minutos más tarde abrí los ojos y miré el reloj: llevaba media hora en el estudio.
“¿Dónde estará la maestra? ¿Le habrá pasado algo?” Después de haber permanecido en
silencio, mi mente se convirtió en un festival de voces que elucubraban miles de motivos
por los que esta mujer no había llegado; las risas de quienes antesperturbaron mi
meditación, y que aún estaban a mi lado, se tornaban más definidas, por lo que comencé
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a sentir ardor en la boca del estómago. Mi quijada se puso dura y se me formó un nudo
en la garganta. El enojo se fue apoderando de mí progresivamente. Salí de mi estado
consciente y con frustración enrollé mi tapete a toda velocidad; me retiré del estudio
exclamando: “¡Qué les pasa en este lugar!”
El regreso a casa se tornó muy diferente. Los árboles se percibían pardos, el sol
deslumbraba mi vista y el calor me molestaba; mi respiración era más superficial, lo cual
alimentó aún más mi enojo.
La incredulidad comenzó a girar en mi cabeza. “¿Qué pasó? No me respetaron; esa
actitud no es profesional; no que son muy espirituales; nunca voy a volver, ¡váyanse a
volar!”, pensé. Al llegar a mi hogar me tiré frustrada en el sofá; tomé la computadora y
decidí escapar de esa sensación, concentrándome en los múltiples pendientes que tenía
por resolver: banco, impuestos, página de internet, llamadas para organizar mis retiros,
presupuestos; revisar el guion de los Grammys, elegir el vestuario para el show, lavar el
auto y prepararme para la sesión de tantra.
Transcurrieron horas en las que me ocupé tanto en esos asuntos, que pensé que por
fin retornaba a mi centro; pero en el fondo aún sentía enojo porque las cosas no habían
salido como yo deseaba: un día que perdió la sorpresa y se convirtió en el despacho de
pendientes.
El reloj marcó la una de la tarde y yo seguía con el mismo humor que en la mañana.
Estaba harta de sentirme así, pero no podía evitarlo. Quería apoyo, y la única compañía
disponible era mi fiel manzanita, mi computadora, que se ha convertido en amiga,
amante, empleada, jefa y consultora. De súbito me sobrecogió la idea de estar siempre
sola: “¿Qué pasa? Nunca tengo pareja; ¿por qué no le gusto a nadie?” Entonces lloré,
sintiendo lástima de mí. ¡Pobre de mí!
Instalada en la autocompasión, de pronto sonó el Skype. ¡Oh, sorpresa, había
olvidado la cita con mi astróloga Arielle! Respiré y atendí la llamada; me reincorporé
rápidamente y saludé a Arielle con la sonrisa más fingida que pude esbozar.
—Hola, Karina, ¿cómo estás?
—Superbien. ¡Muy feliz!...
—Te tengo buenas noticias. ¡Este es tu año! Tu numerología es perfecta para el
trabajo y para revolucionar e innovar con tu nuevo libro —que fue, por cierto, Del punto
A al punto G—. Tu camino espiritual es más profundo y tus prácticas de yoga y tantra
son muy poderosas. El poder para manifestar tus deseos ayudará a que tengas éxito en tu
carrera en televisión y como coach. Tu energía es cada vez más sólida; tu salud, óptima,
y las relaciones con tu familia permanecen en armonía. Los astros están a tu favor y te
llenarán de abundancia. El 2012 será tu año. Finalmente viene el éxito y la tormenta se
calma.
Me quedé callada y me sentí culpable. Evadí ese sentimiento y continuamos con la
sesión, con preguntas dirigidas a los ámbitos de mi carrera, a los lugares de trabajo.
Hasta que llegamos al tema del amor...
Arielle hizo una pregunta que me incomodó:
—¿Qué parte de ti realmente quiere una relación estable?, ¿matrimonio tal vez?
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A lo que de manera reactiva contesté:
—Matrimonio, no. Tal vez una relación, pero no estoy segura. No quiero perder mi
libertad.
Las interrogantes de nuevo comenzaron a girar alrededor de mi mente: “¿En realidad
quiero esto?, ¿por qué no entablar una relación con libertad?” Las inseguridades y los
miedos me asaltaron, y mi cuerpo se fue contrayendo poco a poco, hasta hacerme sentir
un ligero dolor en el cuello.
—¡Qué bien! —respondió ella—. No te preocupes. No te veo en una relación estable.
A lo mejor en abril de 2013, si estás segura de lo que quieres.
En ese momento surgió en mí una ligera desilusión. ¡Faltaban 14 meses! ¡En la torre!
Y pensé de nuevo: “¿Qué voy a hacer? ¿Por qué no merezco ser amada? Llevo más de
tres años soltera, saliendo con galanes ocasionales y con relaciones que no funcionan; la
falta de honestidad hacia mi verdadero deseo provoca aún más confusión y desilusión en
mí. ¿Por qué me afecta tanto lo que Arielle asegura? ¿Será porque no estoy siendo
honesta conmigo misma en lo que deseo?”... Dejé de atender la conversación; oía su voz,
pero estaba perdida en mis cavilaciones. Regresé al presente cuando escuché “Bali”.
—¿Qué decías, Arielle?
—Conociste o conocerás a alguien en Bali.
Le conté acerca de mi romance con el chico de Bali y de la esperanza de que él fuera
mi pareja.
—Pues será tu amante ocasional. Se verán un par de veces al año, pero nada serio.
¡Disfrútalo!
Se me atoró hasta el aliento y sentí ganas de llorar, aunque en el fondo de mi corazón
sabía que él no era el culpable, sino la chica inmadura, romántica e inocente que soy, que
vive con esa ligera esperanza de que cambiará a su hombre y se saldrá con la suya.
Arielle continuó con sus buenos augurios:
—Karina, te veo viajando, estudiando, descubriendo lugares nuevos y gente muy
interesante. No te veo en ningún sitio, sino en muchos. Ésa es tu prioridad, según los
astros.
Esa idea me gustó. ¡Qué ilusión poder viajar y aprender! Hacer las dos cosas que más
me gustan en la vida, mientras me desmoronaba saber que no podría amar a alguien
completamente en tanto tiempo. Qué ironía.
Me despedí de Arielle y me olvidé de tantos buenos augurios. Abandoné la gran
oportunidad de estar sola, de viajar y conocer gente interesante, de vivir una aventura sin
mayores responsabilidades, sin ceder, de hacer lo que quiera, de ser yo, de permanecer
completamente libre.
¿Sabes la cantidad de años que esperé escuchar estas palabras, y ahora que se
presentaban me sentía incompleta porque no tenía pareja?
Mis historias me envolvieron por varias horas y pensé: “Otro año nuevo sin tener a
quien besar; otras vacaciones sin alguien con quien compartirlas; sin nadie que me
abrace. Y en cuanto al sexo... no quiero ni pensarlo”.
Triste y confundida, terminé mi día en las condiciones menos esperadas:
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enfrentándome a mis demonios internos; con mis historias inventadas que me separaban
del amor; con una depresión provocada por pensamientos irreales derivados del miedo,
originado por lo que la sociedad, mis padres y mis contratos de otras vidas me han hecho
creer que es la verdad.
Con eso en mente me quedé dormida; de pronto desperté agitada por una pesadilla en
la que sentía que me ahogaba. Me levanté de la cama y caminé de un lado a otro de la
habitación; estaba ansiosa, triste, confundida. Intenté dormir de nuevo, pero el insomnio
se apoderó de mí. Escuché entonar a mi vecino una mala canción de hip hop que
encendió mi enojo. Recuerdo mis reproches por haber olvidado mi sesión de tantra, por
perderme la oportunidad de regresar a mi centro, ese sitio que disfruto tanto.
“¿Por qué me saboteo? ¡No lo entiendo! Sé perfectamente qué herramientas tengo
que me ayudan a regresar a mi centro y al amor.” Así que me despojé del traje de
víctima y salí al balcón a meditar. Cerré los ojos y respiré. Entré a los rincones más
profundos de mi ser; en total quietud y tras arribar a un momento de paz, me pregunté:
“¿Es real lo que estás viviendo o es una ilusión? ¿Sufres porque tu mente o tu corazón lo
consienten? ¿Cómo están tus emociones?”
Una conexión que va más allá de mi control se apoderó de mí. Sentí confort, paz y
claridad. Hice conciencia de que mis miedos me alejaban de la verdad y del amor. Todo
lo que viene del miedo no es real, es una ilusión.
En paz, con claridad y con una conexión profunda conmigo misma, descubrí que
todo lo que quiero está dentro de mí, que soy un ser repleto de amor, aceptación y
validación, y con capacidad para manifestar mis deseos. Me sentí plena y comprendí que
nada ni nadie me proporcionaría lo que tengo que trabajar en mí. Lo que me falta sólo yo
me lo puedo dar, nadie más.
Regresé a mi cuarto, agradecida por tener paciencia y amor conmigo misma. Los
dulces sueños me acompañaron el resto de la noche.
Al día siguiente, la luz entró por mi ventana: una nueva mañana, un día más en el
que decidí vivircon magia, aunque las cosas no salieran a mi manera, aceptando lo que
es y aprendiendo de las situaciones y de las personas que atraigo en cada momento.
Viviendo en el presente con más conciencia y más amor. Un día que representaba una
oportunidad para vivir la vida con otro enfoque.
Ese momento fue la oportunidad perfecta para identificar los velos que nublaban mi
vida: mi necesidad de controlar las cosas; las ocasiones en que generé expectativas y
pensamientos del futuro que me alejaban de la magia de la vida; las historias que me
distanciaban del amor, y las ocasiones en las que me he refugiado en prácticas
espirituales para evadir mis emociones y mis sentimientos. Fue una lección que me
obligó a ver mis patrones de conducta y a reflexionar sobre la manera en que me
relaciono y reacciono ante las personas y las situaciones. Fue la puerta para hallar mi
verdadero yo, definir mis anhelos y diferenciar las creencias inherentes a mi ser de las
creencias condicionadas.
Los siguientes meses enfoqué la energía en mi crecimiento espiritual; me dediqué a
la yoga, a la meditación, a la práctica del tantra, y tomé diferentes cursos para descubrir
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más de mí y eliminar bloqueos y velos que ya no me servían.
Pero ¿qué es real?, me cuestioné. Y me di cuenta de que lo único tangible en la vida
es lo que experimentamos en el momento actual. Es la aceptación de que lo mejor nos
está pasando aquí y ahora, y que tenemos esta oportunidad para crecer, para ser personas
más presentes, conscientes: auténticas, y responsables de lo que piensan; que somos los
creadores de nuestra vida y de lo que acontece en ella.
El camino a la autenticidad del ser es continuo y todos los días que lo transito dejo ir
mis velos; entonces encuentro más armonía, más claridad y más paz en mi vida.
Fue un periodo para estar conmigo misma, para volver a amarme, aceptarme y
madurar. Gracias a estas prácticas descubrí la manera de conectarme con mi espíritu, de
echar raíces en mi vínculo con la tierra y de aceptar mi energía en formas muy profundas
y poderosas.
Descubrí mi luz y mi sombra, y aprendí a amarme por quien soy.
 
Las historias de nuestra mente son producto del tipo de educación que recibimos, de los
miedos y las creencias de nuestros padres, de la gran cantidad de mensajes que vemos en
los medios de comunicación, de las concepciones cosmogónicas de nuestra fe y de
nuestra religión, todo lo cual se incrusta en la psique.
En mi caso, crecí con una formación católica, durante la cual, en mis años de niñez,
siempre se hablaba sobre los pecados. Me aleccionaron para verlos como algo negativo
que, si incurría en ellos, me hacían una persona mala que atentaba contra la superioridad
divina. Pero nadie me enseñó que dentro de mí existe luz y sombra, y que ambas
energías me conforman; que en mí está llevar la sombra a la luz y que es posible
transformar dichos pecados siendo consciente de lo que representan.
Los pecados capitales, en su forma íntegra, poseen dos lados: la luz y la sombra. Es
muy importante saber usar la energía de cada uno de ellos para un fin positivo, ya que es
parte de nuestro ser. Si calificamos dicha energía como algo negativo, que nos conducirá
al infierno, lo único que lograremos es evadirla, y nuestro subconsciente, tarde o
temprano, la sacará a flote. Así actuamos desde la no presencia o la inconsciencia; nos
dañamos a nosotros mismos y a los demás. Si comprendemos la conciencia del pecado
desde esa perspectiva, podemos usar su fin para un bienestar común.
Los siete pecados capitales
Un vicio capital es aquel que tiene un fin excesivamente deseable, de manera
tal que en su deseo un hombre comete muchos pecados, todos los cuales se dice
que son originados en aquel vicio como su fuente principal [...]
Los pecados o vicios capitales son aquellos a los que la naturaleza humana
está principalmente inclinada.
TOMÁS DE AQUINO
Estas frases me condujeron a reflexionar acerca del funcionamiento de nuestra sombra
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cuando no estamos conscientes de ella. Si la fuente de nuestras acciones proviene del
ego, el beneficio propio, o si actuamos con base en los siete velos de la ilusión, nos
convertimos en una persona que hace y no que simplemente es. Nuestros deseos,
basados en el miedo, la evasión, el control o la inconsciencia, nos invitan a actuar
basados en la manipulación, la deshonestidad y la falta de integridad para conseguir lo
que queremos. Usamos la adicción al trabajo, a la comida, al sexo, a las drogas y al
alcohol, creyendo que llenan esos vacíos, pero al final seguimos sintiéndonos
desdichados.
Una adicción es algo que adoptas para no sentir, o una acción que te provee un falso
sentido de quien eres. Cuando ejecutas cualquier acción creyendo que te va a salvar,
porque necesitas algo con lo cual te olvidas o te evades de lo que acontece en tu interior,
caes en la adicción, la cual propicia que te alejes más de ti. No es la solución a tus
problemas o algo que transforme para bien los sentimientos que te disgustan de ti
mismo.
Los deseos que emanan de tu sombra te distancian del amor; los que provienen de tu
luz te acercan a él. El verdadero deseo desde el amor y la conciencia fluye; a eso se le
llama magia, la cual aparece cuando estás listo para recibirlo como un regalo del
universo. Los deseos que vienen desde el ego o los deseos a los que nos apegamos nos
hacen inventar una estrategia para conseguirlo; luchar para alcanzarlo muchas veces
cuesta trabajo. Esto no significa que en tus deseos no tomes acción; si fluyes, tienes fe y
lo intentas de corazón probablemente llegara a ti, si es para tu bien; si no, debes dejarlo
ir. El deseo es un motor que genera emoción y pasión; pero también puede producir
frustración o desesperación.
Muchos de nuestros deseos pueden orillarnos a incurrir en uno o varios de los siete
pecados capitales con el afán de conseguir dinero, amor, poder, juventud eterna y fama,
o simplemente para olvidar nuestros problemas transitando por la inconsciencia. Podrías
vivir con la ya clásica excusa de que sólo se vive una vez, a nadie le afecta lo que hago,
únicamente veo por mí.
Los deseos con base en el amor son para tu beneficio y para el bien común; están
alineados con el amor, el gozo, la paz, la armonía, el crecimiento espiritual y la
diversión. Su mantra sería: “Vivo el momento lleno de gratitud por estos regalos de la
vida que me hacen bien a mí y al resto de la humanidad”.
Pero, ¿qué son los siete pecados capitales?
 
Un pecado es la transgresión voluntaria de un precepto considerado bueno. Es algo que
se aparta de lo recto o lo justo, o que falta a lo que es correcto.
Los griegos lo describían como fallo de meta, o no dar en el blanco. En el budismo
no se reconoce esta idea del pecado; más bien que se cree en el principio del karma: el
sufrimiento es consecuencia de tus acciones. La ética budista se basa en la causa-efecto
de la naturaleza y no en los deberes hacia una divinidad. En las culturas latinas,
cristianas y católicas, por otro lado, el pecado es “una falta contra la razón, la verdad, la
conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo a causa
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de un apego perverso a ciertos bienes”.
Aprendimos que si nos comportamos imbuidos en el pecado no alcanzaríamos el
estado divino; nos alejaríamos de Dios y nos iríamos al infierno tras la muerte. En ese
contexto los pecados nos limitan y nos hacen sentir vergüenza, culpa y represión.
Estas conductas son una expresión de nuestra sombra, pero si las aceptamos y las
reconocemos como parte esencial de nuestra vida, se iluminan y la tendencia a caer en la
penumbra se vuelve consciente, lo cual nos proporciona la alternativa de decidir desde
dónde actuar: desde la sombra o desde la luz. Cuando la sombra se vuelve consciente, ya
no puedes ocultar ni negar tus verdaderas intenciones. De este modo logras transformar
tus deseos en un bien común. Así elevamos nuestro nivel de conciencia y no necesitamos
estos escapes para evadir la vida, huir de nuestras emociones ni alejarnos denuestra
esencia y de nuestra verdad como seres de luz.
Si actuamos en la vida solamente a partir de nuestra sombra, al final no obtendremos
lo que queremos: amor, felicidad, salud y bienestar, y sólo nos quedará la desdicha, la
insatisfacción, el vacío. Y aparecerán en nuestra vida desgracias y situaciones negativas.
Terminaremos lastimando a otras personas, a la tierra y a la sociedad, ya sea directa o
indirectamente. Toda acción tiene una consecuencia; lo que haces se te regresará, tarde o
temprano.
 
A continuación describo los siete pecados capitales, la sombra en acción y su lado de
luz. Notarás que en toda acción en el pecado hay una dualidad, que puede conducirte a
actuar desde la penumbra —provocándote una sensación de que nada es suficiente para
llenar tus vacíos—, o desde la luz: te despertará la sensualidad, el gozo y el placer. Vive
tus deseos desde la conciencia, el disfrute y el bien común, y no irás al infierno. El
averno se experimenta en la tierra cuando vives con apegos, egoísmo y de una forma
negativa. Tú tienes el poder de crear el infierno o el paraíso. ¿Dónde quieres vivir hoy?
El poder está en tus manos.
 
La lujuria (en latín, luxus) es usualmente considerada como el pecado producido por los
pensamientos excesivos de naturaleza sexual, o por un deseo erótico desordenado e
incontrolable.
Sombra: adicción al sexo, sexo sin conciencia, violación, falta de presencia, abuso,
cualquier actividad sexual a la fuerza y sin consentimiento de las personas. No respetar
los límites y los deseos de los demás.
Luz: sexo con conciencia, presencia, respeto a los límites y deseos de los otros,
disfrute de tu sexualidad y tu sensualidad sin culpa. Juegos y fantasías sexuales con
consentimiento mutuo y con respeto.
 
La avaricia (en latín, avaritia) es un pecado del exceso. Vista por la Iglesia, aplica sólo
a la adquisición de riquezas. Tomás de Aquino escribió que la avaricia es “un pecado
contra Dios, al igual que todos los pecados mortales en los que el hombre condena las
cosas eternas por las cosas temporales”.
Sombra: querer más sólo por el beneficio propio; deshonestidad; transar a la gente
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para obtener más; usar el exceso para cubrir las carencias emocionales, obtener más
dinero para fines que causen violencia. Poder mal usado, destrucción.
Luz: querer obtener más para poder compartir más; pensar en los demás. Crear con el
exceso un fin para ayudar; filantropía.
 
La soberbia (en latín, superbia) es considerada el más serio de los pecados capitales y la
principal fuente de la que derivan los otros. Se identifica como un deseo excesivo por
sentirse más importante o atractivo que los demás y por hacer cualquier cosa para
obtener lo que se desea. Es el deseo de ser preferido en lugar de otros, con base en la
satisfacción de la propia vanidad, del yo o el ego.
Sombra: narcisismo, egocentrismo, orgullo, complejo de superioridad, vanidad.
Luz: seguridad en uno mismo; amor por uno; respeto a los propios límites y a los
propios deseos. Cuidar tu cuerpo, tu mente, tus emociones y tu espíritu.
 
La gula (en latín, gula) es el consumo excesivo de comida, bebida y drogas. En el
pasado, cualquier forma de exceso podía caber en la definición de este pecado. Sin
embargo, ahora sólo se atribuye a los ya citados. El consumo excesivo de manera
irracional o innecesaria incluye ciertas formas de comportamiento destructivo.
Sombra: usar la gula para evadir emociones; escapar de tu realidad; caer en excesos
para obtener reconocimiento de los demás.
Luz: en conciencia, degustar los alimentos de manera sensual; beber por disfrutar el
vino. La moderación es importante para saborear la vida. De lo bueno poco.
 
La pereza (en latín, acidia) es el más “metafísico” de los pecados capitales, pues se
refiere a la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia propia.
Sombra: dejar de actuar, dejar de responder; no ser responsable de los propios actos;
falta de voluntad, esperar a que las cosas lleguen a uno.
Luz: momentos para descansar; cuidar el cuerpo, la mente y el espíritu; vacaciones;
llevar una vida más tranquila porque la actividad te está afectando.
 
La envidia (en latín, invidia) se caracteriza por un deseo insaciable; consiste en
ambicionar algo que alguien posee; quienes envidian perciben como si a ellos les hiciera
falta lo que tienen los demás; por consiguiente, desean el mal al prójimo y se regocijan
con el dolor ajeno.
Sombra: desear lo que quieren los demás, crear situaciones para quitar a otros lo que
poseen; agresión pasiva, comparación, juicio.
Luz: en realidad no hay luz en la envidia; sin embargo, si le damos la vuelta, en el
aspecto positivo ésta puede provocar deseos de superación, porque a la persona gusta lo
que tienen los demás y eso la obliga a superarse para conseguirlo.
 
La ira (en latín, ira) es un sentimiento no ordenado ni controlado de odio y enfado.
Pueden manifestarse como una negación de la verdad hacia los demás y hacia uno
mismo.
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Sombra: intolerancia, impaciencia; fanatismo en creencias políticas y religiosas;
desear el mal a otros. La ira mal expresada propicia sentimientos de impotencia.
Luz: mover la energía en tu propio espacio sin agredir a los demás y sin recurrir a la
violencia. La ira bien expresada te da poder personal para aceptarte, a ti y a situaciones
externas. La ira se transforma en pasión por la vida.
 
Al estar consciente de estos siete velos de la ilusión y de estas siete actitudes desde tu
sombra, contarás con el poder para transformarlos y emplearlos en tu beneficio y del de
los demás. Recuerda: todo lo que proviene del amor es real y lo que emana del miedo es
irreal.
 
Hoy me desnudo, me despojo de todas las máscaras, los sacos, los vestidos, los zapatos...
Me deshago de todos los accesorios que ocultaban mi verdadera esencia; estoy sola, en
mi piel. Ya no me puedo esconder, soy yo, y no juego a ser nadie más.
Me miro en el espejo y no me reconozco. Me falta carga; carezco de complejidad.
Me siento ligera y libre. Atrás quedaron las historias, los recuerdos, las memorias que
cargaba en las múltiples prendas que hay en mi ropero y los vestidos llenos de glamour
nocturno, la lencería impregnada de excitantes noches de pasión, las blusas de los
gloriosos días de éxito, mis botas pletóricas de aventuras.
Cada prenda es un recuerdo, es parte de mi personalidad. Prendas que ya no me
sirven, que me ocultaban, que no dejaban ver quién soy realmente.
Hoy me desnudo, me veo en el espejo, que simplemente refleja mi belleza interna,
mi pasión por la vida y mi amor propio que cada día se expande más en toda su
capacidad.
Ya no me oculto: ésta es mi sombra y mi luz. Soy una mujer única en el mundo que
brilla por quien es.
 
Ya repasamos la importancia de los velos de la ilusión y los pecados a la hora de
relacionarnos, y cómo, en su luz, nos acercan al amor, y en su sombra, nos alejan de él.
Pero ¿qué parte de nosotros logra hacer conciencia de estos velos? Entender cómo
funcionan las diferentes energías en nuestro cuerpo, la masculina y la femenina, la de la
madre y la del padre; aprender a distinguir nuestros deseos y nuestros límites, así como
las nuevas formas de relacionarnos, hará que aprendas a conocerte mejor y a percibir las
veladuras que te nublan al amor.
En el siguiente capítulo abordaremos el amor como es, no como creemos que es.
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El amor es como es
Si amas,
tú sabrás que todo comienza
y todo termina,
que hay un tiempo para iniciar
y un tiempo para terminar.
No hay herida en ello.
Uno no está herido,
uno simplemente sabe que la temporada ha terminado.
Uno no está en la desesperación,
uno simplemente entiende
y da las gracias al otro.
Me diste muchos regalos hermosos,
me diste una nueva visión de la vida.
Abriste algunas ventanas
que jamás habría abierto por mi cuenta.
Ahora ha llegado el momento
de que nos separemos y tomemos cada uno nuestro rumbo.
Sin ira, ni rabia.
Sin rencor, sin queja.
Pero con una tremenda gratitud,
con gran amor y agradecido en el corazón.
Porque si tú sabes cómo amar
también sabráscómo separarte.
OSHO
 
El amor no tiene condiciones, no tiene tiempo; amar desde tu autenticidad no requiere
compromisos. El amor vive en ti. Tú eres amor. Y el amor es como es.
Nuestra decisión de con quién lo compartimos y con quién creamos un compromiso
está en nuestro poder. Nosotros elegimos con quién compartimos nuestra vida y a qué
nivel nos relacionamos. Eso nos hace responsables de lo que experimentamos en cada
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momento de una relación. En nuestras relaciones muchas veces señalamos al otro o lo
culpamos por lo que sentimos, pero en realidad tú eres el único responsable de cómo te
sientes, cómo respondes y qué tanto atentas contra tu integridad cuando haces cosas para
buscar la aceptación del otro.
J. Krishnamurti, uno de los filósofos y sabios más importantes de los años setenta,
dice que no vivimos con base en relaciones, sino en la manera como nos relacionamos.
Cuando leí esta frase me di cuenta de cuántos años pensé que las relaciones eran de dos.
Ahora entiendo que cualquier vínculo afectivo está basado en la propia relación que
tengo conmigo misma, y que las personas que han llegado a mi vida sólo son
proyecciones, espejos o compañeros que caminan a mi lado.
El drama en el amor sólo es creado por nuestras historias, por nuestra mente que se
apega a que las cosas sean de cierta manera y por tantas creencias y condiciones
impuestas por nuestra sociedad, que nos dictan qué es el amor. Recuerdo cuando era
adolescente haber visto algunas telenovelas y series estadounidenses en las que todo
aquel drama en torno al amor era sólo un reflejo de nuestra parte no sana de
comportarnos: manipulaciones, chantajes, celos, engaños y toda esa lista de esfuerzos y
sufrimiento que vivían los personajes para lograr un final feliz. Es como si a la fuerza
debamos pasar por ese dolor y ese trauma para alcanzar la felicidad. Muchos de nosotros
crecimos con esos conceptos del amor; creemos que para tener una relación hay que
atravesar por ese viacrucis. Seguimos estas historias y las adaptamos a nuestra vida; el
amor se convierte en un reto, algo que tenemos que alcanzar con esfuerzo y librando
múltiples obstáculos para estar con el hombre o la mujer ideal.
Por otro lado, por estas historias surge una tremenda desilusión, ya que muchas
mujeres crecemos admirando o idolatrando a las princesas de los cuentos: mujeres
perfectas, felices, que son pura fantasía, que se sientan a esperar a que el príncipe de sus
sueños las salve. Estos personajes no se conocen: se ven y surge el amor a primera vista
y viven felices por siempre. Hay cierto drama también en estos relatos pero es sólo
aparente. Para mí todos los obstáculos, las luchas con dragones y seres mitológicos son
sólo una manera de representar nuestros propios demonios o nuestro lado de sombra que
debemos sobrepasar para alcanzar la felicidad. Pasamos del cuento de hadas a la total
tragedia y el drama, y las relaciones no son una ni otra.
¡Felices por siempre! ¿Qué es lo que realmente significa esta frase? Según mi
percepción, ha propiciado una meta intangible. Es un total engaño, pues la felicidad no
es eterna. ¿Cómo podemos experimentar y apreciar la felicidad si no vivimos también la
tristeza? Tanto las historias de amor feliz, como las de desamor, han generado una gran
confusión en mi mente pues nunca aprendí el significado del amor, lo que es caminar de
la mano de alguien que apoye mi evolución y a quien yo pueda apoyar en la suya;
alguien que disfrute las bendiciones de la vida conmigo.
Mucho tiempo viví recreando a la princesa y a la protagonista o antagonista de la
telenovela, y fue hasta hace un par de años, después de intenso estudio y trabajo en mí
misma, cuando finalmente entendí lo que significaba una relación y cuál era su
verdadera función en mi vida. Ahora estoy en el proceso de sentir y abrir mi corazón, ya
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que el amor no se piensa ni se entiende: simplemente se experimenta.
Conócete a ti mismo
La relación con nosotros mismos es la más importante; conocer nuestros colores
primarios y honrarlos. Nacimos en un lienzo blanco con algunos tintes cromáticos que ya
absorbimos de nuestros padres y ancestros. Esos pigmentos aportan información para
definirnos físicamente y fijan algunos toques de nuestra personalidad; en ese proceso, a
nivel energético, nuestro cuerpo es completamente puro.
Al nacer, y durante los primeros siete años, los niños son como esponjas que
absorben lo que acontece en su entorno inmediato, y no sólo a nivel físico, sino mental,
emocional y energético. Todo a su alrededor afecta su evolución y origina patrones de
conducta que lo regirán en la adolescencia y hasta la madurez.
Madurar es tomar la completa responsabilidad de quiénes somos; ya transitamos de
la etapa por la que nos guiaron para definir nuestra manera de ser —qué hacer y cómo—
a la etapa de la adolescencia, que es la confusión por conocer cuál es nuestra verdadera
esencia, y si lo aprendido desde niños es lo que nos funciona. Llegamos a la madurez,
que es el momento en el que está en tus manos manifestar quién eres y dejar ir las ideas
o los patrones que ya no te sirven. La madurez es cambiante; al transitar por ella dejamos
de identificarnos con esas creencias y nos reinventamos todos los días. Hace poco, un
querido amigo me dijo: “Mientras menos puedo describirte, más libertad te doy de ser tú,
y tú eres potencial puro, eres todo y nada”. Con estas palabras me di cuenta de que cada
día cambio, me transformo y ya no soy la misma, que no vivo en una caja que me dice
quién soy, sino que salí de su interior y vivo mi vida en total libertad de aceptarme
auténticamente cada momento, y que esos momentos cambian. Este proceso de
descubrimiento puede ser apoyado por un sinfín de terapias tanto tradicionales como
alternativas.
En mi caso, las terapias alternativas y las doctrinas filosóficas orientales
constituyeron grandes apoyos y maestros, los cuales me han ayudado a reinventarme
más de acuerdo con mi verdadera Karina. En este tiempo de madurez puedo decirles que
finalmente me conozco totalmente; no sólo las cualidades, los gustos y las pasiones que
son mis colores primarios, sino que descubrí cuál es mi misión en la vida. Creé
conciencia de algunas emociones inconscientes y de mis defectos, disgustos y patrones
que absorbí en todas las etapas que ya no me sirven, y que aún bloquean mi camino
espiritual y el verdadero amor. Ahora está en mi voluntad trascenderlos, dejarlos ir y
abrirme a lo desconocido y misterioso de la vida, para cada día estar más alineada con
quien soy actualmente.
Es esencial conocernos bien para experimentar el amor y la sexualidad en todo su
esplendor. Si aprendemos a aceptarnos y a amarnos en la luz, en la sombra, con
cualidades y defectos, conseguiremos una unión dentro de nuestro ser que después
podremos compartir con los demás. Crear conciencia de quiénes somos es el primer paso
para entender y aceptar nuestros deseos y límites, para lo cual debemos ser auténticos y
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honrar nuestra integridad.
Conciencia no solamente es saber quién eres, sino también crear un estado en el que
te conoces tan bien que no llegas a caer en patrones que ya no te sirven y dejas ir las
historias que causan sufrimiento. Como dice Carl Jung: “Hasta que no hagas al
inconsciente consciente, éste va a dirigir tu vida y tú le llamarás destino”. En nuestras
manos poseemos el poder de transformar y manifestar nuestra vida. Vivir el amor, las
relaciones y la sexualidad con conciencia hará que la magia aparezca en tu vida y que
comiences poco a poco a vivir desde el amor y no desde el miedo.
Tu luz
Aquello fue la luz verdadera, aquello que iluminó
al hombre al venir a esta tierra.
JUAN I:9
Somos seres de luz, nacimos llenos de luz. Cuando somos conscientes de nuestra mente,
energía y cuerpo, estamos en la luz. La conciencia es la expresión de la luz. La luz rige
todas las actitudes positivas de la vida y los sentimientos de expansión en nuestro ser. El
amor es la frecuencia de luz más alta que existe; sus colores son blanco, dorado, plata,violeta y rosa. Nuestra naturaleza es pura, limpia, compasiva, armoniosa, sana y
amorosa. Cuando actuamos desde la luz normalmente lo hacemos para dar, servir y
amar. La receptividad también es parte de la luz. Vivir en nuestra luz o ser personas
llenas de luz implica vivir con conciencia y compasión; desde el amor y no a través del
miedo.
Tu sombra
La sombra es [...] aquella personalidad oculta, reprimida, casi siempre de valor inferior y culpable que extiende
sus últimas ramificaciones hasta el reino de los presentimientos animales y abarca, así, todo el aspecto histórico
del inconsciente [...] Si hasta el presente se era de la opinión de que la sombra humana es la fuente de todo mal,
ahora se puede descubrir en una investigación más precisa que en el hombre inconsciente justamente la sombra
no sólo consiste en tendencias moralmente desechables, sino que muestra también una serie de cualidades
buenas; a saber, instintos normales, reacciones adecuadas, percepciones fieles a la realidad, impulsos creadores,
etcétera.
C. G. JUNG
Nuestra sombra es aquella parte que reprimimos de la conciencia; contiene tendencias,
deseos y memorias que son rechazados por la persona; todo lo que niegas, incluyendo
tus instintos animales, así como las cualidades tanto positivas como negativas que no has
desarrollado. La sombra representa todo lo que consideramos inferior en nuestra
personalidad. Es más peligrosa cuando no se reconoce, pues comienza a proyectarse en
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los demás. Es importante afirmar nuestra sombra, ya que es parte de nosotros y no la
podemos eliminar; es posible traerla a la luz y a través de la conciencia aprendemos a
observarla y a no darle poder con nuestras acciones.
Si la sombra se queda en el inconsciente, usamos mecanismos de defensa como la
represión o la proyección, que son las que crean los velos de la ilusión. En momentos de
estrés y de intoxicación, la penumbra emerge en sentimientos de culpa, sabotaje o falta
de autoestima. Jung aconsejaba traer la luz de la conciencia a esos lugares oscuros que
nos da miedo explorar.
Energías masculina y femenina
Así como tenemos luz y sombra, las energías masculina y femenina también forman
parte de nuestro ser. Independientemente del sexo y la manifestación física, estas dos
energías determinan ciertas actitudes en la vida. La integración de ambas es el trabajo
que se realiza en el tantra, al cual llamamos unión sagrada. Esa unión te apoyará a ser
una persona íntegra y completa.
Es importante honrar nuestra energía primordial: masculina si eres hombre, femenina
si eres mujer. En la actualidad vemos que las actitudes de las mujeres son cada vez más
masculinas; sumamente independientes, protectoras, proveedoras y activas en todos
sentidos, aunque por su energía primordial deben ser más receptivas, pacientes y dulces.
Esto ha propiciado que los hombres lleven su energía a la otra polaridad: se han tornado
más dependientes, esperanzados a que les resuelvan las cosas, más receptivos y con
menos iniciativa.
En las relaciones debemos integrar ambas energías, pero sin olvidar la primordial,
pues al intercambiarse pueden surgir problemáticas ajenas a nuestra naturaleza. Por
ejemplo, si como mujer eres la que trabajas, escuchas a tu marido expresar de manera
constante sus emociones; si eres quien tienes que organizar las fiestas, los viajes y la
chequera, no le estás permitiendo al hombre que permanezca activo en su energía
masculina, y después de un tiempo te sentirás cansada y fastidiada de hacer todo y de no
honrar tu energía femenina. Como hombre, si sólo eres receptivo, creas, pero no
construyes: llegará el momento en que te sientas frustrado, pues tu fuerza masculina está
inactiva.
Durante la lectura del libro hablaré más de esta dinámica que te clarificará la manera
cómo usas ambas energías en tu vida.
Dentro de estas energías, ambas tienen su polaridad: puedes estar en tu lado sano
masculino o femenino, o en el no sano que es en el que caes cuando tu energía
primordial no es honrada, y es asimismo una expresión de tu sombra.
Energía masculina
Sana
• La expresión del poder tu alma
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• Honras el valor de tu propia vida
• Responsabilidad de tu vida
• Energía para lograr las cosas
• Autoestima
• Dignidad
• Determinado
• Decisivo
• Buen enfoque para lograr tus objetivos
• Racionalidad
• Observar sin jugar
• Lineal y objetivo
• Asertivo
• Proveedor
• Protector
• Contener el espacio
• Presencia
• Crear seguridad
 
No sana
• Debilidad
• No honras el valor de tu propia vida
• Enojo
• Miedo
• Sentirte intimidado
• Blofero
• Presumido
• Indeciso
• Carrillero
• Violento
• Controlador
• Posesivo
• Exceso de competencia
Energía femenina
Sana
• La expresión del amor de tu alma
• Honras el valor de la vida de los demás
• Permites que los demás se hagan responsables de sus vidas
• Energía para hacer lo que es bueno
• El dar
• Entusiasmo y pasión por la vida
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• Perseverancia
• Compasión
• Dulzura
• Empatia
• Intuición
• Receptividad
• Emocional
• Creativa
• Permitir el flujo de la vida
• Multitasker (hacer varias cosas a la vez)
 
No sana
• Maldad
• Bajo valor de la vida de los demás
• Egoísmo
• Sabotaje
• Quitarle las cosas a los demás para vengarse
• Impaciencia
• Envidia
• Chantaje
• Manipulación
• Falta de pasión por la vida
• Desconexión del corazón
• Frialdad
• Colusión o conspirar
Energía de madre y padre
Los primeros tintes de color de nuestro ser provienen de nuestro ADN, de la genética de
los abuelos, y de aquello que absorbimos de nuestros padres. En nuestras dinámicas de
comportamiento muchas veces actuamos con base en la relación que mantuvimos con
nuestros progenitores.
Por ejemplo: si tu madre no estuvo muy presente o fue fría contigo, tiendes a tener
más energía de madre con tus parejas, más preocupada o queriendo resolver los
problemas de tu compañero; actúas sobre lo que necesitabas de tu mamá. Esto puede ser
contraproducente, porque el hombre se convierte en tu hijo. Los hombres que vivieron
con una madre así, buscan mujeres que les den esa energía, ya que era un anhelo; pero
esto los puede llevar, tarde o temprano, a sentir rechazo por la mujer, pues no han
trabajado esa problemática dentro de ellos mismos.
Por el contrario, cuando el padre no estuvo presente, o sólo proporcionó seguridad o
restringió espacios, el hombre desarrolla una sobreprotección hacia su pareja que puede
originar comportamientos más controladores o posesivos. La mujer puede sentirse
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segura, pero llegará el momento en que, para percibirse así, la relación se rija en la
aceptación y en la validez del hombre, lo cual genera codependencia. Es importante usar
esta energía cuando sea necesario, pero no actuando con ella en la relación, ya que crea
una dinámica padre-hija, madre-hijo que no es funcional para el crecimiento espiritual
del individuo. Esta energía es de apoyo en momentos en que realmente la necesite su
pareja, y es importante activarla con conciencia.
También hay cualidades de tu energía de madre y padre.
 
Energía de madre
• Entiende, pero no culpa
• Perdona y no critica
• Ofrece seguridad y confidencialidad
• Permanece incondicional
• Es la energía que inspira
 
Energía de padre
• Es la energía que manifiesta y toma acción
• Contiene la energía para el amor
• Está presente
• Proporciona confort
Valores
Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento para
realizarnos como personas. Son creencias que nos ayudan a preferir, apreciar o elegir
unas cosas en lugar de otras, o una conducta en vez de otra. Muchos de ellos también son
fuente de satisfacción y plenitud. Nuestros valores son parte de nuestros colores
primarios, aquellos con los que crecimos, y que seguimos usando pues nos son útiles;
algunos otros los hemos adaptado de acuerdo con la sociedad en la que vivimos, y
muchos de ellos los establecemos con base en lo que queremos en la vida.
Características de los valores
► Durabilidad: los valores se reflejan en el curso de la vida. Hay valores que
permanecen más en el tiempo que otros.

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