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Naturaleza del Estado mexicano bajo Cárdenas

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Naturaleza del Estado mexicano bajo Cárdenas
Durante los años treinta, los efectos de la crisis mundial se conjuntaron con las fuerzas revolucionarias que emergían de la historia reciente de México para producir un periodo de sustanciales cambios y reformas.
A primera vista la “alianza progresista”, que vincula a fracciones dentro del gobierno de Cárdenas con los campesinos y obreros movilizados, parecen asemejarse al “populismo” que supuestamente caracterizó a diversos países latinoamericanos durante su periodo. (tendencia política que dice defender los intereses populares, del pueblo)
En los años treinta hubo un periodo de movilización popular apoyada por el Estado, así como esfuerzos dirigido por el Estado en favor de la industrialización. 
El papel del gobierno de Cárdenas al establecer condiciones para la acumulación capitalista privada ha planteado a su vez discusiones entre los analistas de la historia de México que han cuestionado en qué medida representa este periodo, un alejamiento respecto a los regímenes anteriores. Algunos sugieren que incluso las políticas más radicales de la administración de Cárdenas iban orientadas hacia los intereses del capitalismo y que Cárdenas simplemente continuaba la orientación de sus predecesores hacia el desarrollo capitalista privado pero con mucha más intuición y visión.
Si bien muchas de las políticas del gobierno de Cárdenas tuvieron a largo plazo, el efecto de facilitar las condiciones para el desarrollo capitalista, los objetivos perseguidos por la administración de Cárdenas eran más complejos. Primero, la movilización de los sectores populares (campesinos y obreros) constituía un elemento necesario en la capacidad del Estado para enfrentar al capitalismo en ciertos sectores; aunque Cárdenas pudo haber sentido que podía controlar las organizaciones campesinas y obreras, los efectos finales de este conflicto estaban lejos de ser seguros. Segundo, la política de Cárdenas indicaba un deseo de ir más allá de la retórica y experimentar con formas no capitalistas y casi socialistas de propiedad y control de los medios de producción. Muchos de estos experimentos fallaron debido a problemas de implementación y al hostil ambiente del capitalismo.
Finalmente, la política de Cárdenas se basaba en el supuesto de que si bien el capitalismo era necesario para el desarrollo de México, podía ser regulado por el Estado.
Movilización y organización laboral
En febrero de 1936 ocurrieron dos acontecimientos de primordial importancia para caracterizar el subsiguiente desarrollo del movimiento laboral mexicano y sus relaciones con el estado. El primero fue una dramática confrontación entre Cárdenas y grupos empresariales en Monterrey, en la que el presidente reafirmó su apoyo al movimiento obrero y esbozó su política laboral. El segundo fue el establecimiento de la Confederación de Trabajadores de México (CTM). (central sindical)
Aunque en la mayoría de los casos el gobierno apoyaba a los trabajadores, este apoyo no era automático. El gobierno se opuso a la huelga de ferrocarriles en mayo de 1936 con el argumento de que los ferrocarriles eran propiedad del gobierno en un 50%, eran capitalistas solo de nombre, y dado que estaban gravemente endeudados en criterio de capacidad de pago, no era aplicable.
Como resultado de los movimientos huelguísticos del Sindicato de Trabajadores Minerometalúrgicos, se aumentó el salario cenca del 40% en 1935 (situando el salario promedio en 4.15 pesos diarios) y del 35% en 1936. Para 1939 el salario promedio era de ocho pesos diarios, aunque aumentos en los años posteriores se debieron, en gran medida, al aumento del costo de vida.
El Estado y los campesinos.
Antes de 1916 los conflictos entre trabajadores y hacendados de las plantaciones de algodón en la comarca lagunera (Región en Coahuila y Durango) dieron como resultado esporádicas invasiones de tierras, las cuales fueron reprimidas severamente. En 1936 los trabajadores declaran una huelga general, para finalizar un periodo de organización iniciado el año anterior y con antecedentes ya hacía décadas. Alrededor de este año, el 70% de las tierras era propiedad extranjera, aunque gran parte de estas eran rentadas por hacendados. Su situación era insegura por la dependencia del agua y de las tierras, que no eran de su propiedad, esto los llevó a un uso excesivo de las tierras y a incorporar poco a poco tierras anteriormente adjudicadas a los campesinos, detonando en estos conflictos.
En 1936, el gobierno promulgó una ley que permitía la expropiación de cualquier propiedad de interés público. Así, cuando una delegación del sindicato de La Laguna, junto a miembros del Consejo Nacional de la CTM entrevistó al presidente Cárdenas sobre este conflicto, el gobierno puso en marcha una ley con la expropiación de las plantaciones algodoneras de La Laguna. La expropiación de La Laguna se convirtió en el modelo a seguir de siguientes expropiaciones de haciendas comerciales, incluidas de las haciendas henequeneras de Yucatán.
La transformación de las haciendas en ejidos colectivos trajo consigo serios problemas. En La Laguna, la tierra que había mantenido a 25 mil trabajadores había sido repartida entre 40 208 trabajadores rurales, entre ellos migrantes e incluso esquiroles que se encontraban en la zona en ese momento. Causando un problema inmediato de sobrepoblación. Aunque algunos de estos problemas fueros solucionados en las siguientes expropiaciones, al distribuir las haciendas henequeneras de Yucatán, se desarrolló un plan que establecía que los campesinos recibirían maquinaria industrial para el procesamiento del henequén, así se evitaría que los hacendados con equipo procesador en sus manos ejercieran control sobre los ejidatarios.
Los funcionarios locales apoyaban a los terrateniente en algunas ocasiones, incluso había casos en que la Comisión Nacional de Riego se negaba a proporcionar agua a los ejidatarios. Los conflictos agrarios a nivel estado adoptaban frecuentemente, confrontaciones entre funcionarios del Departamento agrario (quienes representaban a los ejidatarios) y funcionarios gubernamentales locales (quienes representaban a los terratenientes). El control de un mayor equipo de procesamiento de los terratenientes les daba un pequeño grado de control sobre los campesinos. También eran los hacendados quienes tenían la cantidad más grande de firmas comerciales. La explotación de la población rural terminó por estar basada menos en la propiedad de la tierra y más en el control del mercado y los insumos agrícolas.

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