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La entrevista inicial

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La entrevista inicial
La “entrevista inicial”, también denominada “primera entrevista” no necesariamente es una sola, y debe realizarse al comienzo del proceso evaluativo. Ocampo, Arzeno y Grassano consideran que el entrevistador interviene con el fin de: señalar algunos vectores cuando el entrevistado no sabe cómo empezar o como continuar (estas preguntas se hacen de la manera más amplia posible), señalar situaciones de bloqueo o paralización por aumento de angustia para asegurar el cumplimiento de los objetivos de la entrevista, inquirir acerca de aspectos de la conducta del entrevistado a los que éste no se ha referido espontáneamente. Estas autoras proponen comenzar con una técnica directiva en el primer momento de la entrevista correspondiente a la presentación mutua y a la aclaración del encuadre por parte del psicólogo, y luego operar con entrevista libre, para que el paciente tenga la oportunidad de expresar libremente el motivo de la consulta. Finalmente, en el último momento de esta primera entrevista debemos forzosamente adoptar una técnica directiva para poder rellenar nuestras lagunas. Este orden recomendado opera como guía y cada psicólogo debe aprender cuál es en cada caso el momento oportuno en que debe permanecer en la actitud adoptada o cambiarla, para hablar o callar y escuchar.
Podríamos distinguir diferentes caras del síntoma, citando a Arzeno: aspecto fenomenológico (se refiere a su descripción), aspecto dinámico (el síntoma muestra y puede ocultar a la vez un deseo o fantasía inconscientes), beneficio secundario (alude al beneficio que se obtiene a través del síntoma, que se perdería al abandonarlo), expresión a nivel familiar (exploración del síntoma en relación con el contexto familiar), ruptura del equilibrio (el síntoma quiebra de alguna manera la homeostasis del grupo familiar y puede provocar un desequilibrio en su sistema de funcionamiento).
Algunos de los puntos más importantes al tener en cuenta en entrevista son los planteados por Ocampo, Arzeno y Grassano: observar si la primera impresión se mantiene o no hasta el cierre de la entrevista; percibir qué, cómo, cuándo, y a qué ritmo realiza las verbalizaciones, cotejándolo con la impresión obtenida al solicitar la consulta; establecer el grado de coherencia o discrepancia entre lo verbalizado y lo captado a través de su lenguaje no verbal; establecer un buen rapport con el paciente para crear un clima propicio para la administración de las diferentes técnicas y la obtención del material necesario; tener en cuenta qué aspectos de su vida elige para comenzar a hablar, en cuáles hace hincapié, cuáles le provocan mayor ansiedad, bloqueo; planificar la batería diagnóstica más adecuada, eligiendo las técnicas a utilizar, su secuencia y el ritmo; captar aquello que el paciente nos transfiere y lo que es todo su cita en nosotros; distinguir entre el motivo de consulta manifiesto y el motivo de consulta latente.
Lunazzi de Jubany propone distinguir al síntoma con valor de mensaje del que no lo tiene: cuando tiene valor de mensaje es la expresión metafórica de un conflicto, cuando el síntoma no aparece como consecuencia de componentes conflictuales no tiene valor de mensaje (por ejemplo el fracaso escolar como resultado de una dislexia). Debemos observar si el paciente puede tomar conciencia a lo largo de la entrevista del motivo de consulta más profundo; determinar si la problemática planteada se debe a una alteración en alguna etapa de desarrollo o a perturbaciones producidas por situaciones de crisis evolutivas; indagar acerca de las fantasías de salud y enfermedad que tiene el paciente acerca de si mismo; poder determinar con la mayor precisión posible el estado mental del paciente evaluando los siguientes aspectos y procesos: apariencia y comportamiento, actitudes hacia el entrevistador, actividad psicomotriz, estado anímico, pensamiento y lenguaje, posibles distorsiones preceptivas, atención y capacidad para la concentración, memoria, tipo y nivel de inteligencia, juicio de realidad, capacidad de insight.
Algunos de los datos y áreas a investigar a lo largo de la primera entrevista son: filiación (nombre completo, fecha y lugar de nacimiento, residencia actual del paciente), edad, estudios, ocupación, familia nuclear actual, familia nuclear de origen, datos sobre la infancia, situaciones traumáticas, pareja actual, sexualidad, amistades, tiempo libre, actividad religiosa y/ o política, intervenciones quirúrgicas, enfermedades.
No sólo es importante la selección de los instrumentos a utilizar, sino también la secuencia en las que se los va a aplicar, su orden de administración. Esta secuencia debe establecerse en relación con dos factores centrales: naturaleza de la técnica (existen instrumentos que son ansiógenos por su propia constitución, por lo que se recomienda su inclusión como primero o último test), y la naturaleza del problema (no deben administrarse los instrumentos que movilizan una conducta en relación con la sintomatología planteada). Por lo tanto hay que incluir diferentes tipos de instrumentos (psicométricos y proyectivos) que movilicen el mismo tipo de conducta para comparar entre sí los resultados obtenidos.
La entrevista
La entrevista es una conversación intencional de carácter planificado entre el entrevistador y el (los) entrevistado(s). A través de ella podemos lograr información que no se adquiere mediante cuestionarios, por el nivel de confidencialidad de esta. Nos proporciona datos que no podemos alcanzarlos por otras vías.
Su propósito es obtener información confiable sobre determinados hechos, fenómenos, personas, concretando la finalidad de la misma para que no resulte una actividad baldía, sin una intencionalidad definida. No debe realizarse sin tener conocimiento pleno de lo que precisamos obtener a través de ella.
La entrevista debe ser realizada siempre que sea necesario ampliar, enriquecer o verificar los datos obtenidos a través de otros métodos o técnicas utilizadas con anterioridad, o cuando sea necesario obtener información que no pueda ser adquirida con la utilización de otros métodos o técnicas. En gran medida el logro de nuestros propósitos al utilizar la misma depende del nivel de comunicación que se alcance entre entrevistador y entrevistado.
En el caso de la evaluación psicopedagógica es una herramienta importante, pues nos aporta información necesaria para el proceso.
Tipos de entrevistas más utilizadas:
 Entrevista directiva-guiada: se caracteriza por:
(El entrevistador es el que estructura el intercambio de información.
(La entrevista es preparada de acuerdo con un plan en el que se establecen los puntos sobre los que habrá de desarrollarse la misma pero el orden de las preguntas no está rígidamente establecido.
 Entrevista individualizada: el sujeto de la entrevista es uno solo.
 Entrevista informativa: tiene como objetivo recoger datos o información que el sujeto entrevistado brinda.
Para elaborar una entrevista se debe tener en cuenta:
El(los) objetivo(s) de la misma, qué se pretende lograr a través de su realización.
Los objetivos pueden ser o no conocidos por los entrevistados.
Elaborar previamente las preguntas a formular por el entrevistador.
Al confeccionarse las preguntas tener en cuenta las características de los sujetos a entrevistar (vocabulario, nivel cultural, etc.), también las de su personalidad ya que de ello depende la forma en que se enfocará la misma (cooperador, preocupado, entusiasta, despreocupado, apático, negativista).
Las preguntas no deben inducir la respuesta, sugerirla o insinuarla.
Evitar preguntas que puedan ser respondidas de forma lacónica o con monosílabos.
El tiempo que se requerirá para su realización.
Al realizar una entrevista debemos tener en cuenta:
El ambiente para desarrollar la misma.
Capacidad de inspirar confianza y simpatía.
Demostrar confianza y cooperación.
Garantizar la reserva y confidencialidad de la información que se obtenga en la misma.
Estimular al sujeto a colaborar.
Evitar actitudes defensivas, muchos menos de superioridad.Actitud cordial.
Control emocional.
No imponerse.
Evaluar hechos objetivamente, sin prejuicios.
No interrumpir al entrevistado innecesariamente.
Tener tacto para indagar hechos muy personales, sólo cuando se haya logrado consolidar la confianza y seguridad del entrevistado.
Dificultades en el proceso de realización de la entrevista:
Que el entrevistado no se muestre en condiciones de revelar la información.
Que tergiverse o desfigure de manera deliberada o no los datos.
Que hechos notables no logre recordarlos.
Que no fluya la comunicación entre entrevistador y entrevistado.

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