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Aline Azucena Fernández Castillo Nuevas habilidades Un ruido extraño la despertó de pronto. Vio la hora: 4:30 de la madrugada ¿qué había sido aquello? Sofía se quedó quieta escuchando atentamente, tratando de descubrir qué la había despertado. Algo cayó al suelo. Vio a su alrededor. Todo parecía en su lugar. Y es que el encierro la estaba volviendo loca, a más de año y medio de verse alejada de su "normalidad" sentía que cada vez caía más hondo en la desesperación. Respiró profundo. La curiosidad le ganó y se levantó de la cama. Lamentablemente, sus dudas no se verían satisfechas, es más, se incrementarían al ver su lapicera en el suelo, todos los colores regados por todos lados. En un instante pasaron por su mente mil ideas. "No, no pude haberla pateado mientras dormía" "La ventana está muy lejos y la lapicera es pesada, el aire no pudo ser" "Si estuviera mal puesta como para caerse, ¿por qué esperó tanto tiempo antes de caer?" Nada parecía lógico. El sueño le ganaba. Decidió meterse entre las cobijas, pronto cayó rendida. Mientras tanto, junto a la silla del escritorio, una chica mostraba una enorme sonrisa, por fin había logrado mover cosas del plano material. Había llegado su momento. Si bien llevaba poco tiempo de su nueva existencia, se divertiría de lo lindo desquiciando a los pobres humanitos que seguían con vida, al fin y al cabo, estaban encerrados hasta quien sabe cuándo, pues la muerte estaba ahí afuera.
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