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OXIGENOTERAPIA EN LA INSUFICIENCIA RESPIRATORIA

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CAPÍTULO
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Oxigenoterapia 
en la insuficiencia respiratoria
OXIGENOTERAPIA EN LA INSUFICIENCIA 
RESPIRATORIA AGUDA
La hipoxemia y la hipoxia tisular son las indicaciones fun-
damentales de la oxigenoterapia en los procesos agudos. Sin 
embargo, aunque los límites de la hipoxemia que establecen la 
necesidad de administrar oxígeno son arbitrarios, las principa-
les guías clínicas actuales aconsejan recurrir a este tratamiento 
cuando la presión parcial arterial de oxígeno (PaO
2) es inferior 
a 60 mm Hg. En los enfermos que no tienen una insuficiencia 
respiratoria aguda, la oxigenoterapia está indicada cuando se 
sospecha una hipoxia tisular, bien por la existencia de una 
anemia grave o bien por un fracaso circulatorio. Finalmente, 
también puede considerarse su uso en las enfermedades de 
curso fluctuante, como el asma agudizada, en las que, de mane-
ra transitoria, el paciente puede desarrollar una insuficiencia 
respiratoria.
La indicación de la oxigenoterapia en los sujetos con una 
insuficiencia cardíaca y una cardiopatía isquémica aguda tiene 
sus propias características. Si bien es cierto que el nivel de 
hipoxemia que puede provocar una hipoxia tisular es menor 
en condiciones de bajo gasto cardíaco, también lo es el hecho 
de que la administración de oxígeno puede aumentar la resis-
tencia de la circulación coronaria.
Existen varias formas de administrar el oxígeno en los 
pacientes con una insuficiencia respiratoria aguda. Desde 
un punto de vista práctico pueden distinguirse las siguientes 
posibilidades:
●	 Oxigenoterapia a través de gafas nasales (fig. 94.1). Posible-
mente es la forma que más se utiliza para dar oxígeno, una
vez que el paciente se ha estabilizado. La ventaja fundamen-
tal de esta vía es la comodidad de la administración, pues
permite expectorar, comer y realizar un tratamiento bron-
codilatador sin tener que interrumpir la oxigenoterapia.
Además es, quizás, una forma más estable si el individuo
está agitado y es poco colaborador. El problema principal
consiste en la imposibilidad de conocer y mantener una
fracción inspiratoria de oxígeno (FIO
2) concreta, que ade-
más puede ser insuficiente en algunos casos (sobre todo en 
los que precisan grandes requerimientos, están inestables o 
tienen una respiración bucal).
●	 Oxigenoterapia mediante mascarillas con un sistema regu-
lable para la FIO2 (fig. 94.2). Se conocen también como
mascarillas de tipo Venturi. Se basan en el principio de
Bernoulli y sirven para administrar el oxígeno con una FIO2
estable, controlada e inferior al 50%. El flujo de oxígeno
en la entrada de la mascarilla provoca un «arrastre» de aire
(que penetra en ella por unos orificios regulables). De este
modo, en función del caudal de oxígeno y de la apertura de 
los orificios de entrada del aire, se obtiene una mezcla fija
y una FIO
2 estable. Este sistema se conoce también como
basado en mascarillas de alto flujo, pues el caudal total que 
se proporciona (superior a 20 L/minuto) es mayor que el
que se ofrece con los demás sistemas de administración de
oxígeno. En el mercado existen mascarillas con un sistema
fijo o variable de regulación de la FIO2, que son menos
fiables cuando la FIO2 que se programa es inferior al 30%.
●	 Oxigenoterapia mediante mascarillas con reservorio. Estas
mascarillas proporcionan una elevada FIO2, pero sin un alto 
flujo. Su principio fundamental descansa en el uso de una
cámara o reservorio que se conecta con la mascarilla. Ahí se 
recoge la primera parte del aire exhalado (que contiene una 
FIO
2 más alta, pues es el gas que ocupa el espacio muerto).
De esta manera, cuando el individuo inspira el contenido
de la mascarilla, recibe inicialmente una FIO2 cercana al
70%. El problema fundamental de estos dispositivos consis-
te en que son sistemas de bajo flujo, por lo que pueden ser
insuficientes en los sujetos inestables que respiran con un
elevado volumen minuto. Y ello es así porque parte de ese
volumen es una mezcla de oxígeno y aire que entra por
los orificios antirreinhalación. Las nuevas mascarillas con
reservorio, sin orificios de salida y con un sistema secuencial 
de administración de oxígeno, pueden proporcionar una
FIO
2 estable superior al 90% si el paciente mantiene un
volumen minuto inferior a 10 L.
El oxígeno, como cualquier otro fármaco, tiene sus efectos 
secundarios y sus riesgos. En el enfermo con una insuficiencia 
respiratoria aguda, el riesgo fundamental reside en el desarrollo 
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SECCIÓN XIV
Insuficiencia respiratoria
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de una hipercapnia. Este hecho parece producirse en un por-
centaje reducido de individuos si el oxígeno se aplica con una 
FIO2 baja, pero no ocurre así si se emplea sin control. A pesar 
de ser un efecto secundario conocido desde hace muchos años, 
el mecanismo por el cual se origina no se ha aclarado del todo. 
Inicialmente esta complicación se atribuyó a la inhibición de la 
respuesta ventilatoria a la hipoxia que se observa en los pacien-
tes que tienen una insuficiencia respiratoria agudizada. Sin 
embargo, varios estudios posteriores no pudieron comprobar 
la reducción global de la ventilación y sí la del espacio muerto, 
responsabilizándose entonces a este fenómeno del aumento 
de la hipercapnia. Más tarde ha podido evidenciarse que, en 
situaciones extremas de hiperoxia, la hipercapnia asociada se 
debe tanto a una hipoventilación global como a cambios en la 
relación entre la ventilación y la perfusión pulmonares (V/Q) 
(aumento del espacio muerto e incremento de la perfusión de 
unidades con un bajo cociente V/Q).
Otro mecanismo implicado, a veces olvidado, en el desa-
rrollo de la hipercapnia que se asocia con la oxigenoterapia 
es el efecto Haldane. Dicho efecto consiste en la liberación de 
protones unidos a radicales carbamato por parte de una hemo-
globina mal saturada, que se ve expuesta a una carga brusca 
de oxígeno. Este mecanismo se pone en marcha, sobre todo, 
en los pacientes que tienen una hipoxia y una hipercapnia 
importantes, y se produce de manera casi inmediata tras la 
administración de oxígeno. Por último, la oxigenoterapia pue-
de inducir un daño pulmonar directo —al provocar atelectasias 
por reabsorción cuando disminuye la presión intraalveolar de 
nitrógeno— y una lesión pulmonar difusa ocasionada por la 
liberación de radicales libres. Estas complicaciones son propias 
de la oxigenoterapia que se prolonga en el tiempo y cuando 
se utilizan, de manera simultánea, altas concentraciones de 
oxígeno, por lo que solo suelen aparecer en los sujetos que se 
ventilan mecánicamente.
La técnica y el modo de administrar el oxígeno en un 
paciente con una insuficiencia respiratoria aguda dependen 
de la enfermedad de base y de la situación clínica del individuo. 
De forma esquemática, pueden distinguirse los tres perfiles de 
enfermos que se describen a continuación:
1. Pacientes que requieren una FIO2 baja y que no tienen 
riesgo de hipercapnia. Es posible que casi todos los sujetos 
con una insuficiencia respiratoria aguda deban integrarse 
en este apartado. Aunque al principio (durante el traslado 
al hospital) puede ser necesario el uso de una mascarilla, 
estos pacientes pueden tratarse luego con gafas nasales con 
flujos bajos. En su monitorización no precisan más que 
una simple pulsioximetría.
2. Pacientes que requieren una FIO2 alta. Suele tratarse de 
enfermos que están en el entorno de una unidad de cui-
dados intensivos y que casi siempre tienen cortocircuitos 
pulmonares secundarios a un edema pulmonar o a una 
neumonía grave. En estos casos han de emplearse mas-
carillas capaces de proporcionar una alta FIO
2 y que tengan 
reservorio y, muchas veces, una presión positiva asociada 
(ventilación invasivao presión positiva continua en la vía 
aérea [CPAP]). Es muy importante la vigilancia constante 
de la saturación percutánea de oxígeno (SpO
2). Un exceso 
en la FIO2 suministrada puede impedir la que se detecte 
precozmente el empeoramiento clínico del individuo, 
dado que con la SpO2 no puede apreciarse esta situación 
hasta que ya es grave. Por ello, se aconseja realizar gaso-
metrías arteriales, en las que se analice la evolución del 
cociente PaO2/FIO2, dado que este es el índice que mejor 
valora la gravedad de una insuficiencia respiratoria.
3. Pacientes con el riesgo de que aparezca una hipercapnia 
en relación con la oxigenoterapia. Se trata de personas que 
tienen una intensa limitación al flujo aéreo, un síndrome 
de obesidad e hipoventilación o alguna enfermedad que 
afecte a la bomba torácica (sistema nervioso, músculos 
FIGURA 94.1
Gafas nasales y su correcta colocación.
FIGURA 94.2
Mascarilla basada en el efecto Venturi.
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respiratorios o caja torácica). Como es lógico, el riesgo 
es mayor cuanto más elevada está la hipercapnia basal. 
La monitorización de la SpO2, aunque necesaria, puede 
dar lugar a una falsa sensación de seguridad, ya que que a 
veces impide que se evidencie el deterioro en la ventilación 
que se está produciendo. En la figura 94.3 se muestra un 
esquema simplificado referido a la aplicación de la oxi-
genoterapia en estos casos. Si bien es cierto que las gafas 
nasales proporcionan una FIO2 demasiado inestable y un 
nivel de corrección de la SpO2 que es, a largo plazo, poco 
satisfactorio, también lo es el hecho de que las mascarillas 
de oxígeno se toleran peor y es más difícil que se man-
tengan en una posición adecuada durante muchas horas. 
Cuando el individuo ya ha alcanzado una situación esta-
ble, una medida práctica y segura es recurrir al empleo de 
gafas nasales durante el día y a las mascarillas tipo Venturi 
durante la noche, pues en el período nocturno es cuando 
mayor es el riesgo de que aparezca una hipercapnia.
No se justifica el empleo de humidificadores fríos cuando 
se administra oxígeno a una baja FIO
2. Si se emplea una 
concentración alta o existe una traqueostomía, pueden ser 
necesarios los humidificadores térmicos o, al menos, los sis-
temas intercambiadores o ahorradores de humedad. Ha de 
tenerse en cuenta, además, que un flujo de oxígeno conside-
rado normalmente como bajo (2-4 L/minuto) puede ser una 
FIO2 muy alta si se da a través de una traqueostomía, con el 
riesgo que ello conlleva. Si se añade oxígeno a un respirador 
portátil o a un equipo de CPAP, debe recordarse que una FIO2 
máxima rara vez suele superar el 50% y que la saturación de 
oxígeno que se consigue depende del punto de conexión 
del oxígeno (menor cuanto más lejos del paciente). Además, 
esta saturación es directamente proporcional al caudal de 
oxígeno existente e inversamente proporcional al volumen 
minuto que se suministra. Por otro lado, debe saberse que 
en el hospital, para la terapia nebulizada, puede utilizarse 
el oxígeno como fuente de presión, sin que exista riesgo de 
hipercapnia (p. ej., en las personas asmáticas jóvenes), pero 
es esencial recurrir al aire medicinal o a un compresor en los 
enfermos con hipercapnia o con riesgo de tenerla, aportando 
oxígeno mediante unas gafas nasales durante la nebulización 
si fuera necesario.
Tras la resolución del proceso agudo, si el individuo tiene 
una hipoxemia importante y persistente (PaO
2 < 50 mm Hg), 
es aconsejable prescribir una oxigenoterapia domiciliaria pro-
visional, cuya indicación debe revalorarse con posterioridad. 
En las personas que padecen una cardiopatía o una insuficien-
cia cardíaca puede considerarse la posible indicación de una 
oxigenoterapia domiciliaria con un nivel inferior de hipoxemia 
(PaO
2 entre 50 y 60 mm Hg) o, incluso, si se comprueba la 
existencia de desaturaciones nocturnas de oxígeno no atribui-
bles a una respiración periódica o a un síndrome de apneas e 
hipopneas del sueño (SAHS). Antes del alta ha de verificarse 
el caudal de oxígeno que resulta más adecuado y hay que 
FIGURA 94.3
Utilización de la oxigenoterapia en los enfermos con una insuficiencia respiratoria aguda hipercápnica. FIO
2
, fracción inspiratoria de oxígeno; 
PaCO
2
, presión arterial de anhídrido carbónico; PaO
2
, presión arterial de oxígeno; SaO
2
, saturación arterial de oxígeno.
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asegurarse de que la respuesta a la oxigenoterapia nocturna, 
sobre todo en los sujetos hipercápnicos, es la correcta.
OXIGENOTERAPIA EN LA INSUFICIENCIA 
RESPIRATORIA CRÓNICA
Las enfermedades respiratorias crónicas evolucionan, con cierta 
frecuencia, hacia una insuficiencia respiratoria. La hipoxemia 
suele instaurarse de manera progresiva, lo que permite que 
el organismo ponga en marcha diferentes mecanismos de 
compensación, algunos con una importante repercusión sis-
témica, cuyo objetivo siempre se dirige a preservar el aporte 
tisular de oxígeno. De este modo, el transporte del gas res-
piratorio y la oxigenación tisular se optimizan a través tanto de 
incrementar la ventilación alveolar, el gasto cardíaco y la masa 
eritrocitaria como de disminuir la afinidad de la hemoglobina 
por el oxígeno, entre otros mecanismos.
El oxígeno empezó a utilizarse con fines terapéuticos a 
principios del siglo xx, pero no fue hasta los años ochenta, 
con la publicación de los clásicos trabajos del Nocturnal oxygen 
therapy trial (NOTT) y del Medical Research Council (MRC), 
cuando se sentaron las bases de la oxigenoterapia continua 
domiciliaria (OCD). Tanto el NOTT como el MRC analizaron 
series de individuos que padecían una enfermedad pulmonar 
obstructiva crónica (EPOC) en fase de insuficiencia respira-
toria crónica. El NOTT comparó la oxigenoterapia nocturna 
(12 horas/día) con la continua (media de 17,4 horas/día). 
El MRC valoró la evolución a largo plazo de los pacientes 
tratados con o sin oxígeno. Ambos estudios concluyeron 
que la oxigenoterapia continua aumenta la supervivencia de 
los pacientes con una EPOC y ambos coincidieron en que 
esto lo hace tanto más cuantas más horas se emplea cada día 
(obviamente siempre que el tratamiento con oxígeno esté 
indicado).
Beneficios de la oxigenoterapia
La oxigenoterapia mejora las alteraciones hemodinámicas, 
hematológicas y neuropsíquicas secundarias a la hipoxemia 
crónica. El oxígeno administrado durante el esfuerzo puede 
aliviar la disnea e incrementar la tolerancia al ejercicio. Además, 
parece aumentar la calidad de vida relacionada con la salud y 
disminuir el número de agudizaciones y de hospitalizaciones. 
Pero, como se ha comentado antes, el efecto más importante 
de la OCD estriba en que reduce la mortalidad asociada con 
la hipoxemia crónica. De hecho, en los individuos que pade-
cen una EPOC en situación de insuficiencia respiratoria, es 
el único tratamiento con el que se ha demostrado que puede 
prolongarse la supervivencia.
Riesgos de la oxigenoterapia
Al igual que en la insuficiencia respiratoria aguda, el riesgo más 
importante aquí es también el desarrollo de una hipercapnia. 
Algo que es aún más grave e importante durante el sueño y que 
puede empeorar si, con la intención de corregir esa hipoxemia, 
se eleva el flujo de oxígeno que se está pautando. En los casos 
en los que coincide una EPOC con un SAHS, la OCD conflujo 
bajo puede prolongar la duración de las apneas obstructivas y, 
en consecuencia, afectar a la calidad y la arquitectura del sueño 
de estos enfermos (fig. 94.4).
Otros efectos adversos que pueden influir, asimismo, en 
el cumplimiento del tratamiento son la congestión nasal e 
irritación de la mucosa nasal, las epistaxis, las reacciones alér-
gicas al material con el que se hacen las cánulas nasales y los 
efectos psíquicos y sociales. Tampoco hay que olvidar el riesgo 
de explosión, las quemaduras (en especial en los sujetos que 
siguen fumando) o la congelación (en relación con la mani-
pulación de fuentes de oxígeno líquido).
En general, la OCD con flujos bajos se tolera muy bien 
durante mucho tiempo. No obstante, cuando se emplea de for-
ma continuada, por el motivo que sea, una FIO
2 alta (superior 
a 0,5), pueden producirse cambios histopatológicos debidos a 
la toxicidad celular ocasionada por el oxígeno.
FIGURA 94.4
Cambio de la presión arterial de anhídrido carbónico (PaCO
2
) y del pH 
plasmático durante el sueño con un flujo de oxígeno ajustado cuando el 
enfermo está en vigilia y tras incrementarlo 1 L/minuto con el paciente 
durmiendo. Tomado de Samolski et al., 2010.
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Indicaciones de la oxigenoterapia
INDICACIONES CONVENCIONALES
La OCD proporciona unos beneficios que solo se han con-
firmado, de manera específica, para la EPOC que cursa con 
una insuficiencia respiratoria crónica. En todo caso, antes de 
plantear esta posibilidad terapéutica, ha de comprobarse que 
el tratamiento médico es el mejor posible y que se cumple 
de modo correcto. Asimismo, tiene que haberse abandonado 
el consumo de tabaco. La OCD está indicada en el paciente 
clínicamente estable y después de verificar, al menos en dos 
ocasiones (con un intervalo mínimo de 1 mes), alguna de las 
dos situaciones siguientes:
1. Una PaO2 < 55 mm Hg (que se corresponde, aproximada-
mente, con una SpO2 < 88%).
2. Una PaO2 entre 55 y 60 mm Hg si se asocia con una hiper-
tensión pulmonar o se evidencia, desde un punto de vista 
clínico, un cor pulmonale, una poliglobulia (índice hemato-
crito > 55%) o una insuficiencia cardíaca congestiva, o si 
existe algún trastorno significativo del ritmo cardíaco.
INDICACIONES ESPECIALES
Posthospitalización
Cuando la OCD se inicia en un paciente con una EPOC que 
tiene, en ese momento, una agudización, se recomienda revisar 
la indicación unos 30-90 días después, ya que al menos en el 
20% de los casos va a ser posible suspender el tratamiento.
Desaturación de oxígeno nocturna
Hasta un 45% de los individuos que tienen una EPOC experi-
menta desaturaciones de oxígeno nocturnas, es decir, mientras 
se duerme (definición europea: presencia de una SpO2 < 90% 
durante, al menos, el 30% del tiempo de sueño), sin que 
exista insuficiencia respiratoria alguna en vigilia. A pesar de 
que no está claro que la oxigenoterapia nocturna mejore las 
variables hemodinámicas ni la supervivencia en estos casos, la 
OCD puede considerarse cuando se objetiva una SpO
2 media 
menor del 88% o una PaO2 inferior a 55 mm Hg durante el 
sueño, coexistiendo con la evidencia de un cor pulmonale, una 
poliglobulia secundaria o cualquier alteración física o mental 
atribuible a la desaturación (hipoxia). Es imprescindible haber 
descartado, previamente, la presencia de un SAHS, comprobar 
que la SpO
2 se corrige con el oxígeno y que la oxigenoterapia 
aplicada durante el sueño se tolera sin problemas.
Desaturación de oxígeno con el esfuerzo
Un porcentaje de los sujetos que tienen una EPOC, pero en 
los que no hay criterios para establecer la indicación de una 
OCD, sufre importantes desaturaciones de oxígeno con el 
esfuerzo. En algunos trabajos se ha sugerido que la existencia 
de estas desaturaciones puede ser un factor de mal pronóstico, 
a pesar de que no se ha demostrado que la oxigenoterapia, en 
estos casos, mejore la disnea ni que aumente la supervivencia, 
la calidad de vida o la capacidad de ejercicio a largo plazo. No 
obstante, la OCD debe plantearse en los pacientes que tienen 
una SpO
2 menor del 88% durante el esfuerzo (prueba de la mar-
cha de 6 minutos), siempre que se compruebe que el oxígeno 
corrige la desaturación (SpO2 > 90%) e incrementa la tolerancia 
al esfuerzo (alivio de la disnea o mayor distancia recorrida). 
Además, es imprescindible que el enfermo esté motivado y 
acepte que debe utilizar el dispositivo suministrador del oxígeno 
líquido cuando salga a caminar.
Otras situaciones clínicas
No está claro el beneficio que puede proporcionar la OCD en 
otras enfermedades que también cursan con hipoxemia. Sin 
embargo, la OCD puede estar indicada en las siguientes situa-
ciones clínicas: neumopatías intersticiales (fibrosis pulmonar), 
alteraciones de la caja torácica (muchas veces asociadas con un 
soporte ventilatorio), otras causas de limitación al flujo aéreo, 
SAHS con desaturaciones nocturnas que no se corrigen con la 
CPAP, insuficiencia cardíaca, enfermedades cardiopulmonares 
que cursan con una hipoxemia episódica, hipertensión arterial 
no debida a una EPOC, cefalea de Horton y tratamiento palia-
tivo en los pacientes terminales; en este último caso, siempre 
que se demuestre la existencia de una insuficiencia respiratoria, 
ya que, por ejemplo, en los sujetos con un cáncer que no tienen 
una hipoxemia grave, los opioides son más eficaces que la 
oxigenoterapia para aliviar la disnea.
Ajuste de la oxigenoterapia
Una vez establecida la indicación de la OCD, ha de escogerse 
la fuente de oxígeno y la forma y el tiempo de administración, 
así como el flujo necesario para corregir la hipoxemia. Además, 
es muy importante educar al enfermo en el uso y el manejo del 
tratamiento, ya que la comprensión de ambas cosas favorece 
mucho el cumplimiento.
El flujo de oxígeno, que se ajusta en vigilia, ha de ser sufi-
ciente como para mantener una PaO
2 mayor de 60 mm Hg 
(SpO2 del 92-93%) en reposo. Se aconseja hacer una deter-
minación gasométrica tras 30 minutos, al menos, con el flujo 
de oxígeno que se haya decidido, al objeto de confirmar que 
la hipoxemia se corrige y para comprobar que no se produce 
un incremento de la presión arterial de anhídrido carbónico 
(PaCO
2).
Algunas guías internacionales aconsejan aumentar el 
flujo de oxígeno en 1 L/minuto durante el sueño, ya que, si 
no se hace así, en bastantes casos (entre un 16 y un 48%) 
se producen desaturaciones nocturnas. Sin embargo, esta 
norma puede favorecer una hipoventilación alveolar noc-
turna y, como consecuencia, una hipercapnia y una acidosis 
respiratoria. Por tanto, el incremento del flujo no debería 
recomendarse de manera sistemática e indiscriminada. Por 
último, es importante recordar que el oxígeno debe adminis-
trarse un tiempo, cada día, que no debe ser inferior a las 
16 horas, dado que ese es el tiempo mínimo que consigue, 
según se ha demostrado, un aumento en la supervivencia de 
los enfermos.
En los casos en los que se sospeche una hipoventilación 
alveolar nocturna secundaria a la oxigenoterapia, el ajuste del 
flujo de oxígeno tendría que hacerse con el individuo ingre-
sado y previa realización de una pulsioximetría nocturna y 
una determinación de los gases arteriales al despertar. Una 
elevación de la PaCO
2 respecto a la diurna en vigilia de más de 
10 mm Hg o la presencia de una acidosis respiratoria obliga a 
reajustar el flujo o, incluso, a plantear una ventilación mecánica 
domiciliaria. La figura 94.5 muestra un algoritmo de actuación 
en la indicación de la OCD.
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El ajuste de la oxigenoterapia portátil debe llevarse a cabo 
con una prueba de esfuerzo (caminar durante 6 minutos) 
respirando aire ambiente, para comprobar cuál es el grado de 
desaturación que aparece. Posteriormente, la misma prueba ha 
de repetirse con diferentes flujos de oxígeno, con incrementos 
progresivos hasta conseguir la corrección de la hipoxemia 
(SpO2 > 90%). Entre cada prueba es necesario guardar un 
tiempo de reposo de, al menos, 30 minutos. En todos los casos 
ha de demostrarse que la desaturación que origina el esfuerzo 
se corrige o que la tolerancia al ejercicio es mejor que la que 
existía antes de prescribir la oxigenoterapia portátil.
Formas de administración de la oxigenoterapia 
continua domiciliaria
FUENTES DE OXÍGENO
Cilindro de alta presión
Conserva el oxígeno comprimido en forma gaseosa con una 
presión elevada. Se dispone de manorreductores que permiten 
regular el flujo del oxígeno en litros/minuto. Es un sistema que 
administra oxígeno puro y que es muy silencioso y económico. 
Sin embargo, se trata de un equipo pesado y que precisa de 
recambios frecuentes por parte de la empresa suministradora 
FIGURA 94.5
Algoritmo para el ajuste de la oxigenoterapia continua domiciliaria (OCD). CPAP, presión positiva continua en la vía aérea; HTP, hipertensión pulmonar; 
PaCO
2
, presión arterial de anhídrido carbónico; PaO
2
, presión arterial de oxígeno; SAHS, síndrome de apneas e hipopneas del sueño; SpO
2
, saturación 
percutánea de oxígeno; VMK, mascarilla tipo Venturi; VMNI, ventilación mecánica no invasiva.
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(cada cilindro tiene una vida media de unos 3-5 días). En la 
actualidad se emplea, como fuente de rescate, para el caso de 
un fallo en la red eléctrica o para el traslado de los enfermos 
(fig. 94.6).
Concentrador de oxígeno
Es el sistema que más se utiliza. Se compone de un compresor 
eléctrico, que hace pasar el aire a través de un filtro molecular 
para conseguir la concentración del oxígeno que proviene del 
aire ambiente. El equipo puede trasladarse de un sitio a otro, 
aunque es incómodo, lo que limita su autonomía fuera del 
domicilio del paciente. Además, depende de una fuente de 
energía eléctrica y puede ser molesto por el ruido que emite. 
No es útil cuando se necesitan flujos altos (> 4 L/minuto), 
dado que entonces disminuye la concentración del oxígeno 
que se proporciona. Es un sistema que requiere que los fil-
tros se cambien cada cierto tiempo y que el concentrador se 
revise, desde un punto de vista mecánico y eléctrico, con una 
periodicidad determinada (fig. 94.7).
Concentrador portátil
De menores dimensiones que el concentrador no portátil, 
tiene las mismas indicaciones que la bala de oxígeno líquido 
y es muy útil para el caso de los individuos que tienen varios 
domicilios o que viajan mucho (fig. 94.8). Es probable que en 
poco tiempo desplacen del todo al oxígeno líquido y, tal vez, 
al concentrador convencional. Sin embargo, de momento, al 
FIGURA 94.6
Fuente de oxígeno: cilindro de alta presión.
FIGURA 94.7
Fuente de oxígeno: concentrador de oxígeno.
FIGURA 94.8
Fuente de oxígeno: concentrador portátil.
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igual que ocurre con este último, no puede proporcionar un 
flujo de oxígeno elevado.
El concentrador con cargador de bombonas portátiles está 
indicado en las personas que precisan una OCD durante más 
de 15 horas/día, que tienen una movilidad muy limitada y que 
rara vez salen a la calle.
Oxígeno líquido
Con este sistema se consigue almacenar más cantidad de 
oxígeno en un volumen reducido. Consta de un reservorio 
«nodriza», con capacidad para suministrar oxígeno durante 
unos 5-7 días, y de un recipiente portátil o «mochila», que es el 
que posibilita la movilidad y los desplazamientos del enfermo 
(fig. 94.9). Es el sistema más caro, pero permite la adminis-
tración de flujos altos. Si no se utiliza, llega un momento en 
el que el reservorio pierde su contenido por evaporación (esto 
suele suceder cuando el sujeto ingresa en un hospital durante 
un tiempo y vuelve a su domicilio días o semanas después).
SISTEMAS DE ADMINISTRACIÓN AL PACIENTE
Cánulas nasales
Son el sistema que más se usa en la OCD (al respecto, véanse 
las formas de administración en el apartado dedicado a la 
insuficiencia respiratoria aguda).
Mascarillas con efecto Venturi
Se emplean sobre todo en el ámbito hospitalario (al respecto, 
véanse las formas de administración en el apartado dedicado a 
la insuficiencia respiratoria aguda), aunque algunos pacientes 
con una traqueostomía o con riesgo de una hipoventilación 
alveolar nocturna las pueden utilizar en su domicilio.
Sistemas ahorradores de oxígeno
Permiten aumentar la autonomía y la movilidad en los indi-
viduos que recurren a fuentes portátiles; también se usan en 
los enfermos con hipoxemias graves. Pueden distinguirse dos 
sistemas fundamentales (fig. 94.10):
1. Cánulas con reservorio. Aumentan la FIO2 en la fracción 
inicial de la inspiración, al acumular parte del oxígeno 
—aproximadamente 40 mL— rechazado durante el 
comienzo de la espiración. Cuando la frecuencia respirato-
ria es alta disminuye su eficacia. Además, son más molestas 
y poco estéticas.
2. Sistemas a demanda. Detectan el inicio de la inspiración 
con un sensor de presión negativa, que permite el paso 
del oxígeno. Cuando se precisan flujos elevados y la fre-
cuencia respiratoria es alta, no tienen tanta eficacia. Antes 
de considerarse su indicación, debe comprobarse siempre 
que la corrección de la SpO
2 es la adecuada.
FIGURA 94.9
Fuente de oxígeno: oxígeno líquido y mochila.
FIGURA 94.10
Sistemas de administración del oxígeno al enfermo: cánulas con reservorio 
y dispositivos a demanda.
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CAPÍTULO 94
Oxigenoterapia en la insuficiencia respiratoria
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Catéteres transtraqueales
Se colocan a través de una punción percutánea. Al evitar el 
espacio muerto de la vía aérea superior, se consigue que la FIO2 
sea más alta con flujos de oxígeno más bajos. Se trata de un 
sistema invasivo, que no pocas veces ocasiona complicaciones 
locales diversas. Requieren de un elevado grado de entrena-
miento y están contraindicados en las estenosis subglóticas, 
las parálisis de las cuerdas vocales, las coagulopatías graves, la 
incapacidad para mantener unos mínimos cuidados locales, los 
estados de hipersecreción bronquial y los trastornos cutáneos 
que dificultan la cicatrización.
La evidencia existente hasta este momento no es suficiente 
como para justificar la utilización de humidificadores cuando la 
oxigenoterapia se aplica mediante una cánula nasal con flujos 
inferiores a 5 L/minuto. La humidificación aumenta el riesgo de 
las colonizaciones bacterianas y favorece las fugas de oxígeno.
Control de la oxigenoterapia
Para comprobar los efectos de laOCD, detectar posibles reaccio-
nes adversas y asegurarse del cumplimiento terapéutico deben 
programarse revisiones periódicas, tanto clínicas como gasomé-
tricas o de la SpO2. Si la PaO2 está por encima de 80 mm Hg, 
ha de repetirse la gasometría arterial con el paciente respirando 
aire ambiente. Si la PaO2 sigue siendo alta (> 60 mm Hg), debe 
suspenderse la OCD.
En los enfermos en los que está indicado el oxígeno portátil 
también ha de realizarse periódicamente una prueba de la 
marcha, para reajustar el flujo, dado que con el tiempo pueden 
variar las condiciones y las necesidades de oxígeno.
A pesar de la importancia que tiene la OCD en el tratamien-
to de la insuficiencia respiratoria crónica, aún existen algunos 
aspectos que tienen que aclararse. Por ejemplo, no se conoce 
bien cuál es el papel de la OCD en enfermedades distintas a 
la EPOC, sobre todo en los sujetos que también sufren una 
cardiopatía. Se duda, asimismo, del tiempo que, cada día, 
debe utilizarse el oxígeno. ¿Ha de mantenerse un mínimo de 
16 horas/día o, teniendo en cuenta los nuevos dispositivos 
de administración existentes, debe recomendarse que la OCD 
se use de manera continua? Por otro lado, ¿es realmente útil 
la OCD en los individuos que solo tienen desaturaciones noc-
turnas o con el esfuerzo? Aún más, ya que con el aumento de 
la esperanza de vida la población ha envejecido y sabiendo 
que, con la edad, se produce una disminución fisiológica de 
la PaO2, ¿han de emplearse los mismos criterios de indicación 
de la OCD en la población anciana? ¿Cuál es la importancia de 
la ventilación mecánica domiciliaria en la EPOC asociada con 
una insuficiencia respiratoria crónica en la que la oxigenotera-
pia no resuelve de modo óptimo dicha insuficiencia? A la vista 
de todos estos interrogantes, es evidente que deben ponerse 
en marcha nuevos estudios que permitan responder a estas y 
a otras importantes preguntas.
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