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ICS LIBRO 5 CORRIENTES DEL PENSAMIENTO SOCIAL 2

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LIBRO V 
CORRIENTES DEL PENSAMIENTO SOCIAL 
Por Alejandra Agustinho y Carlos Garcés 
 
Max Weber (1864-1920) 
 
“…hay en Occidente una forma de capitalismo que no se conoce en 
ninguna otra parte de la tierra: la organización racional-capitalista del 
trabajo formalmente libre” (Max Weber) 
Weber fue un pensador alemán, considerado uno de los fundadores del pensamiento 
sociológico moderno, y de las teorías de la administración y del estado que dieron 
entidad a las ciencias de la administración. 
Profundo antipositivista, su perspectiva teórica se dio en llamar Comprensivismo. La 
sociología, la economía, la historia, la administración, encuentran en su pensamiento 
raíces de interpretación que lo hacen un autor de lectura obligada. Prolífico escritor, se 
destacan los clásicos “Economía y Sociedad”, tratado que sintetiza todo su pensamiento 
sociopolítico y económico, y “La ética protestante y el espíritu del capitalismo”, tesis 
doctoral en la que demuestra la relación entre cultura (que es la que otorga significado) 
y prácticas capitalistas. Aquí en su tesis principal, sostiene que el origen del capitalismo 
en Europa del norte es posible por los aspectos culturales asociados a la generalización 
de los valores de la religión protestante, que instaura socialmente los principios de 
individualidad y responsabilidad propios de las sociedades occidentales modernas. Allí 
elabora una detallada comparación con la sociedad China, y encuentra que el factor 
interviniente que diferencia ambas sociedades, es su base cultural. 
Desde su formación filosófica de origen (Neokantiana), la relación entre lo fáctico y lo 
valorativo es una preocupación constante, que orienta una parte muy importante de todo 
su andamiaje teórico-conceptual. En principio, establece la separación entre juicios de 
valor y juicios de hecho. Los valores orientan la selección de los temas a investigar, y el 
estudio objetivo-causal es la estrategia para desplegar la investigación. Recurre al 
desarrollo de los denominados Tipos Ideales como herramienta metodológica, y al 
estudio histórico comparativo como fuente de interpretación comprensiva sobre los 
hechos. 
La Acción social como inicio 
El objeto de estudio para Weber comienza a delinearse por la Acción Social como la 
unidad atómica de lo social. Las acciones sociales son conductas con sentido para el 
sujeto, mentadas en relación a las conductas de otros actores. La referencia a la 
conducta de los otros es importante porque orienta el desarrollo de la propia conducta 
del sujeto; más adelante veremos que Bourdieu refiere a esta expectativa como 
“razonabilidad” de las acciones. 
Las conductas no son verdaderas ni falsas. Encuadradas en una Relación Social, es 
suficiente que sean “comprensibles para los involucrados en la relación”. La fuente de 
origen para la comprensión es la cultura que otorga significado. En toda relación social 
hay niveles diversos de interacción, lo que no supone solidaridad o acuerdo. Lo que 
pone en un plano similar a los actores de la relación es que la comprensión de la acción 
o de la relación se referencia en un Orden Legítimo para las partes, en un sistema de 
normas que pueden llegar a ser obligatorias, y pueden y suelen presentarse como 
modelos de comportamiento. Los sistemas de normas, pueden conformar una 
comunidad (cuando están inspirados en un sentido subjetivo, afectivo o tradicional) y 
bien una sociedad (cuando se inspira en compensación de intereses, por motivos 
racionales con fines o con valores). En cualquier caso, la legitimidad es clave para 
comprender las relaciones sociales, y puede resumirse en una pregunta… ¿qué hace 
que podamos aceptar como naturales los hechos producto de una relación social? ¿En 
qué condición una regla puede actuar? Cualquiera sea el abordaje de la cuestión, no 
hay que olvidar nunca que la legitimidad emana de una relación social en la que se la 
experimenta y ejerce. 
Ciencias sociales: el comprensivismo 
Otra cuestión relevante para considerar es ¿De qué manera se conjugan 
comprensivismo y causalidad? Weber concentró enormes esfuerzos en abordar el 
problema de la validez y la objetividad del conocimiento histórico-social, frente al 
conocimiento de las ciencias naturales. El desafío consiste en abordar un objeto de 
estudio que posee “espíritu”, como experiencia de una realidad vivida por los sujetos. 
Para las ciencias naturales, el objeto de estudio es intrínsecamente externo, por lo tanto 
el problema valorativo es controlable con la experimentación. Puede ser estudiado como 
una cosa, independiente del sujeto de estudio, por lo tanto la neutralidad valorativa no 
suele ser un tema crítico. Por el contrario, la sociedad se conforma por medio de 
procesos histórico-sociales, en donde la historia está íntimamente vinculada con la 
cultura, con un mundo de valores que son los que otorgan significación a los procesos 
sociales y a las relaciones sociales que experimentan las personas. La realidad 
histórico-social es una totalidad constituida por un conjunto infinito de elementos y 
relaciones, por lo tanto inabordable de manera directa. 
¿Qué hacer entonces? El primer desafío consiste en “recortar” el objeto. Y este “recorte” 
es siempre atributo del sujeto investigador (individual o colectivo), emanado de la 
perspectiva del investigador (o su grupo de pares, comunidad científica), que define la 
relevancia y pertinencia del objeto de la investigación en función de sus valores y 
concepciones (o de su comunidad). Los valores del investigador y su comunidad son la 
principal herramienta para la delimitación del campo de estudio, dando significación a 
su punto de vista valorativo, por eso la mejor manera de obtener objetividad es 
explicitando la perspectiva subjetiva, para ponerla “en común, pública”. 
El principio axiomático puede resumirse en: Subjetividad para la selección de los 
problemas y objetividad en el estudio de las relaciones entre los fenómenos. Ante 
fenómenos singulares, la pregunta por la causa no inquiere por leyes como en las 
ciencias naturales, sino por conexiones causales concretas: el objetivo es lograr una 
explicación comprensible válida. Por otra parte, es fundamental definir lo manifiesto y lo 
latente de las conductas, por la comprensión del sentido subjetivo mentado por el actor 
o actores. En este contexto, la objetividad del análisis se resuelve vinculando las 
manifestaciones externas con los motivos, lo que se comprende aplicando una regla de 
decisión que está representada por un constructo teórico-metodológico: el Tipo Ideal. 
Los tipos ideales 
El Tipo Ideal es una construcción abstracta, opera en el conocimiento social como una 
“regla” de medición, para explicar por comparación (conexiones causales concretas) los 
hechos sociales comprendidos en su historia. El tipo ideal no existe en la realidad, sino 
que es un modelo teóricamente definido y construido, es una herramienta metodológica. 
“Es el procedimiento adecuado para la formación de conceptos históricos, específicos y 
rigurosos, que permiten el análisis y la interpretación causal de los fenómenos 
históricos”. Les da sentido a través de las categorías de Fin y Medio, consideradas el 
basamento de la Racionalidad. 
Para aplicarlos, los tipos ideales constan de dos momentos. El primero es el de la 
construcción, donde se busca una estructura de conexiones conceptuales, lógicamente 
unívoca y coherente, independiente de la realidad objeto de estudio. Debido a su pureza 
conceptual, es empíricamente inhallable en el mundo social. Son un medio para 
comprender la significación cultural de un fenómeno. En relación al segundo momento, 
el de su utilización, Weber insiste en que no pueden ser confundidos con los hechos 
empíricos, que son singulares e irrepetibles. Los tipos ideales, al ser estructuras 
formales/abstractas, no son ni verdaderos ni falsos, sino heurísticamente válidos, yaque 
pretenden operar como guías para los juicios de imputación del objeto de estudio real; 
operan como la regla de comparación para imputar comprensión a los hechos. 
Finalmente mencionar que es importante poner especial atención a la dominación legal 
ejercida mediante un cuadro administrativo-burocrático. En las sociedades modernas se 
desarrolla lo que conocemos como Burocracia, que se plasma en la estructura del 
Estado en tanto asociación política de base territorial. La considera como la forma de 
dominación más racional, ya que adquiere sentido a través del cálculo racional, que 
conforma la médula de toda administración de masas. En este marco es que la 
Contabilidad y la Administración se consolidan como disciplinas que en la academia 
adquieren relevancia, basadas en el cálculo, organizadas como tecnologías, y 
encuadradas en las ciencias sociales, en tanto integran las ciencias económicas. 
Hasta aquí una introducción explicativa sobre Weber y el comprensivismo. En el material 
de lectura obligatorio (Archenti/Aznar), pueden encontrar a aplicación de la metodología 
de los Tipos Ideales para definir los tipos de Acción Social y los tipos de Dominación. 
Complementarán los contenidos requeridos en la materia y en referencia a Max Weber 
con la lectura del material de Nisbet, “La racionalización de la autoridad: Weber”. 
Pierre Bourdieu (1930-2002) 
Casi un siglo después: Bourdieu supera dicotomías de las ciencias sociales 
Casi desde sus orígenes, las diferentes corrientes en las ciencias sociales afrontaron 
una división de aguas que parecía difícil de superar, relacionada al punto de partida 
desde el cual aspiraban a explicar la emergencia del mundo social. Por un lado, 
encontramos el subjetivismo, perspectiva que postula que lo social se genera a partir de 
las acciones de los individuos como soporte de los colectivos humanos. Por otro, ciertas 
perspectivas parten de explicar lo social como organizado en base a estructuras a las 
que se subordinan las personas. 
El andamiaje conceptual de la teoría social de Pierre Bourdieu (1930-2002) recupera 
aspectos cruciales de los pensadores clásicos de las ciencias sociales en ambas 
perspectivas, y en muchos casos los deconstruye y resignifica proponiendo nuevas 
miradas, a la vez que establece un nuevo sistema conceptual para dar cuenta del 
espacio social. 
Entre ellos, postula que lo social está conformado en un Espacio Social en donde se 
despliegan Posiciones Sociales, que son siempre relacionales y que adquieren sentido 
cuando integran un Campo, relativamente organizado, y en donde se ponen en 
operación Reglas de juego y relaciones de poder, objetivamente determinadas según 
los Capitales disponibles para ser puestos en juego por los diversos agentes. Bourdieu 
denomina Capital a los diversos bienes que se poseen y los agrupa en cuatro tipos. El 
Económico: dinero, bienes materiales, patrimonio; el Cultural: educación, membresías, 
informacional; el Social: redes de relaciones estables, poder como producto funcional 
de la relación entre posiciones. Por último, el Capital Simbólico como sobreañadido de 
los otros tres, y que es la forma que revisten las distintas especies de capital cuando 
son percibidas como legítimas desde una posición relacional relativamente estable. 
Esas relaciones sociales son concretadas por agentes que tienen una intencionalidad 
singular, quienes organizan sus Prácticas en función de posiciones relativas dentro del 
campo, y también según el sentido que adquieran en referencia a la construcción 
colectiva de la norma, lo que la sociedad espera que el agente lleve adelante, siempre 
en la dinámica de unas reglas de juego que operan en el campo social. 
Todos los agentes participamos alternativamente en diversos campos, por ejemplo el 
campo académico, el campo laboral, el campo deportivo…. Si analizan esta aseveración 
desde sus propias experiencias, notarán que en esos campos pueden existir reglas de 
juego similares, pero hay otras que son específicas y sobre todo distintivas; por ejemplo, 
cuando participan del campo académico, una de las principales reglas de juego es la 
institución del examen. También pueden verificar que, si bien las normas a menudo 
están escritas y son explícitas, la mayoría del tiempo podemos tomar decisiones y actuar 
sin referenciarnos en norma alguna. 
Esta disposición a la práctica, Bourdieu la denomina Habitus, y tiene una función 
fundamental: dar cuenta de cierta unidad de estilo que adiciona las prácticas con los 
bienes de los agentes. El habitus puede asociarse al menos en parte a lo que 
denominamos “estilo de vida”, dado que se rige por los Principios Generadores de 
Prácticas, los que se ubican más allá de la norma explícita. Esas prácticas generadoras 
son distintas y distintivas (por ejemplo, lo que se come y la manera de hacerlo), producen 
diferencias y principios de clasificación (entre lo bueno y lo malo, lo distinguido y lo 
vulgar…). Son estructuras estructurantes. Lo interesante es que estas clasificaciones 
que orientan el sentido del habitus, se manifiestan como un efecto por ejemplo en las 
afinidades, las simpatías, los deseos, los rechazos, los gustos…. En síntesis, eso que 
experimentamos como elecciones individuales, en realidad son disposiciones a la 
práctica, y están fuertemente determinadas por esos principios de clasificación que 
operan desde el habitus, ubicados en el orden de lo colectivo. Cuando ese orden se 
estabiliza, se pueden conformar en clases sociales, definidas simbólica y materialmente. 
Bourdieu sostiene que si bien todas las sociedades disponen de sistemas de leyes que 
las rigen, en la mayoría de las situaciones los agentes no necesitan de la ley para vivir 
y convivir. Desde esta evidencia, cuestiona aquellas explicaciones que interpretan las 
normas sociales restringiéndolas a las formas jurídicas, a lo que denomina “juridicidad”. 
A menudo, para dar cuenta de lo que la gente hace y comprender sus prácticas hay que 
suponer que obedece a un “sentido del juego”, sin obedecer a reglas explícitamente 
enunciadas como tales. Las decisiones se presentan como “razonables”, y en tanto hay 
acuerdos entre las posiciones sociales, no se manifiesta conflicto –o el conflicto se 
encauza-, porque opera el habitus como disposición a la práctica. Esta tendencia a 
actuar de una manera regular puede servir de base a una previsión que no encuentra 
su principio en una ley explícita; dice Bourdieu que el habitus tiene una parte de 
impreciso y de vago. 
Sin embargo, no siempre el habitus es suficiente para encauzar todos los procesos 
sociales. Cuando lo evidente del habitus se pierde, es necesario codificar, para 
minimizar el riesgo de conflicto y enfrentamiento. 
Codificar es, en un principio, poner formas a los esquemas prácticos, denominados 
Esquemas Informacionales. Estos son disposiciones que se ponen en práctica, y que 
en ciertos casos pasan al Estado Objetivado (se transforman en objetos, se objetivan, o 
sea, pueden existir con relativa independencia en relación a los agentes). 
La codificación es un cambio de naturaleza que se opera cuando se pasa de esquemas 
lingüísticos dominados en el estado práctico, a un código, que es un trabajo jurídico. Es 
una puesta en orden simbólica, a menudo a cargo de las grandes burocracias del 
estado, que minimiza el equívoco y la imprecisión, en particular en las interacciones, 
como caso, los contratos. Es esta una de las principales tareas de los profesionales 
contables en las sociedades capitalistas. 
Entre personas del mismo grupo, dotadas del mismo habitus, todo es evidente, hasta 
los conflictos. Pero cuando dos habitus diferentes se entrecruzan, aparece la posibilidad 
de la colisión: entonces la codificación puede asegurar una comunicación mínima que 
evita una catástrofe. Un ejemplo es el de las ofrendas o regalos entre pueblos 
desconocidos, como señal universalde amistad. 
La codificación se puede concretar a través de varias instancias; la primera, en la 
Objetivación. Luego en la Formalización, cuando se conforma la gramática o el derecho 
como códigos de regulación normativa. Objetivar también es hacer público, conocido 
por todos. La Publicación es el acto de oficialización por excelencia. El efecto de 
Oficialización se identifica con un efecto de Homologación, al asegurar que se dice la 
misma cosa cuando se dicen las mismas palabras. 
La Publicación es una operación que oficializa, porque implica el conocimiento y 
consenso de todos sobre la cosa descubierta. El efecto de formalización es el último 
rasgo asociado a la codificación y confiere a las prácticas una lógica independiente de 
los casos particulares. Codificar es terminar con lo impreciso, es establecer fronteras 
tajantes, hacer las cosas simples, claras, comunicables y previsibles, por encima de las 
fluctuaciones temporales. 
Un ejemplo: El calendario es una manifestación de codificación, porque sincroniza el 
tiempo de todos los agentes que integran el espacio social regido por ese modo de medir 
el tiempo. 
Finalmente, Bourdieu asegura que la formalización, a través del derecho, ejerce una 
Violencia Simbólica sobre quien opera, imponiendo formas. Poner formas es dar a una 
acción o a un discurso la forma que es reconocida como conveniente, legítima y tal que 
se puede producir públicamente y ser presentada; de otra manera sería inaceptable. 
Hasta aquí la presentación general; es necesario ahora que aborden los materiales de 
lectura obligatorios, en donde encontrarán las mejores y más completas definiciones 
sobre los temas.

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