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Ensayo La Sombra del Caudillo

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Ensayo 
La sombra del caudillo y la política en México
La sombra del Caudillo es una novela escrita por Martín Luis Guzmán en 1929, que fue (apropósito) elaborada tomando en cuenta figuras de gobernantes del México de aquella época, por ejemplo, Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles. Y sobretodo, esta novela ofrece un retrato de la política que reinaba en el país, incluso llega a imitar hasta cierto punto sucesos históricos concretos. En cuanto a esto, es importante notar que aún quedan grandes muestras de estas mecánicas usadas durante décadas para dirigir el rumbo del país.
La política en la novela está caracterizada por distintos aspectos, el primero a destacar es un autoritarismo que se ve reflejado en todos los niveles, puestos que son ocupados sirviendo órdenes y dejando de lado lo que se estipulaba después de la Revolución (y que quedó marcado en la misma Constitución), o sea, una democracia que de verdad funcionase. 
Estamos ante todo un sistema de conveniencia, donde los encargados de representar al pueblo sirven a grandes intereses, de fuertes grupos que tienen el poder para controlar tal o cual ámbito del país. En este caso podemos encontrar cómo algunos personajes se escudan detrás de una organización de trabajadores o de la misma gente que gobiernan, como Hilario Jiménez, el cual tiene detrás de sí movimientos obreros para consolidar su poder. Ejemplo de ello, cuando Ignacio Aguirre le dice a Jiménez en el capítulo III del segundo libro: Ni a ti ni a mí nos reclama el país. Nos reclaman dejando a un lado tres o cuatro tontos y tres o cuatro ilusos, los grupos de convenencieros que andan a caza de un gancho de donde colgarse; es decir, tres o cuatro bandas de politiqueros. 
Al mismo tiempo que en muchas ocasiones los personajes se ven envueltos en situaciones en donde sólo callan y obedecen, también cada uno de ellos vela por sus propios intereses. 
Por tanto, por un lado, se enaltecen valores de subordinación, obediencia y sumisión hacia el político de mayor grado, como la devoción que siente Aguirre por El Caudillo al principio de la obra. Sin embargo, por otro lado, persiste un trato de hipocresía, traición y lucha por escalar puestos u obtener poder a costa de otros intereses. Y no sólo ello, el mismo dinero es el que hace que algunos grupos se muevan hacia tal o cual lado.
Mientras que los encargados de gobernar el país luchan entre sí, y/o se subordinan a un poder mayor, el pueblo o las masas quedan rezagados. En el capítulo III del segundo libro Aguirre le reclama a Jiménez que él no representa a las masas.
Como lo muestra el capítulo “Manifestación” del tercer libro, la mayor parte de la población en ese entonces contaba con poca información y educación para poder ser críticos de lo que acontecía en el rumbo del país, es así que existía una gran brecha entre el lenguaje que manejaban los del poder, y el que tenía el pueblo. Y no sólo en el lenguaje, en las mismas ideas y visión del mundo podemos observar una gran distancia. 
Sumado a lo anterior, los discursos políticos no llegan a las masas por la vía, digamos “racional”, sino que es recibido un discurso meramente retórico, sin gran contenido real o ideas que analizar. 
También podemos ser testigos de un tipo de clasismo, elitismo o exclusión de sectores más pobres en la plática con el gobernador Catarino, cuando éste mismo dice: A ellos les damos lo que son capaces de apreciar; nosotros comemos de acuerdo con nuestras costumbres. Es decir, existe un discurso que pretende legitimar las carencias del pueblo, y a la vez el enriquecimiento de una clase, por tanto, se trata de pasar como natural (“de cuna”) las situaciones y entorno en que nacen las personas, no como resultado de un contexto histórico, económico y social complejo.
En lo particular, esto lo relaciono un tanto con lo que ocurren en el capítulo “El cheque de la ‘May-be’” del cuarto libro, en el cual Tarabana ofrece un discurso a Aguirre, en el cual afirma que los actos humanos pueden ser evaluadas en función a una “geografía física” o “geografía política”, es decir no hay una moral universal, México tiene una ética diferente a otros lugares del mundo. Es así que este personaje pretende excusar que en el país se lleven a cabo injusticias, donde al bueno le va mal, y al malo le va bien. 
Sin embargo, no es que, según Tarabana, en México eso ocurra por una casualidad, sino que desde el mandato de los que supuestamente protegen la vida y la propiedad, se presencia una inmoralidad y violencia causadas por las características de los mismos líderes. 
Para ejemplificar lo anterior, no creo que haya mejor caso que el de Ignacio Aguirre y El Caudillo. Ambos llevaban una relación formidable hasta que las mismas mecánicas políticas los llevan a enfrentarse, ni siquiera porque hayan hecho algo que hiciera sospechar al otro, sino por la misma sospecha resultado de sus instintos, como están metidos en la gobernanza del país, son tentados a menudo a traicionar a cualquier persona, aunque por tal persona sientan aprecio o incluso cariño (Aguirre al Caudillo). 
Por tanto, Aguirre sufre en su interior una terrible traición, se enorgullecía de su honradez, lealtad y sinceridad, pero nada de eso bastó para que desconfiara de él el presidente. Vemos como la amistad, el cariño y demás valores, en este ambiente quedan aplastados por el mismo entorno del que son víctimas y victimarios. Ni Aguirre se salva de cometer actos de naturaleza similar, termina siendo absorbido por ese mismo sistema. 
Relacionado a lo anterior, es importante ver cómo la oposición al grupo que gobernaba el país sólo pudo ser posible por otro grupo que contaba con fuerzas armadas que podían competir con el régimen en turno y sus allegados. Grupo que, por lo narrado en la novela, no distaba mucho en cuanto a sus prácticas, reinaban también relaciones de conveniencia, corrupción, etc.
Como conclusión, considero que esta novela nos brinda no sólo un panorama histórico y de estudio del pasado. Nos da también muchas herramientas con las cuales analizar nuestro presente, el pasado no se encuentra superado en muchos aspectos. 
Al leer las páginas de La sombra del Caudillo podemos a menudo sentirnos dentro de los personajes, sentir sus miedos, agitaciones, añoranzas, etc. En resumen, tenemos una visión del mundo político más completa, no sólo quedándonos en los hechos y fechas.

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