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608 CAPÍTULO © 2017. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos Tabaco y tabaquis INTRODUCCIÓN El tabaquismo es una enfermedad crónica adictiva, que sue le iniciarse antes de los 15 años de edad y que origina graves padecimientos respiratorios, cardiovasculares y neoplásicos. Es la principal causa prevenible de muerte y de discapacidad, y el principal agente medioambiental causante de enfermedad en los seres humanos. Las características de la personalidad, el entorno social y el ejemplo familiar, de los educadores y del grupo de amigos son de gran influencia para iniciarse en el consumo de tabaco. A todo esto se añade el elevado poder de adicción que tiene la nicotina. Además, es posible que existan determinados rasgos genéticos que hacen que algunas personas tengan una mayor predisposición para sufrir cualquier tipo de adicción. El tabaco se consume en el mundo occidental desde hace más de 400 años, aunque más extensamente desde la segunda mitad del siglo xix, tras la aparición de los cigarrillos manu facturados. Su aceptación social ha pasado por diferentes eta pas, desde sus inicios, en los que se le atribuían propiedades medicinales y curativas, casi mágicas, hasta ser motivo de excomunión o de pena de muerte. Hoy en día se incluye entre las denominadas «drogas institucionales o legales» y, por su morbimortalidad y el gran coste social que ocasiona, es un pro blema sanitario de primera magnitud. La política de control del consumo de tabaco, que se ha basado en medidas de restricción de su publicidad, aumento de los precios y de los impuestos, regulación de los espacios en los que está prohibido fumar, mayor información sanitaria sobre la repercusión del tabaquis mo y ayudas a los fumadores para abandonar el tabaco, ha sido bastante eficaz y ha conseguido, al menos parcialmente, que disminuya el número de fumadores (cuadro 73.1). EPIDEMIOLOGÍA En todo el mundo existen más de 1.200 millones de individuos fumadores, de los que la cuarta parte son personas adultas. La prevalencia del tabaquismo difiere entre los distintos países y grupos de edad, así como en función del sexo y del nivel socioeconómico. En la actualidad, el consumo de tabaco en el mundo es mucho mayor en los hombres (36%) que en las mujeres (8%). Sin embargo, desde hace ya varios años se observa un claro aumento del tabaquismo entre las mujeres, en particular en los países con menos recursos. También ha podido apreciarse un leve descenso en la edad de inicio en el consumo de tabaco. Aunque en España la incorporación al hábito tabáquico se produjo algo más tardíamente, en el año 2012, según la última Encuesta Nacional de Salud (ENS), fumaba el 27% de las per sonas mayores de 16 años. Esto supone una reducción de más del 3% con respecto a la anterior ENS de 2006 (tabla 73.1). Esta tendencia parece que se confirma según los datos que aparecen en la última Encuesta europea de salud en España, que se refiere al año 2014, y según la cual un 23% de los españoles con más de 16 años de edad afirma fumar a diario, un 2,4% dice ser fumador ocasional, un 25,7% se declara exfumador y un 49% asegura que nunca ha fumado. Este descenso se ha producido esencialmente en la población masculina, a semejanza con lo que ha ocurrido en otros países de nuestro entorno. No obstante, hoy en día la prevalencia del tabaquismo en la población femenina incluso está superando, en la edad adoles cente, a la de los varones. En efecto, el tabaquismo femenino tiene unas características propias, que pueden dificultar el abandono del tabaco. La preocupación por el mantenimiento 73 Cuadro 73.1 MEDIDAS LEGISLATIVAS DE EFICACIA PROBADA EN LA DISMINUCIÓN DEL CONSUMO DE TABACO Prohibición absoluta de publicidad, directa o indirecta, en la promoción y el patrocinio del tabaco Impresión obligatoria de avisos o advertencias sanitarias en los paquetes de tabaco Impresión obligatoria de los contenidos de nicotina, alquitrán y monóxido de carbono emitidos por los cigarrillos en los paquetes de tabaco Elaboración de una clara política impositiva sobre la venta de cigarrillos Control drástico del contrabando de tabaco Restricciones en la venta del tabaco, que deben incluir la prohibición de la venta a menores y la prohibición o la restricción de la venta a través de distribuidores automáticos Prohibición absoluta del consumo de tabaco en los lugares públicos y en los lugares de trabajo Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 73 Tabaco y tabaquismo 609 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. del peso o la idea equivocada de que fumar ayuda a reducir la ansiedad son factores que obstaculizan la cesación tabáquica en las mujeres. Un momento de especial motivación es el embarazo, período en el que el 40% de las mujeres fumadoras abandona el tabaco de manera espontánea, si bien muchas veces de manera transitoria, ya que el 60% vuelve a fumar en los primeros meses después del parto. En España un 20% de las mujeres fuma durante la gestación. La edad de inicio en el consumo de tabaco es muy precoz y se situaba en nuestro país, en el año 2013, en los 13,6 años. El 40% de los individuos menores de 16 años ha consumido ocasionalmente tabaco y el 8% fuma regularmente. Las cau sas que propician este consumo entre los más jóvenes son el bajo precio de los cigarrillos, la facilidad para conseguirlos, la aceptación social y las campañas publicitarias, especialmente enfocadas hacia la población juvenil, al asociar el tabaco con un determinado estilo de vida, en esencia, la independencia, el éxito, la libertad sexual y la identificación grupal y personal. Hasta hace poco tiempo, además, su presencia era continua en multitud de acontecimientos deportivos. En general, el tabaco que más se consume es el que se manufactura como cigarrillos. Menos del 3% de los fumadores recurre al tabaco de pipa o a cigarros puros. En algunos países (Estados Unidos, Suecia) se emplea, en un pequeño porcentaje, el tabaco conocido como smokeless, es decir, «sin humo», que se utiliza por vía oral (masticado) o nasal (esnifado) y, por ello, sin combustión. En los países en desarrollo son frecuentes otras formas de usar el tabaco (bidis, pipas de agua, etc.). En España se ha producido en los últimos años un aumento en el consumo de tabaco de liar, sobre todo entre las personas más jóvenes, debido a su menor precio y también a la falsa idea de que es menos perjudicial. Trabajos recientes han demos trado que este tipo de tabaco tiene un contenido superior, incluso, en nicotina, alquitrán y otras sustancias, por lo que se considera que es igualmente dañino para la salud. Hace años el consumo de tabaco se asociaba con las clases sociales más elevadas, aunque actualmente el tabaquismo en ellas, en los países desarrollados, está en descenso. Por el contrario, predomina en los grupos más desfavorecidos, sobre todo en el sexo masculino, ya que en la mujer, debido a su pos terior incorporación al tabaquismo, aún prevalece en las clases sociales medias y altas. En los países en vías de desarrollo fuma casi el 50% de los hombres y aproximadamente entre el 7 y el 10% de las mujeres. Los costes sanitarios y sociales que se derivan del consumo de tabaco son muy elevados, si bien difíciles de calcular. A la asistencia médica, las estancias hospitalarias y el gasto farma céutico se unen el absentismo laboral, la pérdida de produc tividad, el aumento en el riesgo de incendios y de accidentes laborales, y también los costes ocasionados por la reducción de la vida productiva, con lo que ello acarrea de pensiones, invali deces e incapacidades laborales. En España se ha estimado que estos costes (directos e indirectos)se situaron en el año 2014 en unos 8.000 millones de euros. ENFERMEDADES RELACIONADAS CON EL CONSUMO DE TABACO Según estimaciones de 2015 de la World Health Organization, el tabaco origina actualmente casi 6 millones de muertes anuales en todo el mundo y más de 60.000 en nuestro país, lo que supone el 16% de todos los fallecimientos que ocurren en los individuos mayores de 35 años de edad. Si continúa la tendencia actual, se calcula que hacia el año 2020 van a morir en el mundo unos 10 millones de personas cada año a consecuencia del tabaco. Las causas de muerte atribuibles al tabaquismo más frecuentes son el cáncer de pulmón, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y la cardiopatía isquémica, por este orden. Aunque no existe un umbral de seguridad para el tabaquis mo, se sabe que existe una relación entre la dosis y la respuesta. Así, la probabilidad de desarrollar una enfermedad debida al tabaco es mayor en los sujetos fumadores de más cantidad de cigarrillos y en los que llevan más años fumando que en los que han fumado menos tiempo o menos cantidad. Enfermedades respiratorias Se ha demostrado que las personas fumadoras tienen, con el paso del tiempo, un declive en la función pulmonar más acele rado que el que se observa en los individuos no fumadores. Al abandonar el tabaco, aunque no se recupera la función pul monar perdida, el ritmo anual de descenso en la función pulmonar prácticamente se iguala con el de los sujetos no fumadores (cuadro 73.2). La EPOC, es decir, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (bronquitis crónica y enfisema pulmonar), aparece en el 2025% de los fumadores y su morbimortalidad es muy importante. Además, los asmáticos fumadores tienen un mayor número de agudizaciones que los que no los son. Los radicales libres de oxígeno y las sustancias irritantes son los componentes del humo del tabaco que producen mayores trastornos fisiopatológicos en el aparato respiratorio y en la función mucociliar, y los que son capaces de inducir reaccio nes inflamatorias e inmunológicas en los bronquios y en el parénquima pulmonar. Asimismo, condicionan una mayor susceptibilidad a las infecciones y a las neoplasias. Los agentes TABLA 73.1 Evolución de la prevalencia del tabaquismo en España, en conjunto y por separado para ambos sexos, en los últimos 6 años Fumador diario Fumador ocasional Exfumador Nunca fumador 2006 2012 2006 2012 2006 2012 2006 2012 Ambos sexos 27% 24% 2,9% 3,0% 21% 19% 48% 53% Hombres 32% 27% 3,6% 3,5% 29% 26% 35% 41% Mujeres 22% 20% 2,2% 2,6% 13% 12% 62% 64% Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IX Patología pleuropulmonar por agentes externos 610 oxidantes que se inhalan, que se acumulan constantemente, desencadenan la destrucción de las proteínas del tejido conec tivo parenquimatoso (elastina y otras) y provocan, finalmente, el enfisema pulmonar. Enfermedades cardiovasculares El estudio de Framingham demostró, en 1994, que el tabaco predispone a la enfermedad vascular periférica, a la cardiopatía isquémica, a la insuficiencia cardíaca y al ictus cerebral. Es probable que también exista una relación con la hipertensión arterial, así como con la disminución de la eficacia de los fár macos antihipertensivos y con un mayor riesgo de desarrollar una hipertensión vasculorrenal maligna. En las complicaciones cardiovasculares atribuibles al taba co intervienen principalmente la nicotina y el monóxido de carbono, compuestos ambos con capacidad arritmógena y para inducir una ateroesclerosis. Existe, igualmente, un mayor riesgo de trombosis intravascular y de ateromatosis, lo que se debe a un incremento de la adhesividad y la agregabilidad plaquetarias, a un aumento del tromboxano y de la trombina, y a una hiperviscosidad de la sangre como consecuencia de la macrocitosis, la poliglobulia secundaria y la leucocitosis existentes. Enfermedades neoplásicas En el humo del tabaco se encuentran grandes cantidades de sustancias carcinógenas y cocarcinógenas (con un efecto coad yuvante o facilitador en la carcinogénesis). Las más importantes y mejor conocidas hasta el momento son los hidrocarburos aromáticos policíclicos, las nitrosaminas, el formaldehído, el acetaldehído, el arsénico, los aditivos y los elementos radiactivos. El tabaco es la causa de más del 80% de los carcinomas bronquiales (del 25% de las neoplasias en el varón y ya el cáncer más frecuente en la mujer en el mundo). Efectivamente, el cáncer de pulmón está aumentando en el sexo femenino. En algunos países la mortalidad que ocasiona es, incluso, mayor que la debida al cáncer de mama. El tabaco eleva el riesgo de padecer cualquiera de los tipos histopatológicos, lo que está en relación con la cantidad de cigarrillos fumados y con la profundidad de las caladas. Además, es un factor causal de primer orden —tanto en los hombres como en las mujeres— en otros muchos tumores, como los de la cavidad oral, la faringe, la laringe, el esófago, el estómago, el hígado, el páncreas, el riñón, la vejiga y el útero. Enfermedades gastrointestinales La nicotina inhibe la producción de prostaglandinas en la mucosa gástrica, estimula el peristaltismo, incrementa la emesis al activar el centro bulbar y disminuye la secreción pancreá tica. Como consecuencia de todo ello, la úlcera gástrica es de dos a cuatro veces más habitual en los fumadores, en los que, además, la respuesta al tratamiento es peor que en los no fumadores. El tabaco también favorece la pirosis retroesternal debido a que induce una relajación del esfínter esofagogástrico. Trastornos ginecológicos En las mujeres fumadoras la menarquia se retrasa y la meno pausia se adelanta. El período fértil se reduce por las modifica ciones ováricas que produce el tabaco. Además, en las fumado ras son más comunes los tumores del cérvix y de la vulva que en las no fumadoras, así como la osteopenia y la osteoporosis. Enfermedades neonatales Las mujeres embarazadas fumadoras tienen mayor riesgo de sufrir complicaciones durante el embarazo y de tener un parto prematuro, una placenta previa o una rotura prematura de las membranas. Sus hijos tienen menor peso al nacer y en ellos es más frecuente la muerte súbita del neonato. Si los hijos viven en un ambiente de fumadores pueden tener problemas en la maduración del sistema respiratorio, así como una mayor incidencia de infecciones faringoamigdalares, del oído medio e, incluso, broncopulmonares. Tabaquismo pasivo Multitud de estudios epidemiológicos, observacionales y de intervención han demostrado la relación existente entre el tabaquismo pasivo y numerosas enfermedades. Esta forma de tabaquismo es la tercera causa mundial de muerte evitable, tras el tabaquismo activo y el alcoholismo. Sus efectos reales son más difíciles de evaluar, puesto que influyen múltiples factores, como los años y la duración diaria de la exposición, el grado de ventilación del domicilio o del lugar de trabajo, el número de fumadores activos existentes y su consumo de ciga rrillos, el volumen, la humedad y la temperatura del entorno, etc. En el cuadro 73.3 se resumen las enfermedades que se relacionan con el tabaquismo pasivo. DIAGNÓSTICO DEL TABAQUISMO Como en toda enfermedad, en el tabaquismo también es fun damental establecer un diagnóstico correcto para seleccionar la estrategia terapéutica más adecuada en cada caso (terapia individualizada) y para poder programar un buen seguimien to. Se ha consensuado la necesidad de recoger un conjunto mínimo básico de datos, que debería figurar en anamnesis de todo individuo fumador. En estos datos se incluye no solo el número de cigarrillos fumados diariamente, sino también los años que se ha sido fumador y el cálculo del consumo acu mulado en paquetesaño(resultado de multiplicar el número de paquetes consumidos diariamente por el número de años que se lleva fumando). El grado de dependencia física que el Cuadro 73.2 DESCENSO MEDIO ANUAL DEL VOLUMEN ESPIRATORIO FORZADO EN EL PRIMER SEGUNDO EN LA ESPIROMETRÍA EN RELACIÓN CON EL CONSUMO DE TABACO Individuos no fumadores: 20-30 mL/año Individuos exfumadores: 25-50 mL/año Individuos fumadores no susceptibles: 25-30 mL/año Individuos fumadores susceptibles: 70-150 mL/año Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 73 Tabaco y tabaquismo 611 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. fumador tiene por la nicotina se estima por medio del test de Fagerström (cuadro 73.4), que además sirve para identificar a los fumadores que van a tener más dificultades para abandonar el tabaco. Otros cuestionarios permiten valorar el grado de motivación para dejar de fumar que un sujeto tiene en un momento deter minado. El más utilizado es el de Richmond, que aún no se ha validado en español y que solo tiene cierta utilidad en el ámbi to de la atención primaria. La motivación para dejar de fumar evoluciona a lo largo de la historia natural de la dependencia de cada fumador y madura progresivamente en las distintas etapas de su comportamiento ante el hábito tabáquico, tal y como han descrito Prochaska y DiClemente. Es importante diagnosticar en qué fase de este proceso se encuentra la persona fumadora, porque la intervención terapéutica es diferente en cada fase. Los fumadores que no se plantean dejar de fumar en los próximos 6 meses se encuentran en fase de precontemplación. Estos sujetos se ven como fumadores y el mensaje que ha de darse ha de ser informativo y motivacional, preferiblemente acompañado de folletos o guías prácticas por escrito, para que se avance en el proceso de abandono del tabaco. Los fumadores que pretenden dejarlo en los próximos 6 meses, pero no en el próximo mes, están en fase de contem plación. Esta situación es la que corresponde al mayor grupo, aproximadamente un 60% de todos los fumadores. El consejo médico debe ser más intenso e individualizado, con mensajes convincentes y consecuentes. Muchos de estos fumadores han realizado ya múltiples intentos previos. Es más, si están en esta situación desde hace más de 2 años, se dice que están en fase de contemplación crónica. El objetivo aquí es que cambien esa actitud pasiva por otra más activa en el proceso de cesación tabáquica, con compromisos de reducción parcial del consumo o con el propósito de no fumar en determinadas circunstancias. Los que quieren dejar de fumar en el mes siguiente están en fase de preparación. Es necesario pactar con el paciente una fecha concreta de suspensión total del tabaco, para lo cual ha de evitarse que ese momento coincida con períodos de estrés o de compromisos sociales. Hay que programar estrategias previas al día elegido, cambiar las conductas asociadas con el consumo de tabaco y aconsejar una modificación en el estilo general de vida, con más ejercicio físico y una alimentación sana. Debe plantearse, asimismo, la conveniencia de incorporar al tratamiento alguno de los fármacos recomendados para dejar de fumar y que más de adelante se comentan. Cuadro 73.4 TEST DE FAGERSTRÖM 1. ¿Cuánto tiempo pasa desde que se levanta hasta que se fuma su primer cigarrillo del día? No más de 5 minutos 3 De 6 a 30 minutos 2 De 31 a 60 minutos 1 Más de 60 minutos 0 2. ¿Encuentra dificultad para no fumar en los lugares en los que está prohibido hacerlo? Sí 1 No 0 3. De todos los cigarrillos que consume a lo largo del día, ¿cuál es el que más necesita? El primero de la mañana 1 Cualquier otro 0 4. ¿Cuántos cigarrillos fuma al día? Menos de 10 cigarrillos al día 0 Entre 11 y 20 cigarrillos al día 1 Entre 21 y 30 cigarrillos al día 2 31 o más cigarrillos 3 5. Después de consumir el primer cigarrillo del día, ¿fuma rápidamente algunos más? Sí 1 No 0 6. ¿Fuma aunque esté tan enfermo que tiene que guardar cama la mayor parte del día? Sí 1 No 0 Cuadro 73.3 ENFERMEDADES Y ALTERACIONES ORGÁNICAS RELACIONADAS CON EL TABAQUISMO PASIVO O AGRAVADAS POR LA EXPOSICIÓN INVOLUNTARIA AL HUMO DEL TABACO Trastornos oculares y otorrinolaringológicos: lagrimeo, irritación ocular, enrojecimiento conjuntival, rinorrea, congestión nasal, estornudos, molestias faríngeas, etc. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica: aumento de las manifestaciones clínicas, mayor frecuencia de las agudizaciones y peor evolución de la enfermedad Asma bronquial: mayor frecuencia de exacerbaciones y peor control de la enfermedad asmática Cáncer de pulmón y, con un relieve menor, otras tumoraciones malignas (laringe, senos paranasales, cabeza y cuello, cérvix uterino, etc.): factor causal Alteraciones en la gestación y el parto: menor peso fetal al nacer, mayor morbimortalidad pre-, peri- y posnatal (mayor frecuencia de embarazos ectópicos, de abortos espontáneos y de partos prematuros), aumento del tamaño placentario, trastornos en el crecimiento y el desarrollo posnatal y muerte súbita del recién nacido Síndrome de la muerte súbita del lactante Afecciones pediátricas: mayor frecuencia de infecciones respiratorias agudas (laringotraqueítis agudas, bronquitis agudas, bronquiolitis agudas, gripe, neumonías), otitis medias agudas, episodios de sibilancias y de hiperreactividad bronquial inespecífica, tos crónica y peor evolución del asma infantil Cardiopatía isquémica: agravamiento del curso clínico, mayor riesgo de muerte súbita Enfermedad vascular arterioesclerótica cerebral y periférica Tromboangeítis obliterante de Bürger-Winiwarter: factor causal directo en su agravamiento y progresión Fibrosis quística: peor evolución de la enfermedad Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IX Patología pleuropulmonar por agentes externos 612 Los exfumadores de menos de 6 meses están todavía en fase de acción, con un elevado riesgo de recaídas, lo que obliga a programar un seguimiento, reforzar el apoyo y la motivación, y proporcionar la autoconfianza suficiente. Las recaídas no deben ser motivo de desánimo. Los intentos de abandono previos, la duración de esos abandonos y el conocer las causas de las recaídas anteriores ayudan a prevenir nuevos fracasos. El motivo de recaída más frecuente es el síndrome de abs tinencia, que cursa con unos síntomas físicos y psíquicos muy característicos. Otras razones por las que se vuelve a fumar son la ansiedad y la ganancia de peso tras dejar el tabaco. Si se supera este período, se pasa ya a la fase de mantenimiento. La medición del monóxido de carbono en el aire espirado mediante un cooxímetro es una exploración sencilla y fácil de realizar en una consulta de tabaquismo. Además de verificar la abstinencia tabáquica, su utilidad principal está en reforzar la motivación, puesto que así los fumadores en proceso de abandono pueden comprobar la mejoría que se ha producido de manera objetiva y medible, así como también pueden evi denciar que dejar de fumar tiene efectos inmediatos. TRATAMIENTO Tras lo expuesto, una conclusión es clara: el tratamiento del tabaquismo es necesario y rentable en todas las personas fumadoras. Cuando un fumador realiza un intento serio para abandonar el consumo del tabaco por sí solo, sus posibili dades de éxito no suelen superar el 5%. Sin embargo, si ese mismo intento lo efectúa con la adecuada ayuda médica, sus posibilidades de éxito se multiplican por cuatro, por cinco o, incluso, por seiso siete. En la actualidad se dispone de medicamentos eficaces y seguros en el tratamiento del tabaquismo. Los fármacos reco mendados por las principales guías de práctica clínica son la nicotina como sustitutivo, el bupropión y la vareniclina. Según los antecedentes del sujeto, los intentos previos y el grado de dependencia debe decidirse sobre la terapia más adecuada para cada caso. El consejo antitabaco y el apoyo conductual y psicológico siempre son fundamentales. Adicionalmente, las medidas farmacológicas para vencer la dependencia física y el síndrome de abstinencia pueden ayudar a los individuos que tienen una mayor adicción. En el momento actual se pre cisa de nuevos trabajos que ayuden a identificar mejor cuáles son los fumadores que más pueden beneficiarse de cada uno de los fármacos existentes. Intervención mínima La intervención mínima comprende el consejo médico, la entrega de documentación escrita, el apoyo psicológico y el seguimiento posterior. El profesional sanitario ha de transmitir de manera breve, seria y contundente al enfermo la conve niencia y la necesidad de dejar de fumar, con mensajes claros y comprensibles que le hagan ver los perjuicios del tabaco y las ventajas de su abandono, pero siempre intentando ganarse su confianza. Esta intervención debe realizarse en cada una de las visitas que haga el paciente, de manera individualizada, en función de la fase en la que se encuentre cada individuo y de las características de cada fumador. La intervención mínima sistematizada consiste en preguntar a todos los enfermos sobre su consumo tabáquico, para luego aconsejar el abandono a los fumadores, evaluar su predisposi ción a dejarlo, ayudar al sujeto en el proceso de deshabituación tabáquica y acordar y programar un seguimiento. A esto se le denomina, en conjunto, la regla de las cinco aes: ask, advise, assess, assist y arrange. La eficacia del consejo médico o de la intervención míni ma se ha demostrado ampliamente, aunque con resultados muy dispares según el método empleado y las características de los fumadores estudiados. Tan solo dedicando al consejo antitabaco entre 5 y 10 minutos se aumenta en 1,69 veces las probabilidades de que los pacientes dejen de fumar. Si a ello se añade la entrega de material de apoyo y la programación de un seguimiento, la eficacia es aún mayor. Terapia sustitutiva con nicotina La investigación sobre los fármacos útiles en el tratamiento de la deshabituación tabáquica se enfocó, inicialmente, hacia la sustitución exógena de la nicotina, por ser esta la sustan cia responsable del elevado poder adictivo del tabaco. Con la administración controlada de nicotina, por una vía distinta a la habitual cuando se consumen cigarrillos, se controlan los síntomas del síndrome de abstinencia y se aminore el deseo de fumar. Se han diseñado múltiples maneras para administrar la nico tina: chicles, parches transdérmicos, sprays nasales, inhaladores bucales, comprimidos para chupar y tabletas sublinguales. Con todas ellas se obtienen unos niveles medios de nicotine mia que superan los 710 ng/mL. Esta cifra se considera como la mínima necesaria para que se produzca una disminución de los síntomas del síndrome de abstinencia en el fumador que está dejando de serlo. La dosis individual depende de la cantidad de cigarrillos que se consuma habitualmente y del grado de dependencia nicotínica de cada sujeto. La duración del tratamiento suele oscilar entre 8 y 12 semanas, aunque a veces se prolonga hasta los 6 y los 12 meses. La odds ratio (OR) para la abstinencia con los diferentes tipos de terapia sustitutiva con nicotina, comparada con la de los controles, es de 1,73 (intervalo de confianza [IC] al 95%: 1,621,85). Bupropión El bupropión es la primera sustancia no nicotínica comercia lizada para el tratamiento del tabaquismo. Pertenece al grupo de los antidepresivos de segunda generación. El mecanismo de acción del bupropión no se conoce con exactitud, aunque sí se sabe que reproduce los mismos mecanismos fisiopatológicos que ocurren tras la absorción de la nicotina (fig. 73.1). Inhibe de modo selectivo la recaptación neuronal de catecolami nas, noradrenalina y dopamina y, en menor proporción, de indolaminas (serotonina). De esta forma, se incrementan los niveles de estas sustancias en las sinapsis neuronales de los núcleos accumbens y ceruleus, sin que se impida la acción de la monoaminooxidasa. Es posible que también tenga efecto antagonizando algún receptor colinérgico nicotínico. Con todo ello, disminuye o atenúa la ansiedad y la compulsión por el tabaco. Además, el bupropión inhibe la activación de Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 73 Tabaco y tabaquismo 613 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. las neuronas noradrenérgicas del locus ceruleus situado en el tronco cerebral, lo que pudiera explicar la disminución en la intensidad de los síntomas del síndrome de abstinencia (irritabilidad, frustración, enfado, ansiedad, dificultad para concentrarse, intranquilidad y falta de humor y de afectividad). La eficacia y la seguridad del bupropión han quedado demostradas en numerosos ensayos clínicos realizados hasta la fecha y son independientes de su efecto antidepresivo. En términos generales, el bupropión permite aumentar al menos al doble las posibilidades de éxito en el abandono del taba co respecto al uso de un placebo (tabla 73.2). Asimismo, un beneficio adicional es que, al administrarlo, la ganancia de peso es menor que la que se asocia habitualmente con el cese del tabaquismo, tanto a corto como a largo plazo. Aunque en un ensayo clínico inicial se señalaba que la eficacia del bupropión era mayor que la de la terapia sustitutiva con nicotina, la valo ración conjunta de los estudios actuales no permite apreciar diferencias entre ambos tratamientos. El fármaco debe comenzar a tomarse 1 semana antes, al menos, de la fecha fijada para abandonar el tabaco, ya que se necesita ese tiempo, como mínimo, para que el bupropión alcance unos niveles plasmáticos estables y sea plenamente eficaz. A partir del día acordado para dejar de fumar, preferible mente en la segunda semana de tratamiento, debe suprimirse totalmente el consumo de tabaco. La dosis inicial es de 150 mg una vez al día, durante los primeros 47 días. A continuación debe pasarse a la pauta recomendada de 150 mg dos veces al día, administrada durante 79 semanas. En los enfermos con una insuficiencia renal o hepática leve o moderada y en las personas mayores, la dosis que se aconseja es de 150 mg una sola vez al día. Tres estudios clínicos llevados a cabo con bupropión, pero en los que la duración del tratamiento ha sido mayor, no han conseguido evidenciar que con este fármaco se logre beneficio alguno en la prevención de las recaídas. Por otro lado, algunos investigadores han sugerido la posibilidad de que puedan alcanzarse resultados similares a los convencionales mante niendo el tratamiento solo durante 1 mes, en vez de los dos habituales, o reduciendo la dosis a solo 150 mg al día, en vez de los 300 mg al día que normalmente se emplean. La tolerancia al bupropión es buena y los acontecimientos adversos son escasos y, en general, poco relevantes. Entre los efectos secundarios más comúnmente observados se encuentran la sequedad de boca, el insomnio y las cefaleas. Otras reacciones adversas son de tipo nervioso (agitación, ansiedad, temblor, mareo, dificultad de concentración), gastrointestinal (náuseas, vómitos, dolor abdominal, estreñimiento) o cutáneo (erupción dérmica, prurito, sudoración y urticaria). Algunos de los efectos referidos, sobre todo los de tipo neurológico, son también síntomashabituales del síndrome de abstinencia, por lo que no está claro en qué medida pueden atribuirse o no al fármaco. El efecto secundario más preocupante, aunque raro, son las crisis convulsivas (0,1% de los casos si no se superan las dosis recomendadas), que están condicionadas por factores inherentes al propio paciente, como la epilepsia, los anteceden tes de traumatismos craneales, la existencia de tumoraciones del sistema nervioso central, el alcoholismo, la adicción a drogas, la supresión repentina de tratamientos con benzodia cepinas o la administración concomitante de medicamentos que disminuyen el umbral convulsivo, como ocurre con los antipsicóticos (tioridacina, risperidona) y los antidepresivos (imipramina, desipramina, paroxetina). El bupropión no debe darse simultáneamente con βbloqueantes, levodopa o antia rrítmicos como la propafenona o la flecainida. El bupropión está contraindicado en las personas con trastornos convulsivos actuales o pasados, con una cirrosis hepática grave, con alteraciones mentales bipolares o con una hipersensibilidad demostrada al fármaco o a cualquiera de sus FIGURA 73.1 La nicotina, al igual que otras sustancias adictivas, como el alcohol, la cocaína o la heroína, activa la vía mesolímbica y, en concreto, incrementa la secreción de dopamina en el núcleo accumbens. Este aumento produce efectos placenteros, que constituyen el denominado «sistema de recompensa», y favorece la repetición de dicha conducta: una nueva inhalación de nicotina. El bupropión tiene una acción similar a la de la nicotina, ya que también aumenta la concentración de dopamina en el núcleo accumbens. TABLA 73.2 Eficacia de los fármacos antidepresivos en la consecución de la abstinencia tabáquica, cuando el período de seguimiento ha sido de 6 meses o mayor Medicación Número de estudios Odds ratio (IC al 95%) Bupropión 31 1,94 (1,72-2,19) Nortriptilina 4 2,34 (1,61-3,41) Bupropión para la prevención de las recaídas (mayor duración del tratamiento) 3 1,15 (0,78-1,68) Bupropión frente a vareniclina 3 0,60 (0,46-0,78) IC, intervalo de confianza. Modificado de Hughes et al., 2007. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org SECCIÓN IX Patología pleuropulmonar por agentes externos 614 excipientes. Asimismo, lo está en los pacientes con bulimia o anorexia nerviosa, en la deshabituación alcohólica y en la retirada de las benzodiacepinas. Últimamente se han ensayado otros antidepresivos como fármacos útiles para el abandono del tabaco. El más empleado y eficaz es la nortriptilina, con cuatro ensayos clínicos que mues tran que dobla las posibilidades de éxito respecto a un placebo (OR: 2,34; IC al 95%: 1,613,41), aunque con más efectos adver sos potenciales. Por ello no se considera como un fármaco de primera línea en el tratamiento del tabaquismo. Los inhibidores para la recaptación de la serotonina (fluoxetina, paroxetina y sertralina) también se han probado con esta indicación, pero sin que hayan podido evidenciarse beneficios a largo plazo. Vareniclina La vareniclina es un agonista parcial selectivo de los receptores nicotínicos de acetilcolina neuronales de tipo α4β2. Se ha desa rrollado a partir de la citisina, una sustancia ampliamente usada en el este de Europa (figs. 73.2 y 73.3), y es el primer fármaco que se ha diseñado específicamente para tratar el taba quismo. Por sus propiedades agonistas estimula el receptor, con lo que disminuye el deseo de fumar y el síndrome de abs tinencia. Además, por su acción antagonista bloquea el receptor y aminora la recompensa que se asocia con el consumo, por lo que puede evitar las recaídas. La vareniclina se absorbe casi al completo tras su admi nistración oral, con una concentración sérica máxima que se alcanza a las 3 o 4 horas. Su absorción no se afecta por las comidas y no tiene interacciones significativas con otros fármacos. Se aconseja administrarla tras las comidas y con un vaso lleno de agua, para mitigar así, al menos en parte, las náuseas. El fármaco debe empezar a tomarse 1 semana antes, al menos, de la fecha fijada para abandonar el tabaco, al igual que ocurre con el bupropión. Debe iniciarse el tratamiento con un comprimido diario de 0,5 mg los primeros 3 días. Luego, un comprimido de 0,5 mg dos veces al día los 4 días siguientes. A partir de la segunda semana ya puede tomarse la dosis completa de 1 mg dos veces al día. El tratamiento ha de mantenerse un total de 12 semanas. A pesar de que aparezca alguna recaída puntual, conviene animar al enfermo a que siga con el fármaco, ya que, dado su mecanismo de acción, así puede evitarse una recaída completa. Solo se requiere un ajuste de dosis en la insuficiencia renal grave, en la que se aconseja reducirla a 0,5 mg al día. Los estudios clínicos han demostrado que la vareniclina tiene una eficacia superior que un placebo o que el bupro pión para dejar de fumar. La odds ratio global en la abstinencia continua de la vareniclina respecto a un placebo es de 3,22 (IC al 95%: 2,434,27), mientras que respecto al bupropión es de 1,66 (IC al 95%: 1,282,16). En algunos ensayos se ha evidenciado la posibilidad de que se reduzca la tasa de recaídas si se prolonga el tratamiento durante 24 semanas, en lugar de darlo solo durante las 12 semanas habituales. Es un fármaco que se tolera bien y su principal efecto adver so son las náuseas. Aparecen en cerca del 30% de los pacientes, con una intensidad leve o moderada, y en pocas ocasiones obligan a suspender el tratamiento (en menos del 3% de los casos en los ensayos clínicos). Por el contrario, suelen ceder en las primeras semanas de tratamiento. Otros efectos adversos son las cefaleas, los sueños anormales, el insomnio y el males tar gastrointestinal. Otros tratamientos Otro enfoque diferente en el tratamiento del tabaquismo es la inmunoterapia, que ha sido objeto de investigación como una posible terapia de las adicciones desde hace ya más de 20 años. Aún en fase de investigación, pero con buenos resultados experimentales, cabe mencionar la denominada vacuna antini cotínica. Su mecanismo de acción se basa en la formación de anticuerpos específicos, que se unen con gran afinidad con la nicotina en el plasma y en los líquidos extracelulares, con lo que se impide su acceso al sistema nervioso central. Las molé culas resultantes de la unión de ambas sustancias (anticuerpos y nicotina) son demasiado grandes para atravesar la barrera hematoencefálica, lo que lleva a que la nicotina no pueda ejercer su acción ni ocasionar dependencia alguna. Desde un punto de vista práctico esta vacuna podría ser útil en la prevención de las recaídas, en la preparación para ayudar a dejar de fumar —al reducir la dosis tabáquica diaria y eliminar así el circuito de recompensa cerebral— y, aunque más discutido, FIGURA 73.2 Estructura química de la citisina. FIGURA 73.3 Estructura química del tartrato de vareniclina. Descargado de ClinicalKey.es desde Universidad Nacional Autonoma de Mexico diciembre 14, 2016. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2016. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados. http://booksmedicos.org CAPÍTULO 73 Tabaco y tabaquismo 615 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. en la prevención del consumo, lo que evitaría que los adoles centes empezasen a fumar. Además, podría suprimir el daño del tabaco sobre el feto en las mujeres embarazadas fumadoras, ya que el complejo constituido por la nicotina y el anticuerpo no atraviesa la barrera fetoplacentaria. Los principales aspectos negativos de la vacuna se encuentran en que su efecto no es inmediato, ya que su acción tarda en manifestarse entre 12 y 14 semanasdespués de las tres primeras dosis. Además, su eficacia podría ser menor en los enfermos inmunocomprometidos o con alteraciones del sistema inmunitario. El tabaquismo ocasiona una enorme morbimortalidad, por lo que todas las medidas políticas que se encaminen a con trolarlo son fundamentales. Entre estas medidas se encuentra la posibilidad de ofrecer a la población tratamientos que se sepa que son efectivos para dejar de fumar. El cese en el consumo de tabaco proporciona beneficios en todos los casos, indepen dientemente de la edad de la persona fumadora. No obstante, es evidente que si se deja de fumar antes de los 40 años de edad los riesgos que conlleva el tabaquismo disminuyen de manera notable. Entre las medidas políticas mencionadas cabe destacar la nueva directiva sobre el control de los productos del tabaco que está elaborando la Unión Europea. Esta propuesta se basa en aumentar el tamaño —al 75% y en ambas caras— de los mensajes sanitarios que aparecen en las cajetillas, regular los contenidos en alquitrán, nicotina y monóxido de carbono de los cigarrillos, y prohibir los cigarrillos extrafinos (slim ciga- rettes), los aditivos aromáticos y los cigarrillos electrónicos. En lo que se refiere a estos últimos, debe insistirse en que, además de desconocerse su composición, que varía según las marcas comerciales, y de haberse descrito algunos efectos secundarios, su utilidad no se ha contrastado en modo alguno, por lo que en el momento actual carecen de refrendo científico. Por ello no hay duda de que, hoy por hoy, deben proscribirse, tanto más si contienen nicotina. Bibliografía Barrueco Ferrero M, Hernández Mezquita MA, Torrecilla García M. Manual de prevención y tratamiento del tabaquismo. 4.ª ed. Bada lona: Euromedice; 2009. Cahill K, HartmannBoyce J, Perera R. Incentives for smoking cessation. Cochrane Database Syst Rev 2015;5:CD004307. Cahill K, Stevens S, Perera R, Lancaster T. Pharmacological interven tions for smoking cessation: an overview and network metaanaly sis. Cochrane Database Syst Rev 2013;5:CD009329. De Granda JI, Carrión F, Alonso S, Márquez FL, Riesco JA, Sampablo I, et al. Avances en el tratamiento del tabaquismo. 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