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1641© 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos EPIDEMIOLOGÍA, MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y FISIOPATOLOGÍA DE LA CARDIOTOXICIDAD POR TERAPIA ONCOLÓGICA, 1641 Fármacos quimioterapéuticos tradicionales, 1641 Tratamientos oncológicos adicionales, 1644 TRATAMIENTOS DIRIGIDOS, 1644 Antagonistas ErbB (trastuzumab, pertuzumab, T-DM1), 1644 Inhibidores de tirosina cinasa y anticuerpos monoclonales, 1645 Tratamientos dirigidos al Bcr-Abl, 1646 Tratamiento hormonal, 1646 RADIOTERAPIA, 1646 CUIDADO CARDIOVASCULAR DEL PACIENTE ONCOLÓGICO, 1647 Identificación de pacientes oncológicos en riesgo de enfermedad cardiovascular, 1647 Cuidado cardiovascular del paciente oncológico durante el tratamiento, 1648 Estrategias cardioprotectoras antes y durante el tratamiento, 1648 Cuidado cardiovascular de supervivientes de cáncer, 1649 PERSPECTIVAS FUTURAS, 1650 BIBLIOGRAFÍA, 1650 81 Cardiooncología BONNIE KY La enfermedad cardiovascular (CV) y el cáncer son dos grupos de patologías asociados a una importante carga para la salud pública. Se estima que hay unos 15 millones de personas con enfermedad CV y 14 millones con historia de cáncer, habiendo factores de riesgo y mecanismos biológicos en común compartidos por ambos grupos. La interrelación entre enfermedad CV y cáncer ha hecho que cada vez sea más importante la nueva disciplina de cardiooncología. Este campo multidisciplinar abarca el cuidado de pacientes con enfermedad CV que desarrollan cáncer; pacientes con cáncer y supervivientes que están en riesgo de desarrollo de enfermedad CV secundaria al tratamiento del cáncer; así como pacientes con cáncer y supervivientes que desarrollan evidente enfermedad CV. La enfermedad CV relacionada con la terapia para el cáncer se denomina habitualmente cardiotoxicidad. Este término no solo se refiere a la insuficiencia cardíaca (IC) y a la disfunción del ventrículo izquierdo (VI) (esta última en ocasiones referida como disfunción cardíaca relacionada con la terapia del cáncer [CTRCD, cancer therapy related cardiac dysfunction])1 sino también otras muchas enfermedades, como la hipertensión arterial (HTA) (v. capítulo 47), la isquemia miocárdica (v. capítulo 61), las arritmias (v. capítulo 32), la HTA pulmonar (v. capítulo 85), la enfermedad pericárdica (v. capítulo 83), la enfermedad valvular (v. capítulo 67), la enfermedad vascular periférica (v. capítulo 64) y la trombosis venosa y arterial. Se estima que la incidencia y, por tanto, la importancia de la cardiotoxicidad con la terapia oncológica están creciendo actualmente. Hay múltiples razones para este incremento. Primero, los pacientes oncológicos viven más tiempo debido a que reciben regímenes terapéuticos mejorados, por lo que los «efectos tardíos» observados de la terapia oncológica están aumentados. Segundo, las terapias oncológicas están evolucionando rápidamente, y el desarrollo de nuevos fármacos ha llevado al uso incrementado de estrategias «dirigidas», muchas de las cuales también afectan a vías de señalización fundamentales que son necesarias para la función y la homeostasis del miocardiocito y la célula endotelial. En el capítulo 81 se repasan la epidemiología, las manifestaciones clínicas y la fisiopatología de la enfermedad CV con los fármacos quimioterapéuticos habitualmente utilizados, los tratamientos dirigidos, el tratamiento hormonal y la radioterapia (RT) (tabla 81-1). También se abordan el cuidado del paciente CV antes, durante y después del tratamiento, y las estrategias para mitigar la cardiotoxicidad. EPIDEMIOLOGÍA, MANIFESTACIONES CLÍNICAS Y FISIOPATOLOGÍA DE LA CARDIOTOXICIDAD POR TERAPIA ONCOLÓGICA Fármacos quimioterapéuticos tradicionales Antraciclinas Las antraciclinas han sido utilizadas ampliamente desde 1950, tanto en adultos como en niños, y están claramente asociadas con riesgo incrementado de cardiotoxicidad, manifestado principalmente como IC y disfunción del VI. En las directrices del American College of Car- diology y de la American Heart Association sobre IC, se ha clasificado la exposición a terapias cardiotóxicas como las antraciclinas como IC en estadio A.2 Los reportes de incidencia de cardiotoxicidad asociada a antraciclinas han variado ampliamente en la literatura médica; en parte, esto puede deberse a la variabilidad en la definición de episodios CV a lo largo de los análisis retrospectivos y la falta de datos de seguimiento longitudinal sistemático y rigurosamente comprobado, particularmente en adultos. Históricamente, la cardiotoxicidad ha sido clasificada en aguda, subaguda o crónica,3 aunque estudios recientes han modificado este paradigma. La cardiotoxicidad aguda tiende a ocurrir precozmente, durante la terapia, y es típicamente rara (≈1%), manifestándose como arritmias, cambios en el electrocardiograma, pericarditis o posiblemente incluso miocarditis e IC. Las estimaciones de cardiotoxicidad subaguda, la cual ocurre típicamente dentro de 1 año de terapia, y cardiotoxicidad crónica (o de presentación tardía) sugieren una presentación más frecuente, con una incidencia reportada en la literatura médica que varía ampliamente, del 1,6 al 23%. La cardiotoxicidad de presentación tardía puede ocurrir de 10 a 20 años después de la terapia, posiblemente en el contexto de un desencadenante adicional (es decir, un «segundo episodio»). En cada paciente individual, implicar exposición cardiotó- xica a terapia oncológica como la causa de miocardiopatía (MC) de presentación tardía e IC habitualmente es un diagnóstico de exclusión. Datos recientes han sugerido un paradigma alternativo respecto a la cardiotoxicidad tardía.4 Un estudio de 2.625 pacientes tratados con antraci- clinas con seguimiento medio de 5,2 años (rango intercuartílico [RIC], 2,6-8) con monitorización ecocardiográfica seriada (basal, cada 3 meses durante la quimioterapia y el primer año después de la quimioterapia, cada 6 meses durante los 4 años siguientes y anualmente después) notó lo siguiente. La incidencia global de cardiotoxicidad, definida como una disminución en la fracción de eyección del VI (FEVI) de más del 10% del basal o menor al 50% fue del 9%. En el 98% de los casos, la cardiotoxicidad fue detectada dentro del primer año una vez que la quimioterapia ha sido completada, con un tiempo medio entre la última dosis de antraciclinas y el desarrollo de cardiotoxicidad de 3,5 meses (RIC, 3-6). En cinco pacientes, la cardiotoxicidad fue detectada después de 5,5 años. La FEVI al finalizar la quimioterapia y la dosis acumulada de antraciclinas se asociaron independientemente con un riesgo de cardiotoxicidad. Un muy pequeño número de pacientes fue hospitalizado; la mayoría fueron manejados de manera ambulatoria. La terapia para IC fue iniciada en todos los pacientes que desarrollaron cardiotoxicidad, y el 82% de los pacientes recuperaron su FEVI, de manera parcial o completa. En general, estos hallazgos pueden sugerir la necesidad de incremento en el cribado después de completar la quimioterapia, y desafían la noción de disminución irreversible de la FEVI con intervención farmacológica precoz. Los factores de riesgo para cardiotoxicidad incluyen la dosis de antraciclinas. Análisis retrospectivos sugieren una incidencia de IC, definida por signos y síntomas clínicos, del 1,7% con una dosis acumu- lada de 300 mg/m2, del 4,7% con 400 mg/m2, del 15,7% con 500 mg/m2 y del 48% con 650 mg/m2.3 Cabe destacar que los errores estándar Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1642 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX para muchas de estas estimaciones son extensos, dadoel pequeño tamaño de las muestras. Datos más recientes de supervivientes de cáncer en la infancia también indican que variaciones genéticas en polimorfismos de nucleótido único modifican la asociación entre la dosis de antraciclina y el riesgo de MC.5 En adultos, factores de riesgo adicionales para cardiotoxicidad inducida por antraciclinas incluyen edad (fig. 81-1), factores de riesgo CV tradicionales (HTA, diabetes, obesidad e hiperlipidemia), la presencia de enfermedad arterial coronaria o MC, RT torácica previa o terapia cardiotóxica adicional.5 Múltiples mecanismos básicos han sido propuestos para explicar la cardiotoxicidad inducida por antraciclinas. El primero es la formación de especies reactivas del oxígeno (ROS) y estrés oxidativo incrementado vía redox cíclico de la mitad quinona de doxorubicina, formación de complejos antraciclina-hierro e inhibición de topoisomerasa 2β (Top2β) (fig. 81-2).6 Además, las antraciclinas han mostrado causar señalización alterada del calcio y secuestro intracelular que afecta a la relajación miocárdica; una disminución en las células progenitoras cardíacas; y alteraciones en la señalización de neurregulina (NRG)/ErbB.6,7 De estos potenciales mecanismos, el mecanismo más ampliamente citado y aceptado es la TABLA 81-1 Efectos cardiotóxicos de las terapias oncológicas fÁrmaco(s) EfEcTos cardioTÓXicos rEporTados comEnTarios Antraciclinas Doxorubicina, daunorubicina, epirubicina, idarubicina, mitoxantrona Arritmias cardíacas, MC, IC Los factores de riesgo comprenden la dosis acumulada, aunque la variación genética puede conferir un riesgo aumentado con dosis menores; factores de riesgo CV convencionales y enfermedad; terapias cardiotóxicas adicionales, como RT o trastuzumab Taxanos Paclitaxel Arritmia, isquemia miocárdica Puede exacerbar el riesgo de cardiotoxicidad por antraciclina secundario a efectos farmacocinéticos Fármacos alquilantes y de tipo alquilante Ciclofosfamida Miopericarditis, arritmias Raro; complicaciones CV reportadas solo con dosis altas Cisplatino, carboplatino, oxaliplatino Disfunción endotelial, vasoespasmo arterial, HTA Antimetabolitos 5-fluorouracilo, capecitabina Vasoespasmo coronario, isquemia miocárdica, infarto, arritmias, cambios ECG, muerte súbita Puede estar relacionado con lesión endotelial, vasoconstricción y vasoespasmo; típicamente manejado con nitritos y bloqueantes de canales de calcio Anticuerpos monoclonales inhibidores de la tirosina cinasa Bevacizumab HTA, MC, IC, trombosis Bajo riesgo de MC o IC Trastuzumab MC, IC Riesgo incrementado de MC e IC con antraciclinas; HTA, obesidad y FEVI basal en el límite normal son también factores de riesgo establecidos; muchas disminuciones de la FEVI son reversibles, pero la reversibilidad no se observa en aproximadamente el 20% de los pacientes Pertuzumab MC, IC El riesgo de MC e IC permanece definido de manera incompleta, pero hasta ahora ha sido modesto Inhibidores de proteosoma Bortezomib MC, IC, edema Inhibidor de proteosoma reversible Carfilzomib MC, IC, edema Inhibidor de proteosoma irreversible; mayores tasas de cardiotoxicidad Moléculas pequeñas inhibidoras de tirosina cinasa Sunitinib HTA, MC, IC, trombosis Riesgo de HTA que tiende a ocurrir precozmente; la relación entre poscarga y riesgo de MC aún debe determinarse Sorafenib HTA, MC, isquemia, trombosis Riesgo de HTA; también asociado a isquemia Imatinib MC, edema, derrame pericárdico Muy bajo riesgo de MC Nilotinib Enfermedad vascular periférica, cardiopatía isquémica Ponatinib Enfermedad vascular periférica, cardiopatía isquémica Dasatinib HTA pulmonar, derrame pericárdico Fármacos inmunomoduladores Talidomida Edema, trombosis, arritmia Lenalidomida Edema, trombosis, arritmia Inhibidores del punto de control inmunitario Miocarditis Tratamiento de privación de andrógenos Leuprolida, goserelina, triptorelina, flutamida, bicalutamida Síndrome metabólico, isquemia, enfermedad arterial coronaria Moduladores del receptor de estrógeno Tamoxifeno Trombosis Efectos favorables en lípidos Inhibidores de aromatasa (anastrozol, letrozol, exemestano) Hipercolesterolemia, HTA, punto final combinado de arritmia, enfermedad valvular y pericarditis Radioterapia Enfermedad valvular, enfermedad pericárdica, enfermedad vascular, isquemia, enfermedad arterial coronaria, MC, IC Los episodios CV mayores tienden a ocurrir de manera tardía, aunque se observan trastornos precoces en la función y perfusión cardíaca CV, cardiovascular; ECG, electrocardiograma; HTA, hipertensión; IC, insuficiencia cardíaca; MC, miocardiopatía; RT, radioterapia. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1643 C ard io o n co lo g ía 81 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . formación de ROS, que llevan a estrés oxidativo y lesión subsecuente a miocitos cardíacos y células endoteliales.6,7 La mitad quinona de la antraciclina ingresa en las células y sufre redox cíclico, lo que genera radicales libres a través de una vía enzimática que involucra la cadena respiratoria mitocondrial y también a través de una vía no enzimática que involucra interacciones directas entre antraciclinas y hierro intracelular. Los radicales hidroxilos tóxicos de los complejos antraciclina-hierro actúan como mensajeros citotóxicos. Esto provoca función mitocondrial alterada, daño de membrana celular y citotoxicidad. La óxido nítrico sintetasa (NOS) también contribuye a la generación de especies de nitrógeno reactivas mediada por antraciclina y empeora el estrés nitrosativo. Datos más recientes sugieren que la formación de ROS también ocurre a través de la isoenzima Top2, y, más específicamente, Top2β, en miocardiocitos.6 Los ratones carentes de Top2β están protegidos del daño a ADN inducido por antraciclina, muerte miocárdica y disminución de la función cardíaca. Estos hallazgos precisan ser validados, pero incluso ahora sugieren que esta vía puede ser un mecanismo para terapias de ingeniería que son menos cardiotóxicas y puede ser una herramienta para una mejor estratificación del riesgo en pacientes individuales. Es interesante, como se discute luego, el dexrazoxano, un quelante de hierro y cardioprotector, que se liga a Top2β y produce degradación de Top2β. Datos derivados de modelos animales in vitro e in vivo apoyan la hipótesis de que las antraciclinas también afectan a la población de células cardíacas progenitoras, lo que provoca una respuesta alterada al estrés patológico y la reparación del daño. La quimioterapia con antraciclinas también puede producir en los miocardiocitos más susceptibles alteraciones en la señalización de NRG-1 y ErbB, así como una disminución de los mecanismos de supervivencia.6,7 La administración de NRG-1 es cardioprotectora en el contexto de cardiotoxicidad inducida por antraciclinas, y, a la inversa, en individuos heterocigóticos de NRG-1 se han reducido las tasas de supervivencia y la función cardíaca con exposición a la doxorubicina en comparación con los tipos naturales (wild types). Una investigación reciente que utilizó NRG-1β bivalente modificado demostró el potencial de ingeniería NRG-1β para explotar sus efectos cardioprotectores en el contexto de cardiotoxicidad por doxorubicina, mientras reduce su posible efecto proneoplásico.7 Estudios in vitro han demostrado un efecto inhibitorio de la doxorubicina en el factor inducible por hipoxia (HIF) y vías infrarreguladoras. Se ha demostrado que las antraciclinas producen alteración en la relajación diastólica a través de la proteólisis de titina dependiente de calpaína. Taxanos Los taxanos, el paclitaxel y su análogo semisintético docetaxel, interfierenen las redes microtubulares como mecanismo de acción antitumoral. Utilizados individualmente, estos fármacos poseen relativamente poca cardiotoxicidad; puede existir predominantemente bradicardia asinto- mática y bloqueo auriculoventricular.8 Sin embargo, cuando el paclitaxel fue administrado en combinación con alta dosis de doxorubicina, se observaron altas tasas de IC (21%). Se cree que esto es secundario a alteraciones en el metabolismo de la doxorubicina cuando son adminis- trados con taxanos. Estudios subsiguientes han demostrado que limitando la dosis de doxorubicina y separando el tiempo de infusión del paclitaxel del tiempo de infusión de la doxorubicina redujo sustancialmente el riesgo de IC. El docetaxel administrado con antraciclinas ha reportado solo un leve incremento en el riesgo de IC, nuevamente relacionado con alteraciones en la farmacocinética y farmacodinamia de las antraciclinas. Fármacos alquilantes y de tipo alquilante La ciclofosfamida, utilizada en el tratamiento de cáncer de mama y malignidades hematológicas, es típicamente bien tolerada. En dosis más altas, superiores a 100 mg/kg, ha habido reportes de casos de miocarditis hemorrágica, taquiarritmias, IC y enfermedad pericárdica. Los fármacos basados en platino, habitualmente considerados de tipo alquilante, se usan comúnmente en el cáncer testicular de células germinales, así como el cáncer de ovario, pulmón y mama, y otros tumores sólidos. La cardiotoxicidad por platino ha sido quizás la más estudiada en la población de cáncer testicular. El cáncer testicular tiene altas tasas de curación, y los supervivientes habitualmente viven de 30 a 50 años después del tratamiento, aunque tienen un riesgo incrementado a largo plazo de episodios CV que se cree están relacionados con la expo- sición a terapia con platino. Un estudio epidemiológico con un tiempo de observación medio de 19 años reportó un incremento de 5,7 veces el riesgo de enfermedad arterial coronaria y un incremento de 2,3 veces el riesgo de enfermedad ateroesclerótica definida como enfermedad coronaria, enfermedad cerebrovascular y enfermedad arterial perifé- rica en pacientes que reciben regímenes de quimioterapia basada en platino comparado con pacientes que no reciben quimioterapia.9 Estos efectos fueron mayores en pacientes que recibieron RT concomitante, y los pacientes también presentaron niveles anómalos de andrógenos. Algunos estudios también han sugerido que el platino está asociado con daño endotelial, debido a que los niveles de platino en plasma permanecen detectables hasta 20 años después de la exposición terapéutica en algunos pacientes. FIGURA 81-1 Riesgo de insuficiencia cardíaca asociada a doxorubicina por edad del paciente y dosis acumulada. La imagen muestra de manera gráfica la dosis acumulada de doxorubicina al comienzo de la insuficiencia cardíaca asociada a doxorubicina en 630 pacientes según edad del paciente mayor o menor a 65 años. (Tomado Swain SM, Whaley FS, Ewer MS: Congestive heart failure in patients treated with doxorubicin: a retrospective analysis of three trials. Cancer 2003;97:2869.) FIGURA 81-2 Mecanismos propuestos de cardiotoxicidad por antraciclina. El uso de antraciclinas provoca la generación de especies reactivas del oxígeno (ROS), potencialmente a través de la inhibición de la topoisomerasa 2β, así como sobrecarga de calcio, reducción de células madre cardíacas (CMC) e inhibición del factor inducible por hipoxia (HIF). Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1644 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX Antimetabolitos El 5-fluorouracilo (5FU) se usa en el tratamiento de muchos tumores sólidos, incluidos cánceres gastrointestinales, de mama, de cabeza y cuello, y de páncreas. Entre los efectos CV específicos están la isquemia miocárdica, que es el más común, y las arritmias cardíacas, la HTA, la hipotensión, la MC y la parada cardíaca. Estudios in vitro e in vivo sugieren que el 5FU está asociado con daño endotelial, vasoespasmo, vasoconstricción y fibrosis intersticial. En un estudio prospectivo de 106 pacientes tratados con 5FU, el 9% (8,5%) tuvieron síntomas de cardiotoxicidad, manifestada princi- palmente como angina y cambios electrocardiográficos.10 También se observaron elevaciones en biomarcadores cardíacos como propéptido natriurético cerebral N-terminal (NT-pro-BNP). Estos síntomas, habitual- mente tratables con nitratos y bloqueantes de canales de calcio, han sido atribuidos históricamente a vasoespasmo, aunque el mecanismo y la fisiopatología permanecen pobremente definidos. El fármaco oral capecitabina, el cual es metabolizado a fluorouracilo, también se asocia con una incidencia del 6,5% de episodios cardíacos, definido por angina en el 4,6%, infarto de miocardio, taquicardia ventricular y muerte súbita.8 Tratamientos oncológicos adicionales Inhibidores del proteosoma Los inhibidores del proteosoma, como el bortezomib y el carfilzomib, son utilizados en el tratamiento de casos de mieloma múltiple de reciente diagnóstico o recaídas y refractariedad, caracterizado por un exceso de células de médula ósea y proteína monoclonal. Las estrategias para tratar el mieloma incluye el uso de inhibidores del proteosoma ubicuitina; los com- plejos proteosomas son responsables de la degradación de la mayoría de las proteínas regulatorias, incluidos aquellos que controlan la progresión del ciclo celular, la apoptosis y la reparación de ADN.5 Las células cancerígenas generalmente presentan mayores niveles de actividad de proteosoma comparadas con las células normales, y se cree, por lo tanto, que son particularmente susceptibles a los efectos proapoptósicos de los inhibidores del proteosoma. La homeostasis de las proteínas, sin embargo, también plantea la hipótesis de que desempeña un papel en el mantenimiento de la función cardíaca.11 En pacientes con MC dilatada, por ejemplo, depósitos de proteína oligomérica son hallados en miocardiocitos y están asociados con estrés cardíaco incrementado. Tanto bortezomib, que produce inhibición reversible, como carfilzomib, un inhibidor irreversible, están asociados con una incidencia de IC del 4 y del 7%, respectivamente. La incidencia de cardiotoxicidad es mayor con carfilzomib.5 Otras cardiotoxicidades adicionales, como HTA, disfunción diastólica, incrementos en las presiones pulmonares, elevaciones de péptidos natriuréticos y empeoramiento de disnea, también han sido observadas con estos tratamientos. Fármacos inmunomoduladores Los fármacos inmunomoduladores como la talidomida y la lenalidomida se utilizan en el tratamiento del mieloma múltiple.12 Estos fármacos están asociados principalmente con un riesgo incrementado de episodios tromboembólicos venosos, en el orden del 2 al 4%, secundario a los efectos antiangiógenos y alteraciones en factores como la trombo- modulina, el antígeno del factor de von Willebrand y el factor VIII. Según los reportes, esta incidencia se incrementa significativamente cuando los fármacos son utilizados en combinación con otros fármacos como la dexametasona o las antraciclinas. Para mitigar el riesgo de tromboembolia, el International Myeloma Working Group recomienda el uso del ácido acetilsalicílico, heparina de bajo peso molecular o la warfarina con terapia combinada, con el fármaco exacto dependiente del perfil de factor de riesgo y el paciente en particular. Los inhibidores del punto de control inmunitario (immune check-point inhibitors) son una nueva clase de fármacos utilizados en una variedad de tumores sólidos. Estos fármacos han sido asociados con un riesgo muy bajopero clínicamente significativo de miocarditis. Los reportes de casos de pacientes tratados con ambos anticuerpos anti-CTLA-4 y anti-PD1 han des- crito casos de episodios secundarios a un marcado compromiso cardíaco. TRATAMIENTOS DIRIGIDOS El tratamiento de gran número de neoplasias malignas ha cambiado radicalmente durante los últimos años con el advenimiento de los llamados tratamientos dirigidos. En contraposición a los fármacos qui- mioterapéuticos tradicionales, dirigidos a los procesos celulares básicos presentes en la mayoría de las células, estas terapias apuntan a factores que están específicamente desregulados en las células cancerígenas. Se esperaba que este abordaje redujese las toxicidades típicas de las quimioterapias estándar (p. ej., alopecia, toxicidad gastrointestinal, mielotoxicidad) y al mismo tiempo ser más efectivos para el tratamiento del cáncer. En algunas situaciones, este ha sido el caso, pero sin embargo algunos fármacos han aumentado la inquietud por su cardiotoxicidad. Antagonistas ErbB (trastuzumab, pertuzumab, T-DM1) El trastuzumab es un anticuerpo monoclonal humanizado que se une al subdominio IV del receptor 2 del factor de crecimiento epidérmico humano (HER2)/neu, también conocido como ErbB2. El trastuzumab ejerce sus efectos antitumorales al bloquear el anclaje HER2, que provoca citotoxicidad mediada por célula dependiente de anticuerpo e inhibición de la señalización mediada por HER2 independiente de ligando, que afecta a las vías corriente abajo sucesivas: fosfoinosítido 3 cinasa (PI3K), serina/treonina proteína cinasa específica Akt, proteína cinasa activada por mitógeno (MAPK), y cinasa 1/2 regulada por señal extracelular (ERK1/2), y el objetivo mecánico de rapamicina (mTOR).6 El trastuzumab también ejerce efectos antiangiógenos. Aprobado por primera vez por la Food and Drug Administration (FDA) en 1998 para el cáncer metastásico avanzado, recibió indicaciones expandidas para el cáncer de mama HER2+ en estadios precoces en 2007.13 Los ensayos clínicos en fase III con trastuzumab sugieren que el riesgo de IC grave es bajo, del 1,7 al 4,1%, pero el riesgo de deterioro de la FEVI es mayor, del 7,1 al 18,6%.3,14,15 Por ello, la FDA recomienda monitorización cardíaca cada 3 meses durante la terapia con trastuzumab. Los ensayos sugieren que la adherencia a la monitorización cardíaca puede ser baja, y algunos clínicos apoyan que la monitorización sea realizada solo en individuos de alto riesgo.16 Sin embargo, análisis retrospectivos a partir de extensas fuentes de datos, incluidos el Surveillance, Epidemiology, and End Results (SEER) Program, la Cancer Research Network y las bases de datos del sistema de salud canadiense, indican que la incidencia de desarrollo de IC y MC puede ser superior.3 Por ejemplo, los análisis de los pacientes SEER reportó una incidencia de IC del 41,9% a los 3 años tras una terapia combinada de antraciclinas con trastuzumab.17 En la Cancer Research Network, hubo una incidencia del 20,1% de IC y/o MC con el tratamiento combinado.3 Datos del Ontario Cancer Registry sugieren un riesgo a 3-5 años de episodio cardíaco mayor (hospitalización por IC, visita a urgencias, diagnóstico ambulatorio o muerte CV) del 4,8 al 5,2%.18 Como con la cardiotoxicidad por antraciclinas, los episodios de IC basados en hospitalización ocurrieron con menor frecuencia, pero se observó en pacientes tratados con terapia secuencial de antraciclinas y trastuzumab un riesgo incrementado (hazard ratio [HR], 3,96; intervalo de confianza al 95% [IC], 3,01-5,22), como los pacientes tratados solo con trastuzumab (HR, 1,76; IC al 95%, 1,19-2,6). El riesgo de IC y MC es mayor en el contexto de exposición secuencial a antraciclinas y trastuzumab, y los factores de riesgo adicionales para cardiotoxicidad por trastuzumab incluyen la presencia de obesidad, menor FEVI basal, HTA o diabetes, terapia antihipertensiva y edad elevada del paciente. De manera importante, la disminución de la FEVI con trastuzumab es generalmente reversible y ocurre durante la terapia. Como consecuencia, la cardiotoxicidad asociada a trastuzumab fue inicialmente definida como disfunción de tipo II por muchos autores, para distinguirla de cardiotoxici- dad asociada con antraciclinas, la cual fue definida como disfunción de tipo I.3 Esta clasificación ha perdido apoyo debido a la sobresimplificación de la situación y a la falta de evidencia de que el abordaje biológico y las manifestaciones clínicas de la cardiotoxicidad por antraciclinas y trastuzu- mab son fundamentalmente distintas y no se superponen. Además, la re- versibilidad de la disminución de la FEVI con trastuzumab no se observa de manera universal. En el ensayo HERceptin Adjuvant (HERA), un ensayo aleatorizado en fase III con trastuzumab, aproximadamente el 20-30% de los pacientes no mostraron recuperación de la FEVI, y algunos pacientes sufrieron una subsiguiente disminución de la FEVI incluso después de que se notase una recuperación inicial.14 Por el contrario, como se destacó pre- viamente, la recuperación de la FEVI se observa con antraciclinas.4 Los retrasos e interrupciones de las dosis también han demostrado estar asociados con peores tasas de supervivencia global, enfatizando la impor- tancia de la administración de la terapia oncológica. Los determinantes Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1645 C ard io o n co lo g ía 81 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . clínicos de la recuperación del VI, definida como una mejoría en la FEVI, no han sido rigurosamente definidos con trastuzumab, pero algunas observaciones sugieren que el cese temporal de la terapia y/o la instauración de medicación cardiológica (p. ej., inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina [ECA] y β -bloqueantes) están asociados con recuperación. Los datos longitudinales que definen cambios en el tamaño y la función cardíaca en el tiempo sugieren que mediciones del tamaño del VI, principalmente volúmenes de fin de sístole; contractilidad (deformación longitudinal y circunferencial); y acoplamiento ventricular-arterial (poscarga) están asociados de manera independiente con disminución de la FEVI y recuperación. Generalmente se especula que la disfunción cardíaca observada con trastuzumab es una consecuencia directa de la inhibición ErbB2 en miocar- diocitos, pero esto aún debe ser probado definitivamente (fig. 81-3).6,7 Los estudios básicos se han visto limitados, en parte, por la falta de sistemas robustos para el estudio de los efectos in vitro e in vivo del trastuzumab, un anticuerpo humanizado. El sistema NRG/ErbB funciona como un sistema paracrino y yuxtacrino entre células del endotelio microvascular y miocardiocitos. NRG-1 es expresado en las células del endotelio vascular, y ErbB2 y ErbB4 son expresados en miocardiocitos y células endoteliales. NRG-1β recombinante activa la fosforilación del receptor ErbB2 y ErbB4 en miocardiocitos in vitro. Importantes mediadores corriente abajo, como se mencionó anteriormente, son PI3K/Akt, MAPK/ERK, el activador del receptor esteroide (Src)/cinasa de adhesión focal y NOS. Todas estas vías son fundamentales para la homeostasis cardíaca, supervivencia celular, función mitocondrial, crecimiento celular y formación de adhesión local. Ratones con deleción de ErbB2 cardíaca específica desarrollaron MC dilatada y demostraron disfunción sistólica exagerada después de sobrecarga de presión comparada con ratones normales (wild-type). La expresión de ErbB2 y ErbB4 está preservada durante la hipertrofia compensada, pero disminuye en los estadios tempranos de disfunción sis- tólica en ratonessometidos a sobrecarga de presión. Globalmente, estos hallazgos sugieren que perturbaciones en la señalización del receptor ErbB son importantes en el mantenimiento de la función cardíaca. Datos más recientes sugieren que la disrupción de la señalización de ErbB2 provoca disfunción endotelial y fenotipo vascular alterado, contribuyendo potencialmente al fenotipo miocardiopático. Hay una serie de nuevos antagonistas ErbB, incluidos pertuzumab y ado-trastuzumab emtansina. El pertuzumab es un anticuerpo mono- clonal humanizado que liga HER2 al subdominio II del dominio HER2 extracelular;3 es administrado junto con trastuzumab. Pertuzumab también estimula la citotoxicidad mediada por célula dependiente de anticuerpo, y previene la dimerización de otros receptores HER activador por ligando, especialmente HER3. Como con trastuzumab, las directrices clínicas para pertuzumab sugieren monitorización de la función cardíaca cada 3 meses. Aunque los efectos CV aún están siendo dilucidados, los datos clínicos hasta la fecha no han de- mostrado una alarma cardiotóxica sustancial. En el es- tudio CLEOPATRA de pacientes con cáncer de mama metastásico HER2 positivo, la tasa de disfunción del VI de acuerdo con la Common Terminology Criteria for Adverse Events (CTCAE) fue del 6,6% en el grupo per- tuzumab, comparado con el 8,6% en el grupo de control. En el grupo pertuzumab, hubo un episodio de disfun- ción del VI sintomática que ocurrió a 40 meses y se re- solvió después de 3 meses con la discontinuación de trastuzumab y pertuzumab. En el resto de los pacientes que sufrieron disminución de la FEVI, la condición fue ampliamente reversible en la mayoría, pero no en todos. El trastuzumab emtansina (T-DM1) es un fármaco- anticuerpo conjugado utilizado en el tratamiento de cáncer de mama metastásico. El fármaco citotóxico derivado de la maitansina, que es capaz de inhibir la división celular e inducir la muerte celular tumoral, es adjuntado a trastuzumab por un enlazador tioéter estable. El diseño facilita la entrega intracelular del fármaco a células tumorales HER2. Hasta ahora, no se ha observado alarma mayor para cardiotoxicidad que limite la dosis, aunque se necesitan datos a largo plazo con mayor número de pacientes para definir el riesgo de cardiotoxicidad con mayor certeza. Inhibidores de tirosina cinasa y anticuerpos monoclonales Muchas de las terapias oncológicas dirigidas inhiben la actividad de las tirosinas cinasas. Las tirosinas cinasas (TK) adjuntan grupos fosfato a los residuos de tirosina de otras proteínas, cambiando, por lo tanto, la actividad, la localización subcelular y la tasa de degradación de las proteínas. En la célula normal, estas TK naturales (wild-type; es decir, normales) desempeñan múltiples papeles en la regulación de funciones celulares básicas. Sin embargo, en leucemias y cánceres, el gen codificante de TK causal (o contribuidora) está amplificado (lo que conduce a una sobreexpresión) o mutado, lo que lleva a un estado activado constitutivamente que provoca proliferación de células clonales cancerígenas o bloquea su muerte normal. Inhibidores del receptor del factor de crecimiento endotelial vascular Los inhibidores de la vía de señalización del receptor del factor de crecimiento endotelial vascular (VEGFR) son utilizados en el tratamiento de cáncer de células renales metastásicos; tumores del estroma gas- trointestinal; y cáncer de tiroides, hepatocelular y colon; se encuentran bajo investigación activa para muchas indicaciones adicionales. El beva- cizumab es un anticuerpo recombinante humanizado anti-VEGF. Entre los riesgos CV asociados con el bevacizumab están la HTA; una baja incidencia de IC (del orden del 1,6%, pero con un riesgo relativo del 4,7 en comparación con placebo), y una incidencia aumentada de epi- sodios tromboembólicos arteriales (7,1% con bevacizumab frente al 2,5% con quimioterapia sola). El sorafenib es una pequeña molécula inhibidora de TK que bloquea el VEGFR, receptor del factor de creci- miento derivado de plaquetas (PDGFR) y el fibrosarcoma rápidamente acelerado (Raf); es utilizado en el tratamiento de cáncer renal celular metastásico, de tiroides y hepatocelulares, y otros tumores sólidos. El sorafenib se asocia con isquemia cardíaca e HTA. Ambos, el bevacizu- mab y el sorafenib, presentan efectos cardiotóxicos menos pronuncia- dos que el sunitinib. El sunitinib es un inhibidor oral de TK con múltiples blancos utilizado en el tratamiento del carcinoma de células renales metastásico, tumores del estroma gastrointestinal y tumores neuroendocrinos.19,20 Estudios recientes han sugerido su potencial efectividad adyuvante en el contexto de carci- noma de células renales. El axitinib y el pazopanib son otras pequeñas moléculas inhibidoras de TK que también afectan a la vía de señalización del VEGFR. Estos inhibidores de TK antiangiógenos han sido asociados con HTA, MC e IC, isquemia cardíaca y episodios trombóticos arteriales. De estos fármacos, nos centramos en la descripción de la epidemiología y los mecanismos básicos del sunitinib, porque es el fármaco mejor estudiado en la actualidad y es ampliamente utilizado en la práctica clínica. Esta FIGURA 81-3 Mecanismos propuestos de cardiotoxicidad por trastuzumab. Existe la hipótesis de que el trastuzumab produce perturbaciones de la vía de señalización de la neurregulina (NRG)/ErbB; esto provoca inhibición de vías de señalización cardiovascular fundamentales, que son responsables del crecimiento celular, del mantenimiento de la estructura del miocardiocito, de la supervivencia celular y de la angiogenia. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1646 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX exposición es también relevante para otros inhibidores de TK que tienen efectos fuera de la diana en el VEGFR y PDGFR. El sunitinib produce HTA, así como una disminución de la FEVI. En ensayos de fase III y la experiencia clínica subsiguiente, la incidencia de HTA va del 5 al 47% y la incidencia de disminución significativa de la FEVI se estima del orden del 10%.7 La HTA secundaria al sunitinib tiende a ocu- rrir precozmente, con un tiempo medio a HTA (definido como presión arterial sistólica ≥ 140 mmHg o presión arterial diastólica ≥ 90 mmHg) manifestado dentro de 1 a 20 días tras los dos primeros ciclos de la terapia con sunitinib. La incidencia de HTA sistólica en un análisis combinado fue del 58%, y de HTA diastólica fue del 48% al final del ciclo 1.21 Al final del ciclo 2, el 80% tuvieron HTA sistólica, y el 68%, HTA diastólica. Las presiones medias (rango) fueron de 160 (140-220) mmHg sobre 98 (90-129) mmHg en aquellos pacientes con antecedentes de HTA y de 130 (100-139) mmHg sobre 82 (59-89) mmHg sin antecedentes de HTA. Los datos observacionales prospectivos sugieren que la tasa de disfunción de VI en la población de cáncer de células renales metastásico, definida por la disminución de la FEVI, está en el orden del 10%. La mayoría de estos episodios ocurren precozmente después de la iniciación de la terapia, principalmente dentro de los primeros 3 meses, con bajo riesgo de cardiotoxicidad tardía. También se ha observado que las dis- minuciones de la FEVI son reversibles, aunque falta definir los predictores de recuperación de FEVI. A medida que el sunitinib y otros inhibidores de TK adquieren un uso extendido, la maximización de la tolerabilidad y la minimización de la toxicidad se han vuelto críticas. Se cree que los mecanismos de cardiotoxicidad del sunitinib son secundarios a la inhibición de vías de señalización claves que son críticas parala homeos- tasis CV, el compromiso energético y el aumento de poscarga,7 aunque la importancia relativa de cada uno de estos mecanismos es aún incierta. Contenido adicional en los mecanismos de la toxicidad de sunitinib se presenta en el suplemento en línea titulado «Sunitinib Cardiotoxicity». Tratamientos dirigidos al Bcr-Abl El imatinib, la primera molécula pequeña dirigida al inhibidor TK de la fusión proteica Bcr-Abl, que surge de la translocación cromosómica que crea el cromosoma Filadelfia, revolucionó el tratamiento de la leucemia mieloide crónica. Estudios murinos in vitro e in vivo primero sugirieron una relación entre imatinib y MC.22 Clínicamente, el imatinib se asocia con una baja incidencia de IC. Los nuevos inhibidores del TK Bcr-Abl han despertado mayor preocupación sustantiva. Dasatinib, con actividad más potente que el imatinib frente al Bcr-Abl, ha sido asociada con HTA pul- monar significativa, que, según se observa, es reversible más ampliamente con el cese del fármaco.22 Este hallazgo motivó que la FDA recomiende que los pacientes sean evaluados para enfermedad cardiopulmonar antes y durante el tratamiento con dasatinib. Ambos, el nilotinib y el ponatinib, se han asociado con enfermedad vascular periférica y cardiopatía isquémica. Además, el nilotinib se ha asociado con efectos cardiometabólicos, como hiperglucemia e hiperlipidemia, y el ponatinib, con HTA probablemente relacionada con la inhibición del VEGFR1-3. Estudios retrospectivos sugieren que la incidencia de enfermedad arterial periférica es de en torno al 1,3-6,2%, y la de episodios CV combinados, incluidas la cardiopatía isqué- mica, la enfermedad cerebrovascular isquémica y la enfermedad arterial periférica, del 10-15,9%. Los mecanismos biológicos de la cardiotoxicidad son aún inciertos. El descifrado comprensivo de los mecanismos de estos inhibidores de cinasa es un desafío dada su no selectividad; estos afectan típicamente a más de 30 cinasas diferentes. Tratamiento hormonal Tratamiento de privación de andrógenos En el cáncer de próstata, el tratamiento de privación de andrógenos (TPA) se usa para reducir los niveles de andrógenos en la circulación y disminuir el crecimiento celular prostático. Los fármacos potenciales comprenden agonistas de la hormona liberadora de gonadotrofina (GnRH), como la leuprolida, la goserelina y la triptorelina, y antian- drógenos, como la flutamida y la bicalutamida. Estas terapias tienen efectos adversos metabólicos, y estudios observacionales sugieren que estos dan lugar a incremento del peso corporal, disminución de la sensibilidad a la insulina y dislipidemia. En la composición corporal se producen cambios precozmente, dentro de los primeros meses de terapia. Estudios de cohorte múltiple indican un incremento del riesgo de episodios CV en hombres, como enfermedad coronaria, infarto de miocardio, muerte súbita o muerte por enfermedad CV.23 No todos los estudios corroboran este efecto, sin embargo, y ello ha hecho que exista el consenso entre expertos de que es «razonable afirmar que puede haber relación entre el TPA y los episodios CV».23 La literatura médica reciente sugiere que el riesgo CV en pacientes con TPA puede variar según el estado de las enfermedades coexistentes, de modo que el TPA tiene un impacto mayor y peor sobre las tasas de supervivencia CV entre los pacientes con mayores comorbilidades CV globales. Moduladores selectivos de los receptores de estrógeno e inhibidores de aromatasa El tamoxifeno es un modulador selectivo de los receptores de estrógeno ampliamente utilizado en la terapia adyuvante del cáncer de mama con receptores de estrógenos positivos. Los datos respecto al efecto cardioprotector del tamoxifeno han sido conflictivos. El tamoxifeno ejerce un efecto favorable en los lípidos, con una reducción en los niveles de colesterol total y LDL. Algunos estudios demuestran un efecto potencial en la disminución de la incidencia de cardiopatía isquémica, con un riesgo relativo de 0,76 (IC al 95%, 0,6-0,95; P = 0,02),24 aunque otros estudios no demostraron efecto significativo. Un riesgo incrementado de episodios tromboembólicos, sin embargo, ha sido bien establecido; estos tienen lugar ampliamente durante los primeros 2 años de exposición y en mujeres mayores. Un metaanálisis del Early Breast Cancer Trialists’ Collaborative Group confirmó un significativo, aunque pequeño, incremento del riesgo de tromboembolia venoso con tamoxifeno. Los inhibidores de la aromatasa (p. ej., anastrozol, letrozol, exemes- tano) bloquean la conversión de los andrógenos a estrógeno. Las dos clases mayores que están actualmente en uso difieren según su habilidad de unirse a la aromatasa de forma reversible o irreversible. Los datos respecto a los efectos potenciales CV de los inhibidores de la aromatasa han sido conflictivos, pero se cree que estos fármacos inhiben los efectos beneficiosos del estrógeno relacionados con la regulación de los lípidos, la coagulación, los sistemas antioxidantes y la producción de óxido nítrico. Los inhibidores de aromatasa están asociados con hipercoles- terolemia y HTA peores, y una duración de la exposición prolongada, con un riesgo incrementado de enfermedad CV. Análisis de datos combinados de múltiples estudios grandes de cohorte sugieren que existe un riesgo de enfermedad CV moderadamente incrementado, definido por infarto miocárdico, angina o IC, con inhibidores de la aromatasa comparados con el tamoxifeno (razón de posibilidades [OR, odds ratio], 1,26; IC al 95%, 1,1-1,43; P < 0,001).25 Un reciente análisis retrospectivo de 13.273 mujeres posmenopáusicas con cáncer de mama con receptores de hormonas positivo sin enfermedad CV previa con un seguimiento máximo de 21 años determinó que, comparados con el tamoxifeno, los inhibidores de la aromatasa no se asociaron con un riesgo incrementado de isquemia cardíaca o accidente cerebrovascular. Sin embargo, hubo una asociación no significativa con IC y MC, y una asociación significativa con un episodio combinado de arritmia, disfunción valvular y pericarditis.26 RADIOTERAPIA En EE. UU., donde casi 3 millones de mujeres viven con cáncer de mama, la radioterapia (RT) ha sido crítica para la mejoría del control del cáncer y las tasas de supervivencia.27 A pesar de sus beneficios, la radiación incidental de estructuras cardíacas produce un incremento del riesgo de morbilidad y mortalidad CV. Las manifestaciones clínicas de la cardiotoxicidad por RT incluyen enfermedad coronaria, MC e IC, enfermedad valvular, arritmia y enfermedad pericárdica. Cada vez más datos sugieren que los cambios subclínicos precoces, incluidos los defectos de perfusión cardíaca y las alteraciones en la tensión cardíaca, ocurren antes, dentro de los 6 meses de RT, incluso con el uso de técnicas modernas. En un metaanálisis de más de 23.000 mujeres con cáncer de mama, hubo un exceso de muertes que no fueron producto de cáncer de mama a tan solo 5 años posteriores a RT, principalmente debido a enfermedad CV y cáncer de pulmón.28 Subsiguientes estudios epidemiológicos apoyan estos resultados. El análisis retrospectivo de 4.456 mujeres tratadas entre 1954 y 1984 que habían sobrevivido al menos 5 años después del tratamiento de cáncer de mama fueron evaluadas en un promedio de 28 años después de la terapia oncológica. Un total de 3.075 de estas mujeres habían recibido RT, y el 6% también recibieron quimioterapia. Las enfermedades CV definidas por la CIE abarcan pericarditis, miocarditis, enfermedad valvular, cardiopatía Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1647 C ard io o n co lo g ía 81 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ión es u n d el ito . isquémica, trastornos de conducción, IC, enferme- dad hipertensiva, enfermedad cardiopulmonar, enfermedad cerebrovascular, enfermedades de las arterias y enfermedades del sistema circulatorio. En este estudio, la RT se asoció a un incremento de 1,76 veces en el riesgo de mortalidad cardíaca y a un incremento de 1,33 veces en el riesgo de mortalidad vascular. Los pacientes con enfermedad del lado izquierdo tuvieron un incremento de 1,56 veces en el riesgo de mortalidad cardíaca comparados con los pacientes con enfermedad del lado derecho. El análisis de registro de cáncer SEER de 308.861 mujeres estadounidenses con cáncer de mama precoz y RT también confirmó un riesgo incrementado de muerte de pacientes con enfermedad del lado izquierdo en comparación con los que presentan enfermedad del lado derecho.28 Un estudio de cáncer de mama de 2013 sugiere que la tasa de episodios CV mayores se incrementó linealmente en el 7,4% por cada incremento de Gray (Gy) en la dosis de RT media en el corazón.29 Estudios similares en supervivientes de linfoma de Hodgkin confir- man una asociación entre la dosis de RT en el corazón y el riesgo de enfermedad CV, que es progresivo a lo largo del tiempo, con un riesgo de complicaciones CV de tres a cinco veces mayor en comparación con la población general. En el análisis retrospectivo unicéntrico de 1.279 supervivientes de linfoma de Hodgkin tratados con radiación del mediastino, la incidencia acumulada de enfermedad cardíaca se incrementó del 2,2% a 5 años al 16% a 20 años.30 En relación con los con- troles saludables pareados por edad, la ratio de incidencia estándar fue de 3,19 para cirugía de derivación coronaria, 1,55 para revascularización percutánea, 9,19 para cirugía valvular, 12,91 para pericardiectomía o pericardiocentesis, y 1,9 para implante de desfibrilador o marcapasos. Además de la dosis acumulada de RT, que representa un determinante crítico para el desarrollo de enfermedad cardíaca, factores de riesgo adicionales comprenden campo de radiación, edades más jóvenes, mayor número de fracciones, quimioterapia concomitante (antraci- clinas), factores de riesgo CV (diabetes, tabaquismo, obesidad, HTA e hipercolesterolemia) y enfermedad CV preexistente. La radiación provoca enfermedad valvular con engrosamiento de las valvas, fibrosis y calcificación.31 Las válvulas izquierdas son más comúnmente afectadas, particularmente la válvula aórtica, seguida por las válvulas mitral y tricúspide. Típicamente se producen fibrosis y calcificación de la raíz aórtica, anillo valvular aórtico, valvas de válvula aórtica, fibrosa intervalvular aorticomitral, anillo valvular mitral y segmento basal y medio de las valvas de la válvula mitral. Se ha notado la conservación de los bordes libres y las comisuras, y se ha utilizado como característica para distinguir enfermedad valvular inducida por radiación de otros estados patológicos, como cardiopatía reumática. La insuficiencia se encuentra más frecuentemente que la estenosis, con la excepción de en la válvula aórtica, en la que son más habituales las lesiones estenóticas. La incidencia reportada de enfermedad valvular significativa es del 1% a 10 años, del 5% a 15 años y del 6% a 20 años, con un incremento significativo de la incidencia a más de 20 años después de la exposición a la radiación. Este riesgo se relaciona con la dosis de RT. Se cree que la fisiopatología de la enfermedad cardíaca inducida por radiación está asociada con un incremento del factor de crecimiento transformador β (TGF-β) y factores osteógenos, como la proteína morfogenética ósea 2, la osteopontina y la fosfatasa alcalina. La RT está también asociada con el desarrollo de IC y MC. La fibrosis miocárdica difusa y la lesión micro y macrovascular da lugar a dis- función sistólica y diastólica, y se puede manifestar como fenotipo de MC restrictiva. También se han descrito trastornos de la motilidad parietal regional. Sin embargo, la mayoría de los estudios basados en imágenes que evaluaron los cambios longitudinales en el tiempo con RT son aún pequeños; el modo en que la enfermedad micro y macrovascular impacta en el desarrollo de MC evidente y el tipo de MC que tiene lugar es aún incierto. Desde el punto de vista microvas- cular, la radiación produce pérdida y disfunción celular endotelial, incremento de inflamación y disminución de la densidad capilar. Desde el punto de vista macrovascular, hay compromiso proximal (ostial) de las arterias coronarias, y las lesiones son fibróticas, fibrocálcicas, fibrolipídicas y cargadas con colesterol y lípidos. Se ha observado una mayor prevalencia de trastornos de la perfusión en pacientes con cáncer de mama del lado izquierdo comparado con el lado derecho, con un incremento en la enfermedad del territorio de la arteria des- cendente anterior izquierda. La radiación también produce disfunción autonómica, definida por una frecuencia cardíaca de reposo elevada y recuperación anómala de la frecuencia cardíaca. Estos trastornos pue- den llevar a una tolerancia limitada al ejercicio y un riesgo incrementado de muerte, independiente de cardiopatía isquémica o disfunción del VI. La enfermedad pericárdica inducida por radiación puede ocurrir de manera aguda, como pericarditis y derrame pericárdico. También se ha reportado engrosamiento pericárdico y pericarditis constrictiva, y pueden manifestarse de varias semanas a años después de la RT. CUIDADO CARDIOVASCULAR DEL PACIENTE ONCOLÓGICO El tratamiento CV de un paciente oncológico es continuo a lo largo de tres etapas: antes de la terapia oncológica, durante la misma y después de completarla.32 En cada una de estas etapas, las prioridades en la cardiooncología comprenden el aporte seguro y efectivo de la terapia oncológica por medio de la identificación de pacientes en alto riesgo de enfermedad CV, la optimización de los factores de riesgo CV y el cuidadoso tratamiento de la enfermedad CV (fig. 81-4). Las directrices expuestas por la American Society of Clinical Oncology (ASCO) recomiendan que, antes de iniciar terapias que puedan provocar IC, los clínicos realicen una valoración exhaustiva que incluya la anamnesis y la exploración física, el cribado y la optimización de los factores de riesgo para enfermedad CV (HTA, diabetes, dislipidemia, obesidad y tabaquismo), y la evaluación de la función cardíaca con ecocardiografía (tabla e81-1). Identificación de pacientes oncológicos en riesgo de enfermedad cardiovascular Un creciente cuerpo de investigación está enfocado en el desarrollo de herramientas predictoras para identificar pacientes con riesgo incrementado de cardiotoxicidad previo a la enfermedad evidente.33 Está ampliamente aceptado que la exposición a terapias potencialmente cardiotóxicas representa IC en estadio A, y como tal, muchos de los esfuerzos clínicos y de investigación se han enfocado en mitigar el riesgo de desarrollo de IC y MC evidente, y más específicamente, estratificación de riesgo precoz.2 En el siguiente apartado se detallan los datos actuales relacionados con los factores de riesgo clínicos y terapéuticos, es decir, el empleo de la genética, los biomarcadores circulantes y los índices de las pruebas de imagen previos al tratamiento. Los factores clínicos y terapéuticos asociados con riesgo de MC e IC en pacientes oncológicos se han descrito anteriormente (v. también capítulo 25). De forma breve, se trata de altas dosis de antraciclinas; altas dosis de RT torácica; una combinación de baja dosis de antraciclinas y RT torácica; factores de ries- go CV, como el tabaquismo, la HTA, la diabetes, la dislipidemia, la edad mayor y los antecedentes de enfermedad CV; una FEVI baja en el límite (50-55%), y enfermedad valvular más que moderada.3,14,34 Aunque esta es un área de investigación activa, no existen en la actualidad algoritmos clínicos validados de predicción de riesgo utilizados para identificar pacientes de alto riesgo antesdel inicio de la terapia oncológica. Una herramienta adicional prometedora para la identificación de pacientes de alto riesgo y que puede ayudar a comprender los mecanis- mos de la enfermedad es la utilización de marcadores genéticos. Gran parte de nuestro conocimiento actual de la genética de la cardiotoxici- dad inducida por antraciclinas proviene del estudio de supervivientes en la infancia; estos estudios implican que polimorfismos en la carbonilo reductasa (CBR) y hialuronano sintasa 3 (HAS3) son modificadores independientes del riesgo de MC relacionada a antraciclinas.35 Las FIGURA 81-4 Abordaje del cuidado cardiovascular del paciente oncológico. El cuidado tiene lugar en un continuo, antes, durante y después del tratamiento oncológico. En cada una de estas etapas, las metas son minimizar la toxicidad cardiovascular y maximizar la efectividad del tratamiento oncológico. CTX, cardiotoxicidad; CV, cardiovascular. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1648 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX CBR catalizan la reducción de antraciclinas a metabolitos alcohol cardiotóxicos, mientras que el gen HAS3 codifica hialuronano (HA), un componente ubicuo de la matriz extracelular que está implicado en la respuesta tisular a la lesión. Estudios adicionales en supervivientes de cáncer en la infancia han identificado polimorfismos en genes que regulan el transporte intracelular (SLC28A3, SLC28A1) de las antraci- clinas como predictores independientes de riesgo de MC.36 Un estudio de pacientes adultos trasplantados con células hematopoyéticas tratados con antraciclinas identificó una asociación entre un polimorfismo en el transportador de eflujo de doxorubicina (ABCC2) y cardiotoxicidad, lo que sugiere un rol importante de alteraciones en el metabolismo de antraciclina en el desarrollo de cardiotoxicidad.37 Este estudio también identificó RAC2, implicado en la generación de radicales libres, y HFE, un regulador del metabolismo del hierro, como modificadores de riesgo. El papel causal de genes implicados en la MC dilatada familiar es aún un área de investigación activa, como el uso de miocardiocitos derivados de células madre pluripotenciales específicas para el paciente e inducidas del ser humano para caracterizar las bases genéticas de la cardiotoxicidad inducida por antraciclinas. Los biomarcadores, incluidos los biomarcadores CV establecidos como troponina (Tn) y NT-pro-BNP, y biomarcadores más novedosos, tanto individualmente como combinados, son una promesa en la ayuda para la estratificación de riesgo (v. también capítulo 21), pero no están recomendados aún de manera rutinaria o estandarizada en la evaluación previa a la terapia oncológica.5 Las pruebas de imagen, como la ecocar- diografía y la adquisición sincronizada múltiple (MUGA, multiple gated acquisition), son utilizadas ampliamente para el cribado de alteraciones en la FEVI previa a terapias oncológicas cardiotóxicas, debido a que la FEVI basal está asociada con subsecuente cardiotoxicidad en estudios de pacientes con cáncer de mama que reciben antraciclinas y trastuzumab. Nuevas mediciones de la mecánica cardíaca, incluidas las pruebas de imagen de deformación, especialmente la deformación longitudinal, y las mediciones tridimensionales de la estructura y función cardíaca han sido recomendadas por el grupo de expertos de consenso como estrategias de monitorización antes de la terapia, con foco en la evaluación del cambio en el tiempo como ya se comentó (v. también capítulo 14).1 Aunque no se ha demostrado que las anomalías basales en las mediciones de la tensión longitudinal, antes de la terapia oncológica, estén asociadas con una pos- terior disminución de la FEVI, hay datos que sugieren que las anomalías basales en la tensión circunferencial y el acoplamiento ventricular-arterial están asociadas con una subsecuente disfunción cardíaca.38 Estudios en poblaciones que no tienen cáncer han sugerido que las anomalías en la tensión circunferencial reflejan una vulnerabilidad inherente a la disfunción cardíaca. Estas modalidades se detallan en el siguiente apartado. Cuidado cardiovascular del paciente oncológico durante el tratamiento Se usan múltiples estrategias, incluidos biomarcadores cardíacos y pruebas de imagen durante la terapia oncológica para la monitorización de pacientes. Las troponinas cardíacas son marcadores sensibles y específicos de lesión miocárdica y desempeñan un papel importante en el diagnóstico de síndromes coronarios agudos. En cardiooncología, la troponina ha sido el biomarcador más ampliamente estudiado. El estudio más grande hasta ahora ha sido de 703 pacientes tratados con quimioterapia en altas dosis.5 En él, los pacientes fueron sometidos a monitorización frecuente de TnI en múltiples momentos con cada ciclo de tratamiento (inmediatamente después de cada ciclo y 12, 24, 36 y 72 h después de cada ciclo) y 1 mes después de la quimioterapia. El patrón de elevación de la TnI identificó pacientes en varios niveles de riesgo para cardiotoxicidad. Específicamente, la tasa de episodios de cardiotoxicidad más elevada fue observada entre pacientes con elevación precoz (dentro de 72 h) de TnI (≥ 0,08 ng/ml), que persistió 1 mes después del tratamiento. Un estudio similar realizado en pacientes tratados con trastuzumab demostró que la TnI elevada se asoció con una falta de recuperación de la FEVI a pesar del tratamiento de la IC. También ha habido múltiples reportes respecto al uso de TnI como marcador de cardiotoxicidad con exposición a otros tratamientos (p. ej., sunitinib, sorafenib, lapatinib). La validación de estos hallazgos en cohortes adicionales es un área de investigación activa, y será de absoluta necesidad antes del uso extendido de Tn como estrategia estandarizada de monitorización en pacientes oncológicos sometidos a terapias cardiotóxicas. Los ensayos con Tn de alta sensibilidad que aporta precisión diagnóstica superior en síndromes coronarios agudos también están bajo investigación para la detección precoz de cardiotoxicidad. Los péptidos natriuréticos, péptido natriurético cerebral (BNP) y NT-pro-BNP son biomarcadores estándar utilizados en la práctica clínica para el diagnóstico y manejo de la IC.2 Sin embargo, las conclusiones respecto al papel de los péptidos natriuréticos en la predicción y el diagnóstico de cardiotoxicidad de la terapia oncológica son aún conflictivas. Algunos estudios han demostrado una asociación significativa con cardiotoxicidad, pero otros no. Las directrices de 2016 de la European Society of Cardiology sugieren que pueden ser considerados los biomarcadores durante quimioterapia cardiotóxica, aunque también identificaron las dificultades para entender el momento de la valoración, el uso de diferentes ensayos, la definición del límite superior de normalidad, y las estrategias de interpretación y manejo de valores anómalos.5 Además, el grupo notó que se precisan datos para validar el uso de biomarcadores como una estrategia robusta en la prevención o mejoría de episodios de toxicidad a largo plazo. Las directrices de la ASCO han sugerido que los biomarcadores cardíacos (troponinas, péptidos natriuréticos) sean utilizados en conjunto con imágenes diagnósticas de rutina en la evaluación de pacientes en riesgo de disfunción del VI durante la terapia oncológica, destacando que los beneficios superan los perjuicios y la calidad de la evidencia era interme- dia (v. tabla e81-1).32 Existe un grupo de trabajo en curso que evalúa el papel de nuevos biomarcadores en la predicción de riesgo. Estos incluyen marcadores de estrésoxidativo y nitrosativo, como mieloperoxidasa (MPO)39 y dimetilarginina asimétrica (ADMA) e inmunoglobulina E (IgE) en el estudio de cardiotoxicidad por antraciclinas y trastuzumab. Como consecuencia de la aplicación de pruebas de imagen para entender los cambios en la función cardíaca que ocurren con la terapia oncológica, se han desarrollado muchos pequeños estudios. Algunos han evaluado cambios en las medidas convencionales de la función diastólica, que no han mostrado ser fuertes predictores de una subsiguiente disfun- ción sistólica, aunque estos estudios no son definitivos dadas las marcadas limitaciones en el tamaño de la muestra.1 La investigación adicional se ha enfocado en pruebas de imagen como la tensión longitudinal derivada del rastreo de marcas (speckle tracking). La tensión longitudinal ha demos- trado ser prometedora como medición de cardiotoxicidad subclínica, y múltiples estudios pequeños han reportado que una disminución en la tensión longitudinal se asocia con una subsiguiente disminución de la FEVI.1 Cambios en la tensión circunferencial también están asociados con subsiguiente disminución de la FEVI, con una capacidad discriminativa moderada.38 El consenso del grupo de expertos de la American Society of Echocardiography (ASE) ha recomendado el uso de la tensión longi- tudinal global (TLG) para la detección precoz de disfunción cardíaca en pacientes con cáncer sometidos a terapia cardiotóxica, con un particular enfoque en el cambio a lo largo del tiempo (v. también capítulo 14).1 Persiste una preocupación respecto a la variabilidad de los datos, falta de puntos de corte robustos, limitaciones en la técnica (p. ej., a través de la motilidad de planos) y falta de adecuadas competencias en los centros clínicos.5 Sin embargo, existe un área de investigación activa, con estudios en curso que apuntan a entender su valor pronóstico y predictivo. La resonancia magnética cardíaca (RMC) es otra prueba de imagen utilizada en la evaluación clínica e investigadora de pacientes con cáncer (v. también capítulo 17).1 La RMC aporta una valoración precisa y reproducible del tamaño y la función del VI sin radiación electromagnética ionizante. La RMC también puede ser usada en la detección de masas miocárdicas y enfermedad pericárdica. Un grupo de investigación activa está evaluando el uso de tiempos de relajación (T1, T2 y T2*) para ganar sensibilidad en los cambios del miocardio en pacientes oncológicos expuestos a terapia cardiotóxica. Estrategias cardioprotectoras antes y durante el tratamiento Ha habido una serie de estudios que evaluaron el uso de tratamientos farmacológicos cardioprotectores antes, durante y después del tratamiento oncológico en niños y en adultos, principalmente terapias con antraciclinas y/o trastuzumab. Un fármaco específico de los mecanismos de la cardiotoxicidad por antraciclinas (es decir, el dexrazoxano, un derivado del fármaco quelante ácido etilendiaminote- traacético [EDTA]), es utilizado como estrategia profiláctica, sobre todo en la población pediátrica, aunque actualmente no está aprobado por Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1649 C ard io o n co lo g ía 81 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la FDA para esta indicación. El dexrazoxano puede ejercer efectos cardioprotectores a través de una serie de mecanismos. Una hipótesis postula que el dexrazoxano previene la generación de ROS al unir y remover el hierro libre y ligado del complejo doxorubicina-hierro. Más recientemente, también se ha postulado que el dexrazoxano inhibe el Top2β, el cual, como se describió anteriormente, ha sido recientemente implicado como un mediador de la cardiotoxicidad de antraciclina. Múltiples ensayos clínicos en niños, así como en adultos, han evaluado el uso de dexrazoxano, con datos globales que sugieren un descenso en la incidencia de IC y disminución de la FEVI o fracción de acortamiento. Sin embargo, su uso ha sido limitado por la presencia de un riesgo incrementado de malignidad hematológica subsiguiente, incluidos la leucemia mieloide y síndromes mielodisplásicos. Existen numerosos estudios en curso que evalúan los potenciales efectos cardioprotectores y profilácticos de las terapias farmacológicas CV convencionales para IC, incluidos β-bloqueantes, inhibidores de la enzima conversora de la angiotensina (ECA), antagonistas de los recep- tores de angiotensina (ARA), antagonistas de aldosterona, e inhibidores de la 3-hidroxi-3-metilglutaril coenzima A (HMG-CoA) reductasa.34 Estas terapias han sido administradas antes, durante o después de utilizar antra- ciclinas o trastuzumab en adultos y niños. De nuevo, la mayor parte de los datos relacionados con estas terapias provienen de pequeños estudios. El carvedilol y el nebivolol han sido estudiados en ensayos de control pequeños, contra placebo en los pacientes tratados con antraciclinas.40 En este caso, el tratamiento con β-bloqueantes se ha asociado con una atenuación en la disminución de la FEVI que fue observada en el grupo placebo expuesto a antraciclinas. El metoprolol solo no ha mostrado tener un efecto en estudios pequeños, pero combinado con inhibidores de la ECA se observó un modesto efecto beneficioso al mitigar la dis- minución de la FEVI en pacientes con hemopatías malignas. El enalapril no previno disminuciones de la FEVI cuando fue administrado durante la quimioterapia, pero redujo el riesgo de episodios cardíacos cuando era administrado 1 mes después de quimioterapia en dosis altas en pacientes con TnI positiva. Dos ensayos aleatorizados placebo-control de ARA en pacientes con cáncer de mama que recibieron antraciclinas con o sin trastuzumab se han publicado recientemente. Un estudio más pequeño unicéntrico de 130 participantes que recibieron quimioterapia con antraci- clina sugirió que el candesartán atenuó una muy modesta disminución de FEVI (≈2% puntos porcentuales absolutos) que fue observada en el grupo que no recibió candesartán.40 Otro estudio de 206 pacientes con cáncer de mama que recibían antraciclinas y trastuzumab no demostró ninguna diferencia significativa en relación con los episodios cardíacos o la FEVI en pacientes tratados con candesartán en comparación con los que recibieron placebo.41 La espironolactona se asoció con un efecto beneficioso en las mediciones de FEVI y función diastólica en un estudio pequeño de pacientes tratados con antraciclinas. Los inhibidores de la HMG-CoA reductasa están asociados con una atenuación en la dis- minución de la FEVI en pacientes con malignidad hematológica, y un ensayo en pacientes oncológicos tratados con antraciclinas está en curso. Las limitaciones de estos estudios en general son el pequeño tamaño de la muestra; falta de consenso en la definición de episodios clínicamente relevantes de cardiotoxicidad; no generalizable; y dudas respecto al momento óptimo de la administración farmacológica. Como tal, ningún consenso de grupo de expertos actualmente recomienda el uso de terapia profiláctica sin otra indicación CV (p. ej., un inhibidor de la ECA en un paciente diabético con HTA).5 El potencial efecto cardioprotector de las terapias no farmacológicas, como ejercicio y modificación en la dieta, también se encuentran bajo investigación activa. Aunque no exista una directriz específica sobre ejercicio o dieta en cardiooncología, hay una base biológica para los efectos protectores del ejercicio. Un análisis retrospectivo sugirió que tareas de alto equivalente metabólico-hora por semana en pacientes oncológicos se asoció con menor riesgo de episodios CV.42 Cuidado cardiovascular de supervivientes de cáncer Datos epidemiológicosde estudios de cohorte grandes sugieren que existe aún un exceso de muertes secundarias a causas CV o circulatorias en supervivientes de cáncer, aunque el riesgo está disminuyendo con el tiempo. El contenido adicional sobre la epidemiología de supervivientes de cáncer se presenta en el suplemento en línea titulado «Care of Cancer Sur- vivors». El Children’s Oncology Group actualmente recomienda directrices de cribado de MC e IC para supervivientes de cáncer en la infancia basado en la edad, la dosis de antraciclina y la exposición a RT.43 Recomiendan cribado con ecocardiografía o MUGA anualmente, bienalmente o cada 5 años, dependiendo de la exposición (tabla 81-2). Aunque el cribado apropiado en supervivientes está ampliamente aceptado, la población y la frecuencia de cribado han sido cuestionados recientemente con acusa- ciones relativas a la sobreutilización y a su rentabilidad. Como resultado, ha habido esfuerzos para armonizar las recomendaciones de vigilancia de MC en supervivientes de cáncer en la infancia.44 Las directrices de la ASCO sobre cuidados en supervivientes recomiendan que los clínicos evalúen y manejen regularmente diversos factores de riesgo CV como tabaquismo, HTA, diabetes, dislipidemia y obesidad en pacientes previamente tratados con terapias oncológicas cardiotóxicas (v. tabla e81-1).32 Un estilo de vida cardiosaludable, que comprende el papel de la dieta y el ejercicio, debe discutirse como parte de un cuidado de seguimiento a largo plazo. Las directrices recomiendan que se realice un ecocardiograma entre 6 y 12 meses después de completada la terapia oncológica en pacientes asintomáticos con riesgo incrementado de enfermedad CV, pero no hacen recomendaciones respecto a la vigilancia continuada. Esta recomendación se basa ampliamente en los datos previamente descritos y sugiere que la mayoría de los episodios de cardiotoxicidad ocurren dentro del primer año después de completar el tratamiento con antraciclina.4 Datos recientes provenientes del St. Jude Lifetime Cohort Study de 1.820 adultos supervivientes de cáncer en la infancia expuestos a quimioterapia con antraciclina o RT dirigida al tórax, o ambas, sugieren una alta prevalencia de disfunción subclínica, con TLG anómala (8%), y disfunción diastólica (9,7%) a pesar de una FEVI normal.45 Se asociaron alteraciones en la TLG con exposición terapéutica, incluida RT torácica (dosis respuesta del orden de un incremento del riesgo relativo (RR) de 1,38 a 2,39 con TABLA 81-2 Recomendaciones de monitorización cardíaca del Children’s Oncology Group Edad En El momEnTo dEl TraTamiEnTo radiaciÓn con posiBlE impacTo soBrE El coraZÓn dosis dE anTraciclina (Basado En doXoruBicina) frEcuEncia rEcomEndada dE EcocardioGrama o muGa < 1 año Sí Cualquiera Cada año No < 200 mg/m2 Cada 2 años ≥ 200 mg/m2 Cada año 1-4 años Sí Cualquiera Cada año No < 100 mg/m2 Cada 5 años ≥ 100 a < 300 mg/m2 Cada 2 años ≥ 300 mg/m2 Cada año ≥ 5 años Sí < 300 mg/m2 Cada 2 años ≥ 300 mg/m2 Cada año No < 200 mg/m2 Cada 5 años ≥ 200 a < 300 mg/m2 Cada 2 años ≥ 300 mg/m2 Cada año Cualquier edad con disminución en la función seriada Cada año MUGA, prueba de imagen de adquisición sincronizada múltiple. Children’s Oncology Group: Long-Term Follow-Up Guidelines for Survivors of Childhood, Adolescent, and Young Adult Cancers. Version 4.0., 2013. http://www.survivors- hipguidelines. org/pdf/LTFUGuidelines_40.pdf. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 14, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1650 En fE rm Ed a d Es d El m io ca rd io , d El p Er ic a rd io y d El l Ec h o v a sc u la r pu lm o n a r IX aumento de dosis), dosis de antraciclina de más de 300 mg/m2 (RR, 1,72), síndrome metabólico (RR, 1,94) y disfunción diastólica (RR, 1,68). Otro estudio St. Jude de 1.853 supervivientes de cáncer en la infancia con edad media de 31 años sugiere que la MC, definida por una FEVI menor del 50%, fue identificada en el 7,4%, enfermedad arterial coronaria en el 3,8% y arritmia en el 4,6%.46 El sexo masculino, una dosis de antraciclina de 250 mg/m2 o mayor, la exposición a radiación cardíaca o más de 1.500 cGy, y HTA estuvieron asociados con un riesgo incrementado de MC. El manejo de la IC o MC una vez que se presenta sigue en gran parte las directrices CV actuales establecidas, incluido el uso de varias estrategias diagnósticas y terapéuticas, como terapias farmacológicas y de dis- positivos (v. capítulo 25, «Directrices»).2 Ensayos clínicos aleatorizados que evalúan terapias específicamente en pacientes oncológicos con MC aún no han sido realizados, y por lo tanto, la efectividad de ciertas medi- caciones CV sobre otras en esta población de pacientes es aún incierta, como lo es la duración óptima de la terapia. Para destacar, en un análisis retrospectivo de 201 pacientes con cáncer tratados con antraciclinas que desarrollaron MC con posterior FEVI del 45% o menos, la instauración de inhibidores de la ECA y β-bloqueantes en combinación se asoció con mayor probabilidad de recuperación de la FEVI, como fue la instauración de medicaciones cardíacas dentro de los 6 meses de detección de la disfunción del VI.47 Las directrices para el manejo de factores de riesgo CV siguen las guías CV establecidas, sin recomendaciones específicas en supervivientes de cáncer. Sin embargo, estas son necesarias, debido a que los datos observacionales descritos previamente sugieren que los factores de riesgo CV plantean un marcado riesgo adicional de enfermedad CV en pacientes oncológicos en comparación con controles.2,48 PERSPECTIVAS FUTURAS El campo de la cardiooncología continúa evolucionando. La necesidad de cuidado CV dedicado a pacientes oncológicos continuará creciendo, ya que tanto el cáncer como la enfermedad CV se mantienen altamente prevalentes; la creciente población de supervivientes y las nuevas terapias oncológicas afectan a vías de señalización CV fundamentales, y provocan efectos cardiotóxicos tanto subclínicos como evidentes. Este crecimiento está dirigido a: 1) ampliar nuestro entendimiento de los mecanismos fisiopatológicos básicos; 2) traducir estos hallazgos para mejorar las terapias oncológicas y estrategias cardioprotectoras; 3) entender la epidemiología e historia natural de la cardiotoxicidad y el remodelado CV con las terapias oncológicas; 4) desarrollar mecanismos robustos para identificar pacientes de alto riesgo CV, y 5) personalizar la terapia individualizada para maximizar su efectividad oncológica y minimizar su potencial cardiotóxico. Hay una gran necesidad de educación clínica e investigativa continua y esfuerzos capacitados y colaborativos entre cardiólogos, oncólogos, industria farmacéutica, defensores de pacientes y de los National Institutes of Health y la FDA33 para que se pueda construir un marco de trabajo que se dirija a las lagunas del conocimiento y personalice el aporte de terapias por medio de una sólida medicina basada en la evidencia. Bibliografía Epidemiología, manifestaciones clínicas y fisiopatología 1. Plana JC, Galderisi M, Barac A, et al. Expert consensus for multimodality imaging evaluation of adult patients during and after cancer therapy: a report from the American Society of Echocardio- graphy and the European Association of Cardiovascular Imaging. Eur Heart J Cardiovasc Imaging. 2014;15(10):1063-1093. 2. Yancy CW, Jessup M, Bozkurt B, et al. 2013 ACCF/AHA guideline for the management of heart failure: a report of the American College of Cardiology Foundation/American Heart Association Task Force on practice guidelines. Circulation. 2013;128(16):e240-e327. 3. Bloom MW, Hamo CE, Cardinale D, et al. Cancer Therapy-Related Cardiac Dysfunction and Heart Failure: Part 1: Definitions,
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