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Biologia la Vida en La Tierra-comprimido-506

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El cuerpo está protegido por una piel correosa a la que unas
diminutas escamas le imparten aspereza. Los miembros de es-
te grupo respiran por medio de branquias. Aunque algunos
necesitan nadar para que el agua circule por las branquias, la
mayoría de ellos bombean agua a través de los órganos respi-
ratorios. Al igual que todos los peces, los cartilaginosos tienen
un corazón de dos cámaras. Algunos peces cartilaginosos son
muy grandes. Un tiburón ballena, por ejemplo, puede crecer
hasta alcanzar más de 15 metros de longitud, y una mantarra-
ya puede llegar a medir más de 7 metros de ancho y registrar
un peso de 1300 kilogramos.
Aunque algunos tiburones se alimentan filtrando el plancton
(formado por animales y algas diminutos) del agua, la mayoría
de ellos son depredadores temibles que buscan presas ma-
yores como otros peces, mamíferos marinos, tortugas de mar,
cangrejos y calamares. Muchos tiburones atacan a su presa
con sus poderosas mandíbulas que contienen varias hileras de
dientes tan filosos como una navaja; la hilera posterior se
mueve hacia delante conforme pierden los dientes frontales
al ir envejeciendo y por el uso (véase la figura 24-5a).
La mayoría de los tiburones evitan al hombre, pero los
grandes ejemplares de algunas especies resultan peligrosos
para los nadadores y buzos. Sin embargo, los ataques de tibu-
rón a los seres humanos son escasos. Es 30 veces más proba-
ble que un residente de Estados Unidos muera por la acción
de un relámpago que por el ataque de un tiburón, y una per-
sona en la playa tiene mucha mayor probabilidad de morir
ahogada que por el ataque de un tiburón. No obstante, los
ataques de tiburones sí ocurren. En Estados Unidos, durante
el año 2004, por ejemplo, se documentaron 30 casos de ata-
ques, dos de ellos fatales.
Las mantas y las mantarrayas habitan principalmente en el
lecho marino, tienen el cuerpo plano, aletas en forma de alas
y una cola delgada (véase la figura 24-5b). La mayoría de
las mantas y mantarrayas se alimentan de invertebrados. Al-
gunas especies se defienden por medio de una espina situada
cerca de la cola, con la cual pueden provocar heridas graves,
mientras que otras generan una potente descarga eléctrica,
capaz de paralizar a la presa.
Los peces óseos son los vertebrados más variados 
Del mismo modo en que el sesgo de observación con base en
el tamaño nos induce a pasar por alto los grupos de inverte-
brados más variados, nuestro sesgo con base en el hábitat 
no nos permite advertir la gran diversidad de vertebrados.
Los vertebrados más variados y abundantes no son las aves 
ni los mamíferos, predominantemente terrestres. Los verte-
brados que ocupan el primer lugar en diversidad pertenecen
a los océanos y lagos, los peces óseos (clase Actinopterygii).
Se han identificado aproximadamente 24,000 especies y los
científicos estiman que quizá exista el doble de esa cantidad,
incluidas las especies que habitan en aguas profundas y en lu-
gares remotos. Estos peces óseos se encuentran en casi todo
hábitat acuático, tanto de agua dulce como de agua salada.
Los peces óseos se distinguen por la estructura de sus ale-
tas, la cuales están formadas por tejido de piel sostenido por
espinas óseas. Además, los peces óseos tienen un esqueleto
formado por huesos, una característica que comparten con 
los peces de aletas lobulares y los vertebrados con extremida-
des que se explicarán más adelante en este capítulo. La piel de
los peces óseos está recubierta de escamas entretejidas que
les brindan protección y flexibilidad al mismo tiempo. La ma-
yoría de las mantarrayas tienen una vejiga natatoria, una es-
pecie de globo interno que les permite flotar sin ningún
esfuerzo a cualquier nivel. La vejiga evolucionó a partir de los
pulmones, que estaban presentes (junto con las branquias) en
los antepasados de los actuales peces óseos.
Los peces óseos incluyen no sólo un gran número de espe-
cies, sino también a una amplia variedad de formas y modos
de vida (FIGURA 24-6). Esta gama comprende formas que van
desde las anguilas hasta los lenguados planos; desde los ejem-
plares lentos que se alimentan en el fondo del mar hasta los
veloces depredadores de forma aerodinámica que habitan en
mar abierto; desde los peces de colores brillantes que habitan
en los arrecifes hasta los transparentes y luminiscentes que
habitan en los mares profundos; desde los animales que pesan
casi 1500 kilogramos hasta los peces diminutos que pesan cerca
de 1 miligramo.
a) b)
c)
FIGURA 24-6 Diversidad de los peces óseos
Los peces óseos han colonizado casi todos los hábitat acuáticos. a) Este pejesapo hembra de
aguas profundas atrae a sus presas con un señuelo vivo que se extiende inmediatamente arri-
ba de su boca. El pez es de un blanco fantasmal porque a los 2000 metros de profundidad
donde habitan los pejesapos, la luz no penetra y, por consiguiente, los colores son innecesa-
rios. Los pejesapos machos son muy pequeños y se adhieren a la hembra como parásitos per-
manentes, siempre a su disposición para fecundar los huevecillos. Se observan dos machos
parásitos adheridos a esta hembra. b) Esta morena verde tropical vive en las grietas de las
rocas. Un pequeño pez (un gobi rayado limpiador) que está sobre su mandíbula inferior devora a los parásitos que se aferran a la piel de
la morena. c) El caballito de mar tropical se ancla con su cola prensil (adaptada para sujetarse firmemente) mientras se alimenta de pe-
queños crustáceos. PREGUNTA: En relación con la regulación del agua (es decir, la conservación de la cantidad adecuada de agua en el
cuerpo), ¿cómo difiere el desafío que enfrenta un pez de agua dulce del que debe enfrentar un pez de agua salada?

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