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998 © 2019. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos EPIDEMIOLOGÍA, 998 Definición tradicional de obesidad, 998 Relación desconcertante entre el exceso de peso corporal y de grasa con la enfermedad cardiovascular, 998 Valoración del riesgo en pacientes con sobrepeso/obesidad: perímetro de la cintura como indicador clave, 999 Enfoque en evolución desde la masa de tejido adiposo hasta la calidad y la funcionalidad, 1000 OBESIDAD VISCERAL, 1000 Marcador de depósito de grasa ectópica, 1000 Factores clave asociados con la obesidad visceral, 1002 Herramientas clínicas para la identificación de los pacientes, 1002 TRATAMIENTO CLÍNICO, 1003 Factores nutricionales clave (hacia un abordaje basado en los alimentos), 1003 Actividad física y ejercicio, 1003 Tratamiento del sueño y del estrés, 1003 Farmacoterapia, 1003 OBESIDAD MÓRBIDA Y CIRUGÍA BARIÁTRICA, 1003 RESUMEN Y PERSPECTIVAS, 1005 BIBLIOGRAFÍA, 1005 50 Obesidad y enfermedad cardiometabólica JEAN-PIERRE DESPRÉS, ERIC LAROSE Y PAUL POIRIER Desde una perspectiva médica, se define la obesidad como el exceso de grasa corporal asociado con enfermedades coexistentes y aumento del riesgo de mortalidad. Este capítulo analiza conceptos básicos sobre la etiología de la obesidad en relación con los desenlaces cardiovas- culares, entre los que se encuentran: 1) la acumulación de grasa en depósitos de tejido adiposo y no adiposo selectivos relacionada con diversos desenlaces de salud; 2) las herramientas para evaluar el riesgo asociado con las diferentes formas de sobrepeso y obesidad, y 3) las opciones disponibles en la práctica clínica para la prevención o reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular (ECV) en pacientes con sobrepeso y obesidad. (Véase también el capítulo 49.) EPIDEMIOLOGÍA Definición tradicional de obesidad La obesidad aumenta el riesgo de desarrollo de múltiples desenlaces de salud, como acontecimientos cardiovasculares1-4 (fig. 50-1). En la práctica clínica, el índice utilizado con mayor frecuencia para calcular el grado de adiposidad ha sido el índice de masa corporal (IMC, expresado en kg/ m2), introducido por Quetelet hace más de un siglo y ampliamente popu- larizado por el fisiólogo estadounidense Ancel Keys.3,4 Desde entonces, muchos estudios poblacionales, como un estudio internacional reciente de agregación de datos de aproximadamente 4 millones de personas de 189 estudios que tuvieron un seguimiento durante un promedio de 13 años, han demostrado que un valor de IMC mayor de aproximadamente 25 kg/m2 se asocia con un aumento progresivo de la tasa de mortalidad y del riesgo de enfermedades crónicas.1 Un IMC de 25 kg/m2 o superior define el sobrepeso, un IMC de 30 kg/m2 o superior define la obesidad y un IMC de 40 kg/m2 o superior, o de 35 kg/m2 o superior con enfermedades coexistentes, define la obesidad grave.2-4 La prevalencia de la obesidad ha aumentado en todo el mundo, especialmente desde principios de los años ochenta, con pocas pruebas de su estancamiento5,6 (fig. e50-1). La prevalencia de la obesidad grave ha alcanzado proporciones epidémicas en EE. UU. y en otros lugares5-8 (v. capítulo 1). Relación desconcertante entre el exceso de peso corporal y de grasa con la enfermedad cardiovascular Aunque el exceso de peso corporal o la obesidad están relacionados con un mayor riesgo de muchas complicaciones sanitarias (v. fig. 50-1), los pacientes con sobrepeso u obesidad también muestran una notable heterogeneidad en el riesgo de ECV9,10 (fig. 50-2). Por tanto, aunque un IMC elevado aumenta el riesgo de encontrar factores de riesgo de ECV o complicaciones de la salud, no todos los pacientes con sobrepeso/ obesidad desarrollan factores de riesgo o problemas de salud. Algunos investigadores utilizan el término obesidad «metabólicamente sana» o «grasa sana» para referirse a estas personas.9-12 La existencia de estos individuos obesos metabólicamente sanos ha generado debate. De hecho, no hay ningún patrón saludable del aumento de peso.13 Sin embargo, las razones de estas importantes diferencias entre individuos en el perfil de riesgo cardiometabólico de pacientes con una obesidad similar han permanecido desconocidas hasta que los estudios de imágenes (tomografía computarizada [TC] y después resonancia magnética [RM]) revelaron diferencias marcadas individuales en la forma en que las personas almacenan el tejido adiposo en el depósito visceral. Para cualquier valor dado de grasa corporal total, los individuos caracterizados por una baja acumulación de tejido adiposo visceral abdominal generalmente tienen un perfil de menor riesgo de ECV que los individuos estrechamente emparejados por el IMC o por la grasa corporal total, pero con altos valores de tejido adiposo visceral. Los que tienen excesiva grasa visceral manifiestan una constelación de anomalías metabólicas, como resistencia a la insulina, intolerancia a la glucosa que conduce a diabetes de tipo 2, dislipidemia aterógena (que involucra el aumento de las concentraciones de triglicéridos, aumento de las concen- traciones de colesterol unido a lipoproteínas diferentes a las de alta densidad [HDL] y de apolipoproteína B, disminución de la concentración de colesterol HDL, lipoproteínas de pequeña o baja densidad [LDL] y partículas de HDL), elevación de la presión arterial (PA), inflamación crónica ligera y un perfil protrombótico9,10,14 (v. fig. 50-2). Este grupo de riesgo caracteriza al denominado síndrome metabólico.10,14 En la práctica clínica, la valoración del riesgo de ECV relacionadas específicamente con la obesidad o con el exceso de adiposidad sigue siendo un desafío. Un estudio amplio concluyó que, después del control de los factores de riesgo de ECV intermedios (PA, lípidos, diabetes), los índices de adiposidad antropométricos, como el IMC o el perímetro de la cintura, no están relacionados de forma independiente con la mortalidad por ECV.15 El estudio informó de relaciones muy sólidas entre los índices de adiposidad y los factores de riesgo intermedios de ECV, lo que indica, sin embargo, que el aumento de la adiposidad cambió el riesgo de ECV16 (fig. e50-2). Por tanto, el facultativo debe decidir la dis- minución del riesgo de ECV mediante la reducción de la PA, los lípidos (colesterol LDL) y la glucemia con fármacos, o apuntar hacia la pérdida de peso. Mientras los ensayos clínicos con asignación al azar han demos- trado los beneficios clínicos de la orientación hacia el control de la PA, los lípidos y la glucosa (dentro de ciertos límites), no se ha demostrado de manera inequívoca que ningún fármaco para la pérdida de peso orientado hacia la obesidad reduzca los acontecimientos cardiovas- culares y la mortalidad, con la excepción de nuevos medicamentos antidiabéticos, que son neutrales en términos de pérdida de peso.17,18 Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 999 O b esid ad y en ferm ed ad card io m etab ó lica 50 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . Un ensayo clínico extenso y bien realizado sobre la dieta y la pérdida de peso en pacientes obesos con diabetes de tipo 2 (Look AHEAD) no demostró una reducción de acontecimientos cardiovasculares como resultado de la intervención intensiva sobre el estilo de vida que produjo la pérdida de peso, a pesar de efectos beneficiosos sobre ciertos factores de riesgo de ECV y sobre la calidad de vida.19 Varias explicaciones pueden justificar este resultado.20 Valoración del riesgo en pacientes con sobrepeso/obesidad: perímetro de la cintura como indicador clave Debido a que el exceso de adiposidad visceral exacerba el riesgo de ECV en pacientes con sobrepesoy obesidad, sigue siendo esencial la medición del perímetro de la cintura del paciente además del IMC.21 Esta variable debe ser evaluada con el paciente en pie, colocando la cinta justo por encima de la cresta ilíaca. Si un paciente determinado tiene un perímetro de la cintura amplio para un IMC dado, con factores de riesgo alterados, el perfil de los factores de riesgo de ECV probablemente refleje el exceso de grasa visceral abdominal.9,10,22 Las alteraciones clínicas simples (p. ej., dislipidemia con triglicéridos elevados y colesterol HDL bajo, PA elevada, aumento de la glucemia en ayunas) confirman un estado dismetabólico. Entre las pruebas adicionales para confirmar la resistencia a la insulina se encuentran la insulina en ayunas, la tolerancia a la glucosa de 2 h, la concentración de hemoglobina (Hb) A1c y la concentración de proteína C reactiva (CRP). En los pacientes con sobrepeso u obesidad, la presencia de estas anomalías junto con un perímetro de la cintura elevado indica un exceso de grasa visceral abdominal.9,10,14 Debido a que el perímetro de la cintura y el IMC están fuertemente correlacionados, el perímetro de la cintura por sí solo refleja en gran medida la adiposidad total. Para cualquier valor dado de IMC, sin embargo, el perímetro de la cintura puede variar considerablemente y refleja el riesgo de ECV23 (figs. 50-3 y e50-3). Por tanto, aunque las directrices clínicas han propuesto valores de puntos de corte de la cintura para definir la obesidad abdominal, se debe tener precaución en la interpretación de estos puntos de corte. Por ejemplo, un perímetro de la cintura de 105 cm indica obesidad abdominal en un hombre con un IMC de 26 kg/m2. Sin embargo, el mismo valor de perímetro de la cintura simplemente refleja la obesidad general en otra persona con un IMC de 31 kg/m2. Son necesarios más trabajos para clarificar los valores de corte de la cintura específicos del IMC clínicamente relevantes, además de los especificados en las directrices actuales2,24 (tabla 50-1). FIGURA 50-1 Algunas de las complicaciones médicas clave asociadas con la obesidad. FIGURA 50-2 Diferencias marcadas en la acumulación de tejido adiposo visceral (TAV) medida por tomografía computarizada en dos individuos que tienen el mismo índice de masa corporal (IMC). Sin embargo, el individuo B tiene mayor acumulación transversal de TAV que el A. Esta mayor acumulación de TAV en el individuo B se relaciona con un perfil de riesgo cardiometabólico alterado que aumenta el riesgo de diabetes de tipo 2 y enfermedad cardiovascular en comparación con el individuo A. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1000 Ca rd io lo g ía p re ve n ti va VI Enfoque en evolución desde la masa de tejido adiposo hasta la calidad y la funcionalidad Como se ha mencionado, la distribución regional de grasa corporal es mucho más importante que la masa de tejido adiposo.9,10,14,25 Por ejemplo, la acumulación excesiva de grasa corporal en la parte inferior del cuerpo (caderas y muslos) no está relacionada con el mayor riesgo de ECV o de diabetes de tipo 2. De hecho, una gran acumulación de grasa corporal infe- rior se asocia con un riesgo reducido de desarrollo de estos desenlaces,26 lo que es coherente con los hallazgos previos de que la grasa en las caderas y los muslos se relaciona con un perfil de riesgo de ECV favorable.10 Por el contrario, la grasa abdominal excesiva, especialmente de tejido adiposo visceral, confiere riesgo según lo detallado previamente.9,10,14 Las técnicas de imagen también demostraron diferencias individuales sustanciales en el tamaño de estos depósitos de grasa internos, particularmente la cantidad de grasa en la cavidad abdominal, que involucra a la grasa epiploica, la grasa mesentérica y el tejido adiposo retroperitoneal.9,10,14,27 OBESIDAD VISCERAL Marcador de depósito de grasa ectópica Los mecanismos que subyacen a la asociación independiente entre la grasa visceral excesiva y las alteraciones cardiometabólicas siguen siendo un tema pendiente. Tres escenarios que no se excluyen mutuamente pueden ser propios de: 1) la hipótesis de ácidos grasos libres (AGL) portales; 2) las funciones endocrinas del tejido adiposo visceral, y 3) el tejido adiposo visceral excesivo como marcador del tejido adiposo subcutáneo disfuncional.9,10,14 Hipótesis de ácidos grasos libres portales Los estudios in vitro de las propiedades metabólicas del tejido adiposo visceral –principalmente el depósito de grasa del epiplón drenado por FIGURA 50-3 Hazard ratios (HR) e intervalos de confianza (IC) al 95% del perímetro de la cintura en incrementos de 5 cm* y mortalidad por cualquier causa en función del índice de masa corporal (IMC; hombres y mujeres combinados), ajustado por educación, estado civil, tabaquismo, consumo de alcohol, actividad física e IMC. *Puntos de corte del perímetro de la cintura (cm) para hombres, < 90; 90-94,9; 95-99,9; 100-104,9; 105-109,9 y +110, y para mujeres, < 70; 70-74,9; 75-79,9; 80-84,9; 85-89,9 y +90. (Tomado de Cerhan JR et al. A pooled analysis of waist circumference and mortality in 650,000 adults. Mayo Clin Proc 2014;89:335-45.) TABLA 50-1 Clasificación del riesgo para la salud en función del índice de masa corporal (IMC) y del perímetro de la cintura ClaSe de oBeSidad iMC (kg/m2) rieSgo de enFerMedad* en relaCiÓn Con el peSo Y el períMetro de la CintUra norMal perímetro de la cintura (cm) Hombres ≤ 102 Mujeres ≤ 88 Hombres > 102 Mujeres > 88 Bajo peso < 18,5 Aumentado Aumentado Normal 18,5-24,9 Menor Aumentado Sobrepeso 25-29,9 Aumentado Alto Obesidad I 30-34,9 Alto Muy alto II 35-39,9 Muy alto Muy alto Obesidad mórbida III ≥ 40 Extremadamente alto Extremadamente alto Los valores de puntos de corte del perímetro de la cintura y el IMC presentados en la tabla se deben utilizar solamente en europeos/caucásicos. Se considera que los individuos con IMC < 18,5 kg/m2 y ≥ 40 kg/m2 presentan riesgo aumentado y riesgo extremadamente alto, respectivamente, independientemente del valor de su perímetro de la cintura. La International Chair on Cardiometabolic Risk ha propuesto que los valores deseables del perímetro de la cintura sean < 90 cm en hombres y < 85 cm en mujeres. *Riesgo de diabetes de tipo 2, hipertensión, enfermedad cardiovascular, apnea del sueño y ciertos tipos de cáncer en relación con el IMC normal y un perímetro de la cintura normal. Modificado de US National Institutes of Health, National Heart, Lung, and Blood Institute, in cooperation with National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases. Clinical guidelines on the identification, evaluation, and treatment of overweight and obesity in adults: the evidence report. 1998. NIH Pub No 98-4083. Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 1001 O b esid ad y en ferm ed ad card io m etab ó lica 50 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n d el ito . la vena porta– demostraron que estos adipocitos del epiplón muestran un estado hiperlipolítico poco inhibido por la insulina en comparación con el tejido adiposo subcutáneo.10 Por tanto, los adipocitos omentales hipertróficos del tejido adiposo visceral liberan AGL directamente a través de la vena porta, lo que lleva a una producción excesiva de lipoproteínas ricas en triglicéridos, a la reducción de la extracción de insulina y al aumento de la producciónde glucosa hepática, señas de identidad de la obesidad y la diabetes de tipo 2. A pesar de ser atractiva, el hallazgo de que la mayoría de los AGL circulantes se origina en el tejido adiposo subcutáneo ha desafiado esta hipótesis. Investigaciones en perros indicaron que la adiposidad visceral excesiva no eleva las concentraciones nocturnas de AGL.28 Tejido adiposo visceral como órgano endocrino El depósito adiposo visceral se expande preferentemente mediante la hipertrofia de las células adiposas, que genera células grasas muy voluminosas que son propensas a la rotura y tienen una composición diferente a la del tejido adiposo subcutáneo.10 Los macrófagos se acumulan especialmente en el tejido adiposo visceral, lo que contribuye a la inflamación local y a una lista en expansión de «adipocinas» que podrían incrementar el perfil de riesgo metabólico del paciente con una adiposidad visceral excesiva.29,30 Además, puede ocurrir una activación del sistema nervioso simpático, especialmente en el tejido adiposo visceral.31 Tejido adiposo visceral: ¿marcador de tejido adiposo subcutáneo disfuncional? El exceso de tejido adiposo visceral también puede acumu- larse cuando falla la expansión del tejido adiposo subcutáneo durante un superávit de energía32 (fig. 50-4). El tejido adiposo subcutáneo normalmente se expande primero mediante la hipertrofia de los adipocitos, seguida por la proliferación de preadipocitos circundantes (hiperplasia).10,32 Si la respuesta hiperplásica es adecuada, el tejido adiposo subcutáneo se expandirá y actuará como un «sumidero» del exceso de calorías,10 y se mantendrá el equilibrio autónomo.33 Las formas genéticas de lipodistrofia ilustran la importan- cia de que funcione y se expanda correctamente (cuando es necesario) el tejido adiposo.10 Las personas que carecen de grasa subcutánea desarrollan un exceso de tejido adiposo visceral, así como una acumulación de grasa en tejidos que normalmente tienen un escaso contenido graso. Amplios estudios de cohortes con técnicas de imagen han revelado que las personas con obesidad visceral tienen un aumento de la acumulación de grasa en tejidos bajos en grasa, como el hígado, el corazón, el músculo esquelético y el riñón, un fenómeno des- crito como «depósito de grasa ectópica».9,10,14,34,35 Por tanto, el exceso de tejido adiposo visceral puede ser una consecuencia o un marcador de la incapacidad relativa del tejido adiposo subcutáneo para actuar como un «sumidero metabólico» protector y, por tanto, refleja el depósito de grasa ectópica (fig. 50-5). La medida en la cual cada uno de estos depósitos de grasa ectópica contribuye a varios desenlaces cardiovasculares está siendo investigada actualmente por varios laboratorios.22,36-39 Una serie considerable de pruebas indica que el exceso de grasa en el hígado es una anomalía clave responsable de varias complicaciones cardiometabólicas que se encuentran en personas con obesidad visceral.40,41 Se han publicado también datos similares que relacionan el exceso de grasa epi-/peri- cárdica con diversos desenlaces clínicos.36-38,42 Por otro lado, el perfil de riesgo cardiometabólico saludable y grados bajos de grasa visceral/ ectópica observados en mujeres obesas premenopáusicas sanas con caderas grandes y acumulación selectiva de grasa en la parte inferior FIGURA 50-4 Modelo simplificado para ilustrar el concepto de que, cuando se aborda un exceso de energía crónico, la incapacidad del tejido adiposo subcutáneo para expandirse mediante la hiperplasia puede conducir a tejido adiposo hipertrófico e «inflamado». La inflamación sistémica resultante y el excedente de lípidos darán lugar a depósitos de grasa ectópica, resistencia a la insulina y un perfil de riesgo cardiometabólico deteriorado. (Tomado de Després JP. Abdominal obesity and cardiovascular disease: is inflammation the missing link? Can J Cardiol 2012;28:642-52.) FIGURA 50-5 Modelo de trabajo para la clasificación de depósitos de grasa ectópica en función de sus supuestos efectos sistémicos y locales. (Tomado de Després JP. Body fat distribution and risk of cardiovascular disease: an update. Circulation 2012;126:1301-13.) Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en enero 13, 2020. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Botón1:
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