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Campo académico, ciencia abierta y revistas científicas en América Latina

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Entrevista
REVISTA TEMAS SOCIOLÓGICOS N°30, 2022 | ISSN 0719-644X | ISSN 0719-6458 en línea | pp. 551-560 
DOI: 10.29344/07196458.30.3301 
Campo académico, ciencia abierta y 
revistas científicas en América Latina: 
entrevista a Fernanda Beigel
Academic Field, Open Science and Scientific Journals in Latin 
America: interview with Fernanda Beigel
Campo acadêmico, ciência aberta e revistas científicas na 
América Latina: entrevista com Fernanda Beigel
Entrevista realizada a Fernanda Beigel*1 por 
Patricio Olivera**2 y Juan Morales***3.
16 de junio de 2022
Patricio Olivera (PO): Para comenzar la entrevista, es necesario men-
cionar que Fernanda Beigel presidió durante el año 2021 el Comité de 
Expertos en Ciencia Abierta de UNESCO, el cual preparó el Antepro-
yecto de recomendación de la UNESCO sobre la ciencia abierta que fue 
*1 Fernanda Beigel es socióloga, doctora en Ciencias Políticas y Sociales por la Uni-
versidad Nacional de Cuyo (Mendoza, Argentina). Realizó sus estudios posdoctorales en 
el Centre de Sociologie Européenne (EHESS, Paris); es investigadora principal del CO-
NICET y profesora titular de la Universidad Nacional de Cuyo, donde dirige el Centro 
de Estudios de la Circulación del Conocimieto (CECIC, https://cecic.fcp.uncuyo.edu.ar/
acerca-de/, Mendoza, Argentina); es asesora del Foro Latinoamericano de Evaluación de 
la Ciencia (FOLEC-CLACSO) y forma parte del Advisory Group de DORA (Declaration 
on Research Assessment). También presidió el Comité de Expertos en Ciencia Abier-
ta de UNESCO que preparó el Anteproyecto de recomendación de la UNESCO sobre la 
ciencia abierta, aprobado en noviembre de 2021. Ha recibido el premio Bernardo Hous-
say (2003), primer premio en el Concurso Ensayos CLACSO (2004) y mención de honor 
al Valor Científico por el Senado de la Nación Argentina (2017). Mendoza, Argentina. 
mfbeigel@mendoza-conicet.gob.ar 
**2 Doctor en Sociología, académico de la Escuela de Sociología de la Universidad 
Católica Silva Henríquez y editor de la Revista Temas Sociológicos. Santiago, Chile. 
polivera@ucsh.cl
***3 Doctor en Sociología, académico de la Escuela de Sociología de la Universidad 
Católica Silva Henríquez y editor asistente de la Revista Temas Sociológicos. Santiago, 
Chile. jmoralesma@ucsh.c
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aprobada en noviembre de ese año, una recomendación para la de-
mocratización de la ciencia, inspirado en la noción de la ciencia como 
derecho humano. Antes de preguntarle sobre esa experiencia, y dado 
que somos una revista de temas sociológicos, no queremos desapro-
vechar la oportunidad para preguntarle y de abrir la entrevista con la 
siguiente pregunta: ¿qué significa para usted ser socióloga? ¿Qué nos 
puede contar de su formación como socióloga?
Fernanda Beigel (FB): Creo que desde que estudiaba sociología y 
aún con la marcada presencia del marxismo en las aulas de mi facul-
tad, dos cuestiones sociológicas marcaron mi formación y perspectiva: 
la idea durkhemiana de observar a los hechos sociales como cosas y el 
concepto de estructura. Para mí, ser socióloga siempre fue la búsqueda 
de la bisagra entre agencia y estructura: un camino que me fascinaba 
y desafiaba porque siempre trabajé con bienes simbólicos, tanto fenó-
menos artístico-culturales como también para la circulación del cono-
cimiento. Ser socióloga para mí es básicamente explorar en esa bisagra 
y objetivar estructuras, comprender relaciones y cuestionar lo que está 
en la superficie.
Juan Morales (JM): Sabemos por sus artículos y libros que usted se 
ha dedicado al estudio de los campos académicos en América Latina. 
¿Cómo partió el interés por estudiar la producción y circulación del 
conocimiento en la región?
FB: El interés por indagar en los rasgos y tensiones de la circu-
lación del conocimiento es bastante antiguo en mi trayectoria, por-
que desde la investigación [que hice] en mi tesina de grado siempre 
tuve interés por la materialidad del movimiento de las ideas y por los 
vehículos que dan forma a la historia intelectual. Mi director, como 
becaria y tesista, fue Arturo Andrés Roig, quien es un referente de la 
historia de las ideas latinoamericanas y siempre argumentó que los 
textos contienen un contexto. A mí, esa reflexión siempre me llevaba 
a pensar, en cambio, que las ideas no viajan con su contexto, como 
decía Bourdieu, y que es en la experiencia social, en las instituciones 
y en la vida misma donde se construyen y reconstruyen los textos, las 
ideas. Tuve la suerte de aprender de Arturo el oficio de historiado-
ra y pude construir con él mi propio oficio como socióloga, porque 
siempre respetó los caminos de indagación que fui eligiendo. De he-
cho, cuando me propuso trabajar sobre Mariátegui, no fue estricta-
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mente esa su propuesta sino trabajar sobre la revista Amauta, que 
el peruano dirigió entre 1926 y 1930, que era un universo discursi-
vo en sí mismo, complejo, preñado de una experiencia social, como 
el vanguardismo estético-político que inmediatamente me propuse 
comprender. Entonces, en aquella época yo me concentré en mi tesis 
doctoral: el papel de las redes editoriales que sostuvieron las revistas 
y la comunicación en este primer circuito intelectual latinoamerica-
no estable, con nodos en toda la región.
Por lo tanto, siempre la circulación del conocimiento fue uno de 
mis intereses principales, aunque todavía no lo llamaba así. Empecé 
a hablar de circulación del conocimiento cuando comencé mi for-
mación más sistemática en el equipo de Pierre Bourdieu durante mi 
primera estadía posdoctoral en, aquí, en Paris en 2004, donde lo pri-
mero que me llamó la atención fue el programa de circulación inter-
nacional del conocimiento que generó Bourdieu muy poquito antes 
de morir, en 2002. Fue en aquel momento, [en] 2004, cuando empecé 
a trabajar justamente sobre Chile como centro de producción y cir-
culación del conocimiento, y con mis preocupaciones ligadas a la au-
tonomía académica. Recuerdo que en 2004 fue cuando escribí, como 
corolario de mi trabajo sobre Mariátegui, un artículo que se publicó 
en la revista Prismas acerca del peso de los distintos contextos en la 
circulación de la obra de Mariátegui1: el cerco sanitario generado por 
la Tercera Internacional después de su muerte hasta el auge posterior 
a partir de la publicación de sus obras completas en los años finales 
de los 50, y finalmente cómo se abre a un periodo mucho más crítico 
y heterodoxo en la lectura de Mariátegui en México, con las interven-
ciones de Oscar Terán y otros intelectuales del exilio en ese país en 
los años de 1980.
PO: ¿Qué nos puede contar de cómo ha sido este proceso de cons-
trucción de la ciencia en la región?
FB: Creo que desde las investigaciones que hemos hecho en nues-
tro equipo, prácticamente en los últimos 20 años, le diría que una de 
las principales características y que hace la construcción científica 
1 Se refiere al artículo “La circulación internacional de las ideas de José Carlos Ma-
riátegui”, Prismas, 9(1), 71–87. https://prismas.unq.edu.ar/OJS/index.php/Prismas/arti-
cle/view/Beigel_prismas9
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en América Latina es la regionalización, es decir, desde los años 50, 
la instalación de organismos intergubernamentales y los centros re-
gionales, institutos de investigación mayormente solventados por los 
gobiernos o con fondos provenientes de organizaciones internacio-
nales2. En general, el conocimiento social desarrollado en los años 50 
y 60 fue un conocimiento construido sobre la idea de que cada país 
forma parte de una región con una historia común. Esa construcción 
después fue evolucionando a partir de la propia institucionalización 
de las diferentes disciplinas, pero sigue teniendo un peso importante.Las ciencias exactas y naturales, la medicina y ciencias agrarias tam-
bién tuvieron un impulso regional importante en los institutos, revis-
tas y asociaciones creados en la misma época, pero es en las ciencias 
sociales y humanas donde ha permanecido con más fuerza hasta hoy. 
Tiene un rol relevante la cuestión lingüística, porque el impulso “in-
ternacionalizante” de las ciencias sociales y humanas no ha bloqueado 
el uso en los idiomas propios, mientras [que] en las otras áreas científi-
cas la hipercentralidad del inglés en los congresos, revistas y proyectos 
ha tenido una incidencia muy profunda, promoviendo relaciones sur-
norte antes que las relaciones intrarregionales. 
JM: Cuéntenos, por favor, qué es el Consejo Consultivo de la 
UNESCO para la ciencia abierta en el que usted participa y también si 
nos podría definir brevemente qué es la ciencia abierta.
FB: El Consejo Consultivo de Ciencia Abierta de la UNESCO se 
constituyó hacia principios de 2020 con el objetivo de generar, a través 
de un comité de expertos, un texto que fuese el proyecto inicial de la 
recomendación de ciencia abierta de esta organización. Este comité se 
compuso de 30 personas, cinco por cada región de la UNESCO, así que 
éramos cinco latinoamericanos. Argentina me postuló como experta y 
logramos ganar el lugar dentro del grupo latinoamericano. Al tiempo 
que empezó el trabajo del comité era necesario elegir un chair (presi-
2 Entre los trabajos colectivos coordinados y editados por Fernanda Beigel destacan 
los siguientes libros: Autonomía y dependencia académica. Universidad e investigación 
científica en un circuito periférico: Chile y Argentina (1950-1980), (2010) Editorial Biblos; 
The politics of academic autonomy in Latin America, (2013) Routledge; Key texts for La-
tin American sociology, (2019) SAGE; y, junto con Fabiana Bekerman, Culturas evaluati-
vas: Impactos y dilemas del Programa de Incentivos a Docentes-Investigadores en Argenti-
na (1993-2018), (2019) Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales. 
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dente) y para mi sorpresa me postularon los latinoamericanos, y el día 
de la elección fui la más votada. Así que me tocó coordinar el comité 
durante los dos años de su funcionamiento. 
El objetivo del comité de expertos era generar el texto base de esta 
recomendación, que es una especie de soft law. Digamos [que] no 
es una ley internacional, sino una recomendación a los países que 
están dentro de la UNESCO y [que] se comprometen a implementar 
estas ideas. El proyecto de ciencia abierta es un proyecto que se ini-
ció hace muchos años y que ahora toma más fuerza en el período de 
la pandemia. Pero América Latina está a la vanguardia; por lo menos 
desde hace más de 25 años que se desarrolla la digitalización de sus 
revistas y el acceso abierto no comercial. A nivel mundial surge como 
movimiento con la necesidad de abrir no solamente las publicaciones, 
sino también los datos. Eso es lo que diferencia el acceso abierto de la 
ciencia abierta, que es bastante más amplia, porque se espera que la 
apertura sea también de los datos primarios de la investigación, espe-
cialmente en investigaciones financiadas por fondos públicos. Com-
partir los datos implica acompañar, por ejemplo, una publicación de 
un resultado de cualquier disciplina con las bases de datos empíricas 
que sostienen la investigación. Esto genera un círculo virtuoso, porque 
no se acumulan investigaciones y esfuerzos sobre la misma temática y 
recolectando los mismos datos. Además, las evaluaciones de esas in-
vestigaciones se pueden hacer sobre la base de contrastarlas con los 
datos proporcionados y analizar su rigurosidad. Me parece que tiene 
una gran importancia para un desarrollo científico mucho más claro, 
mucho más preciso y riguroso. 
Por último, el otro componente de la ciencia abierta que completa 
este proyecto más amplio que el acceso abierto es la ciencia ciudada-
na. En este caso, se trata de poder compartir con la ciudadanía pro-
cesos de investigación y no solo resultados. Y en América Latina hay 
una tradición bastante larga de ciencia participativa, especialmente 
en las ciencias sociales y las humanidades que interactúan con la co-
munidad y que coproducen conocimientos. Así que ese es el proyecto 
en general y esta recomendación de la UNESCO desarrolla, digamos, 
estos principios generales y apunta mucho más en concreto a cuáles 
serían sus principales valores, caminos para avanzar y sus principales 
herramientas.
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PO: ¿Qué recomendaciones de la UNESCO cree que son importan-
tes para el ámbito de la investigación en América Latina y el acceso 
abierto al conocimiento?
FB: En particular, para América Latina hay dos o tres puntos de 
esta recomendación que son fundamentales. En primer lugar, el he-
cho que se levanta una alerta fuerte acerca de cómo la ciencia abierta 
también podría significar una profundización de las desigualdades 
entre los países, porque para avanzar en la ciencia abierta hace fal-
ta mucha infraestructura y plataformas colaborativas, pero hay una 
brecha digital estructural entre países hegemónicos y no hegemó-
nicos. Entonces, la recomendación de ciencia abierta es muy clara 
en cuanto a prevenir esto y a cómo deben encontrarse los caminos 
para construir plataformas que no promuevan la exacción de conoci-
miento de países menos desarrollados, así como de otros sistemas de 
conocimiento como los de comunidades indígenas, por ejemplo. Y la 
segunda prevención que sostiene este texto me parece muy impor-
tante y es la necesidad de que la ciencia abierta favorezca la bibliodi-
versidad y el multilingüismo; en contra de la concentración de toda 
la producción científica en inglés que viene ocurriendo y de toda la 
codificación de estos datos abiertos que comienzan a compartirse, lo 
que también se hace generalmente en inglés. Finalmente, creo que 
también es importante mencionar que ahí también se levanta una 
alerta fuerte sobre el proceso de acceso abierto a las publicaciones, 
que creció rápidamente en los últimos años, y viene de la mano en 
Europa con la transferencia de los costos a los autores o institucio-
nes. Es en el norte donde las instituciones pueden pagar estos nuevos 
acuerdos que se llaman ahora Read-and-Publish. Mientras que en 
nuestros países esos acuerdos millonarios son imposibles y los pagos 
cada vez más altos de precios de estos APC (o article processing char-
ges) afectan ya a nuestros investigadores. Según las disciplinas, estos 
costos son entre USD $1.000 - 3.000 y alcanzan la desquiciada cifra de 
€ 9.000 en las revistas más afamadas. Entonces, definitivamente esa 
es una desigualdad sobre la que la recomendación de ciencia abierta 
está alertando.
JM:  ¿Qué diagnóstico o evaluación nos puedes hacer del estado ac-
tual de la ciencia abierta en Chile? ¿En qué posición se encuentra Chile 
con respecto a otros países de la región?
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FB: Con respecto al pronóstico de evaluación de la ciencia abierta 
en Chile, en realidad, no conozco en profundidad los últimos proce-
sos. Creo que conviene mencionar, en primer lugar, que en términos 
del desarrollo de sistemas de información integrados, en Chile obser-
vamos una muy reciente puesta en práctica de sus bases de datos cu-
rriculares, [algo en] que Brasil o Argentina llevan mucho tiempo con 
estos sistemas denominados Lattes o Sigeva, que facilitan mucho real-
mente la integración de la información, la puesta en circulación de 
la información. Tampoco esto significa necesariamente [implemen-
tar] un sistema de información integrado a nivel nacional del estilo 
del CRIS (Current Research Information System), que en Argentina 
recién está germinando y que enBrasil ya tiene avances significati-
vos (CRISBr desarrollado en el ámbito del IBICT). Estos sistemas son 
fundamentales para el desarrollo de la ciencia abierta porque produ-
cen enlaces permanentes entre la información de las personas que 
investigan, los proyectos, las publicaciones, los conjuntos de datos y 
las instituciones. 
Creo que es muy difícil evaluar la posición de Chile en la región en 
este momento, por los cambios importantísimos que viene teniendo 
desde la movilización política de los últimos años, una reciente elec-
ción presidencial y la expectativa sobre lo que este nuevo gobierno 
puede hacer en cuanto a la modificación de las tendencias existentes. 
En la fotografía que tenemos hasta ahora, los estudios disponibles de-
muestran que Chile ha tenido una tendencia a integrarse disciplina-
damente a los estándares mainstream a nivel internacional. De hecho, 
es uno de los países de América Latina con más revistas indexadas en 
Web of Science si lo comparamos con otros países con sistemas cientí-
ficos mucho más grandes; o sea, que tuvo una estrategia de integración 
y de imposición en las universidades de este tipo de estándares. Dos 
aspectos me pareen singulares del caso chileno, y es: por una parte, su 
sistema universitario mayoritariamente privado, con una escasa ten-
dencia de financiamiento público hacia lo que puede ser un tipo de 
producción y de discusión de agenda más local u orientada a la región; 
y, por la otra, los sistemas de incentivos focalizados en premiar direc-
tamente a los investigadores a nivel de cada universidad, con recom-
pensas monetarias desproporcionadas respecto de todo el resto de la 
región por cada publicación en Web of Science. Agregaría, además, el 
crecimiento de las revistas con pago de APC.
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PO: ¿Cómo se podría explicar el caso de Chile que destina fondos 
públicos para la investigación, pero que privilegia la publicación de ar-
tículos en revistas que no son de acceso abierto? 
FB: Bueno, incentivar publicaciones en Web of Science (Clarivate) 
implica orientar a los investigadores a revistas mayormente cerradas 
por suscripción o a las que solo se accede a través de los convenios 
de Read-and-Publish. En cambio, Scopus es una plataforma que tie-
ne mayormente sus revistas en proceso de transición al acceso abierto 
con APC. Ninguno de los dos sistemas favorece una ciencia abierta no 
comercial, pero Web of Science se caracteriza por mantener todavía 
muchas de sus colecciones con acceso cerrado. Creo que esta política 
tiene una larga historia en Chile, desde el golpe militar de 1973, y la 
reconversión/privatización del sistema de educación superior y de in-
vestigación orientado a una competencia global típica de indicadores 
de impacto y rankings internacionales de universidades. Ahora bien, 
en parte, la situación en Chile no es distinta de muchos otros países, 
como el caso de México, Brasil, también Colombia, donde también 
se incentiva este tipo de internacionalización y de publicación en re-
vistas con alto factor de impacto, por ejemplo, en sistemas nacionales 
de clasificación de revistas como Qualis o en Publindex. Es decir, no 
es que Chile sea el único en la región en ese sentido y creo que todos 
los países de la región se encuentran ahora ante esta nueva coyuntura 
o disyuntiva, que es el impulso al acceso abierto y la ciencia abierta 
que pone en cuestión la industria del prestigio que se generó en estas 
últimas décadas. En el caso de Chile, el hecho de haber privilegiado 
revistas de Web of Science, que muchas de ellas todavía son cerradas 
sin imposición de APC a los autores, tiene el riesgo inminente de que 
estas pasen al acceso abierto con APC con las desigualdades que esto 
significa, empujando los incentivos directos existentes hacia cifras que 
no solo son impagables para los investigadores, sino que se convierten 
en absurdas para las universidades y las políticas científicas de nues-
tros países. Se trata, finalmente, de una paradoja o círculo vicioso: los 
fondos públicos que se invierten para pagar una investigación luego se 
privatizan con el pago de esas grandes editoriales para que se pueda 
hacer de acceso abierto la publicación. En cambio, el acceso abierto 
diamante, o la vía verde, a través de los repositorios institucionales es 
el camino más efectivo para compartir y abrir la ciencia. En Argentina 
acabamos de terminar un estudio sobre dónde publican los y las cien-
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tíficas argentinas a nivel mundial, justamente para poder calibrar el ta-
maño del problema que estamos enfrentando. En Chile ya hay estudios 
sobre el impacto del aumento de los pagos de APC y es una herramien-
ta fundamental si se quieren encarar políticas de ciencia abierta o de 
acceso abierto con una perspectiva sostenible en el tiempo.
JM: ¿Qué papel le corresponden a las revistas en este movimiento a 
favor de la ciencia abierta? 
FB: Bueno, creo que las protagonistas principales de esta nueva 
etapa de ciencia abierta, si queremos que sea una ciencia abierta no 
comercial, son las revistas de acceso diamante, que significa, [es decir,] 
revistas que son sostenidas principalmente por universidades o socie-
dades científicas. Cuando son sostenidas por universidades, hay profe-
sores con dedicación full-time, que dedican su tiempo a estas revistas, 
pero también debe haber recursos para pagar los DOI, para fortalecer 
los sistemas de digitalización, el sistema de evaluación en OJS, otros 
softwares libres; hay portales centralizados de universidades que son 
las que difunden las revistas. Y estas revistas de tipo diamante no co-
bran por leer ni por publicar y existen miles de este tipo en América 
Latina y a nivel global. También en Europa, como muestra el último in-
forme de Operas que fue publicado el año pasado. El informe muestra 
que mientras que el norte de América tiene muy, muy poquitas, la gran 
mayoría está en América Latina y en Europa. Pero se debe fortalecer 
el apoyo a estas revistas desde las universidades, que a veces tienen, 
como digo, tienen un editor con una dedicación completa, pero cuya 
tarea de edición no es reconocida y mucho menos recompensada en 
los sistemas de evaluación, cuando [sabemos que ese trabajo] implica 
largas horas para atender la demanda de artículos, el proceso de eva-
luación, el contacto con los autores y revisores, la edición y publica-
ción, etc. Entonces, me parece que necesitamos modificar el contexto 
de apoyo a esas revistas, pero que el camino definitivamente está en las 
revistas de acceso diamante.
PO: Para concluir y como experta sobre la temática, ¿qué recomen-
daciones nos podrías hacer a las revistas que tratamos de conciliar el 
acceso abierto con las presiones de la indexación? 
FB: Creo que en América Latina tenemos sistemas de indexación 
de gran antigüedad y calidad, como Scielo, Latindex y Redalyc, los cua-
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les deben ser privilegiados por los sistemas de evaluación y categoriza-
ción de investigadores para que la visibilidad y legitimidad de nuestras 
revistas crezca y se desarrolle. La indexación en estos sistemas garan-
tiza calidad editorial y académica, pero mientras no se valoricen en las 
políticas evaluativas seguirá la carrera por “pertenecer al mainstream”, 
una carrera que solo favorece a grandes empresas que han hecho de la 
ciencia un negocio millonario. 
PO y JM: Muchas gracias por su consideración y por su tiempo.

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