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M2 Unidad 1

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Módulo 2 
Unidad 1: Trastornos del sueño 
Índice 
Insomnio 2 
Clasificación del insomnio 3 
Síntomas asociados 4 
Aproximación diagnóstica 4 
Abordaje 6 
Orientación y consejería 6 
Higiene del sueño 7 
Intervenciones conductuales para tener en cuenta 8 
Tratamientos psicoterapéuticos 9 
Tratamiento farmacológico 9 
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Trastornos del sueño
El tiempo ideal de sueño es aquel que permite a las personas realizar las actividades 
diarias con normalidad, no pudiendo determinarse una cantidad exacta de horas que 
se necesite dormir. La duración del sueño nocturno varía entre las personas, 
disminuyendo las horas habituales de sueño en forma progresiva a lo largo de la vida. 
Oscila generalmente entre 5 y 10 horas en los adultos, siendo el promedio habitual 
entre 7 y 8 horas. 
Dentro de los hábitos de la vida cotidiana, el sueño es uno de los factores que 
pueden afectar en gran medida la calidad de vida de las personas cuando está 
alterado, por lo que es un motivo muy frecuente de consulta a todo el equipo de 
salud. 
Las necesidades de sueño también varían con la edad; los bebés recién nacidos 
necesitan alrededor de 18 hs. de sueño, los niños alrededor de 11 hs. y los 
adolescentes 9 hs. Las personas en edad adulta, por lo general necesitan menos 
horas de sueño aún y tienen un sueño más fragmentado y menos profundo, con mayor 
tendencia al despertar precoz y mayor latencia para conciliar el sueño. Estas son 
consideraciones generales, ya que hay bebés que duermen menos horas o personas 
adultas que duermen más y esto no implica que haya ningún trastorno del sueño. Sí es 
importante tener en cuenta que la cantidad de horas que una persona duerme puede ir 
variando a lo largo de los años. 
Insomnio 
Dentro de los trastornos del sueño, el insomnio es el trastorno más frecuente. Se 
define como la dificultad para conciliar el sueño, mantenerlo a lo largo de la noche o 
cuando el despertar final se ve adelantado de manera involuntaria, influyendo en el 
funcionamiento diurno y en la calidad de vida de las personas. Es importante destacar 
que, si no hay repercusión en el funcionamiento cotidiano de la persona al día 
siguiente, entonces no debe considerarse como insomnio. Esto es particularmente así 
en algunas personas que habitualmente duermen menos que el promedio de la 
población. 
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Clasificación del insomnio 
La diferenciación del tipo de insomnio permitirá establecer un tratamiento más 
adecuado, así como estimar el grado de respuesta y el pronóstico. Se lo puede 
clasificar en función de la etiología, momento de la noche en que aparece o por su 
duración: 
● Según la etiología:
− Insomnio primario: no tiene un factor etiológico claramente identificable ni
factores precipitantes. Puede estar relacionado con ciertos rasgos de
personalidad.
− Insomnio secundario: aparece como consecuencia, o en el contexto de otros
cuadros clínicos o de una situación adaptativa, que se conocen como factores
precipitantes (ej. padecimientos mentales, enfermedades médicas o
neurológicas, medicaciones o sustancias, trastornos primarios como apnea del
sueño, síndrome de las piernas inquietas, parasomnias, etc.).
● Según el momento de la noche en que se produce:
− Insomnio de conciliación: la persona no puede dormirse, tiene dificultades
para iniciar el sueño.
− Insomnio de mantenimiento: hay problemas para mantener el sueño; la
persona logra conciliar el sueño, pero se despierta durante la noche.
− Despertar precoz: cuando el despertar se produce antes de terminar la noche,
como mínimo dos horas antes de lo habitual para la persona.
● Según el tiempo de duración el insomnio:
− Insomnio de corto plazo o agudo: se caracteriza por durar hasta tres
semanas o un mes. Generalmente aparece luego de situaciones estresantes
menores (una enfermedad leve, un problema, un examen, mudanza, etc.).
− Insomnio crónico: aquel que dura más de tres semanas. Puede tener
diferentes causas: hábitos, medicación o abuso de sustancias, problemas de
salud mental, enfermedades graves o crónicas, etc. Asimismo, pueden
identificarse factores precipitantes y de mantenimiento.
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Síntomas asociados 
Las siguientes situaciones, cuando aparecen en la consulta, son signos que indican 
que debemos preguntar por la calidad del sueño del consultante: 
⮚ Fatiga o cansancio diurno. 
⮚ Síntomas de ansiedad o depresión. 
⮚ Alteraciones del humor: irritabilidad, disforia, tensión. 
⮚ Déficits leves de la atención o de la concentración. 
⮚ Déficits de memoria. 
⮚ Déficits en funciones ejecutivas. 
⮚ Excesiva somnolencia. 
⮚ Quejas somáticas (gastrointestinales, respiratorias, cefaleas y dolores no 
específicos). 
Aproximación diagnóstica 
El mejor modo para estudiar el insomnio que padece una persona implica identificar el 
problema y realizar las preguntas adecuadas en el momento de la consulta. Es 
importante preguntar primero por la sensación de sueño no reparador, y luego indagar 
sobre posibles situaciones que afecten la calidad del sueño: 
− Uso de alguna medicación, por ejemplo: descongestivos nasales, anfetaminas,
corticoides, teofilina, fluoxetina, bupropion, imipramina, drogas de abuso como
cocaína.
− Presencia de alguna patología que pueda propiciar el insomnio: apnea del
sueño, síndrome de piernas inquietas, padecimientos mentales.
Luego se procede a conocer sobre las características de los hábitos de la persona y 
sobre el comienzo del trastorno del sueño y sus posibles desencadenantes: hábitos 
dietéticos, rutinas de actividad física y uso de dispositivos de pantalla. 
Algoritmo diagnóstico ante un/a paciente con quejas/dificultades en el sueño.
 Paciente con quejas/ dificultades de sueño 
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Fuente: Grupo de Trabajo de la Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Insomnio en Atención 
Primaria. Guía de Práctica Clínica para el Manejo de Pacientes con Insomnio en Atención Primaria. Plan de Calidad 
para el Sistema Nacional de Salud del Ministerio de Sanidad y Política Social. Unidad de Evaluación de Tecnologías 
Sanitarias. Agencia Laín Entralgo. Comunidad de Madrid; 2009. 
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Abordaje 
Siendo un factor que tiene relación con muchos aspectos en la vida de las personas, el 
abordaje del insomnio y sus posibles soluciones requiere que sea de modo integral, ya 
que por lo general una sola intervención suele ser insuficiente. 
Para que sea más accesible la implementación del abordaje, debe ser individualizado 
según las posibilidades de cada persona y según el tipo de insomnio que presente, el 
impacto que tenga en su vida, las comorbilidades asociadas, y el tiempo de duración 
de la problemática. 
En el tratamiento del insomnio crónico, las medidas de higiene del sueño se 
recomiendan como coadyuvantes de otras intervenciones terapéuticas psicológicas y 
farmacológicas, ya que la eficacia de estas por sí solas es limitada. 
El abordaje incluirá las siguientes medidas buscando ser progresivo en la inclusión 
de las mismas: 
⮚ Orientación y consejería. 
⮚ Higiene del sueño. 
⮚ Tratamientos psicoterapéuticos 
⮚ Tratamiento farmacológico. 
Orientación y consejería 
El abordaje inicial implica asesoramiento y consejería sobre higiene del sueño e 
intervenciones conductuales simples. Es importante tener en cuenta las posibilidades 
individuales y proponer alternativas que sean posibles para las personas. Se buscará 
la presencia de factores desencadenantes o asociados y de ser posible modificarlos. 
Si a pesar de esto la persona persiste con insomnio, se considerará una intervención 
psicoterapéutica sola o en combinación con un tratamiento farmacológico durante 6-8 
semanas. 
Si el/la paciente mejora la calidad de su sueño con estas intervenciones, se procederá 
a ir disminuyendo la medicación o indicar que la utilice a demanda según necesidad, 
con registro de tomas y posterior seguimiento para evitar la automedicación. Aquellas 
personas que no mejoren con este abordaje, requieren una reevaluaciónde sus 
síntomas o una intensificación de la psicoterapia (preferentemente cognitivo 
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conductual), con o sin terapia farmacológica concomitante reevaluando el plan 
farmacológico instaurado. 
La orientación y consejería consiste en suministrar al/a la paciente y su familia 
información concreta y específica sobre el sueño y sus trastornos: 
⮚ Los trastornos del sueño son comunes en épocas de estrés o enfermedades 
orgánicas. 
⮚ La duración del sueño varía ampliamente y por lo general, es menor en 
personas mayores. 
⮚ Mejorar los hábitos del sueño ayuda a mejorar el problema. 
⮚ La preocupación sobre el insomnio puede agravar el problema. 
⮚ El alcohol puede ayudar a conciliar el sueño, pero también provoca 
fraccionamiento del sueño, sueño intranquilo y despertar precoz. 
⮚ Los psicoestimulantes como café, té, bebidas cola, cigarrillo, pueden causar o 
empeorar el insomnio. 
Higiene del sueño 
Esta estrategia consiste en una serie de medidas que favorecen un mejor 
descanso. Permiten también al/a la paciente ser más consciente de los factores 
temporales, conductuales y ambientales que impactan negativamente sobre su 
descanso. Entre las medidas que se recomiendan, se busca generar una situación 
cómoda y calma antes de ir a dormir, estableciendo una rutina de actividades que vaya 
en descenso progresivo con la consiguiente disminución de estímulos sonoros y 
visuales. 
⮚ Acostarse sólo cuando se tiene sueño. 
⮚ Evitar la realización de ejercicios físicos vigorosos antes de irse a dormir. 
⮚ Evitar la ingesta de abundantes líquidos antes de acostarse. 
⮚ Evitar siestas o realizarlas en un tiempo acotado. 
⮚ Evitar ingestas copiosas de comida por la noche. 
⮚ Evitar actividades estresantes en las horas previas de acostarse. 
⮚ Tratar de resolver o evitar las preocupaciones o problemas antes de acostarse, 
de modo de no quedarse pensando en ellas al intentar dormir. 
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Intervenciones conductuales para tener en cuenta: 
− Técnicas de relajación, respiración y meditación: deben emplearse antes
de irse a acostar. Una técnica de relajación recomendada es la relajación
muscular progresiva y en ascenso de grupos musculares. También todas las
diferentes técnicas de meditación o control de la respiración.
− Terapia de control de estímulos: basadas en los principios del
condicionamiento clásico, trata de asociar el uso de la cama con el sueño.
Implica fijar una misma hora para despertarse todos los días, lo que permite
estabilizar el ritmo sueño-vigilia.
− Terapia de restricción de sueño (permanencia en la cama): son
intervenciones destinadas a aumentar la “eficiencia” del sueño, o sea el tiempo
de sueño total respecto del tiempo que se pasa en la cama, restringiendo la
cantidad de horas que se está en la cama al tiempo que exclusivamente se
duerme. La persona no debe permanecer más de 20 minutos en la cama
despierta. Si después de este lapso no puede conciliar el sueño, debe
levantarse y realizar alguna actividad relajante, como leer o escuchar música
suave. No se recomienda que se levante para mirar televisión o realizar alguna
otra actividad estimulante. Solo debe volver a acostarse cuando se sienta con
sueño. Si nuevamente no logra dormirse antes de los 20 minutos debe volver a
levantarse y repetir el proceso.
Tratamientos psicoterapéuticos 
Actualmente, las terapias cognitivo-conductuales están ampliamente recomendadas 
para el tratamiento del insomnio crónico. Sin embargo, otros tipos de tratamientos 
psicoterapéuticos pueden establecerse en función de las posibilidades y los 
requerimientos de las personas. 
Tratamiento farmacológico 
El tratamiento farmacológico es una medida coadyuvante dentro del modelo del 
abordaje integral del insomnio. Si el tratamiento farmacológico es la opción que más 
se adapta a la persona, es importante el seguimiento de dicha intervención para 
valorar la aparición de efectos adversos y evitar la dependencia a largo plazo. 
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El riesgo de la terapia farmacológica incluye la aparición de efectos adversos, 
así como la dependencia y tolerancia con el uso a largo plazo. El riesgo de efectos 
adversos se ve incrementado en las personas con enfermedades renales, hepáticas o 
pulmonares, apnea del sueño y personas mayores (especialmente en los mayores de 
75 años). Tener en cuenta que en los consumidores habituales de alcohol y otras 
drogas psicoactivas pueden tener mayor tendencia a la dependencia. 
Existen fundamentalmente dos grupos de drogas muy usadas para el tratamiento del 
insomnio: 
− Benzodiacepinas (Lorazepam, Midazolam, Alprazolam, Clonazepam,
Diazepam, etc.). Dependiendo del tipo de insomnio del que se trate, se puede
utilizar una benzodiacepina u otra. Esta decisión está dada por el tiempo de
inicio de acción y por la vida media de la droga.
− Fármacos hipnóticos no benzodiacepínicos o inductores del sueño
(Zolpidem, Zopiclona y Eszopiclona).
En personas con insomnio asociado a depresión, los antidepresivos con mayor poder 
sedativo como la Mirtazapina o algunos antipsicóticos sedativos como la clotiapina, 
quetiapina, levomepromazina, prometazina que también pueden ser una alternativa.