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INTRODUCCIÓN Los sarcomas son un grupo heterogéneo de neoplasias que se ori- ginan de forma predominante de células del mesodermo embriona- rio. La mayor parte de los sarcomas son sarcomas de tejidos blandos, pero existen otros tipos, que incluyen sarcomas óseos (osteosarcoma, condrosarcoma y tumores óseos poco comunes como el cordoma, angiosarcomas y leiomiosarcoma de hueso), sarcoma de Ewing/tumor neuroectodérmico primitivo periférico, que ocu- rren en el hueso o en los tejidos blandos. El principal objetivo de este capítulo es sólo sarcomas de tejidos blandos. La mayor parte de los sarcomas primarios de tejidos blandos se originan en una extremidad (50 a 60%); el segundo sitio más común incluye el tronco (19%), retroperitoneo (15%) y cabeza y cuello (9%). El sitio anatómico del sarcoma primario influye en el tratamiento y en los resultados.1 Los sarcomas de tejidos blandos incluyen a más de 50 subti- pos histológicos (cuadro 36-1). Desde el punto de vista histórico, los subtipos más comunes en adultos (excluyendo el sarcoma de Kaposi) era el histiocitoma fibroso maligno (28%), liposarcoma (15%), leiomiosarcoma (12%), sarcoma sinovial (10%) y tumor maligno de la vaina de nervios periféricos (6%).2 Hoy en día, el histiocitoma fibroso maligno se clasifica como leiomiosarcoma, como sarcoma indiferenciado pleomórfico, mixofibrosarcoma o liposarcoma desdiferenciado con base en la diferenciación celular y la genética. Los rabdomiosarcomas embrionarios/alveolares son los sarcomas de tejidos blandos más comunes de la infancia, mientras Introducción 1465 Incidencia 1465 Epidemiología 1466 Exposición a la radiación / 1466 Exposición química laboral / 1466 Traumatismos / 1466 Linfedema crónico / 1466 Patogenia a nivel molecular 1466 Sarcomas relacionados con translocación / 1467 Sarcomas relacionados con amplificación / 1467 Mutación oncógena / 1467 Reordenación genómica compleja / 1467 Valoración inicial 1468 Presentación clínica / 1468 Diagnóstico por imagen / 1468 Técnicas de biopsia / 1469 Valoración y clasificación anatomopatológica / 1470 Estadificación y factores pronósticos / 1470 Tratamiento del sarcoma de extremidades y de la pared del tronco 1472 Cirugía / 1472 Radioterapia / 1474 Tratamiento sistémico / 1475 Quimiorradioterapia simultánea / 1477 Vigilancia después del tratamiento / 1477 Tratamiento del sarcoma recurrente / 1478 Situaciones clínicas especiales 1479 Liposarcoma mixoide / 1479 Sarcoma retroperitoneal / 1479 Sarcoma gastrointestinal / 1480 Sarcoma mamario / 1481 Sarcoma uterino / 1481 Tumores del estroma gastrointestinal 1481 Valoración radiológica / 1482 Tratamiento de la enfermedad localizada / 1482 Tratamiento de la enfermedad localmente avanzada o metastásica / 1482 Tratamiento multidisciplinario / 1483 Imatinib posoperatorio / 1483 Imatinib preoperatorio / 1484 Tumores desmoides 1485 Dermatofibrosarcoma protuberante 1485 Sarcomas pediátricos 1485 Rabdomiosarcomas / 1485 Sarcomas de tejidos blandos diferentes a rabdomiosarcomas / 1486 Perspectivas de investigación 1486 Conclusiones 1486 1 2 que los rabdomiosarcomas pleomórficos ocurren de manera predo- minante en adultos y aunque comparten cierta parte del nombre, tienen una biología diferente y no deben tratarse como sarcomas pediátricos. Durante los últimos 25 años los pacientes con sarcomas de las extremidades han sido tratados con métodos terapéuticos de varias modalidades, lo que ha ocasionado cierta mejoría en la superviven- cia, en el control local y en la calidad de vida.3 Sin embargo, los pacientes con sarcomas abdominales continúan con ele- vadas tasas de recurrencia y mala supervivencia general.4 La tasa de supervivencia general a cinco años para pacientes con sarcomas de tejidos blandos en todas las etapas es de 50 a 60%. De los pacientes que fallecen por sarcoma, la mayor parte muere por metástasis pulmonares, 80% de las cuales aparece en dos a tres años después del diagnóstico inicial. INCIDENCIA En Estados Unidos, en el año 2012 se diagnosticaron 11 280 nue- vos casos de sarcomas de tejidos blandos y 3 900 defunciones se atribuyeron a esta enfermedad.5 Se cree que la incidencia real de sarcomas es más elevada de la reportada y que los tumores del estroma gastrointestinal (GIST, gastrointestinal stromal tumors) tal vez constituyan 5 000 nuevos casos adicionales de sarcoma por año.1 En términos generales, los sarcomas afectan cinco a seis individuos por 100 000 habitantes por año,6 lo que representa < 1% de todos los cánceres en adultos y 15% de los cánceres en niños.7 3 4 5 Sarcomas de tejidos blandos Janice N. Cormier, Alessandro Gronchi y Raphael E. Pollock36capítulo http://booksmedicos.org EPIDEMIOLOGÍA Con excepción de los tumores malignos de la vaina de nervios peri- féricos en pacientes con neurofibromatosis, los sarcomas no pare- cen ser consecuencia de progresión o desdiferenciación de tumores benignos de tejidos blandos. La mayor parte de los sarcomas son de causa desconocida, pero se han observado algunos subtipos de sarcomas que sugieren una causa identificable. Exposición a la radiación La radioterapia de haz externo es un factor de riesgo poco común pero bien establecido para los sarcomas de tejidos blandos que puede relacionarse con mutaciones inducidas por radiación del gen p53.8 La incidencia de sarcomas en pacientes que a menudo reciben tratamiento con radiación por cáncer de mama, cuello uterino, ova- rio, testículos o sistema linfático es de ocho a 50 veces más elevada en comparación con el riesgo de la población general.9,10 En una revisión de 160 pacientes con sarcomas que ocurrieron después de Cuadro 36-1 Frecuencia relativa de subtipos histológicos de sarcomas de tejidos blandos SUBTIPOS HISTOLÓGICOS NúMERO % Liposarcoma 188 15 Leiomiosarcoma 148 12 Sarcoma no clasificado 140 11 Sarcoma sinovial 125 10 Tumor maligno de la vaina de nervios periféricos 72 6 Rabdomiosarcomas 60 5 Fibrosarcoma 38 3 Sarcoma de Ewing 25 2 Angiosarcoma 25 2 Osteosarcoma 14 1 Sarcoma epitelioide 14 1 Condrosarcoma 13 1 Sarcoma de células claras 12 1 Sarcoma alveolar de tejidos blandos 7 1 Hemangiopericitoma maligno 5 0.4 Datos obtenidos de Coindre et al.21466 Puntos clave 1 Los sarcomas son un grupo heterogéneo de tumores que pueden desarrollarse en todo el cuerpo e incluyen más de 50 subtipos con distintas líneas histológicas de diferenciación. 2 Casi dos tercios de los sarcomas de tejido blando se originan en las extremidades; el tercio restante se distribuye entre el retrope- ritoneo, tronco, abdomen, cabeza y cuello. 3 El tratamiento multimodal, que incluye resección quirúrgica, radioterapia y en algunos casos, quimioterapia sistémica, se aplica a pacientes con sarcomas en extremidades con avance local sus- tancial de alta malignidad. 4 La tasa de supervivencia general a cinco años de los pacientes con sarcomas de tejido blando de todas las etapas es de 50% a 60%. 5 Estos tumores raros representan < 1% del cáncer en adultos (se calculan 10 000 casos por año en Estados Unidos) y represen- tan el 15% de los cánceres pediátricos. 6 El algoritmo terapéutico para los sarcomas de tejido blando depende de la etapa, la localización y los rasgos histológicos del tumor. 7 De los pacientes que mueren por sarcoma, la mayoría sucumbe a las metástasis pulmonares, que en 80% de los casos se desa- rrollan dos o tres años después del diagnóstico original. 8 El avance en la comprensión de la biología del sarcoma de tejido blando es crucial para el desarrollo de nuevos trata- mientos. la radiación, los tipos histológicos más comunes fueron sarcoma osteógeno, histiocitoma fibroso maligno, angiosarcomas y linfan- giosarcoma.9 El riesgo de desarrollar sarcomas se incrementa con la dosis de radiación y la mediana de tiempo entre la radioterapia y el diagnóstico de sarcoma fue de 10 años.9 Una revisión reciente de 44 pacientes con sarcomas inducidos por radiación identificados entre losaños 1989 y 2009 observó que el periodo promedio desde el tratamiento inicial con radiación hasta el diagnóstico fue de 16 años y que los sarcomas inducidos por radiación ocurrieron más a menudo en pacientes tratados por cáncer mamario (36% de los pacientes en la serie) y linfoma (34% de los pacientes en la serie).11 La tasa de supervivencia general a cinco años para los pacientes que se presentaron sin metástasis fue de 44%. Exposición química laboral La exposición a herbicidas como ácidos fenoxiacéticos y conser- vadores para madera que contienen clorofenoles se relacionó con incremento en el riesgo de sarcomas de tejidos blandos.12 Varios car- cinógenos químicos se han relacionado con angiosarcomas hepáticos, incluidos el óxido de torio (Thorotrast), cloruro de vinilo y arsénico.13 Traumatismos Aunque los pacientes con sarcomas a menudo reportan antecedente de traumatismos, no se ha establecido una relación causal. Más a menudo, lesiones menores llaman la atención a la presencia de tumores preexistentes. Linfedema crónico En 1948, Stewart y Treves describieron por primera vez la asociación entre linfedema crónico después de disección axilar y la apari- ción subsiguiente de linfangiosarcoma (fig. 36-1).14 Se ha estimado que el linfangiosarcoma ocurre en 0.07% de los pacientes someti- dos a disección de ganglios linfáticos axilares.15 Se ha reportado que ocurre después de infestaciones por filarias y en las extremidades inferiores de pacientes con linfedema congénito.16,17 El linfangiosar- coma suele ser un tumor agresivo; el promedio de supervivencia para pacientes con linfangiosarcoma es de 19 meses.18 PATOGENIA A NIVEL MOLECULAR Los sarcomas pueden clasificarse en términos generales en tres gru- pos, con base en los eventos genéticos subyacentes a su desarrollo: translocaciones específicas o amplificaciones génicas, mutaciones oncógenas definidas y complejos de reordenación genómica.19 En términos generales, los sarcomas son consecuencia de eventos mole- culares identificables que tienden a ocurrir en pacientes jóvenes con tipos histológicos que sugieren una línea clara de diferenciación. Los eventos moleculares identificables incluyen mutaciones pun- http://booksmedicos.org 1467 Sarcom aS de tejidoS blan doS caPÍtU lo 36 tuales, translocaciones que causan expresión excesiva de factores de crecimiento autocrino y producción de factor de transcripción de fusión oncógena en un entorno celular propenso a la transformación maligna. Por el contrario, los sarcomas sin cambios genéticos identi- ficables o sin perfiles de expresión característicos tienden a ocurrir en pacientes de edad avanzada y muestran citología pleomórfica y dis- función del gen p53.20 La mejoría en la comprensión de la patogenia molecular de los sarcomas ha revelado varios objetivos potenciales contra los cuales están trabajando los investigadores a fin de desarro- llar tratamientos dirigidos específicamente a subtipos. Sarcomas relacionados con translocación A la fecha, se han identificado translocaciones en 14 subtipos de sar- comas de tejidos blandos, que representan 20 a 30% de todos los sarcomas21 (cuadro 36-2). Las translocaciones son consecuencia de fusiones genéticas en marco, que a su vez ocasiona productos de fusión que codifica en oncoproteínas, las cuales participan como acti- vadores correpresores transcripcionales.22,23 La fusión génica mejor identificada se encuentra en el sarcoma de Ewing (EWS-FLI1), sar- comas de células claras (EWS-ATF1), liposarcoma de células redon- das/mixoide (TLSCHOP), rabdomiosarcoma alveolar (PAX3-FHKR), tumor desmoplásico de células redondas pequeñas (EWS-WT1) y sar- coma sinovial (SS18-SSX). Se calcula que los sarcomas relacionados con fusión génica corresponden a ≥ 30% de todos los sarcomas.24 Varios investigadores han identificado interacciones directas o indirectas entre los transcritos de fusión y los reguladores del ciclo celular como objetivos terapéuticos moleculares potencialmente prometedores.25 Sin embargo, los genes de fusión en el sarcoma han sido aislados con éxito en unos cuantos casos, en los cuales la fusión ocasiona la expresión excesiva de un factor de crecimiento o de un receptor del factor de crecimiento. Con anterioridad se reportó que varios factores de crecimiento y sus receptores (p. ej., receptor del factor de crecimiento epidérmico) desempeñaban una función importante en la estimulación autocrina y paracrina del crecimiento del carcinoma, lo que se relacionaba con tipos histológicos de alta malignidad y mal pronóstico en los sarcomas de tejidos blandos. Sarcomas relacionados con amplificación Los oncogenes son genes que pueden inducir transformación maligna y que tienden a estimular la proliferación celular. Varios oncogenes se han asociado con sarcomas de tejidos blandos, lo que incluye MDM2, N-myc, c-erbB2 y miembros de la familia ras. Estos oncogenes producen oncoproteínas específicas que participan en la función nuclear y transducción de señales celulares o bien, funcio- nan como factores de crecimiento o receptores de factores de creci- miento. Esto típicamente ocurre en el liposarcoma desdiferenciado, donde la amplificación de MDM2 estimula el proceso neoplásico. La amplificación de estos genes ha mostrado correlación con resultados adversos en varios tipos de sarcomas de tejidos blandos.22 Figura 36-1. Mujer de 57 años de edad con linfedema crónico progresivo de la extremidad superior izquierda que evolucionó a linfangiosarcoma 10 años después de tratamiento de cáncer de mama. Cuadro 36-2 Fusión de transcripción en el sarcoma de tejidos blandos DIAGNÓSTICO ANOMALÍA CROMOSÓMICA GENES INVOLUCRADOS Rabdomiosarcoma alveolar t(2;13)(q35;q14) t(1;13)(p36;q14) PAX3-FKHR PAX7-FKHR Sarcoma alveolar de partes blandas t(X;17)(p11.2;q25) TFE3-ASPL Histiocitoma fibroso angiomatoide t(12;16)(q13;p11) FUS-ATF1 Sarcoma de células claras t(12;22)(q13;q12) EWS-ATF1 Fibrosarcoma congénito/nefroma mesoblástico congénito t(12;15)(p13;q25) ETV6-NTRK3 Dermatofibrosarcoma protuberante t(17;22)(q22;q13) PDFGB- COL1A1 Tumor desmoplásico de células redondas pequeñas t(11;22)(p13;q12) EWS-WT1 Sarcoma del estroma endometrial t(7;17)(p15;q21) JAZF1-JJAZ1 Sarcoma de Ewing/tumor neuroectodérmico primitivo periférico t(11;22)(q24;q12) t(21;22)(q22;q12) t(7;22)(p22;q12) t(17;22)(q12;q12) t(2;22)(q33;q12) t(16;21)(p11;q22) EWS-FLI1 EWS-ERG EWS-ETV1 EWS-FEV EWS-E1AF FUS-ERG Sarcoma fibromixoide de baja malignidad t(7;16)(q33;p11) FUS-CREB3I2 Tumor miofibroblástico inflamatorio t(1;2)(q22;p23) t(2;19)(p23;p13) t(2;17)(p23;q23) TPM3-ALK TPM4-ALK CLTC-ALK Liposarcoma mixoide t(12;16)(q13;p11) t(12;22)(q13;q12) TLS-CHOP EWS-CHOP Condrosarcoma mixoide t(9;22)(q22;q12) t(9;15)(q22;q21) t(9;17)(q22;q11) EWS-CHN TFC12-CHN TAF2N-CHN Sarcoma sinovial t(x;18)(p11;q11) SSX1-SYT SSX2-SYT SSX4-SYT Mutación oncógena Los GIST son el ejemplo clásico de sarcomas en los que la génesis tumoral es estimulada principalmente por una mutación activa- mente única, en el gen que codifica el receptor KIT de tirosina cinasa o el receptor α del factor de crecimiento derivado de las pla- quetas (PDGFRA).19 La mayor parte de los GIST tienen mutacio- nes en el exón 11 de tipo KIT y responden de manera espectacular a inhibidores de tirosina cinasa como mesilato de imatinib, aunque este tratamiento rara vez produce curación. Reordenación genómica compleja El grupo más grande de sarcomas es el grupo de alteraciones cito- genéticas complejas, que incluye los sarcomas fusiformes de alta malignidad y los sarcomas pleomórficos.19 Muchos sarcomas en este grupo muestran inactivación del gen supresor tumoral. Los dos genes más relevantes para los sarcomas de tejidos blandos son el retino- http://booksmedicos.org 1468 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii blastoma (Rb) y p53. Las mutaciones o deleciones en Rb pueden ocasionar retinoblastoma, la neoplasiaocular maligna más común en niños. Los individuos que sobrevivieron al retinoblastoma se encuen- tran en riesgo de desarrollar sarcomas de tejidos blandos y óseos en etapas avanzadas de la vida. Los pacientes con mutaciones de la línea germinativa en p53 (síndrome de Li-Fraumeni) tienen mayor incidencia de sarcomas de tejidos blandos. Se cree que la expresión mutante de p53 se correlaciona con mal pronóstico general para la supervivencia.22 Se encuentran en investigación estrategias dirigidas a la mutación p53 para el tratamiento de algunos sarcomas. La neurofibromatosis tipo 1 (enfermedad de von Recklin- ghausen) ocurre en casi una de cada 3 000 personas que se debe a diversas mutaciones en el gen supresor tumoral NF-1, ubicado en el cromosoma 17. Los pacientes con neurofibromatosis tipo 1 tienen un riesgo adicional calculado de 3 a 15% de enfermedad maligna en comparación con la población general en el riesgo de por vida, lo que incluye tumores malignos de la vaina de nervios periféricos (MPNST) y GIST. A su vez, 25 a 50% de los pacientes con MPNST tiene mutaciones en NF-1.26 VALORACIÓN INICIAL La conducta clínica de la mayor parte de los sarcomas de tejidos blandos depende de su ubicación anatómica (su profundidad en relación con la aponeurosis que los recubre), subtipo histológico, grado de malignidad y tamaño. El patrón dominante de las metás- tasis es hematógeno, principalmente a los pulmones. Son poco comunes las metástasis a los ganglios linfáticos (las cuales afectan a menos de 5% de los pacientes) con excepción de unos cuantos tipos histológicos, incluidos el sarcoma epitelioide, rabdomiosar- coma pediátrico, sarcomas de células claras, angiosarcomas y rara vez, sarcoma sinovial y mixofibrosarcoma.27 Presentación clínica Los sarcomas de tejidos blandos más a menudo se manifiestan como una tumoración asintomática. Los sarcomas de las extremidades pueden presentarse como trombosis venosa profunda, en particular en pacientes sin factores de riesgo significativo para trombosis.28 Los tumores en las porciones distales de las extremidades suelen ser pequeños, mientras que los tumores en la región proximal de las extremidades y retroperi- toneo pueden alcanzar grandes tamaños antes de que se hagan aparen- tes. Los tumores a menudo presentan crecimiento centrífugo y pueden comprimir las estructuras normales circundantes. Con poca frecuencia, la lesión ósea por el tumor o en haces neurovasculares produce dolor, edema e hinchazón. Menos a menudo, los tumores causan síntomas de obstrucción gastrointestinal o síntomas neurológicos relacionados con compresión de los nervios lumbares o pélvicos. A menudo se descubre una tumoración en una extremidad después de que un evento traumá- tico llama la atención sobre una lesión preexistente. El diagnóstico diferencial de tumoración de tejidos blandos debe incluir el lipoma (que es 100 veces más común que el sarcoma), linfangiosarcoma, leiomioma, neurinoma, carcinoma primario o metastásico, melanoma y linfoma. Las lesiones superficiales pequeñas (< 5 cm) que son de aparición reciente o que, con base en la evolución clínica no presentan crecimiento pueden mantenerse en observación. Las tumoraciones que aumentan de tamaño y las tumoraciones > 5 cm o que se ubican por debajo de la aponeurosis deben ser valoradas con anamnesis, exploración física, estudios de imagen y biopsia.29 Diagnóstico por imagen Los estudios diagnósticos de imagen se realizan antes de cualquier procedimiento con penetración corporal, a fin de evitar la posibili- dad de hinchazón de tejidos blandos o hemorragia que compliquen la interpretación de los estudios de imagen. Los estudios diagnósticos de imagen antes del tratamiento son de utilidad para definir el tamaño y la ubicación anatómica del tumor y su proximidad con estructuras adyacentes; para la estadificación de la enfermedad con respecto a la diseminación regional o metastásica, para guiar la biopsia percutánea y establecer si el tumor es benigno o maligno y de baja o alta malignidad. Figura 36-2. Mujer de 69 años de edad con leiomiosarcoma que afecta la vena cava inferior. Las radiografías son útiles en la valoración de los tumo- res óseos primarios, pero no en la valoración de los sarcomas de tejidos blandos de las extremidades a menos que haya afección ósea por la presencia de tumor de tejidos blandos adyacente. La resonancia magnética nuclear (MRI) es la técnica de imagen preferida para los sarcomas de tejidos blandos de las extremida- des, mientras que la tomografía computarizada (CT) es de mayor utilidad para la valoración de sarcomas retroperitoneales, intra- abdominales y del tronco.30 La CT de tórax debe realizarse para valorar metástasis pulmonares en pacientes con tumores de alta malignidad > 5 cm. Se realiza CT abdominopélvica en pacientes con liposarcomas mixoides de células redondas, leiomiosarco- mas, sarcomas epitelioides o angiosarcomas por su propensión a metastatizar al abdomen, a pelvis, o ambas.1 Se considera la prác- tica de MRI del encéfalo en pacientes con sarcomas alveolares de partes blandas y angiosarcomas por su propensión a metastatizar al encéfalo. Ecografía. La ecografía puede ser útil en el diagnóstico de pacien- tes con sarcomas de tejidos blandos que no pueden ser sometidos a MRI. También es útil como auxiliar a la MRI cuando los datos de ésta son indeterminados o para delinear las estructuras vasculares adyacentes. Por último, la ecografía puede utilizarse para la vigi- lancia posoperatoria y toma de biopsias guiadas. Tomografía computarizada. Debe realizarse CT de tórax para valorar metástasis pulmonares al momento de la presentación y antes de cualquier tratamiento radical. La CT es la técnica de imagen pre- ferida para la valoración de sarcomas retroperitoneales (fig. 36-2).30 Las técnicas actuales de CT pueden proporcionar imágenes detalla- das del abdomen y pelvis y delinear órganos adyacentes y estruc- turas vasculares. La CT es útil para sarcomas de las extremidades, y cuando no se dispone de MRI o no puede utilizarse. Cuando la valoración histológica de un sarcoma de extremidades revela lipo- sarcoma mixoide, debe realizarse CT de abdomen y pelvis porque se sabe que este subtipo produce metástasis al abdomen.31 Resonancia magnética nuclear. La MRI es la modalidad de imagen más útil para el diagnóstico de sarcomas de la extremidad, por su mejor resolución de contraste de tejidos blandos y capa- cidad de obtener imágenes en múltiples planos. La MRI delinea con precisión grupos musculares y diferencia entre hueso, estruc- turas vasculares y tumor. Las proyecciones sagital y coronal permiten la valoración de los compartimientos anatómicos en tres dimensio- nes (fig. 36-3). Los sarcomas de tejidos blandos de las extremida- des suelen presentarse en la MRI como tumoraciones heterogéneas. Su intensidad de señal tiende a igualar o incrementar ligeramente la http://booksmedicos.org 1469 Sarcom aS de tejidoS blan doS caPÍtU lo 36 imagen en comparación a las imágenes con reforzamiento T1 y que es heterogénea en las imágenes con reforzamiento T2. También se observan en los tumores cambios hemorrágicos, quísticos o necró- ticos. Si es necesario delinear las estructuras vasculares, pueden realizarse técnicas especiales de MRI lo que incluye la angiografía por resonancia magnética. La MRI también es un auxiliar impor- tante para el análisis citológico en la diferenciación entre lesiones benignas como lipomas, hemangiomas, granulomas, neurofibro- mas y mixomas intramusculares de sus contrapartes malignas. En pacientes sometidos a quimioterapia preoperatoria, la MRI con medio de contraste y reforzamiento T1 puede ser de utilidad para la valoración de necrosis intratumoral. La MRI también es de gran utilidad para valorar la recu- rrencia de tumores después de cirugía. Algunos médicos realizan estudios sistemáticos de imagen preoperatoria del sitio del tumor de la extremidad primaria en pacientes asintomáticos,citando las dificultades en la detección de la recurrencia temprana en el tejido cicatrizado y radiado.30 Otros autores recomiendan la realización sistemática de estudios de imagen cada tres a cuatro meses los pri- meros dos años, cada seis meses entre tres y cinco años y una vez por año en lo sucesivo. Tomografía por emisión de positrones. La tomografía por emi- sión de positrones (PET) es una modalidad de imagen funcional que mide la captación del análogo [18F] fluorodesoxiglucosa (FDG) por el tumor. La imagen que permite la valoración de la totalidad del cuerpo. Aunque puede ser de utilidad el estudio PET/CT en circunstancias específicas, no se recomienda la práctica de FDG-PET para la estadi- ficación inicial de pacientes con sarcoma de tejidos blandos. Roberge et al. compararon la FDG-PET/CT con la CT torá- cica sola para la estadificación de 75 pacientes con sarcomas de tejidos blandos y encontraron que sólo un paciente tuvo enfer- medad sobreestadificada como consecuencia del estudio PET, mientras que hubo dos resultados falsos positivos y tres resultados indeterminados sin el desarrollo subsiguiente de metástasis.32 Los estudios previos reportaron un beneficio marginal de la PET/CT para la detección de metástasis al momento de la estadificación de los sarcomas, lo que incluyó pacientes con tumores más hete- rogéneos como tumores óseos, osteosarcomas de tejidos blandos, sarcoma de Ewing y rabdomiosarcomas.33-35 En pacientes con sarcoma, la PET se utiliza principalmente para ayudar en la gradación del tumor y valorar la respuesta a la qui- mioterapia.36-39 En pacientes con tumores de tejidos blandos de alta Figura 36-3. Varón de 62 años de edad que acudió a valoración por dolor en el muslo derecho. La resonancia magnética nuclear demostró un sarcoma de alta malignidad de 20 cm de diámetro en el comparti- miento medial. malignidad susceptibles de resección, programados para quimiotera- pia preoperatoria y resección tumoral, una reducción de 35% o más en la captación de FDG después de un ciclo inicial de quimioterapia se relacionó con respuesta tumoral histopatológica, definida como necrosis en ≥ 95% del tejido extirpado.40 Técnicas de biopsia Aspiración con aguja fina. En centros donde los citopatólogos tienen experiencia con la valoración de tumores mesenquimatosos, la biopsia por aspiración con aguja fina es un método aceptable para el diagnóstico de la mayor parte de sarcomas de tejidos blan- dos, en particular cuando los resultados tienen correlación estrecha con los datos clínicos y radiológicos.41 La aspiración con aguja fina de tumores primarios tiene una menor precisión diagnóstica (60 a 90%) en comparación con la biopsia por sacabocados y a menudo no es suficiente para establecer el diagnóstico histológico espe- cífico y el grado de malignidad.42 Sin embargo, la aspiración con aguja fina es el procedimiento preferido para confirmar o descartar la presencia de metástasis o recurrencia local.43 Aunque la aspiración con aguja fina de una lesión superficial puede realizarse a menudo en el consultorio, podría ser necesario que la aspiración con aguja fina de tumores profundos la realice un radiólogo intervencionista bajo guía ecográfica o de CT. En térmi- nos generales, se introduce una aguja calibre 21 a 23 en la tumora- ción después de la limpieza apropiada de la piel y la inyección local de anestésico. Se aplica presión negativa y la aguja se desplaza en sentido anterógrado y retrógrado en varias ocasiones y en diver- sas direcciones. Luego de la liberación de la presión negativa, se retira la aguja y se utiliza el contenido de la misma para preparar el extendido citológico.44 Un citopatólogo analiza las laminillas para determinar si existe suficiente material para el diagnóstico. Biopsia en sacabocados. Es un método seguro, preciso,45,46 y eco- nómico47 para el diagnóstico de lesiones de tejidos blandos. Dupuy et al. encontraron que la biopsia por sacabocados tuvo una precisión de 93% en 221 pacientes con neoplasias musculoesqueléticas.45 El guiar la biopsia con ecografía/CT evita la obtención de muestras de tejido necrótico no útil para el diagnóstico o bien, de áreas críticas del tumor con lo que se incrementa la tasa de resul- tados positivos. La guía por ecogr afía/CT permite la biopsia de tumores en ubicaciones inaccesibles de otra manera y en tumores ubicados cerca de estructuras vitales. La muestra del tejido obtenida por biopsia por sacabocados suele ser útil para varias pruebas diagnósticas, como microscopia electrónica, análisis citogenético y citometría de flujo. La tasa de complicaciones reportadas para la biopsia por sacabocados es < 1%.45,46 Biopsia incisional. Históricamente, la biopsia quirúrgica abierta era el método ideal para lograr un diagnóstico histológico defini- tivo y específico para sarcomas óseos o de tejidos blandos. Las guías actuales recomiendan la biopsia incisional cuando la biopsia por sacabocados no puede proporcionar tejido adecuado para el diagnóstico o cuando los resultados de la biopsia por sacabocados no permiten establecer el diagnóstico. Las desventajas de la biopsia incisional incluyen la necesidad de programar el procedimiento, la necesidad de anestesia general y costos elevados. Además, una incisión colocada de manera in- apropiada puede requerir una resección definitiva más amplia para incluir el sitio de la biopsia. En una serie de 107 pacientes con sarcomas de tejidos blandos programados para tratamiento quirúr- gico, éstos tuvieron que ser modificados por biopsias mal orienta- das en 25% de los casos.48 Se reportaron tasas de complicaciones de hasta 17% después de biopsias incisionales.44 Las complicacio- nes potenciales incluyen hematoma, infección, dehiscencia de la herida, extensión del tumor, cualquiera de las cuales puede retrasar el tratamiento definitivo.44 http://booksmedicos.org 1470 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii Las biopsias incisionales deben realizarla solamente cirujanos con experiencia en el tratamiento de sarcomas de tejidos blandos, de manera ideal en centros especializados en el tratamiento de sarcomas y por el cirujano que realizará la cirugía definitiva. La biopsia inci- sional debe orientarse longitudinalmente a lo largo de la extremidad, lo que permite la ablación amplia subsiguiente que incluye el sitio de la biopsia, la cicatriz y el tumor en bloque. Las biopsias con orien- tación inapropiada a menudo requieren un defecto quirúrgico exce- sivamente grande para una ablación local amplia, lo que a su vez se acompaña de un campo de radioterapia posoperatorio que incluya a todos los tejidos en riesgo. Debe lograrse una hemostasia adecuada al momento de la biopsia para evitar la diseminación de células tumora- les a lo largo de los planos hísticos adyacentes al hematoma. Biopsia escisional. Esta técnica puede realizarse para lesiones fácilmente accesibles (superficiales) en las extremidades o en el tronco, que miden < 3 cm. Sin embargo, la biopsia escisional rara vez proporciona beneficios sobre otras técnicas de biopsia. Las biopsias incisionales no deben realizarse para lesiones que afectan las manos y los pies, porque pueden complicar la ablación defini- tiva. Para sarcomas con diagnóstico inicial confirmado con biopsia incisional, se ha reportado enfermedad residual microscópica hasta en 69% de las muestras de ablación definitiva,49,50 mientras que sin una nueva ablación, las tasas reportadas de recurrencia local son de 30 a 40% cuando los márgenes son positivos o inciertos. Rara vez se realiza ablación amplia en bloque como procedi- miento diagnóstico. Cuando se realiza ablación en bloque para el diagnóstico, a menudo no se valora de manera adecuada el estado del borde durante la valoración histopatológica de la muestra. A menos que se proporcione una descripción detallada del proce- dimiento quirúrgico y de la pieza para estudio histopatológico, los bordes deben clasificarse como inciertos o desconocidos,una clasificación relacionada con el mismo pronóstico de bordes de resección positivos para células tumorales. En pacientes con bordes inciertos o desconocidos debe realizarse una nueva ablación si es posible, a fin de asegurar bordes negativos. El sitio o trayecto de la biopsia (cuando esto es aplicable) deben incluirse en el bloque cuando se realiza una nueva ablación. Valoración y clasificación anatomopatológica El sarcoma, en términos generales se diagnostica por la valoración morfológica durante el estudio microscópico de cortes histológi- cos por un anatomopatólogo experto en sarcomas. Sin embargo, incluso los anatomopatólogos expertos en sarcomas pueden mos- trar desacuerdo en el diagnóstico histológico específico y en el grado tumoral hasta en 25 a 40% de los casos.51 La valoración morfológica puede apoyarse en técnicas auxiliares, lo que incluye estudios citogenéticos convencionales, inmunohistoquímica y pruebas genéticas moleculares, que son útiles para clasificar los subtipos de sarcomas de tejidos blandos con múltiples aberraciones genéticas. Otras técnicas diagnósti- cas moleculares incluyen análisis citogenético, fluorescencia con hibridación in situ y métodos basados en reacción en cadena de la polimerasa.52 Sin embargo, las técnicas de genética molecular se asocian con limitaciones técnicas significativas y deben interpre- tarse en el contexto de las características morfológicas del sarcoma. Algunos expertos han sugerido que la clasificación ana- tomopatológica de los sarcomas de tejidos blandos tiene más importancia pronóstica que el grado tumoral, cuando se toman en consideración otras variables antes del tratamiento. Los tumo- res con potencial metastásico limitado incluyen los tumores des- moides, tumores lipomatosos atípicos (también conocidos como sarcomas bien diferenciados), dermatofibrosarcoma protuberante y tumor fibroso solitario. Los tumores con riesgo intermedio de diseminación metastásica por lo general tienen un gran compo- nente mixoide e incluyen liposarcoma mixoide, mixofibrosarcoma y condrosarcoma mixoide extraesquelético. Entre los tumores muy agresivos con potencial metastásico sustancial se encuentran el angiosarcoma, sarcoma de células claras, liposarcoma pleomórfico y desdiferenciado, leiomiosarcoma, MPNST, rabdomiosarcomas y sarcoma sinovial. Se ha notado en fechas recientes que el histiocitoma fibroso maligno no se asocia con un grupo genético distintivo, lo que sugiere que el histiocitoma fibroso maligno no es una entidad tumoral separada sino un aspecto morfológico común de varios tipos de sarcoma.53,54 Por ejemplo, la mayor parte de los tumores diag- nosticados inicialmente como histiocitoma fibroso maligno en el retroperitoneo fueron reclasificados utilizando el perfil genómico estableciéndose el diagnóstico de liposarcomas desdiferenciados,55 mientras que en las extremidades se reclasificaron como leiomio- sarcoma, mixofibrosarcoma o sarcoma indiferenciado pleomórfico. Se han establecido guías para el reporte histopatológico de sarcomas.1 En el reporte debe incluirse el diagnóstico primario, sitio anatómico, profundidad, tamaño, grado histológico, presen- cia o ausencia de necrosis, estado de los bordes y de los ganglios linfáticos, etapa TNM y características adicionales del tumor (tasa mitótica y presencia o ausencia de invasión vascular). Estadificación y factores pronósticos Los sarcomas de tejidos blandos más a menudo se estadifican utili- zando el sistema del American Joint Committee on Cancer (AJCC) (que en términos generales es el que se utiliza en Estados Unidos) o el sistema de la Organización Mundial de la Salud. Un aspecto singular de la estadificación de los sarcomas es la inclusión del grado tumoral, que es uno de los factores pronósticos de mayor importancia.56 La séptima edición del sistema de estadificación del AJCC para los sarcomas de tejidos blandos se basa en el grado histológico de agresividad del tumor, tamaño y profundidad del mismo y la presencia de metástasis a ganglios linfáticos o a distancia.57 Este sistema no se aplica a los GIST, fibromatosis (tumores desmoides), sarcoma de Kaposi o fibrosarcoma infantil. Grado de agresividad histológica. El grado histológico es el factor pronóstico más importante para pacientes con sarcomas de tejidos blandos. Para la determinación precisa del grado de malig- nidad, debe fijarse una muestra apropiada de tejido, realizar tinción y debe ser revisada por un anatomopatólogo experto en sarcomas. Las características que definen el grado son la celularidad, dife- renciación (buena, moderada, mala, anaplásica), pleomorfismo, necrosis (ausente, < 50% o ≥ 50%) y número de mitosis por campo microscópico de alta resolución (< 10, 10 a 19 o ≥ 20). Se ha demostrado que el grado tumoral predice la presencia de metás- tasis y es útil para el pronóstico de la supervivencia general.58 Se estima que ocurren metástasis en 5 a 10% de las lesiones de baja malignidad, de 25 a 30% en las lesiones de malignidad intermedia y de 50 a 60% con las lesiones de alta malignidad. El número de grados varía de acuerdo con el sistema de cla- sificación utilizado. Los sistemas de clasificación utilizados más a menudo son el National Cancer Institute y la French Federation of Cancer Centers, que utilizan tres grados tumorales.59 El sistema del National Cancer Institute se basa principalmente en el subtipo his- tológico, ubicación y cantidad de necrosis. El sistema de los French Federation of Cancer Centers se basa en la diferenciación tumoral (buena, moderada o mala/anaplásicas), número de mitosis por campo de alta resolución (< 10, 10 a 19 o ≥ 20) y cantidad de necrosis tumo- ral (ausente, < 50% o ≥ 50%). Un análisis comparativo de los dos sistemas sugirió que el sistema de los French Federation of Cancer Centers contaba con una mejor capacidad para el pronóstico, para predecir las tasas de supervivencia a cinco años de 90, 70 y 40% para los tumores de grados 1, 2 y 3, respectivamente.59 Siguiendo las recomendaciones del College of American Pathologists, el comité que desarrolló el sistema de estadificación de 2008 de la AJCC cambió de un sistema de grado cuatro a otro de tres, en el cual los grados son bien diferenciados (grado 1), modera- http://booksmedicos.org 1471 Sarcom aS de tejidoS blan doS caPÍtU lo 36 damente diferenciado (grado 2) y mal diferenciado (grado 3).60 El grado 1 se considera de baja malignidad mientras que los grados 2 y 3 se consideran de alta malignidad. Ubicación y tamaño del tumor. El tamaño del tumor es una variable pronóstica importante en los sarcomas de tejidos blandos. Los sarcomas se han estratificado con fines de clasificación en gru- pos de dos tamaños; las lesiones T1 son ≤ 5 cm o más pequeñas, mientras que las lesiones T2 son > 5 cm. Algunos autores sugieren la adición de un tercer grupo para tumores > 15 cm, porque tales tumores se asocian con peor pronóstico que aquellos que miden entre 5 y 15 cm.61,62 La ubicación anatómica del tumor se incorporó en el sistema de estadificación de la AJCC de 1998. Los sarcomas de tejidos blandos por arriba de la aponeurosis superficial de la extremidad o del tronco se designaron como lesiones en la categoría T, mientras que los tumores que invadían la aponeurosis profunda y todos los tumores retroperitoneales, mediastínicos y viscerales se designaron como lesiones “b”. Metástasis ganglionares. En términos generales, las metástasis de ganglios linfáticos que se originan de sarcomas de tejidos blan- dos son poco comunes,27 pero la incidencia de afección ganglio- nar es más elevada para el sarcoma epitelioide, rabdomiosarcoma pediátrico, sarcoma de células claras, sarcoma sinovial, mixofibro- sarcoma y angiosarcomas. En la séptima edición del sistema de estadificación AJCC, el sarcoma que se relaciona con metástasis ganglionares se clasificó como etapa III en lugar de etapa IV, por- que varios estudios reportaron mejor supervivencia para pacien-tes con metástasis regionales aisladas de ganglios linfáticos tratadas con linfadenectomía radical en comparación con los pacientes con metástasis distantes.27,63-65 Los pacientes con ganglios linfáticos regionales sospechosos por medios clínicos o radiológicos deben tener confirmación positiva o negativa de las metástasis por aspi- ración con aguja fina antes de realizar la linfadenectomía radical. Metástasis distantes. Las metástasis distantes ocurren más a menudo a los pulmones (fig. 36-4). Pacientes selectos con metás- tasis pulmonares pueden sobrevivir por periodos prolongados des- pués de la resección quirúrgica y la quimioterapia. Otros sitios potenciales de metástasis incluyen hueso (fig. 36-5), encéfalo (fig. 36-6) e hígado (fig. 36-7). Los sarcomas viscerales y retro- Figura 36-4. Varón de 74 años de edad con antecedentes de condrosar- coma mixoide extraesquelético de la región glútea, el cual desarrolló múltiples metástasis pulmonares. Figura 36-5. Mujer de 36 años de edad con antecedentes de osteo- sarcoma esclerosante multifocal del húmero que desarrolló metástasis óseas difusas dos años después del diagnóstico. Figura 36-6. Varón de 64 años de edad con antecedentes de sarcoma pleomórfico T2 de alta malignidad del muslo que desarrolló metástasis cerebrales 14 meses después del diagnóstico. Figura 36-7. Mujer de 33 años de edad con osteosarcoma del ester- nón que se presentó con metástasis hepáticas tres años después del diagnóstico. http://booksmedicos.org 1472 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii peritoneales tienen una mayor incidencia de metástasis hepáticas y peritoneales. Factores pronósticos. Las variables pronósticas en los sarcomas de tejidos blandos incluyen tamaño del tumor primario, grado de malignidad y profundidad; factores todos que se incorporan en el sistema de estadificación además del tipo histológico, sitio tumoral y presentación (recurrencia local o diagnóstico inicial). Los factores del paciente como edad avanzada y género también se han relacio- nado con recurrencia y mortalidad en varios estudios clínicos.66 Un borde microscópico positivo y la recurrencia temprana después de la resección de un sarcoma de la extremidad han demostrado estar relacionados con menor supervivencia.67 Varios grupos han reportado que el marcador Ki-67, un marcador de proliferación, se correlaciona con malos resultados clínicos en sarcomas de las extremidades de alta malignidad.68,69 La E-cadherina y las cateninas, proteínas esenciales para las uniones intercelulares, se han relacionado con mal pronóstico en pacientes con sarcomas de tejidos blandos.68 De la misma forma, una expresión elevada de CD100 tiene correlación con mayor potencial prolifera- tivo y con peor pronóstico.69 Nomogramas pronósticos. Se ha introducido el empleo de nomo- gramas pronósticos para los sarcomas de tejidos blandos en el aseso- ramiento de pacientes, para seleccionar las estrategias de vigilancia apropiadas y elegir a los pacientes para estudios clínicos.70 Uno de tales nomogramas, desarrollado por Kattan et al. en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center tomó en consideración la edad, tipo histológico, grado, ubicación, profundidad y tamaño para determinar la probabilidad de supervivencia específica para sarcoma a 12 años.70 Dos estudios de validación que utilizaron nomogramas demostra- ron buen valor predictivo.71 En fecha más reciente, el mismo grupo de investigadores desarrolló nomogramas específicos para el sub- tipo histológico para pacientes con liposarcoma, sarcoma sinovial y GIST72 y demostraron que eran precisos para predecir la super- vivencia específica para la enfermedad. Otros investigadores han desarrollado un nomograma específico para el sitio para pacientes con sarcoma retroperitoneal, que demuestra una predicción precisa de la supervivencia y de la recurrencia de la enfermedad.73 TRATAMIENTO DEL SARCOMA DE EXTREMIDADES Y DE LA PARED DEL TRONCO Los objetivos del tratamiento para sarcomas de tejidos blandos son llevar al máximo la probabilidad de supervivencia sin recurrencias a largo plazo al tiempo que se reduce la morbilidad y se lleva al máximo la función. En los últimos dos decenios demostró que una terapéu- tica multimodal con secuenciamiento óptimo de los tratamientos para pacientes individuales mejora la supervivencia.74 Además, los pacien- tes con sarcomas de tejidos blandos tratados en centros con elevados volúmenes han mostrado mejor supervivencia y mejores resultados funcionales.75 La atención en tales centros es en particular importante para pacientes con alto riesgo y con enfermedad avanzada. La tasa de supervivencia general a cinco años para pacientes con sarcomas de tejidos blandos para todas las etapas es de 50 a 60%. Para pacientes con sarcomas de las extremidades el tratamiento multidisci- plinario ha ocasionado tasas de control local que rebasan 90% y tasas de supervivencia a cinco años que exceden el 70%. La mayor parte de los pacientes que fallece por sarcomas de tejidos blandos muere por enfermedad metastásica, la cual se hace evidente en los dos a tres años después del diagnóstico inicial en casi 80% de los casos. En el cuadro 36-3 se resumen las recomendaciones para valo- ración y tratamiento de los pacientes que acuden con tumoraciones de tejidos blandos. Cirugía Los tumores primarios sin evidencia de metástasis distantes se tratan sólo con cirugía o, cuando no pueden obtenerse bordes quirúrgicos Cuadro 36-3 Recomendaciones para el tratamiento de las tumoraciones de tejidos blandos 1. Los tumores de tejidos blandos que están aumentando de tamaño o que miden > 3 cm deben estudiarse con métodos de imagen (ecografía, CT) y debe realizarse el diagnóstico histológico con biopsia en sacabocados. 2. Una vez que se ha establecido el diagnóstico de sarcoma, se obtienen estudios de imagen (MRI para lesiones en las extremidades y CT para otras ubicaciones anatómicas) y se busca enfermedad metastásica con CT de tórax para tumores de malignidad intermedia o alta (grados 2 o 3) o tumores grandes (T2). 3. Un tratamiento adecuado consiste en la ablación local amplia con bordes de 1 a 2 cm para lesiones de baja malignidad y tumores T1. 4. La radioterapia desempeña una función decisiva en el tratamiento de los tumores grandes (T2) con malignidad intermedia o alta. 5. Los pacientes con sarcomas de alta malignidad localmente avanzados o las metástasis distantes deben ser valoradas para quimioterapia. 6. Debe realizarse tratamiento quirúrgico intensivo para pacientes con recurrencia local aislada o metástasis distantes susceptibles de resección. negativos en la pieza quirúrgica por limitaciones anatómicas o bien, si el tumor es de alta malignidad, puede brindarse tratamiento con cirugía más radioterapia. El tipo de resección quirúrgica depende de varios factores, lo que incluye la ubicación tumoral, tamaño del tumor, profundidad de la invasión, afección de estructuras cercanas, necesidad de injerto cutáneo o de reconstrucción con tejidos autóge- nos y estado general del paciente. En 1985, los National Institutes of Health desarrollaron recomendaciones por consenso en las que mencionaron a la cirugía con conservación de la extremidad a la mayor parte de los pacientes con sarcomas de las extremidades de alta malignidad.76 Sin embargo, para pacientes con tumores prima- rios o recurrentes que no podían extirparse con procedimientos con conservación de la extremidad y de la función (< 5% de los pacien- tes), la amputación continúa como el tratamiento preferido. El estado de los bordes después de resección quirúrgica ha mostrado ser un factor pronóstico independiente.77,78 El objetivo de la resección quirúrgica es obtener una resección completa porque los márgenes microscópicos o macroscópicos después de una resec- ción se asocian con incremento en el riesgo de recurrencia local y muerte.79 Si se encuentra un borde inesperadamente positivo en el estudio histopatológicode la pieza quirúrgica, debe realizarse una nueva ablación. En pacientes con bordes positivos, en particular en pacientes con enfermedad residual macroscópica, es poco probable el control local incluso con la adición de radioterapia posoperatoria.80 Ablación local amplia. El tratamiento preferido para sarcomas de la extremidad es la ablación local amplia, lo que incluye la resección del sitio de la biopsia. El objetivo es eliminar el tumor con casi 1 a 2 cm de tejidos blandos normales circundantes,77 pero podría ser necesario utilizar márgenes más estrechos para conservar estructu- ras neurovasculares críticas no afectadas y podría ser adecuado para pacientes sometidos a radioterapia.81 La disección debe llevarse a cabo a través de planos hísticos macroscópicamente normales, sin penetrar el tumor. Los sarcomas de tejidos blandos por lo general están rodeados por una zona de tejido reactivo comprimido que forma una seudocápsula, pero esta seudocápsula no debe utilizarse como guía para la resección (enucleación). Si el tumor se encuen- tra adyacente a estructuras neurovasculares importantes o bien, si http://booksmedicos.org 1473 Sarcom aS de tejidoS blan doS caPÍtU lo 36 las desplaza, no es necesaria la resección pero debe extirparse la adventicia o el perineurio.1 En algunos casos de tumores masivos de las extremidades, la ablación local amplia implica una resección completa o radical de compartimientos anatómicos. Deben colocarse grapas quirúrgicas para limitar la extensión del lecho de resección para pacientes que podrían necesitar radioterapia posoperatoria. Reportes recientes han demostrado resultados alentadores después de la resección radical en bloque con reconstrucción vas- cular en las extremidades inferiores.82,83 Mientras que la resección en bloque con reconstrucción vascular se ha acompañado de tasas más elevadas de complicaciones posoperatorias, la recurrencia local reportada y las tasas de supervivencia a cinco años son simi- lares a la de los pacientes que no necesitaron resección vascular.84,85 De la misma forma, los estudios han demostrado resultados funcio- nales aceptables con resección de los nervios ciático, tibia y peroné o con reconstrucción y rehabilitación apropiadas.86 En casi 5% de los pacientes ocurre invasión ósea por sarco- mas de tejidos blandos de las extremidades, que en términos gene- rales pueden identificarse con imágenes con cortes transversales de alta calidad, como la MRI, y se acompaña de disminución de la supervivencia general.87 En casos de invasión ósea, es necesaria la resección ósea para lograr un borde quirúrgico adecuado y el con- trol local. Aunque es posible la resección del tumor y la reparación de los defectos esqueléticos, puede incrementarse la posibilidad de complicaciones posoperatorias y los resultados funcionales podrían ser menos favorables. Lin et al.88 analizaron en fechas recientes a 55 pacientes con sarcomas de tejidos blandos que afectaban el hueso y reportaron que en ausencia de penetración franca de la cor- tical ósea, el periostio era un borde quirúrgico adecuado en pacientes tratados con ablación local amplia y radiación. Los sarcomas de tejidos blandos que se originan de la región distal de las extremidades, en particular de manos y pies, presentan retos técnicos singulares. Mientras que los tumores de la porción dis- tal de las extremidades a menudo se detectan con tamaños más peque- ños (< 5 cm) en comparación con los tumores de la porción proximal de las extremidades, las técnicas de resección de reconstrucción a menudo son más complejas para los tumores en la porción distal de las extremidades y es fundamental la planificación preoperatoria para lograr resultados favorables desde el punto de vista funcional. La identificación de la proximidad del tumor con estructuras sub- yacentes críticas (p. ej., hueso, tendón, estructuras neurovasculares) con el empleo de MRI es esencial para la planificación quirúrgica. En una serie reportada de pacientes con sarcomas de manos o pies tratados con cirugía limitada, sólo 32% de los pacientes tuvo recurren- cias locales.89 Se ha reportado conservación de la función y las tasas aceptables de recurrencia con cirugía limitada y radiación adyuvante para sarcomas de tejidos blandos de la porción distal de las extremida- des.90 Para tumores localmente avanzados, la reparación de defectos óseos, la reconstrucción vascular, transferencia tendinosa y recons- trucción de tejidos blandos utilizando colgajos regionales o libres ha ocasionado mejores resultados funcionales.91 La amputación es aún una opción razonable para pacientes con sarcomas de tejidos blandos de la porción distal de las extremidades con resultados oncológicos o funcionales aceptables que no puede lograrse utilizando las técnicas disponibles para rescate de las extremidades. En un estudio realizado en Ontario y Quebec, los investigadores encontraron que los pacientes que esperaban una recuperación difí- cil y los pacientes con expectativas inciertas tenían peores resultados funcionales que los pacientes que anticipaban una recuperación fácil, lo que indica que la educación preoperatoria, lo que incluye la valo- ración por servicios de rehabilitación, puede mejorar los resultados.92 Además, todos los pacientes sometidos a resección de sarcomas de las extremidades deben ser sometidos a fisioterapia inmediatamente des- pués de la operación y continuar hasta que se logre la función máxima.1 Linfadenectomía locorregional. Varios estudios han reportado mejoría de la supervivencia para pacientes con metástasis regiona- les aisladas de los ganglios linfáticos tratadas con linfadenectomía radical.27,63-65 Los pacientes con sospecha clínica o radiológica de afectación de los ganglios linfáticos regionales deben tener metás- tasis confirmadas antes de la linfadenectomía radical. En la insti- tución de los autores, se realiza aspiración con aguja fina de los ganglios linfáticos guiada por ecografía en pacientes selectos con datos clínicos y radiológicos sospechosos. La utilidad de la biopsia de ganglios linfáticos centinela ha sido motivo de controversia pese a la identificación de que varios subtipos histológicos de sarcomas de alta malignidad tienen propensión a metastatizar a los ganglios linfáticos. Sin embargo, no se cuenta con estudios prospectivos de sensibilidad y especificidad de la biopsia de ganglios linfáticos cen- tinela para tales tumores. Amputación. La amputación es el tratamiento preferido para 5% de los pacientes con tumores primarios o recurrentes de extremidades, cuyos tumores no pueden extirparse macroscópicamente con procedi- mientos de conservación de la extremidad y con conservación de la fun- ción. Desde el punto de vista histórico, la ablación local de sarcomas de tejidos blandos grandes, de alta malignidad, ha ocasionado tasas de falla local de 50 a 70%, incluso con bordes de tejido normal alrededor del tumor extirpado; en consecuencia, se recomienda la resección radical o la amputación. Sin embargo, hoy en día la adición de radioterapia a resecciones quirúrgicas menos radicales ha hecho posible la conserva- ción de la extremidad en la mayor parte de los casos. Una comparación de amputación con cirugía contra conserva- ción de la extremidad seguida de radioterapia adyuvante, realizada por el National Cancer Institute entre 1975 y 1981 demostró que no existían diferencias significativas entre los dos grupos en cuanto a recurrencias locales o supervivencia general.93 Potter et al.49 revi- saron más tarde la totalidad de la experiencia del National Cancer Institute con 123 pacientes tratados con cirugía conservadora ade- más de radioterapia y 83 pacientes tratados con amputación. La tasa de recurrencia local fue significativamente más elevada en el grupo de cirugía y radioterapia adyuvante: 8% en comparación con 0% en el grupo de amputación. Sin embargo, las tasas de super- vivencia no difirieron entre los grupos. Varios estudiosrealizados en una sola institución grande han reportado tasas de control local favorable con resección conservadora más radioterapia.94-96 Perfusión regional aislada. La perfusión regional aislada es una técnica con conservación de las extremidades en las cuales un sar- coma de tejidos blandos es perfundido con concentraciones eleva- das de factor de necrosis tumoral α y melfalán bajo condiciones de hipertermia. Esta técnica suele utilizarse para la enfermedad local- mente avanzada, multifocal o localmente recurrente; también ha servido como tratamiento paliativo para lograr el control local para pacientes con metástasis distantes. La perfusión de las extremidades requiere el aislamiento de la arteria y vena principales con perfusión de la extremidad a través de la circulación sistémica. El acceso anatómico depende del sitio del tumor: vasos iliacos externos para tumores del músculo, vasos tumorales o poplíteos para tumores de la pantorrilla y vasos axilares para los tumores de las extremidades superiores. Se realiza disección de los vasos y se ligan todos los vasos colaterales. Se realiza catete- rismo de la arteria y vena principales y se conectan a un oxigenador de bomba similar al utilizado para la derivación cardiopulmonar. Se aplica un torniquete o una banda de Esmarch a la extremidad para lograr un aislamiento vascular completo. Se administran los quimio- terapéuticos al circuito de perfusión y se les hace circular por 90 min. Se realiza vigilancia continua de fugas hacia la circulación general desde la extremidad transfundida con albúmina humana radiomar- cada con 99Tc y se registra la radiactividad por arriba de la región pre- cordial con un contador de Geiger. Durante todo el procedimiento, se conserva la hipertermia de la extremidad transfundida con calor externo y por calentamiento del líquido de perfusión a 40°C. A la conclusión del procedimiento, la extremidad se lava, se extraen los catéteres y se reparan los vasos sanguíneos. Pese a 40 años de historia utilizando la perfusión aislada de las extremidades para el tratamiento de los sarcomas de las extremidades, http://booksmedicos.org 1474 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii aún deben responderse muchas preguntas con respecto a esta técnica. Todavía deben dilucidarse aspectos como fármacos quimioterapéuti- cos óptimos en el circuito de perfusión, los beneficios de la hipertermia y la eficacia de la perfusión hipertérmica como tratamiento neoadyu- vante o adyuvante. Los estudios publicados a la fecha han involucrado grupos heterogéneos de pacientes y diversos quimioterapéuticos. Pese a estas limitaciones, se han reportado tasas de respuesta de 18 a 80% y tasas de supervivencia general a cinco años de 50 a 70%.97-101 Sin embargo, los resultados de la supervivencia después de la perfusión aislada de las extremidades no han sido comparados directamente con los resultados de la supervivencia después de métodos terapéuticos más convencionales. En el reporte inicial de la perfusión regional aislada para sar- comas de las extremidades, publicada en 1974, McBride reportó resultados en 79 pacientes con sarcomas de las extremidades que habían sido tratados con perfusión aislada de las extremidades durante los 14 años previos.97 Todos los pacientes recibieron melfa- lán y dactinomicina. La tasa de supervivencia general a cinco años fue de 57% y sólo 13 pacientes tuvieron amputación subsiguiente por enfermedad recurrente. En los siguientes 20 años, la perfusión aislada para tratamiento de sarcomas de las extremidades fue poco favorecida por diversas razones. Entre los aspectos más notables, puede obtenerse mejoría de la supervivencia y disminución de las tasas de recurrencia local con tratamiento menos radical, lo que incluye ablación quirúrgica conservadora combinada con radiote- rapia para permitir la conservación de la extremidad en pacientes que antes se consideraban elegibles para amputación. Un reporte realizado por Lienard et al.101 en 1992 renovó el interés en la perfusión aislada de las extremidades para tumores en las extremidades. Estos investigadores reportaron una tasa de res- puesta de 100% entre pacientes con melanoma y sarcoma de las extremidades, tratados con factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α, tumor necrosis factor-α) recombinante en dosis elevadas más inter- ferón gamma y melfalán en un circuito aislado de perfusión. Este reporte llevó a más estudios dirigidos específicamente a pacientes con sarcoma. El más grande de estos estudios fue un estudio europeo multicéntrico, reportado por Eggermont et al. en 1996.99 En dicho estudio que incluyó a 186 pacientes, la tasa de respuesta tumoral general fue de 82% y la tasa de respuesta completa, tanto clínica como histopatológica fue de 29%. Aunque todos los participantes del estudio se reportaron inicialmente como elegibles para amputación, la tasa de rescate de extremidad después de perfusión aislada de la extremidad fue de 82%.99 Estudios subsiguientes demostraron tasas elevadas de respuesta local y de rescate de las extremidades y una tasa aceptable de efectos tóxicos locales y sistémicos.102 Sin embargo, los resultados en Estados Unidos fueron inferio- res a los reportados en Europa. En un estudio realizado por Fraker et al., la tasa de respuesta completa fue de 26% y en 30% adicio- nal como respuesta parcial. Se sometió a amputación a 14 pacien- tes (32%) por tumores progresivos, mientras que los restantes 30 pacientes (68%) fueron sometidos a cirugía con conservación de la extremidad después de perfusión aislada de la extremidad.100 Se cree que los resultados inferiores en Estados Unidos se debieron en parte a sesgos en la selección de pacientes y el grado de tratamiento antes de la perfusión de la extremidad. Radioterapia La radioterapia es parte del tratamiento estándar para sarcomas de tejidos blandos de alta malignidad que afectan las extremidades y el tronco, ya sea en las etapas preoperatoria o posoperatoria. Los pacientes con tumores de baja malignidad o pequeños, tumores superficiales de alta malignidad y aquellos que han sido extirpados con bordes adecuados pueden evitar con seguridad la radioterapia. La evidencia que apoya el tratamiento equivalente con radio- terapia para pacientes elegibles para resección quirúrgica conserva- dora proviene de los estudios clínicos con asignación al azar103,104 y de tres reportes grandes realizados en una sola institución.105-107 En un estudio clínico con asignación al azar realizado por el National Cancer Institute, se trató a 91 pacientes con tumores de alta malig- nidad de las extremidades, se realizó cirugía con conservación de la extremidad seguida de quimioterapia sola o radioterapia más qui- mioterapia. La tasa de control local a 10 años fue de 98% para los pacientes que recibieron radioterapia en comparación con 70% para aquellos que no la recibieron (P = 0.0001).103 De la misma forma, en un estudio clínico con asignación al azar realizado en el Memo- rial Sloan-Kettering Cancer Center, 164 pacientes fueron someti- dos a cirugía conservadora seguida de observación o braquiterapia. Para pacientes con tumores de alta malignidad, la tasa de control local a cinco años fue de 66% en el grupo sometido a observación y de 89% en el grupo que recibió braquiterapia (P = 0.003).104 Para pacientes con tumores de baja malignidad, no se observaron dife- rencias significativas entre los grupos de tratamiento.108 Hasta fecha reciente, las guías estándar de tratamiento indica- ban la radioterapia después de cirugía para todos los pacientes con tumores de malignidad intermedia o alta de cualquier tamaño. Sin embargo, los tumores pequeños (≤ 5 cm) no suelen relacionarse con recurrencia local y la radioterapia para tales tumores podría no ser necesaria.104 En una serie de 174 paciente reportada por Geer et al., la radioterapia posoperatoria no mejoró la recurrencia local o las tasas de supervivencia general para pacientes con sarcomas peque-ños de tejidos blandos.109 Karakousis et al. reportaron tasas de recu- rrencia local a cinco años de 6% para 80 pacientes con sarcomas de las extremidades tratados con ablación local amplia y observación, una tasa similar a la de 64 pacientes sometidos a resección con márgenes quirúrgicos estrechos y radioterapia posoperatoria.110 Aún debe definirse el modo óptimo de radioterapia (radiotera- pia de haz externo, braquiterapia, radioterapia de intensidad modulada [IMRT]) y el momento de aplicación de la radioterapia (preoperatoria, transoperatoria, posoperatoria). La radioterapia de haz externo puede suministrarse utilizando haces de fotones o partículas (electrones, pro- tones, piones o neutrones). El fraccionamiento convencional suele ser de 1.8 a 2 Gy por día. La CT es parte integral de la radioterapia, la cual se utiliza para definir el volumen macroscópico del tumor y calcular el borde de tejido en riesgo de afección tumoral microscópica. No se ha definido bien el borde óptimo para la radiación: el estándar es un mar- gen de 5 a 7 cm, pero en algunos centros hospitalarios se recomiendan márgenes más amplios para tumores de > 15 cm. En la mayor parte de las instituciones, la dosis preoperatoria típica es de 50 Gy, adminis- tradas en 25 fracciones y la resección se realiza cuatro a ocho semanas después de haber completado la radioterapia para permitir que cedan los cambios agudos por la radiación. La radiación posoperatoria se planifica con base en el sitio tumoral, grado de tumor, bordes quirúrgi- cos y las preferencias en la institución. En el campo de radiación debe incluirse la totalidad de la cicatriz quirúrgica y los sitios de los drenes de forma que casi la totalidad de la dosis puede administrarse a la piel superficial. Se colocan grapas metálicas en el lecho tumoral durante la cirugía para ayudar a definir los límites de la resección y facilitar la planificación de la radioterapia. Suelen necesitarse dosis de 60 a 70 Gy para el tratamiento posoperatorio. No existe consenso sobre la secuencia óptima de radioterapia y cirugía. Los datos disponibles provienen principalmente de estudios sin asignación al azar de una sola institución. Dos que apoyan la radioterapia preoperatoria han observado que la planificación mul- tidisciplinaria con participación del oncólogo radiólogo, oncólogo médico y cirujano es más fácil en las etapas iniciales del tratamiento. Además, para algunos subtipos histológicos sensibles a la radiación, como el liposarcoma mixoide, la radioterapia preoperatoria puede reducir el tamaño del tumor al facilitar la resección con bordes nega- tivos. Además, un lecho hístico no afectado por la resección tiene mejor oxigenación hística y puede tratarse con mayor éxito con dosis más bajas de radiación. También, Nielsen et al.111 demostraron que los campos de radiación preoperatoria son más pequeños que los campos de radiación posoperatoria y que el número promedio de articulaciones incluidas en el campo es inferior con la radioterapia http://booksmedicos.org 1475 Sarcom aS de tejidoS blan doS caPÍtU lo 36 preoperatoria que con la posoperatoria, lo que puede acompañarse de mejores resultados funcionales. Los críticos de la radioterapia preoperatoria citan la dificultad de la valoración de los bordes quirúr- gicos y del incremento en la tasa de complicaciones posoperatorias en las heridas.112 Sin embargo, las técnicas quirúrgicas reconstructi- vas con procedimientos avanzados de transferencia de tejidos se han utilizado más a menudo en esta serie de alto riesgo y se han obtenido mejores resultados. Las dosis más elevadas que por lo general se necesitan para la radioterapia posoperatoria han mostrado tener una relación con más afectación funcional a largo plazo. La única comparación con asignación al azar de radioterapia preoperatoria y posoperatoria fue realizada por el National Cancer Institute of Canada Clinical Trials–Canadian Sarcoma Group.113 Este estudio fue diseñado para examinar las complicaciones y resul- tados funcionales. Se incluyó a 190 pacientes desde octubre de 1994 a diciembre de 1997, los cuales fueron asignados al azar para radiote- rapia preoperatoria (50 Gy) o radioterapia posoperatoria (66 Gy). Las tasas de supervivencia sin progresión de la enfermedad y sin recu- rrencia fueron similares en los dos grupos, los cuales recibieron un tiempo promedio de vigilancia de 3.3 años. Sin embargo, la incidencia de complicaciones de la herida fue significativamente más baja con la radioterapia preoperatoria (3% en comparación con 17%) y la incidencia de complicaciones de las heridas fue significativamente más elevada para tumores de las extremidades inferiores (43%) que para el de las extremidades superiores (5%).113 Los efectos tóxicos tardíos de la radiación (p. ej., fibrosis, rigidez articular, edema) fueron más comunes con la radioterapia posoperatoria que con la preoperato- ria (48 en comparación con 32%) porque la radioterapia posoperatoria utiliza dosis más elevadas y campos de tratamiento más extensos.114 La braquiterapia consiste en la colocación de múltiples semi- llas radiactivas a través de catéteres introducidos en el lecho de resección tumoral. El beneficio primario de la braquiterapia es un tiempo de tratamiento general más corto de cuatro a seis días, en comparación con cuatro a seis semanas que suelen ser necesarias para la radioterapia preoperatoria o posoperatoria. La comparación de rentabilidad de la braquiterapia auxiliar contra la radiación adyu- vante con haz externo para sarcomas de tejidos blandos demostró que los costos eran inferiores con la braquiterapia.115 También se uti- lizó braquiterapia para la enfermedad recurrente previamente tratada con radiación de haz externo. Las guías establecidas en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center recomendaron espaciar los catéteres para aplicación de braquiterapia en incrementos de 1 cm al tiempo que se dejaba un borde de 2 cm alrededor del lecho quirúrgico.104 Una vez que se confirma la cicatrización adecuada de la herida, por lo general después del quinto día posoperatorio, los catéteres se lle- nan con semillas que contienen iridio-192, el cual suministra 42 a 45 Gy de radiación al lecho tumoral a lo largo de cuatro a seis días. La principal desventaja de la braquiterapia es que requiere experiencia significativa, mayor estancia hospitalaria y reposo en cama. La IMRT suministra radiación de manera más precisa al tumor que la radiación de haz externo al tiempo que reduce el volumen de los tejidos circundantes expuestos a dosis elevadas de radiación. Los beneficios propuestos de la IMRT preoperatoria incluyen disminución del riesgo de infecciones posoperatorias de la herida, al reducir la dosis hacia la piel116 y la protección del hueso subyacente (p. ej., fémur) como consecuencia de distribucio- nes cóncavas de dosificación.117 No se cuenta con estudios clínicos prospectivos con asignación al azar que comparen los resultados a largo plazo después de IMRT en comparación con otros tipos de radioterapia. En un análisis retrospectivo de IMRT, los pacientes con bordes negativos y positivos/cercanos (< 1 mm) tuvieron tasas de control local a cinco años de 94%.118 Además, las tasas de edema después de tratamiento y rigidez articular con IMRT fueron más bajas que las tasas esperadas con la radioterapia convencional. Los efectos tóxicos locales de la radioterapia varían de acuerdo con la dosis de radiación, tamaño del campo y momento de aplicación (preoperatoria o posoperatoria). Con la radioterapia preoperato- ria, la complicación más frecuente de la herida fue dehiscencia, necrosis y drenaje persistente, infección, formación de seromas, ulceración y celulitis.113 La radiación posoperatoria de colgajos libres a menudo se acompaña de complicaciones de la herida y debe informarse a los pacientes que podría ser necesaria una reparación quirúrgica secundaria. Se han reportado tasas de complicación de la herida de13 a 37% para la radioterapia preoperatoria en com- paración con 5 a 20% para la radioterapia posoperatoria.119 Si los catéteres se cargan después del quinto día posoperatorio, las tasas de complicación de la herida después de braquiterapia son similares a las de la radioterapia posoperatoria. Los efectos a largo plazo (crónico) de la radioterapia (aque- llos que ocurren en más de un año después de haber completado el tratamiento) por lo general se relacionan con fibrosis/contracturas, linfedema, lesión neurológica, osteítis y fracturas, todas las cuales pueden causar afectación funcional sustancial.119 Las variables rela- cionadas con malos resultados funcionales después de radioterapia incluyen tumores grandes, dosis de radiación elevadas (> 63 Gy), campos de radiación más grandes (> 35 cm), mala técnica de radia- ción, sacrificio de nervios, fracturas posoperatorias y complicacio- nes de las heridas.114,120 Además, las complicaciones de cualquier clase son menos probables después del tratamiento para sarcomas de las extremidades superiores que después del tratamiento para sarcomas de las extremidades inferiores.112,113 La radioterapia definitiva que suministra dosis de toleran- cia máxima de los tejidos de radiación puede ser apropiada para pacientes selectos con sarcomas de tejidos blandos no susceptibles de resección. En un estudio de 112 pacientes con sarcomas de tejidos blandos no susceptibles de resección, el tamaño del tumor y la dosis de radiación influyeron en el control local y en la supervivencia.121 La tasa de control local fue de 51% para tumores < 5 cm y de 9% para tumores > 10 cm y los pacientes que recibieron al menos 64 Gy tuvieron mejor control local y mejor supervivencia. Tratamiento sistémico Pese a las mejorías en las tasas de control local, las metástasis y la muerte continúan como problemas significativos para pacientes con sarcomas de tejidos blandos de alto riesgo. Los pacientes con- siderados en alto riesgo de muerte por sarcomas incluyen aquellos que se presentan con enfermedad metastásica, sarcomas localizados en sitios diferentes a las extremidades o sarcomas con malignidad de grado intermedio o elevado en el estudio histopatológico y que miden > 5 cm.58,104 Quimioterapia estándar. Para la mayor parte de pacientes con sarcomas, han sido malos los resultados con los regímenes de qui- mioterapia convencional. La quimiosensibilidad de los sarcomas de tejidos blandos varía con el subtipo histológico.29 El sarcoma sinovial, liposarcoma de células redondas/mixoide y leiomiosar- coma uterino son sensibles a la quimioterapia,122 mientras que el liposarcoma pleomórfico, mixofibrosarcomas, sarcoma epitelioide, leiomiosarcoma, MPNST, angiosarcoma y tumores neoplásicos de células redondas tienen sensibilidad intermedia a la quimioterapia. Los subtipos histológicos relativamente quimiorresistentes incluyen los sarcomas de células claras, sarcoma del estroma endometrial, sarcoma alveolar de partes blandas y el condrosarcoma mixoide extraesquelético. Considerando la variabilidad de respuestas con base en el subtipo histológico, no es de sorprender que los estudios clínicos de la quimioterapia estándar, que a menudo incluyen pobla- ciones heterogéneas con respecto al grado tumoral y tipo histológico, no hayan demostrado beneficios en la supervivencia general. La doxorrubicina y la ifosfamida son los dos fármacos más activos contra sarcomas de tejidos blandos, que de manera con- sistente reportaron tasas de respuesta de 20% o mayor y curvas positivas de ptosis/respuesta.123,124 Las guías europeas recomiendan la administración de doxorrubicina, 75 mg/m2 cada tres semanas como tratamiento de primera línea para la enfermedad avanzada.29 La duración del tratamiento se basa en la respuesta, pero se reco- mienda en términos generales un máximo de seis ciclos, por el http://booksmedicos.org 1476 Con sideraCion es espeCífiCas parTe ii riesgo de cardiotoxicidad acumulada. La ifosfamida es el trata- miento recomendado de segunda línea y se recomienda como tratamiento de primera línea para pacientes con enfermedades car- diacas. La dosis estándar de la ifosfamida es de 9 a 10 g/m2; sin embargo, series de una sola institución utilizando regímenes de dosis elevadas (> 10 g/m2) o dosis estándar de ifosfamida com- binada con doxorrubicina mostraron tasas de respuesta de 20 a 60%.124 Los sarcoma sinoviales mostraron una sensibilidad par- ticular a la ifosfamida. Los efectos tóxicos relacionados con la ifos- famida incluyeron cistitis hemorrágica, neurotoxicidad y acidosis tubular renal. Desde el punto de vista histórico, el tratamiento com- binado con doxorrubicina más ifosfamida, dacarbazina o ambas ha ocasionado incremento en las tasas de respuesta, pero sin mejoría en la supervivencia general.125 En estudios clínicos también se ha demostrado actividad de la dacarbazina como fármaco único. En la década pasada se observó que varios fármacos quimio- terapéuticos adicionales, que incluye la gemcitabina, taxanos y tra- bectedina tienen actividad contra los sarcomas de tejidos blandos. La gemcitabina como fármaco único produce tasas de respuesta en 18% de los pacientes con sarcoma avanzado.126 la gemcitabina combinada con docetaxel produce tasas de respuesta de hasta 53% en pacientes con leiomiosarcoma uterino.126,127 La combinación de gemcitabina con vinorelbina también se ha asociado con beneficios clínicos en pacientes con sarcomas avanzados.128 Se ha encontrado que los taxanos (docetaxel y paclitaxel) tienen actividad contra angiosarcomas, en particular de la cara y piel cabelluda, probable- mente por sus efectos antiestrógenos potentes.129,130 Quimioterapéuticos novedosos. La trabectedina es un alca- loide de origen marino que se une al DNA, afectando la transcrip- ción e induciendo la formación de roturas de la cadena doble de DNA, el cual ha mostrado beneficios en el tratamiento de los sarco- mas avanzados de tejidos blandos, en particular leiomiosarcomas, liposarcoma mixoide y otros sarcomas relacionados con transloca- ción.131 La trabectedina es en términos generales bien tolerada, pero puede asociarse con neutropenia prolongada y grave, trombocito- penia y efectos tóxicos hepáticos. La palifosfamida es una formulación estabilizada del meta- bolito activo de la ifosfamida, de la cual se ha reportado mejor tolerancia en comparación con la ifosfamida.132 Estudios clínicos iniciales han sugerido actividad antitumoral comparable o mejor que la de ifosfamida sin la nefrotoxicidad. Tratamientos dirigidos. Se encuentran en investigación varios fármacos dirigidos para el tratamiento de los sarcomas de tejidos blan- dos. Entre éstos se encuentran los inhibidores de la tirosina cinasa (p. ej., imatinib, sunitinib, sorafenib y dasatinib) que se han desarro- llado y aprobado para el tratamiento de GIST. Los datos clínicos acumulados en estudios clínicos de fase II también han apoyado el uso de inhibidores de la tirosina cinasa (p. ej., imatinib, sorafenib, suniti- nib) en el tratamiento de otros sarcomas avanzados.125 Los anticuerpos dirigidos contra el factor de crecimiento del endotelio vascular, como bevacizumab han demostrado actividad en pacientes con angiosar- coma metastásico o no susceptible de resección, tumor fibroso solitario y hemangioendotelioma epitelioide.133 El pazopanib es un inhibidor de la angiogénesis de administración oral que se dirige a los receptores del factor de crecimiento del endotelio vascular, a los receptores del factor de crecimiento derivado de las plaquetas (PDGFR) y c-kit. En un estudio reciente de fase III, pazopanib mostró eficacia en compara- ción con el placebo como tratamiento de segunda línea o adicional en pacientes con sarcoma avanzado de tejidos blandos.134 Los inhibidores de la vía de rapamicina en mamíferos, lo que incluye temsirolimús, everolimús, ridaforolimús también han mostrado actividad contra algunos sarcomas de tejidos blandos (p. ej., PEComas).135 Beneficios
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