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Cabeza 217 una prevalencia en torno al 10-12%, y es un proceso bastante frecuente por la gran vascularización de la zona. Requiere de modo diferido un estudio clínico com- pleto, de laboratorio y endoscópico para intentar esta- blecer su causa subyacente. La zona hemorrágica por excelencia es el área Kiesselbacho locus de , que está ubicada en la porción anterior e inferior del tabique nasal. Aquí confluyen las arterias etmoidal anterior, esfenopalatina, palatina ascendente y facial. En este lugar la mucosa nasal es más delgada y está unida direc- tamente al cartílago subyacente. Es una región poco elástica que está sometida a más sobrecargas. Según origen sangradola localización del del , las epistaxis se clasifican en anteriores, posteriores y supe- riores. Las anteriores son las más frecuentes ,(90%) generalmente originadas en el área de Kiesselbach. Las epistaxis posteriores habitualmente se producen por sangrado del tronco de la arteria esfenopalatina o de alguna de . Este sangrado es difícil de cohi-sus ramas bir por su localización. Las epistaxis superiores se deben al sangrado de las arterias etmoidales anterio- res o posteriores ramas, o de alguna de sus . Según su etiología, las epistaxis pueden ser idiopáticas o cons- titucionales (las más frecuentes), traumáticas, tumo- rales, infecciosas, inflamatorias, o secundarias a enfermedades hematológicas, vasculopatías, medi- camentosas hipertensión(anticoagulantes orales), arterial no controlada. La epistaxis idiopática o consti- tucional, también conocida como epistaxis esencial benigna, es la forma más frecuente de epistaxis. Se pre- senta habitualmente en pacientes jóvenes de modo espontáneo o por manipulación digital a nivel del vestí- bulo nasal. Generalmente es un sangrado escaso que cede espontáneamente o mediante compresión. Rinoscopia La exploración rinológica comienza con la inspección y palpación externa de la pirámide nasal y región medio- facial. Mediante la inspección se deben valorar las características de la piel y de las partes blandas, así como identificar alteraciones como tumefacción, edema o hiperemia. La exploración endonasal se rea- liza mediante la rinoscopia, ya sea anterior o poste- rior. Para realizar la rinoscopia anterior, el paciente debe estar sentado en el sillón de exploración otorrino- laringológica con la cabeza sobre el apoyacabezas. El examinador se coloca frente al paciente a unos 25 cm sujetando con una mano la cabeza del paciente y con la otra el espéculo nasal, que se introduce cerrado en la narina, desplazando lateralmente el ala nasal, para abrirlo luego progresivamente, de manera que permita ver el limen nasi y el vestíbulo de la nariz. A continua- ción se introduce el rinoscopio entre el tabique y el limen nasi. El examen se inicia sin ninguna preparación del paciente. Luego se realiza una segunda exploración en función del resultado de la primera tras haber colo- cado algodón axial empapado en un producto anestési- co-vasoconstrictor tópico. Mediante la rinoscopia ante- rior se puede observar la región más ventral de la cavi- dad nasal: el vestíbulo, el limen y el atrio del meato medio. Las zonas más profundas de la cavidad nasal que podemos visualizar, dependiendo de lo favorable que sea la anatomía, son: el piso de la cavidad nasal, el tabique nasal, la mancha vascular o área de Kiesselbach, los cornetes y los meatos. El color de la mucosa que recubre el cornete inferior varía en función de la patología existente. La hipertrofia de cornetes (conchas) inferiores es una causa frecuente de obstruc- ción nasal. El meato medio recibe secreciones de los senos frontales, maxilar y etmoidal anterior. La existen- cia de alteraciones en este nivel indica con gran proba- bilidad una lesión sinusal. La hiperextensión de la cabe- za del paciente facilita la exploración del cornete y meato medios. El cornete superior y la región olfatoria no son visibles habitualmente en la rinoscopia anterior. Mediante la rinoscopia anterior se pueden evaluar por lo tanto el aspecto de la mucosa nasal, el aspecto, situa- ción y posibles deformidades del tabique nasal, la exis- tencia y el aspecto de las secreciones nasales, el estado de ingurgitación de los cornetes, el aspecto meatal, posibles neoformaciones y cuerpos extraños y presencia de puntos sangrantes y fragilidad del tejido al tacto. La rinoscopia posterior estudiar nasofa-permite la ringe coanasy las . Generalmente es un procedimiento dificultoso que está muy condicionado por el reflejo nauseoso y la configuración anatómica. Actualmente está reemplazada por endoscopia la que ofrece una visión mucho mejor de estas regiones. Para realizar la rinoscopia posterior se emplea un bajalengua y espeji- llos de faringe de diferentes tamaños. Es necesario anestesiar la cavidad orofaríngea para evitar el reflejo nauseoso. Se deprime la lengua con un bajalengua y con la mano derecha se sujeta un espejillo laríngeo que, calentado previamente para que no se empañe, se introduce por debajo del paladar blando hasta sobrepa- sarlo, tratando de no tocar la úvula. Inclinando el espe- jillo se puede obtener una visualización más o menos completa. Con la rinoscopia posterior se puede ver el borde posterior del tabique nasal, las coanas, la faringe, el receso faríngeo [fosita de Rosenmüller] con los rode- tes tubárico y del elevador y los orificios tubáricos. ¿Cómo se relacionan las cavidades nasales, las órbitas y el endocráneo entre sí? Las cavidades nasales y las órbitas son espacios del viscerocráneo que comparten alguno de sus límites con el neurocráneo, por eso se las deno- mina cavidades comunes del cráneo y de la cara. La pared superior de las cavidades nasales está formada de anterior a posterior por hueso nasal, la espina nasal del frontal, la lámina cribosa del etmoides y el cuerpo de esfenoides. Esta pared por arriba se relaciona con la fosa craneal ante- rior. La fractura de estos huesos pone en comu- nicación ambos compartimentos y produce la salida del líquido cerebroespinal por las cavida- des nasales (rinorraquia).
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