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763 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Afectación respiratoria en la obesidad INTRODUCCIÓN La obesidad es un problema de salud pública en el mundo occi- dental, en el que su prevalencia está en continuo aumento. Es un factor de riesgo conocido para el desarrollo de enfermeda- des cardiovasculares y metabólicas, y se asocia con alteraciones en la mecánica respiratoria y en la función pulmonar. También lo hace con diferentes trastornos respiratorios, como el sín- drome de apneas e hipopneas del sueño (SAHS), el síndrome de obesidad-hipoventilación (SOH) y el asma. Las personas obesas tienen disminuida su capacidad de ejercicio, aquejan disnea de esfuerzo con frecuencia y tienen, en determinadas situaciones de riesgo, una mayor predisposición para padecer diversas complicaciones broncopulmonares, tales como hipo- xemia, embolias pulmonares, insuficiencia ventilatoria aguda y atelectasias. La gravedad de la obesidad puede valorarse a través de índices que relacionan la altura y el peso. El indicador más común es el índice de masa corporal (IMC), que se obtiene dividiendo el peso en kilogramos por la talla en metros al cuadrado (kg/m2). Tanto la World Health Organization como los National Institutes of Health (NIH) norteamericanos han clasificado la obesidad de la siguiente forma: se considera que un individuo con un IMC entre 18,5 y 24,9 kg/m2 tiene un peso normal, si está entre 25 y 29,9 kg/m2 tiene sobrepeso (pre-obesidad) y si se halla por encima de 30 kg/m2 sufre una obesidad. Esta última, a su vez, se subdivide en clase I (si el IMC está entre 30 y 34,9 kg/m2), clase II (si el IMC está entre 35 y 39,9 kg/m2) y clase III u obesidad mórbida (si el IMC supera los 40 kg/m2). Los individuos que tienen un IMC por encima de 50 kg/m2 se denominan «megaobesos» o «supero- besos» (obesidad supermórbida). Si se superan los 60 kg/m2 se habla de obesidad super-supermórbida. La prevalencia del sobrepeso en España es, según datos de la Encuesta Nacional de Salud (ENS) de 2012, la última publi- cada, del 37% en los adultos con una edad igual o superior a los 18 años. La prevalencia de la obesidad (IMC ≥ 30 kg/m2) es del 17%, con el dato alarmante del incremento del sobrepeso en la población infantil y en los jóvenes. La morbilidad y la mortalidad asociadas con la obesidad aumentan a medida que lo hace el IMC. Tiene especial importancia la distribución de la grasa intraabdominal como factor de riesgo independiente de la enfermedad cardiovascular y la mortalidad. El índice cintura/ cadera (índice CC) se acepta como un buen indicador de la obesidad central. Se han propuesto como valores delimitadores del riesgo un índice mayor de 1 en los varones y mayor de 0,85 en las mujeres (tabla 90.1). La distribución de la grasa también influye sobre la función pulmonar. Así, una distribución androide central, con predominio en el tronco superior, tiene un efecto más deletéreo sobre esa función que la distribución ginecoide, que es de predominio inferior. Por otra parte, la distribución central también se asocia más habitualmente con trastornos respiratorios del sueño. Si bien se dispone de abundantes datos clínicos, funcionales y epidemiológicos sobre la rela- ción existente entre la obesidad y las diferentes alteraciones respiratorias, muchos de los mecanismos patogénicos que intervienen en esa relación no se han explorado aún sufi- cientemente. El médico neumólogo desempeña un papel importante en el tratamiento multidisciplinar de la obesidad y debe conocer a fondo sus consecuencias sobre el sistema respiratorio. En este capítulo se revisan las diferentes consecuencias que tiene la obesidad sobre la mecánica respiratoria y la función pulmonar, los mecanismos patogénicos y fisiopatológicos implicados en esa relación y, por último, la asociación exis- tente entre la obesidad y enfermedades como el asma, el SAHS y el SOH. OBESIDAD Y FUNCIÓN PULMONAR Espirometría y volúmenes pulmonares La obesidad puede cursar con cambios mínimos en la función pulmonar o acompañarse de una disminución de los volúme- nes pulmonares dinámicos y estáticos. La anormalidad más frecuente es el descenso del volumen de reserva espiratorio (ERV) y de la capacidad residual funcional (FRC), como consecuencia de los cambios que sufre la posición del dia- fragma por el efecto de «empuje ascendente» que determina 90 Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 764 el contenido abdominal. El ERV se reduce como promedio al 60% del valor predicho y esta caída es inversamente propor- cional al IMC. El volumen residual (RV), la capacidad vital (VC) y la capacidad pulmonar total (TLC) pueden hallarse dentro de la normalidad o bien algo disminuidos, en especial la TLC y la VC a veces hasta en un 20-30%, sobre todo en los individuos con una obesidad extrema. Una reducción marcada de la TLC sugiere que existe otro trastorno respira- torio, incluso en el caso de la obesidad mórbida. Los flujos espiratorios, el volumen espiratorio forzado en el primer segundo (FEV 1) y la capacidad vital forzada (FVC) suelen afectarse poco. Su disminución guarda una relación mayor con el índice CC que con el IMC. Los efectos de la obesidad sobre la función pulmonar no pueden explicarse tan solo por la sobrecarga que provoca el tejido adiposo sobre la pared torácica, ya que un mismo nivel de obesidad puede ocasionar diferentes grados de alteración en la función pulmonar. Así, en los pacientes con un SOH, la espirometría puede mostrar un patrón restrictivo intenso, con reducciones en la TLC, la VC y la ventilación voluntaria máxima, lo que podría relacionarse con la debilidad de la mus- culatura respiratoria. Mecánica respiratoria La obesidad disminuye la distensibilidad del pulmón, de la caja torácica y del sistema respiratorio de manera inversamente proporcional al incremento del IMC. Además, estos trastornos son más pronunciados en el obeso que tiene un SOH. Los cambios en la distensibilidad se deben a la sobrecarga elástica que determina el exceso de peso, al incremento del volumen sanguíneo pulmonar y al colapso de las vías aéreas periféri- cas. Por otra parte, la resistencia del sistema respiratorio está aumentada, lo que se atribuye en gran parte a la reducción del volumen pulmonar. La sobrecarga elástica y resistiva impuesta sobre el pulmón y la caja torácica eleva el trabajo respiratorio tanto en la obesidad simple como en el paciente con un SOH, lo que implica un mayor gasto energético. El consumo de oxígeno puede aumentar cinco veces por encima de su valor normal en la obesidad simple y hasta 10 veces en el paciente con un SOH. Esta desproporción en el consumo de oxígeno requerido para la respiración tranquila coloca al paciente obeso en riesgo para desarrollar una insuficiencia respiratoria en todas las situaciones que incrementan la demanda venti- latoria, como puede ser cualquier enfermedad intercurrente (cuadro 90.1). Cuadro 90.1 MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS IMPLICADOS EN LA INSUFICIENCIA RESPIRATORIA DEL INDIVIDUO OBESO Insuficiencia respiratoria hipoxémica: ● Incremento del gradiente alveoloarterial de oxígeno secundario a alteraciones en la relación entre la ventilación y la perfusión pulmonares ● Estado hipervolémico ● Colapso alveolar y cierre de la vía aérea distal Insuficiencia respiratoria hipercápnica: ● Impulso ventilatorio inapropiado ● Disminución de la distensibilidad torácica y pulmonar ● Aumento de la resistencia de la vía aérea ● Inadecuada respuesta a la carga resistiva y elástica ● Elevación del trabajo respiratorio y del consumo de oxígeno ● Pérdida de fuerza y de resistenciamuscular ● Fatiga muscular ● Alteración de la función diafragmática (infiltración grasa, desventaja mecánica) Condiciones asociadas: ● Síndrome de apneas e hipopneas del sueño ● Enfermedad pulmonar obstructiva crónica Condiciones agravantes: ● Decúbito supino ● Fase de sueño con movimientos oculares rápidos (REM) TABLA 90.1 Clasificación del sobrepeso y de la obesidad, y su relación con el riesgo cardiovascular y metabólico Situación ponderal IMC (kg/m2) Riesgo cardiovascular y metabólico Índice cintura/cadera (en hombres/en mujeres) < 1/0,85 > 1/0,85 Normal 18,5-24,9 — Aumentado Sobrepeso 25-29,9 — Alto Obesidad clase I 30-34,9 — Muy alto Obesidad clase II 35-39,9 Muy alto Muy alto Obesidad clase III (mórbida) 40-49,9 Extremadamente alto Extremadamente alto Obesidad clase III (mega- o supermórbida) 50-59,9 Extremadamente alto Extremadamente alto Obesidad clase III (super-supermórbida) > 60 Extremadamente alto Extremadamente alto IMC, índice de masa corporal. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 90 Afectación respiratoria en la obesidad 765 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Las presiones inspiratoria y espiratoria máximas (PImáx, PEmáx) rara vez se afectan en los obesos normocápnicos, mien- tras que en los sujetos con un SOH es frecuente la disminución de la PImáx y de la ventilación voluntaria máxima. Transferencia del monóxido de carbono e intercambio pulmonar de gases En los sujetos obesos la transferencia del monóxido de carbono (DLCO) suele ser normal o estar ligeramente aumentada cuando se corrige con el volumen alveolar (DLCO/VA), como expresión del incremento del volumen sanguíneo pulmonar. El intercam- bio pulmonar de gases puede mantenerse normal o modificarse levemente en la obesidad simple. En los obesos graves, los gases arteriales se alteran de forma importante y tiende a elevarse la diferencia alveoloarterial de oxígeno. La hipoxemia se produce como consecuencia de las desigualdades existentes entre la ventilación y la perfusión pulmonares, desequilibrio que deriva del colapso de la vía aérea en las bases pulmonares supraper- fundidas. En los individuos con un SOH, la hipoventilación alveolar contribuye a agravar la hipoxemia y la hipercapnia. Regulación de la respiración En los individuos obesos con normocapnia se produce un aumento del impulso ventilatorio central, lo que se ha inter- pretado como un mecanismo de compensación ante el mayor trabajo respiratorio que existe en reposo. El incremento de la quimiosensibilidad se correlaciona con el IMC y, al igual que otras variables de función pulmonar, se normaliza tras la pérdida de peso. Algunos sujetos obesos son incapaces de generar el impulso compensatorio suficiente y desarrollan, por tanto, una hiper- capnia. En los pacientes, lógicamente con un SOH, se ha des- crito una menor respuesta ventilatoria a la hipercapnia. La sensibilidad ventilatoria a la hipoxia también está reducida, incluso de forma aún más intensa. La causa de esta última alteración no se conoce, pero podría relacionarse bien con una predisposición genética o bien, por el contrario, con una respuesta secundaria o adquirida a la hipoxia crónica o a la presencia de apneas repetitivas y de duración prolongada. En el apartado dedicado al SOH se discute el papel de la leptina en el origen de la hipoventilación alveolar. Capacidad de ejercicio La disnea de esfuerzo es un síntoma frecuente en las personas obesas, aunque no necesariamente se relaciona con la limita- ción mecánica o con una mala función pulmonar. La disnea de esfuerzo puede deberse a las consecuencias que tiene la obesidad sobre la contractilidad cardíaca —por ejemplo, a través de una hipertensión arterial o de una disfunción ven- tricular— o a los efectos de la obesidad sobre la musculatura periférica (sedentarismo, pérdida de masa muscular). En reposo, los sujetos obesos tienen un mayor metabolismo basal (VO 2), lo que hace que durante el ejercicio, en compa- ración con los individuos no obesos, tengan un consumo de oxígeno y una frecuencia respiratoria superiores, además de un menor umbral anaeróbico. El consumo máximo de oxígeno está disminuido y en los pacientes que padecen una obesidad grave cae a un nivel comparable con el que se observa en los enfermos que tienen una disfunción ventricular izquierda. OBESIDAD Y ASMA La evidencia epidemiológica acumulada en los últimos años sugiere la existencia de una relación entre la obesidad y el asma, aunque la naturaleza de esta asociación aún no se ha definido bien. La obesidad se asocia con un fenotipo de asma que se caracteriza por una mayor gravedad y una respuesta variable al tratamiento antiasmático convencional. La relación es más intensa en las mujeres y es directamente proporcional al IMC. Por otra parte, en los individuos asmáticos, la reducción de peso —ya sea mediante dieta o a través de una intervención quirúrgica— tiene efectos favorables sobre la obstrucción al flujo aéreo, el número de crisis asmáticas y la calidad de vida. A pesar de estas evidencias, no se dispone aún de datos suficientes que permitan hablar de una relación causal entre la obesidad y el asma. Se han postulado diferentes mecanismos biológicos que podrían estar implicados en esa asociación (cuadro 90.2), entre Cuadro 90.2 MECANISMOS FISIOPATOLÓGICOS PROPUESTOS PARA EXPLICAR LA ASOCIACIÓN DE LA OBESIDAD CON EL ASMA Efectos de la obesidad sobre la mecánica pulmonar: ● ↓Capacidad residual funcional ● ↓Volumen corriente ● Cierre de la vía aérea distal Inflamación sistémica: ● Citocinas (TNF-α, IL-6) ● Quimiocinas (eotaxina, MCP-1) ● Radicales libres de oxígeno ● Reactantes de fase aguda ● Otros factores (VEGF) Hormonas reguladoras del balance energético: ● Leptina ● Adiponectina ● Visfatina Comorbilidades: ● Dislipemia ● Reflujo gastroesofágico ● Síndrome de apneas e hipopneas del sueño ● Diabetes mellitus tipo 2 ● Secuelas de la hipertensión arterial (edema peribronquial, ¿endotelina?) Causa común: ● Condiciones intrauterinas ● Carga genética ● Factores dietéticos IL-6, interleucina 6; MCP-1, proteína quimiotáctica de monocitos; TNF-α, factor de necrosis tumoral α; VEGF, factor de crecimiento endotelial vascular. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 766 ellos el efecto de la obesidad sobre la mecánica ventilatoria. Así, la disminución de la FRC condicionaría una reducción del esti- ramiento del músculo liso y posibilitaría la sobreexpresión de la respuesta broncoespástica frente a determinados estímulos. También la inflamación bronquial inducida por un aumento en la secreción de leptina en los adipocitos podría desempe- ñar un papel, de igual manera que la inflamación sistémica inducida por la propia obesidad. Es posible que algunas de las comorbilidades que acompañan a la obesidad, como el reflujo gastroesofágico o el propio SAHS, favorezcan el desarrollo del asma. Por último, la obesidad y el asma podrían compartir una causa común a través de la expresión de genes pleomórficos que predispongan a ambas entidades, por condiciones intrauterinas comunes o, finalmente, por factores dietéticos que actúen como predisponentes. SUEÑO Y RESPIRACIÓN EN LA OBESIDAD El paso de la vigilia al sueño comporta importantes modifi- caciones en la mecánica pulmonar y en el control de la ven- tilación que en el sujeto obeso pueden producir un deterioroventilatorio concreto. Así, el descenso de la FRC, el incre- mento de la desigualdad entre la ventilación y la perfusión pulmonares, la hipotonía muscular y el descenso del impulso ventilatorio favorecen el trastorno del intercambio nocturno de gases en estos individuos. Las alteraciones son más intensas en la fase de movimientos oculares rápidos (REM), en la que la hipotonía muscular alcanza su grado máximo (fig. 90.1). La obesidad es, además, el principal factor de riesgo para el desarrollo de un SAHS, entidad estrechamente relacionada con el SOH. Obesidad y síndrome de apneas e hipopneas del sueño El SAHS se caracteriza por cursar con episodios recurrentes, que ocurren durante el sueño, en los que se colapsa la vía aérea superior, cuyo origen se encuentra en una anomalía anatómico-funcional de las estructuras que conforman dicha vía. Al colapso total se le denomina apnea, mientras que el colapso parcial se designa como hipopnea. Las consecuencias inmediatas de los episodios de apnea y de hipopnea son el descenso de la saturación de oxígeno de la hemoglobina y los microdespertares transitorios repetidos, que a su vez dan lugar a un sueño no reparador, a una somnolencia diurna excesiva y a trastornos neuropsiquiátricos, metabólicos y cardiorres- piratorios. La obesidad es un potente factor predictor del SAHS. Estu- dios epidemiológicos longitudinales han demostrado que el aumento en una desviación estándar en el IMC multiplica por cuatro la prevalencia del SAHS. Así, en los pacientes con un IMC superior a 40 kg/m2 esta prevalencia oscila entre un 40 y un 90%. Los mecanismos patogénicos implicados en esta relación son múltiples. Por un lado se ha objetivado un FIGURA 90.1 Registro polisomnográfico en un enfermo con una obesidad mórbida. Obsérvese la desaturación de oxígeno que se produce durante toda la fase de sueño con movimientos oculares rápidos (REM) en este paciente, cuyo índice de masa corporal era de 47 kg/m2 (obesidad mórbida o de clase III). Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 90 Afectación respiratoria en la obesidad 767 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. exceso de depósito de grasa en el paladar blando, la lengua y las paredes laterales de la orofaringe. Con ello se incrementa la presión tisular y se modifica el diámetro de la vía aérea superior, que adopta una morfología elipsoidal de orienta- ción anteroposterior que predispone a su colapso. Por otro lado se han descrito cambios importantes en los mecanis- mos compensatorios neurales que estabilizan el tracto res- piratorio superior, así como una respuesta inadecuada del sistema que regula la ventilación en los centros respiratorios. Finalmente, la obesidad —en especial, la obesidad de dis- tribución central— disminuye la FRC, lo que ocasiona una caída en las fuerzas de tracción de la tráquea, un incremento en la distensibilidad de la vía aérea y un favorecimiento, por tanto, del colapso. Relación del síndrome de obesidad-hipoventilación con el síndrome de apneas e hipopneas del sueño El SOH fue definido por Burwel en 1956. Sus similitudes, tanto fisiopatológicas como clínicas, con el SAHS son importan- tes, hasta el punto de que inicialmente se consideraba que ambos procesos eran una misma entidad. En la actualidad se acepta que el SOH es una combinación de hipercapnia diurna (PaCO 2 > 45 mm Hg) y obesidad (IMC > 30 kg/m 2), en ausencia de otras causas de hipercapnia. Se excluyen, por tanto, las anomalías ventilatorias secundarias a problemas diafragmáticos (en las enfermedades neuromusculares), los defectos de la columna vertebral y la caja torácica —como la cifoescoliosis— y las alteraciones que cursan con una limita- ción al flujo aéreo. Se desconoce la prevalencia real del SOH en la población general. En un trabajo realizado en el ámbito hospitalario, el 31% de los sujetos obesos (IMC ≥ 35 kg/m2) hospitalizados en un período de 6 meses cumplía criterios de SOH. Sin embargo, en el momento del alta hospitalaria solo en el 23% de los casos se estableció ese diagnóstico. En los pacientes remitidos para su estudio por la sospecha de un SAHS, la prevalencia del SOH oscila entre un 9 y un 20% y alcanza un 25% cuando el IMC es superior a 40 kg/m2. Por otro lado, aproximadamente el 90% de los pacientes con un SOH en fase estable tiene un SAHS asociado. Estos datos hacen pensar que el SAHS desempeña un papel importante en la patogenia de la hipoventilación alveolar propia del obeso. Se desconocen los mecanismos por los que las apneas participan en la génesis de la hipoventilación. Los repetidos episodios de colapso de la vía aérea propios del SAHS, segui- dos por períodos de hiperventilación, pueden condicionar una sobrecarga mecánica que favorece la fatiga de los músculos respiratorios y la hipoventilación. Por otro lado, también se ha descrito la existencia de un posible descenso en la respuesta ventilatoria a la hipoxia y a la hipercapnia en los pacientes que tienen un SAHS, así como una correlación entre el cociente del tiempo de apnea y el de interapnea con la PaCO 2 diurna. En resumen, según esta hipótesis, la hipercapnia diurna se produce cuando la respuesta ventilatoria postapnea es insuficiente para eliminar el incremento de la PaCO2 que se ha producido y que persigue el constante aclaramiento nocturno del anhídrido carbónico. La leptina: ¿una conexión entre la obesidad y la hipoventilación alveolar? Estudios recientes subrayan la importancia de la obesidad central en la patogenia del SAHS, como consecuencia de la acción de otros factores, además de la puramente mecánica que se produce sobre la vía aérea superior. Por un lado, se ha señalado que existe una relación entre el porcentaje de la grasa visceral, el índice de apnea-hipopnea del sueño (IAH) y el índice de desaturación de oxígeno (ODI). Pero, además, el teji- do adiposo visceral tiene un compartimento metabólicamente activo a través de la secreción de un gran número de hormonas y citocinas. En la conexión entre el tejido adiposo y el sistema respiratorio, la leptina parece desempeñar un papel importan- te. En efecto, secretada principalmente por el tejido adiposo, regula el balance energético actuando sobre el hipotálamo. Allí provoca una disminución del apetito e induce un aumento de la termogénesis y del balance energético. En diversos estudios experimentales realizados en animales con un déficit de leptina congénito se ha comprobado que esta deficiencia se asocia con una importante obesidad y con una hipoventilación, que predomina en las fases REM del sueño. En el ser humano, la obesidad por déficit de leptina es excepcional. Por el con- trario, en las formas de obesidad más habituales la leptina sérica está elevada, lo que sugiere que casi todos los individuos obesos son resistentes a esta sustancia. En el SOH, la PaCO 2 guarda una mayor relación con los niveles de leptina que con el IMC. Además, en el SAHS, como consecuencia de la hipoxia intermitente, la fragmentación del sueño y el aumento del tono simpático, puede incrementarse la secreción de leptina. En resumen, puede hablarse de una relación bidireccional entre la obesidad visceral y el SAHS. La obesidad predispondría al SAHS y a la hipoventilación a través de efectos mecánicos y al inducir una leptinorresistencia. En sentido contrario, el SAHS, a través de la hipoxia intermitente y la fragmentación del sueño, estimularía al tejido adiposo para acentuar la leptinorresis- tencia, lo que empeoraría las consecuencias de la obesidad (fig. 90.2). Manifestaciones clínicas y diagnóstico de los trastornos respiratorios del sueño en la obesidad El SOH se acompaña de un aumento de la morbimortalidad. Seha observado que, durante la hospitalización, los pacientes obesos hipoventiladores, comparados con los obesos sin enfer- medad respiratoria, requieren una intubación orotraqueal con mayor frecuencia, precisan más comúnmente de ingresos en unidades de cuidados intensivos y se remiten de manera más habitual tras el alta a centros de convalecencia. Por otro lado, en el único estudio de seguimiento que se ha publicado hasta la fecha, realizado sin intervención terapéutica alguna, se ha demostrado que tras la hospitalización y un seguimiento de 18 meses los enfermos hipoventiladores tienen una mortalidad superior (23%) a la de los obesos sin alteraciones neumoló- gicas (9%). En la fase de estabilidad clínica, dado el importante sola- pamiento que existe entre el SAHS y el SOH, los enfermos refieren síntomas similares y comunes: excesiva somnolencia Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 768 diurna, sueño no reparador, cefalea matutina, ronquidos, epi- sodios asfícticos y apneas observadas por los familiares. Sin embargo, el paciente obeso hipoventilador suele ser de más edad, mostrar un mayor deterioro del estado general y aquejar disnea y los síntomas propios de un cor pulmonale. En el SOH suelen observarse una poliglobulia secundaria, una alteración ventilatoria restrictiva en el estudio funcional respiratorio y, con frecuencia, una hipertensión pulmonar. Aunque los sínto- mas y la evolución de la enfermedad pueden ser orientativos, la prueba diagnóstica de referencia es la gasometría arterial basal en reposo. El análisis de los gases arteriales evidencia una insuficiencia respiratoria hipercápnica con niveles elevados de bicarbonato, lo que habla de la naturaleza crónica del trastor- no. Para el estudio del tipo de anomalía respiratoria nocturna existente, está indicada la realización de una polisomnografía o de una prueba simplificada, como una poligrafía respiratoria nocturna. La tasa de bicarbonato sérico (CO 3H – ≥ 27 mEq/L), el IAH y el ODI son los factores que mejor predicen la presencia de un SOH. Aproximación terapéutica en el enfermo con obesidad e hipercapnia El abordaje terapéutico del paciente con obesidad e hipercap- nia depende de la situación clínica en la que se encuentra en el momento del diagnóstico. No cabe duda de que un enfermo con una insuficiencia respiratoria hipercápnica aguda grave, con una encefalopatía hipercápnica y con un bajo nivel de consciencia tiene que ser ingresado en una unidad de cuidados intensivos, con el objeto de plantearse la necesidad de una intubación orotraqueal y de la instauración de una ventilación mecánica. En la insuficiencia respiratoria hipercápnica con acidosis respiratoria de menor gravedad, el soporte con una ventilación mecánica no invasiva (VMNI), con o sin oxigeno- terapia, es el tratamiento de elección. La VMNI debe llevarse a cabo en unidades de cuidados respiratorios intermedios o, si no es posible, en una planta de hospitalización convencional bien equipada y con el personal sanitario especializado adecuado. Una vez controladas las causas desencadenantes y superada la fase aguda, debe plantearse la realización de una polisomno- grafía para establecer el papel del SAHS en el origen del tras- torno respiratorio (fig. 90.3). En los pacientes en fase de estabilidad clínica, el tratamiento depende de la presencia o ausencia de un SAHS (fig. 90.4). Si existe un SAHS asociado con la hipoventilación se aconseja la titulación manual de la presión de la CPAP mediante una poli- somnografía y, posteriormente, la realización de una prueba terapéutica con una CPAP. No se dispone de criterios fijos para definir el fracaso del tratamiento una vez ajustada la presión de la CPAP. La persistencia de la hipercapnia diurna, de los síntomas relacionados con la hipoventilación o del deterioro clínico tras aplicar durante un cierto tiempo esa CPAP habla de la conveniencia de valorar la posible indicación de una VMNI. En los pacientes con un SOH sin componente obstructivo en FIGURA 90.2 Potenciales mecanismos de interacción entre la leptina y el síndrome de obesidad-hipoventilación. SAHS, síndrome de apneas e hipopneas del sueño. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 90 Afectación respiratoria en la obesidad 769 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. FIGURA 90.3 Algoritmo de actuación en un enfermo con obesidad e hipercapnia. VMNI, ventilación mecánica no invasiva. FIGURA 90.4 Algoritmo diagnóstico en el síndrome de obesidad e hipoventilación que se encuentra en fase de estabilidad clínica. CPAP, presión positiva continua en la vía aérea; FEV 1 , volumen espiratorio forzado en el primer segundo; FVC, capacidad vital forzada; IMC, índice de masa corporal; PaCO 2 , presión arterial de anhídrido carbónico; VMNI, ventilación mecánica no invasiva. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN XIII Alteraciones de la regulación de la ventilación y síndrome de apneas e hipopneas del sueño 770 la polisomnografía, la VMNI es el procedimiento terapéutico de elección. Múltiples estudios han probado la eficacia de este tratamiento en sus diferentes modos: volumen-control, presión-soporte con presión espiratoria, presión-soporte con presión espiratoria y volumen asegurado, modo espontá- neo y controlado, etc. En el momento actual, el modo ventila- torio que más se emplea es el de presión-soporte con presión espiratoria en modo espontáneo-controlado. Normalmente los pacientes con un SOH requieren presiones espiratorias medias más elevadas, entre 8 y 12 cm H2O, lo que se relaciona con una mayor dificultad para mantener la permeabilidad de la vía aérea. Otras modalidades de VMNI, como la presión-soporte con presión espiratoria y volumen asegurado, a pesar de tener ventajas en la corrección de la hipercapnia nocturna, no consi- guen que los efectos sobre la calidad de vida y la corrección de la hipercapnia diurna sean mejores. En cuanto al tratamiento farmacológico, diversos ensayos experimentales apuntan a que la progesterona, la almitrina y la acetazolamida podrían mejorar la regulación del centro respiratorio. Sin embargo, el papel de estos fármacos en la práctica clínica está aún por determinar. La mortalidad del SOH se ha estimado que es, según trabajos basados en el estudio de enfermos seguidos, como media, durante 41 y 43 meses, de aproximadamente el 12%. La supervivencia media al año y a los 2 años se cifra en el 99 y el 70%, respectivamente. Los principales factores capaces de predecir la mortalidad son la comorbilidad cardiovascular, la insuficiencia cardíaca, la hipoxemia diurna y la elevación sérica de los marcadores inflamatorios al inicio del tratamiento. Por último, no hay que olvidar que el tratamiento de los tras- tornos respiratorios del sueño en el individuo obeso es, también y de manera muy importante, el de la propia obesidad. Los cam- bios en el estilo de vida y la pérdida de peso son eficaces tanto en el SAHS como en el SOH. La dificultad para mantener esa pérdida de peso plantea la necesidad de estrategias más durade- ras, por lo que en la obesidad grave (IMC > 35 kg/m2) puede plantearse la conveniencia de la cirugía bariátrica.Bibliografía Ali Z, Ulrik CS. Obesity and asthma: a coincidence or a causal relation- ship? A systematic review. Respir Med 2013;107:1287-300. Borel JC, Borel AL, Monneret D, Tamisier R, Levy P, Pepin JL. 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