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DIAGNOSTICO Y TRATAMIENTO DE LAS ENFERMEDADES TRAQUEALES NO NEOPLASICAS

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CAPÍTULO
© 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
Diagnóstico y tratamiento 
de las enfermedades traqueales 
no neoplásicas
INTRODUCCIÓN
Los procesos patológicos localizados en la tráquea son poco 
frecuentes y su causa es variada. Pueden cursar de forma asin-
tomática o producir síntomas como tos, disnea, sibilancias 
o estridor. En general, suele retrasarse su diagnóstico, por lo
que suelen ocasionar complicaciones respiratorias graves en
función del trastorno obstructivo que provocan y de la reser-
va funcional respiratoria del paciente.
Los métodos diagnósticos más útiles en este tipo de enfer-
medades son los siguientes: a) la broncoscopia, imprescindible 
para el estudio del aspecto macroscópico de la lesión y para su 
análisis histológico, así como para la valoración de las altera-
ciones de la movilidad traqueal; b) las exploraciones radioló-
gicas torácicas, como la radiografía simple bien penetrada, la 
tomografía computarizada (TC), la TC dinámica y la TC con 
multidetectores, y c) las pruebas funcionales respiratorias (la 
espirometría y la inspirometría en forma de curvas flujo/volu-
men), que permiten cuantificar el grado de la obstrucción y su 
localización, así como la limitación al flujo inspiratorio en las 
lesiones extratorácicas y al flujo espiratorio en las intratorácicas.
En este capítulo se estudian las enfermedades traqueales no 
neoplásicas, como las malformaciones congénitas, las com-
plicaciones traqueales derivadas de la instauración de una vía 
aérea artificial (intubación, traqueostomía), la traqueomalacia, 
la amiloidosis traqueal, la traqueobroncopatía osteocondro-
plástica y otros procesos traqueales infecciosos o sistémicos.
RECUERDO ANATÓMICO DE LA TRÁQUEA
La tráquea en un tubo cilíndrico que se inicia por debajo de 
las cuerdas vocales, aproximadamente a nivel de la sexta vérte-
bra cervical. Con una longitud de unos 12 cm en el hombre 
y de 11 cm en la mujer, se dirige hacia abajo y atrás, penetra 
en el tórax y a la altura de la quinta vértebra dorsal se bifurca 
en los dos bronquios principales. El ángulo de división de la 
carina traqueal varía entre 30 y 108°. Aunque sigue un trayecto 
medial, en su porción distal el cayado aórtico suele provocar un 
ligero desplazamiento de su pared izquierda hacia la derecha. 
Transversalmente, la tráquea tiene forma de herradura, con la 
pared posterior aplanada. Los diámetros transversales varían 
según el sexo y la talla. En el hombre son, por término medio, 
de 19,5 mm (11-30 mm) el anteroposterior y de 17,5 mm 
(11-26 mm) el transversal; en la mujer son algo inferiores.
ENFERMEDADES TRAQUEALES 
CONGÉNITAS
Las anomalías congénitas de las vías aéreas centrales (tráquea 
y bronquios) son poco habituales. Suelen provocar una obs-
trucción localizada en la región subglótica. La estenosis sub-
glótica se define como el estrechamiento de la luz de la vía 
aérea inmediatamente por debajo de las cuerdas vocales. Suele 
ser una estenosis en diafragma y concéntrica y puede afectar 
tanto a la parte membranosa como a los anillos cartilaginosos. 
Los síntomas (estridor o croup) se presentan en las primeras 
semanas de la vida. Es la malformación de la vía aérea más 
frecuente en los niños y en el 40% de los casos se precisa una 
traqueostomía urgente.
Otras causas de estenosis traqueales congénitas son las 
siguientes: a) las anomalías en los anillos cartilaginosos; 
b) las fístulas traqueoesofágicas, rara malformación que suele
coincidir con una estenosis o una atresia esofágica, cuya clí-
nica es característica por lo llamativo del paso del contenido
alimenticio al árbol traqueobronquial, y c) las estenosis por
compresión extrínseca de la pared traqueal debidas a anomalías 
vasculares. La TC torácica dinámica es un método diagnóstico
eficaz y no invasivo en la confirmación de estas anomalías, que 
inciden principalmente en la población infantil. Las alteracio-
nes de la motilidad traqueal y la traqueomalacia se especifican 
más adelante.
Un caso especial de anomalía de ramificación es el bronquio 
traqueal. Se trata de un bronquio que se origina en el extremo 
distal de la pared traqueal derecha. Puede ser un bronquio 
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Diagnóstico y tratamiento de las enfermedades traqueales no neoplásicas
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supernumerario verdadero o corresponder a un bronquio 
apical del lóbulo superior derecho desplazado hacia arriba y 
naciendo independientemente de la pared traqueal. A veces es 
todo el bronquio lobular superior derecho el que nace de la 
tráquea, en lugar de hacerlo del bronquio principal. No tiene 
significación patológica y su diagnóstico suele ser casual, al 
realizarse una exploración broncoscópica.
La traqueobroncomegalia o síndrome de Mounier-Kuhn es 
una dilatación anómala de la tráquea o los grandes bronquios. 
Predomina en los hombres y suele identificarse en torno a 
la cuarta década de la vida. El diagnóstico debe basarse en 
la existencia de un diámetro transversal de la tráquea supe-
rior a 2,5 cm (fig. 14.1). La dilatación traqueobronquial se 
acompaña a veces de un colapso espiratorio aumentado de la 
pared traqueobronquial posterior y de bronquiectasias difusas. 
Como el proceso de excreción bronquial está muy alterado, la 
clínica consiste en episodios repetidos de infecciones bronco-
pulmonares. El diagnóstico se establece por medio de técnicas 
radiológicas, que permiten cuantificar el calibre traqueal, o a 
través de una broncoscopia, con la que se observa el aumento 
del calibre de la vía aérea, la malacia y la existencia de grandes 
criptas transversales en la pared posterior, en ocasiones repletas 
de secreciones mucopurulentas.
COMPLICACIONES TRAQUEALES 
POSTINTUBACIÓN O POSTRAQUEOSTOMÍA
Las complicaciones secundarias a la instauración de una vía 
aérea artificial (tubo endotraqueal o traqueostomía) son un 
problema clínico creciente debido al mayor uso de este proce-
dimiento. En principio tienen más riesgo de complicaciones 
los pacientes ingresados en una unidad de cuidados intensivos 
por enfermedades complejas y con intubaciones prolongadas 
que los sometidos a una ventilación asistida durante un corto 
período de tiempo, por ejemplo por una intervención quirúr-
gica. La incidencia de estas complicaciones es muy variable y 
oscila entre el 0,5 y el 20% según las series. Pueden afectar a 
la laringe o a la tráquea y se distinguen dos tipos de lesiones: 
a) las complicaciones precoces, en forma de edema, disfunción 
o ulceraciones laríngeas, que en su mayoría tienen una evo-
lución favorable espontánea, y b) las complicaciones tardías, 
generalmente más graves por las consecuencias clínicas que 
ocasionan, consistentes en sinequias de las cuerdas vocales, 
granulomas subglóticos, malacia traqueal, estenosis subglóticas 
y estenosis traqueales. Son la causa más frecuente de estenosis 
traqueales intrínsecas adquiridas.
Las estenosis traqueales pueden localizarse a distintos niveles 
en relación con la vía aérea artificial establecida, fundamen-
talmente los siguientes: a) por encima del balón hinchable, 
a causa de las frecuentes secreciones retenidas a dicho nivel; 
b) en el lugar del traqueostoma, por un traumatismo de la pared 
anterior durante la realización de la traqueostomía o por una 
cicatrización anómala; c) a la altura del manguito, por la exce-
siva presión de este sobre la pared traqueal, y d) en el extremo 
distal de la vía aérea artificial, por un traumatismo continuado 
sobre la mucosa. En diversas publicaciones se han valorado los 
factores que intervienen en la génesis de las estenosis traqueales 
postintubación o postraqueostomía. Las lesiones isquémicas 
de la mucosa, debidas a lapresión ejercida por el manguito 
hinchable sobre la pared traqueal, parecen ser el factor más 
importante. De ahí la conveniencia de usar tubos con un balón 
de baja presión, habituales en la práctica clínica, y de vigilar 
periódicamente la presión con unos manómetros adecuados.
Los signos y síntomas de la estenosis traqueal dependen de 
su localización y del grado de obstrucción que provoca en la 
vía aérea del paciente. Las manifestaciones clínicas aparecen 
cuando la luz traqueal se reduce en un 75% de su calibre nor-
mal. Este hecho explica la existencia de estenosis traqueales 
asintomáticas, difíciles de detectar si no se llevan a cabo explo-
raciones endoscópicas sistemáticas en todo paciente sometido 
a una intubación o a una traqueostomía prolongada. La disnea, 
el estridor, las sibilancias o la insuficiencia respiratoria son los 
síntomas mayores que pueden presentarse días o meses des-
pués de retirar la vía aérea artificial. Otro signo de estenosis 
traqueal es la intubación difícil.
La radiografía simple de tórax puede detectar una obs-
trucción de la tráquea, pero es un método poco sensible. La 
broncofibroscopia es el procedimiento diagnóstico más eficaz 
en la identificación precoz de la estenosis traqueal, así como 
para el seguimiento posterior. La visión directa permite definir 
y situar la lesión estenótica y valorar la causa y el grado de obs-
trucción, que condicionan las opciones terapéuticas (fig. 14.2). 
En las estenosis agudas que cursan con un enrojecimiento de la 
mucosa o con lesiones granulomatosas, sin grave compromiso 
FIGURA 14.1
Traqueobroncograma de una traqueobroncomegalia. Obsérvese la dilatación 
patológica de la tráquea y de los bronquios, principal característica de la 
traqueobroncomegalia. Por cortesía del Dr. A. Xaubet Mir.
FIGURA 14.2
Visión endoscópica de varias estenosis traqueales inflamatorias. 
A y B. Granulomas traqueales secundarios a una cánula de traqueostomía. 
C. Estenosis traqueal fibrosa de 5 mm de diámetro.
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SECCIÓN III
Enfermedades de las vías aéreas
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ventilatorio para el paciente, los corticoesteroides sistémicos 
pueden ser útiles. En las estenosis cicatriciales los bordes suelen 
ser lisos y concéntricos. La broncoscopia debe precisar no solo 
la longitud y el diámetro de la obstrucción, sino también la 
distancia a dos puntos de referencia: la carina traqueal y las 
cuerdas vocales. Otras exploraciones diagnósticas no invasivas, 
como la TC torácica, también objetivan de forma precisa la 
extensión de la zona estenosada, así como las características de 
la propia pared traqueal y los tejidos circundantes.
El tratamiento de una estenosis traqueal crónica, cuando 
la lesión está bien establecida, depende de los síntomas y del 
compromiso ventilatorio que tenga el enfermo. Las técnicas de 
resección endoscópicas con láser, electrocauterio o argón-gas 
y las dilataciones mecánicas son rápidas y eficaces, y resuel-
ven con facilidad los problemas urgentes. La reconstrucción 
traqueal quirúrgica es un método más resolutivo y definitivo.
TRAQUEOMALACIA
El término traqueomalacia hace referencia a un aumento exa-
gerado de la colapsabilidad traqueal, superior al movimiento 
traqueal fisiológico. Se debe a una excesiva debilidad de la 
tráquea, frecuentemente por reducción y atrofia de las fibras 
elásticas longitudinales de la parte membranosa, a veces aso-
ciada con una alteración de la integridad del cartílago tra-
queal. Esta alteración se manifiesta especialmente cuando 
aumenta la presión intratorácica con maniobras como la de 
Valsalva, la espiración (forzada) o la tos. Cuando el problema 
incluye también a los bronquios principales o lobulares se 
denomina traqueobroncomalacia. Algunos autores reservan 
el término traqueomalacia para el colapso producido por una 
afectación de la pared cartilaginosa y hablan de colapso espi-
ratorio excesivo si la obstrucción se produce a expensas de la 
pared posterior o membranosa de la tráquea, con respeto de 
la parte cartilaginosa.
En los niños y los adultos pueden existir formas congénitas 
de traqueomalacia como consecuencia de una inmadurez del 
cartílago traqueal. Estas formas congénitas son generalmente 
idiopáticas y pueden manifestarse a diferentes edades. En oca-
siones se asocian con otras malformaciones o enfermedades 
que afectan al cartílago o al colágeno, como por ejemplo la 
traqueomegalia (síndrome de Mounier-Kuhn), la policon-
dritis, la condromalacia, el síndrome de Ehlers-Danlos o las 
mucopolisacaridosis, entre otras. Entre las formas adquiridas 
o secundarias de traqueomalacia, las debidas a una intubación 
traqueal son las más habituales, en especial si se dan factores 
coadyuvantes, como intubaciones recurrentes o prolonga-
das, uso de dosis altas de glucocorticoesteroides sistémicos o 
sobrepeso. La presencia de un tubo traqueal puede generar una 
estenosis traqueal, como anteriormente se ha comentado, pero 
también suele ser causa de una traqueomalacia segmentaria por 
pérdida del tejido cartilaginoso en la zona del balón de sellado 
del tubo. Otras causas de traqueomalacia secundaria son el ser 
portador de una traqueostomía, los procesos inflamatorio-
infecciosos (p. ej., las traqueítis de repetición), la compresión 
extrínseca prolongada (bocio endotorácico, aneurisma vas-
cular), el tabaquismo, etc.
La incidencia de la traqueomalacia no se conoce bien. En 
diversas series de pacientes sometidos a una broncoscopia 
por diferentes indicaciones se ha descrito una colapsabilidad 
traqueal superior al 50% con los movimientos respiratorios 
en el 2 al 10% de los casos. Es más frecuente en los hombres 
a partir de los 50 años de edad. Las formas congénitas, con 
aparición de síntomas en la infancia, son raras. Los síntomas no 
son específicos y a veces pueden atribuirse a otras enfermedades 
o coexistir con estas (asma, enfermedad pulmonar obstructiva 
crónica, tabaquismo, obstrucciones intraluminales, crisis de 
ansiedad, cardiopatías, bronquitis de repetición, etc.), lo que 
dificulta el manejo clínico y el diagnóstico diferencial. Los 
pacientes con una traqueomalacia pueden presentar disnea y 
estridor. Es característica la tos, a menudo en forma de crisis 
de «tos perruna», que los individuos sufren especialmente al 
incrementarse la ventilación (hablar, reír, esfuerzos, etc.). Las 
crisis de tos y la disnea pueden ser limitantes y en los casos 
graves acompañarse de otros fenómenos, como síncopes, espu-
tos hemáticos, reflujo gastroesofágico, infecciones de repe-
tición, retención de secreciones respiratorias, dificultad para 
expectorar, apneas o, incluso, situaciones de riesgo vital que 
obligan a intubar al paciente. En los casos graves, la ausencia 
de un incremento de las resistencias pulmonares cuando el 
paciente se intuba y ventila mecánicamente con una presión 
positiva, asociada o no con una reaparición de los síntomas 
tras la retirada de la ventilación mecánica, puede orientar hacia 
un problema funcional o dinámico de la vía aérea superior. 
También ayuda a descartar otras causas de fracaso respiratorio 
que cursan con un ataque grave de asma.
La sospecha clínica de una traqueomalacia es muy impor-
tante, ya que permite indicar las exploraciones diagnósticas 
adecuadas y evitar tratamientos innecesarios (broncodilatado-
res, antitusígenos, mucolíticos, etc.). La práctica de traqueo-
broncogramas está en desuso. El análisis espirométrico de 
las curvas flujo-volumen puede ser de utilidad al mostrar 
una reducción del flujo espiratorio, con una disminución 
del cociente entre el flujo espiratorio y el inspiratorio al 50% 
por debajo de 0,8. La radiología de tórax (TC, resonancia), 
especialmente incluyendo el estudio dinámico, puede ser 
muy orientativa y aportar información adicionalsobre las 
estructuras adyacentes, el mediastino, etc. Una variación del 
diámetro traqueal con los movimientos respiratorios hasta 
de un 35% se considera como fisiológica. La mayoría de los 
autores coincide en establecer que existe un aumento de la 
colapsabilidad por encima del 35% y se considera que el 
término traqueomalacia es aplicable cuando el cambio del 
diámetro traqueal es mayor del 50%. El diagnóstico de certeza 
debe establecerse con un estudio endoscópico. La observación 
del grado de colapsabilidad traqueal debe hacerse con la 
colaboración del paciente con maniobras de tos, así como de 
inspiración-espiración forzadas (fig. 14.3). Por ese motivo, en 
un paciente paralizado o profundamente sedado o ventilado 
mecánicamente con una presión positiva, la malacia puede 
pasar desapercibida. El estudio broncoscópico también permi-
te establecer la gravedad de la traqueomalacia, considerándose 
leve o grado I cuando el cambio del diámetro es mayor del 
50%, pero menor del 75%; moderada o grado II cuando es 
mayor del 75%, y grave o grado III cuando es del 100% con 
los movimientos respiratorios no forzados, lo que significa 
que existe contacto entre la pared posterior y la anterior de 
la tráquea durante la espiración.
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Tratamiento
Conviene destacar que muchos de los pacientes con una 
traqueomalacia no requieren tratamiento específico alguno, 
porque su diagnóstico puede ser incidental o los síntomas 
mejorar con medidas conservadoras o sintomáticas. La historia 
natural de estos enfermos es variable de unos casos a otros. 
La fisioterapia se destina a mejorar el control del trabajo y los 
flujos ventilatorios, lo que puede ser de ayuda. Es importante 
el tratamiento adecuado de las posibles neumopatías asociadas 
(asma, enfermedad pulmonar obstructiva crónica), para tratar 
de evitar situaciones que empeoren los síntomas, como son el 
broncoespasmo o la hipersecreción bronquial.
Cuando las medidas conservadoras fallan y el individuo 
sigue sintomático pueden contemplarse otras opciones, que 
deben llevarse a cabo en centros especializados. La ventilación 
mecánica con presión positiva (presión positiva continua en 
la vía aérea [CPAP] nasal) puede emplearse en momentos en 
los que se incrementen los síntomas para reducir el colapso 
dinámico. De todas formas su utilización crónica a largo plazo 
aún no está bien establecida.
Otras opciones que considerar en casos muy seleccionados 
se describen a continuación. En los pacientes con una tra-
queomalacia localizada puede plantearse una traqueostomía 
inferior a la zona afecta o, incluso, una resección de la zona 
con reconstrucción y anastomosis terminoterminal. Entre 
los procedimientos quirúrgicos, cabe señalar que algunos 
pacientes pueden ser tratados con éxito mediante prótesis tra-
queales externas a modo de «calcetín o anillo», con diferentes 
materiales que imitan en consistencia al tejido cartilaginoso. 
Recientemente se han descrito algunos sujetos que han sido 
tratados con una lámina de polietileno semirrígida, suturada 
a la parte membranosa posterior traqueal a través de una 
toracotomía posterolateral. Por otro lado, existe una amplia 
variedad de endoprótesis (stents), generalmente autoexpan-
dibles y colocables mediante una broncoscopia (flexible o 
rígida). Las prótesis metálicas no son una buena elección 
porque son más difíciles de retirar y comportan un mayor 
riesgo de complicaciones. Las prótesis de silicona son más 
seguras, pero tienen el inconveniente de la migración. Existen 
prótesis híbridas y biodegradables, que ofrecen resultados 
preliminares prometedores, pero que no se han evaluado 
suficientemente en esta enfermedad. El beneficio obtenido 
con la colocación de prótesis es variable y controvertido. 
Muchos individuos mejoran clínicamente tras la colocación 
de la prótesis, sobre todo en las formas idiopáticas o en las 
policondritis. Sin embargo, el beneficio es a veces parcial 
o transitorio, o aparecen complicaciones secundarias a la 
prótesis que obligan a su retirada. La traqueoplastia y la sus-
titución traqueal son técnicas en desarrollo. La información 
sobre su utilidad es muy limitada.
AMILOIDOSIS TRAQUEOBRONQUIAL
La amiloidosis es una enfermedad caracterizada por el depósito 
anormal de sustancia amiloide (material proteináceo) en la 
matriz extracelular de los tejidos. La afectación del sistema res-
piratorio puede formar parte de un proceso sistémico o puede 
ser primaria e implicar al parénquima pulmonar o al árbol 
traqueobronquial. Es una entidad rara, descrita por Lesser en 
1877, de la que se conocen tres formas de presentación res-
piratoria: a) la neumopatía difusa intersticial; b) los nódulos 
pulmonares únicos o múltiples (amiloidomas), y c) la infil-
tración submucosa traqueobronquial localizada o difusa.
La clínica y el pronóstico dependen de la localización ana-
tómica del material amiloide. La forma traqueobronquial es 
más frecuente que la afectación parenquimatosa. Esta variedad 
predomina en los hombres y suele aparecer entre los 50 y los 
60 años de edad. La amiloidosis traqueobronquial se carac-
teriza por la presencia de placas submucosas multifocales de 
amiloide, distribuidas por la pared de la tráquea y los grandes 
bronquios. En pocos casos la lesión puede adoptar la forma 
de una nodulación única o tumor-like y simular una neoplasia 
bronquial. Las manifestaciones clínicas consisten en tos, sibi-
lancias, hemoptisis, disnea progresiva o procesos infecciosos 
de repetición, según el grado de obstrucción de las vías aéreas 
que se produzca.
La radiografía de tórax suele ser normal en más del 50% 
de los casos. La TC torácica es más sensible y puede detec-
tar irregularidades en la luz de la tráquea y en los bronquios 
principales. La broncoscopia permite establecer el diagnós-
tico preciso al evidenciar anomalías en la pared traqueal, en 
forma de protrusiones nodulares de la mucosa, de tamaño 
y forma variables y coloración amarillenta-rosada. El material 
obtenido con la biopsia se tiñe con rojo Congo, lo que carac-
teriza a la sustancia amiloide, que se deposita en el corion 
como una sustancia amorfa y eosinofílica. La microscopia elec-
trónica también puede ser útil en la confirmación diagnóstica. 
La evolución de la amiloidosis traqueobronquial es lenta y su 
pronóstico es incierto.
No existe un tratamiento específico para esta enfermedad. 
En los pacientes con síntomas mínimos, con función pulmonar 
normal y sin una obstrucción relevante de las vías aéreas no 
se requiere intervención terapéutica alguna. Basta con vigilar 
al enfermo con una TC torácica y con pruebas de función 
pulmonar periódicas para detectar la posible progresión de la 
FIGURA 14.3
Imágenes endoscópicas del extremo distal de la tráquea y de los orificios 
bronquiales principales en una traqueomalacia de grado II. (V. lámina en 
color al final del libro.)
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SECCIÓN III
Enfermedades de las vías aéreas
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enfermedad. En general, la afectación de la vía aérea proximal 
(laringe y tráquea) tiene peor pronóstico. Las opciones terapéu-
ticas descritas se deben relacionar con el grado de estenosis que 
exista. El tratamiento local mediante técnicas endoscópicas de 
resección con láser o crioterapia, las dilataciones mecánicas 
o la colocación de endoprótesis son eficaces en los enfermos 
sintomáticosque cursan con una obstrucción traqueal o bron-
quial significativa. En ocasiones estas técnicas de resección 
endoscópicas deben ser repetitivas. La radioterapia externa 
es otra modalidad terapéutica propuesta cuando no pueden 
aplicarse procedimientos endoscópicos. Las experiencias des-
critas se limitan a pocos casos. La dosis de 20 Gy aplicada en 
10 fracciones sobre las áreas afectadas ha conseguido resultados 
beneficiosos.
TRAQUEOBRONCOPATÍA 
OSTEOCONDROPLÁSTICA
La traqueobroncopatía osteocondroplástica es una enferme-
dad rara y benigna que afecta, de modo localizado o difuso, 
a la tráquea y a los grandes bronquios. Se caracteriza por la 
existencia de islotes cartilaginosos u óseos en la submucosa, 
sin relación aparente con los cartílagos normales. La etiología, 
la patogenia y la historia natural de la enfermedad no se han 
aclarado. Para algunos autores podría representar la fase evo-
lutiva final de la amiloidosis traqueobronquial. Se ha asociado 
también con la ocena y no se ha demostrado relación alguna 
con el metabolismo del calcio ni del fósforo. El proceso suele 
descubrirse en la edad adulta, sin observarse predominio en 
ningún sexo. Puede evolucionar de modo asintomático y, en 
estos casos, el diagnóstico es casual, ya sea con motivo de 
la práctica de una TC torácica o de una broncoscopia. Otras 
veces cursa con tos seca persistente, expectoración hemáti-
ca o infecciones respiratorias de repetición. En las formas 
traqueales difusas la TC torácica es diagnóstica, al detectar 
múltiples nodulaciones calcificadas en la luz traqueal, crecien-
do desde la pared anterolateral. La broncofibroscopia tiene 
mayor precisión y sensibilidad diagnósticas por el aspecto 
endoscópico característico de las lesiones. La pared traqueal 
muestra múltiples formaciones irregulares de consistencia 
dura, que implican selectivamente a la pared anterior y lateral 
y que dejan libre la pared posterior o membranosa. Las lesio-
nes pueden ser difusas o circunscribirse a un área del árbol 
traqueobronquial. La biopsia de estos islotes cartilaginosos u 
óseos puede ser difícil con las pequeñas pinzas del broncofi-
broscopio. Sin embargo, la alteración endoscópica, junto con 
la imagen topográfica, se consideran suficientemente demos-
trativas, por lo que no se justifica el repetir la toma de biop-
sias con técnicas intervencionistas para obtener un material 
útil para un diagnóstico histológico preciso. La dureza de las 
lesiones, su coloración blanquecina y el hecho de respetar la 
pared posterior permiten distinguir esta enfermedad de otros 
procesos o anomalías que pueden ocasionar imágenes endos-
cópicas similares, como la carcinomatosis, los papilomas, los 
fibromas, etc.
La repercusión funcional de la enfermedad es variable 
y depende del grado de disminución del calibre traqueal o 
bronquial. Según su localización predominante se determina 
la existencia de un síndrome obstructivo extra o intratorácico. 
La evolución de la traqueobroncopatía osteocondroplástica es 
muy lenta y su pronóstico depende de la extensión del proceso. 
No se conoce tratamiento específico.
MANIFESTACIONES TRAQUEALES 
DE OTRAS ENFERMEDADES
La policondritis, enfermedad autoinmune del tejido conecti-
vo, puede afectar a las vías aéreas como una inflamación de 
las zonas cartilaginosas (nariz, laringe, tráquea y bronquios 
principales). Las infecciones pulmonares de repetición son 
la circunstancia que condiciona la morbilidad y la morta-
lidad de estos pacientes. Las manifestaciones radiológicas 
se traducen en irregularidades difusas en la pared traqueo-
bronquial, a veces con calcificaciones y con un aumento del 
colapso espiratorio. En la broncoscopia, el colapso espiratorio 
suele ser circular, con afectación de todas las paredes traqueo-
bronquiales. Además del tratamiento con antibióticos y con 
corticoesteroides, la ventilación mecánica con presión positiva 
suele ser eficaz.
La granulomatosis de Wegener produce con frecuencia ano-
malías traqueobronquiales. La participación de las estructuras 
traqueales ocurre en el 7 al 10% de los casos. En la TC torácica 
los anillos traqueales pueden estar calcificados y las lesiones 
granulomatosas, además de afectar a la laringe, suelen ocasio-
nar una estenosis de la tráquea subglótica.
Es muy rara la aparición de granulomas sarcoideos en la trá-
quea. La afectación endobronquial en la sarcoidosis se observa 
en un 1% de los casos. Suelen ser lesiones nodulares localiza-
das en la bifurcación de los grandes bronquios, secundarias a 
los conglomerados adenopáticos mediastínicos.
Entre las enfermedades infecciosas que pueden dar manifes-
taciones traqueales se encuentra la papilomatosis traqueo-
bronquial, causada por el virus del papiloma humano. Se 
manifiesta con múltiples nódulos de diversos tamaños, que 
protruyen en la luz de la tráquea y de los bronquios centrales, 
así como en la laringe. Aunque los papilomas son lesiones 
benignas, pueden evolucionar hacia la malignización y trans-
formarse en carcinomas escamosos.
Otras infecciones, como la tuberculosis, la coccidioido-
micosis, la histoplasmosis, la aspergilosis y el rinoescleroma 
(Klebsiella rhinoscleromatis) pueden provocar una estenosis 
de las vías aéreas, pero de manera más focal que difusa. La 
broncoscopia permite confirmar el diagnóstico mediante el 
análisis microbiológico o histopatológico de las muestras 
obtenidas.
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