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Cuando Roberto era niño, su abuelita, una anciana bonachona, festejaba el día de la Candelaria pre- parando unos sabrosos tamales de maíz. Ella cocinaba los tamales a la antigua. Ponía leña de mez- quite para hacer una fogata. Una vez hechos los tamales, de la leña de mezquite sólo quedaban las cenizas. A Beto le intrigaba dónde había ido a parar el resto de los materiales que conformaban la leña. Meses después, para el día de muertos, su abuelita preparó dulce de calabaza. Beto se fijó en lo que pasaba con la leña y vio el humo que despedía el mezquite junto con las llamas. Pensó que los materiales de la leña se desprendían en ese aromático humo y en las cenizas que dejaba el fo- gón. Su abuela colocaba las cenizas entre sus macetas de hierbabuena, ruda y chile. A Beto le fascinó la idea de que los materiales del mezquite se incorporaran a los chiles con los que su abue- lita preparaba sus deliciosas salsas, que él comía con deleite. Beto pensó que ese humo también podría ser absorbido por las plantas de alguna manera. Sin embargo, le intrigaban varias cosas: ¿qué pasa con los materiales cuando se someten a un proceso de combustión?, ¿cómo pasan los componentes de la leña a las plantas?, ¿los materiales vegetales pueden degradarse de una forma que no incluya el fuego? Si Beto estudiara el funcionamiento de los ecosistemas, hallaría respuestas a estas preguntas. 65 CAPÍTULO 4 Los ecosistemas y la biosfera Para la imaginación4.1 UNIDAD I Bases biológicas de la ecología CAPÍTULO 4 Los ecosistemas y la biosfera
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