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1 Freud, S. - Psicología de las masas y análisis del yo Cap. 7: La identificación La identificación es la más temprana ligazón afectiva con otra persona (lazo, vínculo afectivo). Desempeña un papel en el Complejo de Edipo, donde para el varoncito la madre es el objeto y el padre es el ideal. Ocurre una identificación con el padre, lo toma como modelo. La identificación configura al yo propio a semejanza del otro. Pero esa identificación con el padre se torna hostil, ya que quiere ocupar su lugar junto a la madre. Desde el comienzo mismo la identificación es ambivalente. También puede darse después una inversión en el Complejo de Edipo (que se tome por objeto al padre). Entonces el padre puede ser lo que uno querría ser o lo que uno querría tener. La identificación es parcial, es a un único rasgo. Por ejemplo, en el caso de la formación de síntoma se copia la enfermedad. Tres casos de identificación en la formación de síntoma. En un primer caso el yo copia a la persona no amada (para sustituir a uno de los padres y tener al otro), se identifica a un rasgo (copia una enfermedad por ejemplo). En un segundo caso, puede suceder que la elección de objeto vuelva a la identificación, o sea que el yo copie a la persona amada (ser el objeto). Y en un tercer caso, la identificación prescinde por completo de la relación de objeto con la persona copiada, el yo copia a otra persona pero porque quiere estar en la misma situación. No confundir identificación con empatía, la empatía aparece sólo cuando hay identificación. Entonces: 1. La identificación es la forma más originaria de ligazón afectiva con un objeto. 2. Se sustituye esa ligazón afectiva o libidinosa por introyección del objeto en el yo. 3. Puede haber identificación con una persona sin ser necesario que ésta sea objeto de las pulsiones sexuales (por ejemplo la ligazón recíproca entre los individuos de la masa). Dos casos de identificación: a. La identificación en la homosexualidad: el joven ha estado fijado a su madre en el complejo de Edipo, con una gran e inusual intensidad y al momento de completarse la pubertad, debe cambiar a la madre por otro objeto sexual y en vez de abandonar a su madre se identifica con ella. Con ello el objeto mismo es resignado. b. Identificación en un caso de pérdida del objeto: un niño comenzó a actuar como su gatito luego de haberlo perdido y afirmaba que él era el gato. 2 En la melancolía o depresión hay una pérdida real o afectiva del objeto amado y autorreproche (denigración del yo, implacables autocriticas). Esos reproches en el fondo se aplican al objeto. Se hace evidente aquí que el objeto se ha introyectado. Cap. 8: Enamoramiento e Hipnosis Freud define el amor sensual, terreno, como un tipo de enamoramiento. Es el enamoramiento que se extingue concluido el acto sexual. Se diferencia del amor no- sensual, celestial, el cual es otro tipo de enamoramiento donde a la persona se la “ama” ya que hay una investidura de objeto permanente. Al cabo de los 5 años el niño ya ha elegido un primer objeto de amor en uno de sus padres. Luego sobreviene la represión y las pulsiones que el niño tenía hacia sus padres ahora son pulsiones de meta inhibida. Los sentimientos que ahora albergará hacia sus padres son sentimientos “tiernos”. En el mejor de los casos, el enamoramiento de una persona puede contar con la cooperación de las pulsiones de meta inhibida y las pulsiones de meta no inhibida. En este enamoramiento, llama la atención la sobreestimación sexual, el hecho de que el objeto amado goza de cierta exención a la crítica, sus cualidades son mucho más estimadas que en las demás personas a quienes no se ama. Es una idealización. Este objeto de amor sustituye al ideal del yo propio, no alcanzado. Afluye al objeto una medida de libido narcisista. Pero puede ocurrir que esta idealización y este enamoramiento aumenten y al mismo tiempo disminuya la aspiración sexual, terminando por el objeto poseer todo el amor de sí mismo que tenía el yo, produciéndose un autosacrificio de este. El objeto ha devorado al yo. Por eso, en todos los casos de enamoramiento se observa rasgos de humillación, restricción del narcisismo, perjuicio de sí. “El que está enamorado está humillado. El que ama ha sacrificado, por así decir, un fragmento de su narcisismo y sólo puede restituírselo a trueque de ser-amado.” Freud, S. - Introducción del narcisismo. Esto ocurre en los casos de un amor desdichado, inalcanzable; en efecto toda satisfacción sexual rebaja la sobreestimación sexual. Podemos discernir una diferencia entre identificación y enamoramiento (aunque no son opuestos). En la identificación el yo se enriquece con las propiedades del objeto, se “introyecta” el objeto y se lo pone en el lugar del yo, en el enamoramiento el yo se empobrece, uno se entrega al objeto y se lo pone en el ideal del yo. Tenemos que en la identificación el objeto se pierde, debido a la introyección (pasa a ser parte de uno y deja de existir en el exterior, el yo así se altera) y en el enamoramiento el objeto se ha mantenido en el exterior y es investido como tal. 3 Surge así una pregunta: ¿no puede haber identificación conservándose el objeto? El trecho que separa el enamoramiento de la hipnosis no es, evidentemente, muy grande. Las coincidencias son llamativas. La misma sumisión humillada, igual obediencia y falta de crítica hacia el hipnotizador como hacia el objeto amado. El hipnotizador ocupa el lugar del ideal del yo. El hipnotizador es el objeto único: no se repara en ningún otro además de él. Lo que él pide y asevera es vivenciado oníricamente por el yo. Hay una total ausencia de aspiraciones de meta sexual no inhibida. El vínculo hipnótico es una entrega enamorada irrestricta que excluye toda satisfacción sexual, mientras que en el enamoramiento la satisfacción sexual se pospone. En el caso de las masas, una masa es una multitud de individuos que han puesto todos a un mismo objeto (el conductor o líder) en el lugar de su ideal del yo y como consecuencia se han identificado entre sí.
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