Qué es el último Lacan, C F (Vía grupo Textos)

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Qué es el último Lacan
 C.F.
 Si recordamos que al trabajar sin sujeto, el nudo (luego, cadena) borromeo libera la ex-sistencia del agujero al matema –es el objeto de los seminarios XXI y XXII)– la respuesta no se hace esperar: el último Lacan se ocupa de determinar el agujero del sexo1.
 La investigación prosigue en el seminario XXIII con el síntoma, un falso agujero (referido a lo mental). En el XXIV se tratará del defecto de unidad (=une bévue). El equívoco hace redondel, desliza; y por esto es al menos dos. El redoblamiento del corte (del final del análisis) y de la falta (el nudo generalizado), en seminarios de poco desarrollo, sigue por la misma vía (XXV y XXVI).
 ¿Por qué, en esta investigación, Lacan vuelve sobre los registros? Si aceptamos que lo que hace agujero es lo que lo rodea2 –y no la represión primaria, por ejemplo– se entenderá que es necesario el registro simbólico para que el agujero tome forma, y que esto se representa de algún modo y adquiere un sentido, es decir, se imagina. Dicho de otra forma, el agujero exige tres órdenes para ser abordado.
 El último Lacan es la estructura a secas: la forclusión del sexo. La vía del pase (paralela al Seminario) y la transmisión (el matema) confluyen aquí.
Notas
 1. La determinación del agujero es la función que Lacan asigna a la topología : « C’est une question que je voudrais poser comme une semence de façon qu’on n’en soit pas surpris quand probablement j’aurai à me servir aussi de figures, c’est : qu’est-ce qu’un trou ? Je pense que c’est la fonction essentielle de la topologie de partir de là ; mais de quoi est-ce qu’on parle quand on parle de trou ? » (Lettres de l’École n˚ 21, París, 1977, p. 129.) En una crítica dirigida a sus oyentes y alumnos, en el mismo contexto, Lacan reprocha: « Si j’ai posé tout à l’heure la question de qu’est-ce qu’un trou ? C’est bien que j’espère cette année en tirer parti, mais ce n’est pas du tout-cuit. Ce qui me stupéfie, c’est que ce que j’ai pu faire jusqu’à présent vous a suffi. Il faut croire que la place n’était pas remplie d’un certain bavardage – puisqu’en fin de compte, tout ça, ce ne sont que des bavardages, je le redoute – même s’il y a quelques petits éléments qui me font penser que j’arrive quand même à éviter de faire de la philosophie, qui me mettent moi-même à l’abri. » (Ibíd., p. 473.)
 2. Ibíd., p. 473. « On s’imagine que le refoulement originaire ça doit être un trou. Mais c’est purement imaginaire. Ce qui fait trou n’est pas le refoulement, c’est ce qui est tout autour, et que je me suis permis d’appeler le symbolique – non sans réserve, une réserve à part moi. »