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1651© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH, 1651 Anomalías lipídicas, 1651 Lipodistrofia y síndrome metabólico, 1652 Diabetes, 1652 Tabaquismo, 1652 Hipertensión y enfermedad renal crónica, 1652 ATEROESCLEROSIS DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH, 1652 Características de la ateroesclerosis coronaria y carotídea propias de pacientes infectados por el VIH, 1654 ENFERMEDAD CORONARIA DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH, 1654 Epidemiología, 1654 Presentación clínica, 1655 Tratamiento, 1655 CRIBADO DE LOS FACTORES DE RIESGO CORONARIO DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH, 1657 Modelos de evaluación del riesgo, 1657 Biomarcadores de signos de enfermedad coronaria de pacientes infectados por el VIH, 1657 Inflamación crónica y enfermedad cardiovascular, 1658 OTRAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH, 1658 Hipertensión pulmonar, 1658 Miocardiopatía y anomalías del ventrículo izquierdo, 1659 Arritmias y muerte súbita cardíaca, 1660 Enfermedad cerebrovascular, 1660 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1660 BIBLIOGRAFÍA, 1660 82 Anomalías cardiovasculares en personas infectadas por el VIH PRISCILLA Y. HSUE Y DAVID D. WATERS En 2015 había más de 37.000.000 de personas infectadas por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) o el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida), incluidos 2.400.000 millones de europeos y norteameri- canos.1 Gracias a la introducción del tratamiento antirretroviral de gran actividad (TARGA) en 1996 disminuyó de forma espectacular la tasa de mortalidad asociada al VIH y, desde entonces, esta tendencia se ha mantenido.2 Por eso, en 2015, la mitad de los pacientes estadounidenses infectados por el VIH o con sida tenían una edad de 50 años o más. Las previsiones de las cohortes europeas, como Dutch ATHENA, indican que, en el año 2030, el 73% de las personas con sida tendrán 50 años o más y el 84% de los infectados por el VIH sufrirán enfermedades asociadas no contagiosas, debidas al envejecimiento, como enfermedades cardiovas- culares (CV), diabetes, enfermedad renal, osteoporosis o cánceres sin relación con el sida. Conforme aumenta la longevidad, la mayoría de las muertes de las personas que reciben TARGA se deben ahora a una enfermedad distinta del sida y las enfermedades CV representan un problema cada vez mayor para la población infectada por el VIH. La mortalidad por las enfermedades CV de las personas que conviven con el VIH oscila entre el 6,5 y el 15% de la total, dependiendo de la cohorte examinada.3,4 Los mecanismos que subyacen a la patología CV de los enfermos seropositivos no se conocen bien y probablemente sean multifacto- riales, es decir, participan muchos factores tradicionales de riesgo y otros relacionados con el VIH, como los efectos secundarios de los antirretrovirales. Estos efectos son importantes: alteraciones metabólicas, activación inmunitaria, inflamación crónica, trans- locación microbiana y coinfección por otros patógenos víricos, como el citomegalovirus.5 Todos estos mecanismos operan incluso una vez tratada la infección por el VIH; se pueden controlar el recuento de CD4 y la carga de VIH, pero la infección no se cura. La replicación vírica continúa dentro de los reservorios del VIH, obliga al TARGA mantenido y propicia una anomalía continuada de la función inmunitaria, así como inflamación crónica; todos estos factores contribuyen a las enfermedades CV y a otras comorbilidades observadas en la infección por el VIH.6 Esta revisión se centra en las manifestaciones CV y en la infección por el VIH y, en concreto, en los factores de riesgo CV y en la cardiopatía isquémica (CI). El TARGA ha transformado la infección por el VIH de los países desarrollados en una enfermedad crónica; los cardiólogos deben conocer las enfermedades CV asociadas al VIH y los dilemas singulares que plantean en este contexto clínico. FACTORES DE RIESGO CARDIOVASCULAR DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH Los factores tradicionales de riesgo coronario se dan más en los enfermos seropositivos, sobre todo los que reciben TARGA, en relación con los no infectados por el VIH (v. capítulo 10). La dislipidemia, el síndrome metabólico, la hipertensión y el consumo de cigarrillos prevalecen más en los primeros y explican los índices más altos del riesgo calculado de Framingham a los 10 años en este grupo, en comparación con los con- troles no infectados. En una cohorte danesa, la comorbilidad asociada al envejecimiento, como la hipertensión, la angina de pecho, el infarto de miocardio (IM), la enfermedad arterial periférica y las enfermedades CV resultaron significativamente más frecuentes entre las personas infectadas por el VIH que entre los controles.7 Anomalías lipídicas Las primeras etapas de la infección por el VIH no tratadas se caracterizan por alteraciones lipídicas (v. capítulo 48), como cifras bajas del coles- terol de las lipoproteínas de alta densidad (HDL), hipertrigliceridemia y niveles bajos del colesterol de las lipoproteínas de baja densidad (LDL) con partículas densas y predominantemente pequeñas de colesterol LDL.8 Después de iniciar el TARGA, los valores del colesterol unido a LDL y total aumentan, pero los del colesterol HDL siguen bajos, sobre todo si se administran inhibidores de la proteasa.9 En el Swiss HIV Cohort Study, la hipercolesterolemia y la hipertrigliceridemia resultaron de 1,7 a 2,3 veces más comunes entre los pacientes que tomaban inhibidores de la proteasa que entre los que no lo hacían. Así pues, el efecto global de la infección por el VIH sobre los lípidos es un perfil aterógeno con des- censo del colesterol HDL y aumento de los triglicéridos, colesterol LDL oxidado y colesterol unido a LDL pequeñas y densas. La prevalencia de la hiperlipidemia en los enfermos seropositivos varía entre el 28 y el 80% en diferentes estudios y la alteración más habitual es la hipertrigliceridemia. La mayoría de los fármacos anti-VIH pueden aumentar el colesterol LDL, pero existen diferencias importantes entre los grupos terapéuticos y entre los fármacos de cada grupo.10 Los inhibidores de la proteasa aumentan los triglicéridos y el ritonavir es el que más lo hace; a veces, produce una hipertrigliceridemia extrema, por encima de 1.000 mg/dl. Las dosis más bajas de ritonavir, usadas en la actualidad, causan menos hipertrigliceridemia, pero también se advierten elevaciones de los tri- glicéridos con las combinaciones ritonavir-saquinavir y ritonavir-lopinavir. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1652 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX El atazanavir modifica menos los triglicéridos. Los inhibidores de la proteasa de segunda generación, el inhibidor de la integrasa raltegravir y el inhibidor de la entrada maraviroc surten efectos favorables sobre los perfiles lipídicos, sobre todo si se comparan con los TARGA más antiguos.10 El tenofovir alafenamida (TAF), una nueva formulación del tenofovir disoproxil fumarato (TDF), aprobado en noviembre de 2015 por la Food and Drug Administration (FDA), se ha asociado a niveles más altos de colesterol total, colesterol LDL y colesterol HDL, en comparación con los sujetos tratados con TDF; la relación colesterol total/HDL no varía.11 Lipodistrofia y síndrome metabólico La lipodistrofia es un síndrome caracterizado por la acumulación de gra- sa en la región dorsocervical y el aumento o la preservación de la grasa visceral con pérdida de la grasa subcutánea y periférica, lo que deter- mina una adiposidad central relativa (v. capítulo 49). La lipodistrofiaaparece en una cifra del 20 al 35% de los enfermos después de empezar el TARGA, sobre todo entre los que toman inhibidores de la proteasa y los nucleósidos inhibidores de la transcriptasa inversa estavudina y didanosina. Los nuevos inhibidores de la proteasa, como atazanavir, no parecen inducir lipodistrofia. La lipodistrofia de los pacientes infectados por el VIH suele acompa- ñarse de manifestaciones del síndrome metabólico (v. capítulo 49), en concreto, resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa, elevación de los triglicéridos, descenso del colesterol HDL e hipertensión. La preva- lencia notificada del síndrome metabólico en los enfermos seropositivos ha variado entre el 8,5 y el 52%; las tasas más altas de este espectro se han comunicado en países latinoamericanos y las más bajas en estudios multicéntricos en los que los pacientes estaban menos expuestos al TARGA.12 La progresión hacia el síndrome metabólico es habitual en los primeros 3 años del TARGA con estavudina o lopinavir/ritonavir y ha disminuido con los fármacos más recientes. En la mayoría de los estudios se señala que la presencia del síndrome metabólico predice las enfermedades CV y la mortalidad de los enfermos seropositivos.12 Diabetes Existe controversia en torno a si la infección por el VIH se acompaña de una mayor incidencia de diabetes (v. capítulo 51). Los inhibidores de la proteasa indinavir y lopinavir/ritonavir pueden ocasionar resistencia a la insulina, al igual que los análogos de la timidina, sobre todo la estavudina.12 Sin embargo, estos fármacos ya no se recomiendan para el tratamiento inicial de la infección por el VIH debido a su toxicidad. En un estudio reciente de una amplia cohorte danesa, el riesgo de diabetes notificado entre 1996 y 1999 casi triplicó el de la población general, al margen del uso del TARGA; sin embargo, este alto riesgo desapareció entre 1999 y 2010.13 En este estudio se observó que el indinavir, el saquinavir, la estavudina y la didanosina se acompañaban de un mayor riesgo de diabetes, lo cual podría explicar en parte la diferencia de riesgo entre los dos períodos. Estos fármacos casi nunca se integran en el TARGA moderno. En otro estudio reciente, del sistema Medicaid de Carolina del Sur, se halló muy poca diferencia en la incidencia de la diabetes entre 6.816 pacientes infectados por el VIH y entre un número equivalente de adultos no infectados emparejados por edad, sexo y raza entre 1994 y 2003; de 2004 a 2011, sin embargo, los pacientes seropositivos presentaron una incidencia más baja de diabetes que los controles no infectados.14 La exposición a los inhibidores de la proteasa comportó un mayor riesgo de diabetes (riesgo relativo ajustado, 1,35; intervalo de confianza [IC] al 95%, 1,03-1,78). Otros factores pueden desempeñar un papel en la aparición de diabetes, como la inflamación crónica, el deterioro en el control de la enfermedad por el VIH, la coinfección por el virus C de la hepatitis y la destrucción autoinmunitaria, así como factores demográficos, como el envejecimiento o el sexo masculino. Tabaquismo El tabaquismo es habitual entre los pacientes seropositivos. En un estudio reciente de una amplia cohorte danesa, casi la mitad de los enfermos seropositivos fumaban, en comparación con una quinta parte de los no infectados.15 Las tasas de mortalidad por todas las causas, que incluyen factores no relacionados con el sida, aumentaron sus- tancialmente entre los fumadores seropositivos en comparación con los seropositivos no fumadores. La esperanza de vida media de un enfermo seropositivo de 35 años es de 62,6 años (IC al 95%, 59,9-64,6) si es fumador y de 78,4 años (IC al 95%, 70,8-84) si no lo es. Casi todos los años de vida se pierden como consecuencia del tabaco más que de la infección por el VIH (12,3 años de vida [IC al 95%, 8,1-16,4] en comparación con 5,1 años [IC al 95%, 1,6-8,5]). El riesgo poblacional de muerte asociado al consumo de tabaco llegó al 61,5% entre los seropositivos y al 34,2% entre los controles. Según estudios que modelan el impacto de la modificación de los factores de riesgo entre enfermos seropositivos, el cese del tabaco y el descenso de los lípidos, así como de la presión arterial, disminuyen el riesgo relativo de enfermedad CV; además, el riesgo aumenta con el envejecimiento.16 Las estrategias para dejar el tabaco poseen, al parecer, la misma tasa discreta de éxito entre los seropositivos que entre los no infectados. De acuerdo con un metaanálisis de ocho estudios sobre 1.822 fumadores seropositivos, las intervenciones conductuales incrementaron la abs- tinencia con una magnitud moderada del efecto (riesgo relativo [RR], 1,51; IC al 95%, 1,17-1,95).17 No se han evaluado por completo, entre personas seropositivas, las posibles interacciones entre el TARGA y los fármacos para dejar este hábito. Una alternativa es formar a los médicos que atienden a las personas infectadas por el VIH en el asesoramiento y en los tratamientos para dejar este hábito. En un centro del Swiss HIV Cohort Study, todo el personal médico completó un taller estructurado de media jornada acerca del tratamiento de la dependencia nicotínica.18 A partir de ese momento, las tasas de abandono del tabaco aumentaron de manera significativa y las de recaída se redujeron frente a otros centros; las tasas de abstinencia se elevaron más entre las personas con factores de riesgo CV. Hipertensión y enfermedad renal crónica Las tasas de prevalencia de la hipertensión (v. capítulo 47) y de la enfermedad renal crónica (v. capítulo 98) de los enfermos infectados por el VIH son más altas que las de la población general, pero no es un dato sólido y podría depender de una serie de factores, como el tipo de TARGA. La hipertensión y la prehipertensión aumentan, como se sabe, el riesgo de IM de los enfermos seropositivos, igual que el de los no infectados.19 En un estudio de una cohorte prospectiva se señaló que, entre sujetos con una función renal normal,20 la incidencia de enfermedad renal crónica en las personas expuestas a TDF o a uno de los dos regímenes inhibidores de la proteasa, atazanavir/ritonavir o lopinavir/ritonavir,21 se eleva. De manera análoga, la enfermedad renal crónica, expresada como albuminuria o disminución de la filtración glomerular (FG), se ha asociado a un mayor riesgo de episodios CV entre las personas seropositivas.22 Al igual que ocurre con los sujetos no infectados por el VIH, la FGe basal anómala se relaciona poderosamente con las enfermedades CV, como lo reflejó una cohorte de más de 35.000 personas infectadas por el VIH.20 Se ha propuesto un modelo de un índice de riesgo para la enfermedad renal crónica entre los seropositivos que contiene elementos relacionados con el VIH y tradicionales.23 ATEROESCLEROSIS DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH El mecanismo por el que la infección por el VIH acelera la aterogenia no se entiende del todo, pero podría obedecer a una combinación de efectos víricos directos, efectos del TARGA y de las alteraciones metabólicas aso- ciadas, activación inmunitaria e inflamación crónica y coinfección por otros patógenos víricos, junto con los factores tradicionales (fig. 82-1). En cuanto a los efectos víricos directos, la transcripción reducida de los genes del VIH puede continuar años después del TARGA.24 Las proteínas codificadas por el VIH transactivador de la transcripción (tat) y factor negativo (nef) inducen inflamación y disfunción endotelial. Además, la proteína de la envoltura de VIH gp-120 se ha relacionado con valores más altos de endotelina 1. Por eso, el propio virus VIH fomenta la aterogenia, al liberar cantidades reducidas de proteínas. Solo se conoce un informe controvertido en el que se ha detectado la presencia de VIH en el endotelio; en cambio, en la mayoría de los estudios se indica que el impacto del VIH sobre el endotelio probablemente se deba a los efectos consiguientes del virus, como la inflamación crónica.Los fármacos del TARGA, sobre todo de los más antiguos, fomentan la aterogenia por mecanismos adicionales a la dislipidemia. Los inhibidores de la proteasa inducen las especies reactivas de oxígeno y la apoptosis de las células endoteliales.24 Los nucleósidos inhibidores de la transcriptasa inversa aumentan la reactividad plaquetaria y los Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1653 A n o m alías card io vascu lares en p erso n as in fectad as p o r el V IH 82 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . no nucleósidos inhibidores de la transcriptasa inversa determinan una adhesión de los monocitos al endotelio vascular. La inflamación crónica y la activación de los linfocitos T desempeñan una misión cardinal en la génesis de la ateroesclerosis.5,25 Las personas infectadas por el VIH no tratadas presentan cifras muy altas de linfocitos T e, incluso después del tratamiento satisfactorio con TARGA, los valores de linfocitos T siguen estando por encima del límite normal. La activación de los linfocitos T aumenta la cifra de marcadores inflamatorios, como interleucina (IL) 6, dímeros D y proteína C reactiva de alta sensibilidad. De acuerdo con el Strategies for Management of Antiretroviral Therapy (SMART) Study (un estudio sobre el TARGA continuado frente al intermitente), estos valores más altos de los marcadores de inflamación y coagulación predicen de manera independiente los episodios CV26 y la enfermedad CV mortal en el seno de la infección por el VIH tratada.27 Los monocitos y los macrófagos resultaron fundamentales para la patogenia de la enfermedad por el VIH28 y la ateroesclerosis; por este motivo, también desempeñan una función singular en las enfermedades CV asociadas al VIH. Se ha comprobado que los monocitos activados aceleran la progresión de la ateroesclerosis carotídea y su presencia predice la pro- gresión de las calcificaciones arteriales coronarias (CAC) en esta infección.29 En un estudio, en el que se examinó la inflamación aórtica por medio de tomografía de emisión de positrones con 18fluoro-2-desoxi-D-glucosa (PET-18F-FDG), los enfermos seropositivos manifestaron más inflamación aór- tica que los controles y el grado de inflamación aórtica se correlacionó con el marcador circulante de la activación monocítica y macrofágica, sCD163.30 Los monocitos de los pacientes seropositivos y no seropositivos pero con un síndrome coronario agudo comparten un fenotipo procoagulante; esto hace pensar en otro mecanismo por el que los monocitos de los enfermos seropositivos podrían fomentar la ateroesclerosis.31 El recuento de CD4 y la carga viral también influyen en el riesgo CV. El nadir del recuento de CD4 predice la ateroesclerosis carotídea subclínica y el recuento de CD4 bajo con TARGA comporta un mayor riesgo de enfermedad CV. El recuento de CD4 bajo se asoció de forma independiente a una mayor prevalencia de placas carotídeas en un estudio y, en otro, el nadir CD4 de 350 células/mm3 o menos se correlacionó con la rigidez arterial. Estos datos señalan que, cuanto antes se inicie el TARGA, más beneficios se obtienen. En otros estudios se ha indicado que el inicio de la medicación anti-VIH mejoró la función endotelial, pero no la restaura, y que las cargas virales más altas se correlacionan con una disfunción endotelial mayor, a juzgar por la dilatación de la arteria braquial mediada por el flujo. En esta época de tratamiento de la infección por el VIH, es posible que el eslabón entre la depresión inmunitaria y los episodios CV se haya atenuado. Así, en un informe reciente del estudio Data Collection on Adverse Events of Anti-HIV Drugs (D:A:D) no se halló ninguna asociación entre la depresión inmunitaria, los valores más bajos de CD4 y los episodios CV.32 Muchos biomarcadores pronósticos de los episodios CV en cohortes no infectadas se encuentran elevados en los enfermos seropositivos, como reflejo de la disfunción endotelial, cambios procoagulantes, efectos fibrinolíticos, mayor activación plaquetaria e inflamación. Los valores de los marcadores derivados de células endoteliales, como el factor antígeno de von Willebrand, están elevados, sobre todo los de enfermos con una alta carga viral o con enfermedad avanzada. Los niveles circulantes de la molécula de adhesión intercelular 1 (ICAM-1) y de la molécula de adhesión vascular 1 (VCAM-1) se elevan en los enfermos seropositivos, en comparación con los controles no infectados; estos valores se relacionan directamente con el grado de inflamación, a juzgar por el receptor soluble de tipo 2 del TNF-α (s-TNFR2). La mayor inflamación, que se refleja en las respuestas de linfocitos T específicos de los citomegalovirus, conlleva cifras más altas del espesor de la íntima y media (EIM) carotídeas. La infección por el VIH se asocia a una alta concentración de IL-6, dímeros D y proteína C reactiva de alta sensibilidad; esta concentración se mantiene elevada en la enfermedad por el VIH tratada y suprimida,33 dato detectado en varios estudios con cohortes diferentes. Estos biomarcadores predicen poderosamente los episodios ajenos al sida,34 como la mayor tasa de episodios CV,26 el mayor riesgo de enfermedad CV35 y la mortalidad CV,27 así como tasas más altas de mortalidad por otras causas de los enfermos seropositivos.36 Los marcadores del estrés miocárdico, como ST2, el factor de diferenciación del crecimiento (GDF) 15 y el propéptido natriurético aminoterminal de B (NT-pro-BNP) FIGURA 82-1 El mecanismo subyacente a las ECV en la infección por el VIH sigue sin conocerse, pero probablemente sea multifactorial, como se muestra en la figura: replicación vírica sostenida, efectos secundarios del TARGA, factores tradicionales de riesgo, coinfección por otros patógenos víricos, activación inmunitaria y translocación microbiana en el tubo digestivo. Todos estos factores aumentan la inflamación en el seno de una enfermedad por el VIH tratada y suprimida, ocasionando una activación monocítica, dislipidemia, hipercoagulabilidad, anomalías vasculares y enfermedad de los órganos diana, no solo del corazón sino de otros sistemas, como se ilustra en la figura (Tomado de Deeks SG, Lewin SR, Havlir DV: The end of AIDS: HIV infection as a chronic disease. Lancet 2013;382(9903):1525-33.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1654 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX también pronostican la mortalidad de los pacientes infectados por el VIH.37 La activación crónica del sistema inmunitario en la infección por el VIH podría asimismo obedecer a una trans- locación microbiana al tubo digestivo, que elevaría los productos microbianos circulantes, como los lipopolisacáridos. La translocación microbiana residual durante el TARGA supresivo se asocia al grado de reconstitución inmunitaria, reflejado en la recuperación del recuen- to de linfocitos T CD4. El marcador de la respuesta monocítica sCD14 se ha relacionado con una mayor mortalidad de los enfermos seropositivos.38 Los tratamientos que reducen el impacto de la translocación microbiana intes- tinal, en concreto la rifaximina y el sevelámero, no han modificado de manera significativa la translocación microbiana de los enfermos seroposi- tivos.39,40 Como la infección por el VIH y las enfermedades CV poseen un impactomultifactorial sobre el paciente, no ha resultado fácil determinar todavía cuál es el biomarcador que mejor predice el riesgo CV en la infección por el VIH. Características de la ateroesclerosis coronaria y carotídea propias de pacientes infectados por el VIH La ateroesclerosis de la infección por el VIH podría constituir una entidad patológica distinta a la de la población general (v. capítulo 48). Los estudios microscópicos revelan que la ateroesclerosis coronaria de los jóvenes seropositivos remeda la vasculopatía del trasplante (v. capítulo 28) o se caracteriza por la afectación vascular perimetral y difusa con proliferación de células musculares lisas, mezcladas con abundantes fibras elásticas. Además, está descrita una calcificación de la túnica elástica media interna de los pacientes seropositivos. La tomografía computarizada (TC) cardíaca (v. capítulo 18) ha arrojado luz sobre las características de la enfermedad coronaria de estos enfermos.41 La prevalencia de calcificación en las arterias coronarias, de acuerdo con la TC cardíaca, no resultó mayor entre los enfermos seropositivos que entre los controles de siete estudios. Sin embargo, los estudios de angiografía por TC muestran que las placas no calcificadas ocurren bastantes más veces en los enfermos seropositivos.42 Según un metaanálisis de nueve estudios sobre 1.229 pacientes serotipos y 1.029 controles, la prevalencia de estenosis coronaria (> 30 o > 50%) o de placas calcificadas no varió entre los grupos.43 Sin embargo, las placas no calcificadas ocurrieron tres veces más entre los enfermos seropositivos (58 frente al 17%). Las placas no calcificadas probablemente estén saturadas de lípidos, tengan carácter inflamatorio y se rompan con más facilidad. Las características de alto riesgo de la placa también se han descrito en el seno de la infección por el VIH.44 En las cohortes no infectadas, el EIM carotídeo se asocia a enfermeda- des y factores de riesgo CV prevalentes, así como a un mayor riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) e IM en el futuro. En muchos estudios observacionales se ha determinado el EIM de personas infectadas por el VIH y de controles. Como muestra la figura 82-2, el EIM carotídeo de los enfermos seropositivos resultó, por término medio, 0,04 mm mayor (IC al 95%, 0,02-0,06 mm; P < 0,001) que la de los controles del metaanálisis.41 Esta conclusión se debe interpretar con cautela dadas las diferencias entre las características de las poblaciones de los diferentes estudios, los diseños de estos, el tamaño de las muestras, la duración del seguimiento y las técnicas ultrasónicas empleadas. La placa carotídea resultó también más común entre los enfermos seropositivos que entre los controles no infectados de seis estudios.41 Curiosamente, el EIM carotídeo ha constituido un elemento pronóstico independiente de la mortalidad en la infección por el VIH.45 ENFERMEDAD CORONARIA DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH Epidemiología Los primeros casos de IM en pacientes infectados por el VIH que tomaban TARGA empezaron a surgir en 1998 (v. capítulo 58). A partir de estas primeras notificaciones, en muchos estudios observacionales se ha señalado una tasa más alta de CI de las personas infectadas por el VIH. Por ejemplo, en el Veterans Aging Cohort Study se vigiló a 55.109 personas no infectadas y a 27.350 infectadas por el VIH durante 5,9 años.46 El riesgo de IM aumentó en el segundo grupo por cada década de la vida entre los 30 y los 80 años. Después de ajustar los factores de riesgo de Framingham, la comorbilidad y el consumo de sustancias, los veteranos seropositivos corrieron un mayor riesgo de IM que los veteranos no infectados (hazard ratio [HR], 1,48; IC al 95%, 1,27-1,72). Este riesgo excesivo se mantuvo entre los pacientes con supresión vírica, en comparación con los veteranos no infectados (HR, 1,39; IC al 95%, 1,17-1,66). El impacto del VIH sobre el riesgo resultó comparable al de los factores tradicionales, como hipertensión, diabetes e hiperlipidemia. En muchos otros estudios observacionales se ha confirmado el riesgo de 1,5 a 2 veces mayor de CI entre los sujetos infectados por el VIH en comparación con controles no infectados. El riesgo de ACV isquémico (v. capítulo 65) también aumentó entre los hombres infectados por el VIH en comparación con las personas no infectadas del Veterans Aging Cohort Study (razón entre las tasas de incidencia [RTI], 1,25; IC al 95%, 1,09-1,43; P < 0,01).47 Después de ajustar los factores demográficos, los factores de riesgo para el ACV isquémico, la comorbilidad y el consumo de sustancias, el riesgo de ACV isquémico se atenuó, pero siguió siendo más alto entre los hombres infectados por el VIH (HR, 1,17; IC al 95%, 1,01-1,36; P = 0,04). Las contribuciones relativas de la propia infección por el VIH y de los efectos adversos del TARGA al riesgo coronario han sido objeto de controversia. Existe un acuerdo general de que el riesgo de episodios CV aumenta conforme lo hace la duración de TARGA. Por otro lado, en un estudio aleatorizado se comprobó de manera clara que el TARGA continuado comportaba menos episodios CV que el intermitente. El comienzo del TARGA entre pacientes que no han recibido ningún tratamiento mejora los marcadores de la ateroesclerosis, como la función endotelial. El mayor riesgo de episodios CV con el TARGA intermitente y la mejoría de los marcadores de riesgo al iniciar el FIGURA 82-2 Diferencias en el espesor de la íntima y media (EIM) carotídea según el estado de la infección por el VIH. Metaanálisis de 13 estudios sobre la asociación entre el estado de la infección por el VIH y el EIM carotídeo. El EIM carotídeo de las personas infectadas por el VIH resultó, por término medio, 0,04 mm mayor (IC al 95%, 0,02-0,06 mm; P < 0,001) que la de los sujetos no infectados (Tomado de Stein JH, Currier JS, Hsue PY: Arterial disease in patients with human immunodeficiency virus infection: what has imaging taught us? JACC Cardiovasc Imaging 2014;7:515-25.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1655 A n o m alías card io vascu lares en p erso n as in fectad as p o r el V IH 82 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . tratamiento hacen pensar realmente que el propio VIH aumenta el riesgo de las enfermedades CV. Sin embargo, este riesgo continúa elevado entre las personas con una supresión vírica, bien como consecuencia de una infección, de TARGA o de ambas. Los antirretrovirales por sí mismos se han vinculado a un mayor riesgo de episodios CV, en concreto, el indinavir, el lopinavir-ritonavir, la didanosina y el abacavir.48 El nucleósido inhibidor de la transcriptasa inversa abacavir ha suscitado mucha controversia en este campo. En 2008, en el estudio D:A:D se notificó un incremento del 90% en el riesgo de IM de sujetos seropositivos que recibían regímenes de TARGA con abacavir. El riesgo resultó muy evidente entre los usuarios actuales o recientes de abacavir. En más de una docena de estudios publicados desde entonces se ha confirmado, en la mayoría de ellos, no en todos, esta asociación. En un informe reciente sobre 49.717 participantes D:A:D, el uso de abacavir continúa asociándose a una mayor frecuencia de IM (RR, 1,98; IC al 95%, 1,72-2,29).49 Este efecto se ha atribuido a la tendencia de este fármaco a inducir hiperreactividad plaquetaria. Se han propuesto otros mecanismos, como disfunción endotelial e interacciones entre leucocitos y endotelio. El atazanavir, que produce hiperbilirrubinemia, se asoció a una menor progresión del EIM en comparación con otros regímenes anti-VIH.50 Presentación clínica La presentación clínica delsíndrome coronario agudo de un enfermo infectado por el VIH difiere de la del control (v. capítulos 59 y 60). Los pacientes seropositivos suelen ser 10 años más jóvenes que los no infectados, en su mayoría son hombres, fuman en ese momento y tienen una baja concentración de colesterol HDL. Sus puntuaciones de riesgo resultan, en general, más bajas y es más probable que sufran enfermedad de una arteria coronaria y no de varios vasos. Por norma, los enfermos seropositivos ingresados con un síndrome coronario agudo muestran una evolución inmediata excelente. En los primeros estudios, los pacientes seropositivos presentaban tasas considerablemente más altas de reestenosis tras la intervención coronaria percutánea con colocación de endoprótesis (stents) metálicas no recubiertas, en comparación con los no infectados. La reestenosis de los enfermos seropositivos se ha asociado con valores más altos de proteína C reactiva y de linfocitos T CD8+.51 En estudios más recientes, en los que la mayoría de los pacientes recibieron endoprótesis liberadoras de fármacos, la evolución a medio plazo se pareció entre los enfermos seropositivos y los controles emparejados.52 En un informe de Nationwide Inpatient Sample no se detectó ningún aumento de las tasas de mortalidad intrahospitalarias entre 9.771 enfermos seropositivos sometidos a cirugía cardíaca, incluida la cirugía de revascularización coronaria, en comparación con controles emparejados no infectados.53 No se han notificado estudios de evolución a largo plazo tras la cirugía de revascularización coronaria en grandes cohortes de enfermos seropositivos. De acuerdo con una base de datos de altas hospitalarias de EE. UU., la Nationwide Inpatient Sample, el porcentaje de sujetos seropositivos que se someten a cirugía CV aumentó desde el 0,09 hasta el 0,23% y las personas seropositivas no corrían mayor riesgo de muerte durante el ingreso, aunque necesitaban más transfusiones de sangre y sufrieron más complicaciones postoperatorias.53 Algunos datos revelan que los enfermos seropositivos con un síndrome coronario agudo tienen menos probabilidad de someterse a pruebas y tratamientos que reducen las tasas de mortalidad y las recidivas entre los enfermos no infectados. Por ejemplo, entre 1997 y 2006 se comparó a cerca de 6.000 pacientes seropositivos con IM del Nationwide Inpatients Sample de EE. UU. con más de 2,5 millones de pacientes no infectados con IM y solo el 48% de los enfermos seropositivos se sometieron a arteriografía coronaria, frente al 63% de los no infectados.54 Esta discrepancia tuvo lugar a pesar de la edad más joven y de la mayor comorbilidad en el grupo de VIH. Es probable que los enfermos seropositivos con un síndrome coronario agudo reciban hoy un tratamiento más intensivo; de hecho, en la amplia base de datos D:A:D, las tasas de mortalidad por CI descendieron entre 1999-2000 y 2009-2011.2 Además, el tipo de IM puede ser diferente en la infección por el VIH. Si se aplican las clasificaciones de IM de tipo I (aterotrombótico) y II (relacionado con la demanda), más del 40% de los IM de una cohorte norteamericana de personas infectadas por el VIH se clasificaría como de tipo II,55 dato que podría explicar algunos de los datos contradictorios acerca de las características y evolución de los pacientes, así como de los elementos pronósticos en el seno de esta infección. Como ocurre con los síndromes coronarios agudos, las caracterís- ticas clínicas del ACV isquémico se diferencian entre los pacientes seropositivos y los controles no infectados. Los pacientes infectados por el VIH con un ACV suelen ser más jóvenes y hombres. Los factores de riesgo para el ACV isquémico en la población general (es decir, hipertensión, diabetes, tabaquismo y dislipidemia) también lo son para el ACV entre los pacientes infectados por el VIH. Tratamiento El tratamiento de la CI de las personas infectadas por el VIH se basará en las recomendaciones dadas a los enfermos no infectados porque los datos de los estudios clínicos sobre tratamiento de los enfermos con VIH no resultan suficientes. No obstante, hay dos aspectos específicos de los enfermos seropositivos que merecen mencionarse: 1) posible contribución del TARGA a las enfermedades CV, y 2) tratamiento de la hiperlipidemia en la enfermedad por el VIH; se han formulado recomendaciones diferentes en cada caso. Tratamiento antirretroviral y enfermedades cardiovasculares Desde que se comercializó el TARGA en los años noventa, las indicaciones de tratamiento y los regímenes farmacológicos concretos han cambiado a gran velocidad. En los primeros años, en los que los beneficios de TARGA eran más limitados y los efectos adversos del tratamiento más frecuentes, se recomendaba no administrar la medicación hasta que los pacientes corrieran un alto riesgo de inmunodepresión. En estudios más recientes se señala que la estimulación inmunitaria y la inflamación crónica que acompañan a la infección asintomática inicial por el VIH pueden ocasionar morbilidad a largo plazo. Por eso, así como el tratamiento se restringía al principio a los pacientes con un recuento de CD4 bajo, hoy se admite ampliamente que debe iniciarse en todo paciente infectado por el VIH y viremia detectable, al margen del recuento de CD4.56 Se recomienda comenzar cuanto antes con el TARGA en la infección aguda por el VIH, puesto que el inicio previo a la aparición de los anticuerpos anti-VIH re- duce el tamaño del reservorio latente de VIH y la actividad inmunitaria, y puede proteger frente a la infección de los linfocitos T centrales de memoria. El inicio temprano del TARGA, en comparación con el diferido, ha resultado beneficioso para los episodios relacionados y no relacionados con el sida; este beneficio, sin embargo, no alcanzó significación para los resultados CV.57 El impacto del TARGA precoz sobre las enfermedades CV y el riesgo CV en la infección por el VIH se sigue desconociendo. No se aconseja la retirada programada del TARGA precoz después de un período específico de tratamiento, ya que los beneficios no perduran y el rebote vírico subsiguiente comporta un mayor número de episodios clínicos y la posibilidad de contagio.56 El inicio del TARGA en la «elite de controladores» (definida como los pacientes con una infección confirmada por el VIH y ARN de VIH indetectable y persistente sin TARGA) sigue suscitando controversia. ¿Qué combinaciones se recomiendan para el tratamiento inicial? Los inhibidores de transferencia de la hebra integrasa (InSTI) han adquirido un papel clave como tratamiento de primera línea, dada su gran eficacia; se observa una tasa de supresión virológica más alta y rápida que con los inhibidores de la proteasa y los inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa, los pilares anteriores de TARGA. Los InSTI poseen la ventaja adicional de su excelente tolerabilidad. Las ventajas y los inconvenientes relativos de estos tres InSTI se enumeran en la tabla 82-1. Los regímenes iniciales recomendados de TARGA a la mayoría de los pacientes comprenden dolutegravir/abacavir/lamivudina, dolute- gravir más TAF/emtricitabina, elvitegravir/cobicistat/TAF/emtricitabina y raltegravir más TAF/emtricitabina (la barra separadora indica que estos componentes se comercializan juntos.).56 Hasta el 96% de los pacientes que acuden a las consultas y reciben TARGA muestra valores plasmáticos indetectables del ARN de VIH. El abacavir es un componente del régimen recomendado de dolute- gravir/abacavir/lamivudina. Aproximadamente la mitad de los enfermos con positividad para el alelo HLA-B*5701 experimentan una reacción de hipersensibilidad al abacavir que puede resultar mortal. En un amplio estudio prospectivo, PREDICT-1, el 5,6% de los pacientes examinados tenían positividad. Se aconseja el análisis de HLA-B*5701 antes de administrar abacavir; si el resultado es positivo, no se aplicará abacavir.56 Algunos estudios, no todos, revelan una asociaciónentre el abacavir y un riesgo elevado de IM.49 Por eso, las directrices actuales recomiendan Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1656 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX usar el abacavir con cautela si el enfermo presenta una enfermedad CV o un alto riesgo de ella.56 Varios regímenes que no contienen InSTI suprimen el ARN de VIH de la mayoría de los pacientes que cumplen el tratamiento. Estos regíme- nes resultan óptimos para un paciente concreto, en función de las ca- racterísticas clínicas o preferencias individuales o de consideraciones económicas y también cuando no se dispone de InSTI. Estos regíme- nes representan modalidades terapéuticas recomendadas: 1) darunavir (reforzado con cobicistat o ritonavir) más TAF/emtricitabina, TDF/ emtricitabina o abacavir/lamivudina; 2) efavirenz/TDF/emtricitabina, o 3) rilpivirina/TAF (o TDF)/emtricitabina. Todas estas combinaciones poseen ventajas e inconvenientes. La primera modalidad tiene un riesgo bajo de resistencia y de fracaso virológico, incluso con un seguimiento escaso; la segunda posee mucha eficacia para pacientes con una ARN basal de VIH superior a 100.000 copias/ml; y la tercera opción acarrea el riesgo más bajo de efectos adversos metabólicos.56 Los pacientes con coinfección por los virus B y C de la hepatitis u otros gérmenes oportunistas y las pacientes embarazadas precisan modificaciones de TARGA.56 La osteoporosis y las fracturas aumentan con la infección por el VIH. Durante el primer o segundo año tras el comienzo de TARGA, los pacientes pueden llegar a perder del 2 al 6% de la densidad mineral ósea. Los regímenes que contienen TDF se asocian a un declive inicial mayor de la densidad mineral ósea que los que contienen TAF o abacavir; por eso, no se recomienda TDF a los pa- cientes con osteopenia u osteoporosis.56 La vigilancia de la función renal a través de la FG estimada (FGe), análisis de orina y prueba de glucosuria y albuminuria o proteinuria se aconseja siempre que se inicie o modifique el TARGA y cada 6 meses (junto con la determinación de la ARN de VIH), una vez estabilizado el ARN de VIH. El TDF, sobre todo con un inhibidor de la proteasa reforzado, aumenta el riesgo de enfermedad renal crónica en los estudios de cohortes y, por esta razón, se desaconseja a los pacientes con una FGe inferior a 60 ml/min. Los datos a largo plazo sobre el TAF en pacientes con enfermedad renal previa resultan limitados. El TDF o el TAF se suspenderán si la función renal empeora, sobre todo si hay indicios de disfunción tubular proximal.56 Con las mejoras de TARGA, se ha reducido la necesidad de cambiar de medicación por fracaso virológico y resistencia. Ciertos pacientes con supresión virológica, que toman los regímenes más antiguos y que resultan menos cómodos o producen más efectos secundarios, pueden beneficiarse del cambio a una TARGA mejorada. Los motivos para considerar el cambio de tratamiento en estos casos son la aparición de efectos adversos, la dis- minución del número de dosis o de pastillas o la aparición o interacciones farmacológicas. El cambio de tratamiento también se debe plantear para las mujeres embarazadas. Algunos enfermos se benefician del cambio, aunque estén respondiendo adecuadamente. Por ejemplo, el cambio re- sulta razonable si el paciente toma regímenes que contengan estavudina, didanosina o zidovudina debido a los efectos tóxicos a largo plazo de estos fármacos o regímenes con los inhibidores de proteasa más antiguos que imponen una alta carga de pastillas y mayor toxicidad metabólica que el darunavir o el atazanavir. Algunos fármacos que ya no se recomiendan para el inicio se pueden mantener de forma segura si el paciente los tolera. Así, aunque la nevirapina y el efavirenz poseen efectos tóxicos tempranos y considerables, a largo plazo resultan seguros y tolerables.56 Las recomendaciones para la vigilancia del laboratorio se resumen así. Antes de empezar con el TARGA y lo antes posible después de diagnosticar la infección por el VIH, se medirán los factores siguientes: número de linfocitos CD4; ARN de VIH en plasma; estudios serológicos de hepatitis A, B y C; química sérica; aclaramiento de creatinina estimado; hemograma completo; y glucosa y proteínas en orina. Los análisis de resistencia genotípica para la transcriptasa inversa y la proteasa se solicitarán en todos los casos. Hoy ya no se aconseja el cribado sistemático de la resistencia a la integrasa antes del tratamiento. El cribado de la sífilis y las pruebas de amplificación de ácidos nucleicos en la mucosa para detectar una infección por clamidias o gonococos también se practicarán cuando se diagnostique la infección por el VIH; además, se obtendrá un lipidograma. Las demás evaluaciones de laboratorio se individualizarán de conformidad con las directrices actuales. Si se inicia el TARGA en la primera visita, todas las muestras de laboratorio se extraerán antes de administrar la primera dosis. El número de pacientes infectados por el VIH que reciben TARGA en el mundo ha aumentado de 7.500.000 en 2010 a 17.000.000 en 2015.1 Aun así, solo el 46% de los infectados por el VIH reciben TARGA y hay 20.000.000 pacientes sin tratar. El aumento de la cobertura de TARGA es una prioridad de las Naciones Unidas. El comienzo del TARGA en las etapas más tempranas de la infección por el VIH preserva la función inmunitaria y reduce la inflamación; además, puede frenar la tendencia de esta infección a inducir ateroes- clerosis, aunque no se haya demostrado a través de ensayos clínicos aleatorizados. Por otro lado, los fármacos más recientes de TARGA no acarrean las consecuencias metabólicas adversas de los antiguos. Estas consideraciones auguran que los actuales pacientes infectados por el VIH corren menos riesgo de episodios CV que los de hace 10 o 15 años. Tratamiento de la hiperlipidemia de pacientes infectados por el VIH La Infectious Diseases Society of America y el Adult AIDS Clinical Trials Group publicaron directrices concretas en 2003 para evaluar y tratar la hiperlipidemia relacionada con el TARGA (v. capítulo 48). Estas recomendaciones se basaron fundamentalmente en las directrices del National Cholesterol Education Program Adult Treatment Panel III (ATP III) y en los objetivos formulados para el colesterol LDL según el grado de riesgo CV basado en las predicciones a 10 años del índice de riesgo de Framingham. En 2013, el American College of Cardiology (ACC) y la American Heart Association (AHA) emitieron nuevas directrices para el tratamiento del colesterol con objeto de reducir el riesgo ateroesclerótico CV de los adultos; estas reemplazaron a las obsoletas directrices del ATP III.58 Las directrices del ACC/AHA recomiendan el tratamiento de intensidad moderada o alta con estatinas de todo paciente con enfer- medad CV ateroesclerótica conocida, con un valor de colesterol LDL TABLA 82-1 Inhibidores de la transferencia de la hebra de integrasa doluTEGravir ElviTEGravir ralTEGravir Aprobación por la FDA 2013 2012 2007 Ventajas Superior a efavirenz y a darunavir reforzado con ritonavir Dosificación una vez al día Tamaño reducido de la pastilla Riesgo mínimo de resistencia con fracaso virológico Interacciones farmacológicas relativamente escasas Se puede tomar con los alimentos y sin ellos Superior al raltegravir en pacientes con experiencia en tratamientos Superior a atazanavir reforzado con ritonavir en mujeres infectadas por el VIH Dosificación una vez al día Superior a atazanavir reforzado con ritonavir y a darunavir reforzado con ritonavir Registro más largo de seguridadInteracciones farmacológicas escasas Se puede tomar con los alimentos y sin ellos Inconvenientes Creatinina sérica elevada por inhibición de la secreción tubular de creatinina Tasas más altas de insomnio y cefalea que las referencias en algunos estudios Requiere refuerzo farmacocinético con cobicistat o ritonavir para la dosificación una vez al día Más interacciones farmacológicas El cobicistat eleva la creatinina sérica por inhibición de la secreción tubular de creatinina Se debe tomar con los alimentos Se debe tomar dos veces al día No coformulado como parte de un régimen completo Adaptado de Nordell AD, McKenna M, Borges ÁH, et al: Severity of cardiovascular disease outcomes among patients with HIV is related to markers of inflammation and coagulation. J Am Heart Assoc 2014;3(3):e000844. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1657 A n o m alías card io vascu lares en p erso n as in fectad as p o r el V IH 82 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de 190 mg/dl o más, con diabetes de 40 a 75 años y con un colesterol LDL de 70 a 189 mg/dl, o con un riesgo CV a los 10 años de 7,5% o más si la edad es de 40 a 75 años y el colesterol LDL alcanza a 70 a 189 mg/dl.58 Cierta evidencia revela que la detección de los pacientes infectados por el VIH que precisan tratamiento con estatinas no es exacta. Por ejemplo, en un reciente estudio, el 36% de 108 pacientes infectados por el VIH presentaron una placa coronaria de alto riesgo en la angiografía por TC, y según las directrices de 2013 solo el 19% deberían recibir estatinas, y según las del ATP III, únicamente el 7%.59 Además, el cumplimiento de las directrices dista de resultar óptimo. En el Outpatient Study de 2.005 pacientes, la quinta parte manifestaban un riesgo CV a los 10 años superior al 20%, pero un alto porcentaje de pacientes de riesgo, aspirantes al tratamiento farmacológico, no recibieron las intervenciones recomendadas ni alcanzaron los objetivos establecidos de tratamiento.60 Las interacciones farmacológicas específicas se deben tener en cuenta cada vez que se inicie un tratamiento hipolipidemiante de pacientes infectados por el VIH. Los inhibidores de la proteasa y los inhibidores no nucleósidos de la transcriptasa inversa afectan a las isoformas del citocromo P450. En general, todos los inhibidores de la proteasa inhiben la CYP3A4 y la inhibición máxima se alcanza con el ritonavir, seguido del indinavir, nelfinavir, amprenavir y saquinavir. La delavirdina, un inhibidor no nucleósido de la transcriptasa inversa, también inhibe la CYP3A4, mientras que la nevirapina y el efavirenz inducen esta enzima. Los niveles sanguíneos de simvastatina y lovastatina se elevan de manera llamativa con los inhibidores de la proteasa y, por eso, estas estatinas están contraindicadas con los inhibidores de la proteasa por el riesgo de rabdomiólisis. Los niveles sanguíneos de atorvastatina aumentan menos, por lo que se puede administrar en dosis más bajas. La pravastatina y la fluvastatina resultan seguras porque la CYP3A4 no las metaboliza, pero su capacidad para reducir el colesterol LDL es limitada. La rosuvastatina posee un metabolismo P450 mínimo, si bien sus niveles parecen elevarse si se combina con atazanavir/ritonavir y lopinavir/ ritonavir, por lo que se aconseja limitar la dosis de estos fármacos a 10 mg. Un metaanálisis de 18 estudios sobre sujetos infectados por el VIH, en tratamiento antirretroviral, que recibían estatinas reveló que las estatinas disminuían el colesterol total, el colesterol LDL y los triglicéridos de manera significativa, mientras que su eficacia sobre las HDL era limitada.61 Las estatinas, una vez ajustada la dosis a las interacciones farmacológicas, comportaron tasas reducidas de acontecimientos adversos. Las directrices para el tratamiento de la hiperlipidemia asociada al VIH de 2003 aconsejaban la dieta y el ejercicio que redujeron los valores de colesterol total de un 11 a un 25% en esta población. Como tratamiento inicial del colesterol LDL elevado de los pacientes tratados con inhibidores de la proteasa o delavirdina se recomendaron 20-40 mg/ día de pravastatina o 10 mg/día de atorvastatina. Como segunda línea alternativa se planteó la fluvastatina en dosis de 20-40 mg/día. Las directrices de 2003 parecen algo anticuadas porque el TARGA contemporáneo interfiere mucho menos en el metabolismo de las estatinas. Además, los estudios realizados en poblaciones no infectadas por el VIH a partir de 2003 indican que las estatinas más potentes, en dosis más altas, reducen más los episodios CV que las dosis bajas de las estatinas más débiles. Esta evidencia se refleja en las recomendaciones terapéuticas de las directrices del ACC/AHA de 2013. A la luz de estas consideraciones, resulta razonable tratar de forma más radical a los pacientes seropositivos que no toman una TARGA metabolizada a través del sistema de la enzima hepática CYP3A4, quizá siguiendo las recomendaciones actuales del ACC/AHA. Curiosamente, las European Society of Cardiology Guidelines aconsejan el tratamiento de los sujetos infectados por el VIH con dislipidemia para obtener el objetivo de LDL definido para la categoría de alto riesgo.62 La hipertrigliceridemia es frecuente en la infección por el VIH y se puede tratar con fibratos (600 mg de gemfibrocilo dos veces al día o 54-160 mg/día de fenofibrato) si los triglicéridos sobrepasan los 500 mg/dl. Los fibratos y las estatinas poseen interacción y solo se deben utilizar en dosis bajas cuando se combinen. El ácido nicotínico y las resinas secuestradoras de ácidos biliares no se recomiendan en la infección por el VIH. La ezetimiba parece segura y eficaz si se añade a la dosis máxima tolerada de una estatina; disminuye discretamente el colesterol LDL cuando se utiliza sola en la infección por el VIH. Los inhibidores de PCSK9 reducen de manera rotunda el colesterol LDL y se están investigando en amplios estudios clínicos para saber si también disminuyen los episodios CV. Es posible que los inhibidores de PCSK9 resulten ventajosos para ciertos pacientes seropositivos, pero todavía no se han investigado en esta población. Se han descrito valores altos de PCSK9 en casos de coinfección por el VIH y el virus C de la hepatitis; curiosamente, los valores de PCSK9 aumentaron de manera escalonada junto con los de IL-6.63 No se sabe si las estatinas disminuyen los episodios CV de los enfermos infectados por el VIH en la misma medida que los de los no infectados. Se ha propuesto en algunos estudios que las estatinas dis- minuyen el colesterol LDL menos en caso de infección por el VIH. Aunque esta infección se caracteriza por valores altos de los marcadores inflamatorios, las estatinas podrían reducir menos estos marcadores en caso de infección.64 Como ya se ha señalado anteriormente, las placas coronarias de los enfermos seropositivos suelen pertenecer más a la variedad blanda, no calcificada. En un reciente estudio controlado con placebo, la atorvastatina redujo el volumen de estas placas no calcificadas y también sus rasgos de alto riesgo, pero no modificó la inflamación vascular ni los marcadores inflamatorios.64 CRIBADO DE LOS FACTORES DE RIESGO CORONARIO DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH Los factores tradicionales de riesgo CV se aglomeran, al parecer, en la población seropositiva. El incremento del riesgo CV con el número de los factores de riesgo tiene una naturaleza más logarítmica que lineal, de manera que un alto porcentaje de los pacientes infectados por el VIH corre un alto riesgo. Por eso, el abandono del tabaco, la dieta y el ejercicio, así como eltratamiento de la diabetes y de la hipertensión, basado en las directrices, se debe perseguir de un modo intensivo en todos los casos. Como ya se ha señalado, un fumador joven infectado por el VIH pierde más años de vida si continúa fumando que por la enfermedad vírica.15 Muchas veces resulta difícil corregir los factores de riesgo CV de estos enfermos debido a la carga concomitante de trastornos, incluida la infección por el VIH, y a la elevada carga consiguiente de pastillas. Modelos de evaluación del riesgo Ninguno de los modelos multivariables para calcular el riesgo CV de la población general se ha validado en las cohortes infectadas por el VIH. La herramienta de cribado más utilizada es el índice de riesgo de Framingham, que parece subestimar el riesgo para los enfermos sero- positivos fumadores que reciben TARGA o con un riesgo intermedio o alto a los 10 años. Es importante emplear una herramienta de evaluación del riesgo que haya sido validada en la población a la que pertenece el paciente y, sobre todo, se deben tener en cuenta las características específicas del VIH que alteran el riesgo CV. Hace poco, se publicó un nuevo modelo predictivo de episodios CV basándose en 1.010 episodios sucedidos a 32.663 personas de Australia y de 20 países europeos infectadas por el VIH.65 El modelo comprendía la edad, el sexo, la presión arterial sistólica, el consumo de tabaco, los antecedentes familiares de enfermedad CV, la diabetes, el colesterol total, el colesterol HDL, el número de linfocitos CD4, la exposición acumulativa a inhibidores de la proteasa y nucleósidos de la transcriptasa inversa y el uso actual de abacavir. El modelo reducido omitía el TARGA. Ese modelo rindió mejor que el índice de riesgo de Framingham, incluso después de recalibrar el índice de Framingham para la población infectada por el VIH. Se han elaborado otros modelos de predicción del riesgo para esta población. En los estudios con diferentes modelos se han obtenido resultados muy distintos y el solapamiento ha sido menor del esperado. Por razones prácticas, hasta que se disponga de una herramienta de evaluación del riesgo sencilla, validada y aceptada de forma general para las poblaciones infectadas por el VIH, lo razonable es emplear herramientas como el índice de riesgo de Framingham y aceptar los resultados sabiendo que subestiman el riesgo real. Biomarcadores de signos de enfermedad coronaria de pacientes infectados por el VIH Los clínicos deben saber que los pacientes relativamente jóvenes infectados por el VIH pueden sufrir síntomas de enfermedad coronaria atípicos (v. capítulo 10). La sensibilidad y la especificidad de las pruebas de esfuerzo físico o con fármacos no se han establecido en la Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1658 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX enfermedad por el VIH, de manera que estas pruebas se ajustan a las directrices para la población general. Se ha descrito que en los pacientes seropositivos que experimentan enfermedad coronaria algunos biomarcadores están más elevados que en los que no lo hacen, como el CD163 soluble, el CD14 soluble, la proteína quimiotáctica de los monocitos 1 (marcadores de la activación monocítica), los dímeros D, la IL-6, la molécula de adhesión intercelular 1, el receptor soluble I y II del factor de necrosis tumoral α, la proteína C reactiva y la osteo- protegerina.26,27,33,66 Otros biomarcadores se encuentran reducidos en los enfermos seropositivos con enfermedad coronaria, en comparación con los que no la padecen, a saber, adiponectina, activador del receptor soluble del ligando del factor nuclear kB y vitamina D. Ninguno de estos marcadores ha alcanzado un uso clínico que facilite el diagnóstico de la enfermedad coronaria. El perfil de biomarcadores predictivo de la enfermedad CV en la infección por el VIH probablemente se diferencie del de la población no infectada, es decir, la infección contribuye al proceso patogénico. El cribado de la CAC podría tener utilidad diagnóstica en la infección por el VIH. Los pacientes de edad mediana infectados por el VIH presentan más CAC que los controles coetáneos no infectados; al menos, en un estudio, la carga duradera incrementó la probabilidad de CAC. Las puntuaciones CAC de los pacientes seropositivos suelen ser más altas que las de los controles no infectados. Durante un seguimiento de 5 años del Multicenter AIDS Cohort Study, el 21% de los hombres infectados por el VIH experimentaron CAC, frente al 16% de los hombres no infectados, y la asociación persistió tras ajustar los factores de riesgo tradicionales y asociados al VIH (HR, 1,64; IC al 95%, 1,13-3,14).67 La presencia de calcio coronario en los pacientes infectados predice los futuros episodios CV en la misma medida que en la población general.68 La TC de tórax (v. capítulo 18) permite medir el espesor del tejido adiposo epicárdico (TAE). Las personas seropositivas tienen un TAE más grueso que las no infectadas; este aumento del TAE predice los episodios CV de los enfermos seropositivos, igual que los de los no infectados.68 El TAE recubre las arterias coronarias y, según parece, acelera la ateroes- clerosis coronaria al segregar sustancias proinflamatorias. Los TAE más gruesos se asocian a TARGA de mayor duración, EIM carotídeo más grue- so y la presencia de placas coronarias.69 Una de las limitaciones del cribado de las CAC en los enfermos seropositivos es que las placas no calcificadas son bastante más frecuentes en esta población que entre los enfermos no infectados.43 La puntuación CAC subestima, por consiguiente, la gravedad de la enfermedad coronaria. Además, si ninguna placa está calcificada, se omitiría el diagnóstico de enfermedad coronaria. En el Multicenter AIDS Cohort Study, las placas no calcificadas resultaron más prevalentes en los enfermos seropositivos que en los controles (razón de prevalencia, 1,28; IC al 95%, 1,13-1,45) y la diferencia siguió siendo significativa incluso después de ajustar los factores de riesgo coronario.42 Además, más de un tercio de las personas infectadas por el VIH presentan un EIM carotídeo significativamente elevado, de 1 mm o más, a pesar de no manifestar CAC, lo que indica que una exploración CAC negativa no descarta el riesgo CV en la infección por el VIH.70 La angiografía coronaria por TC (v. capítulo 20) detecta las placas coronarias no calcificadas y, por eso, suele resultar útil como prueba diagnóstica en la infección por el VIH, aunque depende de las circunstancias clínicas. En el Multicenter AIDS Cohort Study, la estenosis arterial coronaria superior al 50% se detectó más veces entre pacientes infectados por el VIH que entre los controles no infectados.42 La detección de placas coronarias de un paciente infectado por el VIH debería motivar una intensificación del tratamiento de los factores de riesgo CV. El tratamiento con estatinas, la abstinencia del tabaco y el control radical de la hipertensión y la diabetes resultan obligados en este contexto. Se ha comprobado que las lesiones coronarias de los pacientes seropositivos mejoran con las estatinas.64 La ecografía carotídea (v. capítulo 14), para medir el EIM carotídeo y saber si hay placas coronarias y, en tal caso, conocer su intensidad, ha resultado útil en los estudios sobre ateroesclerosis relacionada con la infección por el VIH.71 Los cambios en el EIM carotídeo a lo largo del tiempo son difíciles de evaluar por las variaciones métricas. La presencia de placas carotídeas sobre un EIM carotídeo normalmente alto obliga a un control más intensivo de los factores de riesgo.La dilatación de la arteria braquial mediada por el flujo revela la contribución del endotelio a la enfermedad CV asociada al VIH y ayuda a evaluar la respuesta a las intervenciones, pero resulta difícil de aplicar en clínica. Se ha detectado un aumento de la fibrosis en las personas seropositivas con la resonancia magnética cardíaca.72 Son pocos los estudios sobre el tema, si bien el cribado cardíaco ha resultado coste-efectivo en la infección por el VIH con riesgo intermedio de enfermedad coronaria.73 Dependiendo de las características clínicas del paciente se puede barajar el cribado de CAC y EIM o una prueba de esfuerzo como primera medida. Se solicitará un electrocardiograma (ECG) a todo adulto infectado por el VIH, y la ecocardiografía parece razonable, dada la alta prevalencia de hipertrofia y disfunción del ven- trículo izquierdo entre los infectados por el VIH (se expone más adelante). Inflamación crónica y enfermedad cardiovascular La inflamación crónica y la activación inmunitaria contribuyen, al parecer, de manera importante a la patología CV asociada al VIH.5 Los mecanismos de las enfermedades CV en la infección por el VIH son múltiples, como revela la figura 82-1, pero la inflamación crónica subyace, según se cree, a la patología CV en esta infección y en otros trastornos ajenos al sida, como las enfermedades renales, las enfermedades neurológicas o el cáncer. Se están evaluando muchos tratamientos diferentes como prueba del concepto para reducir la inflamación, que abarcan tratamientos ya utilizados en cardiología, como estatinas, ácido acetilsalicílico, inhibido- res de la enzima conversora de la angiotensina (ECA) y antagonistas de los receptores de aldosterona. Además, se están investigando fármacos utilizados en otros estados inflamatorios, como la artritis reumatoide, por ejemplo metotrexato en dosis bajas, inhibidores del TNF-α, inhibidores de IL-6 e inhibidores de IL-1β. Se desconoce el impacto de estas distintas medidas sobre el alivio de la inflamación y la reducción del riesgo de las enfermedades CV y, en este momento, se ignora la seguridad de su uso para los enfermos seropositivos y sus efectos sobre las variables CV. OTRAS ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES DE PACIENTES INFECTADOS POR EL VIH Hipertensión pulmonar La prevalencia de la hipertensión pulmonar (HP) idiopática en la población general se calcula como 1-2 por millón, pero alcanza el 0,5% en la población infectada por el VIH, es decir, es varios miles de veces mayor (v. capítulo 85). Esta prevalencia se ha mantenido constante tras la introducción de TARGA; así, en una encuesta francesa publicada en 2008 se señaló una prevalencia del 0,46%. La evaluación de la prevalencia de la hipertensión arterial pulmonar entre los enfermos seropositivos, en el momento del alta hospitalaria o tras su muerte, resultó menor que la prevalencia uniforme previa, lo que hace pensar que posiblemente se subestime su diagnóstico.74 Los estudios sobre pacientes seropositivos, explorados mediante ecocardiografía Doppler, indican que son muchos más los que sufren una HP leve y asintomática, y que la prevalencia verdadera es considerablemente mayor que el 0,5%. Así, en nuestro estudio de 106 pacientes infectados por el VIH, 87 tenían una presión sistólica en la arteria pulmonar de 30 mmHg o más en la ecocardiografía; la HP se confirmó mediante cateterismo de cavidades derechas en 16 de los 65 sometidos a esta prueba.75 En otro estudio reciente se detectó HP mediante ecocardiografía en 23 de 374 pacientes infectados por el VIH (6,1%), de los que solo 3 manifestaban síntomas de la enfermedad.76 La anatomía patológica de la HP asociada a la infección por el VIH se asemeja a la habitual, es decir, engrosamiento de la íntima de las pequeñas arterias pulmonares más lesiones plexógenas de la túnica media que determinan, en última instancia, una obstrucción de las pequeñas arterias pulmonares. La HP grave da lugar a una disnea progresiva, capacidad de esfuerzo disminuida, insuficiencia cardíaca derecha y muerte súbita cardíaca. La HP puede ocurrir en cualquier etapa de la infección por el VIH y no parece relacionada con el recuento de CD4, el tipo de TARGA u otros factores propios de esta infección. La HP augura la muerte prematura de los enfermos seropositivos. En los estudios más antiguos, la supervivencia media de los enfermos seropositivos con HP era de 6 meses y, hoy, probablemente sea mucho mayor si se incluyen los pacientes asintomáticos; además, puede haber mejorado con el tratamiento actual de la HP. En una serie de 77 enfermos seropositivos con HP tratados en un centro francés especializado entre 2000 y 2008, la tasa global de supervivencia alcanzó un 88% al cabo de 1 año y el 72% a los 3 años.77 Los elementos que predijeron la tasa de supervivencia fueron un índice cardíaco superior a 2,8 l/min/m2 y un Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1659 A n o m alías card io vascu lares en p erso n as in fectad as p o r el V IH 82 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . recuento de linfocitos CD4 mayor que 200 células/µl. La muerte de los enfermos seropositivos con HP sintomática casi siempre se debe a la HP más que a otras complicaciones de la infección por el VIH. Como ocurre con la HP idiopática, no se ha detectado una causa ais- lada de HP asociada al VIH sino varios posibles factores. Se ha constatado una elevación de marcadores inflamatorios, como el factor de crecimiento endotelial vascular A, el factor de crecimiento derivado de las plaquetas, la IL-1 y la IL-6 en la hipertensión arterial pulmonar asociada al VIH. Ciertas proteínas del VIH activan de manera indirecta las células endoteliales, como la glicoproteína 120 en la envoltura, que se asocia a valores más altos de endotelina 1. Los valores de endotelina 1 se han correlacionado con la presión sistólica en la arteria pulmonar de los enfermos seropositivos con HP,76 lo cual hace pensar que este potente vasoconstrictor contribuye de forma decisiva a su patogenia. Otro posible mecanismo es la disfunción endotelial inducida por la dimetilarginina asimétrica (ADMA). En la HP asociada al VIH están descritos valores altos de ADMA.78 Por último, se ha propuesto una predisposición genética a la HP asociada al VIH y hay cierta evidencia de la contribución autoinmunitaria. El tratamiento óptimo de la HP asociada al VIH se sigue desconociendo. No parece que el TARGA surta ningún efecto. Las pruebas vasodilatadoras pulmonares revelan que una minoría escasa de enfermos seropositivos con HP responde a los antagonistas del calcio.79 Las interacciones entre los antagonistas del calcio y los inhibidores de la proteasa obligan a limitar la dosis del antagonista del calcio. El agonista dual de los receptores de endotelina bosentán mejora las resistencias vasculares pulmonares y la tolerancia al esfuerzo después de 1 año de tratamiento, de manera análoga a lo que sucede en los enfermos con HP no seropositivos. Llama la atención que la dosis recomendada de bosentán para las personas tratadas con inhibidores de la proteasa sea de 62,5 mg/día o en días alternos, en lugar de la dosis habitual de 125 mg, dos veces al día. No se han descrito estudios con los antagonistas selectivos de los receptores de endotelina ambrisentán y sitaxsentán en el contexto de la infección por el VIH. Los inhibidores de la fosfodiesterasa de tipo 5 sildenafilo, tadalafilo y vardenafilo mejoran la hemodinámica y la tolerancia al esfuerzo de los pacientes con HP no infectados por el VIH de los estudios clínicos. No se ha realizado ningún estudio de este tipo en la HP asociada al VIH, perolos informes aislados de casos indican que cabe esperar una mejoría parecida en los enfermos seropositivos.79 El sildenafilo es metabolizado por la isoforma 3A4 del citocromo P450 y se han descrito interacciones con los inhibidores de la proteasa saquinavir, ritonavir e indinavir. Debido a estas interacciones, la dosis de sildenafilo para los sujetos infectados por el VIH que toman en ese momento inhibidores de la proteasa se debe vigilar con cuidado. Los demás inhibidores de la fosfodiesterasa de tipo 5 comparten este problema. En varias pequeñas series se ha comprobado que los análogos de la prostaciclina inducen un beneficio hemodinámico a los enfermos seropositivos con HP.79 El treprostinilo por vía subcutánea y el iloprost por vía inhalada mejoraron la capacidad funcional de un número muy pequeño de pacientes infectados por el VIH con HP. En general, el tratamiento de la HP de los enfermos seropositivos no parece diferir mucho del de los no seropositivos, salvo que no hay datos de estudios clínicos específicos en la infección por el VIH y que el tratamiento concomitante con inhibidores de la proteasa introduce el problema de las interacciones farmacológicas. Se han descrito casos aislados de curación de la hipertensión arterial pulmonar asociada al VIH. Miocardiopatía y anomalías del ventrículo izquierdo De acuerdo con una revisión, la incidencia de miocardiopatía asociada al VIH ha disminuido de manera llamativa desde la era previa al TARGA, de 25,6 casos por cada 1.000 años-persona a 3,9 casos (v. capítulo 79).80 Además, en la era anterior al TARGA, la miocardiopatía asociada al VIH se definía como una disfunción sistólica sintomática con dilatación del ventrículo izquierdo y se detectaba casi exclusivamente en pacientes con enfermedad avanzada por el VIH y el sida; en la era posterior al TARGA, este diagnóstico se suele referir a la disfunción sistólica o diastólica detectada mediante ecocardiografía en enfermos asintomáticos infectados por el VIH. La fisiopatología de la miocardiopatía asociada al VIH posiblemente sea multifactorial; entre los casos propuestos se encuentran la infec- ción directa del miocardio por el VIH, con miocarditis o sin ella, la coin- fección por otros virus como el virus de Coxsackie B3 y los citomegalovirus, la toxicidad del TARGA, factores autoinmunitarios, infecciones oportu- nistas y trastornos nutricionales. Cuando la miocardiopatía asociada al VIH se caracterizaba por una miocardiopatía grave y dilatada, la causa se atribuía a infecciones oportunistas o miocarditis. Hoy, la enfermedad se ha transformado en una disfunción miocárdica más leve y los mecanismos también se han suavizado. La infección cardíaca por el VIH altera, según se cree, la función sistólica. Los productos del gen VIH, como tat (transactivador de la trans- cripción), también pueden contribuir. Se ha demostrado que citocinas proinflamatorias, como la IL-1β y el factor de necrosis tumoral, deprimen asimismo la función sistólica.80 Algunos tipos de TARGA producen toxicidad mitocondrial, que puede alterar la función del ventrículo. En el África subsahariana y otras regiones pobres, las carencias nutricionales parecen contribuir a la miocardiopatía asociada al VIH. La insuficiencia cardíaca asociada al VIH se ha descrito en países con renta baja e intermedia.81 La mayoría de los estudios sobre pacientes seropositivos se han efectuado en países desarrollados con un acceso cómodo al TARGA, de manera que es posible que el espectro de enfermedades CV varíe en los países en vías de desarrollo. La hipertrofia del ventrículo izquierdo es más común entre los pacientes infectados por el VIH que entre los controles. Según un estudio, los participantes seropositivos tenían un índice de masa del ventrículo izquierdo de 8 g/m2 (media) mayor que el de los controles (P = 0,001).82 Este mayor índice de la masa del ventrículo izquierdo se asoció de manera independiente a un nadir más bajo de linfocitos T CD4, lo cual indica que la inmunodeficiencia podría contribuir. Después de ajustar la edad y los factores tradicionales de riesgo, los enfermos infectados por el VIH tenían 2,4 probabilidades más de sufrir disfunción diastólica que los controles. En otro estudio se comparó la masa del ventrículo izquierdo de pacientes infectados por el VIH y no infectados, con hipertensión y sin ella.83 Tanto en el grupo hipertensos como en el normotenso, los enfermos seropositivos mostraron una masa del ventrículo izquierdo mayor y más disfunción diastólica que los controles no infectados. Las recomendaciones para el tratamiento de la miocardiopatía relacio- nada con el VIH se basan en estudios llevados a cabo en enfermos con miocardiopatía no infectados y en directrices basadas en estos estudios.80 Por eso, se deben administrar inhibidores de la ECA, β-bloqueantes y antagonistas de la aldosterona, aun cuando no se hayan realizado estudios con estos fármacos entre pacientes seropositivos con miocardiopatía. El TARGA no es un tratamiento específico de la miocardiopatía, pero la incidencia de miocardiopatía ha disminuido de manera llamativa desde que se introdujo el TARGA. No se sabe si el TARGA revierte la miocardiopatía establecida. Por otro lado, los fármacos del TARGA, como la zidovudina, ejercen una toxicidad miocárdica directa, y el TARGA puede acelerar la ateroes- clerosis coronaria y, en última instancia, causar una disfunción del ventrículo izquierdo. La importancia de la inflamación y de la respuesta inmunitaria en la miocardiopatía asociada al VIH se destaca en un estudio de niños seropositivos con dilatación del ventrículo izquierdo; se advirtió una mejor contractilidad del ventrículo izquierdo entre aquellos con valores de la IgG endógena más altos y entre los tratados con inmunoglobulina por vía intravenosa. Curiosamente, entre los sujetos que sufrieron la infección perinatal por el VIH, el TARGA surtió aparentemente un efecto protector de la estructura cardíaca y difirió la aparición de insuficiencia cardíaca; es decir, parece que el TARGA protege.84 El trasplante de corazón se ha descrito con tasas excelentes de supervivencia a largo plazo en un pequeño número de enfermos seropositivos. El temor a que la inmunodepresión de estos pacientes pudiera originar sida se ha mostrado infundado y la idea de que la infección por el VIH debía constituir una contraindicación para el trasplante de corazón ya no se sostiene. La miocardiopatía asociada al VIH de la era previa al TARGA acarreaba un pronóstico sombrío. Según un estudio, la supervivencia mediana de pacientes con sida y miocardiopatía era de 101 días, frente a los 472 de aquellos con sida solo. En otro estudio, la hazard ratio ajustada de muerte de los pacientes con miocardiopatía asociada al sida llegaba a 5,86, en comparación con la de la miocardiopatía idiopática. Desde la llegada del TARGA, la epidemiología y el pronóstico de la miocardiopatía asociada al VIH han mejorado de forma espectacular. Los síntomas de insuficiencia cardíaca o los signos ecocardiográficos de miocardiopatía aumentan considerablemente el riesgo de muerte.80 La muerte súbita cardíaca de los enfermos seropositivos se da con una frecuencia 4,5 veces superior a la esperada y la disfunción sistólica y diastólica está presente en más de la mitad de estos casos.85 La presencia Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1660 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX de reserva contráctil, evaluada mediante la prueba de esfuerzo con dobutamina, parece un marcador de la mayor tasa de supervivencia de los enfermos seropositivos
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