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132 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Asma: tratamiento en la fase estable INTRODUCCIÓN El objetivo último en el tratamiento de cualquier enfermedad es la curación. Cuando esto no es posible, la meta es el con- trol y el alivio de sus diferentes manifestaciones clínicas. A pesar de los importantes avances que se han producido en los últimos años en el conocimiento de la patogenia del asma, todavía no hay cura para esta enfermedad. Por esta razón, el objetivo del tratamiento se cifra en evitar o minimizar tanto las manifestaciones clínicas y funcionales como la aparición de situaciones de riesgo, como las crisis asmáticas y las hos- pitalizaciones. El control del asma debe definirse, por tanto, como la situación clínica en la que las manifestaciones del asma están ausentes o se ven reducidas al máximo como res- puesta al tratamiento. Para el asma se utilizan dos tipos de fármacos (cuadro 18.1). En primer lugar, los de alivio, empleados para tratar los sínto- mas y las exacerbaciones porque producen una reversibilidad rápida de la obstrucción, principalmente por relajar el mús- culo liso de las vías aéreas. En segundo lugar, los de control o preventivos, que se toman de forma continua para mantener estable la enfermedad a largo plazo, ya que actúan sobre la inflamación, que es el proceso de base en el origen del asma. MEDICAMENTOS DE ALIVIO DEL ASMA Agonistas β2-adrenérgicos de acción corta Los agonistas β2-adrenérgicos de acción corta (Aβ2-A-AC) más utilizados son el salbutamol y la terbutalina, pero también pertenecen a este grupo el fenoterol, el reproterol, el pirbuterol y el levalbuterol. Son broncodilatadores que relajan el mús- culo liso bronquial y que son el tratamiento de elección para el alivio de los síntomas durante las crisis, así como para la prevención del asma inducida por el ejercicio (AIE). Se utilizan prácticamente siempre de forma inhalada, ya que por esta vía son más eficaces y los efectos secundarios (temblor y taqui- cardia) son menos habituales que por vía oral o parenteral. El uso excesivo de los Aβ 2-A-AC (más de dos veces en 1 semana) para aliviar los síntomas (queda excluida la prevención del AIE) generalmente indica que se ha perdido el control de la enfermedad, por lo que se hace necesario iniciar o aumentar el tratamiento preventivo. El uso de forma continua a largo plazo de estos fármacos nunca debe recomendarse. Anticolinérgicos de acción corta Son broncodilatadores que actúan inhibiendo los receptores muscarínicos y reduciendo el tono vagal de la vía aérea. En el asma se utilizan los de acción corta, es decir, el bromuro de ipratropio y el bromuro de oxitropio. Son menos eficaces que los Aβ 2-A-AC. Un metaanálisis de ensayos clínicos recien- te demostró que producen un beneficio adicional (mejoran ligeramente la función pulmonar y reducen el riesgo de hos- pitalización) si se añaden a los Aβ2-A-AC en las crisis modera- das o graves cuando se emplean en los servicios de urgencias. Pueden causar sequedad y amargor de boca, como únicos efectos secundarios. Teofilinas de acción corta Son broncodilatadores con un mecanismo de acción que no se conoce totalmente. En los pacientes con un asma aguda, la aminofilina intravenosa es menos eficaz que los Aβ2-A-AC y no se ha demostrado que mejore los resultados al añadirla a un tratamiento con broncodilatadores y esteroides inhalados. Tiene importantes efectos secundarios, como vómitos y arrit- mias cardíacas, por lo que su uso en el tratamiento de las crisis de asma es bastante polémico. Glucocorticoesteroides sistémicos No se pueden considerar como medicamentos de alivio, al no tener una acción rápida, pero son importantes en el tratamien- to de las crisis moderadas y graves (añadidos a los Aβ2-A-AC), al prevenir la progresión de las exacerbaciones y de las recu- rrencias, disminuyendo el riesgo de acudir a urgencias y las hospitalizaciones. Su administración por vía oral es tan eficaz como por vía intramuscular o intravenosa y, por tanto, es la más recomendable. Las reacciones adversas de una dosis única son infrecuentes. Los efectos secundarios, si se dan por vía sis- témica, se detallan más adelante. 18 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 18 Asma: tratamiento en la fase estable 133 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. MEDICAMENTOS DE CONTROL O PREVENTIVOS DEL ASMA Glucocorticoesteroides inhalados Los glucocorticoesteroides que pueden usarse por vía inhalato- ria (GCI) son la beclometasona, la budesonida, la fluticasona, la ciclesonida, la flunisolida, la mometasona y la triamcino- lona. Son fármacos que actúan a varios niveles del proceso inflamatorio y son la medida terapéutica más efectiva en el tratamiento del asma. Reducen los síntomas, mejoran el con- trol de la enfermedad, la calidad de vida y la función pulmonar, disminuyen la hiperrespuesta bronquial, previenen las exacer- baciones, aminoran el número de pautas cortas de esteroides orales que se necesitan y reducen las visitas a urgencias, las hospitalizaciones y las muertes por asma. La sensibilidad a los GCI y, en consecuencia, la respuesta clínica pueden variar entre individuos en relación con el grado de inflamación, las altera- ciones estructurales de las paredes bronquiales o la respuesta celular existentes. Por ejemplo, en los fumadores la respuesta es menor. Los diferentes tipos de GCI tienen distinta potencia y biodisponibilidad, pero en dosis equipotentes esto tiene poca trascendencia clínica (tabla 18.1). El mayor beneficio clínico de los GCI se consigue con dosis relativamente bajas (400 µg/día de budesonida o dosis equivalentes de otros GCI). Dosis más elevadas añaden poca eficacia, mientras que, por el contrario, aumentan considerablemente los efectos indeseables. No obs- tante, debe tenerse en cuenta que individualmente algunos estudios demuestran que las dosis más altas pueden reducir el riesgo de crisis asmáticas. En general son fármacos que se toleran bien y en las dosis recomendadas tienen pocos efectos secundarios. Los más comunes son los locales, como la candidiasis oral, la disfonía o la tos irritativa. El uso de cámaras espaciadoras y el enjuagarse la boca con agua tras la inhalación reduce su incidencia. Los efectos sistémicos en dosis diarias de 400 µg o menores de budesonida o su equivalente no constituyen problema alguno. Con dosis altas puede aparecer un adelgazamiento de la piel, una supresión adrenal, una disminución de la densidad ósea o una catarata. El riesgo potencial de estos efectos se equilibra bien con su eficacia. Cromonas (cromoglicato disódico y nedocromil sódico) El efecto antiinflamatorio de estos compuestos es débil. Su mecanismo de acción se produce a través de la estabilización de los mastocitos y de la interferencia de la función de los canales del cloro. Son eficaces para prevenir el broncoespasmo ocasionado por la provocación alergénica y para inhibir el AIE. Pueden ser una alternativa (nunca el fármaco de elección) en el asma leve y pueden usarse para prevenir el AIE o una crisis asmática ante la exposición inevitable a algún alergeno conocido. Los efectos secundarios se limitan a la tos tras su inhalación y, en algunas personas, al sabor desagradable en el caso del nedocromil. Modificadores de los leucotrienos Se incluyen aquí los antagonistas del receptor del cisteinil-leu- cotrieno-1 (CysLT1) (montelukast y zafirlukast) y el inhibidor de la 5-lipooxigenasa (zileutón). Interfieren en la vía de los mediadores leucotriénicos, que se liberan por los mastocitos, los eosinófilos y los basófilos. Disminuyen la inflamación bron- quial, tienen una mínima acción broncodilatadora, reducenlos síntomas asmáticos y mejoran la función pulmonar. Su efecto es menor que el que tienen los GCI en dosis bajas cuando se administran aisladamente. Como tratamiento adicional pue- den conseguir que se reduzcan las dosis de los GCI y mejorar a los pacientes que no emplean GCI, pero son menos efectivos que la adición de un agonista β 2-adrenérgico de acción larga (Aβ2-A-AL). Pueden utilizarse como un tratamiento alternativo TABLA 18.1 Dosis equivalentes de los diferentes glucocorticoesteroides utilizados en el asma por vía inhalatoria Fármaco Dosis baja (µg) Dosis media (µg) Dosis alta (µg) Budesonida 200-400 > 400-800 > 800 Fluticasona 100-250 > 250-500 > 500 Beclometasona 200-500 > 500-1.000 > 1.000 Flunisolida 500-1.000 > 1.000-2.000 > 2.000 Mometasona 200-400 > 400-800 > 800 Triamcinolona 400-1.000 > 1.000-2.000 > 2.000 Ciclesonida 100-200 > 200-400 > 400 Cuadro 18.1 MEDICAMENTOS ACTUALES EN EL TRATAMIENTO DEL ASMA Medicamentos aliviadores: ● Agonistas β2-adrenérgicos de acción corta ● Anticolinérgicos de acción corta ● Teofilinas de acción corta ● Glucocorticoesteroides sistémicos Medicamentos de control o preventivos: ● Glucocorticoesteroides inhalados ● Cromonas ● Modificadores de los leucotrienos ● Teofilinas de acción sostenida ● Anticolinérgicos de acción larga ● Omalizumab ● Agonistas β2-adrenérgicos de acción larga ● Glucocorticoesteroides sistémicos Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 134 en los individuos que tienen un asma leve, en los asmáticos con sensibilidad al ácido acetilsalicílico y como medicación adicional en el asma más grave. Tienen pocos efectos secundarios y se toleran bien. Su uso se ha asociado con la aparición de un síndrome de Churg- Strauss, pero esto parece estar más en relación con la reducción de la dosis de esteroides sistémicos que con un efecto causal. El zileutón puede producir alteraciones en el hígado, por lo que se recomienda vigilar las pruebas hepáticas durante el tratamiento. Teofilinas de acción sostenida Aunque son broncodilatadores en dosis bajas, por ser inhibi- dores no selectivos de la fosfodiesterasa tienen una pequeña actividad antiinflamatoria. Son menos eficaces que los GCI en dosis bajas. Añadiéndolas a estos últimos inducen una mejoría en la función pulmonar similar a la que supondría doblar la dosis de los GCI. Pueden ser una alternativa (nunca el fármaco de elección) en el asma leve persistente. Son medicamentos baratos y, por eso, muy utilizados en los países con pocos recur- sos económicos. También pueden emplearse como alternativa o como un fármaco adicional en el asma más grave. En dosis altas provocan muchos efectos secundarios, por lo que es esencial la monitorización de su concentración plasmática. En dosis bajas producen menos efectos adversos (intolerancia gástrica), por lo que en este caso no se requiere control plasmático alguno. Anticolinérgicos de acción larga En el tratamiento del asma recomendado por las diferentes guías de práctica clínica que han aparecido hasta la fecha, no se incluyen los fármacos anticolinérgicos de acción prolongada (tiotropio, aclidinio, glicopirronio, umeclidinio) en ninguno de los escalones terapéuticos establecidos. En los últimos años, sin embargo, se han publicado algunos trabajos en los que se sugiere que el tiotropio, un compuesto anticolinérgico de acción prolongada, puede tener algún papel en el tratamiento de mantenimiento de esta enfermedad, al menos en algún subgrupo de pacientes. Así, en uno de esos estudios se ha cons- tatado que añadir el tiotropio a los GCI en el asma moderada conseguía unos resultados que no eran inferiores a los logrados con un Aβ 2-A-AL. Si estos datos se confirmaran, el tiotropio podría ser una alternativa a esos fármacos. Asimismo, en dos ensayos clínicos recientes se evaluó la eficacia del tiotropio para disminuir la tasa de exacerbaciones en el asma grave. Entre los dos trabajos se analizaron 912 pacientes con un asma grave mal controlada, todos tratados con GCI en dosis altas y con un Aβ 2-A-AL, que se siguieron durante 48 semanas. En la alea- torización a un grupo se le añadió tiotropio en el tratamiento y al otro un placebo. Se produjo una mejoría de la función pulmonar y un incremento en el tiempo transcurrido hasta la primera exacerbación grave en el grupo tratado con tiotropio. Se concluyó que en los pacientes graves mal controlados añadir tiotropio al tratamiento reduce el riesgo de empeoramiento de la enfermedad y de aparición de exacerbaciones, y conlleva una broncodilatación mantenida. Por tanto, es muy probable que el tiotropio ocupe un lugar específico, como fármaco que añadir a los GCI y a los Aβ 2-A-AL, en los escalones más altos del esquema terapéutico que actualmente se recomienda en las guías de práctica clínica. Omalizumab Es un anticuerpo monoclonal recombinante humanizado frente a la inmunoglobulina E (IgE). Se liga con la IgE libre de forma selectiva, evitando la unión de esta última a los recep- tores de alta afinidad (FcεRI) de los mastocitos y los basófilos. Consigue así que disminuya la liberación de mediadores como reacción a la exposición alergénica. Inhibe la respuesta precoz y la tardía. Su indicación actual se encuentra en el tratamiento, como un fármaco adicional, de los pacientes que tienen un asma alergénica en los que no se logra el control de la enfer- medad, a pesar de dar dosis altas de esteroides y de Aβ 2-A-AL. En algunos trabajos se ha demostrado que mejoran el control del asma en este grupo de pacientes al reducir el número de agudizaciones y las visitas al servicio de urgencias. Apenas tiene efectos indeseables. Se ha descrito la posibilidad de una urticaria o, en muy pocos casos, de una anafilaxia, así como de dolor en la zona de la inyección en el 20% de las ocasiones. AGONISTAS β2-ADRENÉRGICOS DE ACCIÓN LARGA Pertenecen a este grupo el salmeterol y el formoterol. El inda- caterol, aparecido más recientemente, es de acción ultralarga (su efecto dura 24 horas). No son antiinflamatorios, sino broncodilatadores, pero la duración de la broncodilatación que producen es de, al menos, 12 horas. Relajan el músculo liso por estimulación de los receptores β 2. Al no actuar sobre la inflamación, no deben usarse nunca como una monoterapia. Por el contrario, han de prescribirse siempre en combinación con un GCI. Si se añade un Aβ2-A-AL al tratamiento de los pacientes con un asma mal controlada con dosis bajas o medias de GCI, mejora la función pulmonar, disminuyen los síntomas y se reducen las crisis y el uso de los Aβ2-A-AC de alivio. Si se recurre a un Aβ2-A-AL, se consigue un control más rápido del asma y con menos dosis de glucocorticoesteroides que si el GCI se usa como medicación única. De todos los fármacos disponibles, los Aβ2-A-AL son los que con más eficacia se asocian con los GCI en los adultos, por lo que esta combinación es la de elección. Al efecto, se han desarro- llado diversos dispositivos de inhalación que llevan asociados un GCI y un Aβ2-A-AL (fluticasona más salmeterol o budesoni- da más formoterol). Con estos dispositivos, con los que puede administrarse la combinación de ambos fármacos, se logra la misma eficacia que con cada fármaco por separado, si bien se consigue que la pauta terapéutica sea más cómoda. Se evita así, además, el riesgo de hacer monoterapia con el Aβ 2-A-AL. Los inhaladores que llevan la combinación de budesonida y formoterol pueden utilizarse como medicación de manteni- miento y de alivio, ya que se ha demostrado que aumentan la protección frente a las exacerbaciones graves en los pacientes que usan una medicación combinada de mantenimiento. Las combinaciones que llevan salmeterol no pueden emplearsecomo medicación de alivio porque, a diferencia del formoterol, este fármaco no tiene un comienzo de acción rápido. Con las dosis diarias recomendadas (100 µg de salmeterol y 24 µg de formoterol) los efectos secundarios de los Aβ2-A-AL Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 18 Asma: tratamiento en la fase estable 135 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. son infrecuentes y poco importantes. En algunos estudios se ha encontrado que se produce un incremento de mortalidad en los enfermos que toman salmeterol, sobre todo en los que no están inhalando concomitantemente un GCI. Este hecho es un fuerte argumento para prescribir siempre los Aβ2-A-AL en un inhalador que asocie un GCI. Glucocorticoesteroides orales Los glucocorticoesteroides orales (GCO) suprimen, controlan y revierten la inflamación bronquial. Como medicación de man- tenimiento a largo plazo solo deben usarse en los enfermos que tienen un asma de control difícil, debido a los importantes efectos secundarios que ocasionan (osteoporosis, diabetes mellitus, supresión del eje hipotálamo-suprarrenal, obesidad, cataratas, glaucoma, adelgazamiento de la piel, pérdida de masa muscular, etc.). La magnitud de estos efectos adversos se relaciona con la dosis, la frecuencia de administración y la duración de su uso. Por tanto, debe minimizarse la dosis y aumentar otros tipos de terapia, como la que se basa en los GCI. Es necesario vigilar el desarrollo y la progresión de los efec- tos adversos e instaurar un tratamiento preventivo contra la osteoporosis. CUIDADO DEL ENFERMO CON ASMA Con los fármacos disponibles en la actualidad y en situaciones ideales, con pacientes motivados que cumplen el tratamiento y con médicos que prescriban las pautas adecuadas, en la mayor parte de los asmáticos debe conseguirse un buen control de la enfermedad. Pero en «la vida real» no todos los individuos están motivados ni todos los médicos prescriben las pautas correctas. Como consecuencia, en la mayoría de los enfermos no se consigue un control adecuado. Un buen cuidado, el cual logra establecer una relación de confianza con el paciente y actúa de manera adecuada sobre todos los factores que influyen en el control del asma, puede mejorar mucho la situación clíni- ca existente. En el cuidado del enfermo asmático clásicamente se describen cuatro puntos esenciales, que se deben tener en cuenta, tal y como se describe a continuación. Conseguir el control de la enfermedad lo antes posible En todas las guías terapéuticas se recomienda, dependiendo de la gravedad o del nivel de control de la enfermedad, iniciar el tratamiento en el escalón que más se ajuste a la gravedad o al grado de control. Sin embargo, es frecuente valorar a los pacientes en el momento de acudir a la consulta, cuando están muy sintomáticos o incluso sufriendo una crisis. En estas condiciones debe considerarse la prescripción de una pauta corta de GCO, junto con un GCI o la asociación de un GCI con un Aβ 2-A-AL, con el objetivo de lograr el control lo más rápidamente posible. De otro modo, existe el riesgo de no conseguirlo y de tener que recurrir a estrategias de subida de fármacos, que conducen al sobretratamiento y a la percepción, por parte del individuo, de que la eficacia de los medicamentos antiasmáticos es escasa. Esto desemboca con frecuencia, muy probablemente, en un mal cumplimiento terapéutico. Medir el grado de control de la enfermedad en todas las visitas de seguimiento que se efectúen El tratamiento ha de ajustarse en las visitas de seguimiento dependiendo del grado de control de la enfermedad que se ha logrado. Por tanto, resulta imprescindible medir el nivel de control siempre que se ve al enfermo, valorando los síntomas, la función pulmonar y el número de crisis que han aparecido en el año anterior. Para la medición del control pueden aplicarse directamente los criterios que propugna la Guía española para el manejo del asma (GEMA) (tabla 18.2) o utilizar algún cuestionario vali- dado en español para evaluar los síntomas, como el Asthma control test (ACT) (cuadro 18.2). Además, debe determinarse el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV1) y el número de crisis, con el fin de clasificar al paciente como controlado, parcialmente controlado o mal controlado. Para ello debe usarse siempre el peor indicador de los tres criterios (síntomas, función pulmonar y número de crisis). Deben tenerse en cuenta los tres dominios, ya que existen diferentes TABLA 18.2 Clasificación del control del asma en adultos Bien controlada (todos los siguientes) Parcialmente controlada (cualquier medida en cualquier semana) Mal controlada Síntomas diurnos Ninguno o ≤ 2/semana > 2/semana Si ≥ 3 características de asma parcialmente controlada Limitación de actividades Ninguna Cualquiera Síntomas nocturnos/despertares Ninguno Cualquiera Necesidad de medicación de alivio (rescate) (SABA) Ninguna o ≤ 2/semana > 2/semana Función pulmonar FEV1 > 80% del valor teórico < 80% del valor teórico PEF > 80% del mejor valor personal < 80% del mejor valor personal Exacerbaciones Ninguna ≥ 1/año ≥ 1/semana FEV1, volumen espiratorio forzado en el primer segundo; PEF, flujo espiratorio máximo; SABA, agonista β2-adrenérgico de acción corta. Tomado de la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA 4.0). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 136 tipos de pacientes: a) con mala percepción de la obstrucción al flujo aéreo existente, con un aparente buen control si no se tuviese en cuenta la función pulmonar; b) con crisis, incluso graves, pero con intervalos asintomáticos entre ellas, en los que el control se definiría como excelente si solo se valorasen los síntomas y la función pulmonar, y c) con síntomas diarios, pero sin crisis, en los que los cuestionarios de síntomas clasi- fican mejor el control que la función pulmonar y el número de exacerbaciones. Mantener el control de la enfermedad a largo plazo Una vez conseguido el control de la enfermedad, la meta es mantenerlo a largo plazo con la mínima medicación posible. Para conseguirlo, no basta con utilizar una estrategia de bajada de fármacos. Es necesario también actuar, además de sobre el propio tratamiento, sobre el resto de factores que influyen en el control. Todo ello constituye el tratamiento de mantenimiento, que debe atender a cuatro puntos: 1. Conseguir que se mantenga el control de la enfermedad con la mínima medicación posible. 2. Evitar los factores desencadenantes y tratar las comorbili- dades. 3. Establecer una relación de confianza con el paciente y desarrollar un programa educativo que incluya planes de acción por escrito. 4. Organizar un seguimiento regular y no perder el contacto con el enfermo. MANTENER EL CONTROL DE LA ENFERMEDAD CON LA MÍNIMA MEDICACIÓN POSIBLE Dependiendo del grado de control que tenga la enfermedad, los pacientes han de recibir un tratamiento de mantenimiento u otro, utilizando para ello un método escalonado, como el que recomienda la GEMA (fig. 18.1). No hay unos criterios definidos para saber cuál es el escalón inicial más adecuado para un paciente concreto. Cuando se utilizan los GCO para «conseguir el control lo más pronto posible», el escalón inicial tiene poca importancia, ya que, tras la retirada de los GCO, la mayoría de los pacientes se queda con los GCI en dosis medias y con un Aβ 2-A-AL (es decir, se inicia el tratamiento en el escalón 3). En elcaso de un asma que cursa con pocas crisis, síntomas poco intensos y poco deterioro funcional, puede empezarse en el escalón 2 (v. fig. 18.1). Los GCI son los fármacos más eficaces para el asma y son el tratamiento de elección en todos los casos, excepto en los enfer- mos que tienen un asma intermitente, en los que se debe usar exclusivamente un Aβ 2-A-AC a demanda. Muchos individuos están bien controlados con dosis bajas de un GCI administrado de forma continua, especialmente los pacientes que tienen una enfermedad de reciente comienzo. En los sujetos que no están bien controlados con dosis bajas de un GCI, la combinación de este fármaco con un Aβ 2-A-AL es mejor que doblar la dosis del GCI para conseguir un mayor control y reducir el riesgo de exacerbaciones. Si con la suma de un Aβ2-A-AL no se logra el control, la primera opción debe ser la de aumentar la dosis del GCI y, como alternativa, añadir al GCI un antileucotrieno o una teofilina. En los pacientes en los que no se logra un control adecuado con un GCI en dosis altas y con otro fármaco más (normal- mente un Aβ2-A-AL) debe considerarse la posibilidad de incremen- tar aún más la dosis del GCI o de ir sumando fármacos (antileucotrienos, tiotropio o teofilinas y, en último término, un GCO). Sin embargo, aún no se dispone de estudios que guíen sobre cuál es la mejor forma de llevar a cabo esta estra- tegia. Se recomienda ir probando fármacos y evaluar variables clínicas, funcionales y de inflamación, con el objeto de retirar Cuadro 18.2 ASTHMA CONTROL TEST (ACT) PARA LA VALORACIÓN DE LOS SÍNTOMAS DEL ASMA* 1. En las últimas 4 semanas, ¿durante cuánto tiempo el asma le ha impedido completar sus actividades habituales en el trabajo, la escuela o el hogar? a. Siempre b. Casi siempre c. A veces d. Pocas veces e. Nunca 2. Durante las últimas 4 semanas, ¿con qué frecuencia ha notado que le faltaba el aire? a. Más de una vez al día b. Una vez al día c. De tres a seis veces por semana d. Una o dos veces por semana e. Nunca 3. Durante las últimas 4 semanas, ¿con qué frecuencia le han despertado por la noche o más temprano de lo habitual por la mañana sus síntomas de asma (sibilancias, pitidos, tos, falta de aire, opresión en el pecho o dolor)? a. Cuatro o más noches por semana b. Dos o tres noches por semana c. Una vez por semana d. Una o dos veces e. Nunca 4. Durante las últimas 4 semanas, ¿con qué frecuencia ha utilizado su inhalador o nebulizador como medicación de rescate (p. ej., salbutamol, Ventolin®, Foradil®, Oxis®, Terbasmin®)? a. Tres o más veces al día b. Una o dos veces al día c. Dos o tres veces por semana d. Una vez por semana o menos e. Nunca 5. ¿En qué medida diría que su asma ha estado controlada durante las últimas 4 semanas? a. Nada controlada b. Mal controlada c. Algo controlada d. Bien controlada e. Totalmente controlada *Se realiza la suma algebraica de las puntuaciones de las cinco preguntas. El asma se clasifica así en controlada (> 19), parcialmente controlada (de 15 a 19) o mal controlada (< 15). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 18 Asma: tratamiento en la fase estable 137 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. el medicamento con el que no se ha obtenido una respuesta favorable, para probar el siguiente. La dosis del GCO debe ser la menor posible, por lo que han de utilizarse métodos que ayuden en esta línea. El más recomendado en los adultos consiste en usar dosis muy altas de esteroides inhalados (p. ej., 2.000 µg/día). En las personas que tienen un asma alérgica grave, con una sensibilización perenne a los alergenos y con una IgE sérica alta (entre 30 y 1.500 UI/ mL), el omalizumab (sustancia anti-IgE) es una alternativa terapéutica que debe probarse, ya que se ha comprobado que su eficacia es real en los pacientes que se controlan mal con un GCI en dosis altas y un Aβ2-A-AL. En el asma grave mal controlada puede recurrirse, en casos seleccionados, a dos fármacos que son una alternativa que puede añadirse a la pauta terapéutica de los escalones 5 y 6 de la GEMA. Son el acetónido de triamcinolona (esteroide de liberación lenta) y los macrólidos. Ten BrinKe et al., en 2004, pusieron de manifiesto, en un grupo de individuos con un asma grave en los que existía una eosinofilia a pesar de seguir un tratamiento con GCO, que la triamcinolona disminuía el número de eosinófilos en el esputo y que mejoraba el FEV1. Más recientemente, en 2013, Bruselle et al. llevaron a cabo un ensayo clínico multicéntrico empleando azitromicina en el tratamiento con la idea de prevenir las exacerbaciones en los sujetos asmáticos graves. Encontraron que no se apreciaba beneficio alguno al analizar en conjunto a todos los enfermos. Sin embargo, al estudiar solo a los que tenían un asma neu- trofílica, se observaba una clara disminución en la tasa de exacerbaciones. Los inmunodepresores (metotrexato, sales de oro, ciclos- porina, etc.) tienen muy poca eficacia en el tratamiento del asma, y sus efectos adversos hacen que no se recomiende su uso. En el momento actual se hallan en diferentes fases de investigación algunos fármacos bloqueadores de las citocinas. En los próximos años probablemente pueda disponerse de mepolizumab (una antiinterleucina 5) y de lebrikizumab (una FIGURA 18.1 Escalones terapéuticos del tratamiento de mantenimiento del asma del adulto. ARLT, antagonista de los receptores de los leucotrienos; GCI, glucocorticoide inhalado; LABA, agonista β 2 -adrenérgico de acción larga; SABA, agonista β 2 -adrenérgico de acción corta. Tomado de la Guía Española para el Manejo del Asma (GEMA 4.0). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 138 antiinterleucina 13). Los resultados obtenidos en los ensayos clínicos realizados hasta ahora hablan de su eficacia en deter- minados tipos de asma grave. Finalmente, otra alternativa en el tratamiento del asma grave mal controlada, es decir, en el del asma de control difícil, es la termoplastia bronquial, que se basa en la eliminación, mediante radiofrecuencia, por vía broncoscópica, del músculo liso bronquial. Una vez que el asma está bien controlada, debe ponerse en marcha una estrategia para lograr que puedan suprimirse fármacos hasta conseguir que el control de la enfermedad se mantenga con la mínima medicación posible. No existen estudios que muestren cuál es el mejor método para hacerlo. La Global initiative for asthma (GINA) propone ajustar el trata- miento a la baja cuando se logra un buen control durante 3 meses. Sin embargo, en algunos casos, por la gravedad o por la falta de control previo, quizá es más prudente hacerlo tras comprobar, en dos revisiones seguidas, que el buen control se mantiene. De este modo se asegura mejor que la disminución de la dosis o de fármacos es posible y se evitan cambios de tratamiento frecuentes o intempestivos, que pueden llevar a la percepción de poca eficacia por parte del paciente. La manera de ir bajando la dosis o los medicamentos depen- de del escalón de tratamiento en el que se esté. Cuando se usa solo un GCI, en dosis medias o altas, ha de reducirse el 50%. Cuando el enfermo está bien controlado solo con dosis bajas de un GCI, en muchos casos puede bajarse a una sola dosis al día. Cuando el paciente está controlado con una combinación de un GCI y un Aβ2-A-AL, debe comenzarse por bajar la dosis de esteroides a la mitad y luego, una vez con esa dosis, quitar el Aβ2-A-AL. Una alternativa a esto últimoes la de empezar qui- tando el Aβ2-A-AL y mantener el GCI como fármaco único, en la misma dosis de la combinación. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que de esta forma puede perderse el control con más facilidad en algunos pacientes. El tratamiento farmacológico puede suspenderse si el enfermo está bien controlado con dosis bajas del GCI y en un año no recurren los síntomas. Todas las personas con un asma deben disponer de un Aβ 2-A-AC, como medicación de alivio, para recurrir a él en función de los síntomas. Los individuos que siguen, como pauta de tratamiento habitual, lo que se establece en el escalón 3 y que utilizan una combinación de budesonida y formoterol en el mismo dispositivo pueden emplear el mismo inhalador tanto para el mantenimiento como para el alivio. EVITAR LOS FACTORES DESENCADENANTES Y TRATAR LAS COMORBILIDADES Para que tenga éxito el tratamiento del asma a largo plazo, es importante identificar y reducir la exposición a los alergenos a los que el paciente está sensibilizado y a los irritantes que le provocan síntomas. Asimismo, deben evitarse en lo posible las comorbilidades que empeoran la enfermedad. Para identificar los factores desencadenantes y las comor- bilidades, la anamnesis, con preguntas dirigidas, es suficiente en muchos casos. Han de valorarse los alergenos estacionales. No obstante, las pruebas alérgicas, cutáneas o séricas, son necesarias para confirmar la existencia de una sensibilización a alergenos. Debe considerarse siempre cuál es el significado clí- nico de una prueba alérgica positiva en un individuo concreto, estableciendo en su caso que esa positividad es concurrente con la historia clínica. La evidencia que demuestra que la evitación de los alergenos sirve para mejorar la morbilidad o disminuir la mortalidad en el asma es muy débil. Para los alergenos de interior las intervenciones simples tienen un valor muy limitado, por lo que se recomienda una estrategia multifacética (cuadro 18.3) y conjunta (ácaros, aler- genos de animales, hongos y cucarachas, en los países en los que la alergia a estas últimas es un problema). La evitación de los alergenos de exterior (pólenes y esporas de hongos, fun- damentalmente) es todavía más difícil, por lo que se aconseja mantener las ventanas del dormitorio cerradas, sobre todo al mediodía y por la tarde (con aire acondicionado en los períodos calurosos), suprimir el ejercicio en las zonas que tienen mucho polen y viajar siempre con las ventanillas del coche cerradas en estas zonas. Debe evitarse la exposición a los irritantes que pueden causar un deterioro del asma, como el tabaco, y ello no solo no fumando, sino también no inhalando el humo del tabaco. Por el mismo motivo, tampoco deben inhalarse los humos de la cocina, los aerosoles de limpieza, las emanaciones de la pintura reciente, los olores fuertes, etc. Cuando los niveles de contaminación ambiental son altos, debe suspenderse el ejercicio físico al aire libre. En las personas con un asma persistente en las que hay una relación clara entre los síntomas y la exposición a un alergeno al cual el paciente es sensible, puede valorarse la inmunotera- pia, aunque su papel en los adultos es limitado. Debe reservarse para los enfermos monosensibilizados (fundamentalmente a ácaros, caspa de animales o pólenes), pero siempre después de haber puesto en marcha un control ambiental estricto y un tratamiento farmacológico correcto, una vez que con ellos no se ha conseguido controlar la enfermedad. Debe investigarse siempre la exposición a irritantes y a alergenos en el lugar del trabajo. El capítulo 21 de este libro se dedica específicamente a este tema. Cuadro 18.3 ESTRATEGIA MULTIFACÉTICA PARA EVITAR LOS FACTORES DESENCADENANTES EN LOS AMBIENTES INTERIORES DE LAS VIVIENDAS Uso de fundas antiácaros para colchones y almohadas Dormitorios libres de moquetas, alfombras y cortinas Retirada de los juguetes de peluche de la cama Utilización de acaricidas para los muebles Buena ventilación de las habitaciones y del dormitorio Alejamiento de los animales domésticos. Si no es posible, al menos evitar su entrada en el dormitorio; emplear aspiradoras con filtro HEPA (recogedor de partículas de alta eficiencia) para la limpieza; lavar al animal semanalmente Empleo de un sistema de ventilación mecánica para reducir la humedad e incrementar el intercambio del aire del interior Evitación de la exposición al humo del tabaco y a otros irritantes Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 18 Asma: tratamiento en la fase estable 139 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Desencadenantes de crisis son también algunos fármacos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE) y los agentes adrenérgicos β-bloqueantes. Debe preguntarse a todos los asmáticos si el ácido acetilsalicílico u otros AINE les provocan síntomas. Si así fuese, ha de recomendarse su evitación y sus- titución, en su caso, por otros analgésicos o antiinflamatorios, como el paracetamol, el dextropropoxifeno, el salsalato o el celocoxib. Los medicamentos β-bloqueantes están contraindi- cados en las personas con asma, incluso cuando se administran en forma de gotas oculares. En el glaucoma puede utilizarse el β-xolol, que se tolera mejor por ser más selectivo. Algunos alimentos y, sobre todo, los aditivos y los conser- vantes pueden provocar una crisis de asma. En las personas asmáticas que tienen síntomas asociados con los alimentos (p. ej., patatas procesadas, marisco, frutos secos) o a cier- tas bebidas (cerveza o vino) debe recomendarse su supresión. Los sulfitos utilizados como conservantes son los responsables en la mayoría de las ocasiones. Deben tratarse todas las comorbilidades que pueden influir en el control del asma, como el reflujo gastroesofágico, la obesidad, la apnea del sueño, la rinosinusitis, el síndrome de ansiedad-depresión y la aspergilosis broncopulmonar alérgica. La adherencia a las medidas de evitación es pobre, por lo que deben emplearse estrategias para mejorar el cumplimiento. Se aconseja poner de manifiesto la relación que tienen los síntomas con los desencadenantes concretos de cada paciente. Para ello puede servir de refuerzo el mostrarle el habón pro- vocado por un determinado antígeno en la prueba alérgica. También es aconsejable facilitar la puesta en marcha de todas las medidas de evitación posibles, proponer un diálogo sobre su cumplimiento y comprobar y reforzar dicho cumplimiento en todas las visitas. ESTABLECER UNA RELACIÓN DE CONFIANZA CON EL PACIENTE Y DESARROLLAR UN PROGRAMA EDUCATIVO QUE INCLUYA UN PLAN DE ACCIÓN POR ESCRITO Como en cualquier otra enfermedad crónica, las personas con un asma tienen que cooperar en el tratamiento. Para poder hacerlo, han de tener, por un lado, los conocimientos y las habilidades necesarias y, por otro, una vez que saben qué hacer, han de saber cómo y cuándo hacerlo en la práctica. Para conseguir todo esto deben utilizarse estrategias con- ductuales, que tienen que partir siempre del establecimiento de una relación de confianza con el enfermo, dentro de un programa educativo en el que se transmita información y se enseñen las habilidades necesarias para cooperar en el pro- grama terapéutico. Es esencial que los profesionales sanitarios conozcan los componentes básicos de una buena comuni- cación: relación afectuosa en los primeros momentos de la entrevista, diálogo interactivo, respeto y empatía, interés por las preocupaciones, las creencias y las expectativas del paciente, objetivos compartidos, diálogo sobre las dificultades de la adherencia al tratamiento y refuerzos. La información y las habilidades básicas que debe conocer un enfermo asmático se reseñanen el cuadro 18.4. Los planes de acción por escrito pueden estar basados en síntomas y en medidas del flujo espiratorio máximo (PEF) o solo en síntomas. Deben elaborarse por escrito según las necesidades de cada paciente y asociarse con un tratamiento óptimo y con revisiones regulares. Lo ideal es que tengan los cuatro componentes siguientes: a) cuándo aumentar el trata- miento; b) cómo incrementarlo; c) por cuánto tiempo hacerlo, y d) cuándo pedir ayuda médica. Para su puesta a punto puede usarse una tarjeta prediseñada (fig. 18.2) o una hoja en blanco. Las órdenes en los puntos de acción deben individualizarse, lo que suele hacerse con valores topes del PEF. Normalmente, el primer punto de acción es aumentar la dosis del GCI (multi- plicándola por cuatro). A partir de ahí debe iniciarse una pauta de GCO, establecer cuándo pedir ayuda médica, definir cuándo ir al servicio de urgencias y qué tratamiento hacer en el trayecto. Los planes de autotratamiento deben elaborarse con la participación del individuo, recurriendo a órdenes sencillas y a señales avisadoras claras, evitando que el enfermo tenga que memorizar nada. Las tareas educativas deben repartirse entre el personal sanitario. El mayor porcentaje de ellas debe recaer en el personal de enfermería (tabla 18.3). ORGANIZAR UN SEGUIMIENTO REGULAR Y NO PERDER EL CONTACTO CON EL PACIENTE El seguimiento de los pacientes asmáticos es esencial para mantener el control de la enfermedad en el tiempo. La perio- dicidad de las citas ha de hacerse según las necesidades de cada individuo, recomendándose siempre que se vea al enfermo a los 15 días de una crisis y, posteriormente, cada 3 meses durante el primer año, para ir alargando las citas, en función del control de la enfermedad que se consiga y de la autonomía que adquiere cada sujeto. En cada visita debe medirse el grado de control de la enfermedad, ajustarse el tratamiento depen- diendo de ese control y revisar y reforzar la información y las habilidades necesarias, estableciendo siempre un diálogo sobre el cumplimiento terapéutico que se ha alcanzado. Cuadro 18.4 CONOCIMIENTOS Y HABILIDADES BÁSICAS NECESARIOS PARA LOS PACIENTES QUE PADECEN UN ASMA Saber que el asma es una enfermedad crónica que necesita tratamiento a largo plazo, aunque no se tengan molestias en algunos momentos o períodos de tiempo Conocer la diferencia existente entre inflamación y broncodilatación, así como entre fármacos controladores y aliviadores Apercibirse de los síntomas de la enfermedad Distinguir los efectos indeseables de los fármacos Usar correctamente los inhaladores Identificar los factores desencadenantes para saber cómo evitarlos Monitorizar los síntomas y el flujo espiratorio máximo Reconocer los signos y los síntomas de empeoramiento de la enfermedad Actuar ante cualquier deterioro de la enfermedad para prevenir las crisis Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN III Enfermedades de las vías aéreas 140 ESTUDIAR, SIGUIENDO UN PROTOCOLO, A LOS PACIENTES EN LOS QUE NO SE CONSIGUE EL CONTROL DE LA ENFERMEDAD CON EL ESCALÓN TERAPÉUTICO MÁS ALTO Se trata de los enfermos que no se controlan con un GCI en dosis altas y un Aβ2-A-AL. Cuando el control no es óptimo a pesar del tratamiento y antes de aumentar la dosis o el número de fárma- cos, debe comprobarse la certeza del diagnóstico de asma, la even- tual coexistencia de otra enfermedad que sea responsable de los síntomas del paciente, la presencia de factores desencadenantes o de comorbilidades y el cumplimiento terapéutico. Para ello debe establecerse un protocolo de estudio, por ejemplo, como el que propone la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) para el asma de control difícil (v. capítulo 20). Bibliografía Brusselle GG, Vanderstichele C, Jordens P, Deman R, Slabbynck H, Ringoet V, et al. Azithromycin for prevention of exacerbations in severe asthma (Azisast): a multicentre randomised double-blind placebo-controlled trial. Thorax 2013;68:322-9. FIGURA 18.2 Tarjeta de autotratamiento de la enfermedad asmática. PEF, flujo espiratorio máximo. TABLA 18.3 Reparto de las tareas educativas entre el personal sanitario en las visitas médicas que se programan para el enfermo Comunicación médico-enfermero Información dada por el enfermero Instrucción por el enfermero Visita inicial Establecer una relación de confianza con el enfermo Investigar las expectativas del enfermo Pactar objetivos Dialogar con el enfermo sobre el cumplimiento Dar conceptos básicos sobre el asma y el tratamiento Enseñar la técnica de inhalación Instruir sobre la necesidad de la automonitorización Segunda visita Valorar los logros sobre las expectativas y los objetivos Dialogar con el enfermo sobre el cumplimiento Reforzar la información de la visita inicial Informar sobre las medidas de evitación ambiental Reforzar la técnica de inhalación Proporcionar normas sobre cómo evitar los factores desencadenantes Enseñar a interpretar los registros Dar un plan de autotratamiento Revisiones sucesivas Valorar los logros sobre las expectativas y los objetivos Dialogar con el enfermo sobre el cumplimiento terapéutico y sobre las medidas de evitación ambiental Reforzar toda la información Revisar y reforzar la técnica de inhalación Revisar y reforzar la automonitorización y el plan de autotratamiento Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
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