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Casanovas - La ultima teoria sobre la extincion de los dinosaurios

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LA ÚLTIMA TEORÍA SOBRE LA EXTINCIÓN 
DEL CRETÁCICO 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 J.L.CASANOVAS 
 
 
 
 
 
 
 
Reservados los derechos de autor sobre la teoría. 
Fecha de publicación 12-1-2010 
 
 
 
 2 
 
 
INTRODUCCIÓN 
 
 
 
 
El resultado de ésta teoría ha sido posible 
gracias a la providencia, ya que a partir de una 
idea, los descubrimientos se fueron sucediendo 
espontáneamente de forma que todo cuanto 
averiguaba iba encajando ante mi sorpresa, de 
la que son testigos mi familia. 
 
 Durante el desarrollo de la teoría, se 
analizaran todos los datos patentes que se 
obtuvieron a través de multitud de páginas web 
con referencias geológicas, así como de 
interesantes informes científicos, noticias, etc; 
para ir integrando las piezas del puzzle hasta 
construir toda la hipótesis y por supuesto, con 
la reseña explícita de su origen. 
 
 
 La primera parte del libro constará 
principalmente de la información divulgada y 
relacionada con la teoría del impacto vigente, 
reconocida durante un los últimos treinta años y 
 3 
desarticulada después, gracias a los medios 
técnicos de la medición del tiempo. 
 
En una segunda parte se establecerá una 
disertación de la morfología del planeta y de su 
situación respecto al sistema solar. 
 
En una tercera parte se expondrá y se ampliará 
íntegramente el desarrollo de la teoría, para 
terminar con una conclusión final. 
 
 
 
 
Al final del libro existe un resumen de la teoría. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 4 
Primera parte 
 
 
 
Luís Walter Álvarez nació el 13 de junio de 1911, en San 
Francisco, California - 1 de septiembre de 1988, Berkeley). 
Físico estadounidense, nieto del médico asturiano Luís F. 
Álvarez. Graduado en física por la Universidad de Chicago, 
se doctoró en la misma universidad en 1936. Aunque fue 
profesor de Berkeley durante toda su carrera trabajó también 
en el Instituto Tecnológico de Massachussets (M.I.T.) entre 
1940 y 1943, en el laboratorio de Siderurgia de la 
Universidad de Chicago (1943-1944) y colaboró en el 
proyecto Manhattan del Laboratorio Nacional de Los 
Álamos para la fabricación de la bomba atómica. Dirigió la 
construcción del primer acelerador de partículas lineal de 
protones (1946-1947) e ideó la cámara de burbujas de 
hidrógeno líquido, con la que identificó muchos estados de 
resonancia de partículas ya conocidas. A lo largo de su 
carrera tocó un amplio abanico de temas físicos, como los 
rayos cósmicos (es co-descubridor del efecto Este-Oeste), 
física nuclear (captura de K-electrones, producción de 
neutrones lentos, también la radioactividad del Tritio, etc.), 
física de altas energías etc. 
 
Recibió el premio Nóbel de Física en 1968. 
 
 
También se hizo famoso por temas más apartados de la física 
y la biología, como su famosa teoría, propuesta junto a su 
hijo el geólogo Walter Álvarez, de la extinción de los 
 5 
dinosaurios por efecto de la caída de un gran meteorito en la 
Península de Yucatán, México, o por su sistema para 
observar el interior de la pirámides de Egipto por medio de 
los rayos X. 
 
 
BERKELEY, California, 14 de agosto (San Francisco 
Chronicle). Mediante el apoyo de nueva técnica química 
para determinar con mayor exactitud la edad de las rocas 
más antiguas, científicos estadounidenses confirmaron que 
efectivamente fue hace 65 millones de años cuando un 
descomunal objeto desconocido procedente del espacio 
exterior se estrelló contra la Tierra y el impacto ocasionó el 
cráter más gigantesco encontrado sobre la superficie 
terrestre. Sus hallazgos coinciden exactamente con el breve 
momento en la historia geológica en que los grandes 
dinosaurios de la Tierra se extinguieron. Muchos científicos 
creen que las criaturas prehistóricas desaparecieron cuando 
los detritos causados por el impacto del objeto sobre la 
Península de Yucatán, (México) oscurecieron los cielos, 
enfriaron la Tierra y cargaron la atmósfera de bióxido de 
carbono. Ese letal cóctel creó un efecto invernadero que 
hizo imposible la vida para todos los gigantescos animales 
que reinaron sobre la faz de la Tierra durante más de 100 
millones de años. 
Con este descubrimiento no se terminaría una larga y 
frecuentemente agria controversia científica sobre los 
factores que causaron la extinción masiva de esa época; sin 
 6 
embargo, aun los detractores de la teoría ahora admiten que 
el tiempo y la localización del choque ya han sido 
determinados. Entretanto, varios científicos examinaron las 
rocas impactadas por el choque en otros cráteres alrededor 
del mundo (uno en Iowa, por ejemplo, y otro en el noreste 
de Siberia) los registros también parecen estar relacionados 
con la fecha en que desaparecieron los dinosaurios. 
Sin embargo, coincidencia o no, será debatido. En la revista 
"Ciencia" y en dos reportajes adicionales de la revista 
"Geología", un experto equipo internacional de científicos 
reporta que el impacto puede establecerse exactamente hace 
64.98 millones de años, con un margen de error de 50,000 
años, un mero "parpadeo" para los geólogos investigadores. 
Sus hallazgos se basan en pruebas efectuadas a los detritos 
vítreos y granos de cuarzo expulsados por el cráter, que tiene 
180 kilómetros de ancho. El impacto que formó el cráter fue 
de tal violencia, según descubrieron los científicos, que 
lanzó fragmentos a una distancia de 965 kilómetros hacia el 
norte de México, en lejanas y profundas aguas del Golfo de 
México y por todo el Caribe hasta Haití, a más de 1,600 km 
de distancia. 
La docena de autores del reportaje incluyen a Carl C. 
Swisher III y Garniss H. Curtiss, físicos del Instituto de 
Orígenes Humanos en Berkeley; al geólogo Walter Alvarez 
de la Universidad de California, en Berkeley, así como 
científicos de México, Holanda y varias universidades 
estadounidenses. Precisamente Alvarez y su padre, el 
fallecido ganador del Premio Nóbel de Física Luis Alvarez, 
fueron quienes hace unos doce años postularon primero la 
 7 
teoría de que un objeto masivo del espacio (quizá un cometa 
o un asteroide perdido) podría haber causado la desaparición 
de los dinosaurios. 
Algunos científicos han dado otras explicaciones de la 
extinción masiva: Una larga serie de erupciones volcánicas 
en cadena, o posiblemente drásticos cambios climatológicos 
al alterarse la circulación de los antiguos océanos, a medida 
que continentes enteros flotaban a la deriva y las cadenas de 
montañas se elevaban. Sin embargo, para Alvarez, su teoría 
es ahora mucho más sólida que nunca ante la evidencia del 
cráter escondido, que se localiza en Chicxulub, Yucatán. 
Reitera que ciertamente ésa es la causa más probable de los 
violentos cambios ambientales que sacudieron al mundo en 
algún momento entre los períodos cretáceo y terciario de la 
Tierra. Un momento breve en geología que los especialistas 
denominan como la "frontera K-T". 
El choque del objeto procedente del espacio, -afirma 
Alvarez- debió haber sido increíble; eso originó una enorme 
ola "tsunami" de cientos de metros de altura, una "super ola" 
a través de Yucatán, la cual removió violentamente y agitó 
en forma excepcional las profundidades del Caribe. -La 
teoría adquiere más fuerza cada día, a raíz de que hemos 
encontrado la causa -indica Alvarez, al mencionar el 
descubrimiento del grupo-. Realmente es una poderosa 
evidencia. 
 
 
 
 8 
NUEVA TÉCNICA 
En el reporte de la revista "Ciencia", Swisher y sus colegas 
describen los resultados de una nueva técnica de gran 
precisión que funciona con base en el índice conocido por el 
cual decae una forma radiactiva de potasio durante millones 
de años para convertirse en argón, un elemento estable más 
liviano. En su nueva versión del método, Swisher y Curtis, 
primeramente bombardearon el potasio en las muestras 
rocosas con neutrones de un reactor, para transformarloveloz, en una forma radiactiva de argón. Luego, tras derretir 
las muestras con láser, midieron la proporción entre la 
forma radioactiva y estable de argón para calcular la edad 
precisa del material. 
La fechas que determinaron se relacionaron mediante 
muestras de fragmentos rocosos impactados, que debieron 
ser lanzadas del cráter de choque a un punto llamado Arroyo 
del Mimbral, al noreste de México, y de montones de 
microscópicas tectitas vítreas que se recogieron en Beloc, 
Haití, a más de 1,600 kilómetros del cráter. 
En otro reportaje de la revista "Geología" señala las mismas 
fechas en las muestras del iridio, un elemento raro, así como 
para las tectitas que se hallaron en los núcleos perforados 
pulidamente en los sedimentos de aguas profundas, a unos 
400 kilómetros en el Golfo de México, entre Yucatán y la 
costa de Florida, para una clara evidencia de los 
catastróficos efectos del impacto, según Alvarez. Sin 
embargo, hay todavía más sobre la historia del impacto. 
Según Ray Alexander, de la Supervisión Geológica de Iowa, 
se ha determinado también en 65 millones de años la 
 9 
antigüedad de los detritos de un cráter de impacto de 35 
kilómetros de ancho cercano al pueblo de Manson, en la 
región central del norte de Iowa. 
Eugene Shoemaker, de la Supervisión Geológica de Estados 
Unidos en Flagstaff, Arizona, una de las autoridades más 
notables sobre el estudio de impactos de meteoritos, afirma 
que el cráter Manson se originó cuando el objeto que formó 
el cráter de Chicxulub, se desprendió al acercarse a la 
Tierra, estrellándose en Iowa casi al mismo tiempo. En tanto 
que Álvarez y sus colegas están cada día más convencidos 
de que el impacto devastador que formó el cráter de 
Chicxulub fue responsable de la extinción de los dinosaurios 
y otras formas de vida en el tiempo de las "fronteras K-T", 
todavía quedan muchos escépticos. 
William A. Clemens, distinguido paleontólogo de la 
Universidad de California, en Berkeley, y opositor amigable 
durante mucho tiempo de la teoría de Álvarez, indica que el 
nuevo estudio no prueba que el impacto del objeto del 
espacio haya causado la extinción de los dinosaurios en esa 
misma época. -Digamos que todavía queda un campo abierto 
para fructíferas investigaciones futuras -afirma Clemens. 
 
 
 
 
 
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CATASTROFE CÓSMICA 
NUEVA YORK, 14 de agosto de 1982 (The New York 
Times). 
La teoría sobre la extinción masiva de los dinosaurios que 
ha sido debatida por los científicos desde hace una docena de 
años cobró auge ayer cuando un grupo de investigadores 
determinó la fecha precisa en que un enorme objeto 
procedente del espacio exterior se estrelló en la Tierra. Su 
llegada hace 64.98 millones de años, que formó un cráter de 
aproximadamente 180 kilómetros de ancho en la Península 
del Yucatán, refuerza la creencia de que contribuyó a la 
extinción masiva de la vida y determinó el fin de la era de 
los dinosaurios. 
El Dr. Walter Alvarez, geólogo de la Universidad de 
California en Berkeley, quien propuso la idea de la 
extinción cósmica en 1980, y sus colegas encontraron 
grandes cantidades del raro metal (iridio) en los sedimentos 
hallados durante la posible desaparición los dinosaurios, al 
final del período cretáceo hace unos 65 millones de años. 
Propusieron que el iridio provenía de una catástrofe 
cósmica. Uno de los puntos débiles de la teoría era la falta de 
un cráter formado en la era adecuada, y que fuera lo 
suficientemente grande como para causar la extinción 
masiva al impedir el paso del sol con una gran nube de 
polvo. Hace poco, los científicos redescubrieron el enorme 
cráter en Chicxulub, que desde hace mucho quedó enterrado 
bajo sedimentos y que fue identificado tentativamente en 
1981 por geólogos petroleros. 
 11 
No cabía duda de que era lo suficientemente grande, pero se 
desconocía su antigüedad. 
Las muestras de roca tomadas de arriba del cráter resultaron 
ser muy antiguas, lo cual orilló a algunos expertos a 
descartarlo como agente responsable en la destrucción de 
los dinosaurios. Sin embargo, ahora el cráter de Yucatán fue 
fechado con precisión. Alvarez y 11 colegas de siete 
instituciones informan en la última edición de la revista 
"Ciencia" que roca derretida del mismo cráter tiene 64.98 
millones de años de antigüedad, y que las piedras más 
antiguas que se hallan arriba del cráter probablemente 
fueran arrojadas allí por el solevantamiento catastrófico. 
Alvarez indica que desde que se propuso por primera vez la 
teoría, hubo muchas ocasiones en que se sintió desilusionado 
o avergonzado cuando los expertos no pudieron localizar un 
cráter apropiado. -Muchos de nosotros creíamos que nunca 
lo encontraríamos -expresa-. Por lo tanto, es un momento 
muy emotivo y gratificante". 
El cráter de Chicxulub, Yucatán, es uno de los más grandes 
causados por un impacto, entre los más de 140 que se han 
encontrado en la Tierra. 
 Alvarez y sus colegas, encabezados por el Dr. Carl C. 
Swisher III, del Instituto de Orígenes Humanos de Berkeley, 
identificaron su antigüedad mediante un método avanzado 
que se conoce como el "argón-argón". Este método "lee" un 
reloj radioactivo que marca el tiempo en las rocas, en tanto 
pedacitos de potasio-40 se descomponen hasta convertirse 
en argón-40. 
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Alvarez y sus colegas hallaron que no sólo fue correcta la 
antigüedad del cráter para ser el posible "asesino", sino que 
su piedra derretida es de una antigüedad "virtualmente 
indistinguible" de la de los despojos cristalinos que se 
conocen como tectitas y que se han encontrado en Haití y en 
la zona noreste de México. Señalaron que los hallazgos 
sugieren que las tectitas se formaron por el impacto. 
Desde el principio, la teoría de Alvarez ha tenido defensores 
y críticos de muchos campos de la ciencia. Los escépticos 
argumentaron que los volcanes y otros procedimientos 
terrestres podrían explicar de modo más confiable la 
desaparición de los dinosaurios. 
El Dr. William A. Clemens, paleontólogo destacado de la 
Universidad de California en Berkeley, indica que a pesar 
del nuevo estudio él aún duda de que un golpe del espacio 
haya extinguido la vida en la Tierra hace 65 millones de 
años. -Los impactos son más frecuentes de lo que 
pensábamos -admite-. Pero muchos de estos parecen haber 
ocurrido en momentos en que no hubo cambios profundos 
en la flora y fauna de la Tierra, de modo que no queda 
establecida ninguna correlación entre un impacto y un 
cambio ambiental y la extinción. 
 
 
Sin embargo, Alvarez observó el tamaño gigantesco del 
cráter de Chicxulub, Yucatán, y el hecho de que se formó en 
piedra caliza. La piedra caliza vaporizada probablemente 
sería en esencia nociva, debido al desprendimiento de 
 13 
grandes cantidades de bióxido de carbono, produciendo de 
esa forma un descenso inmediato en la temperatura y 
consecutivamente un calentamiento de “efecto invernadero”. 
Señaló que el conocimiento de su geología, mediante 
análisis especiales, ayudaría a los científicos a "comprender 
mejor el verdadero orden de los acontecimientos" al final 
del cretáceo.- Reportaje de William J. Broard. 
 
 ¿Qué acabó con la era de los dinosaurios hace 65 
millones de años? 
Hasta 1980, los paleontólogos contestarían a su mayor 
misterio especulando algo sobre el clima, mamíferos o 
volcanes. Entonces Luis Álvarez y sus compañeros de 
trabajo lanzaron la hipótesis que un gigantesco meteorito 
golpeó la Tierra y causó un daño al medio ambiente global, 
que llevó a la total extinción de los reptiles. Álvarez y su 
equipo comprobaron la idea buscando por todo el mundo 
iridio en los sedimentos depositados en la época adecuada. 
El iridio es bastante abundante en meteoritos pero extraño en 
fuentes terrestres. Álvarez examinó arcilla de distintos 
límites K-T (entre el Cretácico y el Terciario), en tres lugares 
distantes. Efectivamente encontraron una fina capade 
sedimentos ricos en iridio que coincidían con la muerte de 
los dinosaurios. 
 
 
El asombroso descubrimiento del iridio en unos pocos 
lugares era intrigante, pero la comunidad científica no se 
dejó convencer por la nueva idea. 
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Distintos grupos se apresuraron a comprobar sitios 
ampliamente espaciados por todas patrtes el mundo y 
confirmaron que ciertamente existía una capa de iridio y este 
era un hecho a nivel mundial. Más tarde, los grupos buscaron 
y encontraron otras evidencias, tales como la rara presencia 
de osmio y aminoácidos dextrógiros, los cuales son 
relativamente abundantes en meteoritos pero raros en la 
Tierra. Para aumentar la excitación aún más los 
investigadores encontraron microtectitas en el límite de la 
capa K-T. Pero la mayor parte de los geólogos no expresaron 
su opinión hasta que se encontró el dato definitivo de cuarzo 
de impacto generalizado y bruscamente confinado en el 
límite K-T. Por fin se descubrió el cráter de 1.760 kilómetros 
de diámetro de Chicxulub bajo la Península del Yucatán en 
México. Su edad aproximada de 64.98 millones de años con 
un margen de ± 60,000 años encaja con el límite K-T (64.3 
millones de años ± 1.2 millones). 
 
 
 
Esta progresión de una intrigante propuesta a la certeza del 
impacto de un gigantesco meteoro de consecuencias globales 
se hizo sólo en unos pocos años y constituye un ejemplo 
clásico de repetidas pruebas sobre predicciones críticas, que 
son el marco del método científico. La investigación y el 
debate se han desplazado ahora a comprender las 
consecuencias del acontecimiento de Chicxulub. La sacudida 
directa y el calor del impacto pudieron aniquilar toda la vida 
en un radio de 1600 kilómetros desde el punto de impacto, 
mientras los tsunamis devastarían todo lo que se encontrase a 
nivel del mar en la cuenca Atlántica. En efecto, se han 
 15 
encontrado capas de escombros de más de un metro de 
grosor provocadas por las olas de los tsunamis por todo el 
Caribe, y los depósitos se extienden hasta 700 kilómetros 
tierra adentro. 
 El impacto inicial lanzaría gigantescas masas de 
eyecciones, las cuales reentrarían en la atmósfera terrestre 
sobre todo el mundo; el calor combinado de estos meteoros 
secundarios simultáneos incendiando el cielo habría 
provocado incendios en los bosques de todo el mundo. Es 
más, el volumen de las cenizas en la capa K-T indican que la 
mayor parte de la biomasa del mundo ardió de forma tajante. 
En los siguientes meses y años, una cortina de polvo habría 
tapado la mayor parte de la luz solar, deteniendo la 
fotosíntesis y creando un “invierno meteórico". Junto con 
otros efectos letales colaterales, se colapsaron cadenas 
alimenticias completas. Los dinosaurios, incapaces de 
adaptarse, murieron. 
Solo aproximadamente la mitad de las especies del mundo, 
incluyendo por fortuna a los mamíferos, lograron mantener 
un mínimo de población reproductiva para sobrevivir al 
holocausto. 
(Extraído de www.astroseti.org) 
 
 
 16 
 
 
 
 
Después de leer la teoría de Walter Álvarez. Mi 
curiosidad creció sin límites. Me adentré en el 
tema. 
 
Me extrañó mucho que un invierno nuclear no 
devastara por completo toda la vida del planeta. 
La extinción no trató a todos por igual. Hubo 
una selección entre plantas y animales. 
Si mamíferos, aves y dinosaurios compartían el 
medio, ¿Cuál era el motivo de esa selección?... 
Esa incertidumbre me llevo a seguir buscando 
información. 
 
 
 17 
 
La humilde abeja mielera tropical puede desafiar a la idea 
que un “invierno nuclear” posterior a un impacto asteroidal 
jugó un papel principal en la extinción de los dinosaurios, 
hace 65 millones de años. 
De alguna forma la abeja tropical, Cretotrigona prisca, 
sobrevivió al evento de extinción de finales del Cretáceo, a 
pesar de que muchos investigadores creen que fue un largo 
período de años de oscuridad y temperaturas frígidas 
causado por el polvo y el humo que bloquearon a la luz del 
Sol. 
 
La supervivencia de la abeja es confusa y sugerente, asegura 
la estudiante graduada en paleontología Jacqueline M. 
Kozisek de la Universidad de Nueva Orleáns. 
Las abejas tropicales de fines del Cretáceo preservadas en 
ámbar son casi idénticas a sus parientes modernos, dice. Si 
ninguna abeja tropical moderna pudo haber sobrevivido años 
en la oscuridad y el frío sin las plantas de flores de las cuales 
se alimentaba, razonó Kozisek, algo debe estar mal con la 
teoría del invierno nuclear. 
 “No pudo haber sido tan enorme”, comenta Kozisek sobre el 
descenso de temperatura relacionado con Chicxulub 
sostenido por otros investigadores. Kozisek presentará su 
trabajo el lunes 8 de noviembre del 2004 en el encuentro 
anual de la Sociedad Geológica de América en Denver. 
 
Las abejas tropicales modernas necesitan de un rango óptimo 
de temperatura que oscila entre los 31 y los 34º a los efectos 
de mantener sus actividades metabólicas vitales, de acuerdo 
a la investigación entomológica, dice Kozisek. Ése también 
 18 
es el rango mejor para su fuente de alimentos: las plantas de 
flores ricas en néctar. Basada en lo que se conoce sobre el 
clima del Cretáceo y sobre las abejas mieleras tropicales 
modernas, Kozisek estima que cualquier invierno posterior al 
impacto no pudo haber sufrido descensos de la temperatura 
de más de 2 a 7º C sin eliminar a las abejas. Las teorías 
actuales sobre un invierno nuclear provocado por el impacto 
se tasan descensos de entre 7 a 12º C, demasiado frío para 
las abejas tropicales. 
 
“No estoy diciendo que no haya ocurrido un impacto 
asteroidal”, dice Kozisek. “Estoy tratando de ajustar los 
efectos a la baja”. 
 
Para lograrlo, Kozisek tomó un nuevo rumbo de 
aproximación para un paleontólogo; en lugar de observar a 
lo que había muerto, escarbó en la literatura para averiguar 
qué era lo que había sobrevivido al acontecimiento de 
extinción masiva. “Hice una lista con todos los 
supervivientes y escogí a los que tenían requisitos de 
supervivencia más estrictos”, dijo Kozisek. Determinó cuáles 
eran esos requisitos de supervivencia haciendo estudios de 
sus análogos más modernos, lo que no fue siempre fácil para 
algunas especies, hizo notar. Había, por ejemplo, un primate 
muy primitivo que escapó vivo del Cretáceo, pero realmente 
no hay ningún primate pequeño parecido hoy en día como 
para poder hacer comparaciones confiables, dijo. 
Por otro lado, un buen número de abejas tropicales no ha 
cambiado mucho en 65 millones de años, y ahora se conoce 
mucho sobre las tolerancias al frío y al calor de las abejas 
tropicales. 
 19 
Lo que es más, los especimenes conservados en ámbar de la 
más antigua abeja mielera tropical, Cretotrigona prisca, son 
casi indistinguibles (y probablemente son ancestros) de 
algunas abejas tropicales modernas como la Dactylurina, de 
acuerdo a otros estudios citados por Kozisek. 
 (Extraido de www.astrobiologia.astroseti.org) 
 
 
 
 A partir de ese dato mi esmero se 
acrecentó. Mi duda estaba compartida. La 
historia de la abeja cretácica me ofrecía la 
plataforma para hacer comparaciones con otros 
insectos. No sólo las abejas habían conseguido 
traspasar el evento, también todos los insectos 
presentes de nuestra era. ¿Cómo era posible 
que sobrevivieran las abejas y los dinosaurios, 
no?... Seguí husmeando y recogiendo toda clase 
de informes relacionados con el K-T. 
 
 
 
IRIDIO 
 
El iridio es un elemento químico de número atómico 77 que 
se sitúa en el grupo 9 de la tabla periódica de los elementos. 
Su símbolo es Ir. Fue descubierto en 1803 por el químico 
Smithson Tennant. Se trata de un metal de transición del 
grupo del platino. Es duro, frágil, pesado, de color plateado. 
Se emplea en aleaciones de alta resistencia, que pueden 
 20 
soportar altas temperaturas. Es un elemento poco abundante. 
Se encuentra en la naturaleza en aleaciones con platinoy 
osmio. Es el elemento más resistente a la corrosión. Se 
emplea en contactos eléctricos, aparatos que trabajan a altas 
temperaturas y como agente endurecedor del platino. 
El iridio es el metal más pesado que se conoce, un cubo de 
30 cm. de lado, alcanzaría un peso de 650 kg. 
Se encuentra en una delgada capa arcillosa que separa dos 
eras. Para interpretar la historia de la Tierra, los especialistas 
crearon una tabla de tiempos basada en millones de años. 
Esa tabla se compone de cuatro partes; era Primaria ó 
Paleozoica, Secundaria ó Mesozoica, la era Cenozoica y el 
Cuaternario. La era Mesozoica está compuesta de tres 
periodos; el Triásico, el Jurásico y el Cretácico. 
La extinción ocurrió a finales del Cretácico. El paso de la era 
Cretácica a la Cenozoica se le ha llamado K-T. Existen 
muchos lugares en España donde aparece esa arcilla oscura 
con un contenido alto de iridio. Por encima de esa capa no 
hay ningún resto de dinosaurio. El contenido de la capa de 
arcilla que puede variar de grosor, desde un centímetro hasta 
medio metro, está compuesta de varios metales mezclados. 
Entre ellos se puede llegar a encontrar; Iridio, Osmio, Oro, 
Platino, Níquel, Cobalto, Paladio y Rubidio. En la teoría de 
Álvarez se llegó a la conclusión que el Iridio era un metal 
que provenía del meteorito. Pero no todos los meteoros 
contienen iridio. Sus partículas, como material pesado que 
es, se hunden en la tierra hasta llegar a la materia 
incandescente. Los doctores Charles Officer y Charles Drake 
postulan que los altos niveles de iridio serían de origen 
volcánico. Sus estudios indican que se encuentran 
concentraciones de iridio por encima y por debajo de la línea 
 21 
de arcilla del K-T; lo que apunta, a que ese hecho no se 
limita a un momento determinado. 
En esa época la actividad volcánica era considerable, como 
prueba existen enormes volúmenes de lava volcánica que se 
depositaron a finales del Cretácico en la región del Deccan, 
en la India. La salida de gases de millares de volcanes habría 
producido altos niveles de lluvia ácida. 
También, el dr. Dewey M. Mc. Lean del instituto politécnico 
de Virginia, afirma que el iridio tuviera su origen volcánico. 
La base de la tierra es rica en iridio. Piton de la Fournaise, en 
la isla Reunión es un volcán que actualmente todavía está 
lanzando iridio en forma de gas. (Información extraída de 
Internet) 
 
 
 
 
Intuí que el asunto del iridio no estaba 
realmente claro. Existen meteoritos que no 
contienen ese metal. 
Posiblemente surgió de los volcanes en forma 
gaseosa y través de los vientos se espació de 
forma aleatoria por muchos lugares del planeta, 
dejando finalmente un poso arcilloso con un 
porcentaje de iridio que hizo de frontera entre 
las dos épocas. 
 
 
 
 22 
 
Un paleontólogo desmiente la teoría de que fue un 
meteorito el que acabó con los dinosaurios 
17/02/2008 
Barcelona. (EFE).- El paleontólogo estadounidense David 
Archibald ha declarado que la extinción de los dinosaurios 
no se debió al impacto de un meteorito de grandes 
dimensiones contra la Tierra, sino a una conjunción de 
factores ambientales que modificaron de manera severa el 
clima y el hábitat terrestre. 
De las más de cuarenta hipótesis que la comunidad científica 
ha planteado hasta el momento para explicar la fatal 
desaparición de la mayoría de especies de dinosaurios. 
Archibald, sin embargo, considera que el impacto de este 
meteorito no es un factor suficiente para explicar la 
desaparición de centenares de especies de dinosaurios y de 
otros animales a finales del periodo Cretáceo, ya que 
anteriormente se habían registrado impactos de igual o 
mayor magnitud y no habían causado tales consecuencias. 
"Este meteorito pudo contribuir a la extinción de las 
especies, pero no fue el único factor que la provocó", 
sostiene este prestigioso paleontólogo, coordinador del 
departamento de Biología de la Universidad Estatal de San 
Diego, en California (Estados Unidos). 
Según Archibald, durante el Cretáceo, en la enorme zona del 
Decán, en la India, tuvieron lugar, a lo largo de más de 
cuatro millones de años, una serie de erupciones volcánicas 
 23 
que produjeron una densa nube de polvo, rico en iridio 
(mineral pesado que se encuentra en el interior de la Tierra), 
que cubrió el sol y extinguió los vegetales, a la vez que 
provocó un fuerte descenso de la temperatura. 
Pero este científico mantiene, además, que en este período el 
nivel del mar descendió entre 150 y 200 metros, lo que 
conllevó la desecación de unos treinta millones de 
kilómetros cuadrados de superficie y la desaparición del 
hábitat y mares poco profundos. Estos factores 
medioambientales, junto al impacto del meteorito en 
Yucatán, son los que explican, "de la manera más científica 
posible", según Archibald, la extinción de algunos 
dinosaurios, ya que no todos desaparecieron. 
De hecho, sobrevivieron muchas especies acuáticas y 
voladoras, como los cocodrilos, las tortugas, las aves o los 
tiburones, descendientes directos de los primeros 
dinosaurios, lo que demuestra que tienen más posibilidades 
de extinguirse las especies de tamaño grande, terrestres y 
endotérmicas. Sobre la extinción de los dinosaurios se han 
escrito miles de páginas y decenas de teorías, algunas de las 
cuales se asemejan más al guión de una película de ciencia 
ficción que a una hipótesis científica. 
Algunas de estas teorías "surrealistas" plantean que estos 
enormes animales se extinguieron tras la llegada de 
alienígenas a la Tierra, que murieron intoxicados por plantas 
venenosas, al ser incapaces de detectar el gusto amargo, o 
que desaparecieron porque sus huevos fueron devorados por 
mamíferos. Pese a la multitud y disparidad de teorías 
existentes, Archibald asegura que la comunidad científica 
 24 
está "cada vez más cerca" de hallar la respuesta a uno de los 
enigmas que más intrigan a los expertos, como es por qué, 
después de su largo reinado sobre la Tierra, llegaron a 
desaparecer esos "viejos monstruos" llamados dinosaurios. 
 
 
 
 
 
 
 De los datos de este informe obtuve en 
consecuencia, que en el Cretácico tardío hubo 
una disminución del nivel de los mares y una 
gran actividad volcánica concentrada sobre todo 
en la India. Sin embargo, en ningún momento 
mencionó el “por qué” de la selección entre los 
reptiles extinguidos, ni el porqué de la actividad 
volcánica. ¿Qué otras teorías habían que 
pudieran dar una explicación lógica al evento?... 
 
 
 Paleontología 
El Papel de los Insectos en la Extinción de los 
Dinosaurios 
8 de Febrero de 2008. 
 
 
 Alrededor de la época de la extinción de los 
dinosaurios, quizá sí se produjeron impactos de asteroides o 
flujos volcánicos masivos, pero pese a ello, según sostiene 
 25 
un nuevo libro, las criaturas más poderosas que el mundo ha 
conocido pudieron haber recibido el golpe definitivo que los 
abocó a la extinción de una manera mucho menos dramática 
e irónicamente diminuta en fuerzas físicas: las picaduras de 
insectos que les produjeron enfermedades. 
Los expertos aceptan cada vez más que un factor 
contribuyente importante en la desaparición de los 
dinosaurios pudo ser el surgimiento y evolución de los 
insectos, sobre todo la amenaza lenta pero aplastante que 
significaron los nuevos portadores de enfermedad. 
Evidencias importantes de la aparición de esta amenaza están 
en los insectos de numerosas clases conservados en ámbar 
que datan de la época de la desaparición de los dinosaurios. 
 
"Hay serios problemas con las teorías de la extinción de los 
dinosaurios debida a impactos súbitos, y no es un problema 
de menor importancia el de que los dinosaurios entraron en 
declive y desaparecieron en un período de centenares de 
miles de años o incluso millones", señala George Poinar Jr. 
(de la Universidad Estatal de Oregón). 
 
"Eseesquema temporal simplemente no concuerda con los 
efectos del impacto de un asteroide. Pero la competencia con 
los insectos, el surgimiento de nuevas enfermedades y la 
expansión de las plantas con flores, procesos desarrollados 
durante períodos de tiempo muy largos, son factores 
absolutamente compatibles con todo lo que sabemos sobre la 
extinción de los dinosaurios". 
Este concepto se expone en detalle en el libro escrito por 
George y Roberta Poinar: "What Bugged the Dinosaurs? 
Insects, Disease and Death in the Cretaceous" ("¿Qué infectó 
 26 
a los Dinosaurios? Insectos, enfermedades y muerte en el 
Cretáceo"), que acaba de publicar la Universidad de 
Princeton a través de su editorial Princeton University Press. 
 
En el libro, los autores argumentan que los insectos 
proporcionan una explicación creíble y clara para el lento 
pero inexorable declive de los dinosaurios durante muchos 
miles de años. Hay evidencias de que algunos sucesos 
catastróficos, como la caída de un gran asteroide o flujos 
colosales de lava, también se produjeron en esta época, pero 
tales catástrofes no proporcionan ninguna explicación 
completa para el gradual declive de las poblaciones de 
dinosaurios, ni para justificar cómo algunos incluso 
sobrevivieron durante miles de años después del límite entre 
el Cretáceo y el Terciario. Por otro lado, los insectos y las 
enfermedades pudieron ser mucho más lentos, pero 
finalmente terminaron el trabajo. 
 
"Nosotros no pretendemos que la aparición de los insectos 
que pican y la difusión de las enfermedades sean los únicos 
eventos relacionados con la extinción de los dinosaurios", 
matiza Poinar. "Otros eventos geológicos catastróficos 
efectivamente desempeñaron un papel. Pero ellos solos no 
explican un proceso que en realidad tomó un tiempo muy 
largo, quizás millones de años. Los insectos y las 
enfermedades proporcionan esa explicación". 
 
Poinar y su esposa Roberta han dedicado gran parte de sus 
carreras a estudiar las formas de vida vegetal y animal que 
han sido encontradas conservadas en ámbar, y se han valido 
de ellas para recrear los ecosistemas biológicos existentes 
 27 
hace millones de años en esos lugares. También son los 
autores de "The Amber Forest: A Reconstruction of a 
Vanished World" ("El bosque de ámbar: Una reconstrucción 
de un mundo desaparecido"). 
 
 
 
Cuando leí el contenido de esta teoría, se me 
escapó sin querer, una amplia sonrisa. Me 
preguntaba si solamente picaban a los reptiles. 
Continué con la búsqueda… 
 
 
Gradualismo y catastrofismo 
 Durante el primer tercio de este siglo y luego 
especialmente en la década de 1950, paleontólogos como 
Norman Newell y George G. Simpson recopilaron la 
información disponible acerca de las extinciones masivas y 
comenzaron a teorizar sobre sus posibles causas. 
Actualmente alrededor de unas 500 personas, entre 
paleontólogos, geólogos, geofísicos y astrofísicos, están 
tratando de resolver el problema de la gran extinción de fines 
del Cretáceo. En los últimos tiempos se publicaron cientos 
de informes anualmente y periódicamente se efectúan 
congresos científicos sobre el tema. No hay por qué pensar 
que la extinción de los dinosaurios debió obedecer a una 
causa única, es posible que se hayan conjugado varios 
factores, quizás si todos ya descubiertos o quizás algunos no 
hayan sido aún imaginados. 
 28 
Las explicaciones científicas pueden clasificarse en aquellas 
que apelan a factores internos, propios de la biología de los 
dinosaurios, y las que apelan a factores externos, y estas 
últimas se pueden dividir en endógenas (causas terrestres) y 
exógenas (causa externa a nuestro planeta). De acuerdo a la 
rapidez de la extinción se clasifican en hipótesis 
catastrofistas (extinción súbita) y gradualistas (proceso de 
extinción gradual). 
El modelo gradualista de extinción, postula un lento declive 
debido a cambios climáticos y de vegetación a largo plazo, 
de manera que los hábitat subtropicales fueron reemplazados 
por enormes bosques templados, originándose de esa forma 
en las estaciones, extensas diferencias climáticas. 
Los cambios ambientales habrían favorecido a los mamíferos 
y aves. En favor del modelo gradualista se aportan pruebas 
paleontológicas y estratigráficas. El principal argumento en 
apoyo del modelo gradual es que hacia fines del Mesozoico 
los climas estaban cambiando lentamente, tal vez como 
consecuencia de la variación del nivel del mar, y había 
desaparición de hábitats adecuados. 
Numerosos paleontólogos y geólogos aceptan esta 
conclusión, porque estudios detallados realizados en ciertas 
cuencas sedimentarias parecen demostrar una decadencia de 
los dinosaurios a largo plazo, así como la de muchos otros 
grupos que desaparecieron en la misma época, entre ellos 
pterosaurios, grupos de aves, mamíferos, plesiosaurios, 
ictiosaurios, mosasaurios, ammonites y belemnites. Apoya a 
esta teoría la evidencia de que subieron los niveles del mar 
hacia el final del Cretáceo, inundando zonas costeras, y los 
 29 
climas se habrían hecho más templados. Leigh Van Valen y 
Robert Sloan han señalado que la exuberante vegetación 
subtropical de la época de los dinosaurios pareció dar paso a 
los bosques templados de coníferas en el transcurso de unos 
5 a 10 millones de años, coincidiendo con la decadencia de 
los dinosaurios y la prosperidad de los mamíferos. 
 Robert Sloan y Robert Sullivan plantean que la 
declinación de los dinosaurios, comenzó gradualmente antes 
del fin del Cretáceo, y que se produjo un lento aumento de 
las tasas de extinción de los vegetales en el Hemisferio 
Norte, debido a un enfriamiento climático. Un estudio 
realizado en 1987 por Robert Sullivan pareció confirmarlo a 
escala global. 
Descubrió que la diversidad de los dinosaurios disminuyó 
desde 16 familias a 9 durante los diez últimos millones de 
años del Cretáceo. Sin embargo, sus conclusiones se han 
criticado debido a que no se puede hacer una datación tan 
exacta como la que señala, la correlación mundial es muy 
insegura y tampoco se puede establecer con certeza la 
cantidad de especies presentes. 
En el área de Hell Creek, al noroeste de Montana, Robert 
Sloan, de la Universidad de Minnesota, con un grupo de 
paleontólogos, describieron en 1986 una comunidad de 
mamíferos de aspecto paleoceno que existió entre 40.000 y 
10.000 años antes del paso del Cretáceo al Paleoceno. 
Efectuaron recuentos basados en décadas de recolección de 
huesos y dientes de dinosaurios y mamíferos por tonelada de 
rocas o número de especies diferentes por metro cúbico. Sus 
gráficos, realizados a partir de restos bien datados, parecían 
 30 
demostrar que al menos en esa zona los dinosaurios 
experimentaron una lenta decadencia a lo largo de unos ocho 
millones de años, mientras simultáneamente se expandían los 
mamíferos. Sin embargo, trabajando sobre miles de restos de 
huesos de dinosaurios del mismo lugar, Peter Sheenan, del 
Museo Público de Milwakee y David Fastovsky, de la 
Universidad de Rhode Island, llegaron a la conclusión 
opuesta: según ellos, los dinosaurios habrían prosperado 
hasta el final. 
El modelo catastrofista de extinción, explica la desaparición 
de los dinosaurios como resultado de los efectos secundarios 
de un cambio súbito, lo cual implicaría un episodio de 
extinción de menos de un año de duración. En favor del 
modelo catastrofista están los altos niveles de iridio en una 
delgada capa de arcilla en el límite C/T en al menos 50 
localidades a través de todo el mundo, en sedimentos 
depositados tanto en el mar como en ríos y lagos. La época 
en que se depositó el iridio no puede establecerse con una 
precisión mayor a 500.000 años. 
Algunos grupos fósiles, como el plancton marino, presentan 
una extinción repentina en el límite. Sobre la huella del iridio 
existe una "huella de helechos", lo cual demuestra la 
desaparición de las plantas angiospermas, seguida por una 
difusióninicial de los helechos y luego, aparentemente años 
después, la recuperación de las angiospermas. Es lo que 
ocurre debido a la formación de un manto global de polvo 
estéril, y posterior germinación gradual de esporas y semillas 
enterradas. Este fenómeno se observa tras las erupciones 
volcánicas y también podría esperarse que ocurriera luego 
del impacto de un gran meteorito. Otras pruebas del modelo 
 31 
catastrofista son la existencia de esférulas cristalinas, 
consecuencia de la fundición de los materiales y los granos 
de cuarzo golpeado. Tales estructuras pueden estar indicando 
un gran impacto, o pueden ser la lógica consecuencia de 
erupciones volcánicas en gran escala. 
 En 1984, Dale Russell, del Museo Nacional de 
Ciencias Naturales de Ottawa, Canadá, calculó globalmente 
los cambios en la diversidad de los dinosaurios, sugiriendo 
que su desaparición fue un acontecimiento repentino, porque 
mediante cálculos en las cifras globales de diversidad de 
dinosaurios encontró que la diversidad se mantuvo hasta el 
final del Cretáceo, sin la menor señal de disminución que 
cabría esperar si la desaparición hubiese sido gradual. Si 
consideramos que la extinción de los dinosaurios coincide 
con la desaparición masiva de muchos otros tipos de 
organismos, solamente pueden considerarse seriamente las 
hipótesis que buscan una alteración a nivel mundial, que 
pudo haber sido gradual o catastrófica, y en este último caso 
de origen terrestre o extraterrestre. Basadas en una gran 
cantidad de datos disponibles y correlacionados con la ayuda 
de computadoras, las últimas teorías son de este tipo. Sin 
embargo, la principal dificultad que enfrentan las hipótesis 
catastrofistas son las de manifestar la selectividad de las 
extinciones. 
 
 
 
 
 32 
 
¿Por qué desaparecieron la mayoría de los 
reptiles? ¿Por qué afectó a todos los reptiles que 
andaban erguidos?... 
Sin embargo la extinción también afectó a un 
considerable número de animales que habitaban 
en los océanos. Esa extraña contradicción había 
que encontrarla en un evento muy distinto a 
todas las teorías actuales. 
Basándome en la teoría de Walter Álvarez, 
comencé a buscar información sobre la acción 
de los cráteres producidos por el impacto de 
meteoritos dispersos por la superficie del 
planeta… 
 
 
 
 
 
 
 
 
 33 
Cráteres producidos por impacto de meteoritos 
 
 
Los meteoritos pequeños, que son mucho más frecuentes que 
los grandes, suelen producir cráteres insignificantes y pocos 
daños. El meteorito Claxton (Georgia), por ejemplo, que 
mide 10 centímetros de largo y es uno de los pocos cuyo 
camino se ha cruzado con el de la civilización, sólo produjo 
un rasguño en un buzón antes de quedar enterrado en el 
suelo a una profundidad de 28 centímetros (3). Los 
meteoritos de este tipo, con poca masa, se frenan al penetrar 
el la atmósfera, disminuyendo su velocidad hasta la de caída 
libre de un cuerpo. 
Los meteoritos grandes, en cambio, apenas se frenan al 
atravesar la atmósfera, por lo que pueden llegar al suelo con 
velocidades mayores (decenas de km/s). El cráter Meteoro, 
en el norte de Arizona, es un excelente ejemplo de lo que un 
impacto de este tipo puede producir. Desde el punto de vista 
geológico, es reciente (50.000 años). Tiene 1.250 metros de 
de diámetro (4.100 pies), 170 metros de profundidad (560 
pies), como un edificio de unos 60 pisos, y casi 5 km de 
perímetro (más de 3 millas). En la zona se han encontrado 
numerosos fragmentos del meteorito metálico Canyon 
Diablo, responsable de la formación del cráter. Los más 
pequeños son diminutas partículas, y los de mayor tamaño 
pesan más de 1.000 libras: más de 30 toneladas de metal en 
total. 
 
 34 
El meteorito metálico Canyon Diablo produjo una gran 
explosión al chocar con el suelo. 
Sedimentos de la llanura y gran parte del meteorito quedaron 
vaporizados en una fracción de segundo. Los pequeños 
fragmentos del meteorito que sobrevivieron al brutal choque, 
se mezclaron con los sedimentos comprimidos y expulsados 
del cráter en expansión. Parte de los materiales expulsados, 
de grano fino, cayeron a cierta distancia alrededor del cráter, 
mientras que los bloques de mayor tamaño quedaron 
volcados cerca del borde del cráter, del que habían sido 
arrancados. Una nube de vapor se elevó desde la cavidad 
abierta. Pocos minutos después, la nube comenzaba a 
dispersarse y los fragmentos expulsados sembraban los 
alrededores del cráter. 
 
En los impactos de grandes proporciones se produce una 
fusión masiva de materiales, que salpican los alrededores en 
forma de gotas fundidas. Según la proporción de vidrio y 
agua que contengan, estas gotas reciben el nombre de 
tectitas, cristitas, o, genéricamente, bolitas de fusión por 
impacto. 
En la Tierra hay varias zonas de gran tamaño en las que se 
encuentran tectitas. Algunas se extienden incluso sobre 
varios continentes. En muchos casos, los cráteres asociados 
con las zonas de tectitas han quedado ocultos por 
acontecimientos geológicos posteriores, con lo que las 
tectitas son el único indicio disponible de esos impactos 
antiguos. 
 35 
Los meteoritos, se supone que proceden de los asteroides, y 
por tanto, los impactos se suelen atribuir al choque de 
asteroides, aunque algunos podrían haber sido producidos 
por cometas. 
Algunos científicos creen que la explosión que tuvo lugar en 
1908 en Tunguska, Siberia, fue producida por un cometa. 
Los relatos de los testigos describen la caída de un meteoro, 
un rugido ensordecedor, una fuerte onda de choque y un gran 
incendio en la región del impacto. Las exploraciones 
posteriores de la zona incendiada permitieron comprobar que 
los árboles habían sido derribados en un radio de 32 
kilómetros (20 millas). Los troncos apuntaban radialmente a 
una zona central, indicando que allí tuvo lugar una gran 
explosión. De todos modos, no se encontró resto meteorítico 
alguno, por lo que se supone que un asteroide poco resistente 
hizo explosión en la atmósfera antes de que pudiera llegar al 
suelo. 
A lo largo de los tiempos geológicos han tenido lugar 
sucesos incluso más catastróficos que el de Tunguska. El 
cráter Manicouagan de Canadá, por ejemplo, tiene 70 km de 
diámetro y fue producido por un gran impacto hace 210 
millones de años. Hasta la fecha, se han identificado 
claramente 120 cráteres de impacto en la Tierra. El número 
de estructuras geológicas que podrían ser de origen 
meteorítico es mucho mayor. Probablemente, la mayor parte 
deben estar en el fondo del mar, ya que el 70 por ciento de la 
corteza terrestre está cubierto por los océanos. 
Existen pruebas que al final del periodo Cretácico, hace 65 
millones de años se produjo un impacto de grandes 
 36 
proporciones. Al mismo tiempo, se produjo la extinción de 
los dinosaurios y de muchos otros grupos de plantas y 
animales. Los materiales expulsados durante el impacto se 
encuentran dispersos por toda la Tierra. 
Según parece, produjo grandes incendios. Luego provocó un 
descenso de las temperaturas durante cierto tiempo, un 
prolongado efecto invernadero y lluvia ácida. Científicos de 
la Universidad de Arizona descubrieron en la península del 
Yucatán, en México, el cráter producido por el impacto, de 
unos 180 km de diámetro. Su nombre, Chicxulub, significa 
cola del diablo en lengua Maya. 
Todos estos estudios, y los datos obtenidos mediante las 
naves automáticas enviadas a otros objetos que orbitan 
alrededor del Sol, indican que los impactos son el principal 
proceso geológico que tiene lugar en nuestro sistema solar. 
La relación observada entre algunas extinciones y los 
grandes impactos hace sospechar que han influido 
profundamente en la evolución biológica y geológica de la 
Tierra. 
Además, el estudio de este tipo de fenómenos debería 
ayudarnos a entender las consecuencias ambientales que 
podría tener la actividad industrial de los tiempos modernos: 
la lluvia ácida y el efecto invernadero, por ejemplo.La mayor parte de los meteoritos que caen a la Tierra 
(~93%) son condritas o acondritas (meteoritos rocosos). Los 
meteoritos metálicos son relativamente escasos (~6%). Los 
más raros son los palasitos y mesosideritos, híbridos de 
metal y roca (~1%). 
 37 
El estudio estadístico de la frecuencia anual de caída de los 
diferentes tipos de meteoritos en una zona del tamaño de 
Arizona sugiere que caen aproximadamente 17 meteoritos 
con un peso >0,1 kilogramos (0,22 libras). Dos o tres pesan 
>1 kilogramo (2,2 libras), con un tamaño parecido al de un 
puño. Cada 2 o 3 años cae un meteorito de >10 kilogramos 
(22 libras). A lo largo de un siglo, por tanto deben caer en 
Arizona unos 240 meteoritos >1 kilogramos. Y desde 1687, 
fecha en que Father Kino llegó a la zona de Tucson, deben 
haber caído en Arizona unos 790 meteoritos >1 kilogramo. 
Pero sólo se han recuperado 32, y sólo en un caso (el 
Holbrook) se ha podido observar su caída. 
En Nuevo México, en cambio, se han encontrado 153 
meteoritos, y se observó la caída de 3 de ellos. Setenta 
proceden de Roosevelt County, donde se da una serie de 
circunstancias que han favorecido la conservación y 
concentración de abundantes meteoritos. 
Las cifras sugieren que la mayor parte de los meteoritos caen 
sin que nadie se percate de ello, y quedan muchos por 
recuperar. Ya sabe: en Arizona hay muchos meteoritos 
esperando que algún alma curiosa se de cuenta de que están 
ahí. 
(meteorites.lpl.arizona.edu/craters-s.html) 
 
Los meteoritos que caen sobre los astros pueden tener 
dimensiones muy diferentes comprendidas entre la de 
ínfimos granos de polvo y la de asteroides de decenas de 
kilómetros. La energía cinética de un meteorito es tan 
 38 
grande, que su disipación brusca contra el suelo provoca una 
fragmentación muy violenta, tal cual si explotara. Ha habido 
casos, cuando la masa del meteorito ha sido muy grande, en 
los que la lava procedente del interior irrumpe en la 
excavación y forma un lago que, al solidificarse, confiere al 
cráter un fondo llano. En razón de su forma, los cráteres de 
ese tipo se denominan circos. 
La extraordinaria potencia de esos proyectiles caídos del 
cielo queda fácilmente explicada por su velocidad (de 50.000 
a 150.000 km/h) y por su masa. La combinación de estos dos 
parámetros se traduce en una energía cinética colosal: un 
meteorito de 250 m de diámetro llegado a 75.000 km/h libera 
tanta energía como el mayor terremoto o erupción volcánica 
que la historia de nuestro planeta conozca. 
Se ha demostrado experimentalmente que la forma de los 
cráteres es idéntica a la que resulta de la explosión en el 
suelo de un proyectil o de una bomba, o sea la de un tazón 
(la voz cráter viene del griego "vasija"). El cráter de impacto 
genera una serie de modificaciones sobre el paisaje 
producido por el violento suceso de colisión provocado, 
dando lugar a rocas modificadas llamadas brechas, y además 
arroja gran cantidad de material fundido en las 
inmediaciones del área. 
 
El papel de las atmósferas. 
En los planetas que tienen una estructura gaseosa, los 
cráteres son menos numerosos. Por una parte, la atmósfera 
frena tan violentamente a los meteoritos que éstos sufren un 
 39 
calentamiento muy intenso (ablación). Su temperatura llega a 
millares de grados y puede dar lugar a tres fenómenos 
diferentes según sean la masa, la velocidad, la dirección y la 
forma del meteorito. 
Se puede originar una evaporación a gran altura, 
desintegración cerca del suelo, debida a la enorme diferencia 
de temperatura entre el interior y el exterior del meteorito (en 
cuyo caso los fragmentos mayores proyectados en la 
dirección del suelo se comportan en el terreno como si 
fueran otros tantos meteoritos primarios); desgaste 
considerable durante la travesía de la atmósfera. En este caso 
puede llegar al suelo algo así como un bloque homogéneo, 
que si mide varios metros produce la desintegración 
explosiva ya señalada. Así, la presencia de atmósfera tiene 
como consecuencia la reducción del número y de las 
dimensiones de los meteoritos que llegan al suelo. 
Además, la atmósfera ejerce otras acciones que con el 
tiempo borran las huellas dejadas en el suelo por estos 
impactos. Se trata de la erosión, que puede revestir muchas 
formas: aguas corrientes, viento, congelación y 
descongelación del suelo, actividad biológica, etc. Todo ello 
concurre a colmar las depresiones de los cráteres y a 
desgastar la muralla de los circos. 
 40 
 
Cráteres en los planetas 
 
En Mercurio 
En el planeta Mercurio se ha podido observar que carece 
prácticamente de atmósfera y, por consiguiente, su suelo 
presenta un aspecto que en nada difiere del de la Luna: la 
superficie de Mercurio está enteramente salpicada de 
cráteres de impacto. 
 
 
En Marte 
Marte tiene una atmósfera tan tenue que ha podido ser 
franqueada por un importante número de meteoritos 
proporcionalmente menor que los que han acribillado el 
suelo lunar, pero mayor, que el de los que han caído sobre la 
Tierra en el mismo tiempo. Por otra parte, por tenue que sea 
su atmósfera, ella ha ejercido durante millones de años una 
acción erosiva que ha colmado muchos cráteres menores y 
desgastado las murallas de los mayores. El suelo marciano 
conserva actualmente no pocos cráteres, pero no está 
salpicado enteramente como la Luna o Mercurio. 
 41 
 
En la Tierra 
Pese a su atmósfera mucho más densa que la de Marte, la 
Tierra no ha escapado al bombardeo meteorítico. 
Suponiendo que en promedio pasen 10.000 años entre la 
caída de 2 meteoritos capaces de excavar un cráter de 750 m 
de diámetro, desde hace 4.000 millones de años terrestres 
han debido caer unos 400.000. Y teniendo en cuenta que los 
mares ocupan las siete décimas partes de la superficie del 
globo, sólo en los continentes deben existir unos 120.000 
cráteres de impacto de más o menos 750 m de diámetro. De 
ellos han sido inventariados unos centenares presuntamente 
meteoríticos, entre los cuales cerca de 170 lo son ciertamente 
o con mucha probabilidad. El más conocido en el Cráter 
Barringer, en Flagstaff, Arizona. El mayor de todos se 
encuentra cerca de la ciudad de Astaná, Kazajistán, que mide 
350 km. de diámetro. 
La Tierra continúa hallándose expuesta a la caída de cuerpos 
celestes bastante grandes, pero la probabilidad matemática es 
tanto menor cuanto mayor sea el meteorito. En 1972 un 
cuerpo de cerca de 4.000 toneladas inició su caída a la Tierra 
y penetró en la atmósfera el10 de Abril. Afortunadamente, 
en razón de su trayectoria rasante y de su velocidad, 
conservó bastante energía cinética como para sustraerse a la 
atracción terrestre y desapareció de nuevo en el espacio tras 
haber sobrevolado Montana a unos 60 km de altitud. El 
peligro más importante lo representan los asteroides 
cercanos a la Tierra cuya órbita se halla sujeta a 
 42 
deformaciones que bien pudieran provocar una colisión en 
un futuro más o menos lejano. 
(http://es.wikipedia.org/wiki/Cr%C3%A1ter_de_impacto) 
 
Las colisiones contra nuestro planeta han jugado un papel 
relevante en el modelado de la evolución planetaria. Unos 
pocos ejemplos: 
El calor generado por los impactos se supone que contribuyó 
a la desgasificación y deshidratación de la temprana corteza 
terrestre rica en volátiles, favoreciendo así la formación de 
las primitivas atmósfera e hidrosfera; grandes impactos 
pueden haber participado en la ruptura de determinadas 
áreas corticales, contribuyendo a la apertura de las zonas de 
rifts oceánicos y posiblemente a la formación de corteza 
continental anómala como es el caso de Islandia; los anillos 
y las zonas elevadas centrales de disparejas estructuras de 
impacto en depósitos sedimentarios han servido de 
reservorios de petróleo y gas susceptibles de ser explotados y 
también de grandes mineralizaciones de cobre-níquel como 
la Cuenca de Sudbury en Canadá, que están relacionados con 
el gigantesco impacto que tuvo lugar en el Precámbrico; los 
impactosen la primitiva Tierra, particularmente por cometas, 
pueden haber aportado los compuestos orgánicos necesarios 
para el comienzo y evolución de la vida; un número 
importante de extinciones de plantas y animales a través de 
toda la historia geológica de nuestro planeta están ligadas a 
efectos globales resultantes, entre otras causas, de grandes 
impactos meteoríticos. 
 43 
Los cráteres también son indicadores de la “energía” de un 
cuerpo planetario. Así la Luna, sin actividad geológica, no 
dispone de energía suficiente para remodelar su superficie 
por lo que permanece intensamente craterizada. Por el 
contrario, nuestro planeta ha sido capaz, gracias a la 
actividad geodinámica interna y externa, de modificar sus 
rasgos corticales, por lo que muchísimas estructuras 
colisionares han desaparecido. Por último, decir que algunos 
cráteres (de impacto) en Marte, constituyen zonas 
privilegiadas de exploración geológica y astrobiológica. No 
es casualidad que el robot Spirit haya “amartizado” 
precisamente en esta zona. 
Por término medio, una vez cada pocos cientos de años la 
Tierra es alcanzada por un objeto de unos 70 metros de 
diámetro; cada diez mil años nos golpea un objeto de unos 
200 metros, y cada millón de años se produce el impacto de 
un cuerpo de más de 2 km de diámetro. Por último, cada 100 
millones de años tiene lugar una catástrofe como la que 
sucedió, en el límite K-T, cuando se produjo el choque de un 
cuerpo de unos 10 km de diámetro o más contra nuestro 
planeta, al que se ha responsabilizado de la gigantesca 
estructura de impacto de Chicxulub, en el Golfo de México. 
Teniendo en cuenta que los meteoritos pueden alcanzar la 
Tierra con velocidades de más de 70 km/s, la energía 
cinética del impactor puede ser de 620.000 cal/g. La 
reducción de la energía cinética y potencial del meteorito 
durante su descenso suele ir acompañada de un incremento 
de la energía térmica del aire de alrededor, parte de la cual se 
transfiere a la superficie del meteorito. Esta fracción depende 
de la forma y velocidad de caída y de la altitud en que se 
encuentra el impactor. El calor se transmite del aire caliente 
 44 
al cuerpo por conducción y convección e incrementa su 
temperatura superficial que puede ser estimada en 273ºk 
(0ºC) cuando llega del espacio. El meteorito está frío cuando 
impacta contra el suelo y no se conocen casos, hasta el 
momento, de meteoritos que nada más caer no puedan 
mantenerse entre las manos. Si toda la energía cinética que 
lleva consigo el meteorito se transformara en energía 
térmica, éste podría vaporizarse en su totalidad. Además de 
esta vaporización debida a la transformación de energía 
cinética en térmica, también se estima que durante su entrada 
en la atmósfera se pierde aproximadamente entre 1 y 4 mm 
por segundo de material. 
Esto significa, para velocidades de entrada de unos 10 km/s, 
que la pérdida total puede, dependiendo evidentemente de su 
tamaño, alcanzar hasta el 100% del meteorito. Todas estas 
consideraciones son cruciales antes de abordar la 
investigación geológica de los resultados de los impactos. El 
primer cráter en laTierra que fue ampliamente aceptado 
como de tipo meteorítico, no sin dificultades, fue el 
“Barringer Meteor Crater” alrededor del cual se encontraron 
fragmentos meteoritos. En la actualidad, se han identificado 
alrededor de 170 estructuras de impacto. 
 (http://www.unb.ca/passc/Impact Database/index.html), con 
diámetros de unas decenas de metros hasta cientos de 
kilómetros. En España no existen estructuras confirmadas de 
impacto y hasta el momento, la única capa del registro 
sedimentario de España para la cual se ha demostrado de 
forma inequívoca su relación con un impacto meteorítico es 
la capa de arcilla del límite Cretácico-Terciario (Díaz et al. 
2002). 
 45 
Otros resultados verificables en el registro geológico, 
además de la formación de cráteres de impacto, implican: 
1) La generación de nuevas fases minerales, como 
polimorfos de alta presión (ej. coesita), debidos a la 
transformación de minerales preexistentes en las 
denominadas “target rocks” (rocas afectadas por el impacto). 
2) La formación de auténticas rocas de impacto “impact 
melts”, que reciben distintas denominaciones (impactitas, 
suevitas...). 
3) La existencia de anomalías (Muñoz-Espadas et al., 2003) 
en determinados elementos comunes en los meteoritos y 
escasos en la corteza, como por ejemplo el iridio. 
4) La presencia de gases atrapados en el interior de fulerenos 
cuya signatura isotópica es extraterrestre. 
 5) el desarrollo de texturas de impacto a micro impactos 
meteoríticos. 
 
(http://www.rsef.org REF Abril-Junio 2005) 
 
 
 
 
 
 
 
 
 46 
Algunos cráteres… 
 
 
Este es el cráter del meteorito Barringer en Arizona. Su 
diámetro es de 1.2 kilómetros y tiene 49.000 años de 
edad.(Cortesía de D. Roddy and LPI) 
 
Este es el cráter Wolfe Creek en Australia. Está parcialmente 
enterrado bajo la arena. El borde del cráter se eleva hasta 25 
metros (82 pies) desde el borde de la tierra y su profundidad 
es de 50 metros (164 pies) por debajo del borde.(Cortesía de 
V. L. Sharpton, LPI) 
 
Estos son los cráteres gemelos, Clearwater del Este y 
Clearwater del Oeste, en Quebec, Canada. Se formaron al 
mismo tiempo por dos diferentes meteoritos probablemente 
relacionados entre sí. Esto no es común que suceda en la 
Tierra. El más grande, Clearwater del Oeste (izquierda) 
muestra una serie de islas que poseen un diámetro de 10 
kilómetros (6 millas). Estas forman una zona de elevación 
que está cubierta por fundiciones del impacto. El pico central 
 47 
del lago Clearwater del Este (derecha) está sumergido. 
(Cortesía de NASA/LPI) 
 
Este es el cráter Roter Kamm en el Sur-Este de Africa, en el 
desierto de Namibia. Los científicos creen que un meteorito 
chocó contra esta zona hace aproximadamente 5 millones de 
años. El fondo del cráter está cubierto por dunas de 
arena.(Cortesía de W. U. Reimold and LPI) 
 
Esta es una imagen de un radar espacial del cráter Roter 
Kamm. Los datos fueron recopilados por el instrumento 
Spaceborne Imaging Radar-C/X-Band Synthetic Aperture 
Radar (SIR-C/X-SAR), a bordo del transbordador espacial 
Endeavour el 14 de Abril de 1994. El área que aparece es de 
aproximadamente 25.5 kilómetros (15.8 millas) por 36.4 
kilómetros (22.5 millas).(Cortesía de NASA/JPL) 
 
La fuente de este material es Windows to the Universe 
(Ventanas al Universo) 
En http://www.windows.ucar.edu/ de University Corporation 
for Atmospheric Research (UCAR). Ventanas al Universo® 
es una marca registrada de UCAR 
 
 48 
 
Fotografía batimétrica del impacto del Yucatán. 
(Como se puede observar el impacto tiene un pequeño 
desplazamiento, estimado en 30 º) 
 
 
Podría seguir añadiendo una importante suma 
de informes extraídos de Internet que hablan 
sobre los meteoritos y sus efectos, no obstante 
cabe resaltar: 
a) Que la devastación por impacto, es 
proporcional al volumen del meteoro. 
b) Que los grandes impactos pueden haber 
participado en la ruptura de determinadas áreas 
corticales. Lo que significa, que un impacto 
 49 
suficientemente grande podría generar una 
fractura brutal en la corteza terrestre, fisuras, 
fallas, hendiduras, etc. 
C) Que la destrucción producida por el impacto, 
siempre es regional. 
El impacto procedente de un meteoro que dejó 
su cráter en el Yucatán, tiene una superficie 
similar a Cataluña, o a Galicia. Si tomamos un 
globo terráqueo de tamaño estándar y 
buscamos cualquiera de las dos regiones, 
veremos, que con la superficie de la punta de 
un alfiler, es suficiente para ocupar su extensión 
y posición. 
Por lo que resulta una exageración pensar en la 
repercusión global, que según la teoría de 
Walter Álvarez, se produjo en la Tierra. 
Puestos a poner ejemplos, podría imaginarme 
un pequeño grano de arena de cualquier playa, 
golpeando un balón. 
Una destrucción masiva en el lugardel impacto 
que afectaría con una erosión geológica y un 
aumento térmico devastador en toda su 
extensión, pero “insignificante” desde el punto 
de vista planetario. 
 50 
Realmente tuvo que haber algo mucho más 
determinante y preciso para que sin hacer 
desaparecer la totalidad de la vida en el planeta 
acabara con una época para dar paso a otra. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 51 
2ª parte. 
 
 
La Tierra 
 
 
 
 
 
 
Las órbitas de los planetas son elipses con el Sol en uno de 
sus focos, aunque todas excepto las de Mercurio y Plutón 
son casi circulares .Todas las órbitas de los planetas se hallan 
aproximadamente en el mismo plano (llamado la eclíptica y 
definido por el plano de la órbita terrestre). La eclíptica está 
inclinada sólo 7 grados respecto al ecuador del Sol. La órbita 
 52 
de Plutón es la más desviada respecto al plano de la eclíptica 
con una inclinación de 17 grados. 
El diagrama muestra los tamaños relativos de las órbitas de 
los planetas desde un punto algo por encima de la eclíptica 
(de ahí su apariencia no circular). Todos ellos se desplazan 
en el mismo sentido (contrario a las agujas del reloj mirando 
hacia abajo desde el polo norte solar); todos excepto Venus y 
Urano que giran también sobre si mismos en el mismo 
sentido. 
 http://www.astrored.net/nueveplanetas/home/overview.html 
 
 
 
El elegante período de rotación de 24 horas de la Tierra es 
una de las características que hacen que en nuestro planeta 
exista la vida, permitiendo que la mayoría de las regiones de 
la Tierra se mantengan a una temperatura agradable y 
cómoda, al estar bañadas de luz solar durante el día y 
oscuridad durante la noche. 
Cada planeta del sistema solar tiene su propia velocidad de 
rotación. El minúsculo Mercurio, ardiendo muy cercano al 
Sol, demora 59 días terrestres para girar sólo una vez. Venus, 
el segundo planeta, gira una vez 
cada 243 días terrestres. De 
hecho, Venus gira hacia atrás 
desde la dirección de su órbita 
alrededor del Sol, al igual que 
Urano y el minúsculo Plutón. 
Urano incluso se acuesta 
durante su jornada laboral, 
 53 
girando con su eje de rotación apuntando casi directamente 
hacia el Sol. 
¿Por qué giran la Tierra y los demás planetas? Para 
responder a esta pregunta, nos será útil comprender cómo se 
formó nuestro Sistema Solar. Hace casi cinco mil millones 
de años, nuestro Sistema Solar tuvo sus comienzos como una 
vasta nube de polvo y gas. La nube comenzó a contraerse, 
aplanándose hasta convertirse en un gigantesco disco que 
giraba más y más rápido, de manera similar a una patinadora, 
que acerca sus brazos al cuerpo para girar con mayor 
rapidez. El Sol se formó en el centro, y el gas y el polvo 
turbulentos en el resto del disco giratorio se agruparon para 
producir los planetas, las lunas, los asteroides y los cometas. 
La razón por la cual tantos objetos están en órbita alrededor 
del Sol en casi el mismo plano (llamado eclíptico) y en la 
misma dirección es porque todos se formaron a partir de este 
mismo disco. 
Mientras se formaban los planetas, había poca tranquilidad 
en nuestro Sistema Solar. Con frecuencia chocaban entre sí 
trozos de materia de todo tamaño, y se quedaban pegados 
entre sí o se tocaban apenas, quitándose pedazos y 
haciéndose girar aún más. 
A veces, la gravedad de los objetos más grandes capturaba 
los más pequeños dentro de su órbita. Esto podría ser una 
manera en que los planetas obtenían sus lunas. 
Los científicos piensan que un objeto grande, tal vez del 
tamaño de Marte, chocó con nuestro joven planeta, quitando 
un trozo de material que con el tiempo se convirtió en 
 54 
nuestra Luna. Este choque hizo girar a la Tierra a una 
velocidad incluso más rápida. Los científicos estiman que un 
día en el primer período de vida de la Tierra sólo duraba 
unas 6 horas. 
La Luna se formó mucho más cerca de la Tierra de lo que 
está hoy en día. A medida que gira la Tierra, la gravedad de 
la Luna hace que los océanos parezcan subir y bajar. (El Sol 
también hace esto, pero no tanto.) Hay un poco de fricción 
entre las mareas y la Tierra que gira, causando que la 
rotación disminuya un poquito su velocidad. A medida que 
la Tierra disminuye su velocidad, permite que la Luna se 
aleje un poco más. Podemos usar relojes atómicos 
extremadamente precisos para medir exactamente cuánto 
está disminuyendo la velocidad de la rotación. Dentro de 
cien años, un día tendrá unos 2 milisegundos más que hoy en 
día. Dos milisegundos significa 1/500 de un segundo, o 
aproximadamente el tiempo que demora un automóvil que 
viaja a 55 mph desplazarse 2 pulgadas-en otras palabras, 
mucho menos que un abrir y cerrar de ojos. 
 
 
 
 
 
 
En realidad sólo hay un planeta que realmente gira a la 
inversa que los demás: Venus. 
1) Resulta que Venus tiene un periodo orbital de 225 días 
terrestres, pero su periodo de rotación es más lento, de sólo 
243 días... lo cual provoca que para un observador en la 
superficie del planeta el efecto visible sería ver que el sol 
 55 
avanza "en sentido opuesto" a como lo hace en el resto de los 
planetas, en un largo día de 143 días terrestres. 
Venus rota con tal lentitud que aún para un observador 
externo (por ejemplo un astrónomo midiendo su rotación 
desde aquí en la Tierra) parecerá que está girando lentamente 
en sentido opuesto al resto de los planetas, razón por la cual 
se conoce a su movimiento de rotación como "Retrógrado". 
¿Pero por qué Venus rota de forma retrógrada?... 
Nadie lo sabe con certeza absoluta, aunque la teoría más 
aceptada es que en el violento pasado del Sistema Solar, 
cuando apenas se estaba formando y los planetas eran 
impactados constantemente con otros objetos: Meteoritos, 
cometas, planetoides incluso, un objeto bastante grande 
golpeó a Venus en tal ángulo que detuvo casi por completo 
su rotación sideral, haciendo que como resultado, terminara 
poseyendo una duración más larga que su propio ciclo de 
traslación. 
Pero Venus no es el único caso de "rotación rara" en el 
Sistema Solar: 
2) Mercurio es también un caso extraño, debido a que su 
órbita en realidad es bastante pequeña y muy excéntrica (es 
decir: el Sol está claramente "fuera del centro" de la órbita): 
Resulta que Mercurio tiene un día sideral de casi 56 días 
terrestres, y una órbita de 88 días. Esto significa que un día 
completo en Mercurio (día y noche) dura más de medio año 
del planeta y, como consecuencia de eso y la excentricidad 
de su órbita, hay ciertos días al año en que la velocidad de 
rotación del planeta excede la de traslación provocando que 
en aquellas partes del planeta, un observador, vería el sol 
"detenerse" cerca del cenit, retroceder un hasta volverse a 
poner por donde salió (como si el planeta tuviera una 
 56 
rotación retrógrada), y luego volver salir para continuar su 
movimiento normal. 
 
 
3) Urano, que es otro planeta a veces considerado 
"retrógrado". Resulta que el eje de rotación de Urano está 
increíblemente inclinado: más de 97 grados respecto al plano 
de su órbita... eso es, literalmente, decir que el planeta está 
"acostado y un poco patas para arriba". 
Esto hace que el día en Urano sea realmente raro: 
En sus polos se alternan un largo periodo de unos 42 años de 
luz y otro de 42 años de noche... pero lo más espectacular 
sucede cerca del ecuador del planeta, ya que ahí sí hay ciclos 
de día y noche pero con una peculiaridad única: 
Durante ciertas partes del año el ciclo de día y noche se 
sucede rápidamente, de forma casi normal, pero en otras 
partes (cuando alguno de los polos es el que está apuntando 
hacia el Sol), el día se parece mucho al los días de los polos 
aquí: el sol permanece en el cielo y muy cerca del horizonte 
casi todo el tiempo para ponerse sólo un par de horas antes 
de volver a salir. Eso se debe a la posición relativa de Urano 
respecto al Sol. Pero ojo: el planeta sólo se puede considera 
que tenga una rotación retrógrada en función de cuál de sus 
polos es denominado"sur": 
 
 
La Asociación Internación de Astrónomos considera que el 
polo sur de un planeta es el que absolutamente apunta 
siempre hacia abajo del plano del Sistema Solar, en cuyo 
caso, su giro sí sería retrógrado dado que está inclinado a 
más de 90 grados. Pero también se suele usar la "convención 
 57 
de la mano derecha" para definir cuál es el polo norte de un 
cuerpo... en cuyo caso, aún con esa inclinación, el 
movimiento de Urano sería "normal". 
Es, en este caso, cuestión de pura convención... Ahora bien, 
¿por qué está tan inclinado Urano? 
Al parecer exactamente por la misma razón que Venus tiene 
un giro retrógrado: “algo” muy grande (más o menos del 
tamaño de la Tierra), lo golpeó durante su formación y lo 
dejó así... "caído de lado". 
 
El eje de rotación de la Tierra está inclinado 23º 26' con 
respecto a la perpendicular a la eclíptica (el plano que 
contiene la órbita terrestre). El hecho de que el eje terrestre 
esté dirigido (en el transcurso de unos pocos meses o años) 
hacia prácticamente el mismo punto sobre la esfera celeste, 
es una consecuencia de la conservación del Momento 
angular de la Tierra. 
La rotación de la Tierra causa un aplastamiento polar y un 
hinchamiento ecuatorial de la Tierra. La Tierra está achatada 
por los polos, y la atracción de gravedad varía con el 
cuadrado de la distancia entre las masas (entre los centros de 
masa del Sol y de la Tierra). La consecuencia es que la 
atracción del sol sobre el hinchamiento ecuatorial es un poco 
más fuerte en el lado del hinchamiento más próximo del sol 
que en el lado más lejano. 
Si la Tierra no estuviera inclinada no existirían los 
equinoccios (ni los solsticios) porque el plano del ecuador 
coincidiría con el plano de la órbita: serían lo mismo. 
 58 
Viviríamos una misma estación durante el año, es decir, 
habría un mismo clima equilibrado. 
Como el eje de la Tierra está inclinado, una mitad del 
hinchamiento ecuatorial se sitúa de un lado de la elíptica y la 
otra mitad del hinchamiento del otro lado. Durante los 
equinoccios, las hinchazones de cada lado de la eclíptica 
están a la misma distancia del sol y este no produce una 
torsión. En cambio, todo el resto del tiempo, y sobre todo en 
los solsticios, la hinchazón de uno de los lados de la eclíptica 
no se encuentra a la misma distancia que la hinchazón del 
otro lado. Como consecuencia aparece una torsión creado 
por el sol. Esa torsión provoca el movimiento de precesión 
de la Tierra. 
 
 
 
 
 
 
 
 
 59 
 
Arriba, movimiento de traslación de la Tierra alrededor del 
Sol. Abajo, debido al movimiento de precesión el eje de la 
Tierra no está fijo sino que se desplaza en el espacio sobre 
un cono imaginario (cono de precesión). El fenómeno es 
idéntico al que tiene lugar en una peonza cuyo eje de 
rotación no coincide con la vertical. 
 
 
 
 60 
Estructura interna de la Tierra. 
 
 
 
 
 
 
Desde que se iniciaron los estudios acerca del interior 
de la Tierra se han propuesto numerosos modelos para 
explicar la estructura interna de la misma. 
Todos ellos se basan esencialmente en una estructura 
concéntrica constituida por tres capas principales, la 
corteza terrestre o capa más externa, el manto o capa 
intermedia y el núcleo interno. En todos los modelos 
propuestos el elemento común es el núcleo terrestre, 
que la mayor parte de los autores, consideran 
constituido por una aleación de hierro y níquel. En 
cuanto a la constitución del manto y de la corteza 
terrestre hay notables diferencias entre los modelos 
que han sido propuestos por los diversos autores que 
han tratado el tema en muchas ocasiones. 
 
 
 
 61 
 La estructura interna de la Tierra. 
 
 
En el esquema se exponen distintas interpretaciones de la 
estructura interna de la Tierra, las debidas a Goldschmidt 
(1922), Washington (1925), Buddington (1943) y Bullen 
(1953). 
 
 
Núcleo terrestre 
 
Es la capa más interna de la Tierra, extendiéndose 
desde la discontinuidad de Gutenberg, 2.900 km de 
profundidad, hasta el centro del globo terrestre. El 
núcleo representa aproximadamente el 14 % del 
volumen de la Tierra y el 31 a 32 % de su masa. 
 62 
 
Los datos más recientes sobre el comportamiento 
sísmico del núcleo permiten suponer que está formado 
por dos partes claramente diferenciadas, el núcleo 
externo y el núcleo interno. El primero se extiende 
desde 2.900 km de profundidad (discontinuidad de 
Gutenberg) hasta 5.100 km (discontinuidad de 
Wiechert). Las características sísmicas del núcleo 
externo, especialmente la no transmisión de las ondas 
S a su través, hacen suponer que se comporta como un 
líquido (para numerosos autores sus materiales 
estarían en estado de fusión). El núcleo interno se 
extiende desde 5.100 km de profundidad hasta el 
centro de la Tierra. 
 
Acerca de la composición de los materiales del núcleo 
terrestre se han elaborado numerosas hipótesis. En la 
actualidad, la mayoría de los geólogos y geofísicos 
consideran que el núcleo es esencialmente metálico, y 
que está constituido por hierro, con cantidades 
menores de níquel y mucho menores aún de silicio 
metálico, azufre y carbono, formando estos dos 
últimos sulfuros y carburos metálicos respectivamente. 
La hipótesis de una composición esencialmente férrica 
se basa en el hecho de que el hierro es uno de los 
elementos pesados de mayor abundancia en el sistema 
 63 
solar y su preponderancia en los meteoritos metálicos 
o sideritos. 
El núcleo metálico sería el principal factor estructural 
del campo magnético terrestre, al imantarse por 
inducción debido a las corrientes eléctricas que 
circulan en el núcleo externo y en las capas profundas 
del manto. 
La densidad de los materiales del núcleo, teniendo en 
cuenta la hipotética composición expuesta y las 
velocidades de transmisión de las ondas sísmicas a 
través del mismo, oscilará entre 10, en sus zonas más 
externas, y 13,6 en sus zonas más internas. 
Sobre las condiciones termodinámicas de los 
materiales del núcleo se tienen pocos datos, pero se 
admite que las presiones alcancen valores de varios 
centenares de miles de atmósferas y las temperaturas 
sean del orden de algunos miles de grados centígrados, 
como máximo 4.000 a 5.000°C. 
 
 
Manto 
Se trata de una capa intermedia dispuesta 
inmediatamente encima del núcleo, que se extiende 
desde unos 2.900 km de profundidad (discontinuidad 
de Gutenberg) hasta la discontinuidad de Mohorovicic, 
 64 
que la separa de la corteza terrestre. Por consiguiente, 
su espesor será de poco menos de 2.900 km. El manto 
representa aproximadamente el 83 % del volumen del 
globo terrestre y el 65 % de su masa. La existencia de 
una discontinuidad de segundo orden a 700 km de 
profundidad permite suponer que el manto presente 
dos zonas, el manto externo desde la discontinuidad de 
Mohorovicic hasta los 700 km de profundidad 
(discontinuidad de Repetti), y el manto interno, desde 
esta última discontinuidad hasta la de Gutenberg, a 
2.900 km de profundidad. 
 
Esquema mostrando las corrientes de convección del 
manto 
 65 
La densidad de los materiales del manto oscilará entre 
3,3 g/cm 3 en sus zonas más superficiales, hasta 5 a 6 
g/cm 3 en sus partes más profundas. Sobre la 
composición de los materiales del manto se admite en 
general que está formado por rocas ultrabásicas que 
contienen grandes cantidades de olivino y piroxenos. 
El manto, especialmente en sus zonas más 
superficiales, presenta desde el punto de vista 
geológico gran importancia, pues con toda seguridad 
la corteza terrestre se formó por diferenciación a partir 
de los materiales del manto superior. Por otra parte, 
numerosos e importantes fenómenos geológicos que 
afectan a la corteza terrestre, como la orogénesis, el 
vulcanismo, los fenómenos sísmicos, etc., tienen su 
origen en el manto superior. La fuerza motriz que 
provoca los más importantes cambios en la corteza 
terrestre tiene su origen en el manto subcortical y se 
trata simplemente de las corrientes

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