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570 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Afectación pleuropulmonar en las enfermedades del aparato digestiv INTRODUCCIÓN La posición de enclave crucial que tiene el pulmón, que puede considerarse como un órgano «filtro», hace que la expresión respiratoria de cualquier enfermedad del organismo sea más que frecuente. Además, la proximidad entre el árbol traqueo- bronquial y el tracto gastrointestinal superior, por su origen embriológico común, lleva a que ambos sistemas se interre- lacionen en múltiples enfermedades congénitas y adquiridas. La afectación pulmonar puede producirse en muchos tras- tornos digestivos y a la inversa. En este capítulo se resumen las alteraciones respiratorias que pueden aparecer en los procesos digestivos, excluyendo el síndrome hepatopulmonar y el déficit de α 1-antitripsina, que se tratan en otras partes de esta obra. ENFERMEDADES ESOFÁGICAS Fístulas esofagorrespiratorias Las fístulas traqueo- y broncoesofágicas pueden ser congé- nitas o adquiridas. Las congénitas son más frecuentemente traqueoesofágicas que broncoesofágicas y se presentan, desde un punto de vista clínico, con tos crónica, infecciones res- piratorias recurrentes y síntomas que simulan un asma, todo ello en relación con broncoaspiraciones de contenido esofágico a través de la fístula. Las fístulas adquiridas son más habituales en los adultos y suelen deberse a neoplasias de la tráquea, el esófago o el mediastino. Otro origen cada vez más común es la yatrogenia por una instrumentación esofágica (esofagos- copias, dilataciones, etc.) o traqueo-bronquial (broncoscopia rígida, laserterapia, punciones, etc.), que a veces produce una importante mediastinitis. Otras causas son los traumatismos, las infecciones, la broncolitiasis, los nódulos linfáticos silicóti- cos, la ingesta de corrosivos químicos, la radioterapia, la enfer- medad de Crohn con afectación esofágica, etc. Su tratamiento suele ser la cirugía o la implantación de una endoprótesis. Cuando son de pequeño tamaño puede intentarse su cierre con la inyección de agentes adhesivos que sellan la fístula (p. ej., colas de fibrina) (fig. 68.1). Las fístulas gastrobronquiales o colobronquiales son muy raras y se producen, casi siempre, en relación con un absceso subfrénico o abdominal traumático (fig. 68.2). Reflujo gastroesofágico El reflujo gastroesofágico (RGE) es un fenómeno muy común y se observa de manera intermitente en el 50% de las personas sanas. Su presencia se ha relacionado con la patogenia de algu- nas enfermedades pulmonares, que se describen brevemente a continuación. LARINGITIS CRÓNICA El RGE se detecta en el 75-80% de los pacientes con una laringitis crónica. Su existencia también puede contribuir a la aparición de una disfagia cervical, una estenosis subglótica, una artritis cricoaritenoidea y úlceras o granulomas laríngeos. TOS CRÓNICA Se estima que el RGE causa tos crónica en el 4-21% de los casos. En ocasiones la tos puede ser el único síntoma del RGE. Además, la exposición prolongada de la mucosa esofágica al ácido gástrico también puede ser motivo de tos por la puesta en marcha de reflejos esofagolaringotraqueales. ASMA La existencia de un RGE se aprecia en el 45-65% de los asmáti- cos adultos y en el 25% de los casos este RGE puede ser asinto- mático. El RGE puede actuar como un desencadenante directo del broncoespasmo o potenciar la respuesta broncoconstrictora ante otros factores desencadenantes. Los individuos tratados con teofilinas sufren con más probabilidad un RGE, ya que estos fármacos reducen el tono del esfínter esofágico inferior y, asimismo, estimulan la secreción ácida del estómago. Aunque 68 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 68 Afectación pleuropulmonar en las enfermedades del aparato digestivo 571 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. algunos estudios han demostrado que el RGE no empeora el asma nocturno, otros han encontrado que los síntomas nocturnos del asma disminuyen mucho cuando se instaura el tratamiento adecuado para el RGE. NEUMONÍA POR ASPIRACIÓN El riesgo de desarrollar una neumonía por aspiración se incre- menta cuando el volumen del líquido aspirado es mayor de 50 mL y el pH de dicho fluido es menor de 2,5. Aunque los efectos iniciales se producen por el daño directo del ácido del estómago, la situación suele complicarse al sumarse una sobreinfección bacteriana. No obstante, la incidencia de las neumonías por aspiración adquiridas en la comunidad es muy baja, salvo en las personas con predisposición para ello, como los alcohólicos y los sujetos con una mala higiene dental o un bajo nivel de consciencia (traumatismos craneoencefálicos, FIGURA 68.2 Radiografía de tórax de un enfermo con una fístula colobronquial. A. Obsérvese el paso del contraste a través de la fístula, desde el colon hacia el hemitórax izquierdo. B. Obsérvese el material de contraste que ha pasado desde el colon y se encuentra distribuido heterogéneamente por el árbol bronquial izquierdo. (V. lámina en color al final del libro.) FIGURA 68.1 Imágenes esofagoscópicas de una fístula traqueoesofágica. A. Obsérvese el orificio de la fístula en el esófago, desde el que se inyecta el agente que sella la fístula. En la tráquea, mediante una fibrobroncoscopia, se localiza el otro extremo de la fístula y se controla la salida de la fibrina, para que no rebose en la luz traqueal. B. Imagen del cierre de la fístula tras la inyección de la cola de fibrina. Sobre la fístula sellada se aprecia una coloración más viva de la mucosa, que se debe a la luz del fibrobroncoscopio que se refleja en la tráquea. (V. lámina en color al final del libro.) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VIII Afectación respiratoria en las enfermedades de otros órganos y de otros sistemas 572 accidentes cerebrovasculares, intoxicación por drogas, etc.). Más frecuente es la neumonía por aspiración en el ámbito nosocomial, en la que son circunstancias predisponentes la posición en decúbito supino y la debilidad del paciente. La alcalinización del pH del contenido gástrico también puede favorecer la neumonía bacteriana y la colonización gástrica, por lo que algunos estudios recomiendan que en los enfermos críticos se utilicen agentes citoprotectores, como el sucralfato, que no afecta el pH gástrico. OTRAS COMPLICACIONES DEBIDAS AL REFLUJO GASTROESOFÁGICO Entre ellas se han descrito el hipo, las bronquitis, las atelecta- sias, las bronquiectasias, la fibrosis pulmonar y las apneas. No obstante, de acuerdo con los datos actuales, no puede estable- cerse una relación causal, por ejemplo, entre el RGE y la fibrosis pulmonar idiopática. Por ello, no parece que haya evidencia suficiente como para recomendar un tratamiento antirreflujo en los individuos que padecen esta enfermedad. Tampoco se ha encontrado una relación causal entre el RGE y la esclerosis sistémica o la conectivopatía mixta. Otras enfermedades esofágicas Entre ellas pueden citarse las que, afectando al esófago, pueden presentarse, desde un punto de vista radiológico, como un ensanchamiento mediastínico, como ocurre con los quistes gas- troentéricos (en el mediastino posterior), el divertículo farin- goesofágico de Zenker (en el mediastino superior), la acalasia, el megaesófago asociado con la enfermedad de Chagas, causada por una infección por Trypanosoma cruzi (que puede asociarse también con un derrame pleural, un embolismo pulmonar o una neumonía), y la escleroterapiade unas varices esofágicas (que puede asociarse, asimismo, con un derrame pleural, una mediastinitis química por el agente esclerosante, una atelecta- sia, una neumonía o, más rara vez, un infarto pulmonar, un empiema o un síndrome de distrés respiratorio agudo). ENFERMEDADES GÁSTRICAS Hernia de hiato La complicación más importante de la hernia de hiato es la neumonía aspirativa secundaria a un RGE, ya descrita ante- riormente. Ulcus péptico La prevalencia del ulcus péptico se encuentra aumentada en los pacientes que padecen una enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y se sitúa entre el 10 y el 35%, siendo más común la úlcera duodenal que la gástrica. No se sabe el porqué de esta mayor prevalencia, pero parece que el incremento del anhídrido carbónico (CO 2) en la sangre estimula la hiperse- creción gástrica. Gastrectomía La gastrectomía es, como se sabe desde hace años, un factor predisponente para el desarrollo de una tuberculosis pulmonar. Este hecho se ha observado tanto en las gastrectomías parciales como en las totales, así como en los bypass realizados con yeyu- no o con íleon. La gastrectomía también predispone al RGE. Rotura gástrica traumática La rotura gástrica traumática puede ocasionar, aunque es muy raro, un derrame pleural rico en amilasa (fracción salival). ENFERMEDADES INTESTINALES Enfermedad inflamatoria intestinal En casi todas las ocasiones las manifestaciones pleuropulmo- nares relacionadas con las enfermedades intestinales se deben a trastornos inflamatorios intestinales, como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. A veces estas manifestaciones pueden preceder en el tiempo a las lesiones intestinales. La patogenia de las anomalías pulmonares en las enteropatías inflamatorias no se conoce, aunque se cree que puede existir un mecanismo general que implica a ambos sistemas. En el cuadro 68.1 se describen las distintas formas de afectación pulmonar que pueden asociarse con una enfermedad inflamatoria intestinal. La alteración paren- quimatosa suele responder mejor a los esteroides que el trastorno bronquial. Este último puede responder, además, a los esteroides Cuadro 68.1 POSIBILIDADES DE AFECTACIÓN PLEUROPULMONAR EN LA ENFERMEDAD INFLAMATORIA INTESTINAL Afectación de la vía aérea: ● Estenosis subglótica ● Fístula traqueoesofágica ● Bronquitis crónica ● Fístulas gastro- o enterobronquiales ● Bronquiectasias ● Panbronquiolitis difusa ● Bronquiolitis ● Peribronquiolitis esclerosante ● Traqueobronquitis ulcerativa ● Asma bronquial (mayor incidencia) Afectación parenquimatosa: ● Bronquiolitis obliterante con neumonía organizada ● Infiltrados pulmonares ● Neumonitis intersticial descamativa ● Nódulos necróticos ● Alveolitis linfocitaria ● Fibrosis pulmonar apical ● Neumopatía inducida por sulfasalacina o mesalamina ● Edema pulmonar ● Alteraciones en la difusión alveolocapilar Afectación pleural: ● Pleuropericarditis ● Derrame pleural Afectación vascular: ● Tromboembolismo pulmonar Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 68 Afectación pleuropulmonar en las enfermedades del aparato digestivo 573 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. inhalados, por ejemplo a la budesonida o la beclometasona (en dosis de 2.000 o 2.500 µg/día), o a la combinación de un corticoesteroide inhalado con uno oral. Es conveniente seguir la evolución de la enfermedad broncopulmonar mediante técnicas de imagen y pruebas de función pulmonar, así como vigilar la posible aparición de efectos adversos atribuibles a la corticote- rapia. Los esteroides son menos efectivos en los individuos con una neumopatía avanzada, por lo que la participación bron- copulmonar debe diagnosticarse lo antes posible. La estenosis de la vía aérea superior puede responder a los corticoesteroides sistémicos administrados en dosis altas, aunque a veces puede requerirse la laserterapia o el tratamiento quirúrgico. El tromboembolismo pulmonar relacionado con la enfer- medad inflamatoria intestinal se describió por primera vez hace más de setenta años. Se estima que su frecuencia oscila entre el 1 y el 8% y su mortalidad, en series amplias, supera el 25%. En torno a un 80% de los individuos con una enteropatía inflamatoria tienen lesiones activas cuando se produce el trom- boembolismo pulmonar. La incidencia de la enfermedad tromboembólica venosa se calcula para el síndrome de Crohn en 40 casos/10.000 personas/año y para la colitis ulcerosa en 50 casos/10.000 personas/año. Finalmente, en la enfermedad inflamatoria intestinal también se encuentran situaciones de hipercoagulabilidad, en asociación con una hiperhomocis- teinemia y con una mayor prevalencia de la deficiencia del factor V de Leiden. Enfermedad celíaca La enfermedad celíaca (enteropatía por gluten o esprúe no tropical) puede asociarse con infiltrados pulmonares difusos. La patogenia de esta asociación no se conoce. Algunos casos se observan acompañando a una neumonitis por hipersensibili- dad. En ocasiones en la enfermedad celíaca han podido aislarse precipitinas frente a proteínas aviares, por lo que pudiera pensar- se en un fenómeno inmunológico común a ambos trastornos. También se ha descrito la coincidencia en el tiempo de una enfermedad celíaca con una hemosiderosis pulmonar, con mejoría e incluso remisión de la lesión pulmonar al tratar la enteropatía. Enfermedad de Whipple La enfermedad de Whipple o lipodistrofia intestinal es una rara anomalía sistémica que afecta con preferencia al tracto gastrointestinal. Se debe a una infección bacteriana producida por Tropheryma whipplei, antes llamada Tropheryma whippelii, perteneciente al orden Actinomycetales y la familia Actinomyceta- ceae. El estudio histopatológico es el método estándar en el que se basa el diagnóstico de la enfermedad. El dato característico es la presencia de macrófagos con inclusiones intracelulares, ácido peryódico de Schiff (PAS) positivas, en la lámina propia del intestino delgado. Las manifestaciones extraintestinales más frecuentes son la artritis y la fiebre. Las complicaciones pleuropulmonares son diversas y entre las más habituales se encuentran el derrame pleural, los infiltrados parenquimatosos, los nódulos pulmonares, las lesiones endobronquiales, la dis- nea, la tos (50% de los casos), el dolor pleurítico y la restricción ventilatoria en las pruebas de función pulmonar. A veces puede simular una sarcoidosis pulmonar, de la que no siempre es fácil diferenciarla. Las manifestaciones pleuropulmonares parecen ser el resultado de una reacción inflamatoria local al depósito de inmunocomplejos, que contienen antígenos bacterianos, a diferencia de la afectación articular e intestinal, que se deben a la infección directa por el microorganismo. La posibilidad de esta enfermedad debe considerarse incluso en ausencia de síntomas gastrointestinales, sobre todo en los varones de mediana edad con una neumopatía intersticial o con nódulos pulmonares, siempre que se constate una historia de artritis y de fiebre inexplicadas. La lipodistrofia intestinal responde bien a los antibióticos, pero es letal en ausencia de tratamiento. ENFERMEDADES HEPÁTICAS Las enfermedades hepáticas producen o se asocian con múlti- ples problemas pulmonares (tabla 68.1). Las consecuencias respiratorias de las alteraciones hepáticas pueden clasificarse en atención a si el daño se localiza, de forma prioritaria, en el espacio pleural, el parénquima pulmonar o la circulación pulmonar (cuadro 68.2). La afectación pulmonar aislada ocu- rre en el contexto del déficit grave de α1-antitripsina, la cirrosis biliar primaria y la colangitis esclerosante primaria. El síndro- me hepatopulmonar (SHP) y la hipertensión portopulmonar(HPP) son el mayor problema vascular pulmonar que complica la hipertensión portal de cualquier causa. El derrame pleural se describe en el 5-10% de los pacientes con una ascitis debida a una cirrosis hepática. Las anomalías de la función pulmonar pueden hallarse hasta en el 50% de los individuos que padecen una hepatopatía avanzada. La alteración más común es la dis- minución de la capacidad de difusión para el monóxido de carbono (DLCO). La oxigenación anormal, evidenciada por un aumento del gradiente alveoloarterial de oxígeno o una disminución de la presión arterial de oxígeno, es bastante frecuente (del 20 al 40% de los casos). Las razones específicas de cada uno de estos trastornos son muchas y se detallan en cada uno de los apartados siguientes. TABLA 68.1 Manifestaciones pleuropulmonares de las enfermedades hepáticas Tipo de afectación broncopulmonar o pleural Cirrosis hepática Cirrosis biliar primaria Déficit de α1-antitripsina Hepatitis crónica activa Hipertensión portopulmonar + + + + Hipertensión pulmonar + + + + Obstrucción al flujo aéreo 0 + + 0 Derrame pleural + + 0 + Fibrosis pulmonar intersticial 0 + + 0 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VIII Afectación respiratoria en las enfermedades de otros órganos y de otros sistemas 574 Cirrosis biliar primaria La cirrosis biliar primaria es una enfermedad autoinmune. Por ello, se presume que a veces puede producir manifestaciones sistémicas. En el pulmón da lugar a granulomas, infiltrados linfocíticos o zonas de bronquiolitis obliterante con neumonía organizada (BONO). También puede originar, aunque rara vez, una inflamación de la vía aérea o adenopatías hiliares o mediastínicas, que aparecen por razones aún desconocidas. Hipertensión portopulmonar EPIDEMIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA La hipertensión portal es un requisito previo al desarrollo de una HPP. Es una anomalía poco frecuente, que se da solo en el 0,25-0,73% de los casos de hipertensión portal o de cirrosis. Estudios más recientes, que se han basado en métodos hemodinámicos, estiman la prevalencia de la HPP en un 2-5% de las ocasiones, que llega a ser del 8,5% en los pacientes que están en lista de espera para un trasplante hepático. La edad media de aparición es de 50 años y no hay diferencias entre sexos. Se ha sugerido que la asociación de algunos mediadores circulantes con la predisposición genética podría ser la causa del SHP y de la HPP. Estos mediadores (que producen una vasodilatación o una vasoconstricción, respectivamente) se elevarían por la alteración del metabolismo hepático. En los seres humanos no se han identificado aún dichos mediadores, aunque se cree que la endotelina-1 juega algún papel. También se han encontrado cifras elevadas de prostaglandina F2-α, tromboxano β 2 y angiotensina 1, todos ellos muy vasocons- trictores. Sin embargo, la prostaciclina sintetasa, la enzima responsable de la producción de la prostaciclina, un potente vasodilatador, está disminuida en estos enfermos. La HPP surge de la vasoproliferación (endotelio y músculo liso), con trombosis in situ, fibrosis de la íntima, necrosis fibrinoide, etc., lo que resulta en un aumento de las resistencias vas- culares pulmonares. Las biopsias pulmonares han confirmado, cuando se han llevado a cabo, los hallazgos vasculares pulmo- nares referidos en la hipertensión portal. Finalmente, conviene recordar que en más del 30% de los pacientes con una HPP se han encontrado, con carácter previo, shunts quirúrgicos portosistémicos. MANIFESTACIONES CLÍNICAS La HPP puede ser asintomática en sus inicios o cursar con los síntomas propios de la hipertensión portal. Más tarde, los datos fundamentales son la disnea de esfuerzo (90%), la fati- ga (70%), el dolor torácico (50%), los edemas periféricos, la hemoptisis y la ortopnea. La opresión torácica, el síncope o las palpitaciones son manifestaciones más tardías de la HPP. En la exploración física destacan los signos propios de la enfermedad hepática en los estadios iniciales (ictericia, arañas vasculares, etc.) o los de una insuficiencia cardíaca derecha en las fases más avanzadas. En la auscultación cardíaca puede aparecer un soplo de insuficiencia tricuspídea o pulmonar (soplo de Graham- Steel). El refuerzo del segundo tono es frecuente cuando la HPP ya ha progresado. DIAGNÓSTICO El cribaje o escrutinio de la hipertensión pulmonar debe reali- zarse mediante una ecocardiografía Doppler. Una presión sis- tólica estimada en la arteria pulmonar mayor de 40 mm Hg sugiere una HPP clínicamente significativa. En estos casos, el cateterismo cardíaco derecho es necesario si quiere confir- marse el diagnóstico, en el que aparece como criterio defini- tivo la tríada constituida por una presión sistólica pulmonar media mayor de 25 mm Hg, una presión en cuña capilar pulmonar menor de 15 mm Hg y una resistencia vascular pul- monar mayor de 240 dinas/segundo/cm−5. La respuesta a la prueba vasodilatadora no tiene valor pronóstico, tanto si se ha hecho como si no se ha llevado a cabo un trasplante hepático. No se aconseja la biopsia pulmonar, pero sí debe excluirse un embolismo pulmonar crónico. TRATAMIENTO El tratamiento óptimo de esta enfermedad no se ha definido aún con claridad. En los sujetos asintomáticos, que tienen una presión sistólica en la arteria pulmonar menor de 35 mm Hg, solo se aconseja el seguimiento, con revisiones periódicas basadas en una ecocardiografía transtorácica. Si la presión es mayor pueden prescribirse diuréticos, siendo los de elección la furosemida y la espironolactona. No están indicados las derivaciones portosistémicas percutáneas intrahepáticas (TIPS, del inglés transjugular intrahepatic portosystemic shunts), los anta- gonistas del calcio, los agentes β-bloqueantes ni la anticoagula- ción. Si existe una hipoxemia, el oxígeno suplementario puede Cuadro 68.2 CONSECUENCIAS PULMONARES DE LA CIRROSIS HEPÁTICA O DE LA HIPERTENSIÓN PORTAL Espacio pleural: ● Hidrotórax hepático ● Quilotórax ● Fístula toracobiliar ● Elevación del diafragma por una ascitis masiva Parénquima pulmonar: ● Bronquiolitis o bronquiectasias (colangitis esclerosante primaria) ● Enfisema (déficit de α1-antitripsina con fenotipos ZZ o SZ) ● Bronquiolitis obliterante con neumonía organizada (cirrosis biliar primaria) ● Neumonía intersticial linfoide (cirrosis biliar primaria) ● Neumonitis intersticial usual o neumonitis intersticial no específica (cirrosis biliar primaria o hepatitis autoinmune) ● Adenopatías hiliares o mediastínicas (colangitis esclerosante primaria o cirrosis biliar primaria) Circulación pulmonar: ● Síndrome hepatopulmonar ● Hipertensión portopulmonar ● Edema pulmonar no cardiogénico (insuficiencia hepática aguda) Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 68 Afectación pleuropulmonar en las enfermedades del aparato digestivo 575 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. estar indicado y ser útil. El uso del bosentán se asocia con alteraciones de la bioquímica hepática. Sin embargo, en series numerosas de pacientes con una HPP, no se ha demostrado una mayor frecuencia de este efecto secundario y sí una reducción apreciable de la resistencia vascular pulmonar. El sildenafilo aumenta la distancia recorrida en la prueba de la marcha de 6 minutos y mejora los datos hemodinámicos pulmonares. Estos últimos también mejoran significativamente a largo plazo con el epoprostenol intravenoso en infusión continua, las 24 horas del día, si bien suadministración requiere de una cateterización venosa central, con los problemas que ello conlleva. De todos modos, a menos que se realice un trasplante hepático, no se ha demostrado que este fármaco procure beneficio alguno sobre la supervivencia en la HPP. El trasplante hepático es un procedimiento de alto riesgo en el contexto de una HPP. Las guías clínicas recogen cuáles son los pacientes que pueden someterse con relativa seguridad a esta técnica. El mayor riesgo de mortalidad perioperatoria parece asociarse con una presión sistólica media en la arteria pulmonar mayor de 35 mm Hg y con una resistencia vascu- lar pulmonar mayor de 250 dinas/segundo/cm–5. Por debajo de 35 mm Hg de presión sistólica en la arteria pulmonar no es mayor el riesgo de muerte. Por encima de 50 mm Hg el tras- plante hepático está contraindicado. PRONÓSTICO La supervivencia al año, a los 2 años y a los 5 años es del 71, el 58 y el 44%, respectivamente. La mortalidad se relaciona casi siempre con una progresión de la insuficiencia cardíaca derecha, así como con las complicaciones que se derivan, de forma directa, de la enfermedad hepática, como ocurre con el sangrado gastrointestinal. En algunos trabajos se ha señalado que los pacientes que se someten a un trasplante hepático tienen una mortalidad intrahospitalaria que se acerca al 36%. La muerte suele deberse a una insuficiencia cardíaca derecha. ENFERMEDADES DIGESTIVAS Y DERRAME PLEURAL El derrame pleural es una complicación muy común en varias enfermedades hepáticas y del tracto gastrointestinal, como se reseña en la tabla 68.2 y se describe a continuación. Hepatopatías CIRROSIS HEPÁTICA La cirrosis hepática puede asociarse con un hidrotórax, que por ello recibe el nombre de hepático, o con un empiema pleural. Epidemiología y fisiopatología La incidencia del derrame pleural en las personas que tienen una cirrosis hepática que cursa con ascitis es del 4 al 10%. El mecanismo por el que se origina este derrame se relaciona con el paso de líquido ascítico desde el abdomen al espacio pleural, a través de fístulas diafragmáticas, que suelen ser pequeñas y de permeabilidad intermitente. La localización más frecuente de este derrame es el hemitórax derecho, que en la ascitis no complicada suele ser de aspecto seroso o serofibrinoso y, des- de el punto de vista bioquímico, un trasudado (hidrotórax hepático). Si existe un trastorno de la coagulación por la propia hepatopatía, el aspecto macroscópico del líquido puede ser serohemático. El empiema suele aparecer cuando la ascitis está sobre- infectada. El derrame pleural puede tener, al inicio, las carac- terísticas propias de un trasudado, a pesar de estar infectado y transformarse luego en un empiema. Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento El derrame puede ser asintomático o producir disnea, según cuál sea su cuantía. El diagnóstico se hace casi siempre con una radiografía de tórax, aunque a veces también gracias a una ecografía torácica. El tratamiento debe dirigirse a dos aspectos. El primero, a controlar la ascitis y, el segundo, si existe disnea TABLA 68.2 Causas y características de los derrames pleurales en las enfermedades digestivas Enfermedad digestiva Apariencia Trasudado/exudado Hallazgos Localización típica Cirrosis hepática Seroso Trasudado Derecho Hepatitis vírica Seroso Trasudado Derecho Absceso hepático Exudado Derecho Pancreatitis aguda Serohemático Exudado Amilasa pancreática alta Izquierdo Pancreatitis crónica Exudado Amilasa alta Izquierdo Pseudoquiste pancreático Exudado Amilasa > 1.000 UI/L Izquierdo Absceso e infarto esplénicos Trasudado/exudado Izquierdo Enfermedad biliar A veces bilioso Exudado Bilirrubina líquido pleural/ bilirrubina sérica > 1 Derecho Perforación esofágica Exudado Amilasa salival alta; pH < 6; restos alimenticios Absceso subfrénico Exudado Estéril Hernia diafragmática Trasudado/exudado Izquierdo Tumores del tracto intestinal Serofibrinoso, serohemático Exudado Predominio de células mononucleares; citología positiva para malignidad Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VIII Afectación respiratoria en las enfermedades de otros órganos y de otros sistemas 576 importante o un riesgo alto de sangrado o de hipovolemia, a efectuar una toracocentesis evacuadora. La indicación de la pleurodesis es controvertida. Se reserva para los casos que se asocian con una rápida recidiva, si bien sus resultados son dudosos. El tratamiento del empiema de origen hepático es el mismo que el de los de otra causa. Se basa, por tanto, en la administración de antibióticos y la colocación de un drenaje torácico. HEPATITIS VÍRICA La incidencia del derrame pleural en estos casos es muy baja. Lo más común es que se trate de una hepatitis B. El aspecto del líquido suele ser seroso y cumple las características bioquímicas de un trasudado. Lo normal es que su evolución sea benigna y la resolución espontánea. Rara vez se trata de un exudado, en cuyo caso es de predominio mononuclear. ABSCESO HEPÁTICO Epidemiología y fisiopatología La prevalencia del derrame pleural en los abscesos hepáticos es del 20%. En nuestro medio, las enfermedades biliares son el motivo más habitual de estos abscesos. Otras causas posi- bles son las intervenciones quirúrgicas no complicadas y las infecciones parasitarias, como el quiste hidatídico o el absceso amebiano (que debe sospecharse en los sujetos que han viajado a zonas de riesgo). La patogenia puede relacionarse bien con una apertura directa del absceso hepático en la cavidad pleural, por una rotura diafragmática, con el desarrollo de una fístula hepatopleural, que suele conducir a una fístula biliopleuro- bronquial, o bien con la formación de un absceso subfrénico secundario a la enfermedad abdominal. Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento Puede cursar con fiebre, anorexia, escalofríos y dolor abdomi- nal. En el análisis de sangre destaca una leucocitosis, aunque también puede aparecer una anemia, un aumento de la fos- fatasa alcalina o una hiperbilirrubinemia. El derrame suele ser un exudado con predominio de células polimorfonucleares y se localiza con más frecuencia en el lado derecho. El mejor método diagnóstico es la tomografía computarizada de tórax, ya que no solo sirve para determinar la localización anatómica exacta, sino que permite detectar, asimimo, abscesos cuyo tamaño sea tan solo de 5 mm de diámetro. También es posi- ble identificarlo por una ecografía torácica. El diagnóstico diferencial debe hacerse con otras lesiones hepáticas, como el quiste hepático o el hematoma, para lo que puede usarse la aspiración percutánea guiada mediante una ecografía o una tomografía computarizada torácicas. El tratamiento se basa en los antibióticos parenterales y en el drenaje percutáneo o quirúrgico. Si no se trata, la mortalidad es del 100%. Enfermedades pancreáticas PANCREATITIS AGUDA Epidemiología y fisiopatología La prevalencia del derrame pleural en las pancreatitis agudas es del 4 al 20%. La patogenia se relaciona con la vía linfática transdiafragmática. La inflamación del páncreas aumenta la permeabilidad de los vasos linfáticos, lo que ocasiona una obs- trucción parcial o completa de esos vasos en el espacio pleural y favorece la acumulación de más líquido. Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento Suelen predominar los síntomas abdominales (dolor abdomi- nal, náuseas, vómitos) sobre los respiratorios (disnea, dolor costal). La localización más habitual es el hemitórax izquierdo. El derecho se afecta en el 30% de los casos y es bilateral en el 10% de las ocasiones. Suele ser de pequeño a moderado tama- ño y autolimitado. El aspecto macroscópico es, por lo general, serohemático. Lo normal es que se tratede un exudado con predominio de células polimorfonucleares, rico en enzimas pancreáticas (amilasa pancreática). La tasa de amilasa suele ser superior a la del suero y tiende a mantenerse elevada más tiempo que en la sangre. El tratamiento es el de la enfermedad de base. Si tras 2 semanas persiste el derrame pleural, debe considerarse la posibilidad de un absceso pancreático o de un pseudoquiste pancreático. PANCREATITIS CRÓNICA El derrame pleural de la pancreatitis crónica es más frecuente en los hombres y en general se ubica en el lado izquierdo. A veces es bilateral. Se presenta con disnea subaguda y pro- gresiva, y a veces se asocia con dolor pleurítico y tos. Suele ser un exudado, en el que se detecta un importante aumento de la amilasa. Se diagnostica mediante una ecografía o una tomografía computarizada toracoabdominales. También es útil la colangiopancreatografía retrógrada endoscópica (CPRE). Tiende a recidivar. ABSCESO PANCREÁTICO La prevalencia del derrame pleural en el absceso pancreáti- co puede llegar al 38%. Hay que sospecharlo si, a pesar de observarse una buena respuesta inicial al tratamiento de una pancreatitis aguda, tras 10-21 días el paciente sigue con fiebre, dolor abdominal y leucocitosis. También hay que pensar en esta posibilidad en las pancreatitis agudas refractarias al tra- tamiento y cuando los niveles de la amilasa sérica están muy elevados. La tomografía computarizada torácica tiene mucha utilidad en el diagnóstico preoperatorio, al que debe llegarse cuanto antes porque, si no se indica el drenaje quirúrgico, la mortalidad por esta enfermedad es del 100%. PSEUDOQUISTE PANCREÁTICO Concepto, epidemiología y fisiopatología El pseudoquiste pancreático es un acúmulo de líquido y de desechos muy rico en enzimas pancreáticas. Puede situarse cerca del páncreas o en su interior, y se diferencia del absceso en que no posee una cubierta epitelial propia. La patogenia del derrame se relaciona con una interrupción del sistema ductal pancreático, lo que origina un exudado que pasa al mediastino a través del hiato aórtico o del hiato esofágico. Si se localiza en el mediastino se forma un pseudoquiste mediastínico, mientras que si pasa al espacio pleural se crea una fístula pancreato- pleural que da lugar a un derrame pleural crónico. Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento Predominan los síntomas respiratorios, como el dolor torácico y la taquipnea, como consecuencia de la acumulación del líquido Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 68 Afectación pleuropulmonar en las enfermedades del aparato digestivo 577 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. pleural y porque la fístula pancreatopleural descomprime el pseudoquiste. El diagnóstico de sospecha se basa en la imagen (tomografía computarizada o ecografía toracoabdominales). La amilasa suele aumentar mucho en el líquido pleural (más de 1.000 UI/L), aunque esto no es patognomónico, ya que también puede alcanzar las mismas cifras en las perforaciones esofágicas y en las neoplasias. No obstante, la fracción elevada de la amilasa es la pancreática, lo que permite distinguir esta situación de la que se debe a una enfermedad esofágica. La pancreatografía retrógrada es de elección si se sospecha una fístula pancreatopleural. El tratamiento consiste en el reposo digestivo, con una sonda nasogástrica y nutrición parenteral, así como en la corrección quirúrgica de la fístula. En los pacien- tes con mal estado general puede llevarse a cabo un drenaje percutáneo. Enfermedades del bazo ABSCESO ESPLÉNICO El absceso esplénico es una infección muy rara. Se acompaña de un derrame pleural en un 20-50% de los casos. Con fre- cuencia se asocia con una endocarditis bacteriana o con alguna enfermedad hematológica. El derrame suele ser izquierdo y el diagnóstico se hace por ecografía o mediante una tomografía computarizada torácica. El tratamiento se basa en la antibioti- coterapia y la esplenectomía. INFARTO ESPLÉNICO El infarto esplénico suele presentarse de forma aguda y afecta, en general, a los enfermos que tienen una anemia hemolítica de células falciformes. Otra causa es la embolización tera- péutica que se emplea en el tratamiento del hiperesplenis- mo de los individuos cirróticos. Cuando más del 80% del bazo está infartado es muy común que aparezca un derrame pleural, que suele ser de pequeño tamaño. La patogenia de este derrame se relaciona con una compresión de los linfáticos diafragmáticos, con filtración posterior del líquido hemorrágico al espacio pleural desde la zona inflamatoria periesplénica. OTRAS ENFERMEDADES DEL BAZO Aunque son muy raras, es muy importante estudiar el bazo mediante una tomografía computarizada o una ecografía torá- cicas en los derrames pleurales izquierdos de causa no aclarada. En la literatura se ha descrito la posibilidad de un derrame pleural secundario a un linfoma esplénico, a la enfermedad de Castleman, a la sarcoidosis y al quiste epidermoide del bazo. También se ha señalado que la amiloidosis sistémica puede manifestarse como un tumor esplénico. Enfermedades biliares EPIDEMIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA El derrame pleural es una rara complicación de las enferme- dades biliares. La causa puede ser un traumatismo toracoab- dominal (el motivo más frecuente), una infección parasitaria hepática o una complicación supurativa debida a una obs- trucción del tracto biliar. MANIFESTACIONES CLÍNICAS, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO El aspecto del líquido no siempre sugiere la posibilidad de este origen, si bien el cociente entre la bilirrubina del fluido pleural y del suero es mayor de uno. El diagnóstico se realiza mediante una CPRE si existe una fístula biliopleural. El tratamiento es la esfinterotomía endoscópica, con o sin colocación de una endo- prótesis biliar transitoria, lo que favorece el drenaje y descom- prime la vía biliar. Hay que vigilar la posible aparición de un empiema, como complicación sobreañadida, cuya frecuencia puede llegar al 50%. Enfermedades esofágicas PERFORACIÓN ESOFÁGICA Epidemiología y fisiopatología La prevalencia del derrame pleural en la perforación esofágica puede llegar al 60% de los casos. La causa más común es la yatro- génica, tras la realización de una esofagoscopia o una dilatación del esófago (lo más habitual). También tras la escleroterapia de unas varices o después de la retirada de un cuerpo extraño. No obstante, puede ocurrir, asimimo, en otras muchas circuns- tancias: 1) por la inserción de un tubo de Sengstaken-Blakemore; 2) por la acción de un cuerpo extraño; 3) por el crecimiento de un carcinoma esofágico; 4) por las lesiones ocasionadas por un traumatismo torácico; 5) como una complicación tras efectuar una intervención quirúrgica torácica; 6) en el transcurso de una esofagitis herpética o tuberculosa; 7) en relación con una enfermedad de Crohn; 8) como resultado de una radioterapia o, incluso, 9) en el síndrome de Boerhaave (rotura espontánea del esófago, muchas veces en relación con vómitos incoercibles en la intoxicación alcohólica aguda o en la bulimia). Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento En la rotura esofágica espontánea el cuadro clínico clásico, que aparece en menos del 50% de los pacientes, se expresa como un dolor torácico de instauración aguda y un enfisema subcutáneo, que evoluciona con rápido empeoramiento de la situación respiratoria, y todo ello precedido por vómitos inten- sos. No obstante, la perforación puede pasar desapercibida al comienzo. En la radiografía de tórax se observa un derrame pleural en el 60% de las ocasiones y un neumotórax en el 25% de los casos. El líquido pleural es un exudado, con una amilasa alta (fracción salival de la amilasa),un pH bajo (menor de 6), células escamosas epiteliales y, a veces, partículas de alimentos. La confirmación diagnóstica se realiza con un esofagograma efectuado con contraste hidrosoluble. El tratamiento es quirúr- gico. Cuanto más se demora la cirugía mayor es la mortalidad. Absceso subfrénico y cirugía abdominal ABSCESO SUBFRÉNICO Epidemiología y fisiopatología El absceso subfrénico encuentra su causa más frecuente en la cirugía abdominal (80%), aunque también puede producirse por la perforación de una víscera hueca o por una infección, como ocurre en la salmonelosis. El 1% de las intervencio- nes abdominales se complica con un absceso subfrénico y la Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN VIII Afectación respiratoria en las enfermedades de otros órganos y de otros sistemas 578 prevalencia del derrame pleural que en estos casos puede alcanzar hasta un 80%. Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento Hay que sospechar la posibilidad de un absceso subfrénico en todo paciente que refiere fiebre y dolor toracoabdominal, sobre todo si existe el antecedente de un procedimiento quirúr- gico reciente. El intervalo de tiempo transcurrido entre ese proce- dimiento y el desarrollo del absceso suele ser de 1 a 3 semanas, aunque puede ser incluso de 5 meses. El diagnóstico se basa, tras la sospecha clínica, en las técnicas de imagen. En la radio- grafía simple de abdomen puede aparecer un nivel hidroaéreo por debajo del diafragma. El estudio debe completarse con una ecografía o una tomografía computarizada torácicas. El líquido pleural es un exudado de predominio polimorfonuclear, en muchas ocasiones estéril y con cultivos negativos. El tratamiento consiste en la antibioticoterapia y el drenaje del absceso. CIRUGÍA ABDOMINAL SIN ABSCESO SUBFRÉNICO POSTERIOR Epidemiología y fisiopatología La prevalencia del derrame pleural en los sujetos que se some- ten a una cirugía abdominal es alta (40-69%). Elderrame suele ser de pequeño tamaño, aunque puede ser mayor en el caso de la cirugía abdominal alta, si hay ascitis o si existen atelectasias en la zona subpleural de ambos lóbulos pulmonares inferiores. Manifestaciones clínicas, diagnóstico y tratamiento El derrame, casi siempre pequeño, tiene las características de un exudado estéril. Desaparece de manera espontánea. Si es mayor o persiste, hay que descartar la eventual existencia de un absceso subfrénico o de un tromboembolismo pulmonar. Hernia diafragmática Es una causa muy poco habitual de derrame pleural. A veces se manifiesta como un abdomen agudo que cursa con un derrame pleural izquierdo. La identificación de niveles hidroaéreos puede sugerir el diagnóstico, aunque no siempre es fácil. El diagnóstico se basa en las técnicas de imagen. Tumores del tracto gastrointestinal EPIDEMIOLOGÍA Y FISIOPATOLOGÍA El derrame pleural puede presentarse en cualquier momento de la evolución de una neoplasia digestiva. Casi siempre implica la existencia de metástasis pleurales, lo que conlleva muy mal pronóstico. MANIFESTACIONES CLÍNICAS, DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO Los síntomas más frecuentes en el derrame pleural de este origen son la tos y la disnea, cuya intensidad depende de la cantidad de líquido que se ha acumulado. El fluido puede ser de aspecto serofibrinoso, turbio o, en ocasiones, hemorrágico. Desde un punto de vista bioquímico se trata de un exudado de predominio mononuclear, cuya citología es positiva para malignidad en el 80% de los casos. Si el estudio citológico es negativo, el diagnóstico se basa en la biopsia pleural ciega o, incluso, en la toracoscopia. El tratamiento es paliativo. Debe efectuarse una toracocentesis evacuadora o una pleurodesis química siempre que sea necesario. Bibliografía Badillo R, Rockey DC. 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