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enzima-sustrato se pueden producir deformaciones en algu- nos enlaces del sustrato, de la enzima, o de ambos. La fuer- za motora de estas deformaciones sería precisamente llegar a alcanzar una mayor complementariedad entre el centro activo y el sustrato, con un mayor número de interacciones termodinámicamente favorecidas (Fig. 9-2). Esta idea fue recogida por Koshland y Neet en 1968 en el modelo del guante y la mano, o teoría del ajuste inducido, según el cual el centro activo tiene potencial suficiente para unir el sustrato. Como consecuencia de esta unión, su conforma- ción cambia y algunos enlaces del sustrato o el centro acti- vo se deforman hasta alcanzar una mayor complementarie- dad. Ello facilita la transformación del sustrato en producto. De hecho, la mayor complementariedad del cen- tro activo con el estado de transición parece ser uno de los fenómenos que impulsan la reacción y explican la catálisis enzimática, y puede utilizarse para diseñar moléculas con actividad catalítica (Recuadro 9-1). Las propiedades del centro activo de una enzima están, por tanto, íntimamente relacionadas con su forma y, en con- secuencia, con el tipo y la disposición de las cadenas latera- les de los aminoácidos presentes en el mismo. Estas cadenas laterales deben proporcionar puntos de unión para enlazar al sustrato. Aunque, en algunos casos, puedan formarse enlaces Enzimas | 135 Figura 9-2. Modelos de unión de un sustrato al centro activo de las enzimas. En el modelo de Koshland, a diferencia del modelo de la llave y cerradura de Fischer, se proponen cambios en la forma del sustrato y el centro activo, inducidos por la formación del complejo enzima-sustrato. Esta evolución hacia una mayor complementariedad puede contribuir a la catálisis enzimática. E + S E SModelo de Fischer (llave y cerradura) Modelo de Koshland-Neet (guante y mano) E + S E S Recuadro 9-1. LOS ABZIMAS: ANTICUERPOS CON CAPACIDADES CATALÍTICAS Un aspecto esencial de la catálisis enzi- mática es que la unión del sustrato y las reacciones subsiguientes se producen en el centro activo, dentro del complejo enzima-sustrato, donde las energías de unión entre la enzima y el sustrato o los intermedios de la reacción pueden ser considerables. Además, según la teoría del estado de transición, la enzima es más complementaria con el estado de transi- ción de la reacción que con el propio sus- trato. El incremento de la energía de unión, que aparece a medida que el sus- trato evoluciona hacia el estado de transi- ción, puede ser utilizado para disminuir la energía de activación y, por tanto, contri- buir directamente a la catálisis. Un corolario de esta premisa es que para una reacción dada, cualquier molé- cula capaz de enlazar con mayor afini- dad el estado de transición que el propio sustrato, debería poseer una cierta acti- vidad catalítica. Esta premisa se ha com- probado mediante la obtención de anti- cuerpos con actividad catalítica, denominados abzimas. Para obtener un abzima capaz de catalizar la transforma- ción de un sustrato, se sintetiza un aná- logo estable del estado de transición de la reacción de interés y se utiliza como hapteno para inmunizar animales de experimentación. Luego, se aíslan las inmunoglobulinas y se analiza su efecto sobre la velocidad de la reacción consi- derada. Con este diseño experimental se obtuvieron los primeros abzimas en 1986. Desde entonces se han obtenido abzimas capaces de catalizar reacciones de hidrólisis, adición electrofílica, elimi- nación, racemización, isomerización y otras. Estos éxitos refuerzan la validez de los modelos de catálisis enzimática y abren la puerta al diseño de catalizado- res para reacciones no acelerables por enzimas naturales conocidas. Pero los abzimas podrían ser algo más que creaciones de laboratorio de posible interés teórico-aplicado. De hecho, se han encontrado anticuerpos catalíticos en el ser humano, en condiciones normales o asociados a ciertas enfermedades. Por ejemplo, la leche materna humana contie- ne abzimas con actividad quinasa y otros con actividad desoxirribonucleasa que podrían ejercer un papel protector en con- diciones fisiológicas. La prevalencia de abzimas parece aumentar en condiciones patológicas, particularmente en las enfer- medades autoinmunitarias. Así, el suero de pacientes con tiroiditis, mieloma múlti- ple o asma contiene abzimas proteolíticos. También se encuentran abzimas que degradan ácidos nucleicos en enfermeda- des autoinmunitarias, sistémicas, como el lupus eritematoso, la poliartritis reumatoi- de o la esclerosis en placas. Si bien la exis- tencia de estos anticuerpos está fuera de duda, su papel en la fisiopatología de las enfermedades autoinmunitarias está toda- vía por determinar. 09 Capitulo 09 8/4/05 10:13 Página 135
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