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Cine argentino e identidad cultural Jorge Castillo (2002) CAPITULO VIII

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CAPITULO VIII 
LOS REALIZADORES CHAQUEÑOS 
En el Chaco, ya lo dijimos, se hicieron numerosas realizaciones cinematográficas. 
Tímidas y titubeantes algunas, es verdad, pero también trabajos de muy buena factura. 
Hablaremos de los realizadores que hicieron posible estos filmes, algunos ganadores 
de premios, incluso, que hasta la fecha siguen siendo los únicos exponentes 
regionales, ya que si bien el grupo de jóvenes que están completando sus estudios en 
Buenos Aires -becados por la Subsecretaría Cultura de la Provincia- viajan 
esporádicamente a Resistencia y organizan ciclos o charlas, no están trabajando 
localmente y algunos de ellos hasta ya se están planteando radicarse en Buenos Aires 
definitivamente. Otros ya lo hicieron. 
 Como realizadores de muchos años en la tarea, podemos citar a Angel 
Fernández Pissano, Jorge Omar Ott, Juan Carlos Vidarte y José Luis Meana, 
quienes lograron trabajar comercialmente en 16 mm. Los tres últimos realizaron 
algunos filmes de mayor extensión durante el período del llamado “proceso de 
reorganización nacional”, que se caracterizó en el Chaco por una fuerte campaña 
publicitaria. Dicha campaña, sin embargo, dirigida desde la Capital Federal por una 
agencia contratada por el gobierno de facto, no dio muchas posibilidades de desarrollo 
a la “industria” cinematográfica local ni estimuló a nuevos realizadores. 
ANGEL FERNANDEZ PISSANO: 
 
Misionero de nacimiento, estuvo radicado en sus años mozos en Buenos Aires 
y en 1935 recaló en el Chaco, en donde instaló su laboratorio de fotografía y en donde 
vivió el resto de su vida. Cuenta con más de 50 años de realizador cinematográfico. 
Puede considerárselo el “padre” del cine chaqueño. Es un estudioso de la imagen e 
investigador de trucos y aparatos ópticos, a los que intentó modificar en su 
laboratorio, con resultados celosamente guardados. Entre los amantes del cine se sabía 
que don Angel tenía algunos inventos o estaba realizando algunas mejoras en las 
cámaras. Parco y aislado en los últimos años, cuando su interlocutor le merecía 
confianza le confesaba su dedicación al desarrollo de un sistema para perfeccionar el 
arrastre de las películas, sobre el que no daba mayores precisiones, no obstante, 
alimentando la curiosidad de quienes se interesaban en el tema. 
Sea cual fuere el resultado de sus largas y crípticas investigaciones, jamás se 
supo el resultado final, no sabemos si porque no lo terminó, simplemente, o porque el 
avance de la tecnología transformó a sus inventos y desarrollos en piezas de museo, 
antes de darlos a la luz. Lo cierto es que era poseedor de una colección excepcional de 
fotografías del Chaco, que junto a las máquinas fotográficas y filmadoras que 
atesoraba, es un deber rescatar para enriquecer el patrimonio cultural de la provincia. 
Fernández Pissano cuenta con orgullo que en 1939 había sido convocado 
como fotógrafo de filmación por el legendario Mario Sofficci en oportunidad del 
rodaje en Misiones del filme “Prisioneros de la tierra”. Relataba también algunos 
pormenores de aquel filme, para el que originalmente había sido elegido como 
protagonista el entonces cotizado actor José Gola, luego reemplazado por Angel 
Magaña por motivo del fallecimiento de aquél por peritonitis. El papel del capataz fue 
protagonizado por Francisco Petrone. 
 
 
 
 
 
 
 
Fotografía 7: Angel 
Fernández Pizzano, en un 
descanso de la filmación 
de “Prisioneros de la 
Tierra” junto a la actriz 
Elisa Galvez 
 
 
Fue encargado de organizar las diapositivas en la Universidad Nacional del 
Nordeste y durante muchos años se desempeñó como corresponsal del noticiero 
“Reporter Esso” y empleado de los Laboratorios “Alex”, de Capital Federal. 
En 1960, Fernández Pissano realizó el cortometraje “Bajo el signo del 
camino”, para mostrar las obras viales realizadas por el Gobernador de aquel 
entonces, Anselmo Zoilo Duca, quien pasó a la Historia como el que impulsó 
extraordinariamente el desarrollo de la red caminera del Chaco. El relato fue leído por 
el entonces locutor local Juan Carlos Russelot. 
Años después, en 1963, realizó junto con el folclorólogo y músico, Raúl 
Cerrutti, un filme de divulgación relacionado con la enfermedad de Hansen (Lepra), 
titulada “El camino de la verdad”. El asesor médico fue el Dr. Manuel Giménez, un 
paraguayo exiliado que desarrolló toda su carrera profesional en la provincia, y contó 
con el auspicio del Ministerio de Salud Pública del Chaco y el Patronato de Enfermos 
de Lepra. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Fotografía 8: “Coco” Celada y Mary Capponi. 
(Fotograma capturado de una versión en video) 
Fotografía 9: Claudio Domínguez, como 
“médico” (Fotograma capturada de video) 
Colaboraron en la actuación, Alberto “Coco” Celada, Claudio Domínguez y la 
Psicóloga Mari Capponi. La productora se llamaba “Chaco Gualamba”. Claudio 
Domínguez reflejó aquella experiencia en un artículo periodístico, destacando el valor 
documental del filme y su aporte a la divulgación de la lepra como enfermedad 
curable. 
Dice Claudio Domínguez en sendos escritos publicados por el diario “NORTE”: 
“Esta película de sólo 20 minutos de duración filmada y actuada por aficionados de 
Resistencia además de llegar con su mensaje a quienes iba dirigida, contribuyó 
también para que el estado Nacional devuelva al Chaco la Isla del Cerrito. No 
olvidemos que esta isla fue alguna vez sede de la primera gobernación del Chaco y 
paradójicamente su administración la ejercían los gobiernos de turno de Corrientes. 
 Todo comenzó una siesta de verano –hace 32 años. en el café “Sorocabana” 
(Rawson y Juan B. Justo). Allí estábamos los amigos de siempre, desmenuzando los 
problemas, también de siempre y que nunca tenían solución. 
 En la mesa redonda de mármol, seis vasos largos con “cafesil” helado, se iban 
agotando lentamente sin llegar a saciar nuestra sed; de pronto, rompiendo el silencio 
pesado y caliente, Raúl Cerrutti dijo: Estoy por filmar una película. Nuestras 
miradas se confabularon para no largar al aire la carcajada reprimida. Como lo oyen –
insistió- con el doctor Manuel Giménez terminamos el guión. Será sonora y durará 20 
minutos. El tema...la Lepra; hay que terminar con el terror a esa enfermedad bíblica; 
hoy se cura y rápido, eso queremos hacerle entender a la gente y creemos que una 
película es el mejor medio. Su convicción hizo que nuestra actitud cambiara, ahora lo 
escuchábamos. 
 Continuó: Ya tengo casi completo el equipo: camarógrafo Fernández Pizzano; 
iluminador el Negro Medina (maquinista del SEP); maquillador creo que será 
Camargo; sonidos y efectos especiales “Totó” Borfitz; “Coco” Celada interpretará al 
enfermo y de su esposa hará Mary Caponi. Sólo me falta quien haga de médico. Aquí 
paró su exposición y entró a mirarme de arriba abajo: me estudiaba. Claudio, ¿te 
animás?. Tu rostro siempre serio da el perfil del actor que necesito, el personaje a 
componer debe ser creíble naturalmente. 
 Quedé “cortado” pero como a esa edad casi todos los jóvenes llevábamos un 
“actor” adentro y más irresponsabilidad que vergüenza, no pensé mucho y le dije: 
probemos. Observé varias veces al Dr. Giménez en sus consultas y trataba de imitarlo 
lo mejor posible. Cuánto duró el rodaje, no recuerdo. Se filmó en los consultorios en 
el laboratorio y Sala de Espera del Dispensario Dermatológico recientemente 
inaugurado. Algunas secuencias se tomaron en una habitación del residencial “Savoy” 
del Sr. Staroselsky –por entonces en Antártida Argentina. Luego hubo exteriores 
filmados en barrios y villas del Gran Resistencia. Terminado el trabajo, Cerrutti viajó 
a Buenos Aires con todo el material y en un estudio cinematográfico realizó el 
montaje definitivo, puso la banda sonora y la voz en off como relator, de Juan Carlos 
Rousselot, ya afincado en la Capital Federal y exitoso conductor de programas 
radiales y televisivos. 
 El resultado fue óptimo y la difusión aún mejor. Todos estuvimos conformescon nuestro aporte de aficionados, pero quien se llevó las palmas fue “Totó” Borfitz 
que con muy precarios elementos pero con mucha imaginación y habilidad artesanal, 
logró efectos especiales de primera. La película se llamó “El Camino de la Verdad”, 
fue exhibida durante todo un año en cines de Resistencia (había tres) en los barrios y 
villas, Escuelas y Colegios de toda la provincia. Fue un éxito total medido por la 
cantidad abrumadora de consultas que se registraron estadísticamente. Se había 
logrado vencer el “tabú”. Eufóricos aún por los resultados obtenidos el Dr. Manuel 
Jiménez –director del Dispensario Dermatológico-, Don Armando Romagnoli –
Director de la Dirección de Turismo- apoyados por la Dra. Palacio Maglioli y 
seguramente por otros profesionales y funcionarios que no conocí, se sumaron a la 
titánica lucha administrativa para que, demostrado científicamente que la lepra había 
dejado de ser un mal incurable, la Nación reintegrara al Chaco la Isla del Cerrito o 
Leprosario Nacional, como se la llamaba. Así, luego de extensos y voluminosos 
expedientes a los que se agregó una copia de la película como un testimonio más, la 
tenacidad venció a la burocracia, y tiempo después la restitución se hizo efectiva. Pero 
no quiero terminar de narrar esta historia, sin contarles algunas anécdotas de ribetes 
casi cómicos que ocurrieron antes, durante y después de la filmación y proyección. 
Por ejemplo Cerrutti en Buenos Aires había acordado con Rousselot para grabar, al 
día siguiente, el texto que como relator le correspondía. El conocido locutor fue 
operado urgente de apendicitis esa misma noche. Grabó dos días después desde la 
cama del sanatorio donde estaba internado. Otras de las consecuencias no calculadas 
fue cuando Celada iba a un cine, por ejemplo, y la gente lo reconocía. Inmediatamente 
buscaban la butaca más alejada. Obviamente muchos creían que “Coco” estaba 
enfermo de verdad; tal la fuerza de la imagen. 
 También hubo chismes en su barrio y muchas vecinas dejaron de saludarlo, 
“era un sinvergüenza y caradura”, decían. Resulta que “Coco” estaba por casarse ese 
año (y se casó nomás) y cómo era posible si este “cachafaz” ya era casado por lo que 
se veía en la película, agregaban. En cambio a mí me paraban en la vereda o en 
cualquier lugar, para mostrarme algunas manchas en la piel que consideraban 
sospechosas. Como me resultaba complicado explicarles la realidad de la película y 
temía que mi interlocutor no lo entendiera exactamente, opté por enviarlos en todos 
los casos con una notita al Dr. Giménez para que “por favor atienda sin turno al 
portador”. Un día estaba yo en el bar “La Estrella” y llega a mi mesa uno de estos 
“mis recomendados” con un sobre. Primero me “doctorea”, le manda el Dr. 
Giménez... sonamos pensé, me lava la cabeza por mandarle pacientes sin turno. Abrí 
rápido y leo: “Estimado colega”, el portador dio positivo. Se curará. Sígame 
mandando pacientes al Dispensario. Muchas gracias...Manolo”.( diario “NORTE”, 
Resistencia, miércoles 15 de febrero de 1995. p. 29) 
*** 
En una carta de lectores posterior, agrega Claudio Domínguez: “Sr. Director 
de “NORTE”: El 15 del corriente tuvo Ud. la gentileza de publicar mi nota referida a 
la película “El camino de la verdad”. En ella narré lo que sabía, pero la repercusión en 
los lectores fue notable y recibí llamados telefónicos de total aprobación incluyendo 
algunas de las señoras que integraban, en aquel momento, la comisión directiva del 
Patronato del Enfermo de Lepra. Todas ellas por ética (palabra hoy devaluada cuyo 
significado se declama mucho y se practica poco) dijeron preferir el anonimato; sin 
embargo, aportaron referencias que completan y enriquecen aquella simple historia. 
Entonces, con los datos ofrecidos agrego que: a): El costo de la película con dos 
copias fue de 300.000 pesos (1963). b): La comisión directiva del Patronato era la 
encargada de proveer los fondos y promover luego la difusión. c): El Banco del Chaco 
prestó el dinero pero exigió el aval personal de cada una de estas respetables señoras. 
d): Se pagaron todos los vencimientos emergentes del préstamo, que fue cancelado en 
tiempo y forma. e): La película fue proyectada en cines de Córdoba, Rosario y 
Santiago del Estero por los patronatos de aquellas ciudades. f): Tiempo después fue 
copiada a video y ATC la exhibió para Capital Federal. 
 Sr. Director: como Ud. podrá apreciar, a mi historia le faltaba lo mejor, lo 
serio y el reconocimiento a estas señoras que, quizá sin saberlo, “estaban haciendo 
Chaco”. Muchas gracias”. (Carta de Lectores de Claudio Domínguez publicada en el 
diario “NORTE”. Resistencia, 22 de febrero de 1995) 
 
Sobre Raúl Cerrutti nos volveremos a referir cuando hablemos de la obra de 
Juan Carlos Vidarte y José Luis Meana. 
Debemos reconocer que el Chaco tiene una deuda con don Angel Fernández 
Pissano, porque generosamente formó a muchos fotógrafos y cineastas del medio. 
Hoy está retirado de toda actividad, y reside en el Hogar de Ancianos “Nazareth”, de 
Resistencia. 
JUAN CARLOS VIDARTE: 
 Oriundo de Santa Fe, vino “de paso” a Resistencia, en la Error! Hyperlink 
reference not valid., y echó raíces cuando se creó la Universidad Nacional del 
Nordeste, en donde trabajó en la Secretaría de Extensión Universitaria desde 1956. 
Como tantos otros chaqueños que después se dedicaron a las artes, también integró el 
Coro Polifónico de Resistencia, creado y dirigido por Lilia Yolanda Pereno de 
Elizondo. En 1972 realizó entre otros cortometrajes, “Oscar Medina, alfarero”, 
junto a Raúl Cerrutti, a la sazón encargado del Proyecto de Artesanía Regional 
(CEPA). 
 Por primera vez en el cine chaqueño, la música fue elaborada especialmente 
para la ocasión, y estuvo a cargo de Eduardo Bértola, joven cordobés especializado 
en Música Electrónica en Alemania, fundador y primer Director de la Escuela de 
Música de la Provincia del Chaco (Actual Instituto Superior de Música “Yolanda de 
Elizondo”), de la que creó su Coro de Cámara. Organizó también la Orquesta de 
Cámara de la provincia, que sirvió de base para la actual Orquesta Sinfónica, dirigida 
primero por él, luego por Guillermo Bonnet Müller y actualmente por el maestro 
Víctor Falkenmayer, discípulo del anterior, que recibió su formación en el Instituto 
Superior de Música de Santa Fe. 
 “Oscar Medina, alfarero” compitió junto a otras 156 películas en el Quinto 
Festival de Filmes de Arte, organizado por el Fondo Nacional de las Artes, en Buenos 
Aires, ganando el segundo premio. El dato es significativo si se tiene que cuenta que 
el primer premio correspondió –nada menos- a una obra del exitoso documentalista 
Jorge Prelorán. (ver también: 103) 
Raúl Cerrutti se encargó también de ejecutar en una escena de la película una 
flauta india. La locución estuvo a cargo de Gustavo Adolfo Bécquer, perteneciente 
por muchos años al equipo de LT5 Radio Chaco. Otro hecho para destacar es que se 
trabajó en cooperativa debido a que la Universidad no contaba con fondos para 
financiarla. 
Aparte de una serie de cortometrajes realizados en la UNNE sobre técnicas y 
características agropecuarias de la región, asesorado por el Ingeniero Agrónomo 
Edwin Mc Donald, en 1978 realizó “La Conquista del Oeste”, con fondos del 
Ministerio de Economía de la Nación y el de Relaciones Exteriores y la 
intermediación del Gobierno del Chaco, para la promoción de El Impenetrable y del 
pueblo fundado en esa inhóspita zona de la provincia, a la que se denominó “Fuerte 
Esperanza”. Ese trabajo, de excelente calidad, fue duplicado luego a 35mm. 
 Preparó también cursos de cine, trabajando con el paso de Super-8 y 
posteriormente con una pequeña filmadora de video adquirida por la Dirección de 
Extensión Universitaria, con la que comenzó a trabajar sobre temas regionales. De 
este período data la realización de un video hecho a don Augusto Schulz, 
investigador botánico autodidacta con residencia en Colonia Benítez,localidad 
cercana a Resistencia. 
 
 
 
 
 
 
 
. 
Vidarte tiene un recuerdo especial para Cine Arte Resistencia, institución que 
integraba junto a los hermanos “Pepe” y León Bentolila, Poen Alarcón y otros 
amantes del séptimo arte. Recuerda que el primer ciclo sobre Ingmar Bergman en 
todo el país, se realizó en Resistencia un año antes que en Capital Federal. Fueron 
cinco películas que él y “Pepe” Bentolila consiguieron a $1.500 (una “ganga” para la 
época), y que hasta ese momento estaban arrinconadas en un estante del distribuidor 
porque a ninguna sala de exhibición le interesaba el material de ese ignoto realizador 
sueco. 
 
JORGE OMAR OTT 
Registró las distintas alternativas que se fueron dando en dos 
megaemprendimientos de los tantos que se impusieron durante el proceso militar en la 
región: la represa hidroeléctrica de Salto Grande, en el río Uruguay, y la gigantesca 
represa de Yaciretá, en el Paraná, ambas generadoras de serios impactos ambientales, 
entre los cuales pueden citarse los daños al entorno natural y los problemas sociales 
Fotografía 10: Juan Carlos Vidarte en 1985 
(capturada de video) 
 
Fotografía 11: Una aborigen en “La Conquista 
del Oeste” , de 1978 (fotografía capturada de la 
versión en video del cortometraje) 
 
producidos por el manejo discrecional y prepotente que se hizo de la población 
cuando debió abandonar sus pueblos ante el avance de las aguas. 
 Quienes pudimos colaborar con Ott durante el proceso de filmación en esas 
localidades, tuvimos oportunidad de vivir la experiencia cinematográfica por un lado 
–siempre apasionante- y también la social, escudriñando desde la problemática 
ambiental algunos comportamientos que se manifestaban en la población ya en 
aquella época, y que luego se acentuaron, poniendo en evidencia el manejo 
descomedido y mal planificado de las autoridades de entonces, y la ausencia de 
estudios de impacto ambiental, una omisión imperdonable actualmente para cualquier 
organismo financiero internacional cuando se trata de la construcción de obras que 
afecten el medio natural y social. 
Lo que algunos pobladores consideraban un atropello por parte de quienes 
eran responsables de dichas obras, debido al traslado masivo de la gente en ambos 
casos, más la inundación de miles de hectáreas de suelo fértil, era un síntoma 
premonitorio de lo que se sigue sufriendo hoy en las zonas de influencia de las 
grandes represas. Ya en aquel entonces se hablaba de manejos poco claros, lo que el 
ex-presidente Menem confirmó luego, cuando se refirió a la represa de Yaciretá como 
el “monumento a la corrupción”. 
A través de contactos con radioaficionados de Federación y de informes 
producidos en medios gráficos en años posteriores, sabemos que los pobladores de esa 
ciudad de Entre Ríos siguen sufriendo por su vieja e histórico pueblo –sumergida hoy 
en el inmenso lago artificial formado a partir de la represa de Salto Grande- al que 
ahora -cuando bajan las aguas- pueden ingresar y recorrer entre sollozos como si se 
tratara de una ciudad fantasma. 
La paradoja es que ninguno de esos pobladores vio jamás “Federación, la 
ciudad itinerante”, de Jorge Ott, y ni siquiera él mismo -por una cuestión de costos- 
posee hoy una copia. 
Entre las fotografías obtenidas durante la filmación por nosotros, se destaca la 
de la enorme campana de la catedral, la de vecinos de la ciudad y lugares 
característicos de la misma. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Jorge Ott grabó largas sesiones de informantes espontáneos en aquellos viajes 
y se registraron escenas de lugares que hoy ya no existen. 
La pretensión de un radioaficionado de Nueva Federación que tembloroso por 
la emoción solicitaba se le consiga el documental filmado en aquella oportunidad, 
nunca pudo ser satisfecha, porque el “ente” binacional que pagó el trabajo al parecer 
no se interesó en devolverle a los pobladores el testimonio fílmico de parte de ese rico 
Fotografía 12: Campana de la Catedral de 
Federación (Fotografía del autor, 1978) 
Fotografía. 13: Jorge Ott realizando una toma en 
Federación. (Fotografía de Jorge Castillo, 1978) 
 
patrimonio natural y cultural que poseían y que el lago formado por la represa de 
Salto hizo desaparecer. Un efecto más de la “globalización” comenzada hace más de 
500 años con la llegada de los conquistadores europeos, pero reafirmada cruda y 
contundentemente en nuestro país a partir del golpe de Estado de 1976. Uno de sus 
objetivos principales era, justamente, facilitar la “mundialización” y favorecer a 
quienes colaboraron con el golpe. 
 Volviendo al tema inicial, la pregunta que cabe hacerse es ¿quién se guardó el 
filme?; ¿Para quién fue realizado, en definitiva?. 
Este es un lamentable ejemplo más de disociación, en donde lo que debió 
servir de testimonio y de rescate de la historia de un pueblo; de su memoria colectiva, 
no puede cumplir su cometido por la imprevisión, pero más que nada por la 
indiferencia de funcionarios que en aquella época no pudieron identificarse con el 
dolor ajeno pero local, porque ya “pensaban globalmente”. Es más, la ciudad aquella 
que ya no existe para sus ciudadanos, salvo en la nostalgia –como se vio- tampoco ha 
podido ser “rescatada” a través de la evocación fílmica. Una frustración para el propio 
realizador, sin dudas, y para todos los habitantes de Federación “la vieja”. 
 Jorge Ott también incursionó en la cultura regional, con su filme en 16 mm., 
"En busca de San la Muerte", de 35 minutos de duración, contando con el 
asesoramiento del historiador y antropólogo José Miranda Borelli. 
 
 
 
 
 
 
 
Fotog. 14: José Miranda Borelli dictando una 
clase de Antropología para integrantes del “Grupo 
de Documentación” de la Escuela Normal” (Fot. 
del autor, 1980) 
 
 
Años antes, en 1974, Ott había colaborado con Jorge Castillo en la 
sonorización de “Nosotros y los Otros”, primera, única y última película de 
largometraje realizada en el Chaco por chaqueños residentes, que tuvo la 
particularidad -además de haber sido filmada en Super-8, con sonido indirecto- de 
convocar a más de sesenta actores teatrales del medio, entre ellos el prestigioso 
director de teatro Héctor Veronese en el papel del Pombero, quien ofició también de 
dirección de actores en ese y otros filmes realizados por la misma época. (5, 108) 
 Eduardo Jara, quien protagonizara a Isidro Velázquez en “Nosotros y los 
Otros” y a otros personajes en varios cortometrajes posteriores de Castillo, es otro de 
los actores de aquella época que sigue firme en su vocación. Jara y Veronese habían 
colaborado, igualmente, en la Escuela de Danzas de la Provincia, bajo la dirección 
de la Profesora “Chichita” Pellegrini. Hoy residen en Barcelona, en donde dirigen una 
escuela de teatro en ESCALATEATRO. Se han afincado allí desde hace varios años, 
sin perder del todo el contacto con el país. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
JOSE LUIS MEANA: 
 Es propietario desde 1979 de una empresa de Publicidad (Conosur Asesores 
Publicitarios), y como tal realizó numerosos cortos para promover distintos productos 
e instituciones. Se reconoce “discípulo” de Angel Fernández Pissano. También es 
propietario de Meana & Meana Impresores, editorial desde la que promueve junto 
con el diario “NORTE”, los trabajos de literatos y dramaturgos de la región, a través 
de cuidadas ediciones de sus obras. 
 En 1967 realizó “Así es el Chaco”, para Canal 9. 
 También, y durante tres años, realizó dos filmes para el consorcio que 
construyó el puente interprovincial “General Belgrano” que une Chaco con 
Corrientes. 
 Años después, integró equipo con el reconocido poeta Alfredo Veiravé (texto), 
el periodista Ernesto Rubén Acosta (locución), Raúl Cerrutti (música) entre otros, 
para realizar “El puerto de la selva”, sobre la ciudad de Barranqueras. 
 
 
 
 
 
 
Fot.15 : Eduardo Jara y Héctor Veronese 
en “La Casa”.(Castillo,1978) (Fot. del 
autor) 
Fot.16: Héctor Veronese personificando al 
“Pombero”, en “Nosotros y los Otros” 
(Castillo, 1975) (Fotog. del autor) 
Fotografía 17: Raúl Cerrutti editando 
sonido para una película de José Luis 
Meana (Fotografía gentileza de 
Conosur, 1977) 
 
 
 
 En la actualidad ha dejado aquellas producciones pero continúa realizando 
publicitarios en video digital. Su filmografía como documentalista es variada, 
habiendo realizado doce trabajos en formato de 16mm y 35 mm. Desde 1970 dirigió 
un equipo de realización integrado por el poeta Alfredo Veiravé (ver Error! 
Hyperlink reference not valid. a su memoria) como guionista; el periodista Ernesto 
Raúl Acosta en locución y Raúl Cerrutti, como musicalizador. De esta asociación 
surgieron “La Joven del Norte” (30¨); “El Puerto de la Selva” (21¨); “Hoy, es 
mañana” (22¨); “Los grandes del Chaco-río” (12¨), que fue seleccionado entre más de 
dos mil documentales de todo el mundo, como una de las cien piezas de concurso por 
el FIAP (Festival Ibero Americano de la Publicidad) en su capítulo de “Cine 
Promocional Turístico”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Debe destacarse una serie de microdocumentales que fueron exhibidos en 
medios televisivos locales, de excelente factura, cuyos títulos se refieren a distintos 
aspectos del patrimonio chaqueño, como por ejemplo: “San Buenaventura del Monte 
 
 
Fotografía 18: José Luis Meana 
editando un filme, junto a un 
colaborador, en 1977 (Fotografía 
gentileza de Conosur, 1977) 
Alto”, “El Coronel Avalos”; “Las Altas Barrancas de San Fernando”. “La Condesa”, 
“El Palocarril”, “Trencito Dodero”, “El Ferrocarril Francés”, “El Fogón de los 
Arrieros”, “Despertar”, “Mediodía” y varios títulos más no exhibidos hasta la fecha. 
La época del “Chaco Puede”: Respecto de los tres realizadores mencionados en 
último término, también debe agregarse que la supremacía de quienes vivían en 
Buenos Aires siguió primando en aquella época ya que los principales cortos que se 
exhibieron en el resto del país y del mundo dentro de la campaña publicitaria 
encarada por el gobierno de facto del General Antonio Serrano (los que mejor se 
pagaron, por añadidura) no fueron realizados en nuestra provincia, sino encargados a 
una empresa publicitaria de la Capital Federal que impuso, entre otras cosas, la 
tristemente célebre frase “Chaco Puede”, una de las acciones más perversas que 
impuso la intervención militar de nuestra provincia, en concordancia con actos 
similares y aún más trágicos producidos en la región y en el resto del país. Frase por 
la que aún en nuestros días muchos nos siguen reconociendo a los chaqueños, 
ignorando la cruda realidad de ser la provincia con el mayor índice de NBI y la 
mayor cantidad de nacimientos dentro de esos grupos de necesidades elementales 
insatisfechas. (104). 
ELIDA AGUILAR DE LOPEZ: 
 Mención especial le cabe a la periodista Elida Aguilar de López, quien desde 
hace años viene produciendo videos documentales para ”La Buena gente”, una 
productora publicitaria en la que colabora su esposo Eduardo López, subdirector del 
diario “Norte” de Resistencia. Su obra se destaca por un lenguaje directo, y recrea 
personajes y situaciones relacionadas con el patrimonio natural y cultural de los 
chaqueños. Ha dado espacio en su empresa a un grupo de jóvenes del medio, quienes 
se han capacitado como operadores de video asistidos por computadora. Sus trabajos 
son exhibidos actualmente por canal 9 de la capital chaqueña y “ATC”, de Buenos 
Aires. 
 
 
 
 
 
 
Elida Araceli Aguilar de López es Técnica en Periodismo. Realizó los 
siguientes cursos de capacitación: de Noticieros (dictado por Carlos Campolongo, en 
CICCUS); de Dirección y Producción de Televisión (COMFER); Seminario de Guión 
para Radio y TV, dictado por Luis Buero (APTRA), autor de un voluminoso libro en 
el que registra también a esta productora-realizadora chaqueña (Ver: BUERO; Luis: 
Historia de la Televisión Argentina, contada por sus protagonistas. Universidad de 
Morón, Buenos Aires, Argentina, 1998); Seminario La Cultura y los Medios, dictado 
por José Eliaschev; Seminario de Marketing Político, dictado por Carlos Guzmán 
Heredia (Asociación Profesionales de medios); Curso a distancia de Alventosa sobre 
Tratamiento de la Imagen y Sonido (Fondo Nacional de las Artes). 
Inició su carrera profesional en 1973, en el diario “NORTE”, de Resistencia, 
pasando luego al diario “CRISOL”. Desde 1990 fue Jefa de Prensa y asesora de 
marketing político del diputado Angel Rozas –luego Gobernador de la provincia del 
Chaco-, hasta el mes de septiembre de 1993. 
Obtuvo el Primer Premio de Lotería Chaqueña en el Primer Concurso 
Regional de Video con motivo de los 500 años del descubrimiento de América. El 
jurado estuvo integrado por Roberto Vacca, Gerardo Vallejos y Jorge Carazo. En 
 
Fotografía 19: Elida Aguilar de 
López en compañía de uno de sus 
asistentes, Daniel Linarez. 
(Fotografía del autor, 2002) 
1993 recibió el Premio Santa Clara de Asís. En 1994 inicia el ciclo televisivo “Chaco 
Palmo a Palmo”. que fue el primer programa chaqueño en subir al satélite a través del 
cable 12x24 que llegaba a 79 cables de Argentina, 11 uruguayos y tres chilenos. Este 
programa fue declarado “de interés educativo” en 1995, por la Cámara de Diputados 
del Chaco. En 1996 recibió una mención a la producción televisiva Premio Félix 
Wandelow, del Sindicato de Prensa del Chaco. De 1992 a 1995, presentó sus videos 
en el Centro Cultural General San Martín. En 2001, comenzó otro programa 
televisivo, “Café para Dos”, en el que entrevista a distintas personalidades del Chaco. 
 Con un equipo de trabajo consolidado a lo largo de los años, sus realizaciones 
para “Chaco Palmo a Palmo” giran en torno a la vida y obra de hombres que se 
destacaron y lugares significativos de la provincia. Especial recuerdo trae el 
documental dedicado al mito regional del Pombero en el que utiliza un fragmento de 
“Nosotros y los Otros” y hace una entrevista a su realizador, y el trabajo dedicado al 
río Negro, con testimonios importantes, incluidos los de integrantes de la Comisión 
de Recuparación del río Negro. 
JORGE CASTILLO: 
 Fue el único chaqueño que realizó toda su producción fílmica en el paso de 
Super-8, optando posteriormente por el video, con incursiones en audiovisuales 
fotográficos y digitalizados. Nacido en Resistencia, en 1946, estudió Psicología y 
Música en Rosario, en donde también integró el Coro Estable de esa ciudad, bajo la 
dirección de Cristián Hernández Larguía. Realizó sus primeras incursiones en la 
fotografía y la cinematografía en aquella ciudad, en la década de 1960, e integró el 
Grupo “Arteón” (coordinado por Néstor Zapata) en donde fue acompañado en sus 
experiencias de vida, fundamentalmente -como grupo de referencia- y del que realizó 
un trabajo fílmico muy breve, sintetizando parte de la rica experiencia de ese grupo 
que compartió intensamente durante sus últimos años como estudiante en Rosario. 
 Realizó entre otros cortometrajes, “Apología del Dulce Tiempo 
Transcurrido” (1969), inscripta dentro del cine experimental, cuya sonorización 
estuvo a cargo del técnico Julio Ortiz, de aquella ciudad, y que mereció una mención 
del Cine Club Rosario en el Concurso de Cortometraje organizado en 1969. Un 
fragmento del filme retoma el cuento de Julio Cortázar “Propiedades de un sillón”. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 Aparte de varios cortometrajes de animación –técnica preferida por la libertad 
creativa y de recursos que le permitió-, produjo y dirigió el largometraje “Nosotros y 
los Otros” , del que ya dimos algunas referencias, y otras películas centradas –al igual 
que aquella- en el patrimonio cultural regional. En estos trabajos tuvieron especial 
lucimiento los ya mencionados Héctor Veronese, Eduardo Jara y José María 
Fuentes, como así también Edna “Cichín” Obal –actriz y maestra de actores- 
Carlos Canto–actual director de prestigio del interior provincial- Ricardo Bosch, 
María Luisa Tarnoski, la “abuela” Lina Soto –que actuara por años en los 
 
Fot.20: Jorge Castillo compaginando en su 
moviola. (1975, Fotografía del autor) 
Fot.21 : Un momento de la filmación de 
“Nosotros y los Otros”, en el Parque Avalos 
(Fotog. Luis Nachón, 1974) 
legendarios radioteatros; la mejor “especialista en llanto” como se autodefinía- y 
tantos otros. 
“Nosotros y los Otros” se exhibió en Resistencia, Corrientes, Misiones, 
Rosario y Santa Fe. En esta última ciudad, en el marco del Festival de Cine de Super-
8, en Diciembre de 1975. El Cine Club Rosario, decano en el país, realizó una función 
especial para proyectarla, con debate entre el público asistente y participantes del 
film. La presentación fue precedida por una extensa nota en la revista local 
“Etcétera”, de autoría de Alfredo Scaglia, a la sazón integrante del Cine Club 
Rosario, y que actualmente es su activo Presidente. (Ver escena de la danza de las 
brujitas, con enanos, diablo y Pombero) 
 
 
 
 
 
 
 
 Castillo también realizó películas dirigidas a concientizar a la población 
respecto de la necesidad de cuidar los recursos naturales –centrándose inicialmente en 
lo atinente a la defensa del río Negro y extendiéndose luego hacia los demás 
elementos del ambiente, trabajo que continuó después en video y que pone de 
manifiesto, una vez más, la importancia del cine como movilizador de inquietudes y 
transmisor de los valores comunitarios. Y una poderosa herramienta de comunicación. 
En los últimos años compaginó el video “Salvar Yaciretá”, documental de 16 
minutos de duración grabado en esa localidad por el camarógrafo Antonio Conesa, 
 
Fot. 23: Edna “Chichín” Obal y Eusebio 
Saucedo (santero popular) en “El 
Choque”.(1980) (Fotog. del autor, 
 
Fot. 22: María Luisa Tarnoski en 
“Mutaciones” (1975) (Fotog. del autor) 
 
 
para llevar adelante la campaña organizada por ciudadanos y fuerzas vivas de 
Resistencia y Corrientes, en coordinación con el resto del país, para evitar la venta del 
megaemprendimiento. Fue compaginada en agosto de 1996 y contó con la 
colaboración de la locutora Marta Carrasco y el aporte técnico de “Cacho” Cerrutti. 
Se exhibió en distintos puntos del país. 
Castillo continúa trabajando en video digital, habiendo realizado hasta el momento 
varios cortos documentales relacionados con la promoción comunitaria en el marco de 
la gestión ambiental. (ver video de campaña 2002 contra ocupación del valle de 
inundación del rìo Negro).(ver FILMOGRAFIA Y VIDEOGRAFÍA).

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