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1 DESDE LAS PRIMERAS EXPERIENCIAS CON LAS PLANTAS HASTA LA QUÍMICA MODERNA ORÍGENES DE LOS FÁRMACOS ■ ■ ■ ■ La primera edición de Goodman & Gilman, publicada en 1941, ayudó a or- ganizar el campo de la farmacología, dándole validez intelectual e identi- dad académica. Esa edición comenzaba así: “El tema de la farmacología es amplio y abarca el conocimiento de los orígenes, propiedades físicas y químicas, compuestos, acciones fisiológicas, absorción, destino, excreción y usos terapéuticos de los fármacos. Un fármaco puede definirse, en térmi- nos generales, como algún agente químico que afecte al protoplasma vivo, y pocas sustancias escaparían de su inclusión según esta definición“. Esta sección de Principios generales proporciona las bases para estas definicio- nes, al explorar los procesos de invención, desarrollo y regulación de fár- macos, seguido por las propiedades básicas de las interacciones entre los fármacos y los sistemas biológicos: farmacodinámica, farmacocinética (in- cluidos el transporte y el metabolismo de fármacos) y farmacogenómica, con una breve incursión en la toxicidad y envenenamiento por fármacos. En las secciones siguientes se revisa el empleo de los fármacos como agentes terapéuticos en sujetos humanos. El uso del término invención para describir el proceso por el cual un nuevo fármaco es identificado y traído a la práctica médica, en lugar del término más convencional de descubrimiento, es intencional. Hoy en día, fármacos útiles son rara vez descubiertos escondidos en algún lugar espe- rando ser encontrados. El término invención enfatiza el proceso por el cual los fármacos son esculpidos y creados sobre la base de la experimentación y la optimización de muchas propiedades independientes; existe poca probabilidad de que esto ocurra por casualidad. Desde las primeras experiencias con las plantas hasta la química moderna La fascinación humana —y a veces el enamoramiento— por los compues- tos químicos que alteran la función biológica es antigua y es el resultado de una larga experiencia con las plantas y dependencia de las mismas. Debido a que la mayoría de las plantas están enraizadas, muchas de ellas producen compuestos nocivos para defenderse, compuestos que los ani- males han aprendido a evitar y los humanos a conocerlos y explotarlos (o abusar de ellos). Las ediciones anteriores a esta obra describen los siguientes ejemplos: la observación del prior de un convento árabe, de que el café (cafeína) modi- ficaba el comportamiento de las cabras que brincaban y jugueteaban du- rante la noche después de comer las bayas de la planta de café; el uso de hongos y de la planta mortal solanácea Atropa belladonna (que contiene atropina y escopolamina) por envenenadores profesionales; de la bellado- na (“bella dama”) para dilatar las pupilas; de la hierba china ma huang (que contiene efedrina) como estimulante circulatorio; del curare empleado por los indios sudamericanos para paralizar y matar a los animales cazados pa- ra alimentarse y del jugo de la amapola (opio) que contiene morfina (del griego Morpheus, el dios de los sueños) para aliviar el dolor y controlar la disentería. La morfina, por supuesto, tiene propiedades adictivas bien co- nocidas, imitadas en cierto modo por otros productos naturales (“recreati- vos”) problemáticos como:”): nicotina, cocaína y etanol. Aunque los organismos terrestres y marinos siguen siendo fuentes va- liosas de compuestos con diversas actividades farmacológicas, la inven- ción de fármacos se inclinó más hacia el uso de la química orgánica sintética, una disciplina que floreció durante los últimos 150 años, co- menzando en la industria de los colorantes. Los colorantes son compues- tos coloreados con afinidad selectiva por los tejidos biológicos. El estudio de estas interacciones fue estimulado por Paul Ehrlich quien quien postu- ló la existencia de receptores químicos en los tejidos que interactuaban con los colorantes y los “fijaban”. De la misma forma, Ehrlich pensó que receptores singulares en microorganismos o parásitos, podrían reaccio- nar específicamente con ciertos colorantes y que tal selectividad, podría evitar (no incluir) tejido normal. El trabajo de Ehrlich culminó con la in- vención de la arsfenamina en 1907, la cual fue patentada con el nombre de “salvarsán”, “ y su advenimiento sugería la esperanza de que los com- puestos químicos podrían ser la salvación de la humanidad. Éste y otros arsenicales orgánicos se utilizaron para la quimioterapia de la sífilis hasta el descubrimiento de la penicilina. El trabajo de Gerhard Domagk de- mostró que otro colorante, el prontosil (la primera sulfonamida clínica- mente útil), fue notoriamente eficaz en el tratamiento de las infecciones por estreptococos, iniciándose la era de la quimioterapia antimicrobiana. La colaboración de la farmacología con la química, por un lado, y con la medicina clínica, por el otro, ha sido el factor principal que contribuyó al tratamiento eficaz de las enfermedades, en especial desde mediados del siglo xx. Orígenes de los fármacos Las moléculas pequeñas son la tradición Con la excepción de unas pocas hormonas naturales (p. ej., la insulina), la mayoría de los fármacos eran moléculas orgánicas pequeñas (por lo común <500 Da), hasta que la tecnología de DNA recombinante permitió la síntesis de proteínas por varios organismos (bacterias, levaduras) y cé- lulas de mamíferos. El enfoque estratégico habitual para la invención de Capítulo ∗ Falleció el 23 de diciembre de 2015. AGG sirvió en el Consejo de Administración de Regeneron Pharmaceuticals, Inc., un potencial conflicto de intereses. La invención de fármacos y la industria farmacéutica https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 4 La inven ción d e fárm acos y la in d ustria farm acéutica CA PÍTU LO 1 un fármaco de molécula pequeña es identificar una colección de sustan- cias químicas (“biblioteca”) con las características deseadas. Una alterna- tiva es sintetizar y enfocarse en compuestos químicos relacionados a una sustancia que se sabe que participa en una reacción biológica de interés (p. ej., congéneres de un sustrato específico de una enzima, elegidos para ser posibles inhibidores de la reacción enzimática). Ésta es una estrategia particularmente importante en el descubrimiento de los fármacos contra el cáncer. El descubrimiento de fármacos en el pasado a menudo se debía a las observaciones casuales de los efectos de extractos de plantas o compues- tos químicos individuales en animales o humanos; el enfoque estratégico actual se basa más en el cribado de alto rendimiento de bibliotecas que contienen cientos de miles o, incluso, millones de compuestos, que se identifican por su capacidad para interactuar con un blanco molecular es- pecífico o provocar una respuesta biológica específica. Idealmente las mo- léculas blanco, generalmente proteínas, son de origen humano y se obtienen por transcripción y traducción del gen humano clonado. Los fármacos potenciales que se identifican en el cribado (“prototipos”) se co- nocen por reaccionar con la proteína humana y no sólo con proteínas al- tamente similares (ortólogos) obtenidas del ratón u otras especies. Entre las variables consideradas en el cribado se encuentran la “druga- bility” del blanco y la rigurosidad del cribado en términos de las concen- traciones de los compuestos que se prueban. La “drugability” se refiere a la facilidad con que la función mediada por el blanco, puede ser alterada de la manera deseada por una molécula orgánica pequeña. Si el blanco de la proteína tiene un sitio de unión bien definido para una molécula pequeña (p. ej., un sitio catalítico o alostérico), hay excelentes oportuni- dades para obtener prototipos satisfactorios. Si el objetivo es emplear una molécula pequeña para imitar o interrumpir la interacción entre dos pro- teínas, el desafío es mucho mayor. Desde los prototipos hasta las moléculas líderes con potencial terapéuticoLos prototipos iniciales obtenidos de un proceso de cribado, rara vez son fármacos comercializables, y a menudo tienen afinidad modesta por el blanco y carecen de la especificidad y de las propiedades farmacológicas deseadas. Los químicos medicinales sintetizan derivados de los prototi- pos, definiendo así la relación estructura-actividad y optimizando pará- metros como afinidad por el blanco, actividad agonista/antagonista, permeabilidad a través de las membranas celulares, absorción y distribu- ción en el cuerpo, metabolismo y efectos no deseados. Este enfoque estratégico de búsqueda de fármacos nuevos en el pasa- do fue impulsado en gran medida por la intuición y por procedimientos de ensayo error, pero las estrategias modernas para el desarrollo de fár- macos con frecuencia toman ventaja de la determinación de una estruc- tura de alta resolución compatible con un posible fármaco unido a su blanco. La cristalografía de rayos X ofrece información estructural más detallada, si la proteína blanco se puede cristalizar con el fármaco princi- pal unido a ella. Utilizando técnicas de modelado molecular y química computacional, la estructura proporciona al químico información sobre las sustituciones que pueden mejorar la afinidad del fármaco con el blan- co. Los estudios NMR del complejo fármaco-receptor también pueden proporcionar información útil (aunque normalmente a una resolución más baja), con la ventaja de que el complejo no necesita ser cristalizado. El santo grial de esta estrategia de invención de fármacos es lograr el éxito por completo a través de la computación. Imagine una base de datos que contenga información química detallada sobre millones de sustancias químicas y una segunda base de datos que contenga información estructu- ral detallada sobre todas las proteínas humanas. El enfoque computacional es comparar todas las sustancias químicas sobre la proteína de interés, para encontrar aquellas sustancias con interacciones de alta afinidad. El sueño se vuelve más audaz si adquirimos la capacidad de comparar los compues- tos químicos que se unen al blanco de interés sobre todas las demás proteí- nas humanas, para descartar los compuestos que tienen interacciones indeseables. Finalmente, también queremos predecir las consecuencias funcionales y estructurales de un fármaco que se une a su blanco (un desa- fío enorme), así como todas las propiedades farmacocinéticas relevantes de las moléculas de interés. De hecho, los enfoques estratégicos computacio- nales han sugerido nuevos usos para fármacos antiguos y ofrecido explica- ciones para recientes fracasos en etapas avanzadas del desarrollo clínico (p. ej, torcetrapib; véase cuadro 1-2) (Xie et al., 2007, 2009). Las moléculas grandes son cada vez más importantes La terapéutica con proteínas era poco común hasta el advenimiento de la tecnología del DNA recombinante. La insulina se introdujo en la medici- na clínica para el tratamiento de la diabetes después de los experimentos de Banting y Best en 1921. Las insulinas purificadas a partir de páncreas porcino o bovino son activas en humanos, pero los anticuerpos a proteí- nas extrañas, en ocasiones son un problema. La hormona de crecimiento utilizada para tratar el enanismo hipofisario, muestra una especificidad de especie más rigurosa, ya que sólo podría usarse la hormona humana obtenida de glándulas hipofisarias recolectadas durante las autopsias, y semejante uso tendría sus peligros: algunos pacientes que recibieron la hormona humana, desarrollaron la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob (el equivalente humano de la enfermedad de las vacas locas). Ésta es una enfermedad neurológica degenerativa fatal, causada por proteínas prió- nicas que contaminaron la preparación del fármaco. Gracias a la clona- ción de genes, y a la producción de grandes cantidades de proteínas por bacterias o células eucariotas, clonadas con genes, los productos terapéu- ticos de proteínas ahora usan preparaciones altamente purificadas de proteínas humanas (o humanizadas). Proteínas poco comunes se pueden producir en cantidades mayores y las reacciones inmunológicas, se pue- den disminuir al mínimo. Las proteínas se pueden diseñar, personalizar y optimizar utilizando técnicas de ingeniería genética. Otros tipos de ma- cromoléculas también se pueden usar terapéuticamente. Por ejemplo, los oligonucleótidos antisentido se usan para bloquear la transcripción o tra- ducción de genes, como siRNA. Las proteínas usadas con fines terapéuticos incluyen hormonas, factores de crecimiento (p. ej., eritropoyetina, factor estimulante de colonias de gra- nulocitos), citocinas y una serie de anticuerpos monoclonales utilizados en el tratamiento del cáncer y las enfermedades autoinmunes (véanse capítu- los 34-36 y 67). Los anticuerpos monoclonales murinos pueden ser “huma- nizados” (al sustituir secuencias de aminoácidos de ratón por secuencias humanas). Alternativamente, los ratones se han diseñado mediante el re- emplazo de genes críticos de ratón con sus equivalentes humanos, de forma tal que producen anticuerpos completamente humanos. Las proteínas tera- péuticas por su tamaño molecular grande, son administradas por vía paren- teral y sus receptores o blancos, deben estar accesibles extracelularmente. Blancos de la acción de los fármacos Los primeros fármacos provenían de la observación de los efectos de las plantas después de ser ingeridas por animales; no se tenía conocimiento Abreviaturas ADME: (absorption, distribution, metabolism, excretion) Absorción, distribución, metabolismo, excreción AHFS-DI: (American Hospital Formulary Service-Drug Information) Formulario de Información sobre Medicamentos del Servicio Hospitalario Estadounidense BLA: (Biologics License Application) Solicitud de licencia de biológicos CDC: (Centers for Disease Control and Prevention) Centros para el Control y Prevención de Enfermedades CDER: (Center for Drug Evaluation and Research) Centro de Evaluación e Investigación de Fármacos DHHS: (U.S. Department of Health and Human Services) Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos FDA: (U.S. Food and Drug Administration) Administración de Medicamentos y Alimentos HCV: (hepatitis C virus) Virus de la hepatitis C HMG CoA: (3-hydroxy-3-methylglutaryl coenzyme A) 3-hidroxi-3- metilglutaril coenzima A IND: (investigational New Drug) Nuevo fármaco en investigación LDL: (low-density lipoprotein) Lipoproteína de baja densidad NDA: (New Drug Application) Solicitud de nuevo fármaco NIH: (National Institutes of Health) Institutos Nacionales de Salud NME: (New Molecular Entities) Nuevas entidades moleculares NMR: (nuclear magnetic resonance) Resonancia magnética nuclear PCSK9: (proprotein convertase subtilisin/kexin type 9) Proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9 PDUFA: (Prescription Drug User Fee Act) Ley de cuotas del usuario de medicamentos recetados PhRMA: (Pharmaceutical Research and Manufacturers of America) Fabricantes e investigadores farmacéuticos de América R&D: (research and development) Investigación y desarrollo SCHIP: (State Children’s Health Insurance Program) Programa Estatal de Seguro de Salud para Niños siRNA: (small interfering RNA) Ácidos ribonucleicos interferentes pequeños https://booksmedicos.org 5 Prin cip ios gen erales SECCIÓ N I CuaDro 1-1 ■ Validación del blanco: la lección de la leptina Los sistemas biológicos con frecuencia contienen elementos redundantes o pueden alterar la expresión de elementos regulados por el fármaco para compensar el efecto del fármaco. En general, cuanto más importante es la función, mayor es la complejidad del sistema. Por ejemplo, muchos mecanismos controlan la alimentación y el apetito, y los fármacos para controlar la obesidad han sido notoriamente difíciles de encontrar. El descubrimiento de la hormona leptina, que suprime el apetito, se basó en mutaciones en ratones que causan la pérdida de la leptina o de su receptor; cualquier tipo de mutación en la producción o enel blanco de la leptina, produce una enorme obesidad tanto en ratones como en humanos. La leptina parecía ser una oportunidad maravillosa para tratar la obesidad. Sin embargo, en la investigación se descubrió que los indivi- duos obesos tienen altas concentraciones circulantes de leptina y parecen insensibles a su acción. del mecanismo o sitio de acción de los fármacos. Aunque este enfoque, basado en el efecto farmacológico, todavia resulta útil (p. ej., en el cribado de la capacidad de los productos naturales para matar microorganismos o células malignas), la invención moderna de fármacos generalmente toma el enfoque opuesto, comenzando con una suposición (o hipótesis) de que una determinada proteína o vía desempeña un papel esencial en la pato- génesis de una determinada enfermedad, y que la alteración de la activi- dad de la proteína sería eficaz contra esa enfermedad. Derivado de este enfoque surgen preguntas cruciales: • ¿Puede encontrarse un fármaco que ocasione el efecto deseado en el blanco terapéutico? • ¿La modulación de la proteína blanco afecta el curso de la enfermedad? • ¿Este proyecto tiene sentido económicamente? El esfuerzo dedicado para encontrar el fármaco deseado estará determina- do por el grado de confianza en las respuestas a las dos últimas preguntas. ¿Es el blanco (“drugable”)? La posibilidad de que una una molécula orgánica de bajo peso molecular modifique un blanco, se basa en la presencia de un sitio de unión para el fármaco que exhibe afinidad y selectividad considerables. Si el blanco es una enzima o un receptor para un ligando pequeño, se tiene un incentivo. Si el blanco está relacionado con otra proteína cono- cida por tener, por ejemplo, un sitio de unión para un ligando regulador, se tienen esperanzas. Sin embargo, si los ligandos conocidos son pépti- dos o proteínas grandes con un conjunto extenso de contactos con su receptor, el desafío es mucho mayor. Si el objetivo es interrumpir las in- teracciones entre dos proteínas, puede ser necesario encontrar un “punto activo” que sea crucial para la interacción entre proteínas, y dicha región podría no ser identificada. La accesibilidad del fármaco a su blanco tam- bién es fundamental. Los blancos extracelulares son intrínsecamente más fáciles de abordar y, en general, sólo los blancos extracelulares son accesibles a fármacos macromoleculares. ¿Se ha validado el blanco? La pregunta de si el blanco ha sido validado es obviamente esencial. Una respuesta negativa, que con frecuencia se obtiene sólo de forma retrospec- tiva, es una causa común de fracaso en la invención del fármaco (cuadro 1-1). Las técnicas modernas de biología molecular ofrecen herra- mientas poderosas para la validación de posibles blancos a fármacos, en la medida en que la biología de los sistemas modelos se asemeja a la biología humana. Los genes se pueden insertar, interrumpir y alterar en ratones. Por tanto, se pueden crear modelos de enfermedad en animales o imitar los efectos de la interrupción a largo plazo o la activación de un proceso biológico dado. Si, por ejemplo, la interrupción del gen que codifica una enzima o receptor específico tiene un efecto benéfico en un modelo muri- no válido de una enfermedad humana, se puede creer que el blanco de un fármaco potencial ha sido validado. Las mutaciones en humanos también pueden proporcionar información extraordinariamente valiosa. Por ejemplo, las mutaciones con pérdida de la función del gen PCSK9 (que codifica la proproteína convertasa subtilisina/kexina tipo 9) dismi- nuyen considerablemente las concentraciones de colesterol LDL en san- gre y reducen el riesgo de infarto de miocardio (Horton et al., 2009; Poirier y Mayer, 2013). Sobre la base de estos hallazgos, dos compañías ahora comercializan anticuerpos que inhiben la acción de PCSK9. Estos anticuerpos reducen de modo sustancial la concentración de colesterol LDL en la sangre y son de modo sustancial aditivos a los efectos de las estatinas; se están llevando a cabo estudios de largo plazo para determi- nar si también se reduce el riesgo de eventos cardiovasculares significati- vos. Las moléculas adicionales están en la cola. ¿El esfuerzo de invención de fármacos es económicamente viable? La invención y el desarrollo de fármacos son costosos (véase tabla 1-1), y las realidades económicas influyen en la dirección de la investigación farma- céutica. Por ejemplo, las compañías que son propiedad de inversionistas, por lo general no realizan esfuerzos para desarrollar productos destinados a enfermedades raras o aquellas para enfermedades que son comunes sólo en partes del mundo económicamente subdesarrolladas. Los fondos para crear fármacos destinados a enfermedades raras o padecimientos que afec- tan principalmente a los países en desarrollo (en especial las enfermedades parasitarias) a menudo provienen de contribuyentes o filántropos ricos. Investigación preclínica adicional Al seguir el camino recién descrito se puede producir una molécula de un fármaco potencial que interactúe y altere, de la manera deseada, la fun- ción de un blanco validado. En seguida, se deben considerar todos los aspectos de la molécula en cuestión: su afinidad y selectividad para inte- raccionar con el blanco, sus propiedades farmacocinéticas (ADME), su síntesis o purificación a gran escala, sus propiedades farmacéuticas (esta- bilidad, solubilidad, aspectos de formulación) y su seguridad. Se espera corregir, en la medida de lo posible, alguna deficiencia obvia por modifi- cación de la molécula misma o por cambios en la manera en que la molécula es presentada para su uso. Antes de administrarse a personas, los fármacos potenciales son pro- bados para identificar toxicidad general a través de monitorear, a largo plazo, de la actividad de varios sistemas en dos especies de animales, por lo general un roedor (habitualmente el ratón) y un no roedor (a menudo el conejo). Los compuestos también se evalúan en cuanto a carcinogeni- cidad, genotoxicidad y toxicidad reproductiva (véase capítulo 4). Los en- sayos in vitro y ex vivo se utilizan cuando es posible, tanto para ahorrar animales como para minimizar el costo. Si se observa un efecto indesea- ble, una pregunta obvia es si se debe al mecanismo (es decir, el causado por la interacción del fármaco con su blanco previsto) o se debe a un efec- to del fármaco no relacionado con el blanco, que podría minimizarse me- diante una optimización mayor de la molécula. Antes de que pueda administrarse a sujetos humanos un posible fár- maco nuevo y llevarse a cabo estudios clínicos, en Estados Unidos, el pa- trocinador debe presentar ante la FDA una aplicación IND (véase “Estudios clínicos”), con el fin de obtener permiso para usar el fármaco en investigación humana. El IND describe los fundamentos y la evidencia preliminar de la eficacia en sistemas experimentales, así como la farmaco- logía, toxicología, química, fabricación, etc., del posible medicamento. También describe el plan (protocolo) para investigar el fármaco en sujetos humanos. La FDA tiene 30 días para revisar la solicitud IND, tiempo en el cual la agencia puede desaprobar la solicitud, solicitar más información o permitir que se realicen las pruebas clínicas iniciales. Estudios clínicos Papel de la FDa La FDA es una agencia reguladora federal dentro del DHHS de Estados Unidos. Es responsable de proteger la salud pública, al garantizar la seguri- dad, eficacia y seguridad de los fármacos humanos y veterinarios, produc- tos biológicos, dispositivos médicos, alimentos, cosméticos y productos que emiten radiación (FDA, 2014). La FDA también es responsable de pro- mover la salud pública, al ayudar a acelerar innovaciones que hacen a los medicamentos y a los alimentos más efectivos, seguros y más asequibles, y al ayudar a las personas a obtener información científica precisa que nece- sitan para emplear medicamentos y alimentos que mejoran su salud. Las nuevas regulaciones gubernamentales a menudoson el resultado de tragedias. La primera legislación relacionada con los fármacos en Es- tados Unidos, es la Ley Federal de Alimentos y Medicamentos de 1906, la cual se refería únicamente al transporte interestatal de alimentos y fár- macos adulterados o mal etiquetados. No existía la obligación de estable- cer la eficacia o seguridad de los fármacos. En 1938, esta ley fue enmendada después de la muerte de más de 100 niños por consumo del “elixir de sulfanilamida”, una solución de sulfanilamida en dietilenglicol, un solvente excelente pero altamente tóxico que se emplea como ingre- diente en anticongelantes. La aplicación de la ley enmendada fue confia- da a la FDA, que comenzó a exigir estudios de toxicidad, así como la aprobación de una NDA (véase “La realización de estudios clínicos”), an- https://booksmedicos.org 6 La inven ción d e fárm acos y la in d ustria farm acéutica CA PÍTU LO 1 TaBLa 1-1 ■ Características típicas de las diversas fases de los estudios clínicos requeridos para la comercialización de nuevos fármacos FaSE I PrIMEro EN HuMaNoS FaSE II PrIMEro EN PaCIENTES FaSE III ESTuDIoS MuLTICÉNTrICoS FaSE IV VIGILaNCIa PoSCoMErCIaLIZaCIÓN 10-100 participantes 50-500 participantes Cientos a miles de participantes Varios miles de participantes Usualmente voluntarios sanos, algunas veces pacientes con enfer- medad avanzada o poco común Pacientes-sujetos que reciben medicamentos experimentales Pacientes-sujetos que reciben medicamentos experimentales Pacientes en tratamiento con medicamento aprobado Etiqueta abierta Aleatorio y controlado (puede ser controlado con placebo), puede ser ciego Aleatorio y controlado (puede ser controlado con placebo) o no con- trolado, puede ser ciego Etiqueta abierta Seguridad y tolerabilidad Eficacia y rango de dosis Confirmación de la eficacia en una población más grande Eventos adversos, conformidad e interacciones fármaco-fármaco 1-2 años 2-3 años 3-5 años Sin duración fija 10 millones de dólares estadounidenses 20 millones de dólares estadounidenses 50-100 millones de dólares estadounidenses — Tasa de éxito: 50% Tasa de éxito: 30% Tasa de éxito: 25-50% — tes de que un medicamento pudiera ser promovido y distribuido. Aun- que se tenía que demostrar la seguridad de un fármaco nuevo, no se re- quería ninguna prueba de su eficacia. En la década de 1960, la talidomida, un fármaco hipnótico sin ventajas obvias sobre otros fármacos, se introdujo en Europa. La investigación epidemiológica finalmente estableció que este fármaco, tomado en los inicios del embarazo, fue responsable de una epidemia de nacimientos con focomelia, un defecto relativamente raro y grave, en el cual las extre- midades están malformadas. En reacción a esta catástrofe, en 1962 el Congreso de Estados Unidos aprobó las enmiendas de Harris-Kefauver a la Ley de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos. Estas enmiendas, es- tablecieron el requisito de presentar pruebas de eficacia así como docu- mentar la seguridad relativa en términos de relación riesgo-beneficio para la enfermedad que se va a tratar (cuanto más grave es la enferme- dad, mayor es el riesgo que es aceptado). Hoy, la FDA enfrenta un desafío enorme, especialmente cuando se tie- ne la creencia generalizada de que su misión no puede lograrse con los recursos asignados por el Congreso. Además, el daño de los fármacos que causan efectos adversos imprevistos, no es el único riesgo de un sis- tema imperfecto; también se produce daño cuando el proceso de aproba- ción demora la aceptación de un fármaco nuevo con importantes efectos benéficos. La realización de estudios clínicos Los estudios clínicos de los fármacos, están diseñados para adquirir in- formación acerca de las propiedades farmacocinéticas y farmacodinámi- cas de un fármaco candidato para emplearse en humanos. Se debe probar la eficacia y establecer un margen de seguridad adecuado para que un fármaco sea aprobado para su venta en Estados Unidos. El NIH de Estados Unidos identifica siete principios éticos que deben cumplirse antes de que se pueda comenzar un ensayo clínico: 1. Valor social y clínico. 2. Validez científica. 3. Selección adecuada de los sujetos. 4. Consentimiento informado. 5. Relación favorable de riesgo-beneficio. 6. Revisión independiente. 7. Respeto por los sujetos potenciales e inscritos (NIH, 2011). Los estudios clínicos regulados por la FDA generalmente se llevan a cabo en cuatro fases. Las fases I-III están diseñadas para establecer la se- guridad y la eficacia, mientras que los estudios poscomercialización de fase IV delinean información adicional con respecto a nuevas indicacio- nes, riesgos, dosis y programas óptimos. La tabla 1-1 y la figura 1-1 resu- men las características importantes de cada fase de los estudios clínicos; note la deserción en cada etapa sucesiva durante un proceso relativamen- te largo y costoso. Cuando se completan los estudios iniciales de fase III, el patrocinador (generalmente una compañía farmacéutica) solicita a la FDA su aprobación para comercializar el medicamento; esta solicitud se llama NDA o BLA. Dichas solicitudes contienen información completa, incluidos los formularios de informes sobre casos individuales de los cientos o miles de personas que han recibido el medicamento durante las pruebas de fase III. Las solicitudes son revisadas por equipos de especia- listas, y la FDA puede recurrir a la ayuda de paneles de expertos externos en casos complejos. Conforme a las disposiciones de la PDUFA (promulgada en 1992 y re- novada cada cinco años, más recientemente en 2012), las compañías far- macéuticas ahora proporcionan una parte significativa del presupuesto de la FDA, a través de tarifas a los usuarios, en un esfuerzo legislativo para agilizar el proceso para la revisión para la aprobación de medica- mentos, nuevos al proporcionar mayores recursos. La PDUFA también amplió el programa de seguridad de medicamentos de la FDA y aumentó los recursos para la revisión de la publicidad de medicamentos en televi- sión. Según la PDUFA, una vez que se envía una NDA a la FDA, la revisión generalmente toma de 6 a 10 meses. Durante ese tiempo, generalmente se llevan a cabo numerosas funciones de revisión, incluidas las reuniones del comité asesor, enmiendas, inspecciones de las instalaciones de fabri- cación y revisiones de los nombres de propiedad (FDA, 2013a). Antes de que un medicamento sea aprobado para su comercialización, la compa- ñía y la FDA deben acordar el contenido de la “etiqueta” (prospecto del envase): información oficial para la prescripción. Esta etiqueta describe las indicaciones aprobadas para el uso del medicamento y la información farmacológica clínica, incluida la dosis, las reacciones adversas y las ad- vertencias y precauciones especiales (a veces publicadas en un “recuadro negro”). Los materiales promocionales utilizados por las compañías farmacéu- ticas no pueden desviarse de la información contenida en el prospecto del envase. Es importante destacar que el médico no está obligado a limi- tarse a la información del prospecto; un médico en Estados Unidos puede legalmente prescribir un medicamento para los propósitos que considere razonables. Sin embargo, los terceros pagadores (compañías de seguros, Medicare y otros) generalmente no reembolsarán al paciente el costo de un medicamento, si se prescribió para una indicación no contenida en la etiqueta, a menos que el nuevo uso esté respaldado por resumen estable- cido legalmente (p. ej., en el AHFS-DI). Además, un médico puede ser vulnerable a litigio, si los efectos adversos son resultado de un uso no aprobado de un medicamento. Determinación de la “seguridad” y la “efectividad” Demostrar eficacia a la FDA, requiere realizar “investigaciones adecuadas y bien controladas”, por lo general interpretadas por medio de dos estu- dios clínicos repetidos que regularmente son, pero no siempre, aleato- rios, doble ciego y controlados con placebo (o de otro modo).¿Es un placebo el control adecuado? La Declaración de Helsinki de la Asociación Médica Mundial (Asociación Médica Mundial 2013) desa- prueba el uso de controles con placebo, cuando hay disponible un trata- miento alternativo para comparar. Preocupa que a los participantes asignados al azar con placebo, se les negaría el tratamiento alternativo durante el desarrollo del estudio clínico. ¿Qué se debe medir en los estudios clínicos? En un estudio sencillo, un punto final secundario o sustituto fácilmente cuantificable (es decir, una manifestación de la enfermedad que constituye el punto final a valorar) que se cree predictivo de los resultados clínicos relevantes, se mide en grupos emparejados tratados con fármacos y placebo. Ejemplos de pun- tos finales sustitutos incluyen el colesterol LDL como un predictor de in- farto de miocardio, la densidad mineral ósea como un predictor de https://booksmedicos.org 7 Prin cip ios gen erales SECCIÓ N I Figura 1-1 Fases, líneas de tiempo y deserción que caracteriza la invención de nuevas fármacos. Véase también la tabla 1-1. CuaDro 1-2 ■ una sorpresa tardía en el desarrollo de una superproducción El torcetrapib eleva el colesterol de lipoproteínas de alta densidad (HDL) (el “colesterol bueno”) y los niveles más altos de colesterol HDL se aso- cian estadísticamente con (son un punto final sustituto para) una menor incidencia de infarto de miocardio. Sorprendentemente, la administra- ción clínica de torcetrapib causó un aumento significativo en la mortali- dad por eventos cardiovasculares, terminando un camino de desarrollo de 15 años y 800 millones de dólares. En este caso, la aprobación del medicamento basada en este punto final secundario habría sido un error (Cutler, 2007). Un análisis de sistemas computacionales sugirió una expli- cación mecánica de esta falla (Xie et al., 2009). fracturas o la hemoglobina A1c como un predictor de las complicaciones de la diabetes mellitus. Estudios más estrictos requerirían la demostra- ción de la reducción de la incidencia de infarto de miocardio en pacientes que toman un fármaco candidato, en comparación con aquellos que to- man un inhibidor de la HMG CoA reductasa (estatina) u otro agente re- ductor del colesterol LDL, o de la reducción de la incidencia de fracturas, en comparación con los que toman un bisfosfonato. El uso de puntos fi- nales sustitutos reduce significativamente el costo y el tiempo requeridos para completar los estudios, pero existen muchos factores atenuantes, incluida la importancia del punto final sustituto para la enfermedad que el fármaco candidato intenta tratar. Algunas de las dificultades son bien ilustradas por las experiencias con ezetimiba, un fármaco que inhibe la absorción de colesterol del tracto gastrointestinal y reduce las concentraciones de colesterol LDL en san- gre, especialmente cuando se usa en combinación con una estatina. Se supuso que la disminución del colesterol LDL era un punto final sustituto apropiado de la efectividad de la ezetimiba para reducir el infarto de mio- cardio y el accidente cerebrovascular, y el medicamento se aprobó sobre la base de dichos datos. Sorprendentemente, un ensayo clínico posterior (ENHANCE) demostró que la combinación de ezetimiba y una estatina no reducía el grosor de la íntima media de la arteria carótida (una medida más directa de la acumulación de colesterol subendotelial), en compara- ción con la estatina sola, a pesar de que la combinación de ambos fárma- cos redujo las concentraciones de colesterol LDL sustancialmente, más que cualquier fármaco solo (Kastelein et al., 2008). Los críticos de ENHANCE argumentaron que los pacientes que en el estudio tenían hipercolesterolemia familiar, habían sido tratados con es- tatinas durante años y no tenían engrosamiento de la arteria carótida al inicio del estudio. ¿Debería aprobarse ezetimiba? ¿Debemos volver a la medición de puntos finales clínicos verdaderos (p. ej., infarto de miocar- dio) antes de la aprobación de fármacos que reducen el colesterol me- diante mecanismos novedosos? Los costos involucrados en semejantes estudios tan extensos y costosos deben ser asumidos de alguna manera (véase más adelante). Un estudio seguido durante siete años con más de 18 000 pacientes (IMPROVE-IT) vindicó la decisión de aprobar la ezetimi- ba (Jarcho y Keaney, 2015). En combinación con una estatina, el fármaco redujo significativamente la incidencia de infarto de miocardio y el acci- dente cerebrovascular en pacientes de alto riesgo (cuadro 1-2). Ningún fármaco es totalmente seguro; todos producen con alguna do- sis efectos indeseables en, al menos, algunas personas. Muchos efectos indeseables y graves de los fármacos ocurren con poca frecuencia, quizás sólo una vez en varios miles de pacientes, por lo que pasan inadvertidos en las poblaciones relativamente pequeñas (unos pocos miles), en el estu- dio clínico estándar de fase III (véase tabla 1-1). Identificar y verificar que dichos eventos están, de hecho, relacionados con los fármacos requeriría la administración del fármaco a decenas o cientos de miles de personas durante los estudios clínicos, lo que agrega enormes gastos y tiempo al desarrollo de medicamentos, y retrasa el acceso a terapias potencialmen- te benéficas. En general, el verdadero espectro y la incidencia de efectos adversos se conocen sólo después de que un fármaco se lanza a un mer- cado más amplio y es utilizado por un gran número de personas (fase IV, vigilancia poscomercialización). Los costos de desarrollo de fármacos y los precios de éstos podrían reducirse sustancialmente, si el público estu- viera dispuesto a aceptar más riesgos. Esto requeriría cambiar la manera en que se piensa sobre la responsabilidad de una compañía farmacéutica sobre los daños causados por un efecto no deseado de un medicamento, que no se identificó en los estudios clínicos que la FDA consideró adecua- dos. Si bien el concepto es obvio, muchos pierden de vista el hecho de que los efectos no deseados extremadamente graves de un medicamento, incluida la muerte, pueden considerarse aceptables, si su efecto terapéu- tico es suficientemente único y valioso. Semejantes dilemas no son sim- ples y pueden convertirse en temas de gran debate. Existen varias estrategias para identificar reacciones adversas después de la comercialización de un medicamento. Los enfoques formales para la estimación de la magnitud de una respuesta farmacológica adversa in- cluyen estudios de seguimiento o “cohorte” de pacientes que reciben un fármaco en particular; el estudio de “caso y control”, en el cual la frecuen- cia del uso de fármacos en casos de respuestas adversas es comparado con controles, y el metaanálisis de los estudios previos y posteriores a la comercialización. El informe voluntario de eventos adversos ha probado ser una forma efectiva de generar una señal temprana de que un medica- mento puede estar causando una reacción adversa (Aagard y Hansen, 2009). Las fuentes principales de los informes son médicos responsables y alertas, terceros pagadores (administradores de beneficios farmacéuti- cos, compañías de seguros), así como los consumidores, que también des- empeñan un papel importante. Otras fuentes útiles son enfermeras, farmacéuticos y estudiantes de estas disciplinas. Además, los comités de farmacia y terapéutica con base en el hospital y los comités de control de calidad, con frecuencia se encargan de monitorizar las reacciones adver- sas a medicamentos en pacientes hospitalizados. En 2013, el sistema de informes en Estados Unidos llamado MedWatch celebró su vigésimo ani- versario y anunció mejoras diseñadas para alentar a los consumidores a informar (FDA, 2013b). Los formularios simples para informar se pueden obtener las 24 horas del día, los siete días de la semana, llamando al 800- FDA-1088. De manera alternativa, las reacciones adversas pueden infor- marse directamente a través de internet (http://www.fda.gov/Safety/ MedWatch/default.htm).Los profesionales de la salud también pueden ponerse en contacto con el fabricante farmacéutico, que está legalmente obligado a presentar informes ante la FDA. 12 Introducción Registro A ño s Número de entidades químicas Desarrollo 1 2-5 5-10 10-20 10 000-25 000 2 Investigación básica Vigilancia poscomercialización Pruebas clínicas (humanos) Fase IV Fase III Fase II Fase I Pruebas preclínicas (animales) Síntesis, examen, detección 0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 https://booksmedicos.org 8 La inven ción d e fárm acos y la in d ustria farm acéutica CA PÍTU LO 1 CuaDro 1-3 ■ El costo de tratar la hepatitis C La infección con el virus de la hepatitis C (HCV) es una enfermedad cró- nica que aflige a millones de personas. Algunos sufren poco de esta con- dición; muchos otros, al cabo del tiempo, desarrollan cirrosis o carcinoma hepatocelular. ¿Quién debería ser tratado? La respuesta es desconocida. Hasta hace poco, el tratamiento de elección para las personas con HCV de genotipo 1 implicaba la administración durante un año de un interfe- rón (por inyección) en combinación con ribavirina y un inhibidor de la proteasa. Los efectos indeseables de este régimen son frecuentes y graves (algunos dicen que es peor que la enfermedad); las tasas de curación varían de 50% a 75%. Un tratamiento más novedoso implica una tableta oral que contiene una combinación de sofosbuvir y ledipasvir (véase capí- tulo 63). El tratamiento generalmente requiere la ingesta diaria de una tableta, durante 8-12 semanas; las tasas de curación exceden 95% y los efectos secundarios son mínimos. La controversia rodea el precio del tratamiento, alrededor de $1 000/d. Algunas aseguradoras se negaron a reembolsar este alto costo, relegando a muchos pacientes a tratamientos menos efectivos, más tóxicos, pero menos costosos. Sin embargo, estos terceros pagadores han negociado importantes descuentos del precio, según la disponibilidad de un pro- ducto competidor. ¿El costo es exorbitante? ¿Deben las aseguradoras, en lugar de los pacientes y sus médicos, tomar decisiones tan importantes? La escalada continua y excesiva de los costos de los medicamentos y otros costos de atención de la salud arruinará el sistema de salud. La cuestión del costo apropiado implica consideraciones farmacoeconómi- cas complejas. ¿Cuáles son los costos relativos de los dos regímenes de tratamiento? ¿Cuáles son los ahorros de la eliminación de las graves secuelas de la infección crónica por HCV? ¿Cómo se le da valor al paciente con el régimen menos tóxico y más eficaz y conveniente? ¿Cuá- les son los márgenes de ganancia de la compañía involucrada? ¿Quién debe tomar las decisiones sobre los costos y las opciones de los pacientes para recibir diversos tratamientos? ¿Cómo deberíamos considerar los casos (a diferencia del de HCV) cuyos beneficios son bastante modestos, como cuando un medicamento muy costoso para el cáncer prolonga la vida sólo brevemente? Un observador astuto (y un crítico de la industria de muchos de los precios de los medicamentos) resumió la situación de la siguiente manera: “problema grande e importante; ejemplo equivocado”. Medicina personalizada (individualizada, de precisión) Los inventores de fármacos se esfuerzan por “ajustar” el medicamento al paciente individual. Sin embargo, para aprovechar todo el potencial de este enfoque, se requiere un conocimiento profundo de la considerable heterogeneidad de la población de pacientes y del proceso objetivo de la enfermedad. ¿Por qué un antidepresivo parece mejorar la depresión en un paciente dado, mientras que otro con el mismo o muy similar presun- to mecanismo de acción no lo hace? ¿Es esto una diferencia en la respues- ta del paciente al fármaco, en la susceptibilidad del paciente a los efectos no deseados del medicamento, en el ADME del fármaco o en la etiología de la depresión? Por el contrario, ¿qué parte de esta variabilidad es atri- buible a factores ambientales y, posiblemente, a sus interacciones con la variabilidad genética específica del paciente? Los avances recientes, es- pecialmente en genética y genómica, proporcionan herramientas pode- rosas para comprender esta heterogeneidad. La herramienta más eficaz para desentrañar estos misterios innumerables es la capacidad de se- cuenciar el DNA de forma rápida y económica. El costo de secuenciar un genoma humano ha disminuido en seis órdenes de magnitud desde el inicio del siglo xxi, y la velocidad del proceso ha aumentado de modo correspondiente. El enfoque actual está en el análisis extraordinariamen- te complejo de las enormes cantidades de datos que se obtienen en la actualidad de muchos miles de personas, idealmente en conjunción con un conocimiento profundo de sus características fenotípicas, incluyendo en especial su historial médico. Los biomarcadores de la enfermedad medidos fácilmente son potentes complementos de la información obtenida de la secuencia del DNA. Se pueden desarrollar análisis simples de sangre u otros para supervisar en tiempo real el progreso o el fracaso del tratamiento, y ya existen muchos de esos ejemplos. De manera similar, las pruebas químicas, radiológicas o genéticas pueden ser útiles no sólo para monitorizar la terapia, sino también para predecir el éxito o el fracaso, anticipar los efectos indesea- bles del tratamiento o reconocer las variables farmacocinéticas que pue- den requerir ajustes de la dosis o de elección de los medicamentos. Dichas pruebas ya desempeñan un papel importante en la elección de los medicamentos para la quimioterapia contra el cáncer, y la lista de fárma- cos diseñados específicamente para “alcanzar” un blanco mutado en un cáncer específico está creciendo. Tal información también se está vol- viendo cada vez más útil en la elección de pacientes para estudios clínicos de agentes específicos, reduciendo así el costo y el tiempo requerido para tales estudios, sin mencionar de una mejor definición de la población de pacientes que pueden beneficiarse del fármaco. Estos temas importantes se analizan en detalle en el capítulo 7: “Farmacogenética”. Consideraciones acerca de la política pública y críticas sobre la industria farmacéutica Los fármacos pueden salvar vidas, prolongarlas y mejorar la calidad de vida de las personas. Sin embargo, en una economía de libre mercado, el acceso a los medicamentos no es equitativo. No es sorprendente que exis- ta tensión entre quienes consideran que los medicamentos son un bien social y quienes los ven como productos de alta tecnología de una socie- dad capitalista. Los partidarios de la posición de bien social argumentan que un derecho constitucional a la vida debe garantizar el acceso a medi- camentos y otros cuidados de salud y critican a las compañías farmacéu- ticas y a aquellos que se benefician del negocio de fabricar y vender medicamentos. Los expertos en mercado libre señalan que, sin un bene- ficio económico, sería difícil generar los recursos y la innovación requeri- da para el desarrollo de fármacos nuevos. Dado el interés público en la industria farmacéutica, el desarrollo de medicamentos es, a la vez, un proceso científico y político en el que las actitudes pueden cambiar rápi- damente. Hace dos décadas, Merck fue denominada la compañía más admirada de Estados Unidos por la revista Fortune durante siete años consecutivos, un récord que aún se mantiene. En la encuesta de 2015 de las compañías más admiradas de Estados Unidos, ninguna compañía far- macéutica se ubicó entre las 10 primeras. Los críticos de la industria farmacéutica frecuentemente parten de la posición de que las personas (y los animales) deben ser protegidos de las compañías y de científicos codiciosos y sin escrúpulos (Kassirer, 2005). En ausencia de desarrollo farmacológico controlado por el gobierno, nuestro sistema actual se basa principalmente en compañías farmacéuti- cas que son propiedad de inversionistas, las cuales, como otras compa- ñías, tienen unmotivo financiero y una obligación para los accionistas. El precio de los medicamentos prescritos causa gran consternación entre los consumidores, especialmente porque muchas aseguradoras de salud tratan de controlar los costos al optar por no cubrir ciertos productos “de patentes” (que se analizarán más adelante). Además, algunos medica- mentos ((en particular aquellos empleados para el tratamiento del cán- cer) se han introducido en el mercado en los últimos años a precios que superan con creces los costos de desarrollo, fabricación y comercializa- ción del producto. Muchos de estos productos fueron descubiertos en laboratorios gubernamentales o bien en laboratorios universitarios res- paldados por subvenciones federales. Estados Unidos es el único país de gran extensión que no impone con- troles sobre los precios de los medicamentos y donde el precio no desem- peña ningún papel en el proceso de aprobación de los medicamentos. Muchos medicamentos estadounidenses cuestan mucho más en Estados Unidos que en otras partes del mundo. Por tanto, los consumidores esta- dounidenses subsidian los costos de los fármacos para el resto del mundo y les irrita este hecho. El ejemplo de nuevos agentes para el tratamiento de la infección por hepatitis C pone en perspectiva muchas prioridades conflictivas (véase cuadro 1-3). El proceso de desarrollo de fármacos es largo, costoso y arriesgado (véanse figura 1-1 y tabla 1-1). En consecuencia, los fármacos deben tener un precio para recuperar los costos sustanciales de la invención y el desa- rrollo para financiar los esfuerzos de comercialización necesarios para introducir nuevos productos a los médicos y pacientes. Sin embargo, el costo de los sistemas de salud en Estados Unidos continúa creciendo a un ritmo alarmante, y los medicamentos de prescripción representan sólo 10% del total de gastos de atención médica de Estados Unidos (CDC, 2013) y una fracción significativa de este costo de medicamentos es por medicina no patentada y a bajo precio. Aunque el aumento en los precios es significativo en ciertas clases de fármacos (p. ej., agentes anticancerí- genos), el precio total de los medicamentos recetados está creciendo a un ritmo más lento que otros costos de atención médica. Incluso las reduc- ciones drásticas en los precios de los medicamentos que limitarían seve- ramente la invención de nuevos fármacos, no reducirían el presupuesto general de atención médica más que en pequeño porcentaje. https://booksmedicos.org 9 Prin cip ios gen erales SECCIÓ N I ¿Los márgenes de ganancia son excesivos para las principales compa- ñías farmacéuticas? No hay una respuesta objetiva a esta pregunta. Las respuestas pragmáticas provienen de los mercados y de las estadísticas de supervivencia de la empresa. El sistema de mercado libre de Estados Unidos ofrece mayores recompensas para campos de trabajo particular- mente arriesgados e importantes, y muchas personas están de acuerdo en que las recompensas deberían ser mayores para quienes estén dis- puestos a correr el riesgo. La industria farmacéutica es claramente una de las empresas de alto riesgo: • Los costos de llevar productos al mercado son enormes. • El margen de éxito es bajo (lo que explica gran parte del costo). • Contando el largo tiempo de desarrollo, la protección efectiva de la patente para comercializar un nuevo fármaco es de sólo una década (véase en este capítulo “Propiedad intelectual y patentes”), lo que re- quiere que cada compañía se reinvente por completo en un ciclo de aproximadamente 10 años. • La regulación es estricta. • La confiabilidad del producto es grande. • La competencia es feroz. • Con fusiones y adquisiciones, el número de empresas en el mundo farmacéutico se está reduciendo. Muchos piensan que los precios de los medicamentos deberían ser es- tablecidos más por su impacto terapéutico y sus necesidades médicas, que por consideraciones más simples de libre mercado; hay un movimiento en esta dirección. Las dificultades involucran la estimación o medición del valor, y hay muchos elementos en esta ecuación (Schnipper et al., 2015). No existe un enfoque bien aceptado para responder la cuestión del valor. ¿Quién paga? El costo de los fármacos prescritos corre a cargo de los consumidores (“de su bolsillo”), las aseguradoras privadas y los programas de seguro públicos como Medicare, Medicaid y SCHIP. Iniciativas recientes de los principales minoristas y farmacias de pedidos por correo administradas por asegura- dores privados que ofrecen incentivos al consumidor para la compra de medicamentos genéricos, han ayudado a contener el monto de los gastos del hogar empleados en productos farmacéuticos; sin embargo, más de un tercio del total de los costos de venta minorista de medicamentos en Esta- dos Unidos se paga con fondos públicos: impuestos en dólares. La atención médica en Estados Unidos es más costosa que en cual- quier otro lugar, pero no es, demostrablemente mejor, en promedio, que en cualquier otra parte del mundo. Una forma en que el sistema de Esta- dos Unidos se queda corto es con respecto al acceso a la atención médica. Aunque la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible de 2010 redujo el porcentaje de estadounidenses sin seguro de salud a un mínimo histórico, las soluciones prácticas al desafío de brindar atención médica a todos los que la necesitan deben reconocer la importancia de incentivar la innovación. Propiedad intelectual y patentes La invención de fármacos da origen a propiedad intelectual elegible para la protección de patentes, protección que es enormemente importante para la innovación. Como lo señaló Abraham Lincoln en 1859 (el único presidente de Estados Unidos que poseyó una patente por un dispositivo para levantar barcos sobre bancos de arena, al darle al inventor el uso exclusivo de su in- vención por un tiempo limitado, el sistema de patentes “agregó combustible de interés al fuego del genio en el descubrimiento y la producción de cosas útiles” (Lincoln, 1859). El sistema de protección de patentes de Estados Uni- dos brinda protección durante 20 años, contados a partir de que se registra la patente. Durante este periodo, el titular de la patente tiene los derechos exclusivos para comercializar y vender el medicamento. Cuando la patente expira, productos equivalentes (genéricos) no patentados pueden llegar al mercado; un producto genérico debe ser terapéuticamente equivalente al original, contener cantidades iguales del mismo ingrediente químico activo y alcanzar concentraciones iguales en sangre cuando se administra por las mismas vías que el producto patentado. Estos preparados genéricos se ven- den mucho más baratos que el medicamento original y sin los enormes cos- tos de desarrollo sufragados por el titular original de la patente. El curso prolongado del desarrollo de fármacos, generalmente más de 10 años (véase figura 1-1), reduce el tiempo durante el cual la protección de patentes funciona según lo previsto. La Ley de Competencia de Pre- cios de Medicamentos y Restablecimiento de Patentes de 1984 (Ley Pú- blica 98-417, llamada informalmente Ley Hatch-Waxman) permite a los titulares de patentes solicitar la extensión de un término de patente, para compensar las demoras en la comercialización causadas por los procesos de aprobación de la FDA; no obstante, el nuevo fármaco promedio que se trae al mercado ahora sólo tiene unos 10-12 años de protección de paten- te. Algunos argumentan que la protección de patentes para medicamen- tos debería acortarse, de modo que una competencia más temprana de genéricos reduciría los costos de atención médica. El argumento en con- tra es que los nuevos medicamentos tendrían que soportar precios aún más altos para proporcionar una compensación adecuada a las empresas durante un periodo más corto de tiempo protegido. Si eso es cierto, alar- gar la protección de patentes en realidad permitiría precios más bajos. Recuerdeque la protección de patentes vale poco si se inventa y se lleva al mercado un producto competitivo superior. Ley Bayh-Dole La Ley Bayh-Dole (35 U.S.C. § 200) de 1980 creó fuertes incentivos para los científicos financiados con fondos federales en los centros médicos académicos, para acercarse a la invención de fármacos con un espíritu emprendedor. La ley transfirió los derechos de propiedad intelectual a los investigadores y sus respectivas instituciones (en lugar de al gobier- no), con el fin de alentar asociaciones con la industria que traería nuevos productos al mercado para beneficio del público. Si bien la necesidad de proteger la propiedad intelectual es generalmente aceptada, este fomento de las colaboraciones de investigación público-privadas ha suscitado in- quietudes sobre los conflictos de intereses de científicos y universidades (Kaiser, 2009). Biosimilares Como ya fue señalado, el camino para la aprobación de una molécula pe- queña sintetizada químicamente, que es idéntica a un compuesto aproba- do y cuya protección por patente ha expirado, es bastante sencillo. No sucede lo mismo para moléculas grandes (habitualmente proteínas), que por lo regular se derivan de un organismo vivo (p. ej., células eucariotas o cultivo bacteriano). La modificación covalente de proteínas (p. ej., gli- cosilación) o las diferencias conformacionales pueden influir en la farma- cocinética, farmacodinámica, inmunogenicidad u otras propiedades, y la demostración de la equivalencia terapéutica puede ser un proceso com- plejo. La Ley de Competencia de Precios e Innovación de Productos Biológi- cos se promulgó como parte de la Ley de Protección al Paciente y Cuidado de Salud Asequible en 2010. La intención era implementar una vía abre- viada de licencia para ciertos productos biológicos “similares”. La biosimi- laridad se define como “que el producto biológico es muy similar a un producto de referencia, a pesar de pequeñas diferencias en componentes clínicamente inactivos” y que “no hay diferencias clínicamente significati- vas entre el producto biológico y el producto de referencia en términos de seguridad, pureza y potencia del producto”. En general, una solicitud de licencia de un biosimilar debe proporcionar datos satisfactorios de estu- dios analíticos, estudios en animales y un estudio, o estudios, clínicos. La interpretación de este lenguaje ha implicado una discusión aparentemen- te interminable, y las reglas duras y rápidas parecen poco probables. Promoción de fármacos En un mundo ideal, los médicos deberían aprender de la literatura médica todo lo que necesitan saber sobre los fármacos, y los medicamentos mejo- res se venderían por sí mismos. En lugar de eso, contamos con publicidad impresa y visitas de vendedores dirigidas a los médicos, además de una amplia campaña de publicidad directa al consumidor y dirigida al público en general (en impresos, radio y, en especial, la televisión). Existen aproxi- madamente 80 000 representantes farmacéuticos de ventas en Estados Unidos que se dirigen a alrededor de 10 veces esa cantidad de médicos. Esta cifra de representantes se ha reducido de alrededor de 100 000 en 2010, y la disminución probablemente esté relacionada con una mayor atención a los conflictos de intereses actuales y reales causados por sus prácticas. Se ha observado que los escuadrones de porristas universitarias son fuentes atractivas para el reclutamiento de esta fuerza de ventas. El monto gastado en la promoción de medicamentos se aproxima al gasto en investigación y desarrollo, o incluso lo excede. Las compañías farmacéuti- cas han sido especialmente vulnerables a las críticas por algunas de sus prácticas de comercialización. Los materiales promocionales utilizados por las compañías farmacéuti- cas no pueden desviarse de la información contenida en el prospecto de envase. Además, debe haber un equilibrio aceptable entre la presentación de declaraciones terapéuticas para un producto y la discusión de los efec- tos indeseables. Sin embargo, la publicidad directa al consumidor de me- dicamentos que requieren receta sigue siendo controvertida y sólo está permitida en Estados Unidos y Nueva Zelanda. Canadá permite una for- ma modificada de publicidad en la que se puede mencionar el producto o la indicación, pero no ambos. Con frecuencia, los médicos sucumben a las dudas sobre las solicitudes de medicamentos específicos impulsadas por los pacientes. El argumento en contra es que los pacientes están condicio- nados por tales esfuerzos de comercialización y en muchos casos busca- https://booksmedicos.org 10 La inven ción d e fárm acos y la in d ustria farm acéutica CA PÍTU LO 1 CuaDro 1-4 ■ un fármaco no tan nuevo Algunos de los fármacos “me too” son formulaciones apenas modificadas del fármaco de la propia compañía, empaquetadas y promovidas como si realmente ofrecieran algo nuevo. Un ejemplo es el esomeprazol, medica- mento para la acidez estomacal, comercializado por la misma empresa que fabrica omeprazol. El omeprazol es una mezcla de dos estereoisóme- ros; el esomeprazol contiene sólo uno de los isómeros y se elimina con menos rapidez. El desarrollo de esomeprazol creó un nuevo periodo de exclusividad en el mercado, aunque se comercializan versiones genéricas de omeprazol, al igual que los congéneres de marca de omeprazol/eso- meprazol. Tanto el omeprazol como el esomeprazol están ahora disponi- bles en el mercado sin receta médica, reduciendo la diferencia de precio anterior. rán atención médica, especialmente para determinadas condiciones (p. ej., la depresión) que pueden haber estado negando (Avery et al., 2012). La principal crítica a la comercialización de fármacos involucra algu- nas prácticas desagradables utilizadas para influir en el comportamiento del médico. Los obsequios de valor (p. ej., entradas para eventos deporti- vos) ahora están prohibidos, pero las cenas donde representantes no ven- dedores proporcionan información para prescribir fármacos, están muy extendidas. Se paga a un gran número de médicos como “consultor” para realizar presentaciones en dichas cenas. La aceptación de algún obse- quio, sin importar cuán pequeño sea, de una compañía farmacéutica por parte de un médico ahora está prohibida en muchos centros médicos aca- démicos y por ley en varios estados. En 2009, la junta directiva de PhR- MA adoptó un Código sobre Interacciones con Profesionales Sanitarios mejorado que prohíbe la distribución de artículos no educativos, prohíbe a los representantes de ventas de las compañías proporcionar comidas en restaurantes a profesionales de la salud (aunque se otorgan excepciones cuando un vocero de terceros realiza la presentación) y requiere que las empresas se aseguren de que sus representantes estén capacitados sobre las leyes y regulaciones que rigen las interacciones con los profesionales de la salud. Consideraciones sobre la injusticia global Debido a que el desarrollo de nuevos fármacos es tan costoso, la inver- sión del sector privado en la innovación farmacéutica se ha centrado en productos que tendrán mercados lucrativos en países ricos como Estados Unidos, que combinan la protección de patentes con una economía de libre mercado. En consecuencia, existe preocupación sobre el grado en que las leyes de protección de patentes de Estados Unidos y de Europa han restringido el acceso a medicamentos que pueden salvar vidas en países en desarrollo. Para reducir los costos, las compañías farmacéuticas prueban cada vez más sus fármacos experimentales fuera de Estados Unidos, en países en desarrollo, donde hay menos regulación y un acceso más fácil a un gran número de pacientes. De acuerdo con el DHHS de Estados Unidos, ha habido un incremento de 2 000% en los estudios clínicos en el extranjero de fármacos estadounidenses durante los últimos 25 años. Cuando estos fármacos tienen éxito y obtienen la aprobación de comercialización, los consumidores de los países donde se realizaron losestudios a menudo no pueden pagarlos. Algunos especialistas en ética argumentan que esta práctica viola el principio de justicia articulado en el Informe Belmont (DHHS, 1979, p 10), que establece que “la investigación no debe involu- crar indebidamente a personas de grupos que probablemente no estén entre los beneficiarios de las aplicaciones posteriores de la investiga- ción”. Un argumento en contra es que la realización de estudios clínicos en países en vías de desarrollo también, a menudo, brinda atención mé- dica necesaria a las poblaciones desatendidas. Éste es otro tema contro- vertido. responsabilidad del producto Las leyes de responsabilidad del producto están destinadas a proteger a los consumidores de productos defectuosos. Las compañías farmacéu- ticas pueden ser demandadas por errores de diseño o fabricación, prácti- cas promocionales engañosas, violación de los requisitos reglamentarios o por no advertir a los consumidores de los riesgos conocidos. Las llama- das reclamaciones por falta de advertencia (información insuficiente al paciente sobre los riesgos conocidos) pueden hacerse contra los fabrican- tes de medicamentos, incluso cuando el producto ya está aprobado por la FDA. Con mayor frecuencia, los tribunales están encontrando empresas que comercializan medicamentos recetados directamente a los consumi- dores, cuando estos anuncios no proporcionan una advertencia adecua- da de los posibles efectos adversos. Aunque los pacientes afectados tienen derecho a emprender acciones legales, los efectos negativos de las demandas de responsabilidad por productos defectuosos, contra las compañías farmacéuticas. pueden ser considerables. En primer lugar, el temor a la demanda de responsabili- dad puede hacer que las compañías farmacéuticas sean demasiado caute- losas con respecto a las pruebas, retrasando así el acceso al fármaco. Segundo, el costo de los fármacos incrementa para los consumidores, cuando las compañías farmacéuticas aumentan la duración y el número de pruebas que realizan para identificar riesgos, incluso los más peque- ños y cuando las agencias reguladoras incrementan el número o la inten- sidad de las revisiones regulatorias. En tercer lugar, los costos excesivos por demandas de responsabilidad crean pocos incentivos para el desarro- llo de los denominados medicamentos huérfanos, productos farmacéuti- cos que benefician a un pequeño número de pacientes. ¿Deben las compañías farmacéuticas ser responsables por no advertir, de los riesgos, cuando se siguieron todas las reglas para que el producto fuera probado por la FDA y los efectos indeseables no se identificaron debido a su rare- za u otro factor de confusión? La única forma de encontrar “todos” los efectos indeseables de un fármaco sería al comercializarlo y realizar un “estudio clínico” fase IV o estudio observacional. Esta fricción básica en- tre el riesgo para los pacientes y el riesgo financiero del desarrollo de me- dicamentos no parece que se resuelva, excepto caso por caso, en la Corte. La Corte Suprema de Estados Unidos agregó más combustible a estos temas candentes en 2009, en el caso Wyeth vs. Levine. Una paciente (Le- vine) sufrió gangrena de un brazo después de la administración intraar- terial equivocada del fármaco empleado para la náusea, prometazina. Ella posteriormente perdió la mano. El proveedor que proporcionó la atención médica había tenido la intención de administrar el fármaco me- diante el llamado bolo intravenoso. La etiqueta aprobada por la FDA para el medicamento advertía, pero no prohibía, la administración por inyec- ción intravenosa. El tribunal estatal y luego el Tribunal Supremo de Esta- dos Unidos responsabilizaron tanto al proveedor de servicios de salud como a la compañía por los daños. Específicamente, la corte de Vermont encontró que la compañía farmacéutica Wyeth había etiquetado inade- cuadamente el medicamento. Esto significa que la aprobación de la eti- queta por parte de la FDA no protege a una compañía de responsabilidad o impide que los estados individuales impongan regulaciones más estric- tas que las requeridas por el gobierno federal. “Me too” frente a la verdadera innovación: el ritmo de desarrollo de nuevos fármacos El término en inglés “Me too” (yo también) es usado para describir un pro- ducto farmacéutico que, por lo general, es estructuralmente similar a un medicamento que ya está en el mercado. Otros nombres utilizados son medicamentos derivados, modificaciones moleculares y medicamentos de segui- miento. En algunos casos, un fármaco “me too” es una molécula diferente, desarrollada deliberadamente por una empresa competidora, para com- partir el mercado con los medicamentos existentes en el comercio. Cuan- do el mercado para una clase de fármacos es especialmente grande, varias compañías pueden compartir el mercado y obtener ganancias. Otros fár- macos “me too” son el resultado, por casualidad, de numerosas compañías que desarrollan productos simultáneamente, sin saber qué medicamentos se aprobarán para la venta (véase cuadro 1-4). Hay críticas válidas sobre los fármacos “me too”. En primer lugar, un énfasis excesivo en las ganancias puede sofocar la verdadera innovación. De los 487 fármacos aprobados por la FDA entre 1998 y 2003, la FDA con- sideró que sólo 67 (14%) eran NME. Entre 1998 y 2011, en promedio, sólo 24 NME fueron aprobados por el CDER de la FDA. En segundo lugar, al- gunos fármacos “me too” son más caros que versiones anteriores que bus- can reemplazar, lo que aumenta los costos de la atención médica sin el correspondiente beneficio para los pacientes. Sin embargo, para algunos pacientes, estos fármacos pueden tener una mejor eficacia o menos efec- tos secundarios o promover el cumplimiento del régimen de tratamiento. Por ejemplo, el fármaco que se puede tomar una vez al día, en lugar de con mayor frecuencia, es conveniente y promueve la adherencia al trata- miento. Algunos fármacos “me too” añaden un gran valor desde el punto de vista médico y empresarial. La atorvastatina fue la séptima estatina en ser introducida al mercado; posteriormente se convirtió en el fármaco más vendido en el mundo. Los críticos argumentan que las compañías farmacéuticas no son innova- doras y no toman riesgos y, además, que el progreso médico en realidad se hace más lento por la cantidad excesiva de los productos “me too”. La figura 1-2 resume algunos de los hechos acerca de este y otros argumentos. Clara- mente, sólo un número modesto de NME, entre alrededor de dos docenas https://booksmedicos.org 11 Prin cip ios gen erales SECCIÓ N I Figura 1-2 El costo de la invención de fármacos está aumentando. ¿Es productividad? Cada línea negra horizontal muestra el número promedio anual de NME o BLA para el periodo limitado por la línea longitudinal. al año, logró la aprobación de la FDA entre los años 1980 a 2011, con la ex- cepción del aumento de varios NME, años después de la introducción de PDUFA. Sin embargo, de 1980 a 2010, la inversión anual de la industria en investigación y desarrollo creció de $2 mil millones a $50 mil millones. Esta desconexión entre la inversión en investigación y desarrollo y los nuevos fármacos aprobados se produjo en un momento en que la química combi- natoria estaba floreciendo, el genoma humano se estaba secuenciando, se estaban desarrollando técnicas de detección altamente automatizadas y nuevas técnicas de biología molecular y genética ofrecían nuevos conoci- mientos sobre la fisiopatología de la enfermedad humana. En los últimos años, ha habido un modesto aumento en la aprobación de NME (inhibidores de varias proteínas cinasas) y de nuevos productos biológicos (numerosos anticuerpos terapéuticos) (véase figura 1-2). Se ne- cesitará un aumento continuo en la productividad para mantener a las compañías farmacéuticas de hoy en día, ya que enfrentan una ola de ven- cimientos de patentes. Existen argumentos sólidos de que el desarrollo de fármacos mucho más específicose individualizados, basados en una nue- va generación de técnicas de diagnóstico molecular y una mejor compren- sión de la enfermedad en pacientes individuales, mejorará tanto la atención médica como la supervivencia de las compañías farmacéuticas. Por último, muchos de los avances en genética y biología molecular aún son recientes, particularmente cuando se miden en el marco de tiem- po requerido para el desarrollo de fármacos. Se puede esperar que la me- dicina molecular moderna sostenga el desarrollo de los tratamientos farmacológicos más eficaces y más específicos para un espectro cada vez más amplio de enfermedades humanas. Bibliografía Aagard L, Hansen EH. Information about ADRs explored by pharmaco- vigilance approaches: a qualitative review of studies on antibiotics, SSRIs and NSAIDs. BMC Clin Pharmacol 2009;9:4. Avery RJ, et al. 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