Logo Studenta

fundamental

¡Estudia con miles de materiales!

Vista previa del material en texto

EL FUNDAMENTALISMO, INVIDENTE A LA EXISTENCIA 
DEL ARCO IRIS Y LA FOLIFONÍA 
Los cómics, como medio comunicacional, son parte de la prensa escrita que integra 
el mensaje icónico (dibujo) con el mensaje lingüístico (texto) y, como objetos 
culturales, son propios a las costumbres, conocimientos, creencias, 
manifestaciones o formas de pensamiento de la masa poblacional a la que 
responde. Todo medio de comunicación, incluyendo a los cómics, inciden en la 
percepción que un individuo puede tener del mundo, y su poder de penetración y 
los mensajes que promueven explícita e implícitamente, permean las mentes del 
ser humano desde la niñez, juventud y adultez. A través de la historia el cómic ha 
pasado de ser de una simple lectura, a ser un objeto comunicacional que se estudia, 
analiza y critica enmarcado en un entorno sociocultural específico, dentro de un 
mundo en donde reina la globalización y la transculturación. 
Tanto en el cómic como en el manga, y otros medios de expresión, son un forma 
más de propaganda ideológica que perpetúan las formas de pensamiento y valores 
que marcan a las sociedades para constituirse en un indicador cultural y un modo 
sutil de ponderosidad de ideas dominantes. Por tanto, mantienen elementos 
culturales y conceptos propios de la sociedad en la cual y para la cual se funde, se 
conjugan y transmiten ideologías. Éstas se entiende como el conjunto de ideas 
fundantes que caracteriza el pensamiento de una persona, colectividad o época, de 
un movimiento social, cultural, religioso o político que plantean posiciones respecto 
a la concepción de los diversos y múltiples problemas del mundo para crear la 
criticidad en una sociedad que conlleva a la perpetuación o transformación del 
sistema existente. 
Los cómics persiguen estimular en la conciencia social el espíritu crítico que en su 
proceso evolutivo está sujeta a constante cambio. En sus orígenes, a finales del 
siglo XIX, surge con un fin muy definido de entretener en su aparente inocencia e 
infantil; y luego en el siglo pasado, prosigue bajo la óptica de ideologías dominantes 
o hegemónica, muchas con bases teológicas, culturales, geopolítico, sociales o 
culturales. Las temáticas tratadas son muy variadas y pueden ir desde aquellas que 
tratan aspectos de la vida cotidiana en una determinada sociedad, hasta aquellas 
que ubican las acciones en mundos hipotéticos y figurados, y a veces, atiborradas 
de prejuicios discriminativos y hostiles como la misoginia, xenofobia, homofobia, 
intolerancia religiosa y política, entre otras, y que aún se perpetúan con formas de 
pensamiento y valores que marcan a nuestra sociedad. 
La inobservancia y extravío de pequeñas células extremistas islámicas ante las 
diferentes realidades y visiones del mundo que revelan los cómics occidentales ha 
producido dolor, aturdimiento y enojo en el mundo. Las respuestas con acciones de 
barbarie de grupos minoritarios islamistas dejaron 12 muertos el 7 de enero de 2015 
en París en las instalaciones del periódico semanal francés Charlie Hebdo, en la 
misma fecha en la que se publicó la polémica novela de política ficción Sumisión, 
del escritor francés Michel Houllebecq, con un guión imaginado en 2022 en el cual 
relata que su país sólo se impondrán las leyes islámicas y lo controlará los 
musulmanes. Las publicaciones satíricas de Charlie Hebdo en noviembre de 2011 
sobre las leyes islámicas y el profeta Mahoma, así generen polémicas, son 
percepciones diferentes que se debieron decodificar y no tomarse como burla, 
ironía, ofensa o indignación por las opiniones diversas reinantes en este mundo 
variopinto y de tantas voces. 
Entre otras manifestaciones abominables que también han perpetrado estos grupos 
se encuentran el magnicidio del presidente egipcio Anwar Sadat (6 de octubre de 
1981, El Cairo), el atentado a la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentino, 
Buenos Aires, 18 julio de 1994), el del 11-S (11 Septiembre 2001 en Nueva York 
contra las Torres Gemelas y el Pentágono en Virginia) y el del 11-M (11 de marzo 
de 2004 en Madrid); pero también, ha habido otros actos similares rasgos, como el 
magnicidio de Mahatma Gandhi por fundamentalistas hindúes el Nueva Delhi, (30 
enero de 1948). 
No se debe desconocer que la sátira y el humor abordadas en los comics son una 
de las partes constitutivas del arte y que pone en juego la inteligencia; aunque no 
haya una fuerte evidencia, se ha relacionado el humor como parte de la inteligencia 
individual, familiar y social. La inteligencia social la cimenta la aceptación de la 
libertad de expresión, de la tolerancia y del reconocimiento de la alteridad, a la 
existencia del otro con sus diferencias en las posturas y comprensiones religiosas, 
políticas, culturales, sociales y sexuales. La inteligencia entre las personas, y fuera 
de su concepción artística, el humor satírico es una herramienta seductora y 
persuasiva que contribuye a que se comuniquen mejor, cree actitudes positivas, 
solucione conflictos, adapte a las situaciones de la vida, se relacione con mayor 
perdurabilidad y refuerce la amistad. 
El humor en las personas, como herramienta curativa, equilibra las emociones, 
humaniza, fomenta la alegría de vivir, ayuda a elaborar las frustraciones y promueve 
innumerables beneficios en la salud física y mental. El humor permite reírse de uno 
mismo y de las tristezas e injusticias, romper las reglas, escaparse de memento del 
orden establecido, convertir las tragedias en comedias, los defectos en virtudes, 
abandonar la seriedad que acompaña las relaciones formales y del orden universal. 
Incluso, el buen estado de ánimo, aquel en el que se ríe cada quien por su condición, 
es un signo de inteligencia emocional, la persona se convierte en su propio 
protagonista como objetivo para fortalecer su autoestima y socializarse mejor, y por 
supuesto, se anticipa a la risa de los demás sin temor a ridiculizarse. 
Al igual que las viñetas de Charlie Hebdo y las otras occidentales (Los cómic strip 
inglés, el tebeo español, el bandes dessinées francés, fumetti Italiano y el 
stripverhalen holandés), la asiática (el manga japonés), e incluso, las historietas 
latinoamericanas (quadrinhos brasilero, los monitos mexicanos, entre otro) han 
tenido contenidos variados de humor, sátira, valores, amor, magia, política, terror; o 
también, con fondos eróticos, violentos, picantes, irreverentes y absurdos. En 
general la inmensa producción ha estado atada a los fenómenos culturales e 
históricos con distintos géneros y dirigidos a todos los públicos adulto o infantil. 
De igual contexto y contrastándolo, ha existido otros formas de necesidad de 
expresión con humor y sátira, y con diferentes contenidos, a través del 
enfrentamiento improvisado como el que se realiza verso a verso ente dos o más 
copleros en el contrapunteo cubano y llanero, en la piquería vallenata, en la 
improvisación exagerada de los juglares, trovadores, verseadores canarios y 
cubanos. Por ese mismo motivo, el concepto contrapunteo es sinónimo de rivalizar, 
pero esta rivalidad no se convierte ni en la música ni en la cultura en un 
enfrentamiento y oposición irresolubles. Más bien, en su maduración, se trata de 
buscar una serie de nexos comunes que permitan una resolución amistosa del 
conflicto y al final acaban agradeciendo, e incluso, alabando las cualidades de su 
oponente. Todos son categorías dialogadas, que hacen alusiones a la tradición 
folclórica de un país, lleva hasta el arte la dramática dialéctica de la vida, y por tanto, 
no deben caer en agresiones regresivas de la cultura bárbara. 
Así, y de conducta ejemplarizante y formadora, la sabia y única manera con que se 
debe responder a una viñeta, broma o chiste que incomoda o hiera susceptibilidades 
es con otra contrarespuesta de igual línea, y no con furia, desafueros y exabruptos. 
Hay que aprender del mundo interrelacionado el lado hilarante de lo imperfecto, lo 
absurdo, lo arbitrario y rutinario; pero incluso también, de lo importante,lo fiel, lo 
recto, lo prudente y lo formal para que su ejercicio no se vuelva una exposición 
peligrosa y evitar que se torne toda labor jocosa en una aventura y el humor se 
perpetúe en un riego grave para los insensatos, disfuncionales e incomprensibles. 
Si no se controlan estas percepciones falsas y subjetivas del humor y la sátira, se 
ofusca la razón, se polarizará cada vez más oriente y occidente, cristianismo y el 
islamismo, el secularismo y el fundamentalismo, el Estado y la religión, la ciencia 
(profano) y la religión. Entonces, si no se toma cualquier publicación satírica, broma, 
lúdica o parodia con reflexión mesurada, origina incapacidad para razonar con 
claridad, se calla el derecho a la crítica, se apaga la conciencia y se silenciará con 
reacciones violentas a los chistosos, imitadores, cómicos, caricaturistas, 
comunicadores y periodistas. 
Si no se llega a una solución dialogada en las partes involucradas, y más todavía 
en el seno de las sectas con sus posiciones o creencias, sobre el hecho de que la 
verdad si admite compromiso y las ideas si son sujetas a corrección, nunca 
reconocerán la transitividad efectiva de sus procesos culturales y permanecerán 
fuera del tiempo histórico. Históricamente la inexorabilidad fundamentalista es 
testigo de ello. Ésta se ha ampliado de lo religioso a lo político (Integrismo) y a lo 
social. La DRAE define al fundamentalismo como toda exigencia intransigente de 
sometimiento a una doctrina o práctica establecida. El fundamentalismo puro o en 
sus mezclas pueden ser explosivos y convertir fácilmente los seguidores creyentes 
y practicantes en militantes. 
En este sentido, el fundamentalismo político de los ultraconservadores y de la 
extrema derecha es tan peligroso como el de la izquierda ejercida en Corea del 
Norte, Venezuela y Nicaragua, entre otros. Éstos han tenido lideres seculares tan 
fundamentalistas como los religiosos, que han conducido sus naciones al 
aislamiento de las comunidades y estancamiento social, científico y económico. Otro 
ejemplo de ello es el nacionalsocialismo nazi con su cosmovisión radical 
eugenésica, dejó más de seis millones de muertos y una enseñanza respecto al 
destino que espera a todo fundamentalismo que alcanza el poder político. 
El fundamentalismo religioso que hacen de los Textos Sagrados (Corán, Biblia, Torá 
y otros) en una doctrinas infalible y atemporal y universalmente válida, en oposición 
al proceso de relativización progresista de las "verdades absolutas" y la moderna 
visión científica de la realidad. El fundamentalismo pasa del movimiento cristiano 
que enarbola la infalibilidad de la Biblia y la interpretación literal al protestantismo 
americanos, al fundamentalismo de algunas corrientes del judaísmo ortodoxo, al 
hindú y al radicalismo de unos grupos musulmanes. Por otra parte, el Islam, 
movimiento político religioso (Integrismo) ha llegado a ser el fundamentalismo por 
antonomasia y la forma de fe revelada más resistente a la transformación en religión 
natural. 
De forma similar, en lo social, el ecofundamentalismo de las tantas ONG con 
posiciones verdes utópicas, y precisamente una variante del movimiento, dan un 
fuerte viraje hacia la ultraizquierda, que puede caer a una modalidad ecoextremista 
intolerante y conllevar al retraso de muchas comunidades por sus características en 
contra de la técnica, el mercado, el comercio, la libre empresa, civilización moderna 
y la democracia representativa liberal por ser demasiado centrada en lo humano. 
Los movimientos cerrados, fanáticos, fundamentalistas, todos los negadores del 
discurso y la negociación, los rechazadores de la ruptura en las lecturas literales 
tradicionalista y de la visión progresista de unir la evolución a los propios orígenes, 
son quienes precisan de una transformación. El fanatismo a las convicciones 
dogmáticas, los veredictos morales incondicionadas, los juicios y las opiniones 
carentes de visiones estratégicas integrales escapan a la moderación y al discurso 
del imperio de la razón fecunda universal. Por ello, cuanto más dogmática es una 
sociedad en lo político y lo religioso, menos información, sentido del humor y 
tolerancia hay en el colectivo social; y su ausencia en sus integrantes supone falta 
de creatividad, espontaneidad y del sentido de libertad. Toda civilización o secta 
que rompe de manera rotunda con sus orígenes provoca un fundamentalismo 
radical; al contrario, cuando se aseguran la identidad, al unir la evolución a los 
propios orígenes o fundamentos, los hechos del pasado trascienden la actualidad a 
la soñada sociedad pluralista, incluyente, satisfecha y armónica. 
La dialéctica conducente al discurso en el que se contrapone una determinada 
concepción, doctrina, credo o tradición, de una forma razonada y argumentada en 
el seno de los diferentes y sin fundamentalismos, busca puntos de encuentro que 
produce una nueva visiones o cultura. Hay una obligación implícita, ante los hechos, 
de participar en la habilitación de los cambios necesarios y hacerlo de manera 
pacífica, persuasiva, consensuada y democrática para que la riqueza de la 
diversidad sean valores en sí mismos y contribuyen a la trascendencia, al 
florecimiento de la vida y halar a las sociedades hacia estados superiores de 
desarrollo. 
En tiempos del conocimiento y de una sociedad más informada e integrada del siglo 
XXI, los cómics deben dirigir al lector a la reflexión y a la confrontación ideológica, 
más que una aculturación, desde la cosmovisión propia de su idiosincrasia y de su 
entorno a la consensuada y globalizada, capaz de pensar y repensar su visión de 
mundo y de crear y recrear una evolución constante; y específicamente al asunto 
de la discordia, encauzarlo de la religiosidad a la espiritualidad, más generadora de 
respuestas de no violencia, estilo de vida, de sentido de vida y respeto a la vida. 
Sólo una autoconciencia recobrada y fortalecida dará a los pueblos la tranquilidad 
con respuestas creativas, revitalizadoras y de renovación de tradiciones, y la 
identidad legitimadora de una evolución con diferentes interpretaciones 
hermenéuticas de determinados textos, para alejarse de las interpretaciones 
exegéticas de las normas o doctrinas. 
El debate ahora se debe centrar en cómo ejercer la libertad de expresión sin que se 
agravie los valores y derechos ajenos y mal malinterprete el sentido del humor, las 
sátiras y críticas como burlas u ofensas a los símbolos en las creencias, costumbres, 
convicciones y cotidianidades de las diversas comunidades. De llevarse a cabo así 
la sátira y el humor, se convertirán en una estrategia para sorprender, resaltar los 
contrastes, resistir los sinsentidos y engendrar reflexiones de mejoramiento y 
crecimiento.

Continuar navegando