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CAPITULO VIII LOS REALIZADORES CHAQUEÑOS En el Chaco, ya lo dijimos, se hicieron numerosas realizaciones cinematográficas. Tímidas y titubeantes algunas, es verdad, pero también trabajos de muy buena factura. Hablaremos de los realizadores que hicieron posible estos filmes, algunos ganadores de premios, incluso, que hasta la fecha siguen siendo los únicos exponentes regionales, ya que si bien el grupo de jóvenes que están completando sus estudios en Buenos Aires -becados por la Subsecretaría Cultura de la Provincia- viajan esporádicamente a Resistencia y organizan ciclos o charlas, no están trabajando localmente y algunos de ellos hasta ya se están planteando radicarse en Buenos Aires definitivamente. Otros ya lo hicieron. Como realizadores de muchos años en la tarea, podemos citar a Angel Fernández Pissano, Jorge Omar Ott, Juan Carlos Vidarte y José Luis Meana, quienes lograron trabajar comercialmente en 16 mm. Los tres últimos realizaron algunos filmes de mayor extensión durante el período del llamado “proceso de reorganización nacional”, que se caracterizó en el Chaco por una fuerte campaña publicitaria. Dicha campaña, sin embargo, dirigida desde la Capital Federal por una agencia contratada por el gobierno de facto, no dio muchas posibilidades de desarrollo a la “industria” cinematográfica local ni estimuló a nuevos realizadores. ANGEL FERNANDEZ PISSANO: Misionero de nacimiento, estuvo radicado en sus años mozos en Buenos Aires y en 1935 recaló en el Chaco, en donde instaló su laboratorio de fotografía y en donde vivió el resto de su vida. Cuenta con más de 50 años de realizador cinematográfico. Puede considerárselo el “padre” del cine chaqueño. Es un estudioso de la imagen e investigador de trucos y aparatos ópticos, a los que intentó modificar en su laboratorio, con resultados celosamente guardados. Entre los amantes del cine se sabía que don Angel tenía algunos inventos o estaba realizando algunas mejoras en las cámaras. Parco y aislado en los últimos años, cuando su interlocutor le merecía confianza le confesaba su dedicación al desarrollo de un sistema para perfeccionar el arrastre de las películas, sobre el que no daba mayores precisiones, no obstante, alimentando la curiosidad de quienes se interesaban en el tema. Sea cual fuere el resultado de sus largas y crípticas investigaciones, jamás se supo el resultado final, no sabemos si porque no lo terminó, simplemente, o porque el avance de la tecnología transformó a sus inventos y desarrollos en piezas de museo, antes de darlos a la luz. Lo cierto es que era poseedor de una colección excepcional de fotografías del Chaco, que junto a las máquinas fotográficas y filmadoras que atesoraba, es un deber rescatar para enriquecer el patrimonio cultural de la provincia. Fernández Pissano cuenta con orgullo que en 1939 había sido convocado como fotógrafo de filmación por el legendario Mario Sofficci en oportunidad del rodaje en Misiones del filme “Prisioneros de la tierra”. Relataba también algunos pormenores de aquel filme, para el que originalmente había sido elegido como protagonista el entonces cotizado actor José Gola, luego reemplazado por Angel Magaña por motivo del fallecimiento de aquél por peritonitis. El papel del capataz fue protagonizado por Francisco Petrone. Fotografía 7: Angel Fernández Pizzano, en un descanso de la filmación de “Prisioneros de la Tierra” junto a la actriz Elisa Galvez Fue encargado de organizar las diapositivas en la Universidad Nacional del Nordeste y durante muchos años se desempeñó como corresponsal del noticiero “Reporter Esso” y empleado de los Laboratorios “Alex”, de Capital Federal. En 1960, Fernández Pissano realizó el cortometraje “Bajo el signo del camino”, para mostrar las obras viales realizadas por el Gobernador de aquel entonces, Anselmo Zoilo Duca, quien pasó a la Historia como el que impulsó extraordinariamente el desarrollo de la red caminera del Chaco. El relato fue leído por el entonces locutor local Juan Carlos Russelot. Años después, en 1963, realizó junto con el folclorólogo y músico, Raúl Cerrutti, un filme de divulgación relacionado con la enfermedad de Hansen (Lepra), titulada “El camino de la verdad”. El asesor médico fue el Dr. Manuel Giménez, un paraguayo exiliado que desarrolló toda su carrera profesional en la provincia, y contó con el auspicio del Ministerio de Salud Pública del Chaco y el Patronato de Enfermos de Lepra. Fotografía 8: “Coco” Celada y Mary Capponi. (Fotograma capturado de una versión en video) Fotografía 9: Claudio Domínguez, como “médico” (Fotograma capturada de video) Colaboraron en la actuación, Alberto “Coco” Celada, Claudio Domínguez y la Psicóloga Mari Capponi. La productora se llamaba “Chaco Gualamba”. Claudio Domínguez reflejó aquella experiencia en un artículo periodístico, destacando el valor documental del filme y su aporte a la divulgación de la lepra como enfermedad curable. Dice Claudio Domínguez en sendos escritos publicados por el diario “NORTE”: “Esta película de sólo 20 minutos de duración filmada y actuada por aficionados de Resistencia además de llegar con su mensaje a quienes iba dirigida, contribuyó también para que el estado Nacional devuelva al Chaco la Isla del Cerrito. No olvidemos que esta isla fue alguna vez sede de la primera gobernación del Chaco y paradójicamente su administración la ejercían los gobiernos de turno de Corrientes. Todo comenzó una siesta de verano –hace 32 años. en el café “Sorocabana” (Rawson y Juan B. Justo). Allí estábamos los amigos de siempre, desmenuzando los problemas, también de siempre y que nunca tenían solución. En la mesa redonda de mármol, seis vasos largos con “cafesil” helado, se iban agotando lentamente sin llegar a saciar nuestra sed; de pronto, rompiendo el silencio pesado y caliente, Raúl Cerrutti dijo: Estoy por filmar una película. Nuestras miradas se confabularon para no largar al aire la carcajada reprimida. Como lo oyen – insistió- con el doctor Manuel Giménez terminamos el guión. Será sonora y durará 20 minutos. El tema...la Lepra; hay que terminar con el terror a esa enfermedad bíblica; hoy se cura y rápido, eso queremos hacerle entender a la gente y creemos que una película es el mejor medio. Su convicción hizo que nuestra actitud cambiara, ahora lo escuchábamos. Continuó: Ya tengo casi completo el equipo: camarógrafo Fernández Pizzano; iluminador el Negro Medina (maquinista del SEP); maquillador creo que será Camargo; sonidos y efectos especiales “Totó” Borfitz; “Coco” Celada interpretará al enfermo y de su esposa hará Mary Caponi. Sólo me falta quien haga de médico. Aquí paró su exposición y entró a mirarme de arriba abajo: me estudiaba. Claudio, ¿te animás?. Tu rostro siempre serio da el perfil del actor que necesito, el personaje a componer debe ser creíble naturalmente. Quedé “cortado” pero como a esa edad casi todos los jóvenes llevábamos un “actor” adentro y más irresponsabilidad que vergüenza, no pensé mucho y le dije: probemos. Observé varias veces al Dr. Giménez en sus consultas y trataba de imitarlo lo mejor posible. Cuánto duró el rodaje, no recuerdo. Se filmó en los consultorios en el laboratorio y Sala de Espera del Dispensario Dermatológico recientemente inaugurado. Algunas secuencias se tomaron en una habitación del residencial “Savoy” del Sr. Staroselsky –por entonces en Antártida Argentina. Luego hubo exteriores filmados en barrios y villas del Gran Resistencia. Terminado el trabajo, Cerrutti viajó a Buenos Aires con todo el material y en un estudio cinematográfico realizó el montaje definitivo, puso la banda sonora y la voz en off como relator, de Juan Carlos Rousselot, ya afincado en la Capital Federal y exitoso conductor de programas radiales y televisivos. El resultado fue óptimo y la difusión aún mejor. Todos estuvimos conformescon nuestro aporte de aficionados, pero quien se llevó las palmas fue “Totó” Borfitz que con muy precarios elementos pero con mucha imaginación y habilidad artesanal, logró efectos especiales de primera. La película se llamó “El Camino de la Verdad”, fue exhibida durante todo un año en cines de Resistencia (había tres) en los barrios y villas, Escuelas y Colegios de toda la provincia. Fue un éxito total medido por la cantidad abrumadora de consultas que se registraron estadísticamente. Se había logrado vencer el “tabú”. Eufóricos aún por los resultados obtenidos el Dr. Manuel Jiménez –director del Dispensario Dermatológico-, Don Armando Romagnoli – Director de la Dirección de Turismo- apoyados por la Dra. Palacio Maglioli y seguramente por otros profesionales y funcionarios que no conocí, se sumaron a la titánica lucha administrativa para que, demostrado científicamente que la lepra había dejado de ser un mal incurable, la Nación reintegrara al Chaco la Isla del Cerrito o Leprosario Nacional, como se la llamaba. Así, luego de extensos y voluminosos expedientes a los que se agregó una copia de la película como un testimonio más, la tenacidad venció a la burocracia, y tiempo después la restitución se hizo efectiva. Pero no quiero terminar de narrar esta historia, sin contarles algunas anécdotas de ribetes casi cómicos que ocurrieron antes, durante y después de la filmación y proyección. Por ejemplo Cerrutti en Buenos Aires había acordado con Rousselot para grabar, al día siguiente, el texto que como relator le correspondía. El conocido locutor fue operado urgente de apendicitis esa misma noche. Grabó dos días después desde la cama del sanatorio donde estaba internado. Otras de las consecuencias no calculadas fue cuando Celada iba a un cine, por ejemplo, y la gente lo reconocía. Inmediatamente buscaban la butaca más alejada. Obviamente muchos creían que “Coco” estaba enfermo de verdad; tal la fuerza de la imagen. También hubo chismes en su barrio y muchas vecinas dejaron de saludarlo, “era un sinvergüenza y caradura”, decían. Resulta que “Coco” estaba por casarse ese año (y se casó nomás) y cómo era posible si este “cachafaz” ya era casado por lo que se veía en la película, agregaban. En cambio a mí me paraban en la vereda o en cualquier lugar, para mostrarme algunas manchas en la piel que consideraban sospechosas. Como me resultaba complicado explicarles la realidad de la película y temía que mi interlocutor no lo entendiera exactamente, opté por enviarlos en todos los casos con una notita al Dr. Giménez para que “por favor atienda sin turno al portador”. Un día estaba yo en el bar “La Estrella” y llega a mi mesa uno de estos “mis recomendados” con un sobre. Primero me “doctorea”, le manda el Dr. Giménez... sonamos pensé, me lava la cabeza por mandarle pacientes sin turno. Abrí rápido y leo: “Estimado colega”, el portador dio positivo. Se curará. Sígame mandando pacientes al Dispensario. Muchas gracias...Manolo”.( diario “NORTE”, Resistencia, miércoles 15 de febrero de 1995. p. 29) *** En una carta de lectores posterior, agrega Claudio Domínguez: “Sr. Director de “NORTE”: El 15 del corriente tuvo Ud. la gentileza de publicar mi nota referida a la película “El camino de la verdad”. En ella narré lo que sabía, pero la repercusión en los lectores fue notable y recibí llamados telefónicos de total aprobación incluyendo algunas de las señoras que integraban, en aquel momento, la comisión directiva del Patronato del Enfermo de Lepra. Todas ellas por ética (palabra hoy devaluada cuyo significado se declama mucho y se practica poco) dijeron preferir el anonimato; sin embargo, aportaron referencias que completan y enriquecen aquella simple historia. Entonces, con los datos ofrecidos agrego que: a): El costo de la película con dos copias fue de 300.000 pesos (1963). b): La comisión directiva del Patronato era la encargada de proveer los fondos y promover luego la difusión. c): El Banco del Chaco prestó el dinero pero exigió el aval personal de cada una de estas respetables señoras. d): Se pagaron todos los vencimientos emergentes del préstamo, que fue cancelado en tiempo y forma. e): La película fue proyectada en cines de Córdoba, Rosario y Santiago del Estero por los patronatos de aquellas ciudades. f): Tiempo después fue copiada a video y ATC la exhibió para Capital Federal. Sr. Director: como Ud. podrá apreciar, a mi historia le faltaba lo mejor, lo serio y el reconocimiento a estas señoras que, quizá sin saberlo, “estaban haciendo Chaco”. Muchas gracias”. (Carta de Lectores de Claudio Domínguez publicada en el diario “NORTE”. Resistencia, 22 de febrero de 1995) Sobre Raúl Cerrutti nos volveremos a referir cuando hablemos de la obra de Juan Carlos Vidarte y José Luis Meana. Debemos reconocer que el Chaco tiene una deuda con don Angel Fernández Pissano, porque generosamente formó a muchos fotógrafos y cineastas del medio. Hoy está retirado de toda actividad, y reside en el Hogar de Ancianos “Nazareth”, de Resistencia. JUAN CARLOS VIDARTE: Oriundo de Santa Fe, vino “de paso” a Resistencia, en la Error! Hyperlink reference not valid., y echó raíces cuando se creó la Universidad Nacional del Nordeste, en donde trabajó en la Secretaría de Extensión Universitaria desde 1956. Como tantos otros chaqueños que después se dedicaron a las artes, también integró el Coro Polifónico de Resistencia, creado y dirigido por Lilia Yolanda Pereno de Elizondo. En 1972 realizó entre otros cortometrajes, “Oscar Medina, alfarero”, junto a Raúl Cerrutti, a la sazón encargado del Proyecto de Artesanía Regional (CEPA). Por primera vez en el cine chaqueño, la música fue elaborada especialmente para la ocasión, y estuvo a cargo de Eduardo Bértola, joven cordobés especializado en Música Electrónica en Alemania, fundador y primer Director de la Escuela de Música de la Provincia del Chaco (Actual Instituto Superior de Música “Yolanda de Elizondo”), de la que creó su Coro de Cámara. Organizó también la Orquesta de Cámara de la provincia, que sirvió de base para la actual Orquesta Sinfónica, dirigida primero por él, luego por Guillermo Bonnet Müller y actualmente por el maestro Víctor Falkenmayer, discípulo del anterior, que recibió su formación en el Instituto Superior de Música de Santa Fe. “Oscar Medina, alfarero” compitió junto a otras 156 películas en el Quinto Festival de Filmes de Arte, organizado por el Fondo Nacional de las Artes, en Buenos Aires, ganando el segundo premio. El dato es significativo si se tiene que cuenta que el primer premio correspondió –nada menos- a una obra del exitoso documentalista Jorge Prelorán. (ver también: 103) Raúl Cerrutti se encargó también de ejecutar en una escena de la película una flauta india. La locución estuvo a cargo de Gustavo Adolfo Bécquer, perteneciente por muchos años al equipo de LT5 Radio Chaco. Otro hecho para destacar es que se trabajó en cooperativa debido a que la Universidad no contaba con fondos para financiarla. Aparte de una serie de cortometrajes realizados en la UNNE sobre técnicas y características agropecuarias de la región, asesorado por el Ingeniero Agrónomo Edwin Mc Donald, en 1978 realizó “La Conquista del Oeste”, con fondos del Ministerio de Economía de la Nación y el de Relaciones Exteriores y la intermediación del Gobierno del Chaco, para la promoción de El Impenetrable y del pueblo fundado en esa inhóspita zona de la provincia, a la que se denominó “Fuerte Esperanza”. Ese trabajo, de excelente calidad, fue duplicado luego a 35mm. Preparó también cursos de cine, trabajando con el paso de Super-8 y posteriormente con una pequeña filmadora de video adquirida por la Dirección de Extensión Universitaria, con la que comenzó a trabajar sobre temas regionales. De este período data la realización de un video hecho a don Augusto Schulz, investigador botánico autodidacta con residencia en Colonia Benítez,localidad cercana a Resistencia. . Vidarte tiene un recuerdo especial para Cine Arte Resistencia, institución que integraba junto a los hermanos “Pepe” y León Bentolila, Poen Alarcón y otros amantes del séptimo arte. Recuerda que el primer ciclo sobre Ingmar Bergman en todo el país, se realizó en Resistencia un año antes que en Capital Federal. Fueron cinco películas que él y “Pepe” Bentolila consiguieron a $1.500 (una “ganga” para la época), y que hasta ese momento estaban arrinconadas en un estante del distribuidor porque a ninguna sala de exhibición le interesaba el material de ese ignoto realizador sueco. JORGE OMAR OTT Registró las distintas alternativas que se fueron dando en dos megaemprendimientos de los tantos que se impusieron durante el proceso militar en la región: la represa hidroeléctrica de Salto Grande, en el río Uruguay, y la gigantesca represa de Yaciretá, en el Paraná, ambas generadoras de serios impactos ambientales, entre los cuales pueden citarse los daños al entorno natural y los problemas sociales Fotografía 10: Juan Carlos Vidarte en 1985 (capturada de video) Fotografía 11: Una aborigen en “La Conquista del Oeste” , de 1978 (fotografía capturada de la versión en video del cortometraje) producidos por el manejo discrecional y prepotente que se hizo de la población cuando debió abandonar sus pueblos ante el avance de las aguas. Quienes pudimos colaborar con Ott durante el proceso de filmación en esas localidades, tuvimos oportunidad de vivir la experiencia cinematográfica por un lado –siempre apasionante- y también la social, escudriñando desde la problemática ambiental algunos comportamientos que se manifestaban en la población ya en aquella época, y que luego se acentuaron, poniendo en evidencia el manejo descomedido y mal planificado de las autoridades de entonces, y la ausencia de estudios de impacto ambiental, una omisión imperdonable actualmente para cualquier organismo financiero internacional cuando se trata de la construcción de obras que afecten el medio natural y social. Lo que algunos pobladores consideraban un atropello por parte de quienes eran responsables de dichas obras, debido al traslado masivo de la gente en ambos casos, más la inundación de miles de hectáreas de suelo fértil, era un síntoma premonitorio de lo que se sigue sufriendo hoy en las zonas de influencia de las grandes represas. Ya en aquel entonces se hablaba de manejos poco claros, lo que el ex-presidente Menem confirmó luego, cuando se refirió a la represa de Yaciretá como el “monumento a la corrupción”. A través de contactos con radioaficionados de Federación y de informes producidos en medios gráficos en años posteriores, sabemos que los pobladores de esa ciudad de Entre Ríos siguen sufriendo por su vieja e histórico pueblo –sumergida hoy en el inmenso lago artificial formado a partir de la represa de Salto Grande- al que ahora -cuando bajan las aguas- pueden ingresar y recorrer entre sollozos como si se tratara de una ciudad fantasma. La paradoja es que ninguno de esos pobladores vio jamás “Federación, la ciudad itinerante”, de Jorge Ott, y ni siquiera él mismo -por una cuestión de costos- posee hoy una copia. Entre las fotografías obtenidas durante la filmación por nosotros, se destaca la de la enorme campana de la catedral, la de vecinos de la ciudad y lugares característicos de la misma. Jorge Ott grabó largas sesiones de informantes espontáneos en aquellos viajes y se registraron escenas de lugares que hoy ya no existen. La pretensión de un radioaficionado de Nueva Federación que tembloroso por la emoción solicitaba se le consiga el documental filmado en aquella oportunidad, nunca pudo ser satisfecha, porque el “ente” binacional que pagó el trabajo al parecer no se interesó en devolverle a los pobladores el testimonio fílmico de parte de ese rico Fotografía 12: Campana de la Catedral de Federación (Fotografía del autor, 1978) Fotografía. 13: Jorge Ott realizando una toma en Federación. (Fotografía de Jorge Castillo, 1978) patrimonio natural y cultural que poseían y que el lago formado por la represa de Salto hizo desaparecer. Un efecto más de la “globalización” comenzada hace más de 500 años con la llegada de los conquistadores europeos, pero reafirmada cruda y contundentemente en nuestro país a partir del golpe de Estado de 1976. Uno de sus objetivos principales era, justamente, facilitar la “mundialización” y favorecer a quienes colaboraron con el golpe. Volviendo al tema inicial, la pregunta que cabe hacerse es ¿quién se guardó el filme?; ¿Para quién fue realizado, en definitiva?. Este es un lamentable ejemplo más de disociación, en donde lo que debió servir de testimonio y de rescate de la historia de un pueblo; de su memoria colectiva, no puede cumplir su cometido por la imprevisión, pero más que nada por la indiferencia de funcionarios que en aquella época no pudieron identificarse con el dolor ajeno pero local, porque ya “pensaban globalmente”. Es más, la ciudad aquella que ya no existe para sus ciudadanos, salvo en la nostalgia –como se vio- tampoco ha podido ser “rescatada” a través de la evocación fílmica. Una frustración para el propio realizador, sin dudas, y para todos los habitantes de Federación “la vieja”. Jorge Ott también incursionó en la cultura regional, con su filme en 16 mm., "En busca de San la Muerte", de 35 minutos de duración, contando con el asesoramiento del historiador y antropólogo José Miranda Borelli. Fotog. 14: José Miranda Borelli dictando una clase de Antropología para integrantes del “Grupo de Documentación” de la Escuela Normal” (Fot. del autor, 1980) Años antes, en 1974, Ott había colaborado con Jorge Castillo en la sonorización de “Nosotros y los Otros”, primera, única y última película de largometraje realizada en el Chaco por chaqueños residentes, que tuvo la particularidad -además de haber sido filmada en Super-8, con sonido indirecto- de convocar a más de sesenta actores teatrales del medio, entre ellos el prestigioso director de teatro Héctor Veronese en el papel del Pombero, quien ofició también de dirección de actores en ese y otros filmes realizados por la misma época. (5, 108) Eduardo Jara, quien protagonizara a Isidro Velázquez en “Nosotros y los Otros” y a otros personajes en varios cortometrajes posteriores de Castillo, es otro de los actores de aquella época que sigue firme en su vocación. Jara y Veronese habían colaborado, igualmente, en la Escuela de Danzas de la Provincia, bajo la dirección de la Profesora “Chichita” Pellegrini. Hoy residen en Barcelona, en donde dirigen una escuela de teatro en ESCALATEATRO. Se han afincado allí desde hace varios años, sin perder del todo el contacto con el país. JOSE LUIS MEANA: Es propietario desde 1979 de una empresa de Publicidad (Conosur Asesores Publicitarios), y como tal realizó numerosos cortos para promover distintos productos e instituciones. Se reconoce “discípulo” de Angel Fernández Pissano. También es propietario de Meana & Meana Impresores, editorial desde la que promueve junto con el diario “NORTE”, los trabajos de literatos y dramaturgos de la región, a través de cuidadas ediciones de sus obras. En 1967 realizó “Así es el Chaco”, para Canal 9. También, y durante tres años, realizó dos filmes para el consorcio que construyó el puente interprovincial “General Belgrano” que une Chaco con Corrientes. Años después, integró equipo con el reconocido poeta Alfredo Veiravé (texto), el periodista Ernesto Rubén Acosta (locución), Raúl Cerrutti (música) entre otros, para realizar “El puerto de la selva”, sobre la ciudad de Barranqueras. Fot.15 : Eduardo Jara y Héctor Veronese en “La Casa”.(Castillo,1978) (Fot. del autor) Fot.16: Héctor Veronese personificando al “Pombero”, en “Nosotros y los Otros” (Castillo, 1975) (Fotog. del autor) Fotografía 17: Raúl Cerrutti editando sonido para una película de José Luis Meana (Fotografía gentileza de Conosur, 1977) En la actualidad ha dejado aquellas producciones pero continúa realizando publicitarios en video digital. Su filmografía como documentalista es variada, habiendo realizado doce trabajos en formato de 16mm y 35 mm. Desde 1970 dirigió un equipo de realización integrado por el poeta Alfredo Veiravé (ver Error! Hyperlink reference not valid. a su memoria) como guionista; el periodista Ernesto Raúl Acosta en locución y Raúl Cerrutti, como musicalizador. De esta asociación surgieron “La Joven del Norte” (30¨); “El Puerto de la Selva” (21¨); “Hoy, es mañana” (22¨); “Los grandes del Chaco-río” (12¨), que fue seleccionado entre más de dos mil documentales de todo el mundo, como una de las cien piezas de concurso por el FIAP (Festival Ibero Americano de la Publicidad) en su capítulo de “Cine Promocional Turístico”. Debe destacarse una serie de microdocumentales que fueron exhibidos en medios televisivos locales, de excelente factura, cuyos títulos se refieren a distintos aspectos del patrimonio chaqueño, como por ejemplo: “San Buenaventura del Monte Fotografía 18: José Luis Meana editando un filme, junto a un colaborador, en 1977 (Fotografía gentileza de Conosur, 1977) Alto”, “El Coronel Avalos”; “Las Altas Barrancas de San Fernando”. “La Condesa”, “El Palocarril”, “Trencito Dodero”, “El Ferrocarril Francés”, “El Fogón de los Arrieros”, “Despertar”, “Mediodía” y varios títulos más no exhibidos hasta la fecha. La época del “Chaco Puede”: Respecto de los tres realizadores mencionados en último término, también debe agregarse que la supremacía de quienes vivían en Buenos Aires siguió primando en aquella época ya que los principales cortos que se exhibieron en el resto del país y del mundo dentro de la campaña publicitaria encarada por el gobierno de facto del General Antonio Serrano (los que mejor se pagaron, por añadidura) no fueron realizados en nuestra provincia, sino encargados a una empresa publicitaria de la Capital Federal que impuso, entre otras cosas, la tristemente célebre frase “Chaco Puede”, una de las acciones más perversas que impuso la intervención militar de nuestra provincia, en concordancia con actos similares y aún más trágicos producidos en la región y en el resto del país. Frase por la que aún en nuestros días muchos nos siguen reconociendo a los chaqueños, ignorando la cruda realidad de ser la provincia con el mayor índice de NBI y la mayor cantidad de nacimientos dentro de esos grupos de necesidades elementales insatisfechas. (104). ELIDA AGUILAR DE LOPEZ: Mención especial le cabe a la periodista Elida Aguilar de López, quien desde hace años viene produciendo videos documentales para ”La Buena gente”, una productora publicitaria en la que colabora su esposo Eduardo López, subdirector del diario “Norte” de Resistencia. Su obra se destaca por un lenguaje directo, y recrea personajes y situaciones relacionadas con el patrimonio natural y cultural de los chaqueños. Ha dado espacio en su empresa a un grupo de jóvenes del medio, quienes se han capacitado como operadores de video asistidos por computadora. Sus trabajos son exhibidos actualmente por canal 9 de la capital chaqueña y “ATC”, de Buenos Aires. Elida Araceli Aguilar de López es Técnica en Periodismo. Realizó los siguientes cursos de capacitación: de Noticieros (dictado por Carlos Campolongo, en CICCUS); de Dirección y Producción de Televisión (COMFER); Seminario de Guión para Radio y TV, dictado por Luis Buero (APTRA), autor de un voluminoso libro en el que registra también a esta productora-realizadora chaqueña (Ver: BUERO; Luis: Historia de la Televisión Argentina, contada por sus protagonistas. Universidad de Morón, Buenos Aires, Argentina, 1998); Seminario La Cultura y los Medios, dictado por José Eliaschev; Seminario de Marketing Político, dictado por Carlos Guzmán Heredia (Asociación Profesionales de medios); Curso a distancia de Alventosa sobre Tratamiento de la Imagen y Sonido (Fondo Nacional de las Artes). Inició su carrera profesional en 1973, en el diario “NORTE”, de Resistencia, pasando luego al diario “CRISOL”. Desde 1990 fue Jefa de Prensa y asesora de marketing político del diputado Angel Rozas –luego Gobernador de la provincia del Chaco-, hasta el mes de septiembre de 1993. Obtuvo el Primer Premio de Lotería Chaqueña en el Primer Concurso Regional de Video con motivo de los 500 años del descubrimiento de América. El jurado estuvo integrado por Roberto Vacca, Gerardo Vallejos y Jorge Carazo. En Fotografía 19: Elida Aguilar de López en compañía de uno de sus asistentes, Daniel Linarez. (Fotografía del autor, 2002) 1993 recibió el Premio Santa Clara de Asís. En 1994 inicia el ciclo televisivo “Chaco Palmo a Palmo”. que fue el primer programa chaqueño en subir al satélite a través del cable 12x24 que llegaba a 79 cables de Argentina, 11 uruguayos y tres chilenos. Este programa fue declarado “de interés educativo” en 1995, por la Cámara de Diputados del Chaco. En 1996 recibió una mención a la producción televisiva Premio Félix Wandelow, del Sindicato de Prensa del Chaco. De 1992 a 1995, presentó sus videos en el Centro Cultural General San Martín. En 2001, comenzó otro programa televisivo, “Café para Dos”, en el que entrevista a distintas personalidades del Chaco. Con un equipo de trabajo consolidado a lo largo de los años, sus realizaciones para “Chaco Palmo a Palmo” giran en torno a la vida y obra de hombres que se destacaron y lugares significativos de la provincia. Especial recuerdo trae el documental dedicado al mito regional del Pombero en el que utiliza un fragmento de “Nosotros y los Otros” y hace una entrevista a su realizador, y el trabajo dedicado al río Negro, con testimonios importantes, incluidos los de integrantes de la Comisión de Recuparación del río Negro. JORGE CASTILLO: Fue el único chaqueño que realizó toda su producción fílmica en el paso de Super-8, optando posteriormente por el video, con incursiones en audiovisuales fotográficos y digitalizados. Nacido en Resistencia, en 1946, estudió Psicología y Música en Rosario, en donde también integró el Coro Estable de esa ciudad, bajo la dirección de Cristián Hernández Larguía. Realizó sus primeras incursiones en la fotografía y la cinematografía en aquella ciudad, en la década de 1960, e integró el Grupo “Arteón” (coordinado por Néstor Zapata) en donde fue acompañado en sus experiencias de vida, fundamentalmente -como grupo de referencia- y del que realizó un trabajo fílmico muy breve, sintetizando parte de la rica experiencia de ese grupo que compartió intensamente durante sus últimos años como estudiante en Rosario. Realizó entre otros cortometrajes, “Apología del Dulce Tiempo Transcurrido” (1969), inscripta dentro del cine experimental, cuya sonorización estuvo a cargo del técnico Julio Ortiz, de aquella ciudad, y que mereció una mención del Cine Club Rosario en el Concurso de Cortometraje organizado en 1969. Un fragmento del filme retoma el cuento de Julio Cortázar “Propiedades de un sillón”. Aparte de varios cortometrajes de animación –técnica preferida por la libertad creativa y de recursos que le permitió-, produjo y dirigió el largometraje “Nosotros y los Otros” , del que ya dimos algunas referencias, y otras películas centradas –al igual que aquella- en el patrimonio cultural regional. En estos trabajos tuvieron especial lucimiento los ya mencionados Héctor Veronese, Eduardo Jara y José María Fuentes, como así también Edna “Cichín” Obal –actriz y maestra de actores- Carlos Canto–actual director de prestigio del interior provincial- Ricardo Bosch, María Luisa Tarnoski, la “abuela” Lina Soto –que actuara por años en los Fot.20: Jorge Castillo compaginando en su moviola. (1975, Fotografía del autor) Fot.21 : Un momento de la filmación de “Nosotros y los Otros”, en el Parque Avalos (Fotog. Luis Nachón, 1974) legendarios radioteatros; la mejor “especialista en llanto” como se autodefinía- y tantos otros. “Nosotros y los Otros” se exhibió en Resistencia, Corrientes, Misiones, Rosario y Santa Fe. En esta última ciudad, en el marco del Festival de Cine de Super- 8, en Diciembre de 1975. El Cine Club Rosario, decano en el país, realizó una función especial para proyectarla, con debate entre el público asistente y participantes del film. La presentación fue precedida por una extensa nota en la revista local “Etcétera”, de autoría de Alfredo Scaglia, a la sazón integrante del Cine Club Rosario, y que actualmente es su activo Presidente. (Ver escena de la danza de las brujitas, con enanos, diablo y Pombero) Castillo también realizó películas dirigidas a concientizar a la población respecto de la necesidad de cuidar los recursos naturales –centrándose inicialmente en lo atinente a la defensa del río Negro y extendiéndose luego hacia los demás elementos del ambiente, trabajo que continuó después en video y que pone de manifiesto, una vez más, la importancia del cine como movilizador de inquietudes y transmisor de los valores comunitarios. Y una poderosa herramienta de comunicación. En los últimos años compaginó el video “Salvar Yaciretá”, documental de 16 minutos de duración grabado en esa localidad por el camarógrafo Antonio Conesa, Fot. 23: Edna “Chichín” Obal y Eusebio Saucedo (santero popular) en “El Choque”.(1980) (Fotog. del autor, Fot. 22: María Luisa Tarnoski en “Mutaciones” (1975) (Fotog. del autor) para llevar adelante la campaña organizada por ciudadanos y fuerzas vivas de Resistencia y Corrientes, en coordinación con el resto del país, para evitar la venta del megaemprendimiento. Fue compaginada en agosto de 1996 y contó con la colaboración de la locutora Marta Carrasco y el aporte técnico de “Cacho” Cerrutti. Se exhibió en distintos puntos del país. Castillo continúa trabajando en video digital, habiendo realizado hasta el momento varios cortos documentales relacionados con la promoción comunitaria en el marco de la gestión ambiental. (ver video de campaña 2002 contra ocupación del valle de inundación del rìo Negro).(ver FILMOGRAFIA Y VIDEOGRAFÍA).
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