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LA COLONIA BELGA DEL CONGO

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LA COLONIA BELGA DEL CONGO 
*El imperialismo. 
*Leopoldo II de Bélgica. 
_El reino de Bélgica, nacido en 1830 tras su independencia de Holanda, era a finales del 
siglo XIX una joven nación europea de notable prosperidad industrial. El país marchaba 
por la buena senda, pero estaba lejos tanto del club de las grandes potencias como de la 
pugna imperialista. Su opinión pública estaba claramente alineada con la corriente 
opuesta al colonialismo. 
_En la década de 1870, Leopoldo II, rey de los belgas, muy interesado en hallar tierras 
donde instalar una colonia para encarar su explotación, apoyó las expediciones de Henry 
Morton Stanley quien viajó por África central y reconoció el curso del río Congo. Entre 
1879 y 1884, Stanley fundó varias estaciones a lo largo de este río y firmó tratados con 
algunos gobernantes africanos como representante de la Asociación Internacional del 
Congo, creada por el monarca de Bélgica. 
_La vida en el Congo, mientras fue propiedad de Leopoldo II, estuvo marcada por el ejercicio de 
una de las explotaciones más sangrientas. Ya en 1890, el misionero estadounidense G.W. Williams 
hizo la primera denuncia sobre las monstruosidades de las que fue testigo, pero el escándalo 
tardaría diez años en estallar en Europa. La publicación de los relatos y datos recogidos por 
escritores como Mark Twain y Joseph Conrad, misioneros como William Sheppard, diplomáticos 
como el británico Roger Casement, junto con los trabajos de Edmund Dene Morel consiguieron, 
finalmente, que los gobiernos europeos y estadounidense comenzaran a presionar al monarca de 
Bélgica. 
_En 1908, el parlamento belga obligó al rey a ceder sus dominios que, bajo el nombre de Congo 
Belga, quedaron bajo la autoridad del gobierno. 
*Leopoldo II de Bélgica. 
 
 
*Reclutamiento de nativos. 
El gobierno se estableció firmemente en Boma y dividió el territorio entero del Estado en distritos, 
con un comisario y varios funcionarios blancos en cada uno. Se escogieron los hombres de las 
tribus nativas más salvajes, preferiblemente caníbales, y formaron con ellos este ejército de 
nativos que ha llevado el eufemístico nombre de Fuerza Pública. Estos soldados, armados con 
rifles de repetición, hambrientos de pillaje y a menudo de carne humana, se esparcieron en los 
diferentes puestos a lo largo del estado y su número ha crecido ahora a la increíble cifra de 
dieciocho mil. Estos soldados son el terror de las regiones en las que están. Yo he visto pueblos 
saqueados, devastados y profanados, que lo habían sido por soldados acompañados por 
funcionarios blancos. Yo he visto cincuenta mil personas nativas viviendo durante semanas en los 
bosques, huyendo y escondiéndose de los ultrajes de estos soldados. A menudo mujeres 
desvalidas y niños de los pueblos cercanos a nuestra misión en Luebo llegan a nuestra casa 
buscando protección. Casi diariamente, esclavos de Luebo son expuestos para la venta. Estos 
esclavos han sido atrapados por los soldados estatales o por ciertos jefes con quienes el Estado ha 
hecho amistad, y a quienes autoriza e instruye en secreto para hacer correrías para capturar 
esclavos y botín. Presumo que las tres cuartas partes de los cinco o seis mil esclavos de Luebo han 
sido apresados por estos jefes amistosos o por los soldados Estatales. 
*En la mente de Leopoldo II. 
_Leopoldo, no obstante, supo disimular su afán económico generando una imagen de monarca 
humanitario y altruista, que financiaba asociaciones benéficas para combatir la esclavitud en el 
África Occidental y costeaba el viaje de misioneros a esas regiones. En 1876 convenció con su 
elegancia y buenos modales a un selecto grupo de geógrafos, exploradores y activistas 
humanitarios en una Conferencia Geográfica, celebrada en Bruselas, de que su interés era 
«absolutamente humanitario». Fue, además, elegido aquí presidente de la recién creada 
Asociación Africana Internacional, transformada con el tiempo en la Asociación Internacional del 
Congo. 
_Como consecuencia de estos movimientos sibilinos, en febrero de 1885, catorce naciones 
reunidas en Berlín, y encabezadas por Gran Bretaña, Francia, Alemania y los Estados Unidos, le 
regalaron a Leopoldo II todo el Congo a través de la asociación que él presidía. Un territorio 20 
veces el tamaño de Bélgica, donde se comprometió a «abolir la esclavitud y cristianizara a los 
salvajes» a cambio de su cesión. Las grandes potencias concedieron al rey de los belgas el Congo, 
sin saber qué clase de persona era y, sobre todo, porque desconocían el gran tesoro que se 
escondía entre sus árboles. 
*En nombre del caucho. 
_Además del marfil de sus elefantes, Leopoldo se sintió atraído por el Congo debido a sus grandes 
reservas de caucho. Durante su reinado se disparó la demanda internacional de goma, que se 
extraía de los árboles del caucho que se contaba muy numerosos en el Congo. El problema de la 
recolección de esta materia resultaba la ingente cantidad de mano de obra que se necesitaba y las 
duras condiciones para estos empleados. Para solventar el asunto, el rey de los belgas diseñó un 
sistema de concesiones que, en esencia, condenó a la esclavitud a la totalidad de los congoleños. 
 
_El explorador Henry Morton Stanley (el primer europeo en recorrer los varios miles de kilómetros 
del río Congo) y otros enviados del Rey se encargaron, entre 1884 y 1885, de que los jefes 
indígenas de la geografía congoleña firmaran, sin saberlo, contratos por los que cedían la 
propiedad de sus tierras a la Asociación Internacional del Congo. En estos «tratados», los caudillos 
se comprometieron a trabajar en las obras públicas de aquella institución que, creyeron, iban a 
servir para expulsar a los esclavistas y modernizar el país. 
 
 
_El Monarca hizo del Congo su cortijo particular entre 1885 y 1906, siendo plenamente consciente 
de lo que estaba pasando en el interior del país. Como explica Adam Hochschild en su libro «El 
fantasma del rey Leopoldo» (Mariner Books), Leopoldo II de Bélgica estaba perfectamente al 
corriente de los crímenes e incluso llegó a sugerir que se implementaran equipos de niños para 
que apoyaran el trabajo, de tal modo que miles de menores fueron arrancados de sus familias. 
*El infame. 
_Léopold de Saxe-Cobourg et Gothase, Leopoldo II, Rey de los belgas a finales del siglo XIX, 
auspició durante su reinado que el Congo pasara de una población de 20 millones de habitantes a 
10 millones. Lo más sorprendente de todo es que el Monarca, perteneciente a la dinastía Sajonia-
Coburgo Gotha, no tuvo que disparar una sola bala para hacerse con este territorio. Leopoldo no 
heredó o conquistó el Congo (de hecho, solo a su muerte se integró en Bélgica), le bastó con 
convencer a la comunidad internacional de que si le daban su soberanía protegería a sus 
habitantes de las redes de traficantes de esclavos árabes. Nada más lejos de la realidad, el 
verdadero objetivo del belga, que solía definir a su pequeño reino europeo como «Petit pays, petit 
gens» («Pequeño país, gente pequeña»), era hacerse con una colonia y exprimir hasta la última 
gota de sus recursos económicos. 
_En septiembre de 1876, para justificar su imagen de filántropo y a la vez avanzar con las 
intenciones imperiales sobre África, Leopoldo II organizó una conferencia de exploradores y 
geógrafos, en Bruselas, bajo auspicio de la recién fundada Sociedad Real Geográfica. En el marco 
de la conferencia se fundó la Asociación Internacional Africana y resultó electo el monarca 
anfitrión como su presidente, por unanimidad. Leopoldo tuvo en esta estructura de corte 
filantrópica un amplio margen de maniobra bajo aparentes intenciones “humanistas”. El belga no 
quería quedarse fuera del “Scramble for Africa”, la lucha por el reparto de África que acababa de 
comenzar. Continuando su derrotero filantrópico, creó la Asociación Internacional del Congo, la 
que fue ampliamente avalada, por caso, con ingentes aportesmonetarios de terceros. 
_De 1908 a 1960 fue Bélgica quien explotó la zona. Aunque se aplicaron ciertas medidas de 
maquillaje de cara a la opinión pública, la explotación de materias primas y la crueldad siguieron 
produciéndose. 
_El poder político lo ostentaba un Gobernador General belga. Se ejerció un colonialismo de corte 
paternalista, como se puede leer en Tintín en el Congo, se crearon escuelas, se llevaron médicos a 
todas las ciudades y pueblos, se construyeron líneas de ferrocarril y carreteras… pero los nativos 
no tenían ningún poder y seguían viviendo en condiciones de esclavitud. 
_El malestar creció entre la población congoleña y, en 1955, aparecieron grupos que empezaron a 
reclamar justicia. 
*Crítica Internacional. 
_Si algo tuvo la era victoriana es que fue prolífica en cuanto a producción de cartas y diarios. En 
este material fue donde comenzaron a aparecer las denuncias del horror consumado en Congo, 
pero prácticamente sin presencia de voces africanas. Varios personajes denunciaron a lo largo del 
tiempo las atrocidades cometidas en el Congo, algunos con más y otros con menor éxito. Un caso 
relevante fue el del afroamericano George Washington Williams, autor del primer documento en 
contra de la política en el Congo, la Carta Abierta, que anticipó las denuncias que luego serían una 
proclama de la cruzada internacional contra Leopoldo II. Su autor señaló que el monarca era 
culpable de “crímenes contra la humanidad” pero el monarca contraatacó con propaganda. Esto 
último explica, entre otros motivos por qué fue posible ocultar un horror equiparable a un 
Holocausto, si bien el móvil fue meramente económico. 
_Los que adquirieron renombre y mejor contribuyeron para dar a conocer el régimen de terror de 
Leopoldo II fueron Edmund Morel y Roger Casement, ambos agentes de la compañía transportista 
Elder Dempster que operaba en el Congo. 
_Casement se desempeñó como cónsul británico en Congo y desde esa posición reforzó su parecer 
sobre el trato cruel dispensado a los lugareños, de lo cual informó al Servicio Diplomático y a 
agentes del EIC. En 1903 volvió a Inglaterra para redactar un reporte publicado al año siguiente. 
Gracias a la energía de este irlandés, Morel fundó la Asociación para la Reforma del Congo. El 
reporte de Casement, con el aval de Morel, alcanzó conocimiento público en el mundo gracias a la 
difusión de la prensa internacional. Desde aquella publicación los ataques se incrementaron pero 
Leopoldo también respondió desde medios periodísticos aliados o sobornados. 
_Los crímenes serían dados a conocer al gran público por el famoso escritor anglopolaco Joseph 
Conrad en la conocida novela «Heart of darkness» (El corazón de las tinieblas). Por su parte, Conan 
Doyle, el creador del personaje de Sherlock Holmes, escribiría un opúsculo «Crimen en el Congo» 
(1909) demostrando su vena más comprometida. 
_Poco antes de su muerte, Leopoldo legó a Bélgica la propiedad del Congo ante la presión 
internacional y se estableció una colonia que recibió los problemas estructurales causados por 
tanto maltrato y tantísimas muertes. La millonaria indemnización posterior de Bélgica al Congo 
hizo que la empresa esclavista solo le fuera rentable a Leopoldo. 
*Congo Belga 
_Durante la década de 1890 y gracias a la amplia utilización de esclavos, se construyó una red de 
transportes más sólida que posibilitó una mayor explotación de los recursos naturales del Congo. 
La construcción de estas infraestructuras, orientadas exclusivamente al interés personal, supuso el 
deceso de un gran número de trabajadores de todas las edades, las jornadas laborales eran 
implacables y exigían un enorme esfuerzo físico. La documentación histórica sitúa entre los cinco y 
los diez millones de muertes a causa de la explotación colonial dirigida y ejecutada por el rey 
Leopoldo II y sus funcionarios. 
_Los testimonios directos que nos han llegado, y en particular el de los misioneros protestantes, 
escritores y diplomáticos desplazados hasta el Congo, describieron y denunciaron el horror que se 
vivía. Son de una importancia capital los relatos y los datos obtenidos por el misionero americano 
G.W. Williams, y por los escritores Mark Twain – King Leopold’s Soliloquy– y Joseph Conrad, o 
también personalidades como el misionero Williams Sephard, el diplomático británico Casement, y 
el periodista Edmund Dene Morel, todos ellos testigos claves para desenmascarar una de las 
realidades más oscuras de finales del siglo XIX. Estas voces críticas y delatoras de las atrocidades 
infringidas sobre los congoleños tuvieron su eco en la prensa internacional, provocando así una 
respuesta de alerta y una llamada de atención sobre el respeto a los derechos humanos. 
_En 1905 después de varios meses de investigación, una comisión publicó un informe que 
corroboraba los abusos que habían sido denunciados. Leopoldo II no pudo evitar que la opinión 
pública de todo el mundo, incluida la de Bélgica, mostrase una clara oposición a que se mantuviera 
bajo su dominio el país africano. Las maniobras diplomáticas y la presión de la opinión pública 
consiguieron que el rey belga renunciase al Estado Libre del Congo, que pasó a convertirse en una 
colonia de Bélgica, bajo el nombre de Congo Belga. 
*Legado antes de morir. 
_Leopoldo legó a Bélgica la propiedad del Congo ante la presión internacional y se estableció una 
colonia que recibió los problemas estructurales causados por tanto maltrato y tantísimas muertes. 
La millonaria indemnización posterior de Bélgica al Congo hizo que la empresa esclavista solo le 
fuera rentable a Leopoldo. 
*La Monarquía Belga se disculpa por el genocidio. 
_Bélgica se disculpó el jueves por la separación forzosa de miles de niños nacidos de parejas de 
raza mixta durante su régimen de la época colonial en la República Democrática del Congo, 
Burundi y Ruanda. Sus comentarios se producen poco después de un informe preliminar publicado 
por el Grupo de Trabajo de Expertos de las Naciones Unidas sobre los Afrodescendientes luego de 
que expertos visitaran el país en febrero. 
"Instamos al gobierno a emitir una disculpa por las atrocidades cometidas durante la 
colonización", dice el informe. 
"Las causas fundamentales de las violaciones actuales de los derechos humanos se encuentran en 
la falta de reconocimiento del verdadero alcance de la violencia y la injusticia de la colonización”. 
El reinado de Bélgica en África Central duró desde 1800 hasta 1960, cuando el rey Leopoldo II 
explotaba el caucho y otros recursos. 
 
*Retiro de estatuas en las principales ciudades belgas. 
_Leopoldo II, descendiente de la dinastía alemana de Sajonia-Coburgo-Gotha, fue rey de los belgas 
de 1865 y 1909 y es especialmente recordado por la brutal colonización y subyugación del Congo 
belga, que fue incluso su propiedad privada. Su reinado en el territorio africano tuvo inicialmente 
motivaciones económicas: primero la extracción de marfil y luego de caucho. 
_Para hacerlo se valió de esclavos, cuyo trato es recordado por su violencia: eran característicos 
los latigazos, amputaciones de manos y extremidades y hasta decapitaciones. Historiadores 
estiman que hasta 10 millones de personas -la mitad de la población del territorio en ese 
entonces- murieron como consecuencia de las condiciones impuestas por Leopoldo. El dominio 
belga terminó en 1960, en el marco del último proceso de descolonización que dominó la década. 
 
 
 
 
 
*Trabajo de Antropología Social e investigación. 
UNSA Salta.

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