Logo Studenta

526537212-1-5024294043266318849

¡Este material tiene más páginas!

Vista previa del material en texto

UN PARO NACIONAL PARA GUARDAR 
EN LA MEMORIA… 
Ensayos de DEMOCRACIA DESCALZA desde la calle 
 
 
 
 
 
 
Un PARO NACIONAL para 
guardar en la memoria… 
Ensayos de DEMOCRACIA DESCALZA desde la calle 
 
 
 
 
 
 
 
Colombia, agosto de 2021 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Los ensayos que van a leer es el resultado del trabajo 
de los/las estudiantes de los primeros semestres de 
La Carrera de Ciencia Política de la Universidad 
Nacional de Colombia. 
Es un ejercicio crudo de memoria con énfasis en las 
motivaciones de cada uno/a, sin ninguna pretensión 
adicional más que guardar una evocación viva del 
PARO NACIONAL. 
 
 
 
 
 
TABLA DE CONTENIDO 
 
¡¡¡Un PARO NACIONAL con muchas enseñanzas!!! 
CARLOS MEDINA GALLEGO 
Docente investigador 
Universidad Nacional de Colombia 
 
Movilización Fractal y Explosión Popular 
Una reflexión sobre la protesta legítima en Colombia 
 
CARLOS MEDINA GALLEGO 
Docente – Investigador 
Universidad Nacional de Colombia 
 
PARO NACIONAL: DESPIERTA PUEBLO, ¡DESPIERTA! 
ALEX SANTIAGO CALDERÓN SILVA 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
“MARICONEO” EN EL PARO NACIONAL 
ANDRÉS DAVID PINEDA SUÁREZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
PARO CÍVICO NACIONAL 2021: OPORTUNIDAD HISTÓRICA PARA LA 
REIVINDICACIÓN DE LOS PUEBLOS ORIGINARIOS 
ANDRÉS FELIPE OSPINA SUÁREZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
LA PRIMERA LÍNEA: ¿JUVENTUD PERPETUADORA DEL SISTEMA 
PATRIARCAL? 
 
AURA NATALIA CUARTAS PARRA 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
MÉDICOS DE CALLE 
Brigadas de rescate y primeros auxilios durante el paro nacional 
 
JUAN DAVID LÓPEZ MARTÍNEZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
VEN-SEREMOS: EL FUTURO NOS PERTENECE 
CATALINA DÍAZ MARTÍNEZ 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
DESLEGITIMACIÓN DE LA PROTESTA EN COLOMBIA 
CRIMINALIZACIÓN DEL PARO NACIONAL 
 
DANIEL FELIPE GÓMEZ SUÁREZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
LAS DOS CARAS DE LA PROTESTA: EL PARO NO PARA, Y LOS PARAS 
TAMPOCO PARAN 
DANIELA GARAY RODRÍGUEZ 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
¡QUE NO LES TOQUEN EL BOLSILLO!: LA VERDADERA CARA DE LA 
“GENTE DE BIEN” 
JADISON ANDRÉS VARGAS FONCA 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
EL PARO UNA PERSPECTIVA DE CAMBIO 
DAVID SANTIAGO GÁLVEZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
UNA DE LAS GANANCIAS DE LA MOVILIZACIÓN NACIONAL ES QUE 
SOMOS LLAMADOS A IDENTIFICAR EL CAMBIO 
ESPERANZA PINZÓN ROZO 
Politóloga -Universidad Nacional de Colombia 
LA PROTESTA EN COLOMBIA 
FRANCINE NATHALIA CARRASCAL IBÁÑEZ 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
PARO NACIONAL: Un proceso desgastado por la falta de 
organización. 
GABRIEL RODRÍGUEZ MAHECHA 
Politólogo -Universidad Nacional de Colombia 
 
Estigmatización y represión a la resistencia del Paro 
 
DAVID SANTIAGO GÓMEZ DIAZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
JÓVENES AL HABLA, COLOMBIA CON PALABRA: JUVENTUDES UNIDAS 
CON DIFERENTES NARRACIONES 
JAVIER DAVID QUINTERO OVALLE 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
VIOLACIONES A LOS DERECHOS HUMANOS EN EL MARCO DEL PARO 
NACIONAL. Garantías a las víctimas. 
JEYDY VANEZA SIERRA CIFUENTES 
Politóloga -Universidad Nacional de Colombia. 
 
PARO NACIONAL Y FÚTBOL: ESPACIO DE RESISTENCIA Y DE 
PROTESTA 
JOSÉ IGNACIO RAMÍREZ MONTAGUTH 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
UN HIMNO DE CRÍTICA AL CIRCO MEDIÁTICO. Una vista gorda ante la 
realidad del país 
JOSÉ MIGUEL BUENO MARTÍNEZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
EL PARO NACIONAL DEL 28 DE ABRIL. Un paro para la historia 
JUAN DIEGO ARIAS 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
PARO NACIONAL: GANANCIAS Y RETOS A FUTURO 
 
JUAN ESTEBAN SUAREZ OCAMPO 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
MÁS QUE SÓLO UNA MANZANA PODRIDA 
JUAN PABLO TOVAR MONTOYA 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
LAS COSAS HAN CAMBIADO 
JUAN SEBASTIÁN DUQUE RIAÑO 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
A LA LUZ DE LA RESISTENCIA 
KAREN YULIANA DELGADO PICO 
Politóloga - Universidad Nacional De Colombia 
 
PARO NACIONAL EN COLOMBIA, ENTRE PIEDRAS Y RIFLES 
LADY MONDRAGÓN TIQUE 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
EL CAMPESINADO Y LOS PEQUEÑOS PRODUCTORES Durante el paro 
cívico nacional (2021) 
LAURA VALENTINA GUERRERO ROJAS 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
¡QUE EL PODER SEA QUERER! 
 
LIZETH MILAGROS PIÑEROS BORDA 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
LOS SÍMBOLOS EN EL PARO NACIONAL 
MARIA ALEJANDRA HERNÁNDEZ SIABATO 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
¡LA NACIÓN EN PIE DE LUCHA! 
 
MARÍA ALEJANDRA ROBLES ACERO 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
EL ESTALLIDO SOCIAL. Donde lo personal es político 
 
MARÍA CAMILA PINZÓN CASTILLO 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
LAS MUJERES EN EL MARCO DEL PARO NACIONAL. Su participación y 
violencias basadas en género. 
 
MARÍA JOSÉ FONSECA CRUZ 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
PARO NACIONAL. Un pueblo que resiste, lucha y aprende 
 
MIGUEL ÁNGEL CORREAL VAQUIRO 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
EL PARO NACIONAL Y EL RELEVO GENERACIONAL EN EL 
MOVIMIENTO SOCIAL 
NICOLAS GÓMEZ PALACIOS 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
DICOTOMÍA AMIGO-ENEMIGO 
NICOLÁS ROJAS TORRES 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
VIOLENCIA MEDIÁTICA Y PROPAGANDA 
OSCAR EMILIO MORENO BOLÍVAR 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
COLOMBIA, HEREDERA DEL ODIO 
 
PAULA VALENTINA GONZÁLEZ BUSTACARA 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
ACCIÓN COLECTIVA: RESISTENCIA, SOLIDARIDAD Y ECONOMÍA 
PAULA ANDREA VALENCIA SALGADO 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
LOS ESTRATOS SOCIALES COMO MOTOR DE LAS PROTESTAS EN 
COLOMBIA 
SANTIAGO ALEXANDER VANEGAS BARAJAS 
Politólogo - Universidad Nacional De Colombia 
LOS ESTUDIANTES Y SU PAPEL EN LAS MANIFESTACIONES 
 
SANTIAGO GOYENECHE RAMÍREZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
PARO NACIONAL: ENTRE LA ESPERANZA Y LA MUERTE 
NICOLÁS Y. CAICEDO CARVAJAL 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
LA TAREA DEL NUEVO HÉROE 
HAROLD STEVEN MURCIA CADENA 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
RESISTENCIA SITUADA: ENTRE LUGARES, AFECTIVIDADES Y LUCHAS 
 
SERGIO DAVID HERNÁNDEZ SÁNCHEZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
LOS NIETOS DE GAITÁN, EN UN PAÍS DE LAUREANOS 
VALENTINA STEFANY JAIMES BAYONA 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
LA RACIONALIDAD CRÍTICA COMO CIMIENTO PARA LA 
TRANSFORMACIÓN DE PERSPECTIVAS POPULARES 
 
VALERY ALEJANDRA GUTIÉRREZ PÁEZ 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
TRES MESES DE PARO NACIONAL 
 
JESÚS SANTIAGO CORREALES VELANDIA 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
RADIOGRAFÍA DEL PARO NACIONAL EN TIEMPOS DE PANDEMIA 
NATALIA PIRAQUIVE DIAZ 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
LA PRIMERA LÍNEA: ¡A parar para avanzar, viva el paro nacional! 
 
ESCARLE FERNANDA SÁNCHEZ ESCORCHA 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
¡NOS ESTÁN MATANDO! 
VALERY JOHANNA RODRÍGUEZ GÓMEZ 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
El escenario del Paro Nacional dentro de un contexto territorial 
afectado por el conflicto armado. 
JENNIFER DAYANA DELGADO TRUJILLO 
 Politóloga, Universidad Nacional de Colombia. 
 
LAS PROTESTAS SOCIALES EN TIEMPOS DE PANDEMIA La comunidad 
universitaria y las alternativas para manifestarse en un momento de 
crisis sanitaria 
NELSON DAVID CASTRO SILVA 
Politólogo. Universidad Nacional de Colombia 
 
¿QUIÉN LIDERA EL PARO? 
HELBER DAVID ÁNGEL MURILLO 
Politólogo. Universidad Nacional de Colombia 
EL PARO EN EL EXTERIOR. Manifestaciones y solidaridad con 
ColombiaJUAN DAVID BARÓN BENAVIDES 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
AUTODEFENSAS CIUDADANAS. Falsos heroísmos y polarización 
radical en el marco del Paro Nacional. 
 
ANDRÉS NICOLÁS GONZÁLEZ GUALTEROS 
Politólogo Universidad Nacional De Colombia 
 
La descentralización y el paro nacional 
SEBASTIÁN ALEXANDER HOYOS ARANGO 
Politólogo. Universidad Nacional de Colombia 
 
LAS DESAPARICIONES FORZADAS Y LOS ASESINATOS 
EXTRAJUDICIALES EN EL MARCO DEL PARO NACIONAL DE 2021. El 
regreso de La Violencia a Colombia. 
 
VALENTINA GONZÁLEZ AYA 
Politóloga- Universidad Nacional de Colombia 
 
Policía Colombiana y Violencia Desproporcionada 
NICOLÁS VEGA MARTÍNEZ 
Politólogo- Universidad Nacional de Colombia 
 
Paro Nacional 2021. “La gota que rebosó el vaso” 
FRANCISCO ALEXANDER ARAGÓN MONCAYO 
Politólogo- Universidad Nacional de Colombia 
 
¿Está justificado el miedo a los Ciclones en el Casanare? 
PABLO ABRAHAM SALAMANCA FERNÁNDEZ 
Politólogo Universidad Nacional de Colombia 
 
Policía y manifestantes: los rastros de la violencia durante las 
movilizaciones. 
JUAN ALEJANDRO JIMÉNEZ LANCHEROS 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
Nos están matando. Un retrato de la violencia policial en contra de 
los manifestantes durante el paro nacional 2021. 
 
LAURA SOFÍA MORALES LÓPEZ 
Politóloga. Universidad Nacional de Colombia 
 
La tiranía, seña de las mentes insensibles 
DIANA KARINA MOYANO LESMES 
Politóloga-Universidad Nacional de Colombia 
 
Hechos de violencia en el marco del Paro Nacional 
MARÍA FERNANDA SÁNCHEZ PÉREZ 
Politóloga-Universidad Nacional de Colombia 
 
Paro nacional: Reconocimiento y crítica 
ALEJANDRA ROJAS TUTA 
Politóloga-Universidad Nacional de Colombia 
 
Ante El Encanto y el desencanto colombiano 
LAURA VIVIANA ROSAS MORENO 
Politóloga-Universidad Nacional de Colombia 
 
 
Paro Nacional: impacto y reflexiones del estallido social 
JULIÁN CAMILO MERCHÁN JIMÉNEZ 
Politólogo Universidad Nacional de Colombia 
 
Crónicas de la protesta en un platanal sin igual: Un balance de lo que 
el primer semestre nos dejó 
DAVID LEONARDO LOMBANA RODRÍGUEZ 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
 
La protesta del ayer es la del hoy 
RUIZ QUIROGA ERICK STEVEN 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
Guerreros ancestrales en la protesta social 
LAURA FERNANDA SATOBA HUMO 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
Estallido social del 28 de abril del 2021 
LAURA SOFÍA QUIÑONES LADINO 
Politóloga-Universidad Nacional de Colombia 
 
 
Paro nacional en Colombia 2021 
DANIEL FELIPE MORA BELLO 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
EL PARO NACIONAL COLOMBIANO: un cambio social hacia la libertad 
 
NÉSTOR FERNANDO CORREA MOLANO 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
Cuando la gente se junta ¡Crece! : Reflexiones sobre la movilización 
en Colombia 
 
RUBÉN DARÍO ARAGÓN LEÓN 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
Paro Nacional 2021 en Colombia – Cuidado Colectivo en Tiempos de 
Revuelta 
LUISA MARÍA VALENCIA HERRERA 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
Las lógicas de la deslegitimación de la protesta social 
 
JUAN ESTEBAN DUPONT CÁRDENAS 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
ABUSO DE PODER Y LA IMPUNIDAD DURANTE EL PARO NACIONAL 
2021 
DAVID FELIPE YEPES HERRERA 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
Estado cómplice en una guerra contra su gente 
GERMÁN ESTEBAN AMAYA JAIMES 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
Las dos caras del estallido social 
 
MIGUEL ÁNGEL DIAZ DEVIA 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
¿REALMENTE ESTAMOS LISTOS PARA EL CAMBIO? 
JOHAN SEBASTIÁN ROZO OSORIO 
Politólogo Universidad Nacional de Colombia 
 
LA SED INCANSABLE DE UNA VIDA DIGNA 
 
CRISTIAN LEONARDO MORENO SEGURA 
Politólogo- Universidad Nacional de Colombia 
 
PARO NACIONAL 2021: Aspectos a destacar 
JORGE EDUARDO RENDÓN ÁLVAREZ 
Politólogo Universidad Nacional de Colombia 
 
Paro nacional colombiano: ¿las vidas importan? 
TANIA VALENTINA PEÑA ALARCÓN 
Politóloga- Universidad Nacional de Colombia 
 
Indignación: consecuencia de un régimen ciego, sordo y mitómano 
SANTIAGO MONCAYO VILLARREAL 
Politólogo- Universidad Nacional de Colombia 
 
EL PARO DE LOS DESESPERADOS 
SERGIO ADRIÁN OBANDO VEGA 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
¿EL CUARTO PODER? 
IÑAKI ALMANZA MADRID 
Politólogo- Universidad Nacional de Colombia 
 
UN PARO NACIONAL CON DIFERENTES ARISTAS 
JORGE ELIECER PATARROYO LÓPEZ 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
 
¡¡¡A LA ORGANIZACIÓN COMPAÑERX!!! 
CÉSAR CHIPATECUA SANTANA 
Politólogo-Universidad Nacional de Colombia 
A PARAR DE PARAR 
DILAN KMILO CÓRDOBA LÓPEZ 
Politólogo- Universidad Nacional de Colombia 
 
ENSEÑANZAS DE LA RESISTENCIA EN EL PARO NACIONAL: HEMOS 
NACIDO PARA VENCER 
 
DIEGO ARMANDO ESCANDÓN FONSECA 
Politólogo- Universidad Nacional de Colombia 
 
 
 
 
¡¡¡Un PARO NACIONAL con muchas enseñanzas!!! 
Carlos Medina Gallego 
Docente investigador 
Universidad Nacional de Colombia 
 
 
 
 
Una movilización que se reinventa a cada momento. 
 
El hambre, la pobreza, la desocupación forzada, el reclamo de los derechos fundamentales 
y el respeto por la vida se vistió de fiesta para celebrar el carnaval de la protesta legitima, 
los jóvenes universitarios y de los sectores populares se reinventaron la protesta y la 
movilización cargados de imaginación, cultura y poesía, llenaron las plazas y las calles, de 
colores y sonidos, de consignas y melodías, de conciertos de indignación y resistencia, 
territorializaron sus reclamos en bloqueos y barricadas, y se colocaron en la primera línea 
con escudos hechizos para defender las comunidades y los territorios abandonados por la 
política social de la violencia institucional y parapolicial. 
 
A su lado fueron formando multitud las organizaciones de trabajadores, las comunidades 
populares, afrodescendientes e indígenas, las mujeres y los ambientalistas, los músicos y 
los artistas, distintas expresiones de la inconformidad acumulada por décadas en las 
políticas de incumplimiento de gobiernos que administran y saquean lo publico en favor de 
corruptos empresarios, nacionales y trasnacionales, que han hecho de los presupuestos y 
patrimonios públicos un blanco de sus acciones criminales. La multitud salió a la calle 
cargada de agendas incumplidas, de reclamos que han permanecido en el tiempo 
engordando en la desesperanza y la incredulidad, salió llena de razones y de rabias 
masticadas en la soledad de las incertidumbres de futuro, en las angustias de las 
necesidades diarias. Salieron a confrontar nuevas reformas y ajustes, impuestos por las 
lógicas neoliberales de privatización y mercantilización del derecho a la salud y a la 
educación, salieron contra una reforma tributaria impuesta a ciudadanos agobiados por un 
mar de impuestos directos e indirectos, cada vez mas empobrecidos por sistemas de 
contratación huérfanos de derechos laborales y prestacionales, salieron a exigir una renta 
básica digna para los millones de familia que viven en la pobreza a la deriva de sus 
desengaños e inseguridades padeciendo todo tipo de limitaciones materiales y negados en 
todos sus derechos, salieron por múltiples y justas razones que concretaron en un modesto 
pliego de peticiones de emergencia, que el gobierno colombiano del presidente Iván Duque 
Márquez y su partido y coalición de gobierno ha desconocido y se ha negado a tomar en 
consideración y negociar. 
 
La represión institucional y su balance 
 
La respuesta del gobierno a estas demandas ha sido la dilación y la represión. La fuerza 
pública en su conjunto se colocó en los lugares de la protesta para ejercer de manera 
criminal el ejercicio de la fuerza; setenta muertos se contabilizaron durante 50 días de 
movilización, decenas de heridas oculares como si se tratara de una cruzada 
enceguecimiento de la luchas de resistencia,una ofensiva criminal se dirigió contra las 
mujeres que fueron víctimas de violación y abuso sexual y un incontable número de 
detenido y desaparecidos muchos de los cuales seguramente fueron asesinados y arrojados 
a la impunidad del rio Cauca. 
 
Las estadísticas oficiales del Ministerio de defensa muestran la dimensión de la protesta; en 
los 49 días que van del 28 de abril al 15 de junio de 2021; durante este periodo se registraron 
13. 544 actividades de Paro en 864 municipios, en 32 departamentos y en la Capital de la 
republica la ciudad de Bogotá. Esto da una idea de la magnitud del Paro y de su carácter 
nacional; de esas actividades, 6977 fueron concentraciones de población en plazas y 
avenidas, 2412 marchas de manifestantes; 3450 bloqueos; 670 movilizaciones y se 
realizaron 35 asambleas comunitarias y populares que arrojaron importantes manifiestos y 
ajustaron agendas y pliegos regionales. 
 
 Del total de manifestaciones el Ministerio de Defensa señala que 12.005 fueron de carácter 
pacífico y que solo algo menos del 10% (1339) presentaron disturbios en los que se hizo 
presente el ESMAD. El reporte de muertos, heridos y capturados se distancia 
sustancialmente de reportes de ONGs y organismos de derechos humanos. Mientras el 
Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (INDEPAZ) documenta 70 muertes durante 
el paro con fecha, día hora y lugar, para el Ministerio de defensa solo se produjeron 51 
muerte de las cuales solo reconoce 31 en el marco de las protestas y 20 por fuera de ellas. 
Se tiene unas estadísticas de 1113 heridos civiles y 1364 uniformados lesionados de dentro 
de los cuales se encuentran 60 mujeres, en hechos de protesta que se dieron 
principalmente en ciudades como Bogotá, Cali, Neiva, Medellín, Bucaramanga, Pasto, 
Popayán, Pereira, Tuluá, Cartago, Yumbo, y otros municipios de Valle del Cauca. El número 
de detenciones fue de 1508 en fragancia, menores de edad o personas con órdenes de 
captura. La población “desaparecida” reportadas por la fiscalía fue de 422 personas de las 
cuales se señala que 322 fueron ubicadas, con 91 se activó la búsqueda urgente y 3 
denuncias por presunta desaparición forzada. 
 
La fiscalía general de la Nación, la Procuraduría y la inspección general de la policía han 
abierto aproximadamente 209 investigaciones por presuntas faltas disciplinarias a 
miembros de la policía, 102 por abuso de autoridad, 14 por homicidio, 39 por agresiones 
físicas en estado de indefensión absoluta, 24 por lesiones personales, 2 por acoso sexual y 
28 por otras causas no determinadas. De 498 casos de civiles heridos en manifestaciones 
priorizados, existen 429 noticias criminales abiertas por presunto abuso de autoridad y 
lesiones personales. La procuraduría General de la Nación tiene 143 expedientes 139 en 
indagaciones preliminares y 4 investigaciones disciplinarias. En general las cifras muestras 
la intensidad de la protesta y la respuesta violenta del Estado frente a la población. 
Afirmación esta que no desconoce la reacción violenta de la población y los hechos de 
vandalismo que se han presentado durante las protestas. 
 
Enseñanzas y aprendizajes 
 
No obstante, la crudeza con la que se ha producido la reacción institucional y la respuesta 
ciudadana, el Paro ha estado lleno de enseñanzas y de aprendizajes que constituyen su 
principal logro. Más allá de las conquistas alcanzadas en el proceso mismo y que se 
concretan en haber echado atrás una reforma tributaria y una reforma a la salud, haber 
sacado el ministro de hacienda y su equipo, llevar a la renuncia a una canciller que no pudo 
enfrentar con la mentira contra evidente la comunidad internacional, lograr la renuncia de 
comandantes de la policía impotentes de confrontar civilizadamente la protesta e 
involucrados con acciones parapoliciales y criminales, detener el gasto innecesario en 
aviones de guerra y denunciar el uso de armas letales en el control de las protestas, así 
como colocar en evidencia el comportamiento criminal de los Escuadrones Antidisturbios 
ESMAD, frente a la población indefensa y abrir el debate sobre la necesidad de revisar la 
doctrina militar y pensar en sacar a la policía del ministerio de defensa hacia un ministerio 
de seguridad y convivencia ciudadana que haga mayor énfasis en una doctrina policial 
civilista y en la salvaguarda de los derechos humanos. Entre otras conquistas parciales 
como, por ejemplo, la posibilidad de que los estudiantes puedan gozar de una educación 
gratuita a través de la figura de matrícula cero o, haber colocado en la agenda de las 
problemáticas nacionales la lucha por la renta básica y haber hecho evidente el creciente 
deterioro de las condiciones de vida de las clases medias y populares, colocando a flor de 
piel el hambre, la pobreza y el desempleo como problemas estructurales que el gobierno 
del presidente Duque ha agudizado profundizando la crisis social y política que vive el país 
desde hace décadas y que se une a la crisis económica generada por la pandemia que afecta 
con mayor fuerza a la pequeña y mediana empresa que son quienes, en la práctica, generan 
mayor empleo, hay una “victorias” políticas, en el buen sentido de la palabra, que es aquello 
que tiene que ver con el ejercicio del poder para la construcción del bien común. 
 
Los logros políticos “intangibles” del paro nacional. 
 
Es importante ponderar en alta estima los logros del estallido popular y sus manifestaciones 
multitudinarias en el campo de lo estrictamente político que en nada tiene que ver con lo 
partidista electoral, ni con lo reivindicativo: 
 
Primero, emerge con fuerza un nuevo sujeto político que protagoniza desde el interés y los 
propósitos generales el desarrollo de la protesta legitima y la lucha social reivindicativa, 
reconociéndose a si mismo como un sujeto trasformador, esto es la juventud de los sectores 
populares que constituyen la defensa del territorio, que se politizan en la acción y se 
reinventan, con sus primeras líneas, la protesta, pero que además la territorializan. Surge 
una generación de nuevos liderazgos juveniles y populares que ya no volverán a ser los 
mismos porque han entendido el valor de la movilización y de la protesta legitima en el 
reclamo de sus más urgentes derechos. 
 
 Segundo, surgen nuevos modelos de organización popular y social que está más allá de las 
viejos ordenamientos y jerarquías en el ámbito de un modelo de democracia plebeya, de 
carácter popular y naturaleza asamblearia que se piensa en torno a los problemas locales y 
estructurales, construye sus propios manifiestos y define sus agendas reivindicativas 
independientemente de los alcances que puedan tener las mismas. 
 
Tercero, se produce un desborde de imaginación en la utilización de las herramientas 
tecnológicas en el campo de la comunicación que posibilita que cada hecho se reporte al 
mundo con crudeza y con especial creatividad, despertando redes de solidaridad que 
alimentan el entusiasmo del movimiento popular y le permite manifestarse en amplitud de 
posibilidades. 
 
Cuarto. Frente al comportamiento institucional surgen las segundas y terceras líneas en 
materia de una oferta amplia de acompañamiento en las áreas de salud y derechos 
humanos que blinda de la mejor manera posible la movilización social y la resistencia 
popular. Pero igualmente, irrumpen las primeras líneas de madres, maestros y sacerdotes 
para acompañar la protesta y construir las ollas comunitarias desde las cuales se cocina con 
solidaridad el sentido de lo comunitario y se aplaca las cicatrices del hambre. 
 
Quinto, se produce un fenómeno de internacionalización del paro con concentraciones en 
plazas y avenidas de distintas ciudades del mundo para visibilizar el desarrollo de la protesta 
y publicitar los objetivos del paro en un discurso que adquiere nuevos contenidos y se 
enriquece con la inteligencia de quienes participan. Las embajadas y los consulados se 
constituyen en escenarios de protestas creativas que adquierendiversas formas y per-
formas. 
 
Sexto, la protesta multitudinaria en su forma de carnaval y de fiesta se nutre de las 
expresiones artísticas y culturales e involucra sectores institucionales de las artes en 
conciertos de una gran calidad artística e interpretativa, se adaptan y ejecutan piezas 
convencionales y conocidas con nuevos contenidos y significados pertinentes a la 
movilización, en ello, no solo juega un papel fundamental las expresiones musicales cultas, 
sino, igualmente, la música urbana y étnica, así como los sentires y expresiones populares. 
Decenas de jóvenes artistas colocan su talento al servicio de la movilización popular y de 
sus causas legitimas. 
 
Séptimo. Resulta significativo y un importante logro político las expresiones de solidaridad 
de la comunidad internacional, de la comunidad europea, de las Naciones Unidas, incluso 
de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso de los Estados Unidos, así como los 
pronunciamientos de los intelectuales y de los académicos de prestigiosas universidades 
del mundo, de personajes, intelectuales y premios nobel de paz. 
 
Octavo. La cruzada de legitimación institucional de la acción criminal del gobierno contra la 
movilización social a través de las cancillerías y de la diplomacia del engaño y la posverdad 
no pudo evitar la presencia de distintas delegaciones de derechos humanos del 
movimientos social y político internacional en el país para tomar el pulso en directo de la 
gravedad de los ocurrido. Todos los obstáculos colocados por el gobierno de la seguridad 
con legalidad para que no hiciera presencia la Comisión Interamericana de Derechos 
Humanos (CIDH) se vino al piso. La Comisión pudo recibir las distintas versiones sobre el 
desarrollo del paro en materia de violación a los derechos humanos y el cruce de 
información sopesa a favor de las comunidades el balance general. 
 
El movimiento del PARO NACIONAL ha entrado en un momento de latencia, de 
valoraciones, de nuevos esfuerzos imaginativos para reinventarse y superar la fatiga natural 
de una jornada que se fue extendiendo en el tiempo por la terquedad de un gobierno que 
utilizo la dilación y la mentira para desmontar un movimiento que hace tiempo no le cree 
porque las comunidades han sido víctimas de todas las traiciones e incumplimientos. El paro 
respira, toma aire y espera el momento de retornar a las calles con más fuerza e 
imaginación. 
 
Bogotá, miércoles 16 de junio de 2021. 
 
 
 
Movilización Fractal y Explosión Popular 
Una reflexión sobre la protesta legítima en Colombia 
 
 
CARLOS MEDINA GALLEGO 
Docente – Investigador 
Universidad Nacional de Colombia 
 
 
Movilización fractal y explosión popular 
 
Caracterizar el movimiento de la protesta social fractal, entendida está, como una 
particular forma de la protesta social legítima que, en el marco de los problemas 
estructurales de la sociedad, repite de manera semejante el mismo patrón de protestas a 
diferentes escalas y con diferente orientación, dependiente en lo esencial de las 
especificidades de los territorios y de las poblaciones, así como, de la multitud de agendas 
reivindicativas y transformadoras expresadas en una coyuntura específica frente a un 
problema particular que adquiere distintos componentes conforme se va transformando 
en sus propósitos y en sus dinámicas, es un primer acercamiento para explicar lo que está 
ocurriendo en las últimas décadas en Colombia y en general en América Latina. 
 
Este modelo de resistencia y movilización fractal tiene unas dinámicas particulares que 
irrumpen con fuerza a través de la movilización multitudinaria y pacífica, acompañada de 
explosiones de inconformidad popular por fuera de todo ordenamiento que constituye una 
fuerza de no fácil control y coordinación realizada con desiguales niveles de intensidad en 
los territorios, por los pobladores articulados a distintas expresiones de organización e 
intereses y, que se disuelve y reactiva de manera permanente a través de distintas 
expresiones de movilización pacífica cargadas de imaginación, creatividad, fiesta, arte y 
poesía, con bloqueos y hechos de violencia aislada. 
 
La particularidad de estas formas de la protesta social y la movilización en general es que 
se expresan de la misma forma o estructura en todo lugar, sin que necesariamente estén 
bajo un único centro de coordinación y articulación, lo que genera que se den a diferente 
escala, con distintos propósitos y duraciones. Se expresan como pálpito acumulado de la 
inconformidad social que explotan a distinto nivel, ligeramente deformados por hechos 
delictivos o de violencia de naturaleza variada, que van desde el convencimiento que el 
Estado solo entiende y atiende el lenguaje de la violencia, usada como amplificador 
comunicativo de la protesta, pasando por violencias de desesperanza y hambre que se 
expresan en el saqueo a almacenes de alimento y ropas o actos de delincuencia común 
oportunista que asaltan los propósitos de la movilización y la deslegitiman, hasta la 
violencia institucional infiltrada de confrontación y ruptura con propósitos dispersores o, la 
violencia institucional abierta que se expresa en el ejercicio de la brutalidad policial y las 
prácticas de criminalidad y terrorismo de estado con fuerzas parapoliciales y paramilitares 
que operan en connivencia. 
 
Causas y determinantes de la movilización 
 
La legitimidad de la movilización se construye desde las causas y determinantes que la 
generan, unidas siempre, a la defensa de los derechos fundamentales que garanticen una 
vida digna de los ciudadanos y sus familias, la defensa de las poblaciones y sus territorios, 
las luchas reivindicativas de los movimientos sociales y étnicos, las reivindicaciones 
específicas de los movimientos juveniles, universitarios y populares, la creciente 
movilización por causas ambientalistas y de género, la conformación de nuevas ciudadanías 
con sus propias agendas entre un centenar de motivaciones que buscan confrontar las 
políticas públicas restrictivas de derechos, la conversión de estos en mercancías por la vía 
de la privatización neoliberal y, cada vez más, la creciente situación de desesperanza e 
incertidumbre generada por los problemas estructurales de la pobreza multidimensional, 
el hambre crónica y el desempleo absoluto. 
 
Amplios sectores de la población se sienten a la deriva de cualquier posibilidad de vida 
digna, desconocidos e ignorados por la sociedad y el estado, atropellados por políticas 
económicas criminales que los arrojan a las redes de la informalidad y la delincuencia, al 
rebusque diario para la subsistencia, a economías subterráneas de expoliación criminal, a 
la degradación extrema de sus condiciones de existencia en un modelo moderno de 
esclavismo indigente. A estos sectores se están sumando trabajadores de las clases medias 
articulados a los sistemas productivos por relaciones laborales y prestacionales 
precarizadas que ven derrumbarse en el día a día, entre el endeudamiento y la necesidad, 
su nivel de vida digna y el espectro de sus comodidades sostenidas con grandes esfuerzos e 
incertidumbres. Nadie está libre del empobrecimiento creciente que es consustancial a las 
relaciones de poder económico y político que domina y gobierna el planeta a través del 
capitalismo neoliberal que ha construido un orden de desigualdad, inequidad y exclusión 
insostenible. 
 
Las condiciones de violencia estructural en que viven las poblaciones con el recorte 
permanente y sostenido del ejercicio de sus derechos a la vida, alimentación, vivienda 
digna, educación, salud, recreación y seguridad han alimentado durante años su 
inconformidad popular y social, que ha sido adormecida por falsas promesas de los 
gobernantes con la estrategia de engaño y alienación de los medios de comunicación, la 
instrumentalización emocional del odio contra sí mismos y sus semejantes en una execrable 
discriminación entre las “gentesde bien” y las “gentes del común”, consideradas como un 
lastre y desechables. 
 
Esas gentes del común han acumulado su inconformidad y sus rabias durante décadas y han 
madurado en el convencimiento de que el Estado y los gobiernos, no resuelven nada, no 
atienden sus demandas, no cumplen los acuerdos y cada vez de manera más inaceptable e 
irresponsable impulsan políticas públicas y reformas profundamente lesivas, que aumentan 
el empobrecimiento al nivel del hambre extrema obligando a la movilización y a la protesta 
social y ciudadana como única salida. 
 
La explicación de las causas de la movilización y la violencia por parte de la institucionalidad 
siempre es la misma: atribuir a la movilización una estrategia desestabilizadora, una 
conspiración internacional contra la sociedad y el Estado; la existencia de intereses políticos 
ocultos para colocarse contra el orden institucional y legal, entre otro mundo de falacias 
que desconocen que son sus políticas, sus subordinados planes de desarrollo a las 
economías extractivistas y a los interés transnacionales los que han ido generando esta 
bomba de tiempo que explota en las protestas y en la movilización y que cada vez es más 
difícil de detener porque no existe desde ese modelo de explotación ninguna oferta de 
salidas. Lo que ha hecho crisis es el modelo neoliberal y que esa crisis se vea reflejada en el 
espejo de la protesta y la movilización social. El modelo neoliberal es estrecho para esta 
sociedad y sostenerlo es posible únicamente, a través de la fuerza. Se utilizan las armas de 
la nación contra la nación misma. No se sabe si es el fin del modelo neoliberal, lo que se 
sabe es que es el tiempo de la resistencia popular y los cambios urgentes y necesarios. 
 
El hambre derrotó los miedos… 
 
Cuando la gente del común se pone en la primera línea de la protesta y la movilización 
popular, se entiende que lo que la motiva es el hambre. No existe otra opción que las vías 
de hecho para llamar la atención, este es un movimiento que es necesario entenderlo en su 
propia lógica. Desde luego que hay cientos de agendas, variadas y diversas, pero detrás de 
todas lo que está en juego es la vida misma, como vida digna, como derechos 
fundamentales. 
 
Estamos en una coyuntura muy particular en la que se mezclan los problemas estructurales 
con las especificidades de la coyuntura. Hay una expresión de la inconformidad y el hastío 
de la pobreza y el empobrecimiento creciente en el país, que se articula y se manifiesta 
frente a un paquete de reformas que sucumben ante las necesidades del hambre y la 
pobreza. Mas allá de la reforma tributaria, a la salud, laboral o pensional lo que habita en la 
protesta es la rabia del hambre y esa rabia se ha desprendido de todo miedo, porque 
cuando la única oferta de vida que existe es la muerte, entonces la muerte pierde el sentido 
aterrador que tiene y se vuelve causa de vida y de protesta. 
 
La instrumentalización criminal de la fuerza pública por el gobierno del presidente Iván 
Duque y su coalición, no muestra otra cosa que su incapacidad para encontrar salidas 
distintas a la utilización de la violencia y esto lo ha entendido la población en la protesta, 
que con la construcción de las primeras líneas ha perdido todo temor a la acción criminal 
de la fuerza pública y con desproporcionalidad absoluta busca enfrentarla con imaginación. 
Ha ocurrido algo inédito en la historia de la protesta y la movilización ciudadana, le han 
traslado el miedo a la fuerza pública que es ahora, una fuerza temerosa actuando con 
torpeza bajo la dirección de mandos irresponsables que miran el espectáculo desde los 
puestos de mando unificado o los centros de operaciones, cuando no por los televisores 
donde los noticieros tuertos, mirando los conflictos desde el ojo de los intereses 
dominantes. 
 
La población que está en las calles estuvo durante décadas rumiando su rabia y 
desesperanza en la intimidad de los dolores de sus necesidades, el fin parcial de la guerra a 
través del proceso de paz, dio origen a un periodo de transición cuya característica más 
sobresaliente es que la gente del común retomó las banderas de la movilización y la protesta 
y se lanzó a las calles libre de toda estigmatización. Al miedo lo derrotó el hambre. 
 
Las movilizaciones son un producto del proceso de paz, porque en el inconsciente colectivo 
surgió la necesidad de superar el miedo, tomar sus propias agendas reivindicativas y 
propiciar la lucha política y transformadora. La agenda de los movimientos sociales es 
independiente de las guerrillas, hay una maduración en la sociedad y la juventud para salir 
a movilizarse o participar y no optan por la violencia como forma de lucha sino la presencia 
multitudinaria en las calles. Esa juventud ha generado una esperanza muy grande que, 
aunque se expresa espontáneamente no se expresa mayoritariamente en torno a formas 
organizativas convencionales, ni a las prácticas de violencia. Hay una guerra sucia contra la 
movilización social, criminal y calculada desde el Estado y eso hay que detenerlo. 
 
No hay que perder de vista que este es un gobierno ultra neoliberal con políticas 
exacerbadas neoliberales que la pandemia puso de relieve con todos los indicadores de 
pobreza y hambre en un proceso de enriquecimiento y acumulación descarada de las élites 
económicas soportado sobre prácticas de violencia institucional y es contra esto, que se 
está enfrentando la sociedad movilizada. La corrupción y la guerra son el mecanismo de 
manejo del poder del Estado en el actual gobierno, es un narcoestado, capturado por las 
élites emergentes que se sometió a las élites tradicionales corruptas. La estrategia de la 
guerra contra el narcotráfico se dirige contra la sociedad. Un gobierno débil, autoritario y 
en declive es muy peligroso porque recurre con más fuerza a la violencia, utilizando todo su 
potencial criminal de la ley y de la fuerza. 
 
La salida: Un laberinto de búsquedas 
 
Los que están en las calles son los jóvenes de Colombia y los sectores populares, estamos 
hablando de una multitud dispersa que se convoca a la movilización desde distintas 
consignas y a través de distintos medios. Las formas y las maneras en que se organiza la 
gente son muy diversas, así como las formas de protección que se están construyendo. La 
protesta se dirige contra símbolos que representan la opresión y son la razón de la 
inconformidad de los sectores populares. 
 
No es una protesta desestabilizadora es una protesta de agendas reivindicativas diversas 
que han sido incumplidas por décadas y, esta situación hace que no haya una fórmula para 
resolver este problema, hay incertidumbre en relación con las salidas, porque hay rabia y 
hastío contra la institucionalidad y hay incredulidad absoluta, en un escenario de 
usurpaciones de la representatividad legítima. 
 
Ahora no funciona la simulación de un diálogo con fuerzas que no representan a nadie, para 
luego incumplir acuerdos o llenar el imaginario de promesas desmovilizadoras. Es necesario 
entender a profundidad la naturaleza de la protesta para poderle dar una salida. 
 
En las últimos tres décadas en Colombia se han generado unas circunstancias de 
victimización que fueron reconfigurando las lógicas de la protesta. Las ciudades se han 
tocado en sus realidades y se han desprendido de la comodidad de lo urbano en un contexto 
donde la guerra estaba en lo rural. Los medios digitales nos pusieron en tiempo real frente 
a la movilización y la violencia y han generado una dinámica de solidaridad no solo nacional 
sino internacional. El volumen de información que circula por las redes pone en evidencia 
la crudeza del comportamiento institucional frente a la protesta, la barbaridad policial, la 
presencia militar, los desgarradores hechos de tortura, la violencia y la muerte. 
 
Estos hechos han conmovido al planeta. La movilización está regada por el mundo en las 
principales ciudades de Estados Unidos, Europa, Asia y América latina;se ha manifestado la 
solidaridad mundial en plazas, calles, sitios emblemáticos y en las puertas de los consulados 
y embajadas han levantado las banderas de la Colombia enlutada y herida por el terror del 
Estado. La protesta ha convocado pronunciamientos de la alta comisionada para los 
Derechos Humanos de las Naciones Unidas, de la Comunidad Europea, del responsable de 
los Derechos Humanos del Congreso de los Estados Unidos, de la comunidad académica e 
intelectual del mundo, de los premios nobel y ha llenado los más importantes noticieros y 
periódicos del mundo. El único que no ha entendido la dimensión de la protesta es el 
gobierno autista, experto en engaño y simulación, del presidente Iván Duque Márquez. 
 
La protesta y la comunidad internacional reclama con urgencia la desmilitarización de las 
ciudades, parar la violencia desbordada y criminal en la ciudad de Cali, llevar la educación 
política a las calles en el camino de consolidar una nueva cultura política ciudadana centrada 
en la defensa de los derechos. 
 
En las calles están los hijos y las hijas de los éxodos y las desesperanzas. Están los jóvenes 
de las universidades de todas las clases al lado de los sectores populares, rechazando la 
época que se les quiere heredar porque es una época de pobreza, hambre, desempleo y 
deshumanización. 
 
Hay una rebeldía urbana-rural que ha coincidido en un mismo propósito de movilización 
que obliga a pensar en un escenario transformador porque la oferta de solución 
institucional no es la que reclama la sociedad actualmente. 
 
La calle se ha convertido en un lugar para la democracia descalza. El barrio y la vereda están 
entrando en la geopolítica y las políticas de seguridad global y los escenarios de la disputa 
política democrática. Hay que releer el mundo y pensar en las lógicas políticas que están 
asumiendo los poderes económicos y la extrema derecha. Hay que superar la dialéctica de 
los odios premodernos en la que nos quieren mantener enfrentados y sometidos. 
 
Sí, lo que está pasando en el país es un estallido popular, pero este estallido no va a 
permanecer eternamente en las calles, se va a mover entre la movilización efectiva y la 
movilización latente, es necesario encontrar una salida que conserve la capacidad de 
movilización de la gente. El movimiento se aplacará un poco, pero resurgirá con frecuencia 
contra un Estado social de Derecho que niega los derechos y reprime. 
 
Este es un momento difícil, seguramente algunos sectores quieren resolver sus problemas 
de manera definitiva. Es un momento de crisis crónico de grandes incertidumbres. El 
gobierno está ganando tiempo para poder enfrentar este proceso. Está buscando impulsar 
el proceso de refundación de la patria que se planeó desde la década de los noventa entre 
las clases emergentes, el narcotráfico y el paramilitarismo y se la va a jugar toda por 
defender ese proceso de captura criminal del Estado. 
 
Teniendo presente estas circunstancias es necesario construir una ruta para sortear las 
demandas en torno a las cuales se mueve el PARO NACIONAL a partir del reconocimiento 
de todas las fuerzas y agendas que participan en él, que no son solamente de las 
organizaciones políticas, los movimientos sociales y el Comité Nacional de paro. Para 
garantizar esa participación amplia es necesario que el estado en su conjunto, esto es, el 
estado nacional, departamental y municipal, convoque mesas de conversación y acuerdos 
con los organizadores y representantes de la movilización social en los territorios. 
 
No sólo hay que atender la agenda central, sino, igualmente las agendas regionales qué son 
las que constituyen las reivindicaciones más sentidas de las poblaciones que se han 
movilizado. Hay que sentar en esas mesas al protagonista central de estas movilizaciones y 
quién ha puesto la mayor cuota de sacrificio, la juventud universitaria y popular para 
atender sus reclamos y darles protagonismo en las soluciones. 
 
Hay que colocar al centro de la solución tres problemas que son estructurales: la pobreza, 
el hambre y el desempleo. La situación económica de los colombianos obliga a tomar en 
consideración la propuesta de RENTA BASICA. Las reformas a la salud, laboral y pensional 
deben ser el resultado de un larguísimo proceso de conversaciones y de consensos con 
todos los sectores de la sociedad, trabajadores, empresarios y pensionados. 
 
Una reflexión especial y un acuerdo al respecto debe resultar del tratamiento del 
comportamiento de la fuerza pública frente a la legítima protesta y esto obliga a determinar 
la regulación efectiva del uso de las armas en el marco del ordenamiento constitucional. De 
este punto se deriva necesariamente una reforma a las fuerzas militares y de policía que les 
permita cumplir de manera efectiva con su misión constitucional y la salvaguarda de los 
derechos humanos en el camino de recuperar el ordenamiento legal la legitimidad de la qué 
debe gozar, por el reconocimiento que la población hace de su desempeño. 
 
Es muy importante mantener en alto el optimismo y el entusiasmo de la movilización 
legítima y pacífica como un patrimonio de una sociedad que se construye en la ampliación 
de la democracia descalza y llamar la solidaridad permanente de las Naciones Unidas , el 
Comité de la Cruz Roja y la comunidad internacional para que actúen en solidaridad con las 
comunidades y demanden al Estado por la política oficial de abuso policial generalizado que 
opera en todo el país que ya tiene muertos, desaparecidos, violación sexual y un elevado 
número de heridos. Las organizaciones de Derechos Humanos tienen la responsabilidad de 
evidenciar los hechos de violencia institucional y llamar el acompañamiento internacional. 
 
 La movilización no va a detener sus pálpitos de protesta legítima, se va a mantener de 
manera constante en los próximos años en la historia del país hasta encontrarse con la 
satisfacción de derechos fundamentales. Hay una conciencia mayor de la población en las 
razones de la movilización de las comunidades. 
 
Es necesario entender este momento, poder explicarlo e interpretarlo correctamente, para 
poder actuar adecuadamente conforme a las exigencias del momento concreto. 
 
Hay que ponderar en alta estima la solidaridad ciudadana de los profesionales de la salud y 
la valentía de la juventud. Esta movilización no atiende a ninguna agenda reivindicativa, es 
la explosión de años y décadas de abusos de la explotación a la que ha sido sometido el 
pueblo. Este es un movimiento por la dignidad y contra la violencia criminal y opresiva del 
Estado y las élites políticas y económicas del país. 
 
Referencias. Este artículo se escribió con las notas de investigación del autor que han dado 
origen a varios textos a lo largo de las últimas semanas en particular Colombia: Resistencia 
y movilización Fractal, publicado por la plataforma analítica de El comején, en Europa; Diez 
ideas fuerza para construir una salida. Así como las reflexiones realizadas al respecto de la 
movilización en Aula Libre y en el Centro de Pensamiento. Punto de Encuentro. 
 
 
PARO NACIONAL: DESPIERTA PUEBLO, ¡DESPIERTA! 
Alex Santiago Calderón Silva 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
 
El pasado 28 de abril comenzaría una de las manifestaciones con más participación en los 
últimos años, dichas manifestaciones duraron más de 1 mes en todo el país; primero resulta 
necesario entender el contexto, es decir, aquellos antecedentes que conlleva el llamado a 
un paro nacional. Todo empieza el 5 de abril cuando el gobierno Duque radica un proyecto 
de ley que buscaba recaudar 25 billones de pesos, una reforma tributaria en todo su 
esplendor, pero que tiempo después para intentar desviar la atención y calmar ánimos se 
le otorga el nombre de “Ley de Solidaridad Sostenible”. Como si esto no fuera suficiente 
razón para el estallido social, unas semanas después del anuncio, el exministro de Hacienda, 
Alberto Carrasquilla, en una entrevista con RevistaSemana dice que el precio de una docena 
de huevos ronda los 1800 pesos. 
Aquel evento del exministro solo mostraba lo poco informado que se hallaba el gobierno y 
las nulas bases sobre las cuales se sustentaba la reforma tributaria (reforma que sería 
retirada al 3 día de las multitudinarias manifestaciones). Aunque en las manifestaciones no 
todo fue color de rosa, los logros conseguidos se vieron opacados por una fuerte represión 
propiciada por parte de la fuerza pública, además de desaparecidos, asesinatos y faltas a 
los derechos humanos propiciadas por el gobierno, que se convertirían en una constante 
durante los más de 2 meses de paro en el país. 
 
Las protestas no las podemos dejar o fundamentar tan solo en la reforma tributaria que 
intentaba imponer el gobierno Duque, el anuncio de la reforma tributaria lo podríamos 
tomar más como un encendedor, un encendedor que estaba dentro de un cuarto lleno de 
gas, que explotó al sentir la mínima chispa. Desde el siglo pasado las leyes injustas, la 
violencia, los abusos y el abandono estatal han sido una constante, luego sumando los 
abusos por parte de la fuerza pública, abusos que llevarían a su deslegitimación y que solo 
mostrarían que Colombia es un Estado fallido en cualquiera de los sentidos, que el Estado 
ya no les garantizará a los colombianos que estaban seguros y que la fuerza pública les 
protegía solo trajo caos, ira y cansancio. La combinación de los últimos tres es un detonante, 
ira por parte de aquellos que han perdido sus ojos, de aquellos que han perdido a quienes 
aman en una lucha que no debería costar la vida, cansancio por parte de aquellos que 
trabajan por un mejor país y por un futuro, pero que para lograrlo encuentran una traba 
tras otra. 
 
Tenemos que analizar las diferentes cosas que deja el paro nacional, primero la toma de 
vocería por parte de los jóvenes, quienes decidieron desprenderse del Comité de Paro 
porque no representaba sus intereses, en gran medida es cierto, el Comité Nacional de Paro 
está compuesto por personas de edad que no saben ni siquiera cuales son las necesidades 
reales de los y las jóvenes, seguido de esto está el despertar de muchos de los sectores y la 
gran decaída que ha sufrido el uribismo por la pésima administración del gobierno Duque, 
además de los múltiples escándalos que han rodeado a la Policía Nacional, comenzando 
desde el 2019 con el asesinato de Dilan Cruz Medina por parte del ESMAD, al año siguiente 
en septiembre la brutalidad policiaca le causó la muerte a Javier Ordoñez y por ultimo este 
año con el asesinato, desaparición y mutilación que sufrieron los protestantes, esto último 
causo tanto impacto que a lo largo del mundo Colombia fue primera plana en varios de los 
periódicos más importantes del planeta, todo esto debido al exceso en el uso de la fuerza, 
los abusos y la violación de los derechos humanos. 
 
Este es un gobierno que siempre se ha jactado de decir que son defensores de la 
democracia, por desgracia ellos demostraron lo que realmente eran, gente con ansias de 
muerte. Eran iguales a lo que siempre han jurado destruir, las imágenes de policías 
disparando a los manifestantes, de gente armada escoltada y protegida por la policía se 
volvieron algo de todos los días, el gobierno que siempre había pedido a Venezuela respetar 
el derecho a la libre protesta y los diferentes derechos humanos, le había negado la entrada 
a la Comisión Interamericana de los Derechos humanos también conocida sus siglas CIDH. 
Parecía una broma de mal gusto, la clase política tradicional del país miraba hacia otros 
lados mientras su propia casa se quemaba, mientras hacían el ridículo una vez más a nivel 
mundial; así lo que se volvía evidente era que el uribismo mostraba los dientes frente a 
todos como un perro rabioso. 
 
Aunque si se es capaz de criticar a un gobierno que hiere, lastima y mata también se debe 
ser capaz de mirarse al espejo y autocriticarse, se debe ser capaz de identificar cuando se 
está transformando en lo mismo que se juró nunca ser. La “Primera Línea”, aunque se 
convirtió en un signo de la protesta y de la resistencia, también tuvo sus cosas malas, en 
uno de los principales puntos de concentración de la Primera Línea como lo es el Portal de 
las Américas, la protesta y la resistencia habían pasado a un segundo plano, se vieron 
opacados por montar una “Olla” como se le conoce popularmente a los expendios de droga 
y en un punto donde los crímenes estaban a la orden, distintas organizaciones feministas 
denunciaron violaciones a mujeres en inmediaciones al portal, otros cuantos reportaban 
atracos y el último punto que fue definitivo el asesinato de un motociclista a manos de ellos. 
Exacto todo lo que se le criticaba al gobierno y a la fuerza pública como lo es: el tráfico de 
drogas, violencia contra las mujeres y asesinatos se habían vuelto también del común entre 
los que eran la resistencia. Las palabras que decían no se reflejaban en sus acciones 
 
Tenemos que aprender de lo que dejó el paro, las cosas buenas y las malas, las buenas 
porque nos dirán cuál es el camino para seguir y de las malas aprender qué es lo que no se 
debe volver a cometer. Es un pueblo que hasta ahora se está levantando, que hasta ahora 
da sus primeros pasos en la lucha contra el sistema opresor, eso significa que somos torpes 
aún, pero también significa que como hasta ahora estamos aprendiendo a andar podemos 
aprender de los otros y corregirnos para así lograr una mejor sociedad, una sociedad sin 
discriminación y violencia, una sociedad donde el amor triunfe sobre el odio. Recordando 
las palabras de Bolívar “Cuando la tiranía se hace ley, la revolución es un derecho”, 
seguiremos en la lucha por un país más justo para todos y para todas 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
“MARICONEO” EN EL PARO NACIONAL 
Andrés David Pineda Suárez 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
 
FOTO: Twitter @jeison_benavids 
En una sociedad en la que se ha discriminado, segregado, ignorado, censurado, golpeado y 
asesinado a los sectores diversos; los gritos, el arte y el mariconeo han sido el arma con el 
que responden a las balas. 
 
El pasado 28 de julio del 2021 se celebraron 3 meses del Paro Nacional que inició a causa 
del descontento social por la desconexión de los y las dirigentes del país. Han sido más de 
92 días en que las manifestaciones, las marchas, las luchas barriales y la violencia se han 
tomado las conversaciones nacionales e internacionales. El descontento ha venido 
acumulándose en gran parte de la ciudadanía, principalmente en la juventud, desde hace 
mucho tiempo y la pandemia sólo ayudó para que este sentimiento estallara en las calles. 
La Reforma Tributaría solo fue el florero de Llorente de todas las problemáticas que aquejan 
a la sociedad colombiana: pobreza, abandono estatal, falta de oportunidades de acceso a 
la educación, desigualdad, discriminación, precariedad laboral, problemas con la salud y el 
descarado beneficiamiento de la élite del país. 
 
 Resistencia fue una de las palabras que más se podían oír y leer durante las jornadas 
de manifestación y ese sentimiento colectivo también fue ocupado por algunos sectores de 
la comunidad LGBTIQ que clamaban por un país más justo y equitativo por medio del arte 
y la corporalidad. Para nadie es un secreto que las personas queer han sido una población 
históricamente violentada en el país a causa de la moralidad religiosa y conservadora, por 
ello encontraron en sus demostraciones artísticas una herramienta para unirse al paro y 
luchar mano a mano con quienes lo hacían desde diferentes banderas para hacer visible la 
violencia de la que son objeto diariamente por parte no solo de la sociedad sino también 
de las instituciones que, se supone, deberían velar por su bienestar. 
 
 Y no es para menos, pues hay razones de sobra para salir a las calles a manifestarse: 
Las personas con experiencia de vida trans continúan siendo asesinadas y olvidadas, como 
el caso de Alejandra Monocucoque murió luego de que los servicios de salud se negaran a 
atenderla por ser trans, prostituta y por vivir con VIH; No hay oportunidades laborales para 
las personas trans; los asesinatos y la violencia a personas en cuestión de su expresión de 
género, identidad y orientación sexual continúan siendo noticia diariamente; la 
discriminación en lugares públicos a este sector es permanente; las personas que del sector 
que se dedican al arte se vieron profundamente afectadas por la pandemia y poca fue la 
ayuda que se les brindo; los hogares siguen siendo lugares inseguros para las personas 
LGBTI+ que durante el encierro fueron constantemente atacadas y discriminadas; y, por si 
fuera poco, los malos tratos por parte de las fuerzas públicas de los que son objeto 
constantemente las personas disidentes son el pan de cada día. Estas y muchas razones más 
hicieron que estos colectivos se decidieron a salir a las calles a unirse a la lucha. 
 
 Uno de los eventos más mencionados en los que participaron estos movimientos 
fue el del ‘Vogue’ como resistencia, cuando tres artistas trans y queer se subieron a uno de 
los espacios de la Plaza de Bolívar, epicentro de llegada de las manifestaciones, a bailar 
frente a uniformados del ESMAD, la fuerza represiva del estado. Este baile ha representado 
desde sus inicios a las resistencias queer, pues nació en los años 80 en los barrios 
marginados de New York en la escena ballroom, donde se reunían personas trans, gays, 
lesbianas, latinas, negras y más para celebrar su existencia y encontrar un lugar seguro 
dentro de una sociedad conservadora. El Vogue era un acto performativo, presentado 
comúnmente como un baile, que representaba una forma de expresión dentro de la 
discriminación, la marginación y que burlaba las expresiones hegemónicas de las clases 
dirigentes. Así, fue retomado en Colombia dentro del Paro Nacional por Neni Nova, Axid 
Evony y Piiscis que protestaron desde el arte por la situación del país y que fue reproducido 
múltiples veces en redes sociales. La lucha no sólo era en las calles, sino que por medio de 
su cuerpo estaban llegando a los hogares a mostrar que las vidas trans y queer importan. 
 
 De la misma forma, en el marco del Paro Nacional, el movimiento ‘Toloposungo’ que 
es un acrónimo de la frase “Todos los policías son una gonorrea” y que resignifica al 
movimiento internacional ‘ACAB’ (All Cops Are Bastards) se tomó las calles para 
manifestarse por los asesinatos trans y por la violencia policial. Toloposungo es un 
movimiento trans-marica que por medio del baile, el performance y su cuerpa buscan la 
abolición de la policía, dignificar el trabajo sexual y hacer visible la baja esperanza de vida 
de las personas con experiencia de vida trans. Con ropas verdes fosforescentes, el mismo 
verde que distinguía a estas fuerzas armadas (antes de su cambio ridículo e innecesario de 
uniforme) salieron a las calles en varias ocasiones a hacer vogue, twerk y gritarle de frente 
a los policías. Estas herramientas corporales resignifican expresiones que tradicionalmente 
son mal vistas por la sociedad. En su camino por las calles armaron un ball (competencia 
que a través de performances hace críticas a la sociedad, la hegemonía, la segregación y 
otras cosas más) en el que se desfilaba por categorías que referenciaban a la lucha social 
que se vivía en el momento. La categoría “Paraco” fue una de ellas, quienes desfilaban 
actuaban y se vestían como los mayores representantes de la cultura paramilitar en el país: 
Álvaro Uribe Vélez, Martha Lucía Ramírez e integrantes de las Fuerzas Públicas. 
 
 Así mismo, dentro del Paro Nacional se inició el debate de la lgbtiqfobia y la 
misoginia dentro de la movilización social, especialmente en sus arengas. Estas expresiones 
verbales animan a las personas que marchan y son usadas como denuncia o como sátira 
hacia la clase política. Sin embargo, durante estas manifestaciones hicieron ruido varios 
canticos que decían cosas como: “El que no salte es uribista maricón”, “el que no salte es 
policía y maricón” y otras frases que hacían referencia a que las personas contra las que se 
marchaba eran “maricones” o “hijos de puta”. Aunque para muchas personas estas frases 
o palabras hacen parte de la jerga del país y no buscan discriminar o atacar a dichos grupos 
sociales, lo cierto es que para aquellas personas que han crecido fuera de la heteronorma 
esos “insultos” no son algo que tomar a la ligera, puesto que han sido armas para denigrar 
y reforzar la idea de que están mal. 
 
Con el tiempo, estos términos han sido re - apropiados para representar la misma lucha que 
es vivir fuera de lo que es considerado “normal” en la sociedad. Por ello se abrió el diálogo 
para cuestionar el privilegio heteropatriarcal de aquellos marchantes que ignoraban que 
dentro de la manifestación había gais, lesbianas, trans, personas no binarias y demás que 
también se sentían enojo por la situación en la que se encuentra el país. Implícitamente, 
esas expresiones violentan a las personas disidentes porque hacen creer que dentro de la 
movilización no hay espacio para las maricas o para las putas, además, de la notoria falta 
de respeto que se da al equiparar las luchas queer con grupos como el uribismo o la policía 
que tanto daño le han hecho al país. Porque no es lo mismo atentar contra el pueblo que 
tener una identidad, expresión u orientación diversa. Ante esto, surgieron expresiones que 
demostraban que los maricas jamás serán policías o uribistas y que, como lo gritaba el grupo 
“toloposungo”, las putas no paren tombos. 
 
 Así, los grupos hetero-disidentes se tomaron las calles junto a las demás personas 
que marchaban, reclamando el espacio público como suyo y luchando desde la creatividad. 
Haciendo frente con la sociedad a problemáticas que les atañen a todas, todos y todes; 
como lo dijo Myth Drag Queen: “protestamos en un país que nos ha invisibilizado”. 
 
 
PARO CÍVICO NACIONAL 2021 
 OPORTUNIDAD HISTÓRICA PARA LA REIVINDICACIÓN DE LOS PUEBLOS 
ORIGINARIOS 
 
Andrés Felipe Ospina Suárez 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
Los pueblos originarios de nuestra nación se levantaron durante las masivas jornadas del 
paro nacional que se han tomado el país desde abril y que hasta el día de hoy han logrado 
introducir en la conciencia colectiva de la nación preocupaciones por la viabilidad del 
territorio y del mantenimiento de la vida que han estado escondidas en medio de la nubla 
burocrática y la habladuría de generaciones de políticos criados en las mejores familias, 
viviendo las comodidades propias de una clase que reivindica valores coloniales y que se ha 
mantenido inmóvil frente a las verdaderas problemáticas de esta nación. 
El objeto de este ensayo es resaltar brevemente la labor de estas comunidades en este 
estallido popular, su compromiso con el cuidado de la tierra y el reclamo permanente por 
el respeto a su forma de vivir. Ahora bien, quisiera poner de presente algo un poco alejado 
del foco de la mayoría de las protestas, pero que está íntimamente relacionado con los 
principales reclamos de esta. 
 
Contextualización 
Colombia atraviesa un momento crucial de cara a decidir cuáles serán los valores, principios 
y prioridades frente a un futuro que requiere el más encomiable de los esfuerzos para 
mantener a flote lo que conocemos como “normalidad” mientras protegemos el único 
espacio que tenemos para desarrollar la vida. Nuestro planeta, moribundo y ultrajado, no 
resistirá mucho más si no se hacen cambios profundos. 
Urge buscar alternativas a la catástrofe, debemos poner sobre la mesa esta discusión, 
llamar a todos a participar. Ahora bien, la actualidad política y social del país nos arrojan y 
nos sitúan frente a un desafío que puede superarse si tan solo fijamos nuestra vista en una 
fuente de conocimiento ancestral y de valor incalculable, olvidada y desprestigiada por los 
ojos de la academia occidental, las comunidades indígenasnos han estado advirtiendo y 
han puesto de presente la necesidad de cambios en la forma de relacionarnos con la tierra 
por décadas. 
Como es usual en nuestro país, por racismo y arribismo cultural, se han ignorado a estas 
comunidades y se han apartado del orden nacional, todo esto en pro de mantener intacto 
el sistema de castas colonial que privilegia a las elites blancas de este país, mismas élites 
que han controlado y controlan casi todos los medios para el sostenimiento de la vida, 
desde la tierra hasta la opinión pública. 
Por eso no es de extrañar que esta sociedad este llena de prejuicios, desde la educación 
estandarizada donde se extiende el dominio cultural que deja ciego al ciudadano común 
para que ignore esta violencia estructural que lo empuja a olvidar, o simplemente, a 
desconocer su pasado y ascendencia, a mirar con asco al indígena y apartarlo. 
Este precedente es importante, especialmente, porque este paro y, en general, la ola de 
descontento popular que se ha extendido por todo el territorio nacional apela a un cúmulo 
inmenso de injusticias que ha vivido cada colombiano desde el momento que nace. 
Hablamos de un sistema armado para que el statu quo se mantenga indefinidamente y para 
que aumente gradualmente el nivel de explotación al que puede someter al pueblo. 
El rol de la Minga en el paro nacional 
Cuando las poblaciones más vapuleadas se empiezan a levantar es apenas lógico que esta 
clase dirigente use todos los medios que estén a su alcance para reprimir y apaciguar a la 
gente, por eso no es extraño el uso de tácticas militares para frenar la protesta pacífica 
como tampoco lo es la constante desinformación y alteración de la verdad para dividir a la 
gente, para pintar buenos y malos, héroes y villanos, orden y caos. 
En medio de esta confusión, brilla la labor que han desempeñado las comunidades 
indígenas. La minga ha protagonizado una lucha constante por sus derechos y los del 
campesinado colombiano, en la articulación y organización de las ayudas para los 
manifestantes y, más importante aún, en la defensa del derecho a la protesta y en la 
salvaguardia de todos aquellos que participaron en las movilizaciones. 
Pero su labor no termina ahí, solo hace falta ver el sitio web del CRIC y leer sus comunicados 
y notas de prensa para evidenciar sus motivos y sus acciones para transformar su realidad, 
Geraldine Hernández recoge la voz de Eduin Capataz quien de manera breve manifiesta el 
reclamo de todo un pueblo: 
“Estamos en un contexto donde los gobiernos han construido una narrativa en torno a las 
comunidades indígenas. Han constituido un rezago social utilizando el tema de la guerra 
interna para tapar actos de corrupción que golpean a los más pobres de las zonas rurales. 
Vivimos una violencia estructural” (Hernández, 2021). 
Esta guerra interna ha transformado la forma de experimentar la vida de muchas 
comunidades donde no solo los indígenas sino también los campesinos han sufrido 
innumerables abusos (el desplazamiento interno, por ejemplo), se ha roto la relación de 
muchos con la tierra que los vio nacer y de los que deviene la mayoría de sus ancestros, 
tierras que ahora son parte de los latifundios de los grandes terratenientes de la nación. 
Una reflexión agridulce 
Frente a este panorama, cobran sentido muchas de las exigencias que hacen nuestras 
comunidades indígenas para el ojo del que no ha prestado atención y que se une 
automáticamente con los esfuerzos de un estado, cada vez más presionado, a salvaguardar 
su riqueza ambiental. 
Se unen los cabos y se vislumbra que los pactos y las promesas son palabras al viento, pero 
que, de fondo, atiende a los orígenes de la crisis, apunta al centro de la injusticia (como diría 
la gran Violeta Jara) y revela que el sistema capitalista salvaje ha devorado tanto y ha 
consumido tanto al planeta para el beneficio de tan pocas personas que, en apariencia, ya 
no queda lugar para nosotros en este planeta. Ni para los que debemos buscar la vida en 
los restos del que fue un planeta extremadamente fértil ni para los ricos que buscan la vida 
en las estrellas. 
No obstante, ahí estuvo la alerta temprana que emitieron los pueblos indígenas y ahí están 
las soluciones, en el fin de ese colonialismo intelectual, cerrado y dogmático. La esperanza 
está en la reivindicación de los “descartados”. 
Bibliografía 
Hernández, G. (7 de junio de 2021). Paro Nacional en Colombia: la eterna lucha de 
la minga indígena por una vida digna. Obtenido de C.R.I.C Consejo Regional 
Indígena del Cauca: https://www.cric-colombia.org/portal/paro-nacional-en-
colombia-la-eterna-lucha-de-la-minga-indigena-por-una-vida-digna/ 
 
LA PRIMERA LÍNEA: ¿JUVENTUD PERPETUADORA 
DEL SISTEMA PATRIARCAL? 
 
Aura Natalia Cuartas Parra 
Politóloga - Universidad Nacional de Colombia 
 
 
Bogotá D.C. 14 de mayo del 2021. Foto tomada por Luis Carlos Ayala. 
 
 
En Colombia hemos vivido desde tiempos inmemorables la hostilidad, olvido e indolencia 
de gobiernos desapegados a las necesidades de sus ciudadanos. Hoy por hoy, en Julio de 
2020 seguimos bajo un ambiente tenso donde los resentimientos en contra de los que 
conforman todo el mandato están a flor de piel. La rabia e indignación que generó las 
negligentes condiciones socioeconómicas en las que se encontraba más de la mitad de la 
población colombiana a raíz de la pandemia, motivó a miles de personas alrededor del 
país a ejercer su derecho a la protesta. Sin embargo, la respuesta del régimen fue la 
misma: represión. 
Ante la falta de conciliación con el presidente Iván Duque, la juventud decidió organizarse 
por medio de líneas; la primera, segunda, tercera y cuarta, cada una con diferentes 
funciones para amortiguar el paso del Escuadrón Móvil Anti-Disturbios (ESMAD) y, de 
proteger a los manifestantes. Al ser uno de los conceptos más resonantes en medio de 
las manifestaciones, el presente escrito pretende resaltar y realizar una pequeña crítica 
hacia el papel que ocuparon los jóvenes en las líneas organizadas dentro del marco del 
Paro Nacional. 
La “Primera Línea” es una forma de organización en la que grupos juveniles de distintas 
ciudades como Pasto, Bogotá, Cali y otras regiones alrededor del país decidieron ejecutar 
como forma de lucha y resistencia. Caracterizados por utilizar escudos pintados con las 
siglas ACAB (All Cops Are Bastards, en español traducido como “todos los policías son 
bastardos”) o “Nos están matando”, vestir de gafas para soldar, cascos y capuchas. 
Los jóvenes (hombres y mujeres) partícipes en estos espacios son de origen popular que 
objetan por el bienestar del resto de civiles, el actuar en defensa propia y resistir a los 
ataques del ESMAD. Principalmente, existen cuatro primeras líneas con funciones 
diferenciadas a la cabeza de toda la movilización: la primera, se caracteriza por el porte 
de escudos que aminoran los ataques de la policía; la segunda, representa los refuerzos 
y el contraataque; la tercera, brinda apoyo para minimizar los gases utilizando trapos y 
leche de magnesia; y la cuarta, se encarga de brindar los primeros auxilios y de estar al 
pendiente de los compañeros heridos. 
Las líneas recibieron apoyo por medio de colectas y dinero para el mantenimiento de sus 
campamentos y de su alimentación; cabe resaltar que dichos soportes fueron brindados 
por el resto de los ciudadanos que vivían en las mismas barriadas. Fue y es una 
organización que hizo frente a los actos de la fuerza armada gracias al sector 
popular. Ahora bien, se puede decir entonces que una lucha del pueblo fue aplacada a 
manos de una fuerza bien equipada con el resguardo del gobierno actual. ¿Fue un choque 
justo y proporcionado? ¿El ESMAD y los agentes de policía midieron su fuerza frente a 
unos escudos? Definitivamente, no. 
En primer lugar, se pudo contemplar la capacidad armamentística que poseen las fuerzas 
colombianas.El ESMAD, contiene en su poder cartuchos de gas, bolsas de perdigones 
(llamadas “Bean Bags”), su ropa —un overol, guantes y pasamontañas— son retardantes 
al fuego y además tienen en su poder camionetas blindadas y tanquetas lanza agua. 
(Policía Nacional, 2021). Incluso Venom, una de las tanquetas más costosas que contiene 
el Escuadrón en su poder (cuesta alrededor de 400 millones de pesos) se caracteriza por 
su innovación y capacidad de alcance “ya que cuenta con tres compartimientos de carga, 
con capacidad para alojar 10 cartuchos electrónicos cada uno” (El Espectador, 2021). 
Ahora bien, la policía, que es otro órgano del Ministerio de Defensa, maneja bastones y 
armas de fuego. Se puede entrever entonces una desmedida entre la fuerza de los 
manifestantes y de los policías; esta desproporción desembocó en abuso de poder, 
violaciones a los derechos humanos y masacres. Sobra decir que la protección que 
disponen los manifestantes no es equiparable frente a todo el equipo arsenal con el que 
cuentan las fuerzas policiales y, que la Primera Línea fue persistente y tenaz a la hora de 
defenderse. 
La ejemplar resistencia y valentía de la Primera Línea en contra de las fuerzas opresoras 
(criticadas por asesinas, violadoras, y abusadoras de poder) fue objeto de admiración, 
empero no se puede evitar caer en el juicio de sus acciones que en algún momento 
tomaron parecida dirección. Es necesario acudir a la desaprobación de actos misóginos 
que solo dejan en evidencia el sistema patriarcal en el que están sumidas las 
mujeres. Uno de los casos más conocidos, fue el de la Primera Línea de Suba que violentó 
a una mujer dentro de uno de sus campamentos; sostuvo que la obligaron a meterse a 
una laguna sin ropa mientras la insultaban, para después golpearla y violentarla en 
repetidas ocasiones (Infobae, 2021) y el caso del renombrado Portal Resistencia, antes 
Portal Américas, donde en medio de un acto de protesta se supo de un abuso sexual, sin 
embargo el evento continuó si nada hubiese pasado. 
¿Realmente es justa la inmortalización de violencia en contra de las mujeres? Si acá en 
Colombia buscamos un cambio para el bien, se hace necesaria la visión de colectivos 
feministas que logran mermar a los agentes perpetradores de violencias basadas en 
género. Es indigna y despreciable la normalización de este tipo de actos que 
menosprecian a las mujeres como sujetos políticos y de derecho. Los hombres, aunque 
pertenezcan a las líneas de resistencia, invalidan las opiniones feministas y las “mandan 
a callar” reproduciendo el mismo sistema hostil que ha sufrido la mujer colombiana a 
manos de las autoridades. 
 
Para condensar, la Primera Línea tuvo un papel importante que llenó de nostalgia a un 
país incapaz de organizarse de manera efectiva en contra de las fuerzas represivas. Sin 
embargo, se vuelve imprescindible la concientización sobre las problemáticas que viven 
las mujeres en las calles y revisar con lupa en mano dichas conductas machistas que 
recriminamos a los policías pero que tapamos y minimizamos cuando suceden al interior 
de las manifestaciones, pues es incoherente e hipócrita que sigamos reiterando el mismo 
sistema patriarcal del que, se supone, estamos en contra. 
 
Bibliografía 
Ayala, Carlos. (14 de mayo de 2021). ARTE Y RESISTENCIA. Ayer en Colombia se denunciaba 
que una menor de 17 años fue detenida, abusada (por la policía en Popayán) en el 
marco de las manifestaciones del paro nacional que se adelanta en el país; se suicida 
luego de salir de la (…) [Fotografía] Recuperado de: 
https://www.instagram.com/p/CO22M25r-04/?utm_medium=copy_link 
El Espectador. (5 de Mayo de 2021). Venom: el arma en la tanqueta del Esmad, que causó 
https://www.instagram.com/p/CO22M25r-04/?utm_medium=copy_link
pánico en el sur de Bogotá, en el Paro Nacional. Obtenido de El Espectador: 
https://www.elespectador.com/bogota/venom-el-arma-en-la-tanqueta-del-esmad-
que- causo-panico-en-el-sur-de-bogota-en-el-paro-nacional-article/ 
Infobae. (06 de Julio de 2021). Joven denuncia a una primera línea de Suba por violencia de 
género: “me hicieron meter a una laguna sin ropa”. Obtenido de 
https://www.infobae.com/america/colombia/2021/07/06/joven-denuncia-a-una-
primera- linea-de-suba-por-violencia-de-genero-me-hicieron-meter-a-una-laguna-sin-
ropa/ 
Policía Nacional. (24 de Julio de 2021). Medios Técnicos de los Escuadrones Móviles 
Antidisturbios de la Policía Nacional. Obtenido de 
https://www.policia.gov.co/especializados/antidisturbios/medios-tecnicos 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
http://www.elespectador.com/bogota/venom-el-arma-en-la-tanqueta-del-esmad-que-
http://www.elespectador.com/bogota/venom-el-arma-en-la-tanqueta-del-esmad-que-
http://www.infobae.com/america/colombia/2021/07/06/joven-denuncia-a-una-primera-
http://www.infobae.com/america/colombia/2021/07/06/joven-denuncia-a-una-primera-
http://www.policia.gov.co/especializados/antidisturbios/medios-tecnicos
 
MÉDICOS DE CALLE 
Brigadas de rescate y primeros auxilios durante el paro nacional 
 
JUAN DAVID LÓPEZ MARTÍNEZ 
Politólogo - Universidad Nacional de Colombia 
 
INTRODUCCIÓN 
Colombia atraviesa un ámbito socioeconómico fuerte debido a la crisis mundial del COVID-
19, adicional a la pésima gestión de gobierno ante la pandemia y su favoritismo ante la 
situación económica de los entes más ricos y lucrados del país con respecto a la pésima 
calidad de vida que viven los ciudadanos de baja y media clase, esta pésima gestión, sumado 
a las pocas y casi nulas ayudas del gobierno a los ciudadanos genero un descontento social 
el cual era de esperarse, ya que el desempleo subió al 16.1%, 5.6% más que el año anterior, 
de igual forma se registran más de 21 millones de personas que viven en pobreza y 7.4 
millones en pobreza extrema. 
Durante las protestas sociales llevadas a cabo en el marco del paro nacional del 2021, las 
cuales iniciaron el 28 de abril, a la fecha del 28 de junio, se registraron un total de 3486 casos 
de violencia policial, de los cuales 75 fueron asesinatos, 83 víctimas de violencia ocular, 28 
víctimas de violencia sexual, 1832 detenciones arbitrarias y 1468 casos de violencia física 
durante dos meses. Todo esto permite llegar a la pregunta, ¿Quién auxilia a todos los 
afectados por la fuerza pública durante el marco del paro nacional? 
MEDICOS CALLEJEROS 
Colombia ha sido un país donde poco se han frecuentado protestas de gran magnitud. A 
partir de noviembre del 2019 se empezaron a vivir fuertes concentraciones sociales con el 
fin de ejercer presión sobre el gobierno de turno, sin embargo, así como se viven protestas 
se han registrado altas cifras de abuso y exceso de fuerza por parte de las entidades públicas 
donde los afectados se ven gravemente excluidos de cualquier tipo de “primeros auxilios” 
por parte de los servicios paramédicos por la dificultad y la restricciones que tienen al 
ingresar a asistir a los manifestantes afectados. 
De ahí nace la idea de los médicos callejeros en Colombia, quienes son personas voluntarias 
las cuales ofrecen su conocimiento y su vida para realizar un servicio paramédico, auxiliando 
sin excepción alguna a cualquier persona afectada no perteneciente a la fuerza pública, los 
cuales ya tienen sus propios equipos y están sumamente amparados ante cualquier lesión o 
afectación física. 
La idea de los médicos callejeros es un término que se originó en Estados Unidos a partir de 
las protestas en contra de la guerra de Vietnam y fue esparciéndose por todo el mundo como 
por ejemplo las protestas de Paris o las protestas en Hong Kong, en las cuales se ve una 
organización envidiable a comparación de lo que se vive en Colombia. 
PARO NACIONAL DEL 28 DE ABRIL 
Durante las jornadas de paro que se vivieron a partir del 28 de abril, el cuerpo médico 
callejero se ha visto en la obligación de proteger y guiar de cierto modo a los integrantes

Continuar navegando

Materiales relacionados