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TRATAMIENTO_PERSONAS_DELITO_VF

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Ministerio del Interior 
y Seguridad Pública
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
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Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación
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Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación
Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación
Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes 
Consumo problemático de drogas
Tratamiento en personas que han cometido delitos
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 4 ]
Este documento fue elaborado por el Area Técnica de Tratamiento 
y Rehabilitación de CONACE, cuyos integrantes agradecen al psicólogo 
Mario Pacheco León, la colaboración prestada.
Área Técnica de Tratamiento y Rehabilitación
Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (CONACE)
Ministerio del Interior
Gobierno de Chile
Santiago, Chile.
2008
Registro de Propiedad Intelectual Nº 176.102
I.S.B.N.: 978-956-7808-86-1
Diseño: “S” comunicación visual (Verónica Santana)
Impresión: Andros Impresores
Advertencia de la UNESCO:
 
“Con el fin de evitar la sobrecarga gráfica que supone utilizar en español vocablos 
tales como o/a, os/as, es/as, para marcar que nos estamos refiriendo tanto a 
hombres como a mujeres, se ha optado por utilizar el masculino genérico, en 
el entendido que todas las menciones van dirigidas a ambos, a hombres y a 
mujeres”.
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Índice
INTRODUCCIÓN 7
 
capítulo uno 8
CONSUMO DE DROGAS EN LA POBLACIÓN INFRACTORA DE LEY
•	 Prevalencia	en	el	país	 8
•	 Población	infractora	adulta	en	Chile	 10
•	 Población	infractora	adulta	en	otros	países	 15
•	 Población	infractora	juvenil	en	Chile	 18
•	 Magnitud	de	la	relación	entre	delito	y	drogas	 23
capítulo dos 25
CONSUMO PROBLEMÁTICO DE DROGAS Y COMISIÓN DE DELITOS
•	 Las	hipótesis	 26
1. “El consumo de drogas conduce a la comisión de delitos” 26
2. “Los infractores se convierten en consumidores de drogas” 29
3. “El delito y las drogas tienen una etiología común”	 30
•	 Teoría	de	la	exclusión	social	 34
•	 Exclusión	social	y	comisión	de	delitos	en	Chile		 42
•	 El	Programa	de	tratamiento,	rehabilitación	y	reinserción	social	 47
capítulo tres 80
TRATAMIENTO DE USUARIOS INFRACTORES 
•	 Teorías	explicativas	de	la	criminalidad	 80
•	 Hacia	una	integración	en	la	teoría	criminológica	 94
•	 Teoría	criminológica	basada	en	el	género	 98
•	 Abandono	de	un	estilo	de	vida	infractor	 109
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
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capítulo cuatro 115
EFECTIVIDAD EN EL TRATAMIENTO
•	 Efectividad	de	tratamientos	penitenciarios	 119	
•	 Efectividad	del	tratamiento	en		infractores	juveniles	 127
•	 Aftercare,	post	cuidado	o	seguimiento	 131	
•	 Educación	y	capacitación	laboral	 134
•	 Cortes	de	drogas	 136
•	 Tribunales	de	tratamiento	bajo	supervisión	judicial	 144
capítulo cinco 148
ADHERENCIA AL TRATAMIENTO 
•	 Motivación	para	el	cambio		 150
•	 Enfoque		transteórico		 150
•	 Experiencia	nacional	en	el	reclutamiento	de	internos	 158
•	 Entrevista	motivacional		 163
•	 Entrevista	motivacional	en	el	tratamiento		 168
capítulo seis 176
TRATAMIENTO EN CONTEXTO OBLIGADO
•	 Aspectos	éticos	del	tratamiento	en	contexto	obligado	 177
•	 Efectividad	del	tratamiento		en	contexto	obligado	 180
•	 Sugerencias		según	la	fase	de	motivación	para	el	cambio	 190
•	 Adherencia	a	tratamiento	de	usuarios	adolescentes	 196
capítulo siete 201
PROPUESTAS PARA UN TRATAMIENTO
•	 Diagnóstico	de	la	población	infractora		 208
•	 Diagnóstico	interdisciplinario	 212
•	 Riesgo	de	reincidencia	y	las	necesidades	de	tratamiento	 214
•	 El	tratamiento	desde	una	perspectiva	de	la	complejidad	 223
•	 Componentes	de	un	tratamiento	biopsicosocial	 229
Referencias bibliográficas 250
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[ 7 ]
Introducción
La	gran	mayoría	de	las	personas	que	presentan	consumo	problemático	de	
drogas	no	cometen	delitos,	pero	es	real	que	existe	un	porcentaje	importan-
te de la población delictual que tiene problemas de drogas. Es decir, ambos 
comportamientos tienen causas y consecuencias similares y se encuentran 
interrelacionados. Por lo tanto, cuando se interviene sobre uno de ellos es 
altamente probable que el efecto se produzca en ambos: al reducir la proba-
bilidad de reincidencia en el consumo, también disminuye la probabilidad 
de reincidencia en la comisión de delitos y a la inversa.
Teniendo	en	cuenta	estos	antecedentes,	desde	el	año	2004	el	Área	técnica	
en tratamiento y rehabilitación de CONACE, ha estado desarrollando un pro-
ceso	sistemático	de	discusión	y	análisis	reflexivo	respecto	de	la	asociación	
existente	entre	 la	comisión	de	delitos	y	el	consumo	de	drogas,	 lo	cual	ha	
quedado plasmado en el “Programa de tratamiento, rehabilitación y reinser-
ción social, para internos/as con consumo problemático de sustancias psico-
activas”; el “Programa de tribunales de tratamiento bajo supervisión judicial” 
y el “Programa de tratamiento del consumo problemático de alcohol y drogas 
y otros trastornos de salud mental en adolescentes infractores de ley”, todos 
elaborados en conjunto con el Ministerio de Salud, el Servicio Nacional de 
Menores,	Gendarmería	de	Chile	y	el	Ministerio	Público.			
El presente documento se plantea como un aporte a los profesionales vin-
culados	al	tratamiento	de	consumo	de	drogas	en	contextos	obligados.	En	
este	marco,	pretende	entregar	información	a	través	de	la	revisión	exhausti-
va	de	estudios,	monografías,	hipótesis	y	teorías	existentes	tanto	en	nuestro	
país	como	en	el	extranjero.	Su	objetivo	principal	consiste	en	facilitar	el	tra-
bajo de los equipos ejecutores de programas de tratamiento, en convenio 
con CONACE, que atienden población adulta y adolescente consumidora 
problemática de drogas que ha cometido delito, aportando elementos tan-
to para el desarrollo de una discusión objetiva, como orientados al mejo-
ramiento de las prácticas del quehacer terapéutico, de modo que lleven a 
resultados	exitosos.	 El	documento	 incluye	una	propuesta	práctica	para	el	
tratamiento de la población objeto de este estudio, en un marco coherente 
con		la	explicación	teórica	de	la	causalidad	delito-droga.
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 8 ]
capítulo uno 
Consumo de drogas en la 
población infractora de ley
Prevalencia en el país 
El VII Estudio Nacional de Drogas realizado en 20061, representativo de la pobla-
ción	urbana	del	país2,	indica	que	el	uso	de	drogas	continúa	estable	en	los	últimos	
años, después del aumento sostenido en los años noventa. El estudio reveló la 
siguiente	prevalencia	de	último	año	de	consumo	por	tipo	de	droga:
› Pasta base: 0,6%
›	 Clorhidrato	de	cocaína:		 1,2%
›	 Cocaína	total	(pasta	base	y/o	cocaína):	1,5%
›	 Cocaína	total	(pasta	base	y/o	cocaína),	por	grupo	de	edad:
 12 a 18 años: 1,1%
	 19	a	25	años:		 3,3%
	 26	a	34	años:	 2,6%
› Marihuana: 7,0%
› Marihuana, por grupo de edad:
 12 a 18 años: 7,8%
 19 a 25 años: 18,8%
	 26	a	34	años:	 9,7%
›	 Marihuana,	por	sexo:
 Hombre:	 9,9%
	 Mujer:		 4,2%
› Psicofármacos sin prescripción médica:
 Tranquilizantes:	 3,4%
	 Estimulantes:	 0,4%
	 Analgésicos:	 0,4%
1 CONACE, 2007 a.
2 Esta encuesta se aplicó a un total de 16.807 personas entre 12 y 64 años de edad, hombres y mujeres de todos los 
niveles socioeconómicos que habitan en 91 ciudades con población urbana de 30 mil habitantes o más. La muestra 
es representativa del país y de cada una de sus trece regiones. La muestra representada se aproxima a cerca del 60% 
de la población de Chile.
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[ 9 ]
Consumo de drogas en la población infractorade ley
El aumento en la prevalencia del consumo de marihuana (7,0%, comparado con 
el	5,3%	obtenido	en	el	VI	Estudio3 se observa mayoritariamente en jóvenes mayo-
res	de	18	años.	La	prevalencia	de	consumo	del	último	año	en	familias	de	ingresos	
superiores al millón de pesos se duplicó en 2006, aumentando de un 9,2% en 
2004	a	18,8%	en	2006.	En	cambio,	en	las	familias	con	los	 ingresos	más	bajos	 la	
prevalencia	de	último	año	aumentó	de	4,5%	en	2004	a	5,6%	en	2006.
Aunque la prevalencia de consumo de drogas aumentó en todas las edades, la 
mayor	proporción	se	encuentra	en	los	grupos	de	19-25	años	y	26-34	años,	donde	
el	consumo	de	marihuana	se	ha	duplicado	en	los	últimos	doce	años.	El	consumo	
de	marihuana	en	adolescentes	ha	aumentado	solamente	de	6,5%	en	2004	a	7,8%	
en	2006,	y	se	ha	extendido	aceleradamente	en	la	población	femenina:	en	1994	la	
relación	hombre/mujer	era	de	1:4,	y	en	2006	alcanza	a	1:2.
El	VII	Estudio	muestra	una	baja	significativa	en	la	percepción	de	riesgo	–que	actúa	
como una “barrera subjetiva” para el consumo– la cual se ha deteriorado especial-
mente entre los adolescentes y los jóvenes, que de manera creciente consideran 
el consumo de marihuana como “normal” y socialmente aceptable.
Respecto al consumo abusivo de alcohol, éste afecta prioritariamente a la pobla-
ción	más	joven:	17,7%	entre	los	adolescentes,	25,3%	en	el	rango	de	19-25	años,	
descendiendo	a	13,6%	en	el	 rango	de	26-35	años,	hasta	 llegar	a	un	6,3%	en	el	
rango	de	45-64	años.	La	tasa	de	abuso	de	alcohol	es	5	veces	más	alta	entre	los	
hombres que en las mujeres.
En	lo	que	se	refiere	a	los	trastornos	asociados	con	el	uso	de	alcohol	y	drogas	ilí-
citas,	la	población	de	12	a	64	años	que	ha	sido	afectada	por	detenciones	debido	
al consumo de alcohol o drogas, alcanza al 2,9%, porcentaje que se eleva con-
siderablemente entre los consumidores recientes de marihuana, donde el 18% 
reporta	alguna	detención	por	consumo	en	el	último	año,	cifra	que	es	mayor	entre	
los	usuarios	de	cocaína	(24%)	y	aún	más	significativa	en	adolescentes	comprome-
tidos	con	el	consumo	de	cocaína	(42%).
Las declaraciones de despido del trabajo o abandono de estudios a causa del 
uso	de	drogas	ilícitas	o	alcohol,	por	su	parte,	alcanzan	al	0,4%,	afectando	más	
intensamente	a	los	consumidores	de	marihuana	y	de	cocaína:	un	13%	de	ado-
lescentes	comprometidos	en	el	uso	de	cocaína	ha	abandonado	sus	estudios	en	
el	último	año.
El	0,9%	de	la	población	de	12	a	64	años	reporta	atenciones	de	urgencia	a	causa	
de	 intoxicaciones	por	 alcohol	 y	 drogas	 ilícitas	 y	 por	 problemas	 relacionados.	
Entre	los	consumidores	de	marihuana	y	cocaína	los	porcentajes	suben	al	3,4%	
3 CONACE, 2005 a.
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 10 ]
y	8,8%	respectivamente,	llegando	a	un	14%	entre	adolescentes	consumidores	
de	cocaína.	
Además,	el	1%	de	la	población	de	12	a	64	años	declara	haber	sufrido	accidentes	
de	tránsito,	laborales	o	domésticos	a	causa	de	las	drogas	ilícitas	y	alcohol,	porcen-
taje que asciende hasta 2,7% en jóvenes.
De acuerdo a los criterios para dependencia del CIE-10, los consumidores de co-
caína	muestran	una	tasa	de	dependencia	del	30%,	los	de	pasta	base	un	50%,	y	los	
de	marihuana	un	23%.
En	términos	de	distribución	geográfica,	el	consumo	de	drogas	ilícitas	afecta	prin-
cipalmente	a	las	regiones	del	centro	y	del	norte	del	país.	Las	mayores	prevalencias	
de	último	año	de	consumo	de	marihuana	se	registran	en	las	regiones	Metropoli-
tana y Quinta, que superan el promedio nacional en un 7% con tasas que bordean 
el 8,5%. Sin embargo, la percepción de gravedad del consumo de drogas conti-
núa	siendo	alta.
Población infractora adulta en Chile 
La	prevalencia	de	consumo	declarado	de	drogas	ilícitas	en	la	población	infractora	
presenta un marcado contraste al ser comparada con la de la población general.
En el año 2001, CONACE realizó dos estudios sobre la relación entre el consumo 
de	sustancias	ilícitas	y	la	comisión	de	delitos.	En	el	primero4	se	analizaron	expe-
dientes judiciales previamente escogidos de 28 Juzgados del Crimen de Santiago 
(n	=	529	casos)	de	un	universo	de	1.200	casos	correspondientes	a	los	36	Juzgados	
del Crimen de Santiago.
Los	casos	tenían	sentencia	condenatoria	y	ya	ejecutoriada	durante	el	año	2000,	
por delitos contra la propiedad y las personas (delitos de mayor connotación so-
cial). La información recopilada se obtuvo de cuatro fuentes principales:
- declaración indagatoria (del inculpado)
- sentencia emitida por el juez
- declaración de la(s) victima(s)
- declaración de testigos
A	lo	anterior	se	agregaron	informes	psicológicos	de	Gendarmería	y	del	Servicio	
Médico	Legal,	considerándose	sólo	expedientes	que	presentaban	causas	vincula-
das a delitos contra las personas y la propiedad, y descartándose aquéllos relacio-
nados directamente con el consumo de drogas y alcohol.
4 CONACE, 2001. 
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Consumo de drogas en la población infractora de ley
Se	construyeron	3	indicadores:
›	 relación	general	con	el	alcohol	y/o	drogas	ilícitas:	se	construyó	a	partir	
de la integración de los otros dos y de cualquier información respecto 
a	drogas	en	el	expediente;
›	 relación	directa	con	el	alcohol	y/o	drogas	ilícitas,	sólo	al	momento	de	
cometer el acto delictivo;
›	 relación	de	terceros	con	el	alcohol	y/o	drogas	ilícitas:	asociaciones,	fre-
cuencias	y	cruces	en	las	relaciones	con	drogas	ilícitas	y/o	alcohol	que	
realizan terceros para indagar estereotipos o estigmas sociales.
Los principales hallazgos de este estudio fueron los siguientes:
• El 91% de los condenados eran hombres.
•	 El	33%	eran	personas	entre	18	y	24	años;	38%	personas	entre	30	y	45	
años. Los hombres concentraban el grupo más joven en relación a las 
mujeres.
•	 El	55%	poseía	enseñanza	básica,	el	28%	enseñanza	media;	
•		 4%	corresponde	a	“sin	educación”	y	“educación	superior”.
•		 El 51% de los delitos fueron cometidos fuera de la comuna de residen-
cia	y	el	49%	en	la	de	residencia.	A	menor	edad,	era	mayor	la	tendencia	
a cometer los delitos en la comuna de residencia.
•		 La	gran	mayoría	de	los	procesados	tenía	actividades	laborales	de	tipo	
oficio básico. Los tres mayores porcentajes correspondieron a “obrero” 
(12%), “sin oficio” (10%) y “comerciante ambulante” (9%).
•	 El	44%	de	 los	procesados	tenía	antecedentes	penales	por	delitos	an-
teriores. Se encontró que a menor el nivel educacional, mayor era la 
reincidencia.
•		 Los delitos de mayor frecuencia eran: robo con violencia (25%); robo 
con	fuerza	(20%),	hurto	(13%),	lesiones	(12%),	robo	por	sorpresa	(11%).
•		 La tasa de relación general con el alcohol era 20%.
•		 La	tasa	de	relación	general	con	drogas	ilícitas	era	18%.
•	 La tasa de relación “al momento de delinquir” con el alcohol era 16%.
•		 La	tasa	de	relación	“al	momento	de	delinquir”	con	drogas	ilícitas	era	7%;	
alcanzando	al	15%	para	el	grupo	de	edad	entre	18	y	24	años.
•		 Los delitos con mayor asociación con “tasa de relación general con el 
alcohol”	eran:	lesiones	28%	y	robo	con	fuerza	23%.	En	aquellos	delitos	
de menor recurrencia la asociación con alcohol era 50% en homicidio y 
daños,	y	de	25%	en	“delitos	sexuales”	de	violación	y	abuso	deshonestos.
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 12 ]
•		 Los delitos con mayor asociación con “tasa de relación general con dro-
gas	ilícitas”	eran	robo	con	violencia	32%,	robo	con	fuerza	23%	y	homici-
dio	31%.	En	el	caso	de	la	tasa	de	relación	con	drogas	ilícitas	“al	momento	
de cometerse el delito” la mayor asociación era con robo con violencia.
•		 Las sustancias con mayor asociación con “tasa de relación general con 
drogas	 ilícitas”	eran	pasta	base	(37,2%)	y	marihuana	(10,6%).	Las	sus-
tancias con mayor asociación con la tasa de relación “al momento de 
delinquir”	eran	pasta	base	(44,7%)	y	marihuana(13,2%).	Más	de	la	mi-
tad	de	los	casos	se	concentró	en	el	grupo	etáreo	de	18	a	24	años.
•		 El consumo de pasta base aparece claramente asociado con el robo 
con violencia y robo con fuerza: al momento de cometer el delito, 1 de 
cada 2 sujetos estaba bajo el efecto de la pasta base.
CONACE,	en	coordinación	con	Gendarmería	de	Chile,	realizaron	un	estudio	para	
determinar la magnitud del consumo de sustancias psicoactivas ilegales en per-
sonas recluidas en 9 establecimientos penitenciarios de grandes centros urbanos 
del	país,	que	habían	sido	condenadas	por	el	delito	de	robo	con	violencia	e	intimi-
dación5.	La	muestra	estuvo	constituida	por	1.217	reclusos	entre	18	y	35	años	de	
edad, condenados judicialmente por los delitos de robo con violencia e intimida-
ción. Se seleccionó ese rango de edad y delito a partir de información entregada 
por	Gendarmería	de	Chile,	que	indicaba	que	el	59%	de	los	condenados	cumplían	
con	tales	características.
Uno de los principales objetivos de la investigación fue conocer la magnitud del 
consumo de drogas de las personas condenadas por delitos de robo con violen-
cia	durante	algún	momento	de	sus	vidas,	excluyendo	el	consumo	al	interior	de	
los recintos penitenciarios.6	El	segundo	objetivo	consistía	en	detectar	 la	probable	
asociación entre la comisión de delitos y el uso de drogas, ya fuera por estar bajo el 
efecto de éstas o que se delinquiera para proveerse de dinero para adquirir drogas.
El estudio entregó los siguientes hallazgos:
•		 la	población	penal	masculina	y	 femenina	de	entre	18	y	35	años	que	
cumplía	condena	por	robo	con	violencia,	presentaba	una	tasa	de	con-
sumo	 de	 drogas	 ilícitas	 significativamente	 superior	 en	 comparación	
con	la	población	general	del	país;	
•		 alrededor	del	14%	de	los	reclusos	delinquió	por	primera	vez	para	ob-
tener	dinero	para	comprar	drogas	ilícitas;	entre	las	mujeres	tal	motiva-
ción	ascendía	al	31%;	
5 CONACE, 2002.
6 Dado el hecho que el Reglamento Penitenciario castiga como falta grave el consumo de drogas ilícitas y alcohol en lo 
recintos penales, era probable que la población falseara la información.
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[ 13 ]
Consumo de drogas en la población infractora de ley
•		 el 56,8% de los reclusos cometió bajo la influencia de alcohol o drogas 
el	delito	por	el	cual	cumplía	condena	al	momento	del	estudio,	mientras	
que ese porcentaje se eleva hasta el 76,1% en el caso de las reclusas; 
•		 a mayor cantidad de sentencias condenatorias en los reclusos, mayor 
era la asociación de la comisión de delitos bajo el efecto de alcohol y/o 
drogas.
Durante el 2002, la Unidad Nacional de Investigación Criminológica de Gendar-
mería	de	Chile	(UNICRIM)	y	la	Facultad	de	Ciencias	Sociales	de	la	Universidad	de	
Chile, realizaron un estudio sobre el consumo de alcohol y drogas antes de la 
reclusión y el consumo intra-penitenciario en la población penal de la V Región, 
con	una	muestra	de	681	entrevistas	estratificadas	por	subsistema	penal	y	sexo,	y	
distribuidos	según	establecimiento	penitenciario7.
Respecto al consumo de drogas, el estudio estableció lo siguiente
 
•	 Consumo de marihuana: el 62,7% del total de la población penal ha-
bía	consumido	marihuana	alguna	vez	en	 la	vida,	presentándose	una	
apreciable diferencia entre el consumo de hombres y mujeres (66% y 
44,4%,	respectivamente).
•	 Consumo de pasta base:	el	25%	del	total	de	la	población	penal	había	con-
sumido	pasta	base	alguna	vez	en	la	vida,	existiendo	leve	diferencia	entre	
el	consumo	de	hombres	y	mujeres	(24,6%	y	27,8%,	respectivamente).
•	 Consumo de clorhidrato de cocaína:	el	33.8%	del	total	de	la	población	
penal	había	consumido	clorhidrato	de	cocaína	alguna	vez	en	la	vida,	
sin	que	existiera	una	gran	diferencia	entre	el	consumo	de	hombres	y	
mujeres	(34,2%	y	31,5%,	respectivamente).
•	 Consumo de anfetaminas: el 22.2% del total de la población penal de la 
V	Región	había	consumido	anfetaminas	alguna	vez	en	la	vida,	existien-
do escasa diferencia entre el consumo de hombres y mujeres (22.5% y 
20.4%,	respectivamente).
La	 elevada	 tasa	de	 consumo	de	 sustancias	 ilícitas	 en	 la	población	penal	no	es	
sólo	una	característica	de	las	personas	que	están	cumpliendo	penas	en	el	medio	
cerrado, sino que también se encuentra en la población que las cumple bajo el 
régimen de libertad vigilada del adulto (LVA)8. 
En	el	año	2004,	el	Departamento	de	medio	libre	de	Gendarmería	realizó	un	es-
tudio descriptivo de la situación social, educacional, laboral y de salud mental 
7 Universidad de Chile, 2002.
8 Se trata de un beneficio que reemplaza el cumplimiento efectivo de la pena.
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 14 ]
de	una	muestra	de	1.642	personas	en	LVA	en	base	a	los	análisis	de	los	informes	
pre-sentenciales de esos sujetos9. El estudio permitió establecer que:
•	 32%	de	los	hombres	y	el	15%	de	las	mujeres	tenían	antecedentes	de	
abuso	de	drogas.	De	ellos,	el	61%	había	detenido	el	consumo	antes	de	
ingresar	a	la	medida,	mientras	que	el	34%	ingresó	a	ésta	manteniendo	
las conductas de abuso;
•	 90%	de	las	personas	con	antecedentes	de	abuso	de	drogas	tenían	35	
años o menos;
•	 56%	del	total	de	la	muestra	tenía	antecedentes	de	abuso	de	1	o	más	
sustancias;
•	 77% reportó problemas legales asociados al abuso de sustancias;
•		 del	total	de	la	población	estudiada,	el	43%	cometió	el	delito	por	el	que	
se	le	condenó	a	LVA	estando	intoxicado	con	alcohol	y	/o	drogas;
•		 70%	de	los	que	tenían	antecedentes	de	abuso	de	alguna	sustancia,	co-
metió	el	delito	estando	intoxicado	con	alcohol	y	/o	drogas.
En todos los trabajos mencionados, la información obtenida se basó en el auto-
reporte de los individuos y no se usó un instrumento de laboratorio para determi-
nar el uso en ese momento de sustancias psicoactivas.
En	el	año	2005,	la	Fundación	Paz	Ciudadana	publicó	un	estudio	acerca	de	la	rela-
ción	del	consumo	de	sustancias	ilícitas	y	la	comisión	de	delitos	con	mayor	conno-
tación	social,	en	cual	se	usó	una	metodología	que	incluyó	una	prueba	de	labora-
torio para contrastar la información obtenida de las entrevistas estructuradas10. 
El	 trabajo	de	 terreno	dio	 como	 resultado	633	cuestionarios	 respondidos	y	532	
muestras de orina analizadas, correspondientes a personas detenidas en flagran-
cia por robo, hurto, homicidio, violación, lesiones (delitos de mayor connotación 
social,	DMCS)	e	 infracciones	a	 la	Ley	de	Drogas	(LD),	en	15	comisarías	del	Gran	
Santiago.	En	síntesis,	los	principales	hallazgos	fueron	los	siguientes:
• el análisis de las muestras de orina de los detenidos por delitos de ma-
yor connotación social (DMCS) arrojó 60% de resultados positivos para 
cocaína/pasta	base	y	38%	para	marihuana.	En	el	caso	de	los	aprehendi-
dos por Ley de Drogas (LD), los resultados positivos ascendieron a 75% 
para	cocaína/pasta	base	y	47%	para	marihuana;
•	 al comparar el auto-reporte de los detenidos con los estudios de la po-
blación	general	respecto	del	consumo	de	drogas,	los	primeros	exhiben	
niveles significativamente mayores de todas las sustancias;
9 Verbal, 2004.
10 Hurtado, 2005.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 14 24/7/09 12:06:26
[ 15 ]
Consumo de drogas en la población infractora de ley
•		 en relación con las detenciones durante el año previo a la realización 
del	estudio,	el	54%	de	los	participantes	había	sido	detenido	y	el	37%	
había	estado	en	la	cárcel	en	el	mismo	período;
•	 el	estudio	mostró	también	que	quienes	habían	consumido	cocaína/
pasta	base	según	el	test	de	orina,	habían	sido	detenidos	anteriormen-
te	más	veces	y	habían	estado	en	la	cárcel	en	una	mayor	proporción,	
comparado con quienes obtuvieron un resultado negativo para esa 
sustancia.
Población infractora adulta en otros países
Es	frecuente	encontrar	un	porcentaje	elevado	de	consumidores	de	sustancias	ilí-
citas en las poblaciones recluidas en sistemas penitenciarios, comparada con la 
de consumidoresen la población general.
En	Perú,	más	del	50%	de	las	personas	encarceladas	han	consumido	drogas	ilícitas	
en	alguna	ocasión	(marihuana,	26%;	pasta	base,	24%	y	cocaína,	11%)11. Las per-
sonas encarceladas han consumido 5 veces más marihuana (población general 
5,8%,	población	penal,	26%)	y	cocaína	 (población	general,	1,8%;	población	pe-
nal 11%), y 10 veces más pasta base que la población general (población general 
2,1%,	población	penal,	24%).
En Panamá, el porcentaje de delitos relacionados con drogas alcanza al 57% (de-
litos para obtener dinero para el consumo o delito cometido bajo los efectos de 
sustancias	psicoactivas).	En	El	Salvador,	se	calcula	que	existe	un	consumo	dañino	
y	dependencia,	 especialmente	de	marihuana	y	 crack,	 en	aproximadamente	un	
25%	de	los	internos	en	el	sistema	penitenciario.	En	Costa	Rica,	en	el	año	2004	la	
prevalencia	de	vida	para	las	sustancias	ilícitas	en	la	población	penal	son	muy	su-
periores	a	las	encontradas	en	la	población	en	general:	marihuana,	47,6%	(pobla-
ción	nacional,	5,5%);	crack,	35%	(nacional,	0,7%);	cocaína,	35%	(nacional,	1,7%)12. 
En	Estados	Unidos,	estudios	estadísticos	recientes	indican	que	hasta	un	60%	de	
la población penal de las cárceles federales presentan dependencia a sustancias 
psicoactivas13, que hasta el 50% de los delitos contra la propiedad se cometen 
bajo la influencia del alcohol y/o drogas ilegales, o con la intención de obtener 
drogas con el producto del delito14. 
11 Reategui, 2006. 
12 CICAD/OEA, 2006.
13 Dolan et al., 2007.
14 Oficina Contra la Droga y el Delito, 2003.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 15 24/7/09 12:06:26
Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 16 ]
En la Unión Europea, la proporción de consumidores de drogas al momento 
de	 la	 admisión	 en	 prisión	 encontrada	 en	 algunos	 países	 seleccionados,	 años	
2002/200315 fue	 la	 siguiente:	Dinamarca:	 4,5%;	 Inglaterra:	 65%;	 España:	 77,2%;	
Suecia:	60,7%;	Finlandia:	46%.	En	España,	un	estudio	reciente16 con una muestra 
de	5000	sujetos	(4.200	hombres	y	800	mujeres)	que	cumplen	condena	en	esta-
blecimientos penales cerrados, investigó el consumo de drogas en la población 
penal a través de una encuesta, obteniendo los siguientes resultados:
Consumo de sustancias alguna vez en la vida:
›	 Alcohol:	 88,3%
›	 Cannabis:		 64,8%
›	 Cocaína	en	cualquier	forma:	 58,9%
›	 Cocaína	en	polvo:	 53,3%
›	 Heroína:	 39%
Consumo de sustancias, último mes en libertad:
›	 Alcohol:	 63%
›	 Cannabis:	 42,7%
›	 Cocaína	en	cualquier	forma:	 40%
›	 Cocaína	en	polvo:	 31,1%
›	 Heroína:	 19,4%
Consumo de sustancias, último mes en prisión:
›	 Alcohol:	 3,7%
›	 Cannabis: 27,7%
›	 Cocaína	en	cualquier	forma:	 5,0%
›	 Cocaína	en	polvo:	 2,9%
›	 Heroína:	 4,8%
En Australia, los estudios de la prevalencia de consumo de drogas y delitos mues-
tran el siguiente panorama17:
›	 alrededor	del	39%	de	los	adultos	convictos	atribuyen	su	delito	al	con-
sumo	de	drogas	ilícitas	o	a	alcohol;
›	 el 55% de todas las personas recluidas en el estado de Victoria estaban 
15 Hillebrand, 2006. 
16 Onorboñe y Silvosa, 2007. 
17 Pritchard, Mugavin y Swan, 2007. 
Consumo pobl infractoraFIN.indd 16 24/7/09 12:06:26
[ 17 ]
Consumo de drogas en la población infractora de ley
cumpliendo condena debido a delitos relacionados con drogas, y un 
48%	de	 los	 infractores	 juveniles	presentaban	una	 asociación	 con	 las	
drogas o el alcohol en la comisión de sus delitos;
En Irlanda, un estudio realizado en 1997 encontró que los consumidores de dro-
gas	eran	responsables	del	66%	de	los	delitos	detectados,	mientras	que	en	2004	
se concluyó que los consumidores de drogas eran responsables sólo del 28% de 
éstos. Se atribuyó la disminución de los delitos económicamente motivados al 
aumento de la disponibilidad de trabajo para los consumidores de drogas y a una 
mayor oferta de tratamiento18. 
En	Inglaterra,	estudios	realizados	en	los	años	2004	y	2005	mostraron	que	una	pe-
queña proporción de infractores era responsable de un monto considerable de 
los	delitos	y	que	el	consumo	de	heroína	y	crack	tendía	a	aumentar	los	delitos	más	
allá	de	 las	 circunstancias	que	podían	predisponer	 a	 su	 comisión.	Asimismo,	 se	
encontró	que	los	consumidores	de	drogas	tenían	un	contacto	muy	elevado	con	
el sistema judicial19.
En una investigación con la población arrestada en Inglaterra, la Arrestee Survey 
a través	de	la	metodología	New-ADAM20, detectó que los detenidos eran predo-
minantemente	blancos	(86%)	y	hombres	(84%);	el	43%	tenía	menos	de	25	años,	
el	51%	no	tenía	empleo	(porcentaje	que	ascendió	al	90%	en	los	usuarios	habitua-
les	de	heroína	y	crack);	el	52%	había	sido	arrestado	al	menos	una	vez	durante	el	
último	año,	aunque	solamente	el	16%	había	estado	en	prisión	durante	el	mismo	
período	y	el	22%	había	estado	en	prisión	alguna	vez	en	su	vida;	52%	de	los	sujetos	
reportó haber ingerido alguna droga ilegal en el mes anterior a la entrevista, sien-
do	la	marihuana	la	droga	más	usada	(41%),	mientras	que	el	13%	señaló	consumo	
de	heroína	y	el	11%	consumo	de	crack.	La	gran	mayoría	de	los	consumidores	de	
heroína	se	consideraban	dependientes	de	la	droga	(85%),	en	comparación	con	el	
55% de los consumidores de crack21. 
Respecto a la prevalencia del consumo de drogas entre los infractores ingleses 
en prisión22,	 se	señala	que	el	73%	había	consumido	drogas	el	año	anterior	a	 la	
encarcelación y un 55% cometido los delitos para comprar drogas, encontrándo-
se cifras similares en los prisioneros en Escocia. Asimismo, en el año 1 de cada 5 
reclusos declaró haber consumido opiáceos en el establecimiento penitenciario.
18 Connolly, 2006.
19 McSweeney et al., 2008.
20 Similar a la usada en la investigación de Paz Ciudadana en Chile (Hurtado, 2005).
21 Ibid.
22 Ibid.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 17 24/7/09 12:06:27
Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 18 ]
En cuanto a los penados bajo el régimen de libertad vigilada, aunque mostraron 
una menor tasa de consumo antes de ingresar a la pena alternativa, la tasa de 
consumo	en	los	penados	hombres	fue	de	un	63%:	un	40%	reportó	consumo	de	
marihuana,	y	un	33%	consumo	de	heroína,	crack	o	cocaína23. 
Población infractora juvenil en Chile
El	 Instituto	de	Sociología	de	Universidad	Católica	publicó	en	enero	de	2007	un	
estudio realizado con población adolescente infractora de ley que se encontraba 
en programas ambulatorios y centros privativos de libertad en diversas regiones 
del	país24. 
 
Entre los objetivos de ese estudio figuran:
›	 identificar la prevalencia vida, año y mes en la población adolescente 
infractora de ley que se encuentra en programas ambulatorios y centros 
privativos de libertad de las regiones I, II, IV, V, VI, VII, VIII, IX, X y RM;
›	 conocer la frecuencia de consumo de la población adolescente infrac-
tora	de	ley	(número	de	veces	de	consumo	de	una	persona	en	un	pe-
ríodo	determinado);	 intensidad	de	consumo	(número	de	días	en	que	
se	ha	consumido	alguna	droga	en	el	último	mes);	y	dependencia,	de	
acuerdo a la clasificación de Internacional de Enfermedades CIE-9 de la 
Organización Mundial de la Salud;
›	 caracterizar y describir a la población adolescente considerando varia-
bles sociodemográficas, individuales, familiares y sociales; distinguien-
do	posibles	diferencias	por	sexo	y	edad	entre	población	consumidora	
problemática (consumo perjudicial y dependiente), población consu-
midora	de	drogas	no	problemática	(consumo	experimental,	ocasional	
y habitual) y población no consumidora;
›	 identificar la edad de inicio y trayectoria de consumo de drogas en los 
adolescentes infractores de ley;
›	 Conocer los niveles de percepción de riesgo (medida subjetiva de per-
cepción del daño asociado al uso de una determinada droga)25. 
Los resultados del estudio permitieron establecer, respecto a las características de 
la muestra, que el 88,7% de los adolescentes encuestados eran hombres, con un 
promedio de edadde 16 años, siendo las mujeres levemente más jóvenes. 
23 Ibid.
24 Escuela de Sociología, 2007.
25 Ibid.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 18 24/7/09 12:06:27
[ 19 ]
Consumo de drogas en la población infractora de ley
En relación al nivel educacional, el 60% de la muestra se encontraba en el se-
gundo	ciclo	básico	(5º	y	8º	básico),	lo	cual	expresa	un	retraso	pedagógico	dada	
la edad promedio de la muestra; las mujeres se situaban levemente por encima 
en	la	categoría	ciclo	secundario.	Un	14%	de	los	jóvenes	declaró	ser	padre	(con	al	
menos un hijo) y el 12% de las jóvenes declararon estar embarazadas.
El compromiso con el consumo de drogas se mostró muy alto. La prevalencia del 
uso	alguna	vez	en	la	vida	de	marihuana	alcanzó	a	cerca	del	80%	y	en	cocaína	total	
(cocaína	y	pasta-base)	bordeó	al	50%,	mientras	que	la	prevalencia	del	último	año	
o	uso	reciente	fue	cercana	al	70%	en	marihuana	y	casi	40%	en	cocaína	total;	 la	
prevalencia	de	declaración	de	consumo	en	el	último	mes	y	uso	en	el	mes	anterior	
a	la	detención,	fue	de	42%	para	marihuana	y	de	17%	para	cocaína	total26.
En cuanto al uso de drogas antes de ser detenido, éste es siempre mayor que al 
momento de la investigación, aunque las diferencias son marcadamente aprecia-
bles en la población privada de libertad. La población con medidas no privativas 
reduce	muy	poco	sus	declaraciones	de	prevalencia	actuales	 (de	48%	a	44%	en	
marihuana,	y	de	20%	a	16%	en	cocaína).	En	la	población	con	medidas	privativas,	
el	uso	de	marihuana	cae	desde	72%	a	34%	y	el	de	cocaína	de	51%	a	16%,	aunque	
cerca	del	40%	de	los	sujetos	con	privación	de	libertad	declaró	haber	usado	alguna	
droga	en	el	último	mes.
Las trayectorias en el consumo de drogas muestran que el inicio en el consumo 
de	alcohol	e	inhalentes	se	inicia	alrededor	de	los	13	años,	seguida	casi	inmedia-
tamente	de	marihuana	y	escalada	hacia	el	consumo	de	pasta	base	y	cocaína	al-
rededor	de	 los	14	años.	La	precocidad	en	el	consumo	es	siempre	mayor	en	 las	
poblaciones privativas.
 
Los promedios de edad en el inicio del consumo son los siguientes: 
›	 Adolescentes en medidas no privativas de libertad: alcohol (12,9 años), 
inhalantes	(12,7	años),	marihuana	(13,2	años),	pasta	base	(14,1	años)	y	
cocaína	(14,2	años);
›	 Adolescentes con medidas privativas de libertad:	alcohol	(12,3	años),	in-
halantes	 (12,7	años),	marihuana	 (12,3	años),	pasta	base	 (13,8	años)	y	
cocaína	(13,6	años).
Al comparar la edad de inicio de consumo de la población infractora adolescente 
con la de la población general, puede observarse que la población infractora se 
ubica en el percentil 5 de la edad de inicio; es decir el 5% de la población.
26 Los autores contrastan estos porcentajes con los del VI Estudio nacional de Drogas en Población Escolar (CONACE, 
2005): prevalencia de consumo alguna vez en la vida en el rango de 14-19 años es de 20% para marihuana y 7% para 
cocaína; respecto al uso actual y uso en el mes anterior, son 7% y 2% respectivamente.
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 20 ]
Alcohol Marihuana Pasta Base Cocaína
Percentiles 5 12 13 13 15
50 17 17 19 21
95 29 27 38 36
Fuente: CONACE, 2005.
En lo que respecta al abuso de drogas, el de marihuana bordea al 50% de la pobla-
ción, alcanzando hasta un 75% de la población en medidas privativas; el de pasta 
base	es	de	17%,	y	puede	afectar	hasta	33%	de	los	menores	con	medidas	privati-
vas.	No	se	observan	diferencias	según	sexo	acerca	del	abuso	de	drogas.
En relación al consumo dependiente de drogas,	se	encuentra	un	24%	de	uso	de-
pendiente	de	marihuana,	14%	de	cocaína/pasta	base;	el	uso	dependiente	de	una	
u	otra	o	ambas	drogas	alcanza	al	30%	de	la	población.	Entre	los	adolescentes	en	
régimen privativo de libertad, la dependencia alcanza a casi 50% de la población.
En lo que se refiere a la percepción de riesgo, los adolescentes demostraron tener 
conciencia	del	riesgo	asociado	al	consumo	de	cocaína	y	pasta	base	(consecuen-
cias sobre la salud y deterioro social y personal). Sin embargo, esa percepción no 
previene el consumo de sustancias.
Respecto a la asociación entre la reincidencia en el delito y el consumo de drogas, el 
64%	de	quienes	no	declaran	prevalencias	de	uso	de	drogas	reconocen	solamente	
la	detención	actual,	mientras	que	el	60%	de	los	que	declaran	abuso	de	cocaína	
reconocen más de cinco detenciones. Se encuentra esa misma relación cuando 
se	toma	como	medida	de	referencia	el	número	de	veces	que	se	ha	estado	en	un	
programa de infractores de ley: el 81% de los adolescentes que no declaran uso 
de	drogas	se	reconoce	como	primerizo,	mientras	que	el	48%	de	los	que	declaran	
abuso	de	 cocaína	declaran	haber	estado	 tres	o	más	veces	en	un	programa	de	
infractores de ley.
En cuanto a la asociación entre el delito y el consumo de drogas, el 17% indica haber 
cometido el delito bajo la influencia de alguna droga y el 20% bajo la influencia 
del alcohol. La influencia de drogas y alcohol en la comisión del delito está fuer-
temente vinculada con la gravedad del delito, medida en términos de fuerza y 
violencia.
En relación a la familia de los sujetos, se observan porcentajes importantes de dis-
funcionalidad familiar, en donde es más frecuente la conducta parental desviada 
en el consumo problemático de droga y comisión de delitos en el padre que en la 
madre. La población femenina reconoce una mayor participación en conductas 
Consumo pobl infractoraFIN.indd 20 24/7/09 12:06:28
[ 21 ]
Consumo de drogas en la población infractora de ley
delictivas	en	el	padre	y	en	la	madre	que	la	población	masculina,	 lo	cual	podría	
indicar que en la población femenina los antecedentes familiares son más proble-
máticos que en los hombres27.
Con respecto a la situación escolar de la población, se advierte una elevada tasa 
de deserción, la cual aparece asociada al consumo de drogas, aunque también se 
observa que la comisión de delitos antecede a la deserción escolar.
Consultados en relación a sus pares, el 57% reconoce tener al menos uno de sus 
mejores amigos comprometidos en el consumo de marihuana, cifra que asciende 
a 67% en el medio privativo de libertad. Respecto al comportamiento delictivo 
de	sus	pares,	el	53%	de	los	sujetos	señala	ese	comportamiento	en	alguno	de	sus	
mejores amigos, llegando al 62% en el sistema privativo de libertad.
En el estudio se construyó un modelo de los factores determinantes del abuso y 
dependencia de drogas, observándose que la edad (mayor edad) es un predictor 
fuerte	y	constante	tanto	del	abuso	como	de	la	dependencia	de	drogas;	el	sexo	
(hombre) sólo predice abuso y no dependencia, como ocurre en el caso de las 
mujeres,	lo	cual	podría	estar	indicando	vulnerabilidad	física	de	las	mujeres	frente	
al consumo de drogas28. También el régimen de detención es un predictor impor-
tante de abuso y dependencia.
La dependencia está fuertemente asociada con trastornos de la salud mental, es-
pecialmente ansiedad y daño cognitivo, aunque también depresión y psicosis. 
Los trastornos de personalidad más significativamente asociados con abuso y 
dependencia	son	la	disposición	al	riesgo	y	la	irritabilidad.	El	Síndrome	de	Déficit	
Atencional no predice el consumo abusivo ni la dependencia en la población es-
tudiada, ni tampoco la presencia de autoestima disminuida.
Los progenitores poco involucrados en la vida de sus hijos y/o los con consumo 
problemático de alcohol y drogas (no siempre con conductas delictivas) aparecen 
relacionados con el abuso y dependencia de drogas en sus hijos. La estructura de 
los hogares no tiene ninguna relación significativa: el hecho de vivir con ambos 
progenitores no los protege e incluso pareciera que no vivir con ellos puede dis-
minuir los riesgos en el uso y abuso de drogas29.
La prevalencia de consumo de drogas en la población infractora juvenil contrasta 
marcadamente	con	el	uso	de	drogas	en	la	población	escolar	chilena,	según	los	
27 Véase el Capítulo 2, enlo que respecta a las características de la población infractora adulta en medio cerrado aten-
dida en el convenio Gendarmería-CONACE.
28 Oficina de las Naciones Unidas contra la droga y el delito, ONUDD, 2005.
29 Véase el Capítulo 2, características de la población infractora adulta en medio cerrado atendida en el convenio 
Gendarmería-CONACE.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 21 24/7/09 12:06:28
Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 22 ]
hallazgos del VII Estudio Nacional de drogas en población escolar de Chile30. La 
declaración	de	consumo	de	marihuana	para	el	último	año	alcanza	al	15,7%,sien-
do mayor el consumo en la población masculina que en la femenina: 16,7% y 
14,8%,	respectivamente.
Respecto al consumo de pasta base, se encontró una prevalencia de 2,5%; y de 
3%	de	cocaína;	la	prevalencia	de	cocaína	total	(pasta	base	y/o	cocaína)	alcanzó	al	
4%.	A	diferencia	de	la	marihuana,	hay	una	marcada	diferencia	entre	la	prevalencia	
de	consumo	de	pasta	base	y	cocaína	para	el	último	año	entre	los	hombres	y	las	
mujeres:	5,4%	y	2,8%	respectivamente.	Se	observó	un	sesgo	en	la	prevalencia	de	
consumo	de	pasta	base	entre	los	colegios	municipalizados	y	los	privados	(3,1%	y	
1,2%,	respectivamente);	y	en	el	uso	de	cocaína	éste	es	de	3,2%	y	1,6%,	entre	los	
colegios municipalizados y los establecimientos privados.
Respecto	al	alcohol,	el	consumo	en	el	último	mes	y	el	consumo	actual	y	el	abuso	
del	alcohol	se	mantienen	estables:	38%;	hombres	y	mujeres	con	38,4%,	respecti-
vamente. Sin embargo, al igual como se determinó en el VII Estudio Nacional de 
drogas31, se observó una disminución significativa de la percepción de riesgo del 
consumo de marihuana.
En relación a la integración y el rendimiento escolar, se pudo establecer que los 
estudiantes que asisten descontentos a clases presentan una prevalencia de con-
sumo	de	marihuana	hasta	3	veces	superior	respecto	a	quienes	asisten	con	agrado.	
En aquellos alumnos que presentan problemas de adaptación escolar, se identifi-
có	una	mayor	prevalencia	de	consumo	de	marihuana	(46%)	y	de	cocaína	(14%).	A	
su vez, los escolares que finalizan el año con nota inferior a 5 presentan tasas de 
consumo	reciente	de	marihuana	cerca	de	3	veces	más	elevadas	que	los	alumnos	
con rendimiento superior, es decir con promedios de 6 a 7.
30 CONACE, 2008 a.
31 CONACE, 2007 a.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 22 24/7/09 12:06:28
[ 23 ]
Consumo de drogas en la población infractora de ley
Magnitud de la relación entre delito y drogas 
En	el	año	2007,	CONACE	y	Gendarmería	de	Chile	realizaron	un	estudio	en	la	po-
blación del sistema cerrado para establecer la magnitud de la relación entre el 
delito y el consumo de drogas en la población penal adulta chilena32. Para ese 
estudio	se	usó	la	metodología	del	auto-reporte	de	los	internos,	en	una	muestra	
de	2.645	entrevistados.
El estudio mostró una estrecha relación entre la comisión de delitos y el consumo 
de	drogas	y	evidenció	que	el	42%	de	los	delitos	cometidos	por	la	población	adul-
ta estaban asociados al consumo de drogas ilegales, alcanzando al 52% cuando 
se agrega el consumo de alcohol. No obstante, se señala que alrededor del 50% 
del consumo de drogas y alcohol no está asociado a delitos 
Un	13%	de	los	delitos	estaba	asociado	a	la	Ley	de	Drogas;	el	26%	a	delitos	bajo	
los efectos de consumo de alguna droga y 21% relacionado con delitos contra la 
propiedad, para adquirir drogas. La distribución de los delitos y el consumo de 
drogas y/o alcohol fue la siguiente:
Respecto	a	la	distribución	geográfica,	en	el	norte	del	país	los	delitos	relacionados	
con drogas alcanzan al 59%, y 29% en el sur, donde los reportes nacionales de 
tráfico y consumo de drogas son menores33. 
El	estudio	muestra	diferencias	por	sexo:	entre	las	mujeres,	el	59%	de	los	delitos	
han resultado en una condena vinculada con drogas (delito de tráfico de drogas 
y	delitos	para	adquirir	drogas),	versus	el	41%	de	 los	delitos	en	hombres.	En	 los	
internos hombres con delitos vinculados a drogas, los jóvenes aparecen asocia-
dos con delitos para adquirir drogas, mientras que los internos mayores cumplen 
condena por tráfico de drogas. 
32 CONACE, 2008 b. 
33 CONACE, 2007 a.
Delitos de drogas y/o dentro del mercado de drogas 13%
Último delito para comprar o conseguir drogas 21%
Último delito bajo los efectos de una droga 26%
Último delito bajo los efectos del alcohol 24%
Delitos vinculados con drogas 42%
Delitos vinculados con alcohol y drogas 52%
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 24 ]
La vinculación de los delitos con drogas es más marcada en los que van contra 
la propiedad, mientras que los delitos violentos, los homicidios y las agresiones 
sexuales	tienen	mayor	relación	con	el	consumo	de	alcohol.	El	número	de	homici-
dios con presencia de alcohol y drogas es muy superior a aquéllos en los cuales 
sólo hubo presencia de drogas (52% y 27%, respectivamente).
Respecto	a	los	delitos	violentos,	(50%)	de	las	víctimas	también	se	encontraba	bajo	
los efectos del consumo de alcohol o de drogas, mientras que ese porcentaje dis-
minuye	marcadamente	en	los	delitos	sexuales,	donde	sólo	el	13%	de	las	víctimas	
estaba bajo los efectos del alcohol o de drogas.
La droga más vinculada al delito fue la pasta base, seguida de marihuana. Alre-
dedor	del	40%	de	quienes	registran	delitos	vinculados	con	drogas	habían	consu-
mido	pasta	base	y	el	38%	declaró	haber	usado	marihuana,	mientras	que	un	13%	
declaró	haber	consumido	cocaína	al	momento	de	cometer	el	delito.
En lo que se refiere a la población penal que cumple condena por tráfico de dro-
gas, ésta alcanza al 12% del total: representa al 26% de la población femenina y 
al	36%	de	la	población	penal	que	tiene	más	de	45	años	de	edad.	El	31%	de	los	
condenados	se	encuentra	en	el	norte	del	país,	en	comparación	con	el	3%	en	la	
zona sur. El tráfico de drogas es más usual en internos mayores que sólo cometen 
ese	delito,	lo	que	podría	implicar	que	esta	actividad	ha	prolongado	sus	carreras	
delictivas (es decir, modificando el tipo de delito) o ha abierto oportunidades de-
lictivas	a	una	población	adulta	que	usualmente	no	cometía	delitos.	Esto	se	obser-
va en el hecho que el 57% de los internos que han sido condenados por tráfico de 
drogas no declaran haber cometido un delito distinto, situación que es particu-
larmente	notorio	entre	los	internos	de	más	de	45	años	(78%)	y	entre	la	población	
femenina (72%).
El estudio mostró que los traficantes que consumen drogas también cometen 
delitos como robos simples, mientras que los condenados por tráfico que no con-
sumen se dedican sólo al tráfico.
Los hallazgos de este estudio son coincidentes con la investigación internacional 
en la materia, donde la evidencia muestra que el uso y el consumo problemáti-
co de drogas en población penal es elevado, muy por encima de los estándares 
que tiene la población en general y que las drogas contribuyen a la comisión de 
delitos.
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[ 25 ]
Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
capítulo dos
Consumo problemático de 
drogas y comisión de delitos
La elevada tasa de prevalencia de consumo problemático de drogas en la pobla-
ción infractora de la ley ha suscitado el interés de los investigadores por dilucidar 
la	naturaleza	del	nexo	drogas-criminalidad.
Nicholas	 señala	cinco	 temáticas	en	 relación	al	 tópico	de	 las	drogas	 ilícitas	y	 su	
relación con el crimen34:
›	 el	suministro	y	el	uso	de	drogas	ilícitas,	las	cuales	en	si	mismas	consti-
tuyen un delito35;
›	 el desarrollo de organizaciones criminales dedicadas al comercio de 
drogas	ilegales,	y	la	comisión	de	crímenes	como	asesinatos,	corrupción	
de	 la	policía,	y	el	uso	de	 la	violencia	para	 facilitar	 las	actividades	del	
tráfico	ilícito	de	drogas;
›	 la	comisión	de	delitos	bajo	la	influencia	de	drogas	ilícitas;
›	 la comisiónde delitos para obtener dinero para comprar drogas; y
›	 los	delitos	cometidos	en	contra	de	los	consumidores	de	drogas	ilícitas.
Asimismo, hay una variedad de investigaciones sobre la correlación entre ciertos 
patrones	del	consumo	de	drogas	ilícitas	y	la	comisión	de	delitos.	Aunque	tal	rela-
ción	está	documentada	estadísticamente,	aún	es	preciso	profundizar	acerca	de	la	
relación entre ambas y cuáles son los factores que impactan esa relación.
El autor propone adoptar un enfoque cuidadoso al considerar la información acer-
ca de la relación entre el uso de drogas ilegales y la comisión de delitos, puesto 
que	no	sólo	es	difícil	estudiar	los	comportamientos	ilegales,	sino	porque	además	
la relación uso de drogas–delito presenta diversas dificultades metodológicas. A 
ello hay que agregar el hecho que muchas investigaciones se han efectuado con 
34 Nicholas, 2001. 
35 En aquellos países en los cuales está penalizado el consumo de drogas ilegales.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 25 24/7/09 12:06:29
Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 26 ]
consumidores	de	heroína36, por lo que los hallazgos no son generalizables en re-
lación al consumo de otras drogas.
Hall,	por	su	parte,	propone	tres	hipótesis	principales	acerca	de	la	relación	entre	el	
consumo de drogas y el delito: 1) el consumo de drogas conduce a la comisión de 
delitos;	2)	la	población	infractora	está	más	propensa	a	consumir	drogas	ilícitas,	y	
3)	el	delito	y	las	drogas	tienen	factores	subyacentes	comunes37.
Las hipótesis
1: “El consumo de drogas conduce a la comisión de delitos”
Quien	 primero	 propuso	 un	modelo	 explicativo	 de	 esta	 relación	 fue	Goldstein,	
quien	 examinó	 la	 relación	 existente	 entre	 las	 drogas	 y	 la	 violencia,	 basado	 en	
estadísticas	estadounidenses	que	mostraban	la	elevada	incidencia	del	uso	de	la	
heroína	en	crímenes	violentos,	particularmente	robos	con	resultado	de	muerte	o	
de	heridas	graves	en	las	víctimas38.
El	 autor	 desarrolla	 tres	 modelos	 explicativos:	 psicofarmacológico,	 económico	
compulsivo y sistémico, señalando que cada modelo debe ser considerado como 
un	tipo	ideal,	y	que	pueden	superponerse,	lo	cual	no	resta	el	valor	heurístico	de	
su marco conceptual tripartito.
›	 Modelo de la violencia psicofarmacológica: este modelo sugiere que al-
gunos	individuos,	como	resultado	de	la	ingestión	de	drogas	específicas	
durante	un	período	breve	o	extenso,	se	vuelven	más	excitables,	irracio-
nales,	pudiendo	exhibir	comportamientos	violentos.
 El autor indica que las sustancias más relevantes son probablemente el 
alcohol,	los	estimulantes,	los	barbitúricos	y	el	PCP	afirmando,	respecto	
al consumo de opiáceos, que es improbable que lleven a la violencia. 
Señala,	sin	embargo,	que	la	irritabilidad	asociada	con	el	síndrome	de	
abstinencia puede llevar a la violencia39.
 Este modelo también puede estar presente en el comportamiento del 
infractor	o	en	el	de	la	víctima.	El	consumo	de	drogas	puede	contribuir	
a que una persona se comporte en forma violenta, o puede alterar su 
36 Como ocurre con la investigación de Goldstein (1985).
37 Nicholas, op.cit.
38 Goldstein,1985.
39 El autor ejemplifica este punto analizando la relación entre el consumo de drogas y la prostitución. Ver Goldstein, 
1985.
Consumo pobl infractoraFIN.indd 26 24/7/09 12:06:29
[ 27 ]
Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
comportamiento	exponiéndola	a	una	victimización	violenta.	La	infor-
mación	señala,	por	ejemplo,	de	la	existencia	de	una	elevada	frecuencia	
de	consumo	de	alcohol	en	víctimas	de	violación	o	asesinato	callejeros.
 El autor observa que esta violencia psicofarmacológica puede ocurrir 
tanto en la intimidad del hogar como en la calle, y que es imposible 
evaluar su incidencia debido a que con frecuencia no es reportada a las 
autoridades40.
›	 Modelo económico compulsivo: los consumidores de drogas pueden in-
volucrarse	en	crímenes	violentos	en	búsqueda	de	dinero	para	costear	
el consumo de drogas. El autor señala que debido a su alto costo en el 
mercado,	 las	sustancias	más	 implicadas	en	este	modelo	son	la	heroí-
na	y	la	cocaína.	Asimismo,	que	los	consumidores	no	están	en	principio		
motivados por impulsos para actuar violentamente, sino que lo que 
buscan	es	obtener	dinero.	La	violencia	es	el	resultado	de	algún	factor	
en	el	contexto	en	el	cual	es	perpetrado	el	delito:	nerviosismo	del	ata-
cante,	 reacción	de	 la	víctima,	presencia	de	un	arma,	 irrupción	de	un	
testigo u otros.
 De acuerdo al autor, los resultados demuestran que muchas veces las 
víctimas	de	este	tipo	de	violencia	son	personas	que	residen	en	el	mis-
mo barrio que el infractor, que con frecuencia están comprometidas en 
actividades	ilícitas,	cono	sería	el	caso	de	otros	consumidores	de	drogas,	
de	extraños	que	acuden	al	vecindario	a	comprar	drogas,	distribuidores	
y prostitutas.
›	 Modelo de violencia sistémica: Este modelo se refiere a los patrones 
de interacción agresivos dentro del mismo sistema de distribución y 
consumo de drogas. Algunos ejemplos de violencia sistémica son los 
siguientes: a) disputas territoriales entre distribuidores rivales; (b) asal-
tos y homicidios para imponer códigos normativos; c) robos a “dealers” 
y la venganza violenta de aquellos; d) eliminación de informantes; e) 
castigo por vender drogas adulteradas; f ) peleas por drogas; y g) robos 
violentos que ocurren en los vecindarios en que se venden drogas y 
que	se	supone	que	no	serán	informados	por	las	víctimas.
	 De	acuerdo	al	autor,	un	número	importante	de	consumidores	de	dro-
gas se implican en la distribución de drogas para continuar consumien-
do	drogas,	lo	que	los	expone	a	convertirse	en	víctimas	de	la	violencia	
sistémica. Señala, igualmente, que estos tres modelos de violencia se 
presentan en forma separada con fines del análisis, ya que puede ocu-
rrir	que	un	consumidor	de	heroína	para	prepararse	para	cometer	un	
40 Por ejemplo, violencia intrafamiliar derivada del consumo problemático de alcohol.
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 28 ]
acto de violencia económica compulsiva, consuma alcohol o un esti-
mulante para darse valor, conteniendo de este modo el acto delictivo 
elementos compulsivo económicos y psicofarmacológicos. Asimismo, 
si	 la	víctima	del	robo	fuera	un	distribuidor,	se	agregaría	un	elemento	
sistémico.
	 El	autor	concluye	reflexionando	que	la	violencia	sistémica	está	norma-
tivamente incorporada en las redes económicas de los consumidores y 
de	los	traficantes	de	drogas	en	Nueva	York,	y	correspondería	a	un	estilo	
de vida. Los individuos atrapados en éste valoran el consumo de dro-
gas, reconocen los riesgos involucrados y luchan por sobrevivir en ese 
ambiente. 
Estas	hipótesis	han	sido	sometidas	a	diversos	análisis	y	críticas41. En lo que res-
pecta al Modelo psicofarmacológico, se señala que hay evidencia que refuta la 
existencia	del	vínculo	psicofarmacológico	con	el	crimen	en	el	caso	de	la	heroína	
y	la	marihuana,	argumentándose	que	la	intoxicación	o	el	retiro	de	la	sustancia	no	
ocasionan	la	actividad	delictiva,	y	sí	habría	alguna	relación	entre	la	intoxicación,	
el	retiro	de	la	droga	y	el	crimen,	en	lo	que	se	refiere	a	los	barbitúricos	y	otros	tran-
quilizantes42.
Nicholas indica que la literatura reporta con frecuencia que los infractores esta-
ban	bajo	los	efectos	de	las	drogas	al	momento	de	cometer	el	ilícito.	Sin	embargo,	
habría	que	diferenciar	entre	un	 individuo	intoxicado	que	comete	un	delito	y	 la	
sugerencia	que	la	intoxicación	tuvo	un	impacto	significativo	en	el	delito.	Aunque	
en	diversos	países	los	estudios	muestran	que	los	infractores	reportan	en	una	pro-
porción variable haber cometido el delito estando bajo los efectos de una droga, 
Nicholas advierte que esos estudios tienen un problema inherente, por cuanto 
los	infractores	que	aducen	intoxicación	al	momento	de	cometer	el	delito,	pueden	
estar buscando disminuirsu responsabilidad en el hecho.
Por ejemplo, en el estudio de Paz Ciudadana realizado en Santiago43 señalado an-
teriormente, el que el análisis de orina de personas detenidas haya resultado po-
sitivo	para	drogas,	no	es	indicativo	que	la	intoxicación	por	estas	sustancias	haya	
sido la causa que llevó a la comisión del delito por el cual resultaron detenidas. 
Por	su	parte,	Nicholas	y	Raskin	y	Gorman	no	niegan	que	la	intoxicación/retirada	
de	la	droga	juegue	algún	papel	en	la	dinámica	del	nexo	droga-delito.	Si	bien	un	
hallazgo correlacional, no prueba necesariamente la vinculación causal44.
41 Nicholas, 2001; Raskin y Gorman, 2000.
42 Raskin y Gorman, 2000.
43 Hurtado, 2005. 
44 Nicholas, op.cit.; Raskin y Gorman, op.cit.
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[ 29 ]
Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
Acerca del Modelo compulsivo económico,	está	probado	que	el	número	de	delitos	
aumenta	en	la	medida	que	crece	el	consumo	de	heroína,	y	los	delitos	disminuyen	
cuando los usuarios ingresan a un tratamiento de sustitución de droga. Algunos 
autores	han	indicado	que	aunque	el	consumo	de	heroína	no	lleva	a	la	iniciación	
de los delitos, la adicción es un elemento clave en la aceleración de la actividad 
criminal. En los individuos que han estado implicados en delitos antes de con-
vertirse	en	consumidores	de	heroína,	la	adicción	aumenta	la	actividad	criminal45. 
Según	Nicholas,	el	modelo	podría	explicar	las	dinámicas	que	subyacen	a	la	ace-
leración	del	delito	según	el	grado	de	la	adicción,	pero	no	explican	el	inicio	de	la	
criminalidad.
En cuanto al Modelo sistémico, Raskin y Gorman indican que los estudios sugieren 
que	los	individuos	socialmente	desviados	son	atraídos	por	la	venta	de	drogas	y	
no a la inversa: no es que la venta de drogas lo que ocasiona que los individuos 
se conviertan en criminales. De acuerdo a Nicholas los individuos implicados en 
el modelo sistémico se han involucrado en delitos antes de consumir las drogas 
que venden46.
Raskin	y	Gorman	observan,	además,	que	existe	un	problema	metodológico	en	los	
estudios que intentan probar la relación causal del consumo de drogas y la comi-
sión de delitos, ya que carecen de uniformidad de criterios para definir los delitos, 
las drogas y los delitos relacionados con drogas. Otro problema metodológico 
encontrado en los estudios estadounidenses, es que no consideran las diferen-
cias entre diversos grupos étnicos (por ejemplo, chicanos versus portorriqueños), 
cuando se sabe que muestran patrones distintos respecto a las drogas consumi-
das y la comisión de delitos (por ejemplo, blancos anglosajones versus latinos)47.
2: “Los infractores se convierten en consumidores de drogas”
Esta hipótesis afirma que es más probable que las personas que cometen delitos 
se conviertan en consumidores de drogas. Desde esta perspectiva, la persona se 
ha convertido primero en delincuente y el consumo de drogas es una caracte-
rística	conductual	que	proviene	de	la	subcultura	del	crimen.	De	acuerdo	a	esta	
hipótesis, los individuos que tienden a la comisión de delitos se incorporan/son 
presionados a participar en situaciones en las que se fomenta el consumo de dro-
gas. Asimismo, los ingresos económicos obtenidos en los delitos adquisitivos su-
ministran	los	medios	para	adquirir	drogas	ilícitas48.
45 Nicholas, op.cit.
46 Ibid.
47 Raskin y Gorman, op.cit. 
48 Nicholas, op.cit. 
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 30 ]
Por otra parte, se ha sugerido que algunos aspectos del estilo de vida criminal 
profesional	conducen	a	beber	en	exceso	y	consumir	drogas;	que	cuando	el	 in-
fractor comete delitos adquisitivos, acostumbra a participar en fiestas entre una 
actividad	ilícita	y	otra;	que	son	individuos	que	no	están	casados	y	son	geográfi-
camente móviles. También afirman que esos individuos pueden consumir drogas 
para	automedicarse	o	darse	una	excusa	para	actuar	en	una	forma	desviada.	De	
este modo, los autores señalan que el uso de drogas puede llevar a más compor-
tamiento criminal y éste puede llevar a más consumo de drogas49.
3: “El delito y las drogas tienen una etiología común”
Es	decir,	compartirían	características	personales,	múltiples	desventajas	sociales,	
o	exposición	a	una	subcultura	criminal	que	fomenta	el	consumo	de	drogas	y	los	
delitos50. 
Raskin y Gorman argumentan que las personas envueltas en el consumo de dro-
gas y la comisión de delitos tienen factores comunes51:
Características personales:	características	genéticas	o	del	temperamento,	trastor-
no de personalidad antisocial, abuso del alcohol en los padres, o una mala rela-
ción con los padres. Se señala, por ejemplo, que los hombres jóvenes muestran 
una elevada tasa de delitos, en comparación a otros rangos etáreos, a la vez que 
son bebedores abusivos y consumidores de drogas. Se señala, asimismo, que cier-
tas subculturas (pandillas juveniles masculinas) pueden promover la comisión de 
delitos y el consumo de drogas como una prueba de masculinidad.
Factores ambientales: provenir de vecindarios caracterizados por pobreza, desor-
ganización, segregación racial, poblaciones ambulatorias o comunidades densa-
mente pobladas. La desorganización social y la ausencia de capital social parecen 
ser	mecanismos	clave	en	las	características	estructurales	del	crimen.
Cruzamiento situacional: los delincuentes y los consumidores de drogas provie-
nen de ambientes sociales en los cuales hay una intersección de comportamien-
tos desviados. Por ejemplo, ciertos lugares y situaciones generan elevadas tasas 
de	consumo	de	drogas	y	delitos,	como	ocurre	en	los	contextos	en	los	cuales	las	
personas beben (especialmente en los hombres jóvenes, como ocurre en los ba-
res y en los estadios, durante la noche y los fines de semana).
49 Raskin y Gorman, op.cit. 
50 Nicholas, op.cit.
51 Raskin y Gorman, op.cit.
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[ 31 ]
Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
Raskin y Gorman afirman que esta hipótesis no implica que todos los individuos 
involucrados en el consumo de drogas y en la comisión de delitos posean las mis-
mas	características,	o	que	todos	los	individuos	que	tienen	infancias	problemáti-
cas estarán más propensos a la comisión de delitos y consumo de drogas52.
Esos autores señalan algunos hallazgos de las investigaciones para probar la re-
lación droga-delito:
›	 los consumidores de drogas, e incluso aquellos que muestran adicción, 
son heterogéneos en sus niveles de criminalidad y en los tipos de deli-
tos que cometen;
›	 los infractores son heterogéneos en sus niveles de consumo de drogas 
y en su patrón de consumo;
›	 la	mayoría	de	los	consumidores	de	drogas	no	cometen	delitos,	con	ex-
cepción de la posesión o venta de drogas;
›	 la	mayoría	de	los	hombres	y	mujeres	infractoras	de	ley,	consumidores	
de drogas, no se especializan en un sólo tipo de delito;
›	 aunque hay factores comunes causales en el consumo de alcohol y 
drogas	y	el	comportamiento	delincuente,	existen	diversos	subgrupos	
que	evidencian	vías	causales	diferentes;
›	 en	la	mayoría	de	los	infractores	que	consumen	drogas,	el	consumo	de	
drogas no es la causa inicial de la implicación en delitos;
›	 el	alcohol	es	la	droga	asociada	más	a	menudo	con	los	crímenes	violen-
tos motivados psicofarmacológicamente;
›	 una	amplia	proporción	de	crímenes	relacionados	con	drogas	es	el	re-
sultado	de	las	fuerzas	existentes	en	el	mercado	de	las	drogas;
›	 las condiciones económicas del mercado de drogas, y no el tipo de 
droga	en	si	misma,	son	las	que	parecen	influir	en	 la	conexión	droga-
crimen; y
›	 debido	a	que	existen	variaciones	sustanciales	en	todos	los	factores	que	
rodean al consumo de drogas y la comisión de delitos, los estereotipos 
acerca del consumo de drogas y el crimen son inadecuados.
Collins et al53	han	señalado	que	los	diversos	modelos	que	intentan	explicar	la	rela-
ción	entre	el	consumode	drogas	ilícitas	y	la	comisión	de	delitos,	no	necesitan	ser	
mutuamente	excluyentes,	y	es	poco	probable	que	pueda	desarrollarse	un	mode-
lo	único	que	explique	el	nexo	drogas-crimen.
52 Raskin y Gorman, op.cit. 
53 1985, en Nicholas, op.cit. 
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 32 ]
Esos	autores	proponen	que	se	intensifique	la	búsqueda	de	una	comprensión	más	
amplia de las dinámicas de los factores implicados. Sin embargo, el esfuerzo rea-
lizado	para	dilucidar	el	nexo	drogas-criminalidad	no	ha	sido	en	vano,	ya	que	ha	
significado el surgimiento de un enfoque que busca prevenir el delito a través de 
la identificación y la creación de ambientes en las cuales sea menos probable la 
comisión de delitos. Además, si los factores etiológicos asociados con esos dos 
problemas sociales son similares, se da la oportunidad para desarrollar enfoques 
nacionales integrados para la prevención de ambos problemas54.
Nicholas desarrolló el siguiente modelo acerca de los factores principales de la 
relación drogas y delitos, el que incluye los factores etiológicos implicados en 
la probabilidad que el individuo se comprometa en el consumo de drogas ile-
gales y el delito; la naturaleza de la interfase entre las drogas y los delitos; las 
características	de	los	problemas	del	individuo	que	pueden	tener	impacto	en	su	
comportamiento	delictivo	y	en	el	consumo	de	drogas;	y	las	políticas	y	respuestas	
potenciales de la comunidad basadas en la comprensión actual de las dinámicas 
implicadas55.
54 Nicholas, op.cit.
55 Ibid. 
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[ 33 ]
Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
Factores principales de la relación delito-drogas56
56 Ibid.
Naturaleza de las leyes de drogas
Presencia de programas de diversión*
Naturaleza de los programas de justicia 
penal
Disponibilidad y adecuación de los 
programas de tratamientos de drogas
Estatus de costo/leyes de las drogas
Programas de empleo
Naturaleza y grado de nexo de las drogas ilegales y el delito
Nivel de dependencia
Compromiso con el tratamiento
Tipo y frecuencia del consumo de 
drogas
Elasticidad de precio de las drogas
Características	de	los	factores	de	
riesgo/de protección individuales
Grado y tipo de interacción con las 
medidas de fuerza legal
Peso de los factores protectores
Características de la infancia, 
escuela, eventos vitales, factores de 
la comunidad y la cultura
Prevención temprana
¿Programas en el terreno?
Delito
Peso de los factores de riesgo
Características de la infancia, 
escuela, eventos vitales, factores de 
la comunidad y de la cultura
Consumo de 
drogas ilegales
* De divert “distraer a una persona de un curso, dirección, para llevarla a otra” (Webster’s New World Dictionary, 1991, New 
York: Prentice Hall. Medidas de tratamiento distintas a las penales.
Figura 1
Consumo pobl infractoraFIN.indd 33 24/7/09 12:06:32
Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
[ 34 ]
Tal como de observa en la figura, hay factores de riesgo que favorecen que los in-
dividuos	se	involucren	en	el	nexo	consumo	de	drogas-delito.	Cuando	éstos	pesan	
más que los factores protectores, aumenta la probabilidad que se involucre en el 
consumo	de	drogas	ilícitas,	en	el	delito,	o	ambos.	Así	también,	el	modelo	resalta	
el potencial de las intervenciones tempranas en los individuos donde los factores 
de riesgo pesan más que los protectores. El modelo también indica que hay una 
relación significativa entre el consumo de drogas y la comisión de delitos, pero no 
implica que uno ocasione al otro.
Teoría de la exclusión social
 
En	la	misma	época	en	que	se	hizo	búsqueda	de	factores	etiológicos	en	la	relación	
consumo	de	drogas-crimen,	surgió	en	Gran	Bretaña	el	interés	por	explorar	la	rela-
ción entre el consumo de drogas, la comisión de delitos y la desventaja social57.
De	acuerdo	a	Pearson,	donde	están	implicadas	la	heroína,	el	crack	y	la	cocaína,	se	
encuentra la mayor concentración de personas desempleadas, pobreza, barrios 
decadentes y otras desventajas sociales58.
La	teoría	de	la	exclusión	social	afirma	que	no	se	puede	estudiar	la	relación	de	los	
delitos-drogas	sin	incorporar	el	problema	de	la	pobreza	y	la	exclusión	social.	Este	
enfoque no niega que el abuso de drogas se encuentra en todas clases sociales 
(incluso entre los más ricos), pero desde los años 1980 se ha convertido en un 
problema creciente en los barrios a los que alude Pearson.
La	exclusión	social	implica	más	que	la	pobreza	económica;	se	refiere	a	las	personas/
comunidades que viven en áreas geográficas en las cuales hay una combinación 
de desempleo, discriminación, déficit en habilidades, bajos ingresos, viviendas pre-
carias, alta tasa de criminalidad, problemas de salud y quiebre en la familia. Esos 
problemas	están	ligados	entre	sí	y	son	mutuamente	reforzantes,	creando	un	círculo	
vicioso que dificulta la integración social de las personas desde su nacimiento59. 
Otra	definición	de	exclusión	social	es	la	citada	en	el	Proyecto	Rampses60,	según	la	
cual es “el proceso producido por la acumulación y la interacción de diversos fac-
tores de riesgos sociales y ambientales, que empujan a los seres humanos (y los 
afectan)	hacia	un	estado	de	pobreza.	La	exclusión	es	por	consiguiente	un	proceso	
de empobrecimiento.”
57 Seddon, 2006.
58 Ibid.
59 Rotherham Metropolitan Borough Council’s, 2006.
60 Ver Mastropietro, 2001.
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Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
Sin embargo, en ese mismo proyecto se indica que la pobreza no se refiere sola-
mente	los	individuos	cuyos	ingresos	están	bajo	una	línea	de	pobreza	dada,	sino	
que	personas	que	revelan	al	mismo	tiempo	tener	vínculos	sociales	débiles,	una	
capacidad limitada para tomar decisiones en su vida, se sienten pobres, tienen un 
estatus	social	inferior	o	dependiente,	y	no	pueden	participar	exitosamente	en	el	
desarrollo de la comunidad.
 
En el Proyecto Rampses61	se	distinguen	13	factores	de	riesgos	sociales	y	ambien-
tales	para	la	exclusión	social,	que	pueden	ser	de	carácter	positivo	-	principalmen-
te asociados con servicios, que implican una menor incidencia de los factores de 
riesgo - y negativos, relacionados con situaciones que contribuyen a resaltar la 
incidencia de los riesgos sociales:
Hábitat
›	 Viviendas construidas en áreas inapropiadas, como en las riberas de 
ríos	o	canales,	áreas	de	riesgo	de	inundaciones	o	de	derrumbes,	etc.
›	 Existencia	de	áreas	sobrepobladas	(concentración	de	edificios	de	de-
partamento de 10 pisos o más)
›	 Viviendas con hacinamiento
›	 Viviendas ruinosas
›	 Drenajes al aire libre
›	 Instalaciones industriales peligrosas y otras formas insalubres de alma-
cenamiento de desechos muy cerca de las viviendas
›	 Ruido	continuo	o	excesivo	durante	muchas	horas	del	día	o	de	la	noche
›	 Tráfico a alta velocidad frecuente
›	 Condiciones ambientales negativas (ruidos, contaminación, sustancias 
tóxicas	en	el	suelo)
›	 Escasa presencia de parques o áreas verdes
Salud
›	 Centros de salud ambulatorios, departamentos de salud especializados
›	 Hospitales
›	 Postas	de	primeros	auxilios
›	 Existencia	de	medicamentos	esenciales	en	los	hospitales	y	las	farmacias
›	 Incidencia	de	SIDA	y	otras	enfermedades	de	transmisión	sexual
›	 Abortos ilegales
›	 Incidencia	de	enfermedad	mental	y	discapacidades	físicas
›	 Alcoholismo
61 Ibid. 
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
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›	 Desnutrición
›	 Adicción a drogas
Trabajo
›	 Desempleo
›	 Desempleo de los jóvenes
›	 Mucho tiempo sin empleo
›	 Sub-empleo (trabajo mal pagado o el que se desempeña una pocas 
horas durante la semana)
›	 Situaciones de empleo no protegidas por los sindicatos
Inteligencia
›	 Escuelas (diversos niveles escolares, especialmentela de nivel superior)
›	 Servicios educacionales (calidad del servicio)
›	 Infraestructura cultural (cines, teatros, bibliotecas)
›	 Centros de entrenamiento profesional
›	 Tasa de deserción escolar
›	 Dificultad para acceder a centros de entrenamiento profesional debido 
a la escasez de vacantes disponibles)
›	 Incidencia del desempleo entre las personas que poseen certificados y 
grados académicos
Crimen
›	 Luz	en	las	calles	(existencia,	mantención)
›	 Presencia policial
›	 Casos de “barras bravas” y vandalismo
›	 Delincuencia juvenil
›	 Matonaje
›	 Casos	de	crímenes;	robos
›	 Usura, intimidación, requerimiento de pago de “protección” ejercido 
por organizaciones criminales
›	 Acceso a drogas
Género
›	 Casos	de	violación	o	acoso	sexual
›	 Prostitución
›	 Tendencia de las mujeres adultas a permanecer en la casa
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Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
›	 Discriminación contra la mujer en el mercado laboral (a no contratar 
mujeres embarazadas, prioridad en dar empleo a hombre con una cali-
ficación similar, etc.)
›	 Prejuicios contra las madres solteras y las mujeres separadas o divorciadas
›	 Prejuicio y discriminación contra el desempeño económico de las mu-
jeres (mujeres dueñas de sus propios negocios)
›	 Discriminación	contra	las	mujeres	en	la	esfera	política	(partidos	políti-
cos, sindicatos, etc.)
Familia
›	 Guarderías	y	jardines	infantiles	para	los	niños	en	edad	preescolar
›	 Centros recreativos y clubes para los adolescentes
›	 Familias	separadas	debido	a	divorcio
›	 Casos de violencia en la familia (maltrato)
›	 Familias	extensas	(seis	miembros	o	más)
›	 Familias	uniparentales
Comunicación
›	 Red	de	transporte	público	(existencia	de	líneas	y	frecuencia)
›	 Caminos	(existencia	y	mantención)
›	 Existencia	de	cafés	de	internet	o	puntos	de	internet
›	 Kioscos de diarios y revistas
›	 Existencia	y	eficiencia	de	oficinas	de	correo
Administración pública
›	 Servicios de emergencia (bomberos y otros)
›	 Servicio para la obtención de carné de identidad
›	 Empleados del gobierno local capaces, ágiles y profesionalizados (res-
ponsables de la salud, la seguridad social y otros servicios)
›	 Número	adecuado	de	empleados	gubernamentales	responsables	para	
atender	al	público
Desorden institucional
›	 Discriminación	política,	étnica	y	lingüística	(en	la	educación,	en	el	sala-
rio y en el acceso a empleos, servicios y cultura)
›	 Abuso	de	la	autoridad	ejercido	por	la	policía
›	 Conflicto	entre	personas	de	diferentes	afiliaciones	políticas
›	 Emigración
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
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›	 Inmigración ilegal
›	 Conflictos entre los inmigrantes y la población residente
›	 Estigmatización	 de	 los	 beneficiarios	 de	 la	 ayuda	 social	 pública	 (por	
ejemplo,	vivir	en	hospedajes	públicos	o	en	acomodaciones	temporales	
debido a desplazamiento de las viviendas
›	 Existencia	de	mediadores	culturales,	traductores	o	instrucciones	en	di-
versas	lenguas	en	las	oficinas	públicas
Seguridad social
›	 Asistencia social formal para quienes más la necesiten (disponibilidad 
de los trabajadores sociales, apoyo económico, etc.)
›	 Estructuras de acogida para sectores más vulnerables de la población 
(personas sin techo, orfanatos, ancianos, niños de la calle)
›	 Empleo en condiciones peligrosas o no saludables
›	 Empleo sin seguro para accidentes laborales y enfermedades
Abandono social
›	 Servicios de asistencia social sin fines de lucro
›	 Servicios sin fines de lucro para la prestación de atención de salud en la 
casa
›	 Centros recreativos para los ancianos y jóvenes
›	 Grupos de auto-ayuda
›	 Personas ancianas que viven solas
›	 Vagancia y personas sin techo
›	 Niños de la calle
Consumo (de bienes no esenciales)
›	 Malls, shopping center
›	 Agencias de viaje
›	 Centros	de	venta	de	alta	tecnología	(computadores,	teléfonos	celula-
res, etc.)
›	 Lugares de encuentro (restaurantes, clubes nocturnos, bares, etc.)
›	 Gimnasios y piscinas
›	 Tiendas	exclusivas	(de	ropa,	joyerías,	etc.)
La	exclusión	 social	es	una	 situación	distinta	a	 la	pobreza,	 la	 cual	 fundamental-
mente se refiere a carencias materiales y de servicios básicos más indispensables, 
pudiendo	ser	relativa	o	absoluta.	La	exclusión	social	dice	relación,	en	cambio,	con	
la carencia de activos sociales	(educación,	profesión	u	oficio,	contactos,	vínculos,	
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Consumo problemático de drogas y comisión de delitos
etc.) que posibilitan a las personas acceder al mercado laboral, a la cultura, espar-
cimiento,	a	redes	sociales,	etc.	Por	ello,	la	exclusión	social	es	un	fenómeno	multidi-
mensional en el cual la pobreza es frecuente pero no siempre está involucrada62. 
Mastropiero	indica	que	una	de	las	características	esenciales	del	proceso	de	em-
pobrecimiento es que afecta a las personas que no lo son, tales como trabajado-
res/as a trato, pequeños comerciantes, trabajadores independientes, desemplea-
dos temporales, segmentos de la clase media afectados por factores de riesgo 
social, y también a aquellas personas cuyo estatus social está basado principal-
mente en sus ingresos63.
El empobrecimiento es una situación que surge de cambios bruscos o profundos 
en la organización social y económica, a lo cual se añade una disminución de 
los sistemas de bienestar y apoyo social. El empobrecimiento y la vulnerabilidad 
aumenta por efecto de enfermedades, un ciclo económico negativo, pérdida del 
empleo, la discriminación, la falta de oportunidades. Cuando tales circunstancias 
actúan	juntas,	existe	mayor	riesgo	de	exclusión	social,	pudiendo	el	individuo	per-
der	progresivamente	sus	vínculos	sociales	y	su	capacidad	para	reaccionar	ante	la	
adversidad.
Desde	esta	perspectiva,	podríamos	distinguir	entonces	entre	una	exclusión	social	
estructural	que	es	la	que	afecta	a	sectores	de	pobreza	y	en	extrema	pobreza;	la	
exclusión	social	de	origen	racial	y	étnico	 (como	ocurre	en	Estados	Unidos	y	en	
otros	países),	 y	el	proceso	de	exclusión	 social	 relacionado	con	crisis	 y	 cambios	
económicos	y/o	políticos	profundos,	que	afecta	de	manera	dramática	el	bienestar	
de las personas. 
En	su	análisis	de	la	relación	drogas-delito-exclusión	social,	Seddon	describe	del	si-
guiente	modo	el	contexto	social	en	que	se	manifiesta	el	fenómeno	en	Inglaterra64:
Antes de los años 1980:	 en	Gran	Bretaña	no	había	problemas	con	 las	drogas,	 lo	
cual	contrasta	con	los	Estados	Unidos,	en	donde	el	consumo	de	heroína	aparece	
a	fines	de	1940.	En	la	Inglaterra	de	post-guerra,	el	consumo	de	heroína	se	reducía	
a	personas	que	se	habían	hecho	adictas	debido	al	exceso	de	la	prescripción	de	
recetas	médicas	de	heroína.
La heroína en los años 1980: a principios de los años ’80, algunos pueblos y ciuda-
des	en	el	norte	de	Inglaterra	y	Escocia	experimentaron	una	reestructuración	eco-
nómica	y	des-industrialización,	que	se	tradujo	en	altos	niveles	de	cesantía	y	tuvo	
62 Seddon, op.cit.
63 Mastropiero, op.cit.
64 Seddon, op.cit. 
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Consumo problemático de drogas.Tratamiento en personas que han cometido delitos
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un gran impacto en las comunidades empobrecidas de la región65. Los nuevos 
consumidores	de	heroína	fueron	jóvenes	desempleados	que	vivían	en	los	vecin-
darios	más	pobres.	También	surgieron	conexiones	entre	el	consumo	de	drogas	
y el crimen; de muchos consumidores involucrados con la venta de drogas, la 
prostitución y especialmente con los delitos para obtener dinero. Los vecindarios 
afectados	por	la	explosión	del	consumo	de	heroína	experimentaron	dificultades	
sociales:	elevado	desempleo,	creciente	número	de	crímenes	y	de	venta	y	uso	de	
heroína,	lo	cual	complicó	y	exacerbó	los	problemas	de	pobreza	existentes.
Mirado desde una perspectiva de género, se señala los consumidores eran ma-
yoritariamente hombres,

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