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442 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos PERSPECTIVA GENERAL, 442 PATOGENIA, 442 INSUFICIENCIA CARDÍACA COMO UN MODELO PROGRESIVO, 442 Mecanismos neurohormonales, 442 Remodelado del ventrículo izquierdo, 450 Reversibilidad del remodelado ventricular izquierdo, 459 PERSPECTIVAS FUTURAS, 459 BIBLIOGRAFÍA, 460 Fisiopatología de la insuficiencia cardíaca GERD HASENFUSS Y DOUGLAS L. MANN 23 PERSPECTIVA GENERAL A pesar de los intentos repetidos de descubrir el mecanismo fisiopa- tológico único que explique de forma precisa el síndrome clínico de la insuficiencia cardíaca (IC), ningún paradigma conceptual único ha soportado la prueba del tiempo. Mientras que los médicos inicialmente consideraban que la IC era un problema de retención excesiva de sal y agua debido a alteraciones del flujo sanguíneo renal (el denominado modelo cardiorrenal) o de una capacidad anormal de bombeo del corazón (modelo cardiocirculatorio o hemodinámico),1 estos modelos no explican adecuadamente la implacable progresión de la enfermedad que se produce en este síndrome. Este capítulo se centra en los cambios moleculares y celulares que subyacen a la IC con una fracción de eyección reducida (ICFEr), poniendo énfasis en el papel de la activación neurohormonal y el remodelado del ventrículo izquierdo (VI) como determinantes primarios de la progresión de la enfermedad en la IC. Los trastornos hemodinámicos, contráctiles y del movimiento de la pared en la IC se exponen en los capítulos sobre ecocardiografía (v. capítulo 14), cateterismo cardíaco (v. capítulo 19), estudios de imagen con radioisótopos (v. capítulo 16) y evaluación clínica de los pacientes con IC (v. capítulo 21). En el capítulo 26 se expone la patogenia de la IC con una fracción de eyección conservada. PATOGENIA Como se muestra en la figura 23-1A, la IC puede verse como un tras- torno progresivo que se inicia después de que un acontecimiento índice dañe el músculo cardíaco, con la pérdida resultante de los miocitos cardíacos funcionantes, o, alternativamente, la pérdida de la capacidad del miocardio de generar fuerza, lo que impide que el corazón se contraiga con normalidad. Este acontecimiento índice puede tener un inicio brusco, como es el caso del infarto de miocardio (IM); puede tener un inicio gradual o insidioso, como es el caso de la sobrecarga hemodinámica de presión o volumen, o puede ser hereditario, como es el caso de muchas miocardiopatías hereditarias. Independientemente de la naturaleza del acontecimiento iniciador, lo que es común a todos estos acontecimientos iniciadores es que todos ellos producen de alguna manera una disminución de la capacidad de bomba del corazón. En la mayoría de los casos los pacientes seguirán asintomáticos o con muy pocos síntomas tras la reducción inicial de la capacidad de bomba del corazón, o presentarán síntomas solo después de que la disfunción haya estado presente durante algún tiempo. Aunque las razones precisas por las que los pacientes con disfunción del VI permanecen asintomáticos no están claras, una posible explicación es que varios mecanismos compensadores se activan en el marco de la lesión cardíaca o el gasto cardíaco reducido y parecen modular la función del VI dentro de unos límites fisiológicos/homeostáticos, de manera que la capacidad funcional del paciente se conserva o solo se reduce muy poco. Pero, a medida que los pacientes pasan a la IC sintomática, la activación mantenida de los sis- temas neurohormonal y citocínico lleva a una serie de cambios de órgano final dentro del miocardio, a los que se llama, en conjunto, remodelado del ventrículo izquierdo. Como se comenta más adelante, el remodelado del VI es suficiente para liderar la progresión de la enfermedad en la IC independientemente del estado neurohormonal del paciente. INSUFICIENCIA CARDÍACA COMO UN MODELO PROGRESIVO Mecanismos neurohormonales Cada vez más datos experimentales y clínicos indican que la IC avanza como consecuencia de la sobreexpresión de moléculas biológicamente activas que pueden ejercer efectos perjudiciales sobre el corazón y la circulación2 (fig. 23-1B). El conjunto de mecanismos compensadores que se han descrito hasta ahora son la activación del sistema nervioso sistémico adrenérgico y del sistema de la renina y la angiotensina (SRA), que son responsables del mantenimiento del gasto cardíaco mediante una mayor retención de sal y agua, una vasoconstricción arterial periférica y un aumento de la contractilidad, y los mediadores inflamatorios responsa- bles de la reparación y el remodelado cardíacos. Conviene reseñar que el término neurohormona es, en gran medida, un término histórico, reflejo de la observación inicial de que muchas de las moléculas elaboradas en la insuficiencia cardíaca se producían en el sistema neuroendocrino y actuaban sobre el corazón de forma endocrina. Pero se ha hecho evidente que muchas de las sustancias conocidas como neurohormonas clásicas, como la noradrenalina (NA) y la angiotensina II, son sintetizados directamente dentro del miocardio por los miocitos y así actúan de forma autocrina y paracrina. No obstante, el concepto unificador importante que surge del modelo neurohormonal es que la expresión aumentada de grupos de moléculas con actividad biológica contribuye a la progresión de la enfermedad en virtud de los efectos perjudiciales que estas moléculas ejercen sobre el corazón y la circulación. Activación del sistema nervioso simpático La reducción del gasto cardíaco en la IC activa una serie de adaptaciones compensadoras que pretenden mantener la homeostasis cardiovascular. Una de las adaptaciones más importantes es la activación del sistema nervioso simpático (SNS; adrenérgico), que se produce en las primeras fases de la IC. La activación del SNS en la IC se acompaña de una inhibición concomitante del tono parasimpático (fig. e23-1). Aunque estos trastornos en el control autónomo se atribuyeron inicialmente a la pérdida de los impulsos inhibidores procedentes de los reflejos de los barorreceptores arteriales y cardiopulmonares, cada vez hay más pruebas de que los reflejos excitadores también podrían participar en el desequilibrio autónomo que aparece en la IC.3 En personas sanas, los barorreceptores de «presión alta» del cayado aórtico y del seno carotídeo y los mecanorreceptores de «presión baja» cardiopulmonares envían señales inhibidoras al sistema nervioso central (SNC) que bloquean el flujo simpático al corazón y a la circulación periférica. En circunstancias normales, los impulsos inhibidores de los barorreceptores de presión alta del cayado aórtico y del seno carotídeo y de los mecanorreceptores de presión baja cardiopulmonares son los inhibidores principales del flujo simpático, mientras que la descarga de los quimiorreceptores periféricos no barorreflejos y de los metaborreceptores son los principales impulsos excitadores del flujo simpático. La rama vagal del reflejo barorreceptor Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 443 Fisio p ato lo g ía d e la in su fi cien cia card íaca 23 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . de la frecuencia cardíaca también es responsable de los impulsos inhibidores aferentes barorreceptores. Los sujetos sanos muestran una descarga simpática baja en reposo y muestran una variabilidad alta de la frecuencia cardíaca. No obstante, en pacientes con IC, los impulsos inhibidores procedentes de barorreceptores y mecanorreceptores dis- minuyen y los excitadores aumentan, con resultado neto de aumento generalizado del tráfico nervioso simpático y atenuación del tráfico nervioso parasimpático,con pérdida resultante de la variabilidad del ritmo cardíaco y aumento de la resistencia vascular periférica.3 Como resultado del aumento del tono simpático se produce un incremento de las concentraciones circulantes de NA, un potente neuro- transmisor adrenérgico. Las elevadas concentraciones de NA se deben a una combinación de aumento de liberación de NA de las terminaciones nerviosas adrenérgicas y su consiguiente «liberación» al plasma, así como a una menor captación de NA por las terminaciones nerviosas adrenérgicas. En los pacientes con una IC avanzada, las concentraciones circulantes de NA en pacientes en reposo son dos a tres veces las que se encuentran en pacientes normales. De hecho, las concentraciones plasmáticas de NA predicen la mortalidad en los pacientes con IC. Mientras que el corazón normal suele extraer la NA de la sangre arterial, en los pacientes con IC moderada las concentraciones de NA en el seno coronario superan las concentraciones arteriales, lo que indica un mayor estímulo adrenérgico del corazón. Pero, a medida que la IC progresa, hay una reducción significativa de la concentración miocárdica de NA. El mecanismo responsable del vaciado cardíaco de NA en la IC grave no está claro y podría relacionarse con el fenómeno de «agotamiento» debido al estímulo adrenérgico prolongado de los nervios adrenérgicos cardíacos en la IC. Además, hay una menor actividad de la tirosina hidroxilasa miocárdica, que es la enzima que limita la velocidad de síntesis de la NA. En los pacientes que presentan una miocardiopatía, la metayodobencilguanidina marcada con yodo 131 (131I) (MIBG), un radiofármaco que captan las terminaciones nerviosas adrenérgicas, no se capta normalmente, lo que indica que la recaptación de la NA también está deprimida. El aumento de la activación simpática del receptor β1-adrenérgico aumenta la frecuencia cardíaca y la fuerza de la contracción miocárdica, con un aumento resultante del gasto cardíaco (v. capítulo 22). Además, la actividad aumentada del sistema nervioso adrenérgico conduce a una estimulación de los receptores α1-adrenérgicos del miocardio, lo que desencadena un débil efecto inótropo positivo, así como una vasoconstricción arterial periférica (fig. 23-2). Aunque la NA aumenta FIGURA 23-1 Patogenia de la insuficiencia cardíaca (IC). A. La IC comienza des- pués de que un «acontecimiento índice» provoque una reducción de la capacidad de bomba del corazón. B. Tras esta reducción inicial de la capacidad de bomba, se activan varios mecanismos compensadores, como el sistema nervioso adrenérgico, el sistema renina-angiotensina (SRA) y los sistemas citocínicos. A corto plazo, estos sistemas pueden restaurar la función cardiovascular a unos límites homeostáticos normales, con el resultado de que el paciente permanece asintomático. Pero, con el tiempo, la activación mantenida de estos sistemas puede conducir a una lesión secundaria final dentro del ventrículo, con un empeoramiento del remodelado del ventrículo izquierdo y la consiguiente descompensación cardíaca. Como resultado de estos cambios, los pacientes sufren una transición de la IC asintomática a la sintomática. ANP/BNP, péptido natriurético auricular/cerebral; NOS, óxido nítrico sintasa; ROS, especies reactivas del oxígeno; SNS, sistema nervioso simpático. (Tomado de Mann DL: Mechanisms and models in HF: a combinatorial approach. Circulation 199;100:99; y Kaye DM, Krum H. Drug discovery for heart failure: a new era or the end of the pipeline? Nat Rev Drug Discov 2007;6:127.) FIGURA 23-2 Activación del sistema nervioso simpático. El aumento de la actividad del sistema nervioso simpático (SNS) puede contribuir a la fisiopatología de la insuficiencia cardíaca congestiva por múltiples mecanismos, en los que está implicado el funcionamiento cardíaco, renal y vascular. En el corazón, el aumento de las diferencias del SNS puede producir desensibilización de los receptores β-adrenérgicos (β-AR), hipertrofia de los miocitos, necrosis, apoptosis y fibrosis. En los riñones, el aumento de la activación del SNS induce vasoconstricción arterial y venosa, activación del sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA), aumento de la retención de sal y agua, y atenuación de la respuesta a los factores natriuréticos. En los vasos periféricos, el aumento de la actividad del SNS induce vasoconstricción neurógena e hipertrofia vascular. (Tomado de Nohria A, Cusco JA, Creager MA. Neurohormonal, renal and vascular adjustments in heart failure. In Colucci WS, editor. Atlas of Heart Failure. 4th ed. Philadelphia: Current Medicine; 2008, p 106.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 444 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV la contracción y la relajación y mantiene la presión arterial, aumentan las necesidades de energía del miocardio, lo que puede intensificar la isquemia cuando el transporte de oxígeno (O2) al miocardio está limi- tado. El impulso adrenérgico aumentado procedente del SNC también puede desencadenar una taquicardia ventricular o incluso una muerte cardíaca súbita, en particular en presencia de una isquemia miocárdica. De este modo la activación del SNS proporciona un apoyo a corto plazo que tiene la posibilidad de convertirse en una mala adaptación a largo plazo. Por otro lado, son crecientes las evidencias que indican que, además de los efectos nocivos de la activación simpática, la inhibición parasimpática también contribuye a la patogenia de la IC. La inhibición de la estimulación nerviosa parasimpática se ha asociado a reducción de las concentraciones de óxido nítrico (NO), aumento de la inflamación, aumento de la actividad simpática y deterioro del remodelado del VI. Varios estudios clínicos con estimulación del nervio vago no alcanzaron el criterio principal de valoración, pero han demostrado tendencias prometedoras en varios criterios secundarios de valoración.4 Activación del sistema renina-angiotensina Al contrario que el SNS, los componentes del sistema renina-angiotensina (SRA) se activan más tarde en la IC. Los mecanismos propuestos de activación del SRA en la IC son la hipoperfusión renal, la reducción del sodio filtrado que alcanza la mácula densa en el túbulo distal y el aumento del estímulo simpático del riñón, lo que aumenta la liberación de renina en el aparato yuxtaglomerular. Como se muestra en la figura 23-3, la renina escinde cuatro aminoácidos del angiotensinógeno circulante, que se sintetiza en el hígado, para formar el decapéptido desprovisto de actividad biológica angiotensina I. La enzima conversora de la angiotensina (ECA) escinde dos aminoácidos de la angiotensina I para formar el octapéptido con actividad biológica (1-8) angiotensina II. La mayoría (cerca del 90%) de la actividad de la ECA en el cuerpo se encuentra en los tejidos; el 10% restante se encuentra en una forma soluble (no membranaria) en el intersticio del corazón y la pared de los vasos. La importancia de la actividad tisular de la ECA en la IC la indica la observación de que el ARN mensajero (ARNm) de ECA, las zonas de unión de la ECA y la actividad de la ECA están aumentados en corazones humanos explantados.5 La angiotensina II también puede sintetizarse por medio de vías independientes de la renina, mediante la conversión enzimática del angiotensinógeno en angiotensina I por la calicreína y la catepsina G (v. fig. 23-3A). La producción tisular de angiotensina II también puede ocurrir por medio de vías independientes de la ECA, mediante la activación de la quimasa. Esta vía puede tener gran importancia en el miocardio, en particular cuando las concentraciones de renina y angiotensina I estén aumentadas por el uso de inhibidores de la ECA.La propia angiotensina II puede sufrir una proteólisis adicional para generar tres fragmentos con actividad biológica: la angiotensina III (2-8), la angiotensina IV (3-8) y la angiotensina 1-7 (v. fig. 23-3B). La angiotensina II ejerce sus efectos al unirse a dos receptores aco- plados a las proteínas G (GPCR) denominados angiotensina de tipo 1 (AT1) y angiotensina de tipo 2 (AT2). El receptor de angiotensina que predomina en los vasos es el receptor AT1. Aunque en el miocardio se encuentran los dos tipos de receptores AT1 y AT2, predomina este último en una relación molar de 2:1. La localización celular del receptor AT1 en el corazón es más abundante en los nervios distribuidos en el miocardio, mientras que el receptor AT2 se localiza más específicamente en los fibroblastos y el intersticio. La activación del receptor AT1 lleva a la vasoconstricción, el crecimiento celular, la secreción de aldosterona y la liberación de catecolaminas, mientras que la activación del receptor AT2 lleva a la vasodilatación, la inhibición del crecimiento celular, la natriuresis y la liberación de bradicinina (v. fig. 23-3C). Los estudios han demostrado que el receptor AT1 y las concentraciones de ARNm están disminuidas en los corazones humanos que tienen insuficiencia, mientras que la densidad del receptor AT2 está aumentada o no cambia, con lo que el cociente de receptores AT1:AT2 disminuye.6 El receptor MAS es un GPCR expresado principalmente en el cerebro y en los testículos pero también en el corazón (v. fig. 23-3C). La angiotensina II tiene varias acciones importantes que son críticas para el mantenimiento de la homeostasis circulatoria a corto plazo. Pero la expresión mantenida de angiotensina II está mal adaptada y conduce a la fibrosis cardíaca, renal y de otros órganos. La angiotensina II también puede empeorar la activación neurohormonal al aumentar la liberación de NA en las terminaciones nerviosas simpáticas, así como la estimu- lación de la zona glomerular de la corteza suprarrenal para producir aldosterona. Análoga a la angiotensina II, la aldosterona proporciona un apoyo a corto plazo a la circulación al favorecer la reabsorción de sodio a cambio de potasio en los segmentos distales de la nefrona. Pero la expresión mantenida de aldosterona puede ejercer efectos perjudiciales al provocar la hipertrofia y fibrosis dentro de los vasos y el miocardio, lo que contribuye a reducir la distensibilidad vascular y aumentar la rigidez ventricular. Además, la aldosterona provoca una disfunción de la célula endotelial, una disfunción de los barorreceptores y una inhibición de la captación de NA, que por separado pueden empeorar la IC. En el mecanismo de acción de la aldosterona en el sistema cardiovascular parece intervenir el estrés oxidativo con la inflamación resultante de los tejidos diana. Aunque se desconoce el papel exacto de la angiotensina III (2-8), la angiotensina IV (3-8) y la angiotensina 1-7 en la IC, varios estudios experimentales indican que la angiotensina 1-7 contrarresta los efectos de la angiotensina II y disminuye la remodelación VI.2 Por el contrario, la angiotensina III estimula directamente la zona glomerular de las glándulas suprarrenales para producir aldosterona,2 que favorece la reabsorción de sodio en el conducto colector distal renal. La angiotensina III tiene también un papel importante en la liberación cerebral de vasopresina, que regula la retención de agua en el conducto colector distal renal. En el cerebro, la angiotensina III puede regular también la hiperactividad nerviosa cardíaca, así como la remodelación VI después de un IM.2 Estrés oxidativo. Las especies reactivas del oxígeno (ROS) son un pro- ducto normal del metabolismo aeróbico. En el corazón, las posibles fuentes de ROS son las mitocondrias, la xantina oxidasa y la nicotinamida adenina dinucleótido fosfato (NADPH) oxidasa (fig. 23-4). Las ROS pueden modular la actividad de varias proteínas intracelulares y vías de transmisión de señales como proteínas esenciales implicadas en el acoplamiento de la excitación y la contracción miocárdicas, como canales iónicos, canales de liberación de calcio del retículo sarcoplásmico (RS) y proteínas miofilamentosas, así como vías transmisoras de señales ligadas al crecimiento del miocito.7 El «estrés oxidativo» se produce cuando la producción de ROS supera la capacidad de los sistemas de defensa antioxidantes, lo que lleva a un exceso de ROS dentro de la célula. Hay datos importantes que indican que el nivel de agresión oxidativa está aumentado tanto a nivel sistémico como en el miocardio de pacientes con IC. El estrés oxidativo en el corazón puede deberse a una capacidad antioxidante reducida, a un aumento de la producción de ROS o ambos, lo que puede dar lugar a una tensión mecánica del miocardio, un estímulo neurohormonal (angiotensina II, agonistas α-adrenérgicos, endotelina 1 [ET-1]) o citocinas inflamatorias (factor de necrosis tumoral [TNF], interleucina [IL] 1). El exceso de ROS mitocondrial en los miocitos cardíacos se ha demostrado en modelos experimentales de IC y puede contribuir a la dis- función contráctil en la IC avanzada. El aumento de la expresión y actividad de la xantina oxidasa se ha descrito en la IC inducida con marcapasos rápidos en perros y en pacientes con una IC terminal. Además, la mayor expresión y actividad de NADPH oxidasas miocárdicas se ha demostrado en IC experimentales y humanas.7 En miocitos cardíacos cultivados, las ROS estimulan la hipertrofia del miocito, la reexpresión de programas génicos fetales y la apoptosis. Las ROS también pueden modular la proliferación de los fibroblastos y la síntesis de colágeno y pueden desencadenar una mayor abundancia y activación de la metaloproteinasa de la matriz (MMP). Las ROS influyen en los vasos periféricos en la IC reduciendo la biodisponibilidad de óxido nítrico (NO). Estas y otras observaciones han llevado a señalar el posible valor terapéutico en pacientes con IC de las estrategias encaminadas a reducir las ROS. Sin embargo, la inhibición de la xantina oxidasa con alopurinol para disminuir el estrés oxidativo en pacientes hiperuricémicos con IC no mejoró el estado clínico ni la función en un estudio reciente.8 La importancia de la aldosterona, independiente de la angiotensina II, se ha demostrado en estudios clínicos (v. capítulo 25) que demuestran que las dosis bajas de espironolactona aumentaron la supervivencia de los pacientes con IC sistólica de clase II a IV de la New York Heart Asso- ciation (NYHA) y mejoraron la supervivencia tras el IM, independiente de los cambios en el volumen o los electrólitos.9 Alteraciones neurohormonales de la función renal Un signo de la IC progresiva es el aumento de la retención de sal y agua por los riñones. Las teorías tradicionales han adscrito este incremento al fracaso «anterógrado», que atribuye la retención de sodio a una perfusión renal inadecuada como consecuencia de la reducción del gasto cardíaco, o una insuficiencia «retrógrada», que subraya la importancia del aumento de la presión venosa en el favorecimiento de la trasudación de sal y agua desde el interior del vaso al compartimiento extracelular. Estos mecanismos han sido sustituidos en gran medida por Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 445 Fisio p ato lo g ía d e la in su fi cien cia card íaca 23 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la idea del volumen sanguíneo arterial eficaz reducido, que propone que a pesar de la expansión del volumen sanguíneo en la IC, el gasto cardíaco inadecuado percibido por los barorreceptores del árbol vas- cular lleva a una serie deadaptaciones neurohormonales que imitan la respuesta homeostática a la pérdida aguda de sangre.2 Como se ilustró en la figura 23-5, los barorreceptores del VI, el cayado aórtico, el seno carotídeo y las arteriolas aferentes renales perciben la disminución del gasto cardíaco o la redistribución del volumen sanguíneo circulante. La pérdida del impulso inhibidor procedente de los reflejos barorreceptores arteriales y cardiopulmonares lleva a una activación mantenida del FIGURA 23-3 A. Componentes sistémico y tisular del sistema renina-angiotensina (SRA). Varios tejidos, como el miocardio, el riñón y el encéfalo, tienen la capacidad de generar angiotensina II con independencia del SRA circulante. La angiotensina II producida en estos tejidos puede desempeñar una función importante en la fisiopatología de la insuficiencia cardíaca. B. Vías de degradación de angiotensina II. La angiotensina II es degradada por la enzima conversora de la angiotensina (ECA) 2 para formar Ang (1-7), que puede ser degradada por la ECA para formar Ang (1-5). Otras vías de degradación de la angiotensina II son la amniopeptidasa A a Ang (2-8), la dipeptidil-aminopeptidasa I-III a Ang IV, y la neprilisina y distintas peptidasas a otros péptidos pequeños. Ang (2-8) y Ang IV pueden intercambiarse de modo reversible mediante aminopeptidasa N. C. Acción de los receptores de tipos 1 (AT1) y 2 (AT2) de la angiotensina II y señalización mediada por MAS. Ang, angiotensina; NO, óxido nítrico. (A, modificado de Timmermans PB et al. Angiotensin II receptors and angiotensin II receptor antagonists. Pharmacol Rev 1993;45:205; B, modificado de Batlle D et al. Angiotensin-converting enzyme 2: enhancing the degradation of angiotensin II as a potential therapy for diabetic nephropathy. Kidney Int 2012;81:520-8; C, modificado de Iwai M, Horiuchi M. Devil and angel in the renin-angiotensin system. Hypertens Res 2009;32:533-6.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 446 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV SNS y SRA. Un dispositivo implantable de baroestimulación que activa los barorreceptores carotídeos para disminuir la activación simpática y aumentar el tono vagal mejoró la calidad de vida y la capacidad de ejercicio en pacientes con IC sintomática.4 El estudio en marcha Barostim Therapy for Heart Failure (BeAT-HF) determinará si la terapia de activación de los barorreceptores tiene un impacto favorable en la mortalidad cardiovascular y en la mortalidad por IC al finalizar el estudio (criterio de valoración de eficacia) y los episodios adversos graves neurológicos y cardiovasculares a los 6 meses. Hay pocos datos fiables para afirmar que una anomalía renal primaria es responsable de la retención inicial de sodio en el corazón; sin embargo, hay indicios crecientes de que los cambios renales secundarios con- tribuyen de manera importante a la sobrecarga de volumen al avanzar la IC. La sobrecarga de volumen en la IC es multifactorial y es secundaria, al menos en parte, a varios factores que pueden aumentar la reabsorción de sodio, como activación del SNS, activación de SRA, descenso de las presiones de perfusión renales y disminución de la sensibilidad renal a los péptidos natriuréticos. El incremento de la vasoconstricción renal mediada por el nervio simpático disminuye el flujo sanguíneo renal y aumenta la reabsorción tubular renal de sodio y agua a lo largo de la nefrona. La estimulación simpática renal puede causar también liberación no osmótica de arginina vasopresina (AVP) por la neurohipófisis, que disminuye la excreción de agua libre y contribuye a empeorar la vasocons- tricción periférica, y aumenta la producción de endotelina (ET).2 El incremento de la presión venosa renal puede provocar hipertensión intersticial renal, con aparición de lesión tubular y fibrosis renal. Arginina vasopresina. La AVP es una hormona hipofisaria que desempeña una función central en la regulación de la eliminación de agua libre y la osmolalidad plasmática (v. fig. 23-5). En circunstancias normales, la AVP se libera en respuesta a un aumento de la osmolalidad plasmática, lo que lleva a un aumento de la retención de agua en el túbulo colector. La AVP circulante está elevada en muchos pacientes con IC, incluso después de la corrección en función de la osmolalidad plasmática (es decir, liberación no osmótica)2 y puede contribuir a la hiponatremia que aparece en la IC. Los efectos celulares de la AVP están mediados sobre todo por interacciones con tres tipos de receptores: V1a, V2a y V2. El receptor V2 es el subtipo más generalizado y se encuentra sobre todo en las células musculares lisas vasculares. El receptor V1b tiene una distribución más limitada y se localiza sobre todo en el SNC Los receptores V2 se encuentran sobre todo en las células epiteliales del conducto colector renal y la rama ascendente gruesa. Los receptores de la AVP son miembros de los GPCR. Los receptores V1a median la vasoconstricción, la agregación plaquetaria y la estimulación de los factores de crecimiento miocárdicos, mientras que los V1b modulan la secreción de hormona adrenocorticótropa (ACTH) por la hipófisis anterior. El receptor V2 media los efectos antidiuréticos estimulando la adenilato ciclasa para aumentar la inserción de vesículas que contienen canales de agua en la membrana apical. Como los canales de agua contienen canales de agua funcionales preformados, denominados acuaporinas, su localización en la membrana apical en respuesta al estímulo de V2 aumenta la permeabilidad al agua de la membrana apical, lo que lleva a retener agua. Los «vaptanos», antagonistas de los receptores de la vasopresina con selectividad V1a (recolvaptán) o V2 (tolvaptán, lixivaptán) o actividad V1a/V2 no selectiva (conivaptán), se ha demostrado que reducen el peso corporal y la hiponatremia en estudios clínicos (v. ca- pítulos 24 y 25). El aumento de la actividad simpática renal conduce a un aumento de la produc- ción de renina por los riñones, con una activación mantenida resultante del SRA, a pesar de un volumen extracelular expandi- do. La angiotensina II ayuda a retener sodio y agua por múltiples mecanismos renales como un efecto tubular proximal directo y a través de la activación de la aldosterona, lo que lleva a un aumento de la retención de sodio en el túbulo distal. La angiotensina II también estimula el centro de la sed en el encéfalo y provoca la liberación de AVP y aldosterona, lo que puede llevar a una alteración de la regulación de la homeostasis del agua y la sal. Varios sistemas neurohormonales contrarreguladores se activan en la IC con el fin de compensar los efectos perjudiciales de las neurohormonas vasoconstrictoras (tabla e23-1). Los metabolitos de las prostaglandinas vasodilatadoras como la prostaglandina E2 (PGE2) y la prostaciclina (PGI2) están elevados en los pacientes con IC. Además de ser vasodilatadora, la PGE2 potencia la excreción renal de sodio y modula la acción antidiurética de la AVP. Entre los sistemas neurohormonales contrarreguladores más importantes que se activan en la IC están los péptidos natriuréticos como el péptido natriurético auricular (ANP) y el péptido natriurético cerebral (BNP de tipo B). En condiciones fisiológicas, el ANP y el BNP funcionan como hormonas natriuréticas que se liberan en respuesta a un aumento del estiramiento auricular y miocárdico, a menudo secundario a una ingestión excesiva de sodio. Una vez liberados, estos péptidos cardíacos actúan sobre el riñón y la circulación periférica para descargar al corazón, mediante la excreción aumentada de sodio y agua, mientras inhiben la liberación de renina y aldosterona (fig. 23-6). En el marcode la activación del SRA, la liberación de ANP y BNP puede servir de mecanismo contrarregulador importante que mantenga la homeostasis del sodio y el agua. Pero, por razones que no están del todo claras, los efectos renales de los péptidos natriuréticos parecen amortiguados con el avance de la IC, lo que deja los efectos del SRA sin oposición.10 Las posibles razones de esta amortiguación son la reducción de la presión de perfusión renal, el déficit relativo o las formas moleculares alteradas de los péptidos natriuréticos o la reducción de las concentraciones de receptores natriuréticos. Péptidos natriuréticos. El sistema de péptidos natriuréticos consta de cinco péptidos con una estructura parecida: ANP, urodilatina (una isoforma de ANP), BNP, péptido natriurético de tipo C (CNP) y péptido natriurético dendroaspis (DNP) (v. fig. 23-6A).11 ANP, una hormona peptídica de 28 aminoácidos, se produce principalmente en las aurículas cardíacas, mientras que BNP, un péptido de 32 aminoácidos aislado originalmente de encéfalo porcino, se identificó más tarde como una hormona que producían principalmente los ventrículos cardíacos.11 ANP y BNP se secretan en respuesta al aumento de la tensión de la pared FIGURA 23-4 Fuentes celulares de ROS y de transducción de señales mediada por ROS en la hipertrofia cardíaca. Los sistemas generadores de ROS se muestran a la izquierda e incluyen xantina oxidasa, NADPH oxidasas (NOX2, NOX4), óxido nítrico sintasa (NOS) y complejos mitocondriales. La activación de las ROS tiene múltiples efectos sobre el manejo del calcio, el funcionamiento de los miofilamentos, la activación de la matriz, la estimulación de cinasas y fosfatasas, y la regulación transcripcional de las metaloproteinasas de la matriz (MMP). Akt, proteína cinasa B; ASK-1, cinasa 1 reguladora de la señal de la apoptosis; CCTL, canal del calcio de tipo L; ETR, receptor de endotelina; 5HTMF, 5 hidrotetrametilfolato; MAPK, proteína cinasa activada por mitógenos; NF-kB, factor nuclear kB; PI3K, fosfatidilinositol 3 cinasa; PKC, proteína cinasa C; PLB, fosfolambán; RyR, receptor de rianodina; SERCA2, Ca2+-ATPasa del retículo sarcoendoplásmico. (Modificado de McKinsey TA, Kass DA. Small-molecule therapies for cardiac hypertrophy: moving beneath the cell surface. Nat Rev Drug Discov 2007;6:617.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 447 Fisio p ato lo g ía d e la in su fi cien cia card íaca 23 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . cardíaca; pero otros factores como las neurohormonas (p. ej., angiotensina II, ET-1, catecolaminas) o factores fisiológicos (p. ej., edad, sexo, función renal) pueden intervenir también en su regulación. La biosíntesis, secre- ción y eliminación de BNP difiere de ANP, lo que hace pensar que estos dos péptidos natriuréticos tienen funciones fisiológicas y fisiopatológicas distintas. Mientras que ANP se secreta en brotes cortos en respuesta a cambios agudos en la presión auricular, la activación de BNP está regulada a nivel de la transcripción en respuesta a aumentos mantenidos de la presión auricular/ventricular. ANP y BNP se sintetizan inicialmente como prohormonas que después son escindidas por proteólisis por corina y furina, respectivamente, para dar lugar a fragmentos N terminales (NT-ANP y NT-BNP) y péptidos más pequeños con actividad biológica (es decir, ANP y BNP). ANP tiene una semivida relativamente corta de unos 3 min, mientras que BNP tiene una semivida plasmática de unos 20 min. CNP, que se localiza sobre todo en los vasos, también se libera en forma de prohormona que es escindida en una forma sin actividad biológica (NT-CNP) y en una forma de 22 aminoácidos activa (es decir, CNP). La figura 23-6B ilustra la vía de transmisión de señales del sistema de péptidos natriuréticos. Los péptidos natriuréticos estimulan la producción del segundo mensajero intracelular monofosfato de guanosina cíclico (GMPc) a través de la unión al receptor A del péptido natriurético (NPR-A), que se une de forma preferente a ANP y BNP, y al receptor B del péptido natriurético (NPR-B), que se une preferentemente a CNP. NPR-A y NPR-B se acoplan a la guanilato ciclasa particulada. La activación de NPR-A y NPR-B da lugar a natriuresis, relajación vascular, inhibición de la renina y la aldosterona, inhibición de la fibrosis y aumento de la lusitropía. El receptor C del péptido natriurético (NPR-C) no está ligado al GMPc y sirve de receptor de eliminación para los péptidos natriuréticos. Los tres péptidos natriuréticos son degradados por dos mecanismos principales: internalización mediada por NPR-C, seguida de degrada- ción lisosómica y degradación enzimática por endopeptidasa neutra (NEP) 24.11 (neprilisina), expresada ampliamente en diversos tejidos, donde se colocaliza a menudo con ECA. Tanto la ECA como la NEP son metaloproteinasas que contienen cinc unidas a la membrana implicadas en el metabolismo de diversos péptidos biológicos12 (v. fig. 23-6C). La NEP escinde preferencialmente péptidos pequeños en el lado N-terminal de los residuos hidrófobos. Tiene una distribución tisular amplia, en endotelio vascu- lar, células musculares lisas, miocitos, fibroblastos, células tubulares renales y células nerviosas. La NEP degrada numerosos péptidos, como pépti- dos natriuréticos (v. fig. 23-6D), angiotensina I, angiotensina II, ET-I, adrenomedulina, opioides, bradicinina, péptidos quimiotácticos, encefalinas y péptido amiloide β (Aβ). La inhibición por la NEP de la degradación de los péptidos natriuréticos provoca vasorrelajación, natriuresis, inhibición de la hipertrofia y fibrosis. Por el con- trario, la inhibición de la degradación de otros péptidos vasoactivos, como angiotensina II, angiotensina 1-7 y ET, se opone a los efectos vasodilatadores de los péptidos natriuréticos. Por tanto, la inhibición NEP tiene efectos diversos en la presión arterial. La inhibición de la NEP aumenta la concentración urinaria de cinina, que puede contribuir a sus efectos natriuréticos. La NEP tiene un papel importante en la eliminación de péptidos amiloides en el cerebro. En concreto, la NEP es muy importante para degradar los péptidos Aβ, que tienen un papel relevante en la neurotoxicidad, y la formación de placas amiloi- des de agregados de Aβ en complejos con otras proteínas es una característica distintiva de la enfermedad de Alzheimer. La sobreexpresión de neprilisina mejoró la evolución de la enfermedad de Alzheimer, y la alteración del gen neprilisina causa disfunción cognitiva en un modelo de enfermedad de Alzheimer en ratones. Debido a los posibles efectos favorables de los péptidos natriuréticos en la IC, se ha evaluado la inhibición de la NEP como tratamiento lógico de la IC. El uso temprano de omapatrilat, un inhibidor vasopeptidasa doble que inhibe la ECA y la NEP, no fue más efectivo que solo la inhibición de la ECA en pacientes con IC.12 Sin embargo, el uso combinado de un antagonista del receptor AT1 y un inhibidor de neprilisina (valsartán/sacubitrilo, LCZ696) tuvo un impacto favorable en el pronóstico de la IC, tanto en la calidad de vida como en la capacidad de ejercicio y, más importante aún, en los ingresos y en la mortalidad total por IC en el estudio PARADIGM-HF (v. capítulo 25). La importancia biológica de los péptidos natriuréticos en el manejo renal del sodio se ha demostrado recientemente en múltiples estudios que emplean antagonistas del NPR, así como en la expresión elevada de ANP y BNP. En modelos experimentales de IC, el bloqueo agudo de NPR-A y NPR-B o el bloqueo génico crónico del NPR-A amortiguan la respuesta natriurética renal a la expansiónaguda del volumen, lo que demuestra la acción renal protectora de la activación del péptido natriurético. La infusión de ANP y BNP recombinante humano ejerce efectos hemodinámicos beneficiosos que se caracterizan por descensos en las presiones arterial y venosa, un aumento del gasto cardíaco y una supresión de la activación neurohormonal en seres humanos, dando lugar a su desarrollo clínico como sustancias terapéuticas para la IC humana (v. capítulo 24). Además de su importante función biológica, los péptidos natriuréticos han proporcionado importante información diagnóstica y pronóstica en la IC (v. capítulo 21). Alteraciones neurohormonales en los vasos periféricos En los pacientes con IC, las interacciones complejas entre el sistema nervioso autónomo y los mecanismos reguladores locales tienden a conservar la circulación al encéfalo y el corazón mientras reducen el flujo sanguíneo a la piel, los músculos esqueléticos, los órganos esplácnicos y los riñones. Esta vasoconstricción visceral intensa durante el ejercicio ayuda a dividir el gasto cardíaco limitado al músculo en el ejercicio, pero FIGURA 23-5 La descarga de los barorreceptores de presión alta (círculos) en el ventrículo izquierdo, el seno carotídeo y el cayado aórtico genera señales aferentes que estimulan los centros cardiorreguladores en el encéfalo, lo que activa las vías eferentes en el sistema nervioso simpático. El sistema nervioso simpático (SNS) parece un integrador primario de la respuesta vasoconstrictora neurohormonal al llenado arterial bajo. La activación de los nervios simpáticos renales estimula la liberación de arginina vasopresina (AVP). La activación simpática también provoca una vasoconstricción renal y periférica, como la angiotensina II. La angiotensina II constriñe los vasos sanguíneos y estimula la liberación de aldosterona a partir de la glándula suprarrenal, y también aumenta la reabsorción tubular de sodio e induce el remodelado de los miocitos cardíacos. La aldosterona también puede tener efectos cardíacos directos, además de aumentar la reabsorción de sodio y la secreción de potasio (K+) e iones hidrógeno (H+) en el túbulo colector. Las flechas negras señalan las hormonas circulantes. (Modificado de Schrier RW, Abraham WT. Hormones and hemodynamics in heart failure. N Engl J Med 1999;341:577.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 448 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV contribuye a la hipoperfusión del intestino y los riñones. El estímulo más poderoso para la vasoconstricción periférica es la activación simpática, que libera el potente vasoconstrictor NA. Otros vasoconstrictores que contribuyen a mantener la homeostasis circulatoria son la angiotensina II, la ET, el neuropéptido Y, la urotensina II, el tromboxano A2 y la AVP (v. tabla e23-1). El mayor estímulo adrenérgico simpático de las arterias periféricas y las mayores concentraciones de vasoconstrictores circulan- tes contribuyen a la vasoconstricción arteriolar y al mantenimiento de la presión arterial. La estimulación simpática de las venas contribuye a un aumento del tono venoso, lo que ayuda a mantener el retorno venoso y el llenado ventricular y a apoyar el rendimiento cardíaco según la ley de Starling del corazón (v. capítulo 22). Puede consultar contenido adicional sobre esta cuestión en el suplemento en línea de este capítulo («Vasoconstricting Peptides in Heart Failure»). Como se dijo, las neurohormonas vasoconstrictoras contrarregulan las respuestas vasodilatadoras como la liberación de péptidos natriuréticos, NO, bradicinina, adrenomedulina, apelina y las PGI2 y PGE2 vasodilatadoras (v. tabla e23-1). En circunstancias normales, la liberación continua de NO (factor relajante derivado del endotelio) por el endotelio contrarresta los factores vasoconstrictores y permite res- puestas vasodilatadoras adecuadas durante el ejercicio. Pero a medida que la IC avanza, hay una pérdida de la reactividad vasodilatadora mediada por el endotelio, lo que contribuye a la vasoconstricción arterial periférica excesiva que es emblemática de la IC avanzada. La respuesta vasodilatadora puede restaurarse mediante la administración de l-arginina, un precursor del NO derivado del endotelio, lo que es un dato interesante. Óxido nítrico El radical libre gaseoso NO lo producen tres isoformas de óxido nítrico sintasa (NOS). Las tres isoformas están presentes en el corazón, incluidas NOS1 (NOS neuronal [nNOS]), NOS2 (NOS inducible [iNOS]) y NOS3 (denominado NOS endotelial constitutiva [eNOS]). La NOS1 se ha detectado en el tejido de conducción cardíaco, las neuronas intracardíacas y el RS de los miocitos cardíacos; la NOS2 es una isoforma inducible que se expresa normalmente en el miocardio, pero se sintetiza de nuevo en casi todas las células del corazón en respuesta a citocinas inflamatorias, mientras que la NOS3 se expresa en el endotelio coronario, el endocardio y en el sarcolema y los túbulos T de los miocitos cardíacos. La NOS1 y la NOS3 pueden activarse por el calcio o la calmodulina, mientras que la inducción de la NOS2 no depende del calcio. El NO activa la guanilato ciclasa soluble (fig. e23-2A). En circunstancias normales, la liberación continua de NO (factor relajante derivado del endotelio) desde el endotelio contrarresta el efecto de los factores vasoconstrictores y permite una respuesta vasodilatadora adecuada durante el ejercicio. Esta activación conduce a la producción de monofosfato de guanosina cíclico (GMPc), que a su vez activa a la proteína cinasa G (PKG) y a una cascada de diferentes acontecimientos transmisores de señales. En los sujetos normales, el NO liberado por las células endoteliales media la vasodilatación en los vasos periféricos FIGURA 23-6 Péptidos natriuréticos. A. Anillos disulfuro de 17 aminoácidos similares en los péptidos natriuréticos A, B, C y D. Las secuencias de aminoácidos idénticas están marcadas en púrpura. B. Acción y eliminación de los péptidos natriuréticos. C. Degradación enzimática extracelular de los péptidos natriuréticos por endopeptidasa neutra (NEP) 24.11 (neprilisina) o intracelular mediante la enzima de degradación de insulina (IDE). D. Las endopeptidasas neutras (NEP) degradan diversos péptidos. ANP, péptido natriurético auricular; BNP, péptido natriurético de tipo B; CNP, péptido natriurético de tipo C; DNP, péptido natriurético dendroaspis; GTP, trifosfato de guanosina; NPR, receptor de péptidos natriuréticos; SRAA, sistema renina-angiotensina-aldosterona. (B, modificado de Gardner RS, Chong KS, McDonagh TA. B-type natriuretic peptides in heart failure. Biomark Med 2007;1:243; C, modificado de Volpe M, Carnovali M, Mastromarino V. The natriuretic peptides system in the pathophysiology of heart failure: from molecular basis to treatment. Clin Sci (Lond) 2016;130:57.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 449 Fisio p ato lo g ía d e la in su fi cien cia card íaca 23 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . a través de una relajación mediada por GMPc del músculo liso vas- cular. En los pacientes con IC, la dilatación dependiente del endotelio y mediada por el NO de los vasos periféricos está amortiguada, lo que se ha atribuido a una reducción en la expresión y actividad de NOS3. Las acciones del NO sobre el miocardio son complejas y comprenden alteraciones a corto plazo en la función, la energíay efectos a largo plazo sobre la estructura. El NO modula la actividad de varios canales del calcio clave implicados en el acoplamiento entre la excitación y la contracción, así como en los complejos respiratorios mitocondriales. Este tipo de regulación se consigue mediante la localización espacial de diferentes formas de NOS en diferentes microdominios celulares implicados en el acoplamiento entre la excitación y la contracción. En concreto, la NOS1 se localiza en el RS cerca del receptor de rianodina (RyR) y de la trifosfatasa calcio-adenosina del retículo sacoendoplás- mico (SR Ca2+-ATPasa, SERCA2a), y NOS3 en las vesículas sarcolémicas compartimentadas con receptores de superficie celular y el canal del Ca2+ de tipo L (fig. e23-2B). El NO también participa en la respiración mitocondrial, el proceso que alimenta el acoplamiento entre la excita- ción y la contracción. Las diferentes isoformas de NOS también pueden participar en el proceso del remodelado cardíaco. El remodelado del VI se redujo y la supervivencia mejoró tras un IM en los ratones transgénicos que carecían de NOS2.13 Por el contrario, la expresión aumentada de NOS3 mejoró el remodelado tras el IM. Estos efectos enfrentados de la NOS2 y la NOS3 pueden reflejar las diferencias en la cantidad del NO producido, que es mucho mayor con la NOS2. Cada vez más datos indican que existe desequilibrio entre la producción de radicales libres y la generación de NO en la IC, lo que se ha denominado «desequilibrio nitroso-redox».13 El desacoplamiento de la NOS secundario a deficiencia de tetrahidrobiopterina puede estar implicado en este desequilibrio,13 que, probablemente, contribuye a la progresión de la enfermedad en la IC inducida por aumento del estrés oxidativo, así como a la pérdida de los efectos vasodilatadores periféricos del NO. Bradicinina. Las cininas son vasodilatadores que se liberan a partir de precursores proteínicos (cininógenos) a través de la acción de enzimas proteolíticas llamadas calicreínas. Las acciones biológicas de las cininas están mediadas por la unión a los receptores B1 y B2. La mayoría de las acciones cardiovasculares las inicia el receptor B2, que se distribuye de forma amplia en los tejidos, donde se une a la bradicinina y la calidina. La estimulación del receptor B2 lleva a la vasodilatación, que está mediada por la activación de la NOS3, la fosfolipasa A2 y la adenilato ciclasa. Los estudios señalan que la bradicinina desempeña una función importante en la regulación del tono vascular en la IC.14 La degradación de bradicinina está catalizada por ECA y neprilisina, por lo que estas enzimas no solo conducen a la formación de un vasoconstrictor potente (angiotensina II) sino que además intervienen en la degradación de un vasodilatador (bradicinina). El incremento de la concentración de bradicinina contribuye probablemente a las acciones favorables de los inhibidores de la ECA y de los inhibidores de la NEP (v. capítulo 25). Adrenomedulina. La adrenomedulina es un péptido vasodilatador de 52 aminoácidos que se descubrió en tejido de feocromocitoma humano. Después se descubrieron concentraciones altas de sustancias con reactividad cruzada con la adrenomedulina en la aurícula cardíaca y en las glándulas suprarrenal e hipófisis.15 La adrenomedulina se une a varios GPCR como el receptor similar al receptor de la calcitonina y uno específico del péptido adrenomedulina. Los receptores de la adrenomedulina están en múltiples lechos tisulares, así como en las células musculares lisas vasculares y endoteliales. Las concentraciones circulantes de adrenome- dulina están elevadas en las enfermedades cardiovasculares y en la IC en proporción a la gravedad del deterioro cardíaco y hemodinámico. Hay cada vez más pruebas que indican que la adrenomedulina podría intervenir en la IC compensando los efectos perjudiciales de la excesiva vasoconstricción periférica. En la insuficiencia cardíaca crónica, las concentraciones plas- máticas de adrenomedulina están elevadas en respuesta a la gravedad de la afectación. En el ensayo Biomarkers in Acute Heart Failure (BACH),16 se ha demostrado que los inmunoanálisis que detectan la prohormona de la adrenomedulina predicen la muerte relacionada con IC. Apelina. La apelina es un péptido vasoactivo que es un ligando endógeno de GPCR APJ. El gen APJ codifica un receptor más parecido al receptor de angiotensina AT1. Sin embargo, el receptor APJ no se une a angiotensina II. En el sistema cardiovascular, la apelina provoca una relajación vascular dependiente del endotelio y mediada por el NO y reduce la presión arterial. Además, la apelina muestra una potente actividad inótropa sin una hipertrofia concomitante del miocito cardíaco. La apelina también produce diuresis por inhibición de la actividad de la AVP. En animales experimentales, las concentraciones de apelina están significativamente reducidas en los corazones en insuficiencia y aumentan tras el tratamiento con un antagonista del receptor de angiotensina. Además, las concentraciones de apelina están significativamente reducidas en los pacientes con IC cuando se comparan con los controles y signi- ficativamente aumentadas tras la resincronización cardíaca. El receptor APJ, es un GPCR bifuncional que transmite señales citoprotectoras tras la estimulación de ligandos endógenos y actúa, también, como mecanosen- sor para delimitar la hipertrofia cardíaca después de una sobrecarga de presión hemodinámica.17 CLR325 es un agonista del receptor apelina en fase II de evaluación clínica en la actualidad en pacientes con IC crónica. Adipocinas. Aunque en otro tiempo se consideraba que el tejido adiposo era únicamente un depósito de grasa, actualmente se sabe que sintetiza y segrega una familia de proteínas denominadas, en conjunto, adipocinas (fig. e23-3). Entre ellas están la adiponectina, el TNF, el inhibidor del activador del plasminógeno de tipo 1 (PAI-1), el factor transformador del crecimiento-β y la resistina. La leptina es una hormona proteínica de 16 kDa que desempeña un papel esencial en la regulación de la ingesta y el gasto de energía. Producto del gen ob, la leptina se sintetiza y segrega predominantemente en los adipocitos, aunque también es sintetizada en el corazón. Inicialmente se pensaba que la función de la leptina era reducir el apetito por estimulación del hipotálamo y, en consecuencia, regulando la ingesta de alimento. Sin embargo, las concen- traciones circulantes elevadas de leptina, que actúa a través de una familia de isoformas de un receptor (ob.R), parecen desempeñar una función importante en la hipertensión, la hipertrofia y la IC.18 La leptina influye en el funcionamiento miocárdico, mediante sus efectos periféricos directos o a través de respuestas secundarias mediadas por el SNC. La ausencia de leptina y la resistencia a ella pueden producir acumulación de lípidos en tejidos periféricos no adiposos y diversos efectos «lipotóxicos», como apoptosis de los miocitos cardíacos. En ciertos estudios se ha observado que la leptina induce directamente hipertrofia de los miocitos cardíacos, tanto de seres humanos como de roedores.18 La adiponectina es un polipéptido de 224 aminoácidos que modula numerosos procesos metabólicos, como la regulación de la glucosa y la oxidación de ácidos grasos. Aunque al principio se pensaba que se producía exclusivamente en el tejido adiposo, estudios recientes han constatado expresión de adiponectina en el corazón. Estudios en ratones con carencia de adiponectina mostraron que había remodelado cardíaco progresivo después de una sobrecarga de presión hemodinámica, mientras que la administración de adiponectina reducía el tamaño del infarto, la apoptosis y la producción de TNF inducidos por isquemia-reperfusión miocárdica, tanto en ratones naturales como en ratones con carencia de adiponectina. Numerosos estudios correlacionaron la disminución de las concentraciones de adiponectina con la apariciónde IC ligada a la obesidad. Por tanto, se ha planteado la hipótesis de que esta hormona sea un posible biomarcador de IC y una diana terapéutica en su tratamiento.18 Mediadores de la inflamación. El corazón adulto responde a la lesión tisular sintetizando una serie de proteínas que favorecen la homeostasis, activando los mecanismos que facilitan la reparación de los tejidos o, alternativamente, regulando al alza los que fomentan las respuestas citoprotectoras cardíacas.19 Un conjunto de citocinas proinflamatorias, como TNF, IL-1β e IL-6, actúan como «efectores» anterógrados del sistema inmunitario innato, facilitando la reparación del tejido del corazón. Lo que hasta hace poco no se sabía con precisión era el modo en el que estas respuestas inmunitarias innatas del miocardio se coordinan tras una lesión tisular. El descubrimiento, relativamente reciente, de una familia de receptores, denominados receptores de tipo toll (TLR) y receptores de tipo NOD (NLR), ha incrementado sensiblemente nuestros conocimientos sobre los componentes moleculares «anterógrados» que regulan la respuesta inmunitaria innata.20 Aunque la principal función de estas moléculas es iniciar la reparación del miocardio lesionado, cuando se expresan durante períodos prolongados o en concentraciones elevadas, estas moléculas son suficientes para resumir prácticamente todos los aspectos del fenotipo de la IC, induciendo cambios perjudiciales en los miocitos cardíacos y en células distintas a los miocitos, además de modificaciones de la matriz extracelular miocárdica (resumidas en la tabla 23-1).19 Además, en modelos experimentales hay una importante interacción entre las citocinas proinflamatorias y el SRA, de modo que la angiotensina II activa la expresión del TNF por medio de una vía dependiente del factor nuclear kB (NF-kB), y la expresión de los mediadores inflamatorios da lugar a una activación del SRA mediada por un aumento de la activación de la ECA y la quimasa miocárdicas. En pacientes con IC, se registra aumento de las concentraciones circulantes de citocinas proinflamatorias (p. ej., TNF, IL-6), que se correlaciona con pronóstico desfavorable de los pacientes.20 Por el contrario, en pacientes con IC, se aprecia reducción de la concentración plasmática de citocinas antiinflamatorias (p.ej., IL-10) y esta reducción guarda una relación más directa con el grado de gravedad de la enfermedad, lo que indica que el desequilibrio entre la expresión de citocinas proinflamatorias y antiinflamatorias puede contribuir a la progresión del proceso patológico. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 450 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV Remodelado del ventrículo izquierdo Aunque el concepto neurohormonal explica muchos aspectos de la pro- gresión de la enfermedad del corazón que se está haciendo insuficiente, cada vez hay más datos clínicos que indican que nuestros modelos neurohormonales actuales no explican por completo la progresión de la enfermedad en la IC. Es decir, aunque los antagonistas neurohormonales estabilizan la IC y en algunos casos revierten algunos aspectos del proceso patogénico, la IC seguirá avanzando en la inmensa mayoría de los pacientes, aunque con una velocidad menor. Se ha propuesto que el proceso de remodelado del VI se relaciona directamente con el futuro deterioro del rendimiento de VI y con una evolución clínica menos favorable en pacientes con IC (es decir, «modelo biomecánico»). El remo- delado del VI es influido por factores hemodinámicos, neurohormonales, epigenéticos21 y genéticos (fig. e23-4), así como por enfermedades concomitantes. Aunque tradicionalmente los complejos cambios que se producen en el corazón durante el remodelado del VI se han descrito en relación con la anatomía, el proceso de remodelado del VI también afecta mucho a la biología del miocito cardíaco, a las modificaciones en el volumen de los componentes miocítico y no miocítico del miocardio, y la geometría y la arquitectura de la cavidad del VI (tabla 23-2). Alteraciones en la biología del miocito cardíaco Numerosos estudios han indicado que los miocitos cardíacos humanos en insuficiencia sufren diversos cambios importantes que es de esperar lleven a una pérdida progresiva de la función contráctil. Entre ellos están una reducción de la expresión del gen de la cadena pesada de la miosina α con un aumento concomitante en la expresión de la cadena pesada de la miosina β, alteraciones en las proteínas del citoesqueleto, alteraciones en el acoplamiento entre la excitación y la contracción y en el metabolismo energético, y una desensibilización de la transmisión de señales β-adrenérgicas (v. tabla 23-2). Hipertrofia del miocito cardíaco Se producen dos patrones básicos de hipertrofia del miocito cardíaco en respuesta a la sobrecarga hemodinámica (fig. 23-7). En la hiper- trofia por sobrecarga de presión (p. ej., con una estenosis aórtica o una hipertensión), el aumento de la sobrecarga en la pared sistólica conduce a la adición de sarcómeros en paralelo, un aumento del área transversal del miocito y un incremento del espesor de la pared del VI. Este patrón de remodelado se conoce como hipertrofia «concéntrica» (v. fig. 23-7A) y se ha asociado a alteraciones de señalización dependien- te de la proteína cinasa II, a su vez dependiente de Ca2+/calmodulina22 (fig. 23-8). Por el contrario, la hipertrofia por sobrecarga de volumen (p. ej., con insuficiencia aórtica o mitral), el incremento de la sobrecarga diastólica de la pared conduce a un aumento de la longitud del miocito con la adición de sarcómeros en serie, lo que engendra una dilatación del VI. Este patrón de remodelado se ha denominado hipertrofia «excén- trica» (por la posición del corazón en el tórax), o fenotipo «dilatado» (v. fig. 23-7A) y se ha asociado a la activación de la proteína cinasa B22 (Akt) (v. fig. 23-8). Los pacientes con IC presentan habitualmente un VI dilatado con o sin un adelgazamiento de la pared del mismo. Los miocitos de estos ventrículos en insuficiencia tienen un aspecto alargado que es característico de los miocitos obtenidos de corazones sometidos a una sobrecarga continua de volumen. La hipertrofia de los miocitos cardíacos también lleva a un cambio en el fenotipo biológico del miocito secundario a la reactivación de un grupo de genes que normalmente no se expresan después del nacimiento. La reactivación de estos genes fetales, el también conocido como programa génico fetal, también se acompaña de una reducción en la expresión de varios genes que se expresan normalmente en el corazón adulto. Como se comenta más adelante, la activación del programa génico fetal puede contribuir a la disfunción contráctil que aparece en el miocito en fracaso. Como se muestra en la figura 23-8, los estímulos para la reprogramación génica del miocito son el estiramiento/tensión mecánica del miocito, las neurohormonas (p. ej., NA, angiotensina II), las citocinas inflamatorias (p. ej., TNF, IL-6), otros péptidos y factores de crecimiento (p. ej., ET) y ROS (p. ej., superóxido, NO). Estos estímulos aparecen tanto dentro del miocardio, donde ejercen efectos autocrinos/ paracrinos, como a nivel sistémico, donde ejercen efectos endocrinos. La primera fase de la hipertrofia del miocito cardíaco se caracteriza por un aumento en el número de miofibrillas y mitocondrias, así como por un aumento de tamaño de las mitocondrias y los núcleos. En esta fase los miocitos cardíacos son más grandes de lo normal y tienen conservada su organización celular. A medida que la hipertrofia progresa, hay un aumento del número de mitocondrias, así como la adición de nuevos elementos contráctiles en zonas localizadasde la célula. Las células sometidas a una hipertrofia prolongada muestran rupturas más obvias de la organización celular, como un aumento de tamaño acentuado de los núcleos con membranas muy lobuladas, acompañado de un desplazamiento de las miofibrillas adyacentes con pérdida del registro normal de las bandas Z. La última fase de la hipertrofia se caracteriza por una pérdida de los elementos contráctiles (miocitólisis) con una ruptura acentuada de las bandas Z y una ruptura intensa de la disposición paralela normal de los sarcómeros, acompañada de una dilatación y aumento de la tortuosidad de los túbulos T. Alteraciones en el acoplamiento entre la excitación y la contracción Como se expuso en el capítulo 22, el acoplamiento entre la excitación y la contracción se refiere a la cascada de acontecimientos biológicos que comienza con el potencial de acción cardíaco y termina con la contracción y relajación del miocito (v. fig. 22-1). La alteración de la con- tracción y la relajación del corazón con insuficiencia es más pronunciada cuando la frecuencia cardíaca es elevada, lo que determina depresión de la relación fuerza-frecuencia. Ello se ha verificado tanto en tiras de miocardio humano aisladas como en observaciones clínicas de pacientes (fig. 23-9). Normalmente, una mayor frecuencia de contracción aumenta el rendimiento cardíaco, por los incrementos transitorios, dependientes de la frecuencia, del Ca2+ intracelular. En cambio, con insuficiencia TABLA 23-1 Efecto de los mediadores inflamatorios sobre el remodelado del ventrículo izquierdo Alteraciones de la biología de los miocitos Hipertrofia de los miocitos Expresión de genes fetales Efectos inotrópicos negativos Aumento de la agresión oxidativa Alteraciones de la biología de células distintas a miocitos Conversión de fibroblastos y miofibroblastos Activación de receptores AT1 de fibroblastos Aumento de la secreción de MMP por fibroblastos Alteraciones de la matriz extracelular Degradación de la matriz Fibrosis miocárdica Pérdida progresiva de miocitos Necrosis Apoptosis TABLA 23-2 Perspectiva general del remodelado del ventrículo izquierdo (VI) Alteraciones en la biología del miocito Acoplamiento entre la excitación y la contracción Expresión de genes (fetales) de cadena pesada de la miosina Desensibilización β-adrenérgica Hipertrofia Miocitólisis Proteínas del citoesqueleto Cambios miocárdicos Pérdida de miocitos Necrosis Apoptosis Autofagia Alteraciones en la matriz extracelular Degradación de la matriz Fibrosis miocárdica Alteraciones en la geometría de la cámara del VI Dilatación del VI Aumento de la esfericidad del VI Adelgazamiento de la pared del VI Incompetencia de la válvula mitral Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 451 Fisio p ato lo g ía d e la in su fi cien cia card íaca 23 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . cardíaca, en el miocardio se observa disminución en la generación de fuerza con frecuencias cardíacas más elevadas, secundaria a una disminución de la amplitud del Ca2+ intracelular, reducción prolongada del aumento transitorio de Ca2+ e incremento de la concentración del calcio diastólico. El menor aumento transitorio del Ca2+ intracelular es subsiguiente al agotamiento del Ca2+ del RS, resultado de tres defectos principales en el ciclo del calcio que se producen en la insuficiencia cardíaca: 1) aumento de la pérdida de Ca2+ a través de los receptores de la rianodina (RyR); 2) deterioro de la captación de Ca2+ del retículo sarcoplásmico (RS) por disminución de la concentración y la función de las proteínas SERCA2a (bomba de calcio del RS), y 3) aumento de la expresión y la función del intercambiador Na+/Ca2+ (NCX) del sarcolema. Aumento de la pérdida de Ca2+ El Ca2+ penetra en la célula durante el potencial de acción a través de los canales del calcio de tipo L, y genera la liberación de una cantidad bas- tante mayor de calcio procedente del RS por medio de los RyR. Aunque existe cierta controversia sobre los niveles de expresión de los RyR en la IC, así como sobre el acoplamiento de los canales RyR a los canales de Ca2+ de tipo L, hay, en cambio, acuerdo generalizado en lo que res- pecta a que la pérdida de Ca2+ diastólico en la IC es consecuencia de la apertura de los RyR durante la diástole.23 La pauta con la que se produce la consiguiente liberación de calcio del RS se designa como de «chispas de Ca2+». El mecanismo fisiopatológico que subyace a la pérdida de Ca2+ diastólico en la IC se ha atribuido a un aumento de la fosforilación del RyR, por acción de la proteína cinasa A (PKA), la proteína cinasa II dependiente de Ca2+/calmodulina (CaMKII) y la disminución de la unión a la proteína estabilizadora del RyR calstabina (FKBP12.6). Estudios experimentales indican que la fosforilación dependiente de PKA del RyR puede provocar pérdida de Ca2+ por desestabilización de la asociación entre calstabina y FKB (v. capítulo 22). Es interesante reseñar que los bloqueantes β-adrenérgicos evitan el desarrollo de pérdida de Ca2+ en perros, restableciendo la estabilización del RyR mediante FKBP12.6.24 Esta observación condujo al planteamiento de la hipótesis de que el incremento de la función contráctil tras un tratamiento con β-bloqueantes es secundaria a la estabilización del RyR. La función del exceso de fos- forilación del RyR dependiente de PKA en la etiología de la IC parece, en cierto modo, paradójica, por el hecho de que el β-receptor es regulado a la baja en la IC. Una propuesta reciente es que hay microdominios muy próximos a RyR donde está aumentada la fosforilación PKA y hay más actividad de monofosfato de adenosina cíclico (AMPc) y menos actividad de la fosfodiesterasa 4 (PDE4D3).25 Además de su contribución a disminuir el contenido RS de Ca2+, el aumento de la fuga puede ser relevante para las arritmias en la IC. Esto es consecuencia de la activación de NCX: una fuga de Ca2+ fuera del RS activa NCX para extraer Ca2+ del citosol en intercambio con Na+. Dado que NCX es electrógeno (3 Na+ frente a 1 Ca2+), esto provoca una corriente de entrada neta que genera las denominadas posdespolarizaciones tardías (PDT) como desencadenante de las arritmias. Los fármacos con capacidad de unión y estabilización de RyR (denominados RYCALS), como el JTV 519, un derivado del diltiacem, disminuyen las arritmias y la IC experimental24 y están investigándose en la actualidad como clase farmacológica novedosa para tratar la IC. Recaptación de Ca2+ en el retículo sarcoplásmico y eliminación de Ca2+ en el sarcolema La relajación de las proteínas contráctiles se produce tras la disociación del Ca2+ a partir de la troponina C y la eliminación de Ca2+ del citosol. En el corazón humano hay dos mecanismos principales responsables de la eliminación de Ca2+ citosólico: captación de Ca2+ en el RS por la bomba de calcio de SERCA2a, y eliminación de Ca2+ transarcolémico por medio del NCX. En condiciones normales, aproximadamente el 75% del Ca2+ es captado por el RS y el 25% es extruido de la célula a través del NCX. En la IC hay una reducción de la captación de Ca2+ por el RS, secundaria a disminución de las concentraciones de proteína SERCA2a y de su función. Además, en el corazón con insuficiencia, la fosforilación de fosfolambán (PLB) está reducida, lo que da lugar a una mayor inhibición de la bomba de Ca2+ del RS dependiente de PLB.24 La reducción de la captación de Ca2+ del SR en el corazón con insuficiencia determina un incremento relativo de la eliminación de Ca2+ transarcolémico por el NCX, probablemente inducido por un aumento de la expresión de la proteína del NCX. La recuperación de SERCA2a deficientemediante transferencia génica puede mejorar la función contráctil y restablecer la estabilidad eléctrica experimentalmente. Sin embargo, el estudio reciente CUPID no halló un efecto clínico de la transferencia génica de SERCA2a en pacientes con IC, aunque la técnica de transferencia génica puede ser segura.26 Aunque el aumento de la actividad de NCX induce una mayor eliminación de Ca2+ del miocito, preservando las concentraciones de calcio diastólico y evitando la disfunción diastólica cuando la captación de calcio del RS se reduce, el incremento de la actividad del NCX puede, por su parte, reducir la acumulación/contenido de Ca2+ del RS y disminuir así la activación del Ca2+ de las proteínas contráctiles.24 Como se ha señalado, la actividad NCX electrógena causa DAD y arritmias. FIGURA 23-7 El patrón de remodelado cardíaco que se produce en respuesta a la sobrecarga hemodinámica depende de la naturaleza del estímulo incitador. A. Cuando la sobrecarga se debe sobre todo a un aumento de la presión (p. ej., en la hipertensión sistémica o la estenosis aórtica), el aumento de la presión sistólica en la pared conduce a la adición paralela de sarcómeros y al ensanchamiento de los miocitos cardíacos, lo que da lugar a una hipertrofia cardíaca concéntrica. Cuando la sobrecarga se debe predominantemente a un aumento del volumen ventricular, el aumento de la presión dias- tólica en la pared lleva a la adición en serie de sarcómeros, el alargamiento de los miocitos cardíacos y la dilatación del ventrículo izquierdo, lo que se denomina hipertrofia cameral «excéntrica». B. Se producen cambios fenotípicos diferentes en la forma de los miocitos en respuesta al tipo de sobrecarga hemodinámica que se les impone. Cuando la sobrecarga se debe predominantemente a un aumento de la presión, el aumento de la tensión en la pared sistólica lleva a la adición paralela de sarcómeros y al ensanchamiento de los miocitos cardíacos. Cuando la sobrecarga hemodinámica se debe predominantemente al aumento del volumen ventricular, el aumento de la presión diastólica en la pared lleva a la adición en serie de sarcómeros y, así, al alargamiento de los miocitos cardíacos. La expresión de genes embrionarios de mala adaptación aumenta en la hipertrofia excéntrica y concéntrica, pero no en la hipertrofia fisiológica del miocito que se produce con el ejercicio (v. tabla 23-2). (A, tomado de Colucci WS, editor. Heart Failure: Cardiac Function and Dysfunction. 2nd ed. Philadelphia: Current Medicine; 1999, p 4.2. B, modificado de Hunter JJ, Chien KR. Signaling pathways for cardiac hypertrophy and failure. N Engl J Med 1999;341:1276.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 452 In su fI cI en cI a c a rd ía ca IV Duración del potencial de acción y manejo del sodio Son varios los factores que contribuyen a la prolongación de la duración del potencial de acción, hallazgo recurrente en la insuficiencia cardíaca.27 La corriente de potasio de salida transitoria (Ito) y la corriente de potasio rectificadora de entrada (Ik1) están ambas reducidas en la IC. Además, la corriente de Na+ de entrada, aumentada por el NCX, y la actividad persistente del canal del sodio también contribuyen a la prolongación del potencial de acción. Este último mecanismo, conocido como corriente de sodio tardía, puede ser importante en la patogenia de las arritmias en la IC. Como se indica en el capítulo 22, los canales de Na+ regulados por voltaje son activados por despolarización de la membrana celular, originando un inmediato flujo de entrada de Na+, responsable de la rápida elevación del potencial de acción (fig. e23-5). En condiciones normales, los canales del Na+ se inactivan pocos milisegundos después de la despolarización. Sin embargo, en la actualidad se sabe que ciertos canales del Na+ permanecen abiertos (o son reabiertos), lo que causa un pequeño, aunque persistente, flujo de Na+ a lo largo de la meseta del potencial de acción, lo que genera una corriente de sodio «tardía» (INa).28 La INa tardía es suficiente para generar un sustancial flujo de entrada de Na+ en las células con IC, con la consiguiente prolongación del potencial y las posdespolarizaciones precoces (PDP), posible causa significativa de aumento de las arritmias en la IC. Las concentraciones altas de Na+ intracelular también inducen acidosis celular secundaria a incremento del intercambio de sodio/protones. La mayor abundancia de Na+ intracelular influye, asimismo, en las fuerzas impulsoras del NCX, por lo que se reduce la extrusión de Ca2+ a través del modo anterógrado del NCX, lo que, combinado con la menor actividad de la bomba de SERCA2a, es causa de mayores concentraciones de calcio citosólico dias- tólico y de trastorno de la función diastólica en la IC. La inhibición de la corriente de Na+ tardía mediante el inhibidor ranolacina mejora la función diastólica alterada en el miocardio aislado de corazones humanos con insuficiencia, y se relaciona también con propiedades antiarrítmicas.29 Es reseñable el hecho de que las diferentes contribuciones al manejo alterado del Ca2+ varían de forma significativa de paciente a paciente, lo que explica la heterogeneidad de los distintos fenotipos de IC. Si la expresión de SERCA2a disminuye y el sodio intracelular está elevado, tanto la función sistólica como la diastólica se ven afectadas. En cambio, la expresión incrementada de NCX, con Na+ intracelular moderadamente elevado, da lugar a exceso de eliminación de calcio transarcolémico, con lo que la función diastólica tiende a conservarse. No obstante, ello puede asociarse a aumento de arritmias secundarias a incremento de la actividad del NCX.24 Anomalías en las proteínas contráctiles y reguladoras Los primeros estudios demostraron que la actividad de la ATPasa miofi- brilar estaba reducida en los corazones de los pacientes que fallecían de FIGURA 23-8 Vías de transducción de señales en la hipertrofia cardíaca miocítica. Muchas vías de transducción de señales pueden regular el crecimiento de las células cardíacas mediante su acción a través de una red cada vez más compleja de cadenas de transducción de señales intracelulares. Los agonistas de los receptores α-adrenérgicos, la angiotensina y la endotelina (ET) se acoplan con la fosfolipasa C (PLC) y los canales de entrada de calcio (CC) gracias a las proteínas G. La activación de la PLC da lugar a la generación de dos segundos mensajeros, trifosfato de inositol (IP3) y diacilglicerol (DAG). El IP3 da lugar a la liberación de calcio desde los depósitos intercelulares, y el DAG activa la proteína cinasa C (PKC). Los cambios de los depósitos intracelulares de calcio pueden activar las cinasas dependientes de Ca2+/calmodulina (CaCMKII), así como la calcineurina, lo que puede afectar a la expresión génica de múltiples formas. La PKC y las proteínas G pueden afectar a la expresión génica mediante la activación de cadenas en las que participa la proteína cinasa activada por mitógenos (MAPK). Los complejos de histona desacetilasa (HDAC) se están convirtiendo en importantes reguladores negativos de los genes implicados en la hipertrofia cardíaca. Las citocinas y los factores de crecimiento peptídicos, como el factor de crecimiento similar a la insulina (IGF), pueden ser elaborados por diversas células cardíacas y actuar de forma autocrina o paracrina. Estos factores de crecimiento activan los receptores celulares, que suelen presentar actividad de tirosina cinasa receptora (RTK), y están acoplados a una cascada de proteína cinasa. La deformación mecánica de miocitos cardíacos por interacciones matriz-integrina puede provocar activación o modulación de varias vías de señalización, al menos en
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