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Conticinio

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"Conticinio" es uno de los valses venezolanos más conocidos del cancionero popular venezolano. La música de la canción fue compuesta en Valera por Laudelino Mejías en 1922, y su letra fue escrita por Egisto Delgado. La mayoría de las veces se le interpreta en su versión instrumental.
El vals fue compuesto en honor a una profesora de música de apellido Múnera, de la cual Mejías solía estar enamorado,1 a la vez que está inspirado en la nostalgia que le producía su región natal de Trujillo. El título es una evolución del latín conticinĭum, que alude a una hora nocturna en la que predomina la tranquilidad y el silencio.2
Según crónicas, la pieza fue estrenada en 1922 en la Plaza Bolívar de Valera por una banda musical bajo la conducción de Mejías. La canción adquirió una popularidad casi instantánea a partir de esa fecha. Uno de los asistentes al evento fue Egisto Delgado.3 Tiempo después, Mejías hizo un concurso para poner letra al vals, que fue transmitido en vivo por Radio Trujillo, siendo Delgado el ganador del certamen.
BAILE DE LOS ENANOS Y LA MUÑECA DE LA CALENDA
               Narran los conocedores que los indios de muy escasa estatura que habitaban lo que hoy se conoce con el nombre de San Lázaro y Santiago, representaban entre sus ritos una danza con la cual se trataba de alejar de sus tierras y a la gente de la tribu, el terror y la desolación dejados por los estragos producidos por los fenómenos naturales. Estos indios danzaban todo el día destinado para tal fin, y pasaban la noche entregados a una frenética danza acompañados de tambores, maracas, pitos y guaruras, la cual hacía más ardiente, bebiendo zumo de frutas fermentadas que ellos mismos elaboraban; al amanecer del día siguiente se unían a la danza, una gigantesca figura que presentaba una cara de tétrica expresión, esta significaba para ellos las tragedias y los males sufridos por la culpa de espíritus malignos, y a la vez creían que con su presencia contribuían ahuyentarlos
            La cara de esta gigantesca figura era confeccionada con una “totuma” seca a la cual se le hacían huecos en tal forma que simulaban los ojos, la nariz y la boca que le deba una cadavérica expresión. Para completar la obra macabra, sus cabellos eran confeccionados con bejucos y raíces al igual que el cuerpo de la figura, que el piachi dentro de esta le daba continuidad y expresión. La pintura que utilizaban era extraída de frutas, raíces y cortezas de árboles. Los instrumentos empleados para acompañar la danza, eran rústicos pitos y cortezas de árboles. Los instrumentos empleados para acompañar la danza, eran rústicos pitos, tambores y guaruras fabricados por ellos mismos, creían que con este rito desaparecerian todos los males y devolverían la paz a la tribu.
            El baile de los Enanos y la Muñeca de la Calenda, se remonta a la época de la colonia y su origen se desprende de este ritual que los frailes cristianos consideraban cabalístico y pagano, a lo contrario de hoy que se considera parte del folklore tradicional.  Con la conquista y la colonización de nuestros aborígenes se produce un cambio evolutivo de nuestra creencia y cultura indígena y como resultado, la mezcla de reza y religión.
            En el recuerdo de esos poblados están presentes las  creencias y vivencias de nuestra raza, que de alguna forma tal vez oral, se mantuvo latente para dar origen a la “Danza de los Enanos y la Muñeca de la Calenda “.
            El mestizaje hace que nuestros antepasados tenga un mayor tamaño y para representar a nuestros indios de pequeña estatura, se pintaban en el abdomen una cara y se tapaban la cabeza  y los brazos con un manto o manare que hacía de una cabeza muy grande, al lado de las piernas colgaban los brazos y manos dando la  apariencia de un enano, a estos le acompañaban una muñeca gigante que emulaba la figura del antiguo ritual ancestral.
            Este relato de la pieza folklórica de la “Danza original y el baile de los Enanos y la Muñecade la Calenda” es tal vez lo más cercano a su origen y procedencia de esta manifestación popular. Solo el recuerdo aún claro, de los más antiguos moradores de este valle, han sacado del archivo de sus memorias, el retazo de esta manifestación hermosa por demás.    
El Santo Domingo
"En cualquier celebración de las comunidades de Carache para revitalizar los ánimos y modificar los ritmos, las parejas improvisan sus coplas después de que los músicos en coro cantan el estribillo; Santo Domingo mi padre santo muy bien aventurado que murió de calentura y de punta de costao. A su vez el galán dice: "Pajarillo alegre no hay como el turpial copla pa la dama que le echa el galán. Y la dama responde: "Que animal tan feo no hay como la iguana copla pal galán que le da la dama". El acompañamiento musical se hace con los instrumentos: el quinto, cuatro, maracas, carraca, tambora, mandolina y el violín, entre otros. "Santicos" Durán es uno de los máximos exponentes de este género, participando con los grandes del Tocuyo y Curarigua, en las primeras versiones de Pio Alvarado se leía en la Caratulas de sus discos: El sapo ("S Duran") de quien se dice es el verdadero autor".

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