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STALOGACIÓN EN LA PUBLICACIÓN UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA Davis, Angela Yvonne, 1944- Biack feminism : teoría critica, violencias y racismo / Angela Davis, Gina D ent; M an Viveros Vigoya, editora. — Primera edición. — Bogotá : Universidad Nacional i : Colombia. Facultad de Ciencias Humanas, Vicerrcctoría de Investigación. Editorial. 1019. lt¡4 páginas : ilustraciones en blanco y negro. Incluye referencias bibliográficas e indice ISBN 978-938-783-831-2 (rústica). — ISBN 978-918-783-832-9 (e-book). ISBN 978-938-783-833-6 (impresión bajo demanda) . Davis. Angela Yvonne. 1944---- Pensamiento político y social 2. Dent, Gina, 1966----- Pensamiento político y social j. Feminismo negro 4. Interscccionalidad 3. Feministas — Condiciones sociales — Estados Unidos 0 Discriminación racial 7. Movimientos de mujeres negras 8. Feminismo — Condiciones sociales— Colombia 1. Dent, Gina, 1966- 11. Viveros Vigoya, Mara, I9y6*. editor 111. Título CDD-23 303.48896073 / 2019 Black fem inhnr. teoría crítica, violencias y racismo <3 2019, Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Primera edición Editorial Universidad Nacional de Colombia O 2019, Mara Viveros Vigoya, editora ISBN impreso 9-’ 8-9s8-783-83i-2 ISBN-digital: 9~8-938--'83-831-9 tSBN-tBO: 978-938-783-833-6 Universidad Nacional de Colombia Facultad de Ciencias Humanas Comité Editorial Luz Amparo Faiardo Uribe. Decana Nohra León Rodríguez. Vicedecana Académica Jhon Williams Montoya Garay. Viccdecano de Investigación y Extensión Gerardo Ardtla Calderón. Director dd Centro de Estudios Sociales Rodolfo Suárcz Ortega, Representante de las Unidades Académicas Jorge Aurelio Díaz, Representante de las Revistas Académicas Camilo Raquero Castellanos, Director Editorial Preparación editorial Centro Editorial de la Facultad de Ciencias Humanas Camilo Raquero Castellanos, director Diana Murda Molina, diseño de la colección Juan Carlos Villamil Navarro, diseño de cubierta y maquctación Angic Bernal, corrección de estilo cditorial_fcht2unal.edu.co www.humanas.unal.edu.CO Bogotá, 2019 Impreso en Colombia Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio. sin la autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales http://www.humanas.unal.edu.CO Contenido y Presentación Un diálogo con el Black fem inism desde nuestras propias preguntas Mara Viveros Vigoya sa Black fem inism e interseccionalidad de género, raza y clase Angela Davis y Gina Dent a £1 color de la violencia contra las mujeres Angela Davis y Gina Dent Racismo de Estado y complejo industrial de las prisiones Angela Davis W Dilemas conceptuales en el Black fem inism Gina Dent OH Entrevista a Francia Márquez Mina Black fem inism y solidaridad transnacional Mara Viveros Vigoya OBI Discurso de recepción del Premio Goldman Environmental Francia Márquez Mina ¡Es Epílogo Ochy Curiel y Franklin Gil Hernández Presentación Un diálogo con el Black feminism a partir de nuestras propias preguntas MARA VIVER O S VIGO YA Hace casi nueve años, entre el n y el 18 de septiembre del 2010, estuvieron en Bogotá Angela Davis y Gina Dent. La aceptación de la invitación que les hizo la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia Ríe una noticia muy feliz desde su inicio. Un año antes, tuve la fortuna de conocerlas en Salvador de Bahía, en el marco de la edición de la XII Fábrica de Ideias, un curso avanzado internacio nal en estudios étnicos y raciales que compartimos. Allí se gestó esta invitación. Meses después de cruzar varias comunicaciones, se concretó la aceptación de su M A R A V IV E R O S V IG O Y A parte, y de inmediato constituimos con Ochy Curiel' y Franklin GiL, un equipo para coordinar y organizar con entusiasmo la cátedra inaugural de los posgrados en Estudios de Género, en torno a los aportes del Black fem inism , como una teoría social crítica que permite pensar dos temas de infortunada y persistente actualidad: las violencias y el racismo. La expresión Black fem inism , que dejamos en su lengua original por considerar que es intraducibie, da cuenta del pensamiento y del movimiento feminista africano-americano en lo que éste se diferencia del feminismo estadounidense en general, criticando lo que Adricnne Rich llamó el “solipsismo blanco”, es decir, un movimiento de mujeres con tendencia “a pensar, hablar e imaginar que la ‘blanquidad’ describe 1 2 1 Ochy Curiel era la coordinadora de los posgrados de la Es cuela de Estudios de Género en el momento de la visita de Angela Davis y Gina Dent. Además de ser una destacada académica, Ochy es una importante líder del movimiento feminista, lésbico y antirracista de América Latina y el Cari be, y una cantautora que vincula su arte con las utopías y la transformación social. 2 Franklin Gil. antropólogo egresado de la LJniversidad Na cional de Colombia y docente de la Escuela de Estudios de Género, tuvo a su cargo la organización de la jornada acadé mica preparatoria, titulada “Diálogos con la obra de Angela Davis', que buscaba familiarizar a los estudiantes de nuestros posgrados con el pensamiento de esta autora, con el objetivo de que pudieran aprovechar mejor su presencia en el campus. 10 el mundo”(i979, 299). ¿Qué mejores representantes del Black feminism que estas dos pensadoras de ge neraciones y trayectorias distintas, pero igualmente comprometidas con la comprensión y transformación de las opresiones de género, raza y clase que construyen las experiencias vitales de las mujeres negras? Angela Davis es profesora emérita del Departamento de His toria de la Conciencia de la Universidad de California y una figura mítica del pensamiento progresista, an tisexista y antirracista estadounidense. Gina Dent es docente del Departamento de Estudios Feministas de la Universidad de California, Santa Cruz, exdirectora del Institute for Advanced Feminist Research de esta misma universidad y autora de numerosos artículos sobre raza, feminismo, cultura popular y arte visual. Además de ser militantes de la causa antirracista, Davis y Dent han abogado por la abolición de las prisiones y por los derechos humanos en Palestina3, personificando uno de los principios que comparten: la justicia es indivisible. 3 Debido a su posición política crítica ante Israel y su apoyo a la causa palestina, en enero del 2019, el Instituto de De rechos Civiles de Birmingham (b c r i ) revocó la entrega del premio de derechos humanos Fred L. Shuttlesworth, que había sido otorgado a Angela Davis. • Pr es en ta ci ón • M A R A V IV E R O S V IG O Y A Aunque generalmente se sitúa el surgimiento del Blackfem inism en la segunda mitad de la década del setenta en los Estados Unidos, la historia de este movimiento hunde sus raíces en las luchas libradas por las mujeres negras estadounidenses durante el siglo x ix , que incluyen su participación en las redes clandestinas que organizaron la huida de los esclavos desde los estados sureños hacia el norte del país y en las campañas por el derecho al voto para la población afroamericana y para las mujeres. En la década de los ochenta esta corriente política re-elaboró su propia genealogía, identificando los puentes que la conectaban con estos movimientos y luchas decimonónicas y sistematizó sus bases con ceptuales alrededor del interrogante planteado por la exesclavizada Sojourner Truth en 1851, “¿Acaso no soy una mujer?”. Mediante esta pregunta, formulada de manera insistente al auditorio que la escuchaba en la Convención de Mujeres en Akron, Ohio, el 29 de mayo de 1851, Truth confrontó la concepción burguesa de la feminidad con su propia experiencia como mujer negra, trabajadora incansable y madre de muchos hijos vendidos como esclavos. En 1981, bell hooks retomó esa pregunta en su libro A i n t I a W om anlBlack Women and Feminism que examina losefectos del racismo y el sexismo en 12 las mujeres negras y que señala cómo el movimiento feminista de los setenta fue un asunto de mujeres de clase media y alta en su mayoría blancas que, al no articular al movimiento las necesidades de las mu jeres pobres y no blancas, reforzaron el sexismo, el racismo y el clasismo. La categoría “mujeres”, sujeto político del feminismo, fue socavada por el racismo de ciertas militantes feministas que al considerar que las luchas de las mujeres eran prioritarias res pecto a las de las personas negras confirmaban que las luchas por los derechos de las mujeres tenían un sesgo blanco, mientras que las luchas por los derechos de la gente negra tenían un bies masculino. Así lo describe el título de la antología editada en 1982 por Gloria Hull, Patricia Bell Scott y Barbara Smith: A ll the Women Are White, A ll the Blacks Are Men, But Some ofU s Are Brave: Black Women ’s Studies (Todas las mujeres son blancas, todos los negros son varones, pero algunas de nosotras somos valientes: estudios sobre mujeres negras). Este antagonismo de intereses resurgió como un lugar de tensión frente a la propuesta de sororidad del movimiento de liberación femenina de los años setenta y ochenta, cuando, parafraseando el título provocador de un texto de Hazel Carby, “ ¡Mujer blanca, escucha!”, las mujeres feministas africanas- 13 • P re se nt ac ió n • M A R A V IV E R O S V K '.O Y A americanas exigieron que se reconociera el racismo que operaba en sus relaciones con las feministas blancas. Y al buscar construir herramientas para entender la forma en que las opresiones de género, raza y clase determinan las experiencias de las mujeres negras, el proyecto del Black feminism constituyó un verdadero giro teórico-político para el feminismo estadounidense. En este contexto, surgieron propuestas como las del documento pionero del Combahee River Collective, uno de los grupos más activos del Black fem inism de los años setenta que rechazaba toda esencialización y toda biologización (de sexo o color) de las políticas de identidad, a favor de un análisis político-económico de la dominación. En ese mismo orden de ideas, el libro de Davis titulado Mujeres, raza y clase, publicado por primera vez en 1981, es una referencia insoslayable. Este libro documenta con rigor los esfuerzos de las mujeres negras por articular sus luchas y sus demandas con los movimientos políticos que protagonizaron la historia estadounidense desde comienzos del siglo x ix . Este periodo abarca hechos tan diversos como la implantación del sistema esclavista, los debates en el seno del movimiento abolicionista, la cruzada contra los linchamientos de hombres negros percibidos como presuntos violadores, la campaña por el sufragio 14 femenino, las luchas obreras anteriores a la Segunda Guerra Mundial y la segunda ola feminista. En este trabajo Davis analizó con perspicacia los límites y las contradicciones internas que llevaron a muchos de estos movimientos a invisibilizar el aporte de las mujeres negras a estas luchas. El estudio meticuloso y esclarecedor de Davis fue uno de los primeros en mostrar de qué manera trabajan conjuntamente dis tintas formas de opresión para construir la injusticia social y de qué modo los problemas de gestión de las diferencias siguen socavando los movimientos políticos actuales. Un encuentro académico y festivo El primer contacto que tuvieron Davis y Dent, en el campus de la Universidad Nacional de Colombia, con las mujeres negras, afrocolombianas, palenqueras y raizales, provenientes de distintas regiones del país, en la jornada '‘Encontrándonos en torno a Angela Davis”, fue inolvidable. Ese domingo 12 de septiembre hubo un corte de electricidad que nos obligó a continuar el encuentro a oscuras. El camino hacia el conservatorio de música de la Universidad Nacional, lugar donde transcurrió la jornada, estaba señalado con cintas de colores que ondeaban en las ramas de los árboles a manera de bienvenida. A la entrada del conservatorio 15 • Pr es en ta ci ón • M A R A V IV E R O S V IC .O Y A estaba Ochy Curiel, coordinadora del encuentro, junto a otras compañeras visiblemente emocionadas por haber realizado un sueño que habíamos acariciado durante mucho tiempo: tener la oportunidad de co nocer a la mujer negra feminista que marcó nuestra juventud con su lucha por tantas causas sociales. En medio de la oscuridad, las palmas de las manos, las voces y los pies hicieron las veces de instrumentos musicales que dieron la bienvenida a las feministas afroamericanas, haciéndolas sentir parte de nosotras. Perdurará igualmente en nuestras memorias el homenaje a Davis celebrado por la Escuela de Estudios de Género, el lunes 13 en el teatro e c c i El Dorado. A todas y todos nos invadió una alegría contagiosa, las mujeres afro sentimos que nuestra presencia ocupaba un lugar especial en este homenaje, tanto en el esce nario como fuera de él. Uno de los momentos más emocionantes del homenaje fue cuando alrededor de veinte mujeres afro subieron al escenario, cada una con un objeto en sus manos que simbolizaba la lucha, la resistencia histórica que han tenido en diferentes momentos y lugares, al tiempo que la maestra Nelly Murillo y la estudiante Loretta Meneces, leían un texto reconociendo el legado y el horizonte que representaba Davis para las mujeres afrocolombianas. Y mientras la cantaora Daira Quiñónez — oriunda de Tumaco, 16 perseguida por su lucha en la recuperación de tierras y obligada a huir a Bogotá en el 2001— alzaba su voz, entonando canciones con un contenido poderoso, la entonces estudiante de la Maestría de Estudios de Género, Natalia Santiesteban Mosquera, le entregó un presente en nombre de todas. El homenaje contó además con la participación artística de Alejandra Quintana Martínez, de Ochy Curiel, del grupo de rap M al de Ojo y del grupo Pambil, y tuvo como maestra de ceremonias a la egresada y encargada del área de comunicación de la Escuela de Estudios de Género, Nancy Prada Prada. El nombre de Angela Davis evoca distintas rea lidades y temporalidades. La de la figura icónica del movimiento del orgullo negro de los años setenta; la de una teórica feminista que ha escrito algunos de los textos más inquietantes y vigentes del pensamiento feminista de los últimos treinta años; y la de la inves tigadora y militante que ha participado desde 1997 en las actividades de la organización estadounidense Critical Resistance, dedicada al desmantelamiento del complejo carcelario-industrial. A Angela Davis se le han dedicado muchos es critos y canciones. Para los jóvenes de la década del 17 • P re se nt ac ió n • M A R A V IV E R O S V IG O Y A setenta ella fue la destinataria de la “Canción para Angela Davis” que compuso el cantautor cubano Pablo Milanés en 1971, de “Sweet Black Angel " de los Rolling Stones en 1972 y de “Angela" de John Lennon y Yoko Ono en el mismo año. Para los jóvenes de hoy ella es la mujer a quien Yannick Noah, el extenista y cantante francés, rinde homenaje con una canción y un videoclip, titulados simplemente “Angela". Sin embargo, lo que pocos saben o recuerdan es que un escritor colombiano también le rindió homenaje a su vida y obra, haciendo de ella un personaje de su última novela. Se trata de Manuel Zapata Olivella, uno de los más importantes representantes de la li teratura afrocolombiana, autor de la novela Changó, el gran putas, galardonada con distintos premios internacionales. En la quinta parte de esta novela, titulada “Los ancestros combatientes", Zapata Olivella narra la gesta libertaria de los africanos-americanos, la participación de sus líderes en las luchas populares y los esfuerzos de sus poetas, músicos y escritorespor conquistar una autonomía espiritual y estética. A lo largo de este capítulo desfilan los personajes históricos que dan cuenta del papel de los Estados Unidos en la diáspora del pueblo africano durante el siglo xx . Los grandes héroes y las grandes heroínas del pueblo negro, como Nat Turner, Sojourner Truth, 18 Harriet Tubman, Frederick Douglas, Booker Wash ington, W. Dubois, Paul Robeson, Langston Hughes, Marcus Garvey y Malcom X, son fabulados por el narrador para dar voces de aliento y comunicar el anhelo de la libertad a la protagonista, Agne Brown, un personaje mítico inspirado en Davis, y a sus con temporáneos. Agne Brown es descrita en esta novela como la elegida de Changó para mantener despierta la memoria de las luchas por la libertad del Muntu, definido por Zapata Olivella como la fuerza que une en un solo nudo a los humanos, con su ascendencia y descendencia. Agne Brown representa la fuerza y la tenacidad de la memoria de las mujeres involucradas en las luchas de la diáspora negra y por ello es de signada como la interlocutora privilegiada de estos héroes y heroínas. No obstante, el homenaje que realizó la Escuela de Estudios de Género y que titulamos “Angela Davis: un legado y un horizonte’’ buscó referirse menos a la leyenda viva que es, sin duda, Davis y más a la maestra que ha impartido y continúa impartiendo enseñanzas que han perdurado a través del tiempo, y a la activista comprometida con la justicia social en su más amplio espectro. Quisimos celebrar igual mente la forma en que ella ha inscrito sus reflexiones, prácticas teóricas y políticas, y su propia historia de 19 • Pr es en ta ci ón • M A R A V IV E R O S V IC O Y A vida, en una temporalidad de amplia duración y en una dimensión comunitaria y de lucha colectiva. La festejamos como una mujer feminista, portadora y creadora de un legado teórico y político que encuentra sus fuentes en el pensamiento crítico negro, y como una luchadora inspiradora. La celebramos por su empeño en transformar la sociedad, no sólo para las mujeres o para las y los afrodescendientes de las Américas, sino para todos los grupos sociales oprimidos. Por esta labor, que no se puede desligar de su vida, Davis, una antigua enemiga del Estado nortea mericano, se ha convertido en una de las intelectuales públicas más importantes de los Estados Unidos. Su trabajo ha constituido y constituye un aporte funda mental a la teoría social crítica contemporánea. Su obra es un lugar de referencia obligado para todas aquellas personas que se dedican a la investigación social, y su relevancia trasciende incluso las paredes disciplinares del área social, para constituir un punto de reflexión necesario en el ámbito universitario. Diálogos con la academia y los movimientos sociales El martes 14 y el miércoles 15 de septiembre se llevaron a cabo seminarios que nos permitieron conocer de cerca el pensamiento de Davis y de Dent, y nos ofrecieron 20 la oportunidad de profundizar en sus perspectivas teóricas y políticas. El martes 14 se refirieron a la re lación entre el Blackfem inism y la interseccionalidad de género, raza y clase y el miércoles 15 a la discusión de las aproximaciones feministas a la comprensión de la violencia y de las luchas en contra de esta. En ambos seminarios las invitadas subrayaron que la justicia es indivisible y que por lo tanto no existen jerarquías en la justicia y en la igualdad. Asimismo, señalaron cómo las mujeres pobres y racializadas son producidas por las relaciones imbricadas de género, raza y clase. Para muchas y muchos de los asistentes era la primera vez que escuchaban a Dent y pudieron descubrir su claridad y brillantez intelectual, su ca pacidad pedagógica para dar a conocer los enfoques del Black fem inism y del pensamiento de Davis en relación con los temas escogidos. El jueves 16, Davis impartió en el auditorio León de Greiff, frente a más de mil personas, su conferencia magistral titulada “ Racismo de Estado y complejo industrial de las prisiones”. En esta conferencia Davis subrayó las relaciones existentes entre lo que ella llama el complejo carcelario-industrial y el complejo militar- industrial. Para ella, reconocer estas inter-relaciones es un primer paso necesario para elaborar estrategias que permitan desarrollar un proyecto de democracia 21 • Pr es en ta ci ón • M A R A V IV E R O S V IG O Y A abolicionista de las instituciones que favorecen las dominaciones de unos grupos sociales sobre otros, como las cárceles. Desde su perspectiva, un proyecto de democracia abolicionista podría prolongar las ac ciones de los grandes movimientos abolicionistas de la historia y perm itir una reflexión sistemática sobre la forma en que persiste la esclavitud en las instituciones contemporáneas, por ejemplo, mediante de la pena de muerte y la prisión (cf. D avis 2005, 39). C om o en todos los proyectos teóricos y políticos que D avis ha desarrollado a lo largo de su vida, la temática de la imbricación de los sistemas sociales estuvo presente en su reflexión sobre las cárceles. Davis insistió en que en las cárceles se utilizan los abusos sexuales para ejercer control social. Y señaló cóm o la m asculinidad agresiva de los detenidos, casi siempre pertenecientes a grupos raciales minorizados, compite con la coerción sexual ejercida por los guardianes y directores de las cárceles, de modo tal que el régimen carcelario se convierte en un conjunto de normas o reglas fundadas sobre una violencia sexual racial izada. En la noche, todas y todos asistimos a una escena que hacía mucho tiem po no se presenciaba en la Universidad N acional de Colom bia: un auditorio abarrotado en torno a una figura intelectual y política, con las dificultades c incom odidades propias para a ¿sistemes y organizadores. V ivim os juntos el susto v el rechazo frente a la irrupción en el escenario del crupo Encapucharte, que puso en evidencia las tenues equívocas fronteras que en Colom bia separan un acto violento de uno reivindicativo, un poema de una agresión, una voz disidente de una intolerante. Y todas v todos disfrutamos de las palabras de Davis, lúcidas y visionarias al mismo tiempo, sobre las interconexiones entre el complejo carcelario-industrial y el complejo militar-industrial. Escucham os su voz anim ada, al mismo tiempo, por la utopía de un m undo mejor, pero consciente e interesada en la identificación de nuevos terrenos posibles de justicia. A sí com o en la construcción de una propuesta de justicia restauradora, como la que funda su militancia por la abolición de las prisiones, instituciones que continúan produciendo y reproduciendo actualmente las desigualdades sociales, el racismo, el sexismo y la homofobia. El viernes 17 de septiembre, Dent continuó expo niendo algunos elementos en relación con las cár celes, respondiendo a la pregunta sobre las posibles alternativas ante la abolición de las prisiones. En su conferencia exploró la relación entre los sistemas morales que sustentan la adm inistración de justicia y el uso social de las prisiones. Igualmente, hizo re ferencia a los dilemas contem poráneos que enfrenta M A R A V IV E R O S V IG O Y A una apuesta teórica y política com o el B lack feminismo a las consideraciones que se pueden hacer sobre el encuentro de agendas políticas de diferentes m ovi m ientos sociales; a la experiencia com o m ediación teórica y política y al m odo en que personas que no pertenecen a grupos dom inados pueden unirse a causas m inoritarias. N os recordó la im portancia de inscribir nuestros trabajos en genealogías propias, labor que ha realizado el B lack fem in ism , al señalar otras form as de producir conocim iento. A sim ism o, nos invitó a pensar que las luchas antirracistasdeben oponerse a toda form a de racialización y que, si bien han tenido un énfasis particular en la oposición al racism o antinegro, se debe evitar la creación de je rarquías en torno a los distintos racism os, así com o generar com petencias entre las distintas opresiones. Por ú ltim o, enfatizó la necesidad de anclar estas luchas en tareas colectivas cuyo ejercicio produzca felicidad, oponiendo la alegría, com o elemento cohe- sionador de luchas, a la usual solidaridad alrededor de la victim ización. El sentido de esta publicación C asi nueve años después de este encuentro se dio la oportun idad de publicar el contenido de estas charlas y conferencias, y no quise dejarla pasar. M e era importante resistir al olvido, preservar y com partir .a m em oria de este encuentro. C o m o lo podrán jz g a r las y los lectores, las reflexiones planteadas rKDr D avis y D ent en estas páginas conservan toda su vigencia. E l B lack fem in ism , com o postura teórica y posición política, ha dem ostrado que no es exclusivo ni excluyente, y que por el contrario, fue una de las primeras corrientes fem inistas que invitó a entender v a percibir el racismo com o una cuestión fem inista. Ya lo señalaba en 1979 Barbara Sm ith: el feminismo designa la teoría y la práctica políticas que luchan por la liberación de to das las mujeres. De color, obreras, pobres, discapacitadas, lesbianas, viejas, todas, in cluidas las mujeres blancas, las económ i camente privilegiadas y las heterosexuales. Esta visión de una liberación total no so porta ninguna restricción, o entonces ya no se trata de feminismo sino de auto-glorifi cación femenina. (1979, 49) La actitud autocrítica del B lackfem inism ha evi denciado la necesidad de ir más allá de lo que W endv Brown denom inó el “mantra m ulticulturalista” (1995) — raza, clase, género y sexualidad— . H oy sabemos M A R A V IV E R O S V IG O Y A que el reto teórico y político del feminismo consiste en llegar a una mejor comprensión de lo que significan las diferencias entre mujeres que no derivan de la matriz de opresión que las separa y a un aprovecha miento creativo de estas diferencias para enriquecer sus luchas comunes. También comprendimos que la identidad política no debe ser una condición previa al desarrollo de las acciones y luchas políticas, pues esta se construye en el proceso mismo en que estas acciones y luchas tienen lugar. La identidad en sí misma nunca ha constituido un criterio adecuado en torno al cual puedan organizarse luchas sociales. Las colectividades como el movimiento social de mujeres afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras son un proyecto político que no puede apoyarse única mente sobre la identidad. Com o nos invitan a pensar Davis y Dcnt, más que intentar crear movimientos fundados en una supuesta unidad, que encubriría fisuras internas y heterogeneidad de intereses, valdría la pena intentar organizar luchas colectivas no en torno a un atributo identitario, sino esencialmente alrededor de objetivos políticos. Con Davis y Dent aprendimos que una de las posibilidades más fructíferas de potenciar el alcance de estos movimientos es aumentar su capacidad de implicarse en un proyecto de emancipación colectiva 2 6 sin perder su poder de denuncia de las opresiones entretejidas en torno a ia raza, el género y la clase. Creo que lo vivido durante este encuentro aca démico construyó en la práctica, y sin necesidad de hacerlo explícito, alianzas interesantes y deseables, como las que se dieron entre la Escuela de Estudios de Género y el movimiento social de mujeres negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras. Uno de los mayores logros políticos de este evento fue haber conseguido que cerca de cien mujeres de estos mo vimientos y organizaciones de diferentes lugares de Colombia (Atlántico, Bolívar, Cauca, Chocó, Caldas, Nariño y Valle del Cauca), pudieran participar en esta cátedra, beneficiándose académicamente de ella y visibilizando al mismo tiempo sus aportes al mo vimiento social de mujeres en Colom bia. M e parece importante reconocer y enfatizar la importancia que tuvo la presencia de Davis y Dent para que estos puentes fueran tendidos y transitados. Sus enseñanzas fueron muy útiles para renovar los sueños de cambio y para remozar los deseos compartidos de un mundo mejor, más justo y amable para todas y todos. Para la Escuela de Estudios de Género fueron im portantes tanto las aportaciones académicas de Davis y Dent como su curiosidad por nuestras realidades >ociales. Ellas nos hicieron partícipes desde el inicio 27 • P re se nt ac ió n * M A R A V IV E R O S V IG O Y A de estas jornadas de su compromiso de acompañar el proceso de las comunidades de La loma, Suárez, en el departamento del Cauca para apoyar sus acciones en defensa de su territorio ancestral. Este fue un ejemplo concreto de sus perspectivas interseccionales y de los vínculos que se pueden tejer entre las múltiples violencias, como el sexismo, el racismo y la desterri- torialización de las comunidades negras colombianas. A través de esta publicación, queremos compartir el testimonio de una experiencia que erosionó las fronteras entre lo académico y lo político, y renovó el sentido de nuestras perspectivas académicas, po líticas y éticas. En nueve años se han producido cambios en lo que respecta al movimiento de mujeres afrocolombianas, negras, raizales y palenqueras. El conflicto armado y la depredación capitalista induda blemente han afectado a todas las mujeres colombianas; sin embargo, las mujeres negras han pagado costos más altos en términos de desplazamiento, violencia sexual, asesinatos selectivos y persecución política, debido a su participación activa en la defensa de sus tierras ancestrales. Esto es cierto especialmente en la región del Pacífico colombiano, que dejó de ser una zona periférica exenta de violencia para convertirse en el escenario estratégico de un conflicto armado 28 cue aún no termina. Estas circunstancias enfatizan a importancia de considerar las especificidades de ¿as experiencias de las mujeres afrodescendientes que el feminismo negro ha subrayado desde sus inicios. Al mismo tiempo, es un hecho que las mujeres afrodescendientes participan cada vez más en las distintas movilizaciones sociales y políticas, formu lando demandas precisas que transforman su estatus de género dentro del movimiento afrocolombiano, en toda su diversidad. Hoy, las mujeres negras, afro- colombianas, raizales y palenqucras tenemos una presencia y una voz en la universidad que antes no teníamos y reivindicamos nuestro propio espacio en los discursos académicos para hablar de nosotras, desde los conocimientos acopiados en nuestras múltiples prácticas sociales y políticas. Perseverar en este proyecto editorial me ha per mitido prolongar el eco de una experiencia que fue importante para mí y que desearía que les fuera útil v placentera a mujeres y hombres jóvenes que se están descubriendo hoy como “negras” y “negros”. Estoy convencida de que el encuentro con el pensamiento de estas dos autoras, visionarias y poderosas, puede propiciar y catalizar estos procesos y búsquedas de referentes, tanto identitarios, en términos personales v colectivos, como políticos. M A R A V IV E R O S V IG O Y A Agradecimientos Sin duda, una de las grandes satisfacciones de haber podido realizar la cátedra inaugural de los estudios de posgrados en Estudios de Género de la Univer sidad Nacional de Colom bia y esta publicación es haberla hecho con un grupo de personas a las que me vinculan múltiples afectos y convicciones. La cátedra “Black feminisrrv. teoría crítica, violencias y racismo” no habría podido ser efectuada sin el trabajo constante y el entusiasmo de un equipoconvencido, como yo, de la importancia y del significado de estos eventos. Voy a acudir a una metáfora musical, la de la orquesta de jazz, para hablar del trabajo colectivo que se hizo en aquella ocasión, porque me siento identificada con ese modelo de organización del trabajo y con ciertas formaciones orquestales como las que se utilizan en muchos estilos musicales de la cultura afroam ericana. La cátedra exigió, como en los conciertos de jazz, acopio de imaginación y capacidad de improvisación para utilizar saberes y destrezas de modos inusuales. A sí puede ser descrito el trabajo del equipo organizador de este evento, que como una buena orquesta de jazz tuvo excelentes solistas, capaces de invención. Por eso quiero nombrar y reconocer sus contribuciones: a O chy Curiel y a Franklin G il quiero agradecerles 30 _na vez más su trabajo, porque sin ella y sin él, el evento no habría tenido el swing que lo caracterizó. Extiendo mi reconocimiento al equipo de la Escuela ¿e Estudios de Género de ese momento, por sus distintos aportes para que esta orquesta de jazz pudiera tocar en buenas condiciones.* Para la compilación de este trabajo me beneficié del trabajo de traducción sim ultánea de las dos conferencias magistrales hecho por Laia Ribera; de la traducción y transcripción del texto “ El color de la violencia contra las mujeres” por parte de Lorena Aristizábal Farah; del trabajo de finalización de traducciones incompletas, revisión y preparación del primer borrador de este texto, efectuado por Mariana Calderón Jaram illo; de la generosidad y solidaridad “ancestral” de Francia Márquez M ina al brindarnos ia entrevista incluida en este volumen y compartirnos el discurso que im partió cuando recibió el Premio Goldm an Environm ental; de la transcripción de la entrevista a Francia M árquez realizada por Jenny Roncancio; del epílogo escrito por O chy Curiel y Franklin G il; del empeño y entusiasmo del equipo editorial de la Facultad de Ciencias H um anas de la Universidad Nacional de Colom bia para que este libro pueda ser publicado. ¡Que todas y todos se dientan reconocidos y agradecidos! 31 • Pr es en ta ci ón ■ M A R A V IV E R O S V IG O Y A Referencias Brown, W. 1995. States o f injury: Power and freedom in late modernity. Princenton: Princeton University Press. Carby, H. V. 1997. White Women Listen! Black Feminism and the Boundaries of Sisterhood. In Black British Feminism , ed. H. S. Mirza, 45-53. London: Routlcdge. Combahee River Collective. [1977] 1988. Una declaración feminista negra. En Este puente, mi espalda: voces de mujeres tercermundistas en los Estados Unidos, ed. C. Morraga. San Francisco: i s m Press. Davis, A. [1981] 2004. Mujeres, raza y clase. Madrid: Akal. ------ . 2005. Abolition Democracy. BeyondEmpire, Prisons and Torture. New York, Toronto, Londres, Melbourne: Seven Storics Press. hooks, b. [1981] 2015. A irit I a Woman? Black women and feminism. New York, Londres: Routledge. Hull, G ., Scott, P. y Smith B. 1982. A ll the Women Are White, A ll the Blacks Are Men, But Some o f Us Are Brave: Black Womens Studies. New York: ’lhe Feminist Press. n Rich, A. 1979. On Lies, Secrets and Silence. Selected Prose 1966-1978. Londres: W. 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Y dado que la justicia indivisible no ruede reservarse para algunos y negársele a otros, no existen — señaló a lo largo de su vida— jerarquías en justicia y en la igualdad. Cualquiera que adopte una June Jordán (1936-2002) fue una poeta, ensayista, maestra y activista caribeño-estadounidense interesada por las cues tiones de género, raza, inmigración y representación negras. 37 lucha por la justicia de una comunidad debe asumirla de la misma manera por todas las comunidades. La justicia para las personas subordinadas por el racismo no puede aislarse de la justicia para las personas que son objeto de discriminación en virtud de su nacionalidad, su género o su sexualidad. Así, la justicia para las personas desplazadas está relacionada con la justicia para las personas indígenas, y esta se relaciona con la justicia para la comunidad l g t b i q , que está relacionada con la justicia para el pueblo palestino, etcétera, etcétera, etcétera. Déjenme entonces repetir una vez más que no existen jerarquías en la justicia. Nuestro marco teórico y práctico de interpretación sobre la libertad debe ser lo suficientemente amplio para incluir a todas y cada una de las comunidades de seres vivos. Y quiero decir, tanto los humanos como los no humanos. Al respecto del Blackfem inism quiero comenzar por señalar que las teorías académicas asociadas a este, y a aquello a lo que nos referimos en la academia norteamericana como el feminismo de las mujeres de color, han estado siempre profundamente asociadas a las estrategias de activismo del feminismo. Creo que puedo destacar este argumento de manera más convincente contándoles la siguiente historia, y voy a comenzar por m í misma: estuve presa por cargos i ; secuestro y conspiración. Enfrenté la pena de - _erte por estos cargos y la gente de todo el mundo, ■ fluyendo la de C olom bia, estuvo involucrada t~ la campaña por mi liberación. Mientras estaba i parcelada, alguien me llevó un periódico creado recientemente por un grupo de mujeres radicales de : : lor. Era 1970, el año de la guerra de Vietnam — es _nportante señalar la fecha— . El grupo que produjo periódico se llamaba Third World Women Alliance -..ianza de Mujeres del Tercer Mundo). El nombre cel periódico era Triple Jeopardy (Peligro Triple) y en ̂parte de arriba estaba escrito: “ Racismo, sexismo e rr .p eria lism o Por supuesto, el triple peligro al que nacía referencia el eslogan era la subyugación del ra- : -mo, la discriminación del sexismo, la explotación csl capitalismo y la dominación del imperialismo. Ya la década de los setenta el objetivo de este grupo z : i considerar la interconexión e imbricación de todas r :as formas de dominación. Lo que resulta impor- -mte porque ocurrió mucho antes del surgimiento cel concepto “ interseccionalidad’• en la academia. El concepto como ral fue acuñado por la abogada africano- americana Kimberlé Crenshaw, sin embargo, dentro del pensamiento feminista es ampliamente reconocido que la noción existía incluso antes de que recibiera este nom bre. Para una discusión al respecto ver: Viveros, Mara. “ La R LA C K F E M IN IS M F . IN T E R SE C C IO N A L ID A D D E G E N E R O . ” A ZA Y C LA SE A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T i Ahora, como mencioné, el año en el que se tundo el periódico Triple Jeoparcly i ue 1970. Quiero presentar algunos elementos sobre el contexto de este periódico y la organización con la que era asociado. Para esto tenemos que devolver el reloj aún más. Tenemos que volver a la década del sesenta, especialmente a 1964. En este año se declaró el Verano de la Libertad. Fue el verano en el que un gran númerode estudiantes y trabajadores de los Estados Unidos decidieron pasar sus vacaciones organizándose en contra del racismo. Se organizaban, específicamente, en torno al derecho al voto en A labam a — estado en el que nací— , Georgia, Mississippi y Luisiana. Las mujeres eran las principales organizadoras, tanto en el movimiento estudiantil que se llamaba el “Com ité no violento de coordinación”, como en la Organización M artin Luther King, que era un escenario de confluencia de varias organizaciones. Ahora, todo el mundo conoce el nombre de M artin Luther K ing, ¿verdad? Pero, ¿quién sabe algo de Ella Babar, o de Ruby Doris Smith Robinson, o d e jo Ann Robinson, quien fue la mujer que realmente organizó el primer gran evento en el movimiento de los derechos civiles, el boicot 40 interscccionalidad: una aproximación situada a la domina ción” . Debate Feminista 52 (2016): 1-17. Montgomery? Lo que quiero destacar es que las mujeres estuvieron profundamente involucradas en la emergencia de este movimiento, ellas fueron las rrincipales organizadoras. Durante el Verano de la Libertad de 1964, las mujeres negras empezaron a cuestionar por qué eran s hombres los únicos representantes públicos del movimiento. Empezaron también a cuestionar la .-structura patriarcal de estas organizaciones y por qué :> mujeres hacían tanto del trabajo pero recibían tan ^oco del reconocimiento público. A partir de estos ¿¿bates dentro de la organización estudiantil surgió _na formación que fue llamada el Black W omen’s Committee, y esa formación se estableció, eventual mente, como una organización autónoma que se llamó The Black W omen’s Alliance desde 1965 hasta 1970. La guerra de Vietnam y, al mismo tiempo, la in- uustria farmacéutica dentro de la industria capitalista ¿e los Estados Unidos se estaban extendiendo. En uerto Rico se puso en práctica una campaña para rmerilizar forzosamente a un gran número de mujeres muertorriqueñas en edad fértil; y a la vez, la industria 'irm acéutica estaba llevando a cabo experimentos obre las pastillas anticonceptivas. Entonces, se hizo claro para las activistas de la r.ack Women’s Alliance que era menester expandir su 4 B LA C K F E M IN IS M F . IN T E R SE C C IO N A L ID A D D E G E N E R O , R A Z A Y C LA SE marco y cambiaron su nombre a Third World Women Alliance. Una de las primeras grandes campañas que llevaron a cabo fue en contra de la esterilización forzosa, particularmente de las mujeres de Puerto R ico, pero también de las mujeres indígenas de los Estados Unidos y de las mujeres negras del sur. Esta fue una de las primeras instancias en las que el feminismo negro, o el feminismo del tercer mundo, como se llamaba en ese entonces, se enfrentó con el feminismo blanco dominante3. Este es el periodo en el que se estaba desarro llando el movimiento por los derechos reproductivos, que lideraba una amplia campaña concentrada en el derecho al aborto. Ahora, aquellas que participaban en la campaña contra la esterilización forzada, argu mentaban que el derecho de las mujeres de controlar sus capacidades reproductivas tenía que ser concebido desde un marco bastante más amplio: no se trataba solo del derecho de abortar, de terminar un embarazo no deseado, sino también del derecho de tener hijos 3 Así como no hay una sola forma de feminismo negro, tam poco existe una única corriente de feminismo blanco. Sin embargo, a grandes rasgos, este último se ha caracterizado por su carácter liberal y su poca sensibilidad a otras formas de dominación como la clase, la raza y la ubicación geopolí tica que afectan la vida de las mujeres. cuando así lo escogieran las mujeres. Y como lo señalé, .2 campaña de esterilización en Puerto Rico coincidía ion el desarrollo de las compañías farmacéuticas que es tañan experimentando con las pastillas anticonceptivas; muchas de las pastillas que toman ahora numerosas mujeres en el mundo son producto de la experimen tación sobre los cuerpos de mujeres puertorriqueñas. Así, la pregunta que estaban enfrentando en este momento las activistas feministas negras y del tercer mundo era cómo poner juntos todos estos asuntos. E.ias no asumían, como sí lo hacían otras activistas, que la única manera de llevar a cabo campañas exi- : esas era mediante la separación de problemáticas y ie pensar en un solo problema a la vez. Esa era la manera de pensar de, por ejemplo, las organizaciones iei movimiento de liberación de las mujeres, quienes declaraban: “nuestro énfasis debe ser en las mujeres”. ?ero, ¿de qué mujeres estaban hablando? “Tienes que escoger — yo misma recuerdo que muchas veces me dijeron esta frase— , tú debes escoger si eres una mujer si eres negra, si quieres luchar en contra del sexismo, ' si quieres luchar en contra del racismo”. Entonces, lo eue era tan interesante de este nuevo enfoque es que estas activistas estaban diciendo “ Nosotras no vamos s. escoger. De hecho, lo que queremos es encontrar la manera de pensar todos estos problemas en conjunto 43 B LA C K F E M IN IS M F . IN T E R SE C C IO N A L I D A D D E G E N E R O , R A Z A Y C LA SE A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T y de luchar en contra de todos estos asuntos a la vez”. La gran pegunta era entonces la de las interconexiones — no olviden que estamos hablando del contexto de la guerra de Victnam — . ¿Cómo las estrategias del racismo, el género, el capitalismo, el neocolonialismo y el imperialismo se constituyen las unas a las otras? ¿Qué tipo de marco analítico permitiría comple- jizar el análisis sobre estas problemáticas?, ¿qué otras múltiples interpretaciones surgirían al no considerar los problemas de manera aislada? y ¿qué tipo de es trategias organizativas permitirían enfrentar el reto de considerar estas formas de opresión en su carácter intersectado, interconectado y profundamente entre lazado? Permítanme concluir esta parte diciendo que el punto central de esta breve exploración sobre la historia del feminismo negro es que hay una historia muy rica del activismo de las mujeres negras detrás de la categoría académica de interseccionalidad, la cual muchas de nosotras usamos hoy como una abreviación de los diversos rasgos que ha traído consigo el feminismo negro. Y quiero decir, como una persona que hasta ahora empieza a aproximarse a la situación en Colom bia, que miremos las luchas de las personas afrodescendientes desplazadas y de las personas indígenas, y que nos preguntemos a nosotros mismos cómo estas luchas se articulan en 44 rno a una situación económica, política, social cultural muy compleja; y no hacer lo que suelen nacer los académicos, y asumir que la única manera r~ que podemos entender una situación es aislando _n concepto de otro. Solemos olvidar que nuestro la realidad >:cial y asumimos que el concepto es la realidad social. Esto es lo que pasa, precisamente, cuando se dice : je tienes que escoger entre ser una mujer y ser negra. En aquellos días mi respuesta era: “ ¿Cómo podría escoger entre estas?, soy ambas cosas y no hay ninguna ruación en la que pueda ser solo una de ellas". Así : ue permítanme concluir, volviendo al trabajo de June E^rdan, la justicia es, en efecto, indivisible. . ncepto es un intento por comprender 61 NA DENT El objetivo de esta disertación es introducir al tema de la ¡nterseccionalidad, así que vamos a hablar _n poco de nuestra experiencia. M i experiencia es vastante diferente de la de Angela Davis porque soy de otra generación. N o he estado nunca en la cárcel, ruera de mi familia en donde, por supuesto, aprendí -obre feminismo, aunque no con ese nombre, fue en la universidad que aprendí de feminismo. Y lo aprendí por 45 B LA C K F t' M IN IS M E I N T E R SE C C IO N A L ID AD D E G É N E R O . R A Z A Y C LA SE A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T necesidad, porque tú vives el Blackfem inism mientras luchas por sobrevivir cuando estás en estos lugares en los que no has estado anteriormente y en los que gente como tú no ha estado anteriormente. Asimismo, estaba buscando lenguajes que me permitieran explicar la experiencia que estaba teniendo. Esta es una historia que muchas de ustedes reconocerán como la historia del feminismo negro, que está casi siempre definido por ser justamente un movimiento basado en la experien cia, ese es el centro de su teoría. Pero quiero empezar por aquí porque en esta generación, la experiencia es también una noción controversial. Cada vez más nuestra teoría feminista se concentra en cuestionar la idea de la experiencia como una parte fundamental de la comprensión. De modo que podríamos extendernos hacia la experiencia de otros y otras aun cuando no la hayamos vivido nosotros mismos y nosotras mismas. Parece bastante sencillo, pero no lo es en lo absoluto. Creo que es compresible afirmar que las personas negras, a lo largo de la historia, se han tenido que expandir a la experiencia de otros. A la fuerza se les obligó a comprender, por ejemplo, lo que solían querer, sentir, pensar, escribir y decir las personas blancas. Pero el caso inverso no era siempre cierto. La vida interior de una persona negra no era siempre conocida por otros que no fueran negros. También 46 m em os que considerar la posibilidad radical de que, . - ¿¡erra medida, solemos estar alienados de nuestra r m ía experiencia. Esto es, que no podemos formular - -cstras teorías solo a partir de las maneras en que . mprendemos nuestras propias vidas. Debe haber que llamamos una aproximación dialéctica, una -.reracción entre mi experiencia y la del mundo. Y :_-:e movimiento dialéctico siempre es cambiante, '.'o soy la misma que era ayer, o, podría ser aún más -¿dical y decir que no soy la misma que era hace un momento. Estas son las maneras como el terreno ie mi feminismo se ha, no tanto expandido, sino ; mplejizado en los lenguajes que usamos para des- ; nbirlo. M ara Viveros afirma que en Colom bia no nay un contexto equivalente al del Blackfem inism . ?ero encontrarnos que un coloquio sobre el tema muestra que hay una experiencia que resuena en las experiencias que tienen lugar en los Estados Unidos en otras partes del mundo. Puede que no haya una -radición tan extensa de escritura y de documentación de esas experiencias, sin em bargo, sabemos que existen. Así que construimos a partir de allí, pero no podemos perder la perspectiva respecto a nuestras nropias historias. Una de las afirmaciones clásicas del feminismo es la noción de que lo personal es político, pero esa 47 H IA C K F FM IN IS M E I N T E R SE C C IO N A I. ID A D D E G E N E R O , R A Z A Y C LA SE A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T afirmación puede ser tomada muy frecuentemente como una excusa para la autoindulgencia y para esa mirada autorreférente del feminismo que se concentra en contar siempre las historias propias. Y esto es muy complicado cuando lidiamos con un marco interpre tativo interseccional; cuando tratamos de percibir el horizonte no solo de aquellas opresiones de las que solemos hablar, sino también de aquellas que hasta ahora estamos comenzando a ser capaces de articular. Entonces, la idea de que “ lo personal es político” puede llegar a ser muy importante en el proceso de permitir que ciertas personas puedan hablar y manifestarse en público, pero también puede enmascarar otras experiencias o prácticas de dominación. Y tenemos que estar atentos ante ambas posibilidades. Quiero retar esta idea de que lo personal es po lítico y reflexionar de qué otras maneras podemos ser políticos. Podemos movernos desde nuestras propias experiencias, pero también tenemos que considerar aquellas experiencias que no hemos tenido; espe cialmente tenemos que intentar reconocer lo que en el lenguaje académico llamamos “ lo subalterno”, la perspectiva subalterna. A veces se hace un uso de esta categoría desde los aportes de Antonio Gram sci, y la feminista de la que hemos recuperado esta categoría desde Gayatri Spivak, una de mis maestras favoritas. 48 - ia usó el término “subalterno" para marcar aquello cue no podemos ver. Escribió un muy famoso ensayo, ~icc más de veinte años, llamado “¿Puede hablar el _ieto subalterno?”. Com o sabrán, mucha gente está confundida con este artículo, algunos creen que lo :_e ella quiso decir es que el subalterno no puede -ablar. Pero lo que estaba intentando expresar es cue el dominante no permite que el subalterno sea r>cuchado, y es nuestro trabajo, especialmente en la .miversidad, como dominantes, hacer que sea posible rmpezar una conversación con el subalterno. Esta : ndición de subalternidad no es permanente, solo Temporal; siguiendo a Gram sci, también se trata de entender la subalternidad como una nueva hegemonía en formación, como un nuevo grupo dominante que nodría emerger de la lucha de oposición. La organización Third World Women Alliance, entes llam ada Black W om en’s A lliance, era una rganización conformada por mujeres negras que se iidarizaban con otras luchas alrededor del mundo. Y este es el feminismo del que me siento más cercana, ^quel que piensa en múltiples luchas y está atento a as causas que no necesariamente conocemos pero : -íc tenemos que tratar de comprender y escuchar. La noción de tercer mundo, como nombre de ciertas -chas en los Estados Unidos, ha desaparecido, 49 B LA C K F E M IN IS M E 1 N T E R SE C C IO N A L JD A D D E G É N E R O , R A Z A Y C LA SE A N G E LA D A V 1S Y G IN A D E N T principalmente porque también parece derivada de la práctica colonial, era una manera equivocada de llamar algo relacionado con las mujeres de Estados Unidos, aun cuando quería preocuparse por las mujeres de otras partes del mundo, especialmente las del Sur. Así que ahora no usamos mucho este término, a no ser que dé cuenta de una solidaridad real con otras luchas de las mujeres en el sur global, relacionadas con lo que ahora llamamos el feminismo transnacional. El feminismo transnacional se conoce por muchas prácticas diferentes y diálogos académicos; algunas veces es un concepto que está mal visto, dado que por lo general son las élites del feminismo conversando entre sí: podrían ser las Naciones Unidas o podrían ser profesoras viajando a otros países para conocerse entre ellas, lo que por supuesto es maravilloso. Sin embargo, esto no es exactamente lo mismo que la articulación entre activistas que, muy frecuentemente, no gozan de esas m ism as libertades para viajar; cuando la lucha por representar sus preocupaciones es mucho más difícil. Así que quise empezar por estas primeras notas porque por supuesto quiero celebrar mi feminismo, me siento orgullosa de venir de esta tradición que incluye mujeres extraordinarias, quienes transformaron cier tamente a los Estados Unidos, y de muchas maneras 50 - :ras parres del mundo. Pero a la vez quiero ser una .rrendiz, quiero ser una espectadora y poder tener r-as conversaciones que son las más difíciles de tener. conversación que es más difícil de sostener, a la : _e no me referiré ahora pero sí más adelante, es la . : nversación sobre las religiones y las diferencias entre : .as. Especialmente, las diferencias entre la tradición —usulmana y el cristianismo, que están en el centro de > problemas de los Estados Unidos y, por supuesto, .id a vez más, del resto del mundo. Esas diferencias - se refieren sólo a las prácticas religiosas distintas, no también a las diferencias en la definición de :ué es lo no secular.Existen diferentes culturas del rcularismo atadas a diferentes comunidades, y estas n, primordial mente, las comunidades que están en conflicto. Esto no sólo determina las prácticas propiamente religiosas sino también aquellas que r.enen que ver con el ejercicio de la política. Creo :ue este feminismo del que hablo trata entonces de propiciar esos diálogos con las experiencias y luchas zc otros y otras. M e gustaría mencionar otras mujeres negras que pan contribuido a la formación y difusión de estas .deas, mis ancestras, no de sangre, sino del feminismo negro. La mayoría de ellas son escritoras, aunque no 51 H LA C K F F. M 1N IS M E t N T E R SE C C IO N A U D A D D E G E N E R O , R A Z A V C LA SE las voy a mencionar a todas porque no todas han sido igual de importantes para mí. Barbara Christian, por ejemplo, quien íue mi maestra, profesora de estudios africano-americanos en la Universidad de California, en Berkeley. Con su trabajo pionero sobre la literatura feminista negra estableció las bases para el desarrollo del estudio académico del feminismo negro. Christian se com prometió por muchos años con la enseñanza de los trabajos literarios de muchas mujeres de color y del Caribe, en un momento en que el trabajo de estas escritoras era muy poco conocido, y solo podía encon trarse si se sacaba una fotocopia de sus libros, porque habían dejado de imprimirse. También menciono a otras feministas negras como Audre Lorde, Kimberlc Crcnshaw, Patricia Williams, Dorothy Roberts, Isabelle G unning y Cheryl Harris. M e detengo en Harris, aunque podría mencionar otros nombres, porque ella publicó exclusivamente en medios académicos relacio nados con el derecho y es poco conocida por fuera de ellos. Harris escribió un artículo bastante influyente, publicado por primera vez hace casi veinte años, que se titula “W hiteness as property" (La blanquidad como propiedad), sobre el cual me gustaría hablarles. Se trata de un artículo largo que inicia con un relato en primera persona de la historia de su abuela, _r.a mujer que lograba “pasar” por blanca, dado que su : :ior de piel era bastante claro: su abuela era alguien :_e podía “pasar” por blanca, aun en los Estados . n idos, donde rige la regla de la gota de sangre (para rroteger la pureza racial) y puede percibirse cualquier c ra de sangre negra. Entonces, su abuela se hacía 7¿>ar por blanca, pero no por razones fam iliares o cíales sino porque era la única manera de obtener _n trabajo decente para sostener a su fam ilia. Así ;ce durante el día ella trabajaba en una tienda en a que era considerada blanca y al anochecer volvía - íu casa con su fam ilia, a vivir en un barrio negro. >e que esto puede ser considerado por algunas de ustedes como una historia de negación, pero puedo ¿.segurarles la dura realidad de muchas personas que ivieron esas experiencias. Para Harris era muy importante, como miembro ce un grupo que se conformó durante ese tiempo, más conocido como el grupo de la “ teoría crítica racial”, '.ablar no solo de nuevos temas, sino explicarlos a :ravés de una perspectiva y metodología nuevas. Ella empieza este artículo sobre el carácter blanco de la rropiedad en los Estados Unidos con un relato en primera persona sobre su propia abuela, y a través de este integra todos los argumentos y proporciona evidencia de la vida real para apoyar sus argumentos 5 } B LA C K F E M 1N IS M E I N T E R SE C C IO N A L ID A D D E G E N E R O , R A Z A Y C LA SE A N G E LA D A V 1S Y G IN A D E N T al respecto. Sin embargo, como esto podría ser insu ficiente para explicar el tema, se extiende para hablar sobre la historia de las leyes de propiedad en los Estados Unidos, desde el periodo colonial hasta el presente, que era en ese entonces el principio de la década de los noventa, y explica por que es necesario que en su país haya acciones afirmativas. Harris escribió este artículo en un momento en el que muchas personas en los Estados Unidos experimentaban el racismo, pero en cual también se consideraba que se debían desmantelar las acciones afirmativas, porque ya no eran necesarias, dado que ya teníamos todo tipo de privilegios, sobre todo interpersonales: podíam os usar el mismo baño, ir al mismo banco, transitar la misma calle que las personas blancas. Ahora, cuando se habla del presidente Barack O bam a com o el m andatario del fin del racismo, deberíamos volver a analizar cuál es el espíritu del racismo. ¿Creen ustedes que el hecho de que tengamos un presidente negro significa que el racismo ha dejado de existir? Volviendo a Harris, ella argumenta que estos cambios y ansiedades que despiertan las acciones afirmativas en la sociedad actual no tienen que ver con los aspectos más importantes del racismo, los que se relacionan con la historia de los derechos de propiedad de los blancos en Estados Unidos. Sus 54 lerechos a comprar y vender personas negras provi nieron del hecho de ser blancos, y ellos asumieron : ce, como tales, tenían derecho a hacerlo. Esc derecho gnificó que ellos (los blancos) tuvieran acceso a más nquezas, a industrias, y pudieran ser capaces de tener eso que han mantenido por muchas generaciones, una mayor riqueza con respecto a los demás; pero significó también la imposibilidad de las personas negras para diar con la pobreza de la misma manera en que las nersonas blancas lo hacían. Porque cuando ganas un alario pero tienes que mantener a muchas personas, a muchas generaciones, no puedes tener tanta riqueza :om o tus vecinos o incluso como la persona sentada al lado tuyo en un salón de clases, si es alguien que recibe un ingreso y no sostiene a sus padres. Era necesario que alguien explicara, como lo hizo Harris, por qué las teorías sociológica y económica -rabian estado tan equivocadas, por qué la teoría cultural estaba equivocada y no estaba respondiendo rvor la carga que dejó la historia de la propiedad. Esa uperioridad económica, social y política de los blancos tiene una historia. Así que quisiera terminar introdu ciendo este concepto de la blanquidad (whiteness) no como algo que tiene una persona. De forma individual, sino como una forma de propiedad que se acumula y puede ser utilizada como ventaja. Quiero terminar 55 B LA C K F E M IN IS M E I N T E R SE C C IO N A L ID A D D E G E N E R O , R A Z A Y C LA SE A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T señalando que la referencia de Harris a la blanquidad no es una referencia a lo que es personal o individual, al estilo de decir “yo soy blanca”, en caso de que lo fuera (blanca), sino por el contrario es una forma de mencionar algo que es una forma de propiedad, la blanquidad, y que como tal puede ser intercambiada por otras formas de propiedad. Esto, me parece, es un aspecto muy poco tenido en cuenta, aunque es muy importante para la teoría del feminismo negro que cono7.co. Y me parece increíblemente importante tenerlo en consideración, dado que aquí en Colombia la dcsterritorialización, la pérdida de la propiedad, son temas que requieren ser pensados, y corresponden a algunas de las preguntas que se encuentran en el núcleo mismo, en el corazón, del feminismo negro. 5 6 El color de la violencia contra las mujeres . * . ANGELA DAVIS Esta sesión se dedicará a la discusión de la violencia, a las aproximaciones feministas al entendi miento de la violencia y de las luchas en contra de a violencia. Pensé comenzar explicando el nombre 2el seminario, “The C olor of Violence” (El color de .1 violencia). El color de la violencia es un concepto que se desarrolló en conexión con una conferencia realizada en el año 2000, inspirada por la necesidad de referirnos a un rango amplio de asuntos urgentesrelacionados con la violencia en la vida de las mujeres de color. Al final, com o resultado de la conferencia, se creó una organización, cuyo nombre es Incite! Women o f C olor Against Violence (¡Incite! Mujeres de color en contra de la violencia)'. 1 Esta organización estadounidense de feministas radicales de color promueve un movimiento para poner fin a la violen cia contra las mujeres y sus comunidades. Incite! fue fun- 59 A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T Empezaré por explicar por qué tantas activistas y académicas sintieron en ese momento la necesidad de desarrollar una conversación sobre la violencia en ex tenso. El movimiento de mujeres que emergió durante finales de los sesenta, específicamente en 1967, 1968 y 1969, que en esos días era llamado el movimiento de liberación de las mujeres (W omen’s Liberation Movement) fue, en gran medida, una respuesta a dos temas de gran envergadura que involucraban la violencia infligida a los cuerpos de las mujeres. El primero era la violencia doméstica y el segundo era la violación, y otras formas de abuso sexual. Am bas, la violencia doméstica y la sexual, eran consideradas en esa época asuntos a ser resueltos en el ámbito privado, eran asuntos personales. C laram ente, el eslogan del movimiento feminista, “ lo personal es político”, emergió en gran medida de un esfuerzo por politizar estas dos formas de violencia contra los cuerpos de las mujeres. dada en el año 2000 y está organizada por un colectivo na cional con afiliadas en San Francisco, Washington, Denver, Albuquerque, Austin, Nueva Orleans, Boston, Filadelfia, Nueva York, Ann Arbor, Binghamton, Chicago, además de una sede en Toronto y Ontario, Canadá. Para conocer más sobre la organización, se recomienda visitar su página web (http://www.incite-national.org). 60 http://www.incite-national.org D e manera que las primeras demandas de este movimiento giraron alrededor de lo que se consi deraba una necesidad: criminalizar la violencia contra .as mujeres. Eso es, que estas formas de violencia debían ser reconocidas como crímenes que debían er combatidos por el sistema judicial y las cortes. Y este es quizás uno de los ejemplos más dramáticos de ¡o que se quería decir con el eslogan “ lo personal es eolítico”. Por ejemplo, frecuentemente, en los casos en aue las mujeres eran golpeadas por sus compañeros, •us esposos o sus novios, se llamaba a la policía, y .1 respuesta redundaba en que este era un problema doméstico, privado, un asunto entre el hombre y la mujer. Y así, es entendible que algunas de las pri meras demandas del m ovimiento fueran exigir la ntervención del Estado en los que anteriormente se donsideraban como problemas personales y privados. Ahora bien, una reacción sim ilar se tenía frente d la violencia sexual, y con respecto a la violación. A menudo, en los casos manejados por el sistema udicial que involucraban violaciones, las cortes donsideraban que la mujer era la parte responsable. Los jueces respondían con aseveraciones como: “su raída era demasiado corta” o “se le acercó demasiado al hombre”. Todos estamos familiarizados con esta díase de respuestas, ¿verdad? Así que, con el propósito 61 E L C O L O R D E LA V IO L E N C IA C O N T R A L A S M U JE R E S A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T de lidiar con los límites de este tema, las demandas del movimiento feminista exigían la criminalización de la violencia sexual. Ahora, ¿por qué fueron tan pocas las mujeres negras involucradas en estas campañas en sus co mienzos? ¿Por qué las mujeres negras se negaban a aceptar un movimiento que exigía más intervención policial? Las feministas negras en ese tiempo, hacia finales de los sesenta y principios de los setenta, a menudo argumentaban que necesitábamos un aná lisis mucho más profundo de la violencia. De hecho, con respecto a la violencia sexual y a la violación, señalábamos que la tradición que había surgido de la esclavitud le daba el derecho al amo de la esclava a infligir violencia sexual en su cuerpo. En realidad, no era tanto una dinámica “privada” o “personal”, sino que, de hecho, era una dinám ica institucionalizada en la esclavitud. En ese periodo también señalábamos que el cargo de violación usado en contra de los hombres negros era a menudo una forma grave de racismo. El vasto número de hombres negros que fue liberado en el periodo posterior a la esclavitud fue a menudo víctim a de la afirmación de haber violado a una mujer blanca. D e este modo, el uso racista del cargo de violación complicaba aún más nuestro en tendimiento de la violencia sexual hacia las mujeres. 6z En la conferencia “ The color ot violence’' (2000) .-¿am enté algunas de estas cuestiones, de las que arom o el siguiente planteamiento1: Necesitamos un análisis que no profundice el proceso conservador de secuestrar millo nes de hombres de color de acuerdo con los mandatos contemporáneos del capital globa- lizado y su complejo industrial penitenciario, ni tampoco el proyecto igualmente conser vador, de abandonar a las mujeres negras en un contínuum de violencia que se extiende desde las maquilas, las industrias y las prisio nes, a los refugios, hasta llegar a los dormi torios en casa. ¿Cómo desarrollamos análisis y estrategias organizativas en oposición a la violencia contra las mujeres que reconozcan la raza del género y el género de la raza? El punto que señalaba en esa conferencia era que am am os que comenzar a pensar en aproximaciones a ̂ violencia que no se basaran en la criminalización, _^e no invitaran a la policía y al sistema judicial a La conferencia original puede ser consultada en: http:// w-ww.hartford-hwp.com/archives/45a/582.html \ 63 EL C O L O R D E L A V IO L E N C IA C O N T R A L A S M U JE R E S A N G E L A D A V IS V G 1N A D E N T jugar roles incluso más importantes que los que tienen actualmente en nuestras vidas. Pero al mismo tiempo necesitábamos comprender que este contínuum de violencia contra las mujeres involucra la violencia en un nivel privado, íntimo, como el abuso que sucede en el dormitorio o en la casa; pero también involucra la violencia policial, la militar, la del encarcelamiento y la del complejo industrial penitenciario. En esta confluencia emerge el Black fem inism , como la posibilidad de pensar de formas más complejas y de unir ideas que parecen estar distanciadas por océanos. Porque a menudo se considera que son hombres individuales quienes cometen actos de violencia contra las mujeres, y que incurren en esa violencia por razones culturales o psicológicas; pero en pocas ocasiones pensamos en ellos como actores que llevan a cabo parte de un proyecto del Estado; y pocas veces pensamos en el Estado como un agente de violencia contra las mujeres. Ahora, quisiera exponer el asunto de una manera ligeramente diferente. Si como académicos, activistas y trabajadores estamos comprometidos con acabar con la violencia contra las mujeres, debemos formularnos la siguiente pregunta: ¿referirse a la violencia desde el castigo, es decir, después de que ha ocurrido, la elimina? A l respecto, es muy interesante un artículo 6 4 P ic a d o hace un tiempo por el N ew York Times, contenía estadísticas que demostraban que, de . no, la legislación en contra de la violencia contra . mujeres no había logrado una reducción de esta. _ que pasó, como resultado de estas leyes, fue que - ;nos mujeres mataron a sus parejas abusadoras. Pero nubo ningún cambio en el número de hombres . uc mataron a mujeres. Hace unos años publiqué un artículo que se -maba "Public Imprisonment and Private Violence: - zdections on the Hidden Punishment o f Women" : ncarcelamiento público y violencia privada: re- "zxiones alrededor delcastigo oculto de las mujeres), _ i pregunta central era ¿por qué hay una proporción z.itivam ente menor de mujeres en las prisiones . rededor del mundo? Creo que aquí en Colom bia ^roxim adam ente un 6 % o 7 %, de los más o menos ■ .000 prisioneros, son mujeres, y sucede algo similar : - los Estados Unidos, solo que allí hay aproximada- -r.nte 2,3 millones de personas tras las rejas. Algunos dirían "bueno, las mujeres sencillamente • j son tan criminales, no delinquen tan frecuente- ~ente como los hombres”. Pero, en la investigación _e hice para ese artículo vi que era necesaria una ; mprensión más compleja de las diferencias exis- ■ entes entre las mujeres y los hombres en la cárcel. 65 EL C O L O R D E L A V IO L E N C IA C O N T R A L A S M U JE R E S A N G EL A D A V IS Y G 1N A D E N ! Y llegué a la conclusión de que existe una red de castigo dirigida a las mujeres más vasta, por lo cual el Estado no tiene que jugar un rol tan directo en el castigo de las mujeres. ¿Por qué la violencia doméstica es una pandemia tan grande en el mundo? Porque a los hombres se les ha dado el derecho, en una es tructura patriarcal, de castigar a una mujer cuando creen necesario hacerlo; así que la gran mayoría del castigo ocurre en espacios privados; mientras que el castigo al cual están sometidos los hombres ocurre más en espacios públicos, en términos de la prisión. También señalé en ese artículo que en las institu ciones psiquiátricas hay una proporción mayor de mujeres que de hombres, lo que nos dice algo sobre las estructuras de género en el castigo. Por último, quisiera mencionar la noción de las estructuras generizadas del castigo, que complejizan la violencia contra las mujeres y que llevan a establecer conexiones e interconexiones entre la que sucede en espacios íntimos y la que se manifiesta en espacios públicos. También señalaré que incluso cuando pen samos en las estructuras generizadas de la violencia, deberíamos estar conscientes de la importancia de confrontar las estructuras binarias del género. Una vez considerados la raza del género y el género de la raza, necesitam os cuestionar la es- 66 * .icrura binaria del género con el propósito de no - -m ir siempre que cuando hablamos de violencia -- género hablamos de violencia en contra de “m u eres y de “ hombres” p er se. D e hecho, aun cuando ' ■ dispongo de tiempo para ahondar en este tema, - güiría que las personas transgénero son las que :an sometidas más sistemáticamente a la violencia, espacios privados y públicos. Y pienso que esta é? probablemente la realidad de la mayoría de áreas _rbanas del mundo, hay un mayor porcentaje de .personas transgénero que de cualquier otra comu- * .dad de personas que son arrestadas y pasan por .os sistemas judicial y carcelario. lam bién me gustaría señalar, a modo de con cusión, que cuando hablamos de este sistema interco- :rado de violencia, aquí, en este país, debemos hablar ciertamente de desterritorialización y de violencia de Estado contra los grupos indígenas y afrodescen- dientes. G ina Dent y yo visitaremos el corregimiento de La Loma en el municipio de Suárez, Cauca, donde d pueblo entero enfrenta la amenaza del desalojo a causa de la minería; y queremos participar en un movimiento de solidaridad internacional que proteja i los habitantes de La Tom a de esta violencia de Estado, una violencia corporizada y de la estructura c.e violencia que permea la vida de las mujeres. 67 EL C O L O R D E LA V IO LE N C IA C O N T R A L A S M U JE R E S A N G E LA D A V IS Y G IN A D E N T BINA DENT Quiero hacer una transición a partir dei término de Angela Davis del contínuum de castigo, desarrollado en su conferencia “dhe color o f violen- ce” . Este fue un concepto diseñado para ayudar a expresar teóricamente la conexión entre dos formas de violencia: la violencia interpersonal, que a menudo se entendía, en especial antes del feminismo, como violencia “privada” , y la otra clase, incluyendo la violencia de Estado, que tendemos a pensar como pública. Para conectar estas dos, Davis se refería a ellas como un contínuum, en el que ambas están ínti mamente relacionadas entre sí. Así, en la perspectiva feminista tenemos que considerar todo el espectro de la violencia, por lo que la noción del contínuum del castigo ayuda a desestabilizar el racismo dentro de las prácticas feministas, así como a perturbar el sexismo y el patriarcado dentro de los movimientos antirracistas y antiviolcncia. Para entender el significado de este contínuum resulta provechoso conectar en el pensamiento propio, en las luchas activistas y en la investigación académica, los dos polos o clases de violencia. De manera que introducir el contínuum del castigo es expresar la conexión entre, por un lado, la violencia interper- 68 nal, y por el otro, otras formas de violencia, ya ^ean las de Estado u otras, que incluyen la guerra o abuso policial, o aquellas a las que están expuestas as comunidades tradicional mente afectadas por el iistema judicial. Entonces, este es un término que necesitamos _:ilizar porque no nos permitirá olvidar el otro polo. \sí que, si nos centramos por ejemplo en la violación, recordaremos la guerra. Si nos concentramos en la :olencia doméstica, recordaremos que los guardias en las prisiones a menudo abusan de las prisioneras. Pensamos en estas cosas de forma conjunta, como rormas igualmente significativas de violencia que además están estructuralmente conectadas la una con la otra. Y esto era precisamente lo que estaba en el centro de los esfuerzos de la conferencia de Davis. En una ocasión, una mujer colombiana que nabía pasado un tiempo en los Estados Unidos me hizo una pregunta después de un seminario, me ex presó que, aunque no era negra, experimentó mucho racismo en los Estados Unidos, y quería saber por qué nos referíamos a temas negros, así que creo que es importante aclarar que este activismo al que nos referimos incluye a personas de diferentes contextos. Este es un movimiento para y de mujeres de color, por lo cual nos referimos a mujeres de muchos grupos 69 E L C O L O R D E LA V IO L E N C IA C O N T R A » A S M U JE R E S A N G F. LA D A V IS Y G IN A D E N T racial izados, no solamente negras. También nos refe rimos a aliadas que pueden ser blancas, y a muchos hombres o personas que no están conformes con el género y que son parte de la lucha. El término Black fem inism es ahora más que nada una reivindicación académica, una reflexión sobre una historia, una tradición de escritura y también sobre una forma de actuar. Además, es una forma de explicar y transmitir esa historia. Así que nuestras identidades como personas negras son significativas, pero estamos conectadas con un escenario de luchas mucho mayor. Esta lucha no es solamente nacional, es decir, no es solo una lucha en términos de los Estados Unidos, es también internacional y transnacional. Y distingo entre internacional y transnacional por una razón que es importante en la teoría feminista, porque “ internacional'' usualmente incluye la coordinación entre élites o entre actores y líderes estatales, mientras que lo transnacional se refiere más específicamente a conexiones de base y circuitos que pueden no corresponder a la organización de los Estados. En este contexto transnacional, por ejemplo, el instituto con el que vengo trabajando en California ha estado interesado en el proyecto de reunir específicamente a mujeres abogadas que hayan trabajado en las cortes y tribunales internacionales en la criminalización 70 ia violencia contra las mujeres. Uno de los temas 'ibajados con este grupo es el reconocimiento de -i violación como un arma de guerra,
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