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243 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Sarcoidosis CONCEPTO La sarcoidosis es una enfermedad sistémica de causa descono- cida, caracterizada desde un punto de vista histopatológico por la presencia de granulomas no caseificantes en los órganos afec- tados. Aparece en adultos jóvenes y se localiza principalmente en el pulmón, la piel, los ganglios linfáticos y el globo ocular. Aproximadamente en el 90% de los casos implica al pulmón, lo que se traduce por la aparición de adenopatías hiliares con o sin una lesión intersticial acompañante. EPIDEMIOLOGÍA La incidencia de la sarcoidosis es difícil de establecer como consecuencia de la variabilidad de los síntomas y los distin- tos métodos diagnósticos empleados. Tiene una distribución mundial y se observa en ambos sexos y en todas las razas. La prevalencia estimada es de 5 a 20 casos por cada 100.000 habi- tantes, con una gran variación entre los distintos países. Es más frecuente en el norte de Europa y en la población de raza negra americana, en la que además la enfermedad es más grave. Afecta sobre todo a los adultos menores de 45 años de edad, con un pico de incidencia que se sitúa entre los 20 y los 30 años. Pre- domina ligeramente en las mujeres. En más de la mitad de los casos, su diagnóstico se realiza de manera imprevista o casual. ETIOLOGÍA El agente causal de esta enfermedad no se conoce. El hecho de que la localización primordial sea la pulmonar hace supo- ner que el origen pudiera relacionarse con alguna sustancia medioambiental o infecciosa. En este sentido la exposición al berilio, al aluminio y al circonio provoca una respuesta granulomatosa similar a la de la sarcoidosis. Se han propuesto numerosos agentes infecciosos como causantes de la respuesta inflamatoria de este proceso. La aparente transmisión de la enfermedad después de un trasplante cardíaco o de médula ósea apoya esta posibilidad. Al respecto, se han encontrado secuencias de ácido desoxirribonucleico (ADN) del Herpesvirus humano de tipo 8 en muestras de tejido pulmonar de pacientes con una sarcoidosis. Por otra parte, se ha descrito una posible asociación con la infección por Yersinia enterocolítica, ya que esta bacteria provoca un cuadro clínico muy similar, caracte- rizado por un eritema nodoso y artralgias. Mediante técnicas de reacción en cadena de la polimerasa se han detectado res- tos de ADN y ácido ribonucleico (ARN) de Mycobacyterium tuberculosis, Propionibacterium acnes y Borrelia burgdorferi en muestras de tejido sarcoideo. Dada la similitud histológica del granuloma sarcoideo con el tuberculoso, el agente infeccioso que más frecuentemente se ha propuesto como causante de la enfermedad es M. tuberculosis. Sin embargo, hasta ahora no hay datos suficientes como para atribuir a ningún microorganismo la responsabilidad etiológica de la sarcoidosis. En la actualidad la teoría más aceptada postula que la sar- coidosis puede ser el resultado final de una respuesta inmune e inflamatoria característica, que conduce a la aparición de granulomas como reacción frente a agentes medioambientales desencadenantes quizá múltiples, desconocidos y de distribu- ción ubicua, en personas genéticamente predispuestas. PATOGENIA Factores genéticos La aparición de casos de la enfermedad entre varios miembros de una misma familia apoya la posibilidad de que exista una predisposición genética. Esta asociación es más fuerte entre las personas de raza negra que en los caucásicos (odds ratio de 18 frente a 2,8). Dado que en la patogenia de la sarcoidosis inter- vienen el reconocimiento, el procesamiento y la presentación de los antígenos, se ha estudiado la posibilidad de que exista una relación con los genes vinculados con el antígeno leuco- citario humano (HLA). En efecto, la susceptibilidad a padecer la enfermedad se asocia con los antígenos HLA-A1, B8 y DR3. Por otro lado, la presencia de los antígenos HLA-B12 y DR4 confiere un pronóstico favorable. Además, la prevalencia de los antígenos HLA-DR3 y DR4 es mayor en las mujeres y la del antígeno DR5 en los hombres. Los antígenos HLA-B13 y B35 se relacionan con un inicio precoz de la enfermedad, mientras que los HLA-A30, B8, DR3 y DR4 lo hacen con un comienzo más tardío. Estudios recientes llevados a cabo en Suecia han demostrado que casi todos los casos de sarcoidosis positivos para el antígeno DRB103 se resuelven en un período de 2 años, mientras que solo evoluciona de esa forma el 49% de los que son DRB103 negativos. El HLA-B27 se encuentra cuando la enfermedad se localiza en el pulmón. Finalmente, los genes que codifican el factor de necrosis tumoral α (TNF-α), el interferón γ (IFN-γ) y algunos receptores de citocinas también podrían ser 31 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IV Enfermedades pulmonares parenquimatosas difusas 244 candidatos lógicos debido a sus funciones, pero hasta la fecha no se ha confirmado la existencia de asociación alguna entre dichos genes y la sarcoidosis. Algunos polimorfismos, como los de la ciclooxigenasa-2, parecen relacionarse, asimismo, con una mayor susceptibilidad para la aparición de la enfermedad, pero no influyen en la gravedad de las lesiones. Inmunopatogenia El desarrollo y la acumulación de granulomas en diversos órganos es la alteración que caracteriza a la sarcoidosis. Con técnicas de inmunohistoquímica se demuestra que la mayoría de los linfocitos del granuloma son CD4 positivos, si bien en la periferia de la lesión también existen linfocitos CD8 positivos. Los macrófagos alveolares pulmonares desempeñan un papel clave en la patogenia de este proceso. Son los encargados del procesamiento y la presentación de los antígenos a las células inmunocompetentes, dando así inicio a la alveolitis linfocítica propia de la enfermedad. El dato cardinal es la presencia de linfocitos T CD4 positivos, que interactúan con las células presentadoras de antígenos para poner en marcha la formación y el mantenimiento de los granulomas. En el fluido broncoal- veolar es la norma que se observe un aumento del cociente entre los linfocitos CD4 y los CD8, lo que se une a la depleción de linfocitos CD4 en la circulación periférica. Los linfocitos CD4 se diferencian a linfocitos cooperadores (helper) de tipo 1 y segregan, fundamentalmente, interleucina 2 (IL-2) e IFN-γ. Por otro lado, aumentan la producción de TNF-α por parte de los macrófagos, con lo que se amplía localmente la mag- nitud de la respuesta inmune. El TNF-α es quizá el factor más importante entre los liberados por los macrófagos alveolares y resulta imprescindible para la formación de granulomas. La trascendencia de esta citocina en la patogenia de la sarcoidosis se deduce con claridad cuando se recuerda la eficacia de los tratamientos anti-TNF en esta enfermedad. Además de la pro- liferación local de los linfocitos bajo la influencia de la IL-2, estas células también se reclutan hacia el pulmón gracias a la atracción que ejercen otras interleucinas. El granuloma sarcoideo puede persistir en el tiempo, desa- parecer o evolucionar hacia la fibrosis. En los casos que evolu- cionan hacia la cronicidad, los macrófagos alveolares se activan en el contexto de la respuesta celular predominante de tipo Th-2 y producen grandes cantidades de fibronectina y citocinas, como la citocina ligando de la cadena 18 (CCL18). La CCL18 activa la producción de colágeno por parte de los fibroblastos pulmonares, lo que a su vez induce una mayor producción de CCL18, creando un mecanismo de retroalimentación positiva, que conduce finalmente al desarrollo de una fibrosis pulmonar. Sin embargo, el motivo por el que algunos pacientes presen- tan una resolución espontánea de la enfermedad y otros una fibrosisprogresiva sigue sin conocerse. ANATOMÍA PATOLÓGICA El rasgo anatomopatológico característico de la sarcoidosis es el granuloma no caseificante. Este granuloma es una reacción inflamatoria focal, crónica, formada por la acumulación de células epitelioides gigantes, monocitos, linfocitos, macrófagos y fibroblastos. Las células gigantes pueden contener inclusiones citoplasmáticas, como los cuerpos asteroides o los cuerpos concoides de Schaumann. La porción central del granuloma está formada predominantemente por linfocitos CD4 positivos, mientras que los linfocitos CD8 positivos se encuentran en la zona periférica. El granuloma sarcoideo puede sufrir una fibrosis, proceso que se inicia en la periferia y finaliza con la completa hialinización del granuloma. Ocasionalmente puede producirse una necrosis, que suele ser poco extensa. Los granulomas se encuentran en cualquier órgano afectado por la enfermedad, sobre todo en los ganglios linfáticos, el pulmón, el hígado, el bazo y la piel. En el pulmón, el 75% de los granulomas se localiza en el tejido peribroncovascular, en los tabiques interlobulillares y en el tejido intersticial subpleural. MANIFESTACIONES CLÍNICAS En casi la mitad de los casos, la enfermedad es un hallazgo casual. Los síntomas con frecuencia se presentan de forma insidiosa y se asocian con una posible repercusión multisis- témica de la enfermedad, cursando con pérdida de peso, aste- nia y anorexia. En el 15-20% de las ocasiones existe fiebre, habitualmente no alta. La inflamación sistémica contribuye a la aparición de una debilidad muscular generalizada, que conlleva una cierta intolerancia al ejercicio. Los síntomas y los signos pueden relacionarse con el compromiso de los órganos y sistemas en los que se localiza la enfermedad. ● Afectación pulmonar. Los pulmones están implicados en el 90% de los casos. La alteración pulmonar suele manifes- tarse con tos seca y disnea de esfuerzo. El dolor torácico es poco común. Tampoco son habituales la hemoptisis o el compromiso pleural. En los raros casos en los que existe una lesión endobronquial pueden aparecer sibilancias. La enfermedad se clasifica en atención a la afectación radiológica pulmonar observable (cuadro 31.1). En las figuras 31.1 a 31.3 se muestran las diferentes manifes- taciones radiológicas torácicas de la sarcoidosis. ● Afectación de la vía aérea. La sarcoidosis puede afectar tanto a la vía aérea superior como a la inferior. La lesión endobronquial ocurre en el 40% de los pacientes que están en el estadio I y aproximadamente en el 70% de los que se encuentran en los estadios III y IV. También pueden aparecer granulomas endobronquiales o estenosis lumina- les por una afectación peribronquial (fig. 31.4). La estenosis clínicamente significativa es inusual, pero es difícil de tratar en los casos graves. En la vía aérea superior pueden aparecer granulomas en la submucosa de la laringe, la faringe y los senos paranasales. Se ha descrito la posibilidad de un sín- drome de apneas e hipopneas obstructivas del sueño por una afectación epiglótica. En el 20% de los enfermos puede existir una hiperreactividad bronquial, que suele ocasionar tos, sibilancias y disnea, que son independientes de la enfer- medad bronquial. ● Síndrome de Löfgren. Se denomina así a la asociación de un eritema nodoso con adenopatías hiliares bilaterales, poliar- tralgias y fiebre. Es la forma de presentación aguda de la sarcoidosis, mucho más frecuente en las mujeres jóvenes. En los varones puede cursar sin un eritema nodoso, pero con una artritis bilateral localizada en los tobillos. Tiene un buen Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 31 Sarcoidosis 245 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Cuadro 31.1 ESTADIOS RADIOLÓGICOS DE LA SARCOIDOSIS SEGÚN LA RADIOGRAFÍA DE TÓRAX Estadio 0 No hay alteraciones en la radiografía de tórax Estadio I El único hallazgo son adenopatías hiliares bilaterales Las adenopatías se asocian con un agrandamiento de la cadena paratraqueal derecha de los grupos ganglionares de la ventana aortopulmonar (50%) y de los de la región subcarinal (20%). No hay afectación parenquimatosa pulmonar. Es posible su calcificación en forma de cáscara de huevo. En el 75% de los casos se produce una regresión de la enfermedad en los 3 años siguientes, mientras que en el 10% de los casos el agrandamiento ganglionar persiste durante más de 10 años Estadio II Existen adenopatías hiliares bilaterales junto con una afectación parenquimatosa El patrón más frecuente es el intersticial reticulonodulillar, de predominio en los campos medios y superiores. Esta forma de presentación se da en el 25% de los casos. De ellos, dos tercios evolucionan hacia la resolución espontánea, mientras que el resto se mantiene estable o progresa lentamente Estadio III Existe una afectación parenquimatosa intersticial sin afectación ganglionar La afectación pulmonar es bilateral y simétrica, de predominio en los campos superiores. Se produce por la ocupación del intersticio peribroncovascular y los tabiques interlobulillares y subpleurales por conglomerados de granulomas. Los patrones radiográficos que aparecen más habitualmente son el nodulillar (30-60%) y el reticulonodulillar (25-50%). Con menos frecuencia se observa un patrón reticular (15-20%) u opacidades en vidrio deslustrado (2%) En ocasiones los nódulos pueden aparecer como múltiples opacidades redondeadas, compactas, con bordes bien delimitados y mayores de 1 cm, que se asemejan a metástasis. Esta forma de presentación se suele denominar sarcoidosis nodular Estadio IV Hay fibrosis pulmonar Esta fase de la enfermedad se caracteriza por la existencia de una fibrosis pulmonar, con pérdida de volumen, áreas en panal de abejas con bronquioloectasias de tracción, quistes y áreas de enfisema. También aparecen conglomerados nodulares y una cierta retracción hiliar por la fibrosis FIGURA 31.1 Radiografía posteroanterior de tórax en la que se observan unas adenopatías hiliares bilaterales y paratraqueales derechas en un paciente con una sarcoidosis. FIGURA 31.2 Tomografía computarizada de tórax en la que se observa una afectación intersticial micronodular en un paciente con una sarcoidosis. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IV Enfermedades pulmonares parenquimatosas difusas 246 pronóstico, con un alto porcentaje de remisiones espontá- neas. Es la única forma de sarcoidosis en la que, para hacer el diagnóstico, dado lo característico de las manifestaciones clínicas, no es necesario recurrir a la toma de biopsias. ● Afectación cutánea. Aparece en el 20% de los pacientes. Las lesiones son muy variadas. Pueden distinguirse lesio- nes específicas (con granulomas en la biopsia) y lesiones no específicas (sin granulomas en la biopsia). Las primeras son la sarcoidosis papular —que predomina en la cara y los párpados—, la sarcoidosis nodular, la sarcoidosis macu- lopapular, la sarcoidosis en placas y el lupus pernio. Este último se caracteriza por cursar con lesiones confluentes, las cuales conforman placas induradas, que se asocian con una despigmentación y que aparecen en la nariz o, con menos frecuencia, en las mejillas, los labios y el pabellón auricular. A menudo se acompaña de quistes óseos y de una fibrosis pulmonar. Su evolución es insidiosa y las remisiones son raras. Puede ocasionar graves problemas estéticos. Su pre- sencia se relaciona con una enfermedad crónica en la que predomina laafectación extrapulmonar. Entre las lesiones no específicas la más frecuente es el eritema nodoso. Se trata de una lesión indurada, a veces dolorosa, de color violáceo, que aparece en la cara anterior de las piernas. Es una panicu- litis que no tiene granulomas, por lo que no se recomienda tomar biopsia alguna para el diagnóstico de la sarcoidosis. Las articulaciones adyacentes pueden ser dolorosas o tener signos inflamatorios. Suele resolverse espontáneamente en 6-8 semanas. Es raro que origine episodios recurrentes. Otras anomalías no específicas son las erupciones maculo- papulares en el tronco, el cuero cabelludo y el cuello. En ocasiones aparecen en zonas de cicatrices o sobre tatuajes y pueden surgir en áreas de hipo- o hiperpigmentación. Las lesiones cutáneas de la sarcoidosis no se ulceran ni causan dolor o prurito. ● Afectación ocular. Aparece hasta en el 20% de los casos. Las lesiones más habituales son la uveítis anterior (iridociclitis), la uveítis posterior (coriorretinitis), la queratoconjuntivitis, el agrandamiento de la glándula lacrimal, la vasculitis reti- niana y la foliculitis conjuntival. La uveítis anterior crónica cursa con manifestaciones clínicas insidiosas y evoluciona hacia el glaucoma y la ceguera. Es más habitual que la uveítis anterior aguda. En el 10-15% de los enfermos que tienen una uveítis se observa la afectación del segmento anterior y del posterior del globo ocular. En todo caso, dada la frecuencia con la que aparecen lesiones oftálmicas en la sarcoidosis, es muy recomendable que en todos los pacien- tes se efectúen las correspondientes revisiones periódicas. ● Anomalías del sistema reticuloendotelial. En la sarcoido- sis se evidencian linfadenopatías periféricas en el 40% de los casos. Se localizan principalmente en el cuello, las axilas, la región epitroclear y la zona inguinal. La esplenomegalia suele ser mínima y oligosintomática. ● Enfermedades del tracto digestivo. Se observan en menos del 1% de los pacientes. El estómago es el órgano que se altera con más frecuencia y sus síntomas son inespecíficos (dolor, pirosis, diarrea y vómitos). El intestino delgado rara vez se afecta. La participación peritoneal, que es excepcio- nal, puede ocasionar una ascitis. En el 13% de los enfermos se encuentran lesiones hepáticas, que habitualmente son asintomáticas, pero que pueden ser causa de una hepatome- galia, una colestasis, una hipertensión portal o una simple elevación sérica de las enzimas hepáticas. Los granulomas suelen localizarse en el espacio portal. La afectación hepáti- ca aislada, que también es muy rara, se denomina hepatitis granulomatosa. ● Lesiones del sistema musculoesquelético. Solo en el 10% de los casos de sarcoidosis se halla algún tipo de lesión en el FIGURA 31.3 Tomografía computarizada de tórax en un paciente con una sarcoidosis. Obsérvense los nódulos sarcoideos. FIGURA 31.4 Imagen broncoscópica en una sarcoidosis. Obsérvese el granuloma sarcoideo endobronquial que ocupa la luz del segmento anterior del lóbulo superior derecho. (V. lámina en color al final del libro.) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 31 Sarcoidosis 247 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. esqueleto o en los músculos estriados. Es posible la poliar- tritis aguda, sobre todo de las rodillas, los tobillos, los codos y las muñecas, que suele asociarse con un eritema nodo- so. Más rara vez se produce una artritis crónica, que cursa con una reabsorción del periostio y que da lugar, cuando la evolución se prolonga en el tiempo, a la aparición de lesiones quísticas visibles en los estudios radiológicos. No hay correlación alguna entre estas lesiones y los trastornos del calcio sérico que pueden apreciarse en algunos casos. La miositis granulomatosa es excepcional y su presencia indica que la enfermedad es progresiva y tiene mal pronóstico. ● Afectación de las glándulas exocrinas. La combinación de fiebre, hipertrofia parotídea, parálisis facial periférica y uveítis anterior constituye el denominado síndrome de Heerfordt. Manifestaciones más infrecuentes son la hiper- trofia de otras glándulas salivales, la xerostomía y la con- juntivitis seca (síndrome de Sjögren). Se han descrito casos de pancreatitis aguda. ● Afectación de las glándulas endocrinas. La hipercalcemia ocurre en el 10% de los casos. La hipercalciuria es tres veces más frecuente. Los trastornos en el metabolismo del calcio se deben a la producción extrarrenal de calcitriol por los macrófagos activados de los granulomas sarcoideos. A veces se produce una litiasis renal o una insuficiencia renal cró- nica. Otras manifestaciones mucho menos habituales son el hipotiroidismo, el hipertiroidismo, la diabetes insípida y la insuficiencia suprarrenal. ● Enfermedades cardiovasculares. La hipertensión pulmonar se ha descrito en el 6 al 23% de los individuos con una sarcoidosis. Los mecanismos fisiopatológicos implicados en su génesis son múltiples: destrucción del lecho capilar pulmonar, incremento de la vasorreactividad, compresión extrínseca de los vasos pulmonares, vasculitis y, en algunos casos, hipertensión pulmonar poscapilar debida a una insu- ficiencia miocárdica. Algunos autores, con series limitadas en número de casos, sugieren tratarla como la hipertensión pulmonar primaria. La afectación granulomatosa del septo ventricular y del sistema de conducción cardíaco puede provocar arritmias supraventriculares, un bloqueo auricu- loventricular o, incluso, una muerte súbita. Los trastornos cardíacos se manifiestan como síncopes, palpitaciones o dolor torácico. La disfunción diastólica es rara y suele ser asintomática. En todo caso, la participación cardíaca es muy poco común en la sarcoidosis. ● Trastornos del sistema nervioso. Se observan en el 5-10% de los casos. La enfermedad tiene predilección por la base del cráneo, lo que provoca una parálisis de los nervios periféricos y lesiones hipotalámicas o hipofisarias. El aná- lisis del líquido cefalorraquídeo revela una linfocitosis y un aumento de las proteínas, de la enzima convertidora de la angiotensina y del cociente entre los linfocitos CD4 positivos y CD8 positivos. DIAGNÓSTICO El diagnóstico se basa en unos datos clínicos y radiológicos compatibles y debe confirmarse con la demostración histopa- tológica de granulomas no caseificantes en los órganos afectos, una vez excluidas otras enfermedades que también pueden producir granulomas del mismo tipo. La presentación clínica y radiológica puede ser diagnóstica, en sí misma, en los estadios I (98%) y II (89%), pero es menos exacta en los estadios 0 (23%) y III (52%). Los pacientes que debutan con el cuadro agudo del síndrome de Löfgren pueden no requerir de un estudio histológico para establecer el diagnóstico, sobre todo cuan- do las lesiones desaparecen espontáneamente y no hay otras causas que justifiquen los síntomas. En cualquier otro caso se precisa de una muestra de tejido en la que han de encontrarse granulomas no caseificantes. Por otro lado, la evaluación inicial de un paciente con una sarcoidosis debe incluir, además del diagnóstico, una valoración de la extensión y de la gravedad de la enfermedad, así como de su estabilidad o de su carácter progresivo. Por último, debe decidirse cuál es el tratamiento más beneficioso que puede realizarse (cuadro 31.2). En todos estos aspectos son útiles, para tomar la decisión más adecuada, diversas pruebas y procedimientos. ● Biopsia. Debe llevarse a cabo sobre las estructuras pre- suntamente afectas que resulten más accesibles, como los ganglios linfáticos palpables, los nódulos subcutáneos o las glándulas parótidas si están agrandadas. Las lesiones de eri- tema nodosono deben biopsiarse, ya que su análisis histo- patológico no revela más que una paniculitis y no descubre granulomas. En los casos que cursan con una participación de los órganos intratorácica, sobre todo el pulmón, la fibro- broncoscopia con la toma de una biopsia transbronquial es la técnica más adecuada. Su rentabilidad diagnóstica oscila entre el 40 y el 90% cuando se obtienen entre cuatro y cinco muestras, incluso aunque radiológicamente no sean aparentes las alteraciones parenquimatosas. La aspiración transbronquial con aguja fina, con o sin control ecográfico, es útil para el diagnóstico de las adenopatías mediastínicas, sobre todo de las subcarinales. En algunos casos es preciso llegar a la mediastinoscopia o a la videotoracoscopia, que alcanzan una rentabilidad diagnóstica del 95%. Es prefe- rible la primera de ellas por su menor morbilidad, si bien con la videotoracoscopia pueden obtenerse muestras del Cuadro 31.2 EVALUACIÓN INICIAL DE LOS PACIENTES CON UNA SARCOIDOSIS Anamnesis: síntomas, exposición ocupacional y medioambiental Examen físico, incluidas la exploración abdominal y la búsqueda de adenopatías periféricas palpables Radiografía de tórax y tomografía computarizada torácica de alta resolución Pruebas de función pulmonar: espirometría y test de difusión alveolocapilar Hemograma Bioquímica sérica: calcio, creatinina, enzima convertidora de la angiotensina y enzimas hepáticas Análisis de orina y determinación de calcio en orina de 24 horas Electrocardiograma Examen oftalmológico Test de Mantoux Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IV Enfermedades pulmonares parenquimatosas difusas 248 parénquima pulmonar de mayor calidad. Además de para llevar a cabo una investigación histopatológica, todos los tejidos obtenidos deben procesarse para realizar estudios microbiológicos, incluyendo los de micobacterias y hongos. Últimamente se ha mostrado muy útil la ultrasonografía endobronquial (ecobroncoscopia), con la que se consiguen buenos especímenes de las adenopatías mediastínicas. ● Lavado broncoalveolar. Suele encontrarse una linfocitosis, aunque su presencia no es un dato exclusivo de la sarcoi- dosis. La demostración de un descenso de los linfocitos CD8, una elevación del cociente CD4/CD8, un aumento de los linfocitos T activados, un incremento de las inmuno- globulinas o un ascenso de los niveles séricos del dímero D también pueden sugerir la existencia de esta enfermedad. Así, una relación CD4/CD8 mayor de 3,5 tiene una sen- sibilidad del 53%, una especificidad del 94% y un valor predictivo positivo del 76%, incluso cuando la biopsia transbronquial no ha sido diagnóstica. La tríada constituida por un cociente CD4/CD8 mayor de 4, una linfocitosis en el lavado broncoalveolar mayor del 16% y una biopsia transbronquial que demuestre la existencia de granulomas no caseificantes se asocia con un 100% de valor predictivo positivo en el diagnóstico de una sarcoidosis frente al de otras neumopatías intersticiales. Por otro lado, el estudio del lavado broncoalveolar puede descartar infecciones u otros diagnósticos alternativos. El hallazgo de más de un 2% de neutrófilos o de más de un 1% de eosinófilos apoya esos otros diagnósticos. ● Datos de laboratorio. La anemia y la trombopenia no son frecuentes. Puede haber leucopenia (5-10% de los casos) y eosinofilia (25% de los casos). La velocidad de sedimen- tación suele estar elevada, pero no es útil para establecer la actividad de la enfermedad. La hipercalciuria es más habitual que la hipercalcemia. Puede existir una hipergam- maglobulinemia y observarse una elevación de la fosfatasa alcalina, lo que sugiere una granulomatosis hepática difusa. Los niveles de la enzima convertidora de la angiotensina se encuentran aumentados en el 60% de los pacientes. Sin embargo, su utilidad para el diagnóstico y, sobre todo, para la valoración de la actividad de la enfermedad es muy con- trovertida. Sus valores se modifican por factores genéticos y pueden encontrarse incrementados en otras enfermedades, por lo que su sensibilidad y su especificidad para el diagnós- tico y el seguimiento son bajas. ● Gammagrafía con galio 67. Determinadas formas de distribución del galio (formas «lambda» y «panda») son altamente específicas de la sarcoidosis, si bien estos u otros hallazgos son muy infrecuentes, por lo que esta técnica ha dejado de usarse. Recientemente varios trabajos han sugeri- do que la tomografía por emisión de positrones (PET) con flúor-2-desoxi-glucosa puede tener utilidad en el diagnós- tico, aunque aún no se ha establecido su valor real al res- pecto. ● Pruebas de función pulmonar. En el 65% de los pacientes se encuentra un patrón ventilatorio restrictivo en la espi- rometría, con una capacidad vital forzada (FVC) disminui- da, que se acompaña de una reducción en la capacidad de difusión para el monóxido de carbono (DLCO) y, a veces, en fases avanzadas, de la capacidad pulmonar total (TLC). En el 50% de los casos se observa un patrón obs- tructivo, sobre todo en los enfermos que tienen lesiones endobronquiales. No es habitual la hipoxemia, salvo en los casos graves y evolucionados. También es posible que las pruebas de función pulmonar sean normales, lo que suele ser muy común en los estadios iniciales de la sarcoidosis. El principal valor de la exploración funcional respiratoria está en la monitorización de la evolución de la enfermedad, por lo que es útil en el seguimiento individual del paciente si se realizan estudios funcionales seriados. DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL Debe hacerse con otras neumopatías intersticiales, especial- mente con la neumonitis por hipersensibilidad. Sin embargo, en un contexto clínico adecuado, puede realizarse el diagnós- tico cierto de una sarcoidosis sobre la base de los hallazgos clínicos, radiográficos y tomográficos torácicos. En los pacientes que sufren enfermedades neoplásicas, como un linfoma o un carcinoma de células renales, también pueden evidenciarse hallazgos radiográficos similares, pero lo habitual es que tengan otros síntomas asociados. La biopsia es decisiva. A diferencia del linfoma, en la sarcoidosis rara vez se produce un agrandamiento de los ganglios del mediastino anterior. En la tuberculosis, las adenopatías suelen ser unilaterales. Sin embargo, en la sarcoidosis, solo en el 5% de los casos la afectación de los ganglios linfáticos tiene ese carácter. En la tuberculosis ganglionar, los estudios microbiológicos sobre las muestras de tejido demuestran la existencia de bacilos tuberculosos, lo que permite llegar con facilidad al diagnóstico. TRATAMIENTO El tratamiento suele establecerse en función de las manifestacio- nes clínicas y de los órganos que están lesionados (tabla 31.1). Existen algunas indicaciones absolutas para iniciarlo, como son la afectación cardíaca, neurológica o renal, la hipercalcemia y la lesión ocular que no responde a los corticoesteroides tópicos. El tratamiento de la sarcoidosis pulmonar es controvertido. La remisión espontánea ocurre hasta en el 80% de los pacientes en el estadio I y en el 60% de los que están en el II. Por otra parte, no es fácil evaluar la gravedad y la actividad de la enfermedad, por lo que es difícil predecir su evolución. Además, la marcada variabilidad existente en las formas de presentación y en el curso clínico no facilita la elaboración de guías terapéuticas. En todo caso, al no tener una causa definida, no existe tratamiento específico alguno. En la sarcoidosis pulmonar, la indicación terapéutica se determina por el aumento de los síntomas y por el deterioro de las pruebas de función pulmonar: descenso de un 10% en la TLC, de un 15% en la FVC y de un 20% en la DLCO, con alteración en el intercambio gaseosopulmonar en reposo o durante el ejercicio. A continuación se señalan los fármacos que pueden utilizarse en el tratamiento de la sarcoidosis. ● Corticoesteroides orales. Son los fármacos de elección. Se emplea la prednisona en una dosis de 0,5 a 1 mg/kg/ día durante 6 semanas (habitualmente 30-40 mg al día). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 31 Sarcoidosis 249 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Transcurrido este tiempo, si la respuesta es favorable, la dosis se reduce de 5 a 10 mg cada 4 semanas, hasta una dosis de mantenimiento de 0,25-0,5 mg/kg/día (15-30 mg al día). Alcanzada la estabilidad clínica, se aconseja una dosis de 10 mg al día de mantenimiento. La duración total del tratamiento debe ser de 1 año. ● Fármacos citotóxicos. La información sobre la eficacia de estas sustancias deriva de estudios realizados con un escaso número de pacientes. Los más utilizados son el metotrexato, en dosis de 10 a 15 mg semanales, y la azatioprina, en dosis de 150 mg al día. Son muy útiles para reducir la dosis de corticoesteroides orales cuando se requieren tratamientos prolongados. La ciclofosfamida se ha administrado cuando existe una neurosarcoidosis grave. La hidroxicloroquina se ha empleado con algún éxito en los casos que cursan con una hipercalcemia o en los que predomina la afectación cutánea o neurológica. Los agentes anti-TNF-α podrían tener efectos positivos, pero no se dispone de estudios amplios. La talidomida y la pentoxifilina suprimen la producción del TNF-α y han demostrado su eficacia en algunas series de casos. Existe alguna información respecto al etanercept y al infliximab en la sarcoidosis crónica refractaria al tratamien- to con corticoesteroides. Los resultados conseguidos a los 6 meses de tratamiento solo muestran una discreta mejoría en la FVC y en las alteraciones radiológicas, sin cambios en la disnea ni en la distancia caminada en la prueba de la marcha de 6 minutos. ● Trasplante pulmonar. Aproximadamente el 3% de los casos de trasplante de pulmón en Estados Unidos se realiza en individuos que padecen una sarcoidosis. La supervivencia a los 5 años es similar a la que tienen los pacientes tras- plantados por otros motivos. La enfermedad puede recurrir en el pulmón trasplantado, pero esta recurrencia no afecta a la supervivencia. TABLA 31.1 Tratamiento inicial de la sarcoidosis en función de las manifestaciones clínicas y del órgano afectado Órgano Clínica Tratamiento Pulmón Disnea, FEV1 y FVC < 70% Prednisona, 20-40 mg/día Tos, disnea Corticoesteroides inhalados Ojos Uveítis anterior Esteroides tópicos Uveítis posterior Prednisona, 20-40 mg/día Neuritis óptica Prednisona, 20-40 mg/día Piel Lupus pernio Prednisona, 20-40 mg/día Hidroxicloroquina, 400 mg/día Talidomida, 100-150 mg/día Metotrexato, 10-15 mg/semana Nódulos, placas Prednisona, 20-40 mg/día Hidroxicloroquina, 400 mg/día Eritema nodoso Antiinflamatorios no esteroideos Sistema nervioso central Parálisis periférica Prednisona, 20-40 mg/día Afectación cerebral Prednisona, 40 mg/día Azatioprina, 150 mg/día Hidroxicloroquina, 400 mg/día Corazón Bloqueo auriculoventricular completo Marcapasos bicameral Fibrilación ventricular Desfibrilador implantable Fracción de eyección < 35% Desfibrilador implantable Prednisona, 30-40 mg/día Hígado Colestasis sintomática Prednisona, 20-40 mg/día Ursodiol, 15 mg/kg/día Sistema osteoarticular Artralgias Antiinflamatorios no esteroideos Artritis granulomatosa Prednisona, 20-40 mg/día Miositis, miopatía Prednisona, 20-40 mg/día Metabolismo y riñón Hipercalcemia o hipercalciuria Litiasis renal, astenia Prednisona, 20-40 mg/día Hidroxicloroquina, 400 mg/día FEV1, volumen espiratorio forzado en el primer segundo; FVC, capacidad vital forzada. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IV Enfermedades pulmonares parenquimatosas difusas 250 PRONÓSTICO Alrededor del 60-70% de los enfermos se cura sin sufrir secue- las, pero un tercio evoluciona a la cronicidad. Los factores asociados con una progresión de la enfermedad son diversos (cuadro 31.3). La mortalidad global en la sarcoidosis es menor del 5% y se vincula al desarrollo de una fibrosis pulmonar y de un cor pulmonale, así como a hemorragias pulmonares por aspergilomas en los pulmones fibróticos. La afectación miocár- dica es una causa muy rara de muerte. Respecto a los corticoes- teroides, aunque mejoran las manifestaciones clínicas, no se ha demostrado que su uso a largo plazo prevenga la progresión de la enfermedad ni la aparición de una neumopatía fibrosante. Bibliografía American Thoracic Society. Statement on sarcoidosis. Am J Respir Crit Care Med 1999;160:736-55. Chambellan A, Turbie P, Nunes H, Brauner M, Battesti JP, Valeyre D. Endoluminal stenosis of proximal bronchi in sarcoidosis. Bron- choscopy, function and evolution. Chest 2005;127:472-81. Criado E, Sánchez M, Ramírez J, Arguis P, de Caralt TM, Perea RJ, et al. Pulmonary sarcoidosis: typical and atypical manifestations at high-resolution CT with pathologic correlation. Radiographics 2010;30:1567-86. Culver DA, Newman LS, Kavuru MS. Gene-environment interac- tions in sarcoidosis: challenge and opportunity. Clin Dermatol 2007;25:267-75. De Prost N, Kerrou K, Sibony M, Talbot JN, Wislez M, Cadranel J. Fluorine-18 fluorodeoxyglucose with positron emission tomo- graphy revealed bone marrow involvement in sarcoidosis patients with anaemia. Respiration 2010;79:25-31. Grunewald J, Eklund A. Löfgren’s syndrome: human leukocyte antigen strongly influences the disease course. Am J Respir Crit Care Med 2009;179:307-12. Iannuzzi MC, Rybicki BA. Genetics of sarcoidosis: candidate genes and genome scans. Proc Am Thorac Soc 2007;4:108-16. Ianuzzi MC, Rybicki BA, Teirstein AS. Sarcoidosis. N Engl J Med 2007; 357:2153-65. Jara Palomares C, Caballero Eraso A, Díaz Baquero JA, Rodríguez Portal JM. Updated guidelines for the treatment of pulmonary sarcoidosis. En: Sarcoidosis. Motamedi MHK, ed. Diagnosis and management, 7. Internet: Intech. 2011;1-13. López Campos JL, Rodríguez Rodríguez D, Rodríguez Becerra E, Alfa- geme Michavila I, Fernández Guerra J, García Hernández FJ, et al. Association of the 3050G.C. polymorphism in the cyclooxyge- nase 2 gene with systemic sarcoidosis. Arch Med Res 2008;39: 525-30. Luque Crespo E, Santiago Villalobos R, Borja Urbano G, López-Campos Bodineau JL, Rodríguez Becerra E, Martín Juan J, et al. Perfil clínico de la sarcoidosis pulmonar. Descripción de 31 casos. Neumosur 2002;14:101-8. Newman LS, Rose CS, Bresnitz EA, Rossman MD, Barnard J, Frederick M, et al. A case control etiologic study of sarcoidosis: environ- mental and occupational risks factors. Am J Respir Crit Care Med 2004;170:1324-30. Nunes H, Brillet PY, Valeyre D, Brauner MW, Wells AU. Imaging in sarcoidosis. Semin Respir Crit Care Med 2007;28:102-20. Paramothayan S, Lasserson TJ, Walters EH. Immunosupressive and cytotoxyc therapy for pulmonary sarcoidosis. Cochrane Database Syst Rev 2006;3:CD003536. Prasse A, Pechkosky DV, Toews GB, Jungraithmayr W, Kollert F, Gold- mann T, et al. A vicious circle of alveolar macrophages and fibro- blasts perpetuates pulmonary fibrosis via CCL18. Am J Respir Crit Care Med 2006;173:781-92. Vidal Serrano S, Martín Juan J, Gómez Izquierdo L, Sánchez Rodríguez I, Rodríguez Becerra E, Rodríguez Panadero F. Estadios radiológicos y lavado broncoalveolar en la sarcoidosis. Arch Bronconeumol 2005;41:425-9. Xaubet A, Ancochea J, BlanquerR, Montero C, Morell F, Rodríguez Becerra E, et al. Diagnóstico y tratamiento de las enfermedades intersticiales difusas. Arch Bronconeumol 2003;39:580-600. Cuadro 31.3 FACTORES RELACIONADOS CON LA PROGRESIÓN DE LA SARCOIDOSIS Edad de comienzo superior a los 40 años Raza negra Afectación cardíaca Hipercalcemia mantenida Uveítis crónica Lesiones óseas quísticas Lupus pernio Afectación de la mucosa nasal Nefrocalcinosis Neurosarcoidosis Fibrosis pulmonar Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org Botón1:
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